Dalila había estado en su habitación sin moverse, tumbada en la cama desde hacía dos horas, vestida con una camiseta negra, un jersey de lanas gris y unos vaqueros azules, tapada con las sábanas y las mantas de su cama fingiendo estar dormida, la luz del sol empezaba a llenar completamente su habitación y tomó la decisión de levantarse, sus piernas y cadera aún estaban adoloridas, pero era soportable y podía andar sin dificultad. Finalmente decidió que no podía estar todo el día tumbada en la cama, se levantó y bajó para comer algo en el desayuno, se preparó un café con leche y se sentó en la mesa, en ese momento su padre entró en la habitación.
-Vaya, buenos días, dormilona.- sonrió su padre feliz.
Ella solo le devolvió la sonrisa sin mucho ánimo.
-¿qué ocurre? -
-Nada papá, es solo que no me encuentro bien, la típica gripe decambio de estación supongo, creo que hoy me quedaré en casa si no me necesitas.- mintió Dalila.
-No te preocupes, puedo apañármelas yo solo, además hoy tengo una cita con el alcalde por la mañana, tengo que llevarle unos registros de la iglesia.-
-¿qué registros?- preguntó ella curiosa.
-Oh, nada importante.- dijo su padre, obviamente ella sabía que estaba mintiendo.- Solo unas facturas antiguas y parte de la colecta para los impuestos nada más.-
-Papá por favor, no mientas, sé que irás al ayuntamiento a hablar sobre Krueger con el alcalde.-
-Delila por favor, tranquila, una vez acabemos con él nos marcharemos de aquí. De momento sigue tomando el Hypnocil, así no te hará daño.-
-Si no me hace daño a mí te lo hará a ti.-dijo ella a punto de llorar.
-Dalila ya lo hemos hablado, no puedo echarme atrás, lo matamos, el alcalde nos paga una generosa recompensa y nos marchamos.-
-¡Así que de eso va todo! ¡¿DE DINERO?!.-
-No me hables así Delila, sabes que nuestra antigua parroquia estaba en bancarrota, y el alcalde ha ofrecido una buena recompensa si no libramos de Krueger, por eso voy a hablar con él, le traemos al mundo real, le exorcizamos, nos paga y nos largamos. ¡Y PUNTO!.-
-Ninguna cantidad de dinero compensa eso, tanto fuera como dentro del mundo de los sueños ese hombre es un peligro, no puedes enfrentarte a él eres demasiado viejo.- Hubo un tenso silencio entre ambos hasta que Delila decidió hablar. -Sé que los adultos no podéis hacer nada para detenerlo, pero los adolescentes sí, por favor, déjame ir contigo a esa reunión, debemos planear un ataque contra él y ni tú ni el alcalde sois lo suficientemente fuertes en el mundo de los sueños como para detenerlo.-
James miró a su hija, destrozada, en poco tiempo había cambiado su alegre rostro infantil por una expresión entristecida y demacrada, estar en Springwood no estaba beneficiando a ninguno de los dos, y los estaba distanciando.
-Está bien, ven conmigo, iremos en coche, yo me encargo de explicarle la situación, tal vez entre los dos podemos derrotarlo... y después nos marcharemos de este condenado y maldito pueblo infernal.-
Ambos se montaron en el coche marrón de Plymouth voyager de James y se dirigieron al ayuntamiento, treinta minutos de conducción después aparcaron en una de las plazas del ayuntamiento y entraron en el edificio para dirigirse al despacho del alcalde. Recorrieron dos pasillos del edificio hasta llegar al despacho guiados por una secretaria rubia, de metro ochenta y vestida de oficina que debía tener treinta años de edad, ésta tocó la puerta del despacho y la abrió levemente.
-Alcalde Walden, el padre James ha venido a su reunión, ha traído también a su hija.-El alcalde se sorprendió de que el cura viniese acompañado.
-Que pasen ambos.- respondió tras unos breves segundos.
La puerta se abrió y ambos familiares entraron en el despacho, la secretaria cerró la puerta tras ellos.
-Bienvenido padre James, por favor, tome asiento.-Dijo el alcalde amablemente.
-Gracias señor Walden, esta es mi hija Dalila, espero que no le importe que haya venido, pero me temo que ya ha tenido sueños con Fred y está dispuesta a ayudarnos a acabar con él.- El alcalde negó con la cabeza.
-Niña inconsciente, ¿sabes el peligro que corres si no tomas el Hypnocil?-
-Por favor Sr. Walden, mi padre corre grave peligro, si no detengo a Fred le hará daño, Krueger va a por mi padre y debo protegerlo a toda costa de ese demonio, sé lo que puede hacer contra mí, pero no permitiré que dañe a mi padre.-
-¿Y qué puedes hacer tú para derrotarlo?.-
-Tenía pensado traerlo al mundo real, aquí carece de habilidades oníricas, depende solo de su fuerza física, eso lo podría poner en una desventaja si a eso le añadimos que seamos más enemigos contra él, nosotros dos podríamos retenerlo mientras mi padre lo exorciza y se acabó, si muere en este mundo no podrá renacer.-
El alcalde se reclinó en su silla juntando sus manos en una posición de reflexión mientras giraba 90 grados la silla a la derecha antes de volver a girarla y estar frente a frente con ambos familiares.
-De acuerdo, haremos eso, esta noche, en la iglesia. No os durmáis hasta que yo llegue y Delila, no tomes Hypnocil, te necesitamos con nosotros. Acabaremos con esto y entonces podréis marcharos de este pueblo.-
