Operación: Mangosta

Acto I

Él reencarno en Henry, pero sin tener su cuerpo, por lo tanto, él será diferente del que conocen, ya que su única motivación real será saber que fue lo trajo a esta realidad televisiva... él no será un héroe, ni tampoco un villano, sí no un ser lleno de disgusto por la existencia que lo rodea.

Preludio

Él que no debió de haber nacido

Era una tarde como cualquier otra en el pueblo donde vivo.

Una tarde donde una de las tantas personas que conozco intentaba asesinar a toda mi familia, y mi madre intentaba asesinar a mi otra madre, pero después de todo ese drama innecesario iré al inframundo, a ayudar al novio de una de mis madres, y aunque no me es relevante esta situación, debo de fingir cierto temor y angustia hacia él, y hacia el lugar donde esta.

Sabía que eso pasaría, pero no después de nueve días de haber llegado de Camelot.

Uno de mis tantos abuelos me ordeno no ir, me había dicho en la casa de empeños que él se encargaría de traer al pirata, al igual que una de mis madres también me dijo casi lo mismo, ella menciono que necesita que me encargue del pueblo, porque ya lo había hecho una vez, sin embargo, mi otra madre no estaba tan de acuerdo, dijo que era mejor tenerme cerca, ya que no sabía que podría hacer sin "su" supervisión, y gracias a eso hubo una larga discusión por parte de ambas.

Claro, lo había olvidado…

Toda mi familia piensa que deseo desesperadamente ser un héroe y seguir haciéndoles creer eso es tan... agobiante.

Porque después de que ellas pelearan, les hable con palabras sumamente ridículas, para luego recordarles a ellas y a todos lo que he hecho hasta ahora, al principio fueron escépticos, pero al fin lo aceptaron.

Y… ¿Por qué iría, sí puedo quedarme, y hacer todo, sin que nadie me pregunte que es lo que hago?

Es simple... conveniencia.

Hace catorce años teoricé varias hipótesis sobre la realidad que ahora habitaba, la mayoría fueron acertadas, y una de esas tantas era sobre quien era el verdadero autor... de todo esto, esa misma la planteé desde los siete años y hace nueve días se había confirmado, había encontrado al autor, al verdadero autor, a quien ha estado jugando a hacer un ridículo dios, y no a la desdicha de hombre que tarde ocho meses en vencer por culpa de mis átomos.

El plan era simple, esperar a que tuviera una edad adecuada, diecisiete años, para ser exactos, hacer todo como debería de ir, estar ahí, pero no resaltar, y cuando ser mencionara la existencia de él, yo plantaría una simple trampa para atraerlo, pero antes de hacerlo debía de actuar, crear personalidades, fingir todo, valentía, y cobardía, al igual que el miedo, enojo, alegría, y lo más importante... ignorancia.

Yo sería el hijo perfecto, un niño tierno y adorable, cegado por el deseo de ayudar a sus dos madres a encontrar el final feliz que ambas merecen.

O creen merecer…

Había recibido un mensaje de él, esa noche fue en la que una de mis madres por accidente me mostró que mi otra madre le había sacado el corazón a una niña que había conocido en Camelot, él creyó que sería un gran momento para confirmarme su existencia, y hablarme sobre lo que haría y recordarme lo qué sucedido durante esos ocho meses, no salí de mi habitación durante dos días, toda mi familia y él creyeron que sufría, pero todo era un acto.

Esos días repetí su mensaje una y otra vez, grabé su voz en mí mente.

Hola Daniel, me apena que las cosas no hayan salido de acuerdo a mis planes, pero me alegra que te hayas dado cuenta de todo. Sé que tienes una lista con nombres de quien podría ser yo, y sé que con el tiempo me encontraras, porque obviamente habrás reducido la lista a algunos nombres, eso es el resultado de tu adorable investigación y de tu asombrosa memoria, bien hecho... sé qué crees que eres inteligente, pero no lo eres, solo tienes suerte, y eso, Daniel, no es inteligencia, yo te mostrare que es inteligencia.

Era ridículo que utilizara mi segundo nombre en ese tono de burla.

»Quiero que veas los hombres de la lista, y los leas detenidamente, los nombres son...

Pudo adivinar los nombres, y aunque la lista es un engaño es igual de gracioso que se crea omnisciente.

»Ves, eso es inteligencia, pero lo justo es lo justo, cambiaste el juego, así que ahora habrá nuevas reglas... primero empezare por deshacerme de esas memorias, esos recuerdos que jamás les has contado a nadie.

Él fue.

Los días en los que me mantuve encerrado, mi mente no me dejaba dormir, me hacía recordar a la mujer que me adopto, durante esos meses.

"Esto es nuevo para mí, pero tratare de hacer lo mejor que pueda para que te sientas cómodo."

Su voz me hablaba, cada noche.

"Lo siento si te incomodo, pero siempre quise un hijo"

Pero él seguido hablando.

»Ella, esa mujer que quería tan desesperadamente ser tu madre, es la primera de muchas más, así que será mejor que me atrapas, o yo lo haga.

Él la había asesinado, creí que ella se había quitado la vida, por culpa mía, pero, no... me había equivocado, ahora sé que él, lo hizo, y va a sufrir mi ira.

Érase una vez...

Sería ridículo empezar de esa manera esta corta historia, si es, así como la puedo llamar a esta amalgama episódica, tardía, y contradictoria.

Bien, mi nombre es Henry Daniel Mills, o Swan, o Cassidy (Gold), sí... el ultimo no le hizo gracia a una de mis madres, continuando, vivo en el pueblo Storybrooke, con mi madre antes mencionada, Regina, y mi otra madre, Emma, junto con mis, abuelos, abuelas, tíos, tías, y entre otros objetivos que signifiquen ser familiares, o hasta donde conozco, porque en cualquier momento puede llegar alguien diciendo ser un familiar de alguna manera… sin embargo antes de todo esto, se quien fui, recuerdo mi vida antes de estar aquí, y es que yo no perezco aquí.

Veo mi reflejo en el agua siendo iluminado por el brillo de la luna, ese es mi cuerpo y mi voz, eso es un hecho, pero, aunque lo sea, ahora solo soy un residuo de lo que una vez fui.

Recuerdo cada momento de mi existencia en este lugar.

Volteo a mirar a la mujer que me dio la vida que nunca pedí… la primera mujer que conocí, me había cargado durante seis segundos, no la pude ver, pero el sonido lo escuchaba con suma claridad, se había arrepentido, me había dejado, aun puedo recordar el sonido de ese reloj, ella, Emma, solo me sonreía con tristeza, después volteo a ver a mi otra madre, Regina, ella fue la primera mujer que pude ver, sus ojos estaban llenos de ilusión, y esperanza, y esa fue la primera vez que sentí repulsión hacia mí por sentir lo que sentía...

Ser amado.

Jamás sentí rencor u odio hacia a ellas, ¿Por qué lo haría?, Yo les quite a quien será su verdadero hijo.

En ese tiempo en el que yo no sabía nada, todos los días, semanas, un año, dos años, tres años, pasaron sin ningún problema, cada día era relativamente diferente al otro, casi igual, pero ella, la mujer que me había adoptado, recurrentemente me llevaba al hospital por razones insignificantes, supuse que así actuaban las madres primerizas, pero siempre hacia las mismas preguntas, una y otra vez.

¿Por qué no llora?, ¿Por qué no habla?, ¿Por qué él no es como los otros niños?

Todas sus preguntas venían del, ¿Por qué?, Nunca tuve necesidad de llorar, no vi necesario hablar hasta los cinco años, porque en ese tiempo mi interés por lo que sucedía era fugaz, todo era igual, los primeros dos meses bastaron para darme cuenta que el tiempo no existía, recuerdo esos momentos, que ella cataloga como bellos, y gracias a eso aun podía escuchar sus palabras en mi mente.

Eso es lo que soy, y es lo que siempre seré, un error, algo que no debería de estar aquí, pero ellas no lo saben aun, porqué cuando llegue el momento se los confesare, les diré toda la verdad.

Capítulo, I

Soy yo, ¿Qué soy yo?

Justo en este momento me encuentro caminando en las calles del inframundo, el cual es una copia imperfecta del pueblo de dónde vengo, sí soy sincero pensé que sería más divertido, pero que podría esperar de un inframundo pagano, un perro con una deformidad y un tipo que cree tener el control sobre este lugar, la única emoción que siento es pena por esos seres.

Mis madres... suelo suspirar siempre que pienso de esa forma, aun me es incómodo llamarlas así en mis monólogos internos, no importa los años que pasen o lo tanto que interactúe con ellas, jamás me acostumbraré, pero ellas no se darán cuenta de eso hasta que yo lo decida, como por ejemplo, este momento, ellas creen que estoy molesto, pero no puedo culparlas, las hice pensar que deseaba ser un héroe, aunque en realidad, no seque les dio esa idea el primer lugar, pero... eso, está bien, así es como debería de ser, así es como debería de comportarme.

Sé que, en ese rincón de sus mentes donde guardan esos deseos egoístas desean que me comporte como un niño que necesite ser salvado por sus ellas, eso es lo que realmente desean, porque hay ocasiones en donde Emma me confiesa arrepentirse de haberme dejado, al igual que Regina, se arrepiente de haberme dicho que era adoptado, ambas me dijeron que si pudieran retroceder en el tiempo lo harían sin dudarlo, y gracias a eso lo único que puedo sentir por ellas es tristeza, pero no es culpa de ellas, o eso me dijo a mí mismo cada vez que las veo cometiendo incontables errores y... horrores.

Quería que todo acabara lo más rápido posible, todas las maldiciones fueron simples de deshacer, solo tenían que mentir más, mi deshonestidad los engañaba por completo, y eso les dio un impulso a los acontecimientos para que sucedieran más rápido, cuando regrese a todos supuestamente me había convertido en el nuevo autor, pero eso no significaba nada, porque sé que no es así, si yo realmente lo fuera, solamente tendría que escribir lo que fuera y se materializara, pero no es posible, solo pasaba la pluma por la hoja y esta escribía por mí, y mientras caminaba de vuelta al departamento, cada paso que doy en este lugar, las flores salen de entre las grietas del concreto, y florecen rápidamente, subo las escaleras, y abro la puerta lentamente simulando que no quiero hacer ruido, todos me ven y al instante me preguntan dónde estaba.

Regina fue la primera.

—Henry, ¿Dónde estabas?, Te dije claramente que no puedes estar por ahí caminado tu solo, este lugar, es peligroso.

—Regina está en lo cierto, Henry, te dije que este lugar es demasiado peligroso, es el lugar más peligroso que conocerás —afirma Gold.

—Rumple, dice la verdad, Henry —se acerca Bella, sujetando mi hombro.

Solo asiento.

—Ya descargaste tu enojo, chiquito —Emma seguía, y veo que mi ausencia no le afecto.

Margaret y David solo me veían con decepción sin decirme nada, y ahí es cuando hablo.

—Sí, lo siento abuelo, abuela... ambos —dije mirando a los cuatro—. Y sí, ya descargué algo, y lo siento, ya voy aportarme bien, ya no voy a mentir tanto, y seré más o menos honesto. Ya no haré nada hasta que nos vallamos de aquí.

—Henry hablamos en serio —me decía Margaret.

Regina se acerca y acaricia mi barbilla... sinceramente odio que haga eso.

—Cariño últimamente te comportas diferente, ¿Qué te está pasando?

Cuando iba a responder David me interrumpe.

—Tal vez extraña a su novia.

Pero a Regina le molesto... demasiado.

—Otra vez con eso granjero esa niña no es su... —hace una pausa y escupe la última palabra—, novia.

Opto por ignorar eso y Garfio y Hood, intentan decir algo, pero respondo antes de que hablen.

—No ma, no me pasa nada. Solo estoy cansado de escribir, tengan —les entrego las hojas que había escrito—. Ya hice todas las páginas restantes, ahora si me disculpan, iré a dormir.

Subo las escaleras, y camino hacia la habitación que Emma y yo compartíamos cuando venía a dormir aquí, me tiro a la cama, y segundos fueron los que pasaron para quedarme profundamente dormido.

Capítulo, II

¿Cuál es mi nombre?

Habíamos salido del inframundo como debía de ser, y todos los acontecimientos que debían de suceder, sucedieron, y me encantaría narrar esas situaciones y mi pequeña conversación en la que hice que Hades me persiguiera por toda la biblioteca, y claro obviamente él nos acompaña, Hood muere, y Garfio dentro de unas cuantas horas regresara... y mientras espero eso, me encuentro en el ventanal de mi habitación vistiéndome para el funeral de, "De Locksley", esa era mi forma de llamarlo.

Hace unos minutos estaba en la habitación de Regina, ella lloraba sin parar, y solo estaba ahí, sin decir ninguna palabra, las horas pasaban, y ella ya había recibido el pésame, y nos habíamos despedido de Roland, después todos nos habíamos ido al restaurante que todos frecuentan, y mientras esperaba a que la mayoría se fuera para empezar a limpiar, la veo, y dentro de lo que cabe no parece tan afectada, es eso o ya estoy lo suficientemente cansado como para no poder ver más allá.

Camino hacia a ella, y cuando iba a pararme del asiento, alguien me toma del brazo deteniendo, volteo, y era Violet... me había olvidado de ella.

—¿Qué sucede, Violet? —, Le pregunte de inmediato.

—Henry, solo quería ver como estabas, quería ver si podíamos hablar, cuando supe que fuiste al inframundo estaba preocupada.

Sinceramente estoy demasiado cansado para seguir fingiendo este papel de niño enamorado.

—Claro, claro, lo entiendo —dije fingiendo nerviosismo—. Pero ahora estoy algo ocupado, pero sí quieres tal vez... —tomo su mano, e intento quitarla de mi brazo, pero no me deja.

—E-en realidad esperaba que habláramos hoy, ¿Si quieres puedes venir a mi casa?

Literalmente acabábamos de venir de un funeral, ¿Qué es lo que piensa esta niña?

—No puedo...

Era estresante fingir sumisión.

Intento quitar de nuevo su mano de mi brazo, pero en ese momento un temblor se hace presente sacudiendo todo el lugar, luego entran Emma y Garfio tomados de las manos preguntado sí estábamos bien. Volteo a ver a Regina, quien no aparta la vista y camina hacia a ellos, ambas empiezan a pelear, Garfio intenta pararla, pero ella lo ignora, como si no existiera, David y Margaret también intentan tranquilizarla, pero es en vano.

Ah excelente, un ataque de ansiedad... patético.

Mi mamo empieza a temblar, aun no sé qué es lo que lo provoca, y ni siquiera e intentando buscar que es lo que lo genera... tal vez sean esos recuerdos de mi vida antes de este drama.

—¡Henry vámonos! —, Grita Regina, sacándome de mi mente, y sin decir nada, hago caso a su orden.

—Regina, ni siquiera lo pienses, no estas en condiciones en llevarte a Henry —decía Emma, mientras me detiene, haciéndome parar.

—¡¿Por qué?!, Porqué lo voy a lastimar. También me lo quitaras, Swan.

Palabras tras palabras, no puse nada de atención después de esos dos diálogos, no oía nada, solo vería sus labios moverse e intenta adivinar qué es lo que decían, para poder al menos decir algo. Sentí de nuevo presión en mi brazo derecho y era Regina quien me toma y me jala hacia a ella bruscamente, luego Emma le dice que me lastimaba, y dejara de hacer eso, mientras ella hacia lo mismo.

—¡Ya!, Basta, dejen a Henry —grita Bella, a lo que volteo a verla—. Henry vendrá conmigo y Rumple, hasta que ustedes dos dejen de pelear.

Ah, claro, he de decir que evite que Bella muriera, o durmiera... luego Margaret y David apoyaron su idea, Emma no pudo contra sus padres, y aunque eso le molesto, vi que ella solo quería mantenerme alejado de Regina, pero a ella la vía de reojo y estaba a punto de explorar en ira, como la vez después de deshacer la primera maldición, e intentaran que me alejen de ella, o algo así...

¿Cómo podrían prohibirle a la reina ver a su principito?

Fue lo que pensé esa vez...

—Gracias, abuela Bella —dije con voz baja—. Pero iré con mamá.

Regina sonríe de manera satisfactoria diciéndome que me despida, sale del restaurante siendo seguida por Zelena, luego Emma me dice lo de siempre, "soy tu madre y me tienes que obedecer", pero la detengo antes de que empiece.

—Ma, ella necesita que este ahí, no importa si es porque puede volver a hacer mala o lo que sea —mencione casi burlándome tristemente—. Esto, todo esto, no es justo para ella.

Dije, mientras que Bella me mira con... lástima, creo... no, no lo sé.

¡Henry!

Había escuchado mi nombre de nuevo de viniendo de ella, salgo del restaurante y subo al auto, y el trayecto a la mansión habría sido silencioso de no ser por el lloriqueo de la bebé que sostenía Zelena, y sinceramente fue tranquilizador para mí, entramos y Regina sube las escaleras sin decir nada, y algo me dice que aún no le ha dicho a su hermana cuál será su habitación.

—Bueno... ven, tía Ze. Te diré cuál es tu habitación.

Espero una hora, y voy al cuarto de Regina, y antes de levantar mi mano para tocar, la puesta se abre por si sola... fuera increíble si yo pudiera hacer eso, al entrar y no ver nada ya que está completamente oscuro, mi vista vaga por la habitación buscando algún signo del que me tenga que preocupar, pero no hay nada, solo esta ella, sumergida en la cama dándome la espalda, supongo que no quiere que la vea.

Esta no había sido la primera vez que lo tendría que consolar.

La primera vez fue cuando le pregunté sobre el anillo de su dedo, a los cinco años, sabiendo cual sería su reacción y respuesta, después fue cuando traje a Emma, y darle la excusa que solo quería saber cómo era... y conforme crecía la escala subida, cada vez más me contaba sobre ella y lo que había hecho, pero lo que me contaba lo tergiversaba para que ella misma que dará como una víctima.

¿Cómo se suponía que debería de redimir eso?

—¿Estas despista, ma? —, Pregunte lo obvio de una forma algo infantil.

Esa era una de las maneras, en la que lo podía alegrarla.

—Sí... ¿Por qué?, ¿Qué sucede cariño? —El agotamiento en sus palabras era evidente.

Voltea a verme, y con su mano señala la cama, para que valla hacia a ella, a lo que voy, y me siento y recargo mi cuerpo con el suyo.

—Iré a Granny's, les dije a la abuela y a Ruby que les ayudaría a limpiar.

Cuando termine de decirle, sus ojos me mostraron miedo, pero ella no quería que viera eso, siento que piensa que quiero irme, pero no es así, se levanta rápidamente y empieza a decir que no era necesaria ir, y me quedara con ella esta noche, ya que me necesita, sin embargo, le doy un poco más de explicaciones, se rehusó, pero al final la convencía, al intentar levantarme me da un beso en la frente, y me pide que me apresura en terminar, y llegar a casa lo antes posible.

Mientras caminaba hacia el restaurante, aun se veían personas, mismas que me saludan y se despiden con bastante respeto.

Y gracias a eso pienso en lo que no hice y pude haber hecho, como por ejemplo ayudar a estas personas... medianamente lo hice, ¿Sí alguna vez han visto un puesto de limonada siendo atendido por un niño de no más de doce años?, Bueno, pues fue así, pero en vez de vender, devolvía, y en vez ser limonada, fueron corazones.

Antes de entrar al lugar veo que algunas luces que adornan ya están apagadas.

¿Dónde están?

Observo detenidamente y lo vi... el rostro que jamás había visto.

Ni siquiera sentí su presencia, veo todo el lugar y nadie se encontraba, solo era él y yo, todo el sonido era inaudible, la luz dejo de viajar, y el reloj enfrente mío se había detenido.

Es... él.

Ahí está, sentado en la esquina izquierda frente a esa rocola, siendo iluminado por una luz amarilla, mientras lee un libro bastante notorio, él realmente piensa que se burla de mí, solo me hace sentir asco y vergüenza...

Caminó hacia a él envolviendo mis manos en las bolsas de mi abrigo, y lo veo fijamente, hasta que él habla.

—¿Puede ayudarte en algo, jovencito?

Me pregunta sin apartar la vista del libro.

—Claro que puede —contesto inmediatamente—, ¿Por qué está aquí?

—Eso no es tu incumbencia, niño.

Es un pésimo actor.

—Ya puedes dejar de fingir... jamás había visto tu rostro, ni aquí, ni en ningún otro lado.

Seguía estando de pie, sin moverme, pero hago que mi pie este enfrente de él, y otro lo muevo hacia atrás, hice que la ira en mi voz fuera notable, así que debo de hacerlo también que se vea en mi cuerpo... todo era un acto.

—Jovencito, no sé qué te sucede, pero me estas poniendo muy incómodo.

—Valla forma de expresarse, ese disléxico, ¿Te lo enseñaron en el Bosque Encantado?

—¿Dónde?

Pregunta fingiendo evidentemente ignorancia.

—¿Quién eres? —Pregunto rápidamente lleno de molesta falsa—, ¿Cuál es tu nombre?

—Lo siento, pero tendré que llamar a una te tus madres —sonríe de forma burlesca—. O tal vez aúno de tus tantos abuelos, o mejor aún, al "oscuro" ...oh, espera, no era una te tus madres ahora, ¡Ah, no...!, Ahora era el del garfio en mano, no es cierto, ¿O es de nuevo tu abuelo?, Ya sabes, el de la casa de empeños —empieza a reírse, y habla de nuevo—. Oye... solo estoy bromeando, ya sabes quién soy..."

—Dímelo.

—Bueno, en realidad tengo muchos nombres, pero, sí... puedes llamarme, "Autor". Descuida, aún no are nada, si no es necesario —termina su ridícula presentación y me ofrece sentarme frente a él, lo hago, y espero a que vuelve hablar, no dice nada durante algunos segundos, hasta que vuelve a hablar—. Hola Daniel, es bueno verte de nuevo, frente a frente esta vez, no lo crees... porque la última vez que ti vi fue en esa ciudad ¿Cuál era el nombre de ese insípido lugar?, Lo recuerdas, cuando no pudiste salvar a tu familia, y esa mujer te adopto, ¿Quién lo diría?, Cierto... un adolescente siendo adoptado."

—¿Cómo sé que eres, quien dice ser?

Cuestiono mientras ignoro sus palabras, pero mi voz sonaba sin ninguna emoción al recordarme a ella.

—Sí, claro. Interesante, y tonta pregunta: ¿Cómo sabe alguien quién es quién?, ¿Quién soy, yo?, ¿Quién es él?, ¿Quién eres tú...?, Pero eso realmente importa, Daniel... —deja de hablar, y arrastra hacía en frente el libro que leía, y me muestra un dibujo de Isaac antes de ser el "autor"—. Pobre infeliz verdad, decepcionante, y demasiado dramático, cierto... en ningún momento se le paso por su mente que yo soy el verdadero autor de esta ridícula obra.

—Así que lo asesinaras... ¿Por qué hacerlo?

—Bueno... todos saben que eres el "nuevo autor", ¿O no?, Así que creo que es un buen final para la historia si ambos aparecen muertos juntos... lo entiendes, ya no será necesario pensar que existe un nuevo "Autor".

—Así que tengo que morir.

—Así es. Solo imagínalo Daniel, "Isaac frustrado quiere vengarse de toda tu familia quitándote la pluma, y tú lo evitas sacrificándote..." como un héroe lo a haría... y gracias a ese dolor, tus madres serán consoladas por sus respectivos amantes, y de ahí nacerán nuevas vidas, su sufrimiento se convertirá en amor. Admítelo, tú les haces daño, gracias a ti ellas son infelices, sí tu no existieras nada de esto se subiese complicado... tú eres veneno.

Sus palabras eran ciertas, yo no debería de existir, ellas dependían de mí, y eso no debería de ser así.

Ellas tendrán sus finales felices, sí... cuando yo no este, pero aun no...

—Claro, porque las mejores historias, son las que nos hacen llorar, ¿No es cierto?, A mayor sufrimiento, mayor es la paz.

Esas palabras las había escuchado antes de ser esto, y es tan repugnante.

—Así es Daniel. Se acabo y yo gane.

—Esto no es un juego.

—...Bueno, como sea, lo hiciste bien, fuiste divertido, desafiante, gracias. Debes de tener muchas preguntas, ¿Cierto?, Tenemos "tiempo", hazlas, sí quieres.

—Descuida no tengo ninguna, solamente eres un simple hombre, sociópata, frustrado con sigo mismo con patéticas ínfulas de grandeza, el resto son solo anécdotas.

—"Simple hombre, sociópata, frustrado consigo mismo", bueno eso cierto, pero, ¿Ínfulas de grandeza?, No, infundas no tengo, cree un universo en sima de este por completo, controlo la existencia de insignificantes seres que se creen superiores a todo lo que conocen, cuyos mismos son idolatrados por tu especie, mi letra es vida o muerte, y nadie sabe quién soy, y si eso no es grandeza, no sé cómo llamarle.

—Yo lo llamaría: La fantasía de un incesto ególatra ego maniaco.

Su rostro muestro irritación, por lo que dije.

—Vez, ahí está... sin razón alguna eres grosero conmigo y me quieres provocar. Te di el poder de deformar la realidad a tu voluntad, y así es como me pagas... creo que será mejor torturar a toda tu familia, haré que ellos mismos se castiguen de tal manera que literalmente desearan nunca haber existido... sabes que se lo merecen —no dije nada, él espera una respuesta, pero no le doy el justo, así que sigue hablando—. Tu un simple error creado por simples hormonas de mi creación, ¿Cómo te atreves a venir a insultarme y perjudicarme?, Dime... ¿Tú quién eres?, Eh... ¿Quién eres?"

—...Pues nadie.

—Exactamente, no tienes idea de lo que puedo llagar hacer... escucha, Daniel eres increíblemente brillante, pero eres demasiado arrogante, no imaginas a alguien más listo que tú, ese fue tu error, por ese error, siempre pude adelantarme a ti, incluso desde el momento en el que supiste de mi existencia, no tenías idea de cómo seria, o quien seria, o de como supe cada uno de tus movimientos o sobre todos los nombres de la lista, o de como mandé a toda tu familia al inframundo.

—Tú tienes la pluma, adelante presume.

—No tienes idea, ¿O sí?

—No tengo idea sobre los nombres —lo dejare seguir creyendo eso—, fue un buen truco, pero el inframundo, eso es fácil. Solo tuviste que recurrir a lo ya mencionado, "verdadero amor, almas gemelas", frases fáciles de entender, "el hechicero, el aprendiz", simples títulos, palabras vacías, para cerebros vacíos, supongo...

—Correcto... valla que eres listo, tu deducción es impresionante. Eres increíble, lo sabes. Lo sabes todo, es como si supieras lo que pasaría... sabes, cuando supe sobre lo de tu "trampa", yo realmente estaba feliz, era la oportunidad perfecta para enseñarte lo que es el verdadero temor, pero no, prevalérsete para variar, bravo sinceramente, bravo. Y esto es bueno, porque me confirmo lo que he estado pensado durante los últimos siglos, es hora de irme, no más cuentos, no más drama, es suficiente, y es que he pasado tanto tiempo en esa realidad de fantasía que he perdido lo que es importante para mí.

Algo como él simplemente no debe de existir.

—¿Por qué me cuentas todo esto? —Hable con suma molestia.

—Porque me quiero despedir, y decirte que lo siento por esa pena que te cause, y liberarte de esa culpa que has llevado encima desde que ella murió.

—No siento culpa.

Mentí.

—La sientes, sientes la culpa, por culpa tuya le quite la vida a esa mujer inocente, quien no tenía nada que ver con lo que sucedía aquí, y claro, tú le diste lo peor... "esperanza", recuerdas, cuando fuiste a salvar a tu familia, y tu madre, te lo dijo reclamándotelo, ¿Me pregunto qué fue lo que sentiste?, Ira, enojo, tristeza... yo creo que se una maldición, irónico, ¿No?

—No estoy maldito.

—Lo estas, estas condenado a una venganza que jamás sucederá, yo creo que sí, ¿Tu no?

—Yo lo veo como un pasatiempo. Y sí, tendré esa venganza, voy a matarte, y dejaras de existir.

—¿Matarme?, ¡Pero Daniel!, No digas eso, ¿Qué pensarían tus madres al oírte hablar así?, Daniel, mírame soy un hombre normal, no lo recuerdas... pensaste que era un ridículo dios, ¿No?, Una deidad, ¿Cierto?, Creíste que era un monstruo, ¿No?, Dime, en serio crees que yo hice que una de tus madres asesinara a cientos de personas por un capricho de odio literalmente mal dirigido. Oh, acaso yo hice que todos tus abuelos torturasen, matasen a incontables inocentes, ¿Crees que hice que todos en tu extensa y patética familia cometieran incontables asquerosidades, que a los días olvidan...?, No, no lo hice, eso fue lo que te dijiste a ti mismo... arruinaste tu vida por tu venganza así mí, te di la pluma para que te alejaras de todo esto, pero no lo hiciste, la rompiste, ti di tal tentación que tu simplemente la ignoraste, y eso a veces me hace preguntarme, ¿Qué es lo que harían tus madres, si una de ellas quiere hacer algo, que es indebido, ¿Qué es lo que harías, "Autor"?

—Lo evitaría.

—¡Pero, no! —Grita con ironía—. No puedes, tu solo eres un niño, no sabes nada. No sabes que es el sufrimiento, tú nunca has sufrido, ellas lo han hecho, ellas son las adultas, y tu solo eres un niño que necesita ser salvado por ellas.

—Nunca dije que lo hablaría con ellas, dije que lo evitaría.

—Oh, claro. Las manipularas como siempre lo has hecho. Ser el niño necesitado y mimado que necesita a su madre la reina, y el otro niño adolescente inseguro, que necesita a su otra madre, la salvadora... escucha, Daniel, puedo darte una oportunidad, olvídate de ellos, no arruines tu vida por ellos, puedo darte una vida, ve y busca esa preciosa vida, busca a alguien que amar, podrás hacer tu propia familia.

—Cuando mueras y dejes de existir, y solo entonces yo mismo me encargare de olvidarte por completo.

—Ah... por favor, Daniel todos saben en este pueblo que sientes miedo, le temes al dolor, huyes de él. Incluso tus madres lo saben, ellas saben que eres un cobarde, no tienes idea de lo que la mayoría de las que se titulan como "madre", piensa realmente de sus hijos a los pocos años en los que existen... es repugnante. Yo jamás culparía a seres que ni siquiera tienes aun conciencia, pero tus madres, no son tan diferentes como tú crees... ¿Y bien?, Aquí estoy... vamos, a ver qué es lo que haces.

—Rompe la pluma, y te mostrare lo que soy capaz de hacer.

—Por favor, ¿Te estas oyendo, Daniel?, Pareces un adolescente... ¿Qué acaso no vez, lo que trato de decir?, Te estoy dando la oportunidad para que dejes este lugar, deja esa venganza que sientes por esa mujer que te adopto.

—Creo que no es necesario decir lo obvio.

—De acuerdo... imagine que tendrías esa actitud, pero lo intente, ve a despedirte, luego nos veremos Daniel.

Se levanta, y camina hacia la puerta, pero antes de que la habrá, me levanto, y le ruego.

—Espera, no puedes irte.

Fingí que mi voz se quebraba, para poder detenerlo.

—¿A no?, Tus mamis, no están, nadie puede escucharos, ¿Cómo tu podrías detenerme?

—No sé si realmente eres el autor, ese hombre mato a esa mujer, y no sé si realmente eres tú.

Lo hago dudar de lo que me ha dicho.

—Bien... ella llevaba puesto un vestido rojo con gravados de flores negras, olía a margaritas, estaba dentro de su casa mientras cocinaba un estofado, sospecho que era para ella y para ti, lo preparo el día en el que le dijiste que encontraste a tu familia y dijeras que te irías, la abandonarías, el día que le dijiste que encontrarte a tu madre, o como ella lo pensó, a tu verdadera madre.

De nuevo intenta irse, pero lo detengo rogándole.

Deje de ser Henry... ahora...

—Espera, por favor, espera...

Ahora seré, yo...

—¿Qué?, Ahora que.

Estoy delante de él.

Un segundo, dos segundos...

Y el sonido de un disparo, luego de nuevo el sonido de un segundo disparo.

Cae al suelo, mientras se desangra rápidamente, sus ojos muestran miedo, sus movimientos muestran desesperación, su reparación frenética me demuestra su dolor.

Le arrebato la pluma de mano, y tomo el libro.

El diseño de la pluma es simple, su color es el café, su textura es lisa, y su punta es de carbón, no necesita tinta, y el olor que desprende es el de un roble oscuro.

Pero que interesante origen.

Me quito las lágrimas de los ojos, con las uñas de mis manos, y hablo.

—Isaac fue tu error, un teatro, sabía que, aunque pareciese verdad lo opuesto debía ser la realidad... "simple hombre, sociópata, frustrado con sigo mismo con patéticas ínfulas de grandeza". Los nombres que tanto presumes sabes, sin que yo lo supiera, era un engaño, una trampa, algo que era evidente para atraerte, y funciono, pero estabas demasiado embriagado de tu propia vanidad para verlo.

Su rostro muestra una incredulidad... al parecer no puede creerlo.

Camino en frente de él unos pasos, y veo mi rostro reflejado, y no muestra ninguna emoción.

—Espera, espera... no me mates, eres un buen hombre, tu no podrás...

Lo interrumpo levantando mi mano, para que guarde silencio.

—Es serio pides clemencia, después de todo lo que has creado... ahora tu dime, ¿Cómo te atreves a crear vida, si no la cuidaras, si no la respetas? —No dice nada, solo me ve—. Contesta... dime, ¿Tú quién eres?, ¿Hum?, ¿Quién eres?

Me arrodillo a su altura, y coloca el arma apuntando a su ovulo frontal.

—Espera, espera, no eres igual a mí, eres un buen hombre —repite—. No lo podrás resistir... cuando quitas una...

—Ahórrate tus simplistas palabras sobre el valor de la vida, tu no meres seguir existiendo por todo lo que has creado.

—Espera, sí me matas, lo que he escrito, vas a cometer un error, tú no sabes...

—No voy a dudar, desde el momento en el que te vi supe que eres el autor, y admito que estoy algo decepcionado, tenías razón, en algún momento pensé que eras algo infinitamente superior, pero no, solo eres esto.

Dejo de arrodillarme, y dejo de apuntarle.

Tengo que sacarlo de aquí, para que no ensucie más el piso que luego tendré que limpiar, necesito que escape... había hecho veinticinco predicciones de esta conversación, y en una de ellas, simule que alguien me llamaba, así que el sonido de mi teléfono sonó, y el desvía la mirada, cambio el arma por una que no estaba cargada.

Y sigue rogándome.

—Espera, Daniel... sí me matas, no sabrás sobre los demás libros que he escrito —sigo apuntándole ignorando sus palabras y de nuevo habla—. Cree sesenta y dos mil realidades alterna a esta, pero tú, no pude escribirte a ti, era imposible, así que tome tu ADN para replicarte, y lo puse en cuatro mujeres, de las películas originales, tres princesas, y una reina...

Imposible, tal vez solo quiere tiempo.

—Mientes.

Hablo por hablar.

—No, no lo hago.

—¿Por qué lo hiciste?

—Porque tú no sabes que es lo que puedes llegar a pensar, no lo sabes, tu no lo soportarías, no sabes que podrías estar pensado en estos momentos.

Tienes razón... medianamente.

—Bueno... eso, no es relevante.

—¿Qué?

—Tengo la pluma, solo necesito escribir para deshacerme de cualquier rastro de esa amalgama de realidades asquerosas.

A la última palabra, jalo el gatillo, pero ¡Oh!, Sorpresa, no hay bala.

El sale y corre fuera del restaurante, mientras yo salgo caminado de tras de él siguiéndolo lentamente, corre y corre, para luego tropezarse con sus propias piernas... es tan patético, me acercó y de nuevo me arrodillo, él intenta hablar, pero no lo dejo.

Estamos al lado de lago donde Regina me trajo cuando fingía no saber quién era ella...

—Por favor no me mates, te lo diré todo, te lo juro, te diré por qué te hice hijo de esas mujeres.

—No quiero —le contesto—. Ahora te haré una pregunta, y tú la responderás, sí te equivocas apretare tu cuello hasta que me digas lo que quiero escuchar, ¿Entiendes?, —Él asiente—. Bien, ¿Cuál es mi nombre?

Su rostro muestra confusión...

—Eres Henry... Dani...

Aprieto su cuello, muy lento.

—Te equivocaste, te lo preguntare de nuevo... ¿Cuál es mi nombre?

—Espera, no sé a qué te refieres...

—Eso no fue una respuesta.

—Espera no sé de qué estás hablando, tu nombre es Henry...

Aprieto su cuello una vez más.

—Va de nuevo, ¿...Cuál es mi nombre?

Aprieto más su cuello... ya ni siquiera espero una respuesta.

—¡Espera, perdóname!, No sé a qué te refieres, por favor no me mates, por favor... por... fa-vor, por...

Intenta hablar, pero no lo dejo.

—Entiendo... no sabes nada.

No sabe quién soy... otra decepción...

Lo dejo respirar, y escupe sus últimas palabras.

—Yo... no la... mate...

¿Qué...?

—¿Qué dijiste?

—Yo no la mate...

Esto de pie y rápidamente lo jalo del cabello de su cabeza, poniendo a mi altura.

—Sigue hablando.

—Yo no asesine a la mujer que te adopto... perdóname, no sabía que ellos querían divertirse con ella, sí lo habría sabido...

Corte sus palabras.

—Ellos... Divertirse...

Repito las palabras.

Me dijiste que me mostrarías que es el verdadero miedo, ¿No?, Pues bueno, yo te mostrare que es la agonía... mí agonía.

Y así empiezo a escribir.

"Y así el auto proclamado autor deja el existir, cada uno de sus átomos se trasformaron en sal, sintiendo un indescriptible dolor, para luego ser una estatua completa, y con un soplido mío, caerá, y sus restos en el danzar del aire desaparecerán, como si nunca hubieran existido en primer lugar"

Respiro y soplo, y él desaparece.

Cuando desaparece, escribo.

"Todo lo que se halla escrito por esta pluma, se materializa enfrente mía".

Y lo que se materializo fueron cientos de libros apilados, y seguí escribiendo.

"Y lo que se materializo... arderá."

Se convirtieron en cenizas.

No me intensa esas historias, ni esas variantes de ellos, nada de esto ni siquiera deberían de existir.

Él no sabía quién era... me hablo como sí me cocinera, me hablaba con total calma, creía que estaba aterrorizado o intimidado por su presencia, nuestro encuentro y charla fue excepcional, su nivel de cinismo era digno de un mediocre sociópata con simples delirios de grandeza, fue la cuarta persona que me llamaba "Daniel", como si fuera un amigo luego de haber causado la muerte de esa mujer, y entonces, me pregunto…

¿Por qué me he de importar quienes son ellos?, ¿Por qué me he de importar quién soy, o quien fui?

¿Por qué sigo siendo esto?