Fragmentos: ¿La suerte no existe?.

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Tras haber entrado a la casa se recargo en la puerta por unos segundos para luego caminar y lanzarse al sofá, la sensación de culpa y arrepentimiento la empezaban a hostigar, ¿qué demonios pasaba por su cabeza como para golpearlo?, ¿acaso lo vio como responsable de que la sacaran de los equipos?, no lo sabía, solo necesitaba algo con que desquitar su enojo.

Suspiro pesadamente mientras se giraba y miraba con el techo, una leve sensación de irritación emergió de sus nudillos, al mirarlos tenían un leve tono rojizo y sus manos estaban temblando o mejor dicho su cuerpo estaba temblando, no hacía frío estaban en vacaciones y era un día caluroso.

Se levantó para irse a su habitación, el sabor amargo no se desvanecía y no daba señales de querer irse, más la sensación de culpa la empezaba a hostigar demasiado y le daba la necesidad de golpear algo, sin esperar más golpeó la pared haciendo una abolladura del tamaño de su puño.

¿Qué?, ¿desde cuando se había vuelto tan compulsiva como para no meditar las consecuencias de sus actos?, siguió subiendo las escaleras sin darle importancia a la pared que golpeó, entró a su habitación y se lanzó a su cama quedando con la mirada hacia el techo, la misma vista que siempre tenía cada vez que repetía esa acción, sus ojos empezaron a desenfocar su visión para que todo se volviera lentamente negro.

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La pasión por los deportes siempre a estado dentro de ella, la sensación de libertad que le producía correr grandes distancias, la sensación del aire impactando en su rostro, la adrenalina que sentía al correr tras el balón de football soccer y de basketball, la satisfacción y euforia que sentía al anotar un punto a favor de su equipo, fueron las sensaciones que sintió a su temprana edad de nueve años.

Toda su familia la apoyaba en sus partidos más importantes, desde la cancha siempre las veía a sus padres, hermanas mayores y menores, pero siempre su mirada inconscientemente se dirigía a su hermano peliblanco de seis años, quien tenía un dedo de espuma rojo con el número 1 grabado al igual que su nombre (el de Lynn Jr.).

El simple hecho de ser apoyada por su familia y hacer lo que más le apasionaba la hacia feliz, o eso creía, en la final del torneocuando recibió la atención de todos los presentes haciendo que saliera a flote una nueva sensación, la sensación de ser el centro de atención, la sensación de ser importante y superior a los de su edad.

Una vez terminó la celebración una sensación de vacío reemplazó la alegría, deseaba sentir esa misma sensación de ser nuevamente el centro de atención, esa adictiva sensación que todo niño necesita para sentirse importante y llamar la atención de sus padres.

Pensó por un momento, "si hago más ejercicios puede que me presten más atención mamá y papá", y así fue como se unió a los equipos atléticos escolares donde demostró buenos resultados no exagerados pero si superando un poco la media.

Al entrar empezar a seguir sus "metas" sin querer creo una pequeña grieta que la separaba de su familia, pero no era la única que estaba separándose un poco de su familia, Lori y Leni se juntaba con otras niñas para hablar sobre unas revistas donde salían vampiros y hombres lobo que pertenecían a una película llamada "Vampaires suck" o "Crepúsculo" a decir verdad no les prestaba atención, Luna se la pasaba en el árbol del patio trasero intentando encontrar una buena melodía con su guitarra nueva, Luan se la pasaba viendo la antigua televisión que aún era a blanco y negro mientras cuidaba a Lucy y a las gemelas recién nacidas con la ayuda de su mamá.

— Vamos Lincoln, no te quedes atrás.– apresuraba a un muy cansado Lincoln de seis años.

— ¡Podemos, descansar, un momen...!.– estaba jadeando de cansancio con la respiración muy agitada y estaba sudando a cántaros– ¡...to!, ¡uff!.

Se detuvo para mirar a su único hermano, estaba como a ocho metros de distancia, miro para adelante esperando ver indicios de estar cerca de su hogar reconoció la casa que seguía de la que estaba enfrente que pertenecía a un nuevo vecino que era muy anciano no recordaba su nombre lo único que recordaba era muy gruñón y quejon, así que lo llamaba señor quejon.

— ¡Voy a seguir corriendo, la casa esta cerca de aquí solo avanza dos casas más!.– empezó a correr sin mirar atrás.

— ¡Lynn, espera!.– fue ignorado.

Siguió corriendo hasta alejarse de el y pasar frente a su casa para completar la primera vuelta de las tantas que se había propuesto. No odiaba a su hermano pero a la hora de hacer ejercicio lo veía, como decirlo, como un estorbo que la retrasaba y la frenaba.

Así siguió corriendo, a cada paso que avanzaba más crecía tanto físicamente como mentalmente, en alguna parte de su camino también dejo atrás su necesidad de ser el centro de atención total de sus padres, ahora lo que quería era demostrar que era la número uno.

Estando parada entre la sus compañeras que festejaban el haber ganado el partido de football americano, vio como sus hermanas y padres estaban junto a ella fue entonces cuando noto una cabellera blanca y camiseta color naranja, estaba de espaldas mirando las gradas, acercándose a esa persona que conocía bien.

Se acercó y lo tomó del hombro izquierdo de una manera amigable.

— Hey Linco...

Volteó su cabeza dejando ver su labio roto mientras ella se alarmó y se ponía frente de él sujetándolo de ambos hombros.

– ¿Quien te hizo eso?.– preocupación y enojo fue lo más notable en su tono de voz mientras veía como salía sangre de su nariz y en su lado derecho tenía un moretón– Dime quien te golpeó.

Lincoln simplemente no dijo nada solo se quito las manos de Lynn de los hombros y se alejo unos pasos de Lynn con una mirada asustada y expresión levemente molesta dejando a la recién mencionada confundida.

– Tu fuiste quien me golpeó.

–Y‐yo no...– se calló al ver como a Lincoln le empezaba a escurrir sangre de la nariz al igual que empezaba a brotar de su labio.

–¿Por qué me golpeaste?.

–... – no respondió.

–¿Es por que doy mala suerte?.

–N‐no, n...

–Por favor Lynn...– su ojo izquierdo empezó ponerse rojo mientras su piel se volvía lentamente morada–

...Contéstame...– su camiseta empezó a volverse de un color café mientras pequeñas hebras salían y simulaba ser pelaje– ¿̲Do̭yͨ ͓mͅǎla s̋uͯe͍ͧr͗t̲e̖?̯ͧ.

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Abrió los ojos mientras se sentaba bruscamente, el sudor escurría de su frente, su pulso estaba levemente acelerado al igual que su respiración, miro a su alrededor mientras trataba de respirar tranquilamente, paso sus manos desde la mandíbula hasta su frente tratando de limpiarse un poco el sudor, sus manos estaban deteniendo su flequillo dejando su frente descubierta, su garganta empezó a sentirse seca.

Se levantó de la cama para dirigirse a la puerta no sin antes mirar por la ventana y notar que el sol ya iba en descenso, al salir y bajar las escaleras se adentro en la cocina, tomo un vaso y lo lleno de agua que no tardo en ser tomada, mientras llenaba otra vez el vaso escucho la puerta principal abrirse para después cerrarse y oír unos pasos que subían rápidamente las escaleras.

Dejo el vaso en el lavabo para dirigirse nuevamente a su habitación, necesitaba hablar con alguien pero ¿con quien? esa era la pregunta.

– Hola Lynn.– una voz monótona se escucho al lado de ella junto a un sonido de cuervos que inexplicablemente sonó, ocasionando que diera un pequeño salto.

– ¡Lucy! no aparezcas así.

– Yo ya estaba aquí.

Mencionó sin perder su monotonía, estaba sentada en el sillón grande, tenía en sus manos un libro de portada blanca, con un círculo que tenía dentro un triángulo y dentro del triángulo estaba una figura similar a un sol con un ojo en el centro.

– Oye Lucy.

No respondió, simplemente volteó hacia Lynn dándole a entender que le estaba poniendo atención.

– Tu...– se sentó en el sillón individual– ¿Tu crees en la suerte?.– la miro fijamente, no noto ningún movimiento de su parte.

– Un poco, podría decirse que yo creo más en la ley del karma, y en la frase cosechas lo que siembras.

Se quedo ahí en el sillón por unos momentos más mientras que Lucy se ponía a leer nuevamente el libro, sin más se levantó dejando a Lucy ahí tranquilamente.

Al subir las escaleras escucho el sonido de una puerta abrirse, volteó hacia donde provenía viendo a Luan salir del baño, por su expresión parecía que estaba un poco molesta, a paso rápido se dirigió a su habitación compartida con Luna.

Entro a su habitación y se acostó nuevamente, la ley del karma no la entendía pero había escuchado algo antes, recordaba que se aplicaba cada vez que alguien hacía una acción buena era recompensado con algo bueno, o eso recordaba, lo de cosechar lo que uno siembra no lo entendía pero a sus palabras era algo como plantar una semilla de maíz y te dará una mazorca, o algo así, que se supone que debería de significar eso, ¿debía de sembrar cosas para saber lo que cosechará?. Estaba segura que si le preguntaba a Lisa sobre la suerte ella le diría algo como; la suerte no tiene nada que ver con la ciencia,es algo que usa la gente supersticiosa para bla bla bla, hasta en sus pensamientos escuchaba lo que en realidad diría.

Era verdad que ella era supersticiosa pero eso no justificaría el hecho de golpear a alguien por supuestamente tener mala suerte, o si, no no y no.

Miro el cielo por la ventana, sintió una punzada de dolor en la cabeza, al parecer ella no estaba hecha para sobrepensar demasiado las cosas, suspiro mientras pensaba, la suerte existe o no, una balanza tenía si en un lado y en la otra esquina un no, miro por la ventana, Luan se estaba acercándose a Lincoln quien tenia la botarga totalmente puesta, tenia una caja de regalo en una de sus manos y en su otra mano que tenía en su espalda un pay de crema.

Vio como Lincoln tomó la caja, se veía un poco indeciso, cuando la abrió un chorro salió disparado a la cabeza de la botarga, cuando se quito la cabeza de la botarga Luan le lanzó el pay a la cara para rápidamente acercarse a la casa y regresar con un cubo/bote con agua y vaciarlo en el. Noto como trataba de quitarse la crema y respirar bien, se tiro al suelo apoyándose en su brazos mientras parecía toser.

Su mente se nubló, mientras se adentraba en sus pensamientos, si la suerte existiera justificaría lo que acababa de ver diciendo que Luan le hizo eso por que portaba la mala suerte, no eso sería una estupidez, ella podría decir que la suerte es propia de uno mismo, lo que daría respuesta a su pregunta, si, la suerte existe pero aparece en momentos al azar y de manera espontánea, pero la suerte ¿es buena o mala?, eso no sabría decirlo, sería más la manera en que alguien lo mire.

En un momento de lucidez recordó a Lincoln, se levantó y lo miró, estaba acostado sobre el césped mirando el cielo, su rostro reflejaba tristeza, por un momento se imagino a ella misma en la posición de el. Bien tendrá que hablar con las demás para convencerlas de que Lincoln no da mala suerte.

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Continuará...

Respuesta a los comentarios:

Dimitri Gomez:

Quien sabe que tanto impacto tendra.

Espero poder continuarla de una manera que sea más agradable de leer.

Muchas gracias por leer.

JOnas Nagera:

Si, creo que no le eche mucha cabeza a el regreso de Lincoln, ahi si puedo asegurar que fueron casualidades.

Gracias por leer.

Nunca habia pensado en ese origen. XD.

A decir verdad ese bonus me hizo el dia.