CAPÍTULO XI

… ¡auch! Más despacio. Eres un bruto para estas cosas.

-¡ya lavandera! Déjate curar! Nadie te mandó a subirte al caballo sin supervisión. Eres muy mala para montar.

—¡auch! Que mejor lo hago yo misma. Debí de terminar la carrera de medicina. Jihoo lo hace mejor. –

-¿Me estas comparando con ese ermitaño?- Ella le sacó la lengua. El sólo volteó los ojos. – para tu desgracia, él está muy lejos dando conciertos del otro lado del mundo. Así que tendrás que conformarte conmigo- Ella hizo un puchero.

-Ya tiene varios meses que no lo vemos-

-Pues si, pero ahora es un gran concertista, además parece que va a iniciar una carrera política como su abuelo. Lo veremos menos. ¡Listo, Señora Gu! Como nueva. –

-¡Por fin! ¡Gracias!-

-¿Y cuál es mi recompensa?-

-¿Hay recompensa por recibir una tortura?-

-Pero que malagradecida- ella empezó a reír y lo abrazó para atraerlo hacia ella.

- ¿y que es lo que quiere Señor Gu? Le

Dijo seductoramente.

-Bueno, creo que ya nos estamos entendiendo- Ella sonrió más y lo beso apasionadamente a lo que él correspondió con la misma intensidad…

Jandi pasaba lentamente la esponja jabonosa sobre su cuerpo en la tina donde se estaba dando un baño relajante, involuntariamente le había llegado ese recuerdo en particular. Fue de las últimas veces que pudo recordar tener un matrimonio normal. Después, no volvió a recibir cuidados por parte de nadie. Ella sola tuvo que lidiar con sus propias heridas. El hecho de que Jihoo se preocupara por ella, fue algo que se sintió raro, sobre todo, porque ellos no se llevaban bien. Su instinto protector seguía intacto, por lo visto. En cuanto a ese imbecil, ya vería la manera de hacerle pagar por lo que hizo. Involuntariamente se llevó los dedos a la herida en el labio, recordó como Jihoo los había tocado curándolos con el algodón. ¿Cómo podía un simple toque darle tanta calidez? Cerró los ojos un momento y vino la pequeña sonrisa que le brindó. Estaba muy lejos de ser como la que siempre le daba en los años escolares, pero verlo sonreírle a ella, fue realmente … abrió los ojos de pronto. ¿Qué diablos le pasaba? ¿Acaso no recordaba que él se caracterizaba por ser amable hasta con las rocas? No debía profundizar en el momento. Tenía un objetivo, y no podía desviarse en sentimentalismos vanos. Salió de la Tina de baño para vestirse. Tomó su celular y marcó un número.

-¿Qué tienes?- preguntó

-Se llevaron a nuestro contacto. No sabemos dónde está- le contestaron por la línea

-Pero estábamos cubriendo todos sus pasos, ¿Cómo le perdieron la pista?-

- alguien con suficiente poder intervino- Jandi chasqueó la lengua.

- asegúrate de que todo siga con normalidad. No quiero imprevistos.-

-Asi se hará señora-

Jandi terminó la llamada. Le urgía un cigarrillo. Mientras buscaba uno, sonó su celular. Sin ver el número tomó la llamada.

-¿Qué pasa?- contestó pensando en que era de nuevo su empleado.

-¿Cómo estás?- preguntaron del otro lado de la línea. Jandi cambió su humor. No pensó que le llamaría tan pronto. Era tan extraño escucharlo hablarle así de amable y preocupado. De pronto se sintió nerviosa.

-Mejor- contestó y hubo un silencio repentino.

-Ya leí el contrato. Creo que podemos hacerlo este fin de semana. ¿Si estás de acuerdo?- habló él rompiendo el silencio.

-No hay problema!- se golpeó la frente. Por qué de pronto contestaba toda nerviosa como si fuera una adolescente. De nuevo no supo que más decir y hubo otro silencio.

-Bien, entonces. Te veo mañana para los preparativos. No creo que necesitemos muchas cosas, pero aún así, creo debemos acordar bien cómo será- de nuevo habló él para cortar el silencio.

-Perfecto! Te veo mañana.-

-Jandi!- la llamó el. – ¿Doyun estará ahí?

La realidad cayó de golpe sobre ella. Se recordó que a él solo le Interesaba el Niño. Volvió a su actitud altanera y prepotente. Que estupida había sido pensando en que él podría preocuparse por ella.

-Todavía estoy decidiendo si estará en la ceremonia-

-Dijiste que podría verlo después de firmar el contrato.- le replicó él enojado.

-Si, pero no necesariamente en la ceremonia. Yo decidiré cuándo podrás verlo. –

-Pero, Jandi… -

-Te veo mañana bombero – le dijo para evitar que siguiera hablando y colgó la llamada.


Jihoo miraba el celular todavía incrédulo de que le hubiera colgado. Pero es que la había sentido amable al principio y de pronto hace eso. Se sintió enojado de haberse preocupado por ella todo el día. Desde que salió de su casa se había sentido inquieto. Ese imbecil podría regresar aún después de su amenaza. De algún modo, el hecho de verla vulnerable, había despertado en él un sentido de protección que había olvidado tenía con ella. Pero se obligó a recordar que ya no era la Jandi sensible y amable. Se reprendió así mismo al haber olvidado ese detalle.

-Idiota, ella no necesita de nadie. Quizás tuvo un momento de fragilidad, pero estaba seguro que ella pudo haberse defendido Sola. – habló consigo mismo. Tenía que estar más alerta si no quería convertirse en su nueva víctima, en caso de que ella hubiera tenido algo que ver con lo que le pasó a Junpyo. Doyun era lo que realmente le preocupaba, tenía que obligarla a que lo dejara verlo. Para eso se casaba con ella, para estar con él y protegerlo. Aunque el hecho de haberlo sacado del foco público, parecía como si lo estuviera escondiendo de algo o de alguien. Era como cuando Junpyo les pidió que no regresaran a la mansión, él lo hizo para protegerlos. Se levantó de su sillón de la sala de estar y fue al bar para servirse una copa. Regresar a Corea le estaba poniendo la vida de cabeza. Después de enterarse de la muerte de su amigo, supo que era momento de volver, tomó oficialmente su puesto en el gobierno para tener la libertad y el poder de hallar a los culpables y proteger a quienes amaba. Además, tendría más recursos para localizar al hijo perdido de Junpyo. Necesitaba hacer un viaje a Europa, había localizado el orfanato clandestino. Gracias a su posición, tenía más gente disponible para moverse en el bajo mundo al igual que Woobin. Había mucha gente corrupta en el gobierno, y eso lo ayudaba a meterse en lugares que jamás imaginó. Woobin entró a la casa sin anunciarse. Fue hacia Jihoo y se sirvió una copa. Jihoo estaba impasible aún sumergido en sus pensamientos.

-¿Leiste el contrato?- le preguntó.

- Está sobre el escritorio, si quieres echarle un vistazo- le respondió sin mirarlo y bebiendo del amargo líquido. Woobin se acercó para ver los documentos.

- Vaya! Así que esto va en serio. No hay nada que te comprometa. ¿Se casarán por bienes separados?-

-Asi es, aunque seguramente tendré que apoyar en algunos negocios de Shinwa. Al parecer está a punto de irse a la bancarrota-

- Pensé que lo sabías. Han hecho varios despidos y muchos clientes se han ido. Desde que Junpyo "Enfermó" las cosas no han ido bien y ahora con su muerte, la empresa ha perdido credibilidad. ¿Y cuando piensan realizar la boda?-

- El fin de semana, no es algo que deba esperar más tiempo-

- Ya veo. Espero estes haciendo lo correcto. Aunque será una ventaja vigilar de cerca a Jandi- Jihoo por fin volteó a verlo y se acercó a Woobin.

- Woobin, cuando Junpyo nos pidió que no volviéramos a Corea ni a su casa, ¿crees que él ya sabía de alguien que podría atentar contra nosotros? – Woobin se quedó un momento pensativo.

- Ahora que lo mencionas, pienso que tal vez, él ya sospechaba de alguien, y ese alguien era muy cercano a la familia. Si nos involucrábamos más, seguramente nos hubieran quitado de en medio antes de enterarnos de algo, y por eso nos envió a investigar todas sus sospechas, pero tal vez, él ya sabía quien estaba detrás de todo-

- Eso mismo pienso. ¿Crees que Jandi esté haciendo lo mismo con Doyun?-

- ¿Piensas que Jandi sabe quien está detrás de todo? ¿Y si es ella?- Jihoo movía su copa aún pensativo.

- Tienes razón, aún no sabemos nada. ¿Ya sabes cuando se realizará la entrega?-

- En dos semanas, Nuestro testigo habló con su contacto. Lo harán en el mismo lugar de siempre a la misma hora.-

- Yo haré un viaje a Suecia después de la boda. Tengo la dirección del orfanato. No creo que sea conveniente que Yi Young viaje con nosotros-

- Tienes razón, podría causarle un shock emocional. Bueno Bro, te veo el fin de semana, supongo que la boda se hará en la Mansión Gu- Jihoo afirmó con la cabeza. -Cuídate!, no olvides que debemos protegernos entre nosotros.-

- Una cosa más- Le hablo Jihoo. – ¿Que antecedentes tienes del esposo de Jun Hee? Podrías investigarlo por mi y enviarme la información a mi correo privado?-

-Claro, Bro! Aunque es un aburrido, no tiene nada de interesante pero, haré lo que pueda-

-¡Gracias!-

Woobin salió de la misma forma despreocupada con la que llegó. Dejando a Jihoo con más preguntas que respuestas. Dejó su copa y salió hacia la oficina del senado. No se imaginaba cómo la política podía ser tan estresante, debió ejercer mejor la carrera de medicina. Tal vez haría lo que hizo su abuelo, después de ser presidente se dedicó a la medicina. Aunque él al principio estudio la carrera por Jandi, pero ella dejó los estudios para casarse con Junpyo, y no continuó debido a su embarazo. Al no estar ella, perdió la motivación y se dedicó a la música. Y posteriormente, decidió aceptar el puesto que tenía en el gobierno debido a su abuelo, por lo que empezó a ejercer su carrera política. Ellos se amaban tanto, no sabía si Jandi se arrepentía de haber dejado todo por Junpyo, pero el amor que se profesaban le decía que ella estaba feliz con sus decisiones. Aunque ahora lo dudaba, las cosas no terminaron bien, tal vez si ella no se hubiera casado tan pronto y hubiera seguido con sus estudios, su amigo aún estaría vivo y ellos fueran felices con su verdadero hijo. Aun así, agradecía la vida de Doyun, era un niño increible, ojalá Jandi cambiara con él algún día. Que aunque no tenía sangre Gu en sus venas, parecía ser una copia de su amigo, es como cuando dicen que el amor hace que te conviertas en algo que no eres, y Doyun era un Gu gracias al amor que su amigo le dió mientras estuvo vivo. Era su adoración, lo amaba demasiado. Volvió a sentir el dolor de que su amigo ya no estaba con ellos.

-Voy a encontrar al culpable, lo juro! - dijo en voz alta hablándole a la nada. Reafirmando así, la promesa hecha en su tumba.


El día de la boda llegó. Las puertas de la mansión Gu se abrieron solo para invitados exclusivos. Había muy pocas personas. Ni siquiera había flores de adorno o algo que diera indicios de que se llevaría a cabo una boda. En uno de los jardines de la Mansión, solo habían algunas sillas puestas y una mesa con un mantel. Jandi se encontraba en su recámara con un sencillo vestido blanco, llevaba una cola alta sin velo. Se sentía tan diferente esta boda a cuando se casó por primera vez. Esa vez se sentía ilusionada, feliz, nerviosa. Y ahora, era todo tan frío y tan hueco. Ambos se casaban por diferentes motivos, por conveniencia. Un interés de por medio. No había atisbo de cariño por parte de ninguno de los dos. Aunque el hecho de fuera Jihoo, le daba tranquilidad, sabía que él era un caballero y a pesar de llevarse mal, no haría nada que le hiciera daño o en contra de su voluntad. Cuando le propuso que se casara con ella, solo pensaba en que Él era la solución a sus problemas económicos, pero ahora, deseaba agradarle o que él tuviera un mínimo interés por ella. Desde que él la defendiera ese día, y se preocupara porque estuviera bien, se había obsesionado con la idea de que no le fuera tan indiferente. Y que no le pareciera tan aberrante este matrimonio, que no se sintiera tan obligado. Pero eso era algo que solo estaba en su loca imaginación, era obvio que él en otras circunstancias, nunca se habría casado con ella. Suspiró frente al espejo. Sin damas de honor o una loca amiga que le dijera que no estuviera nerviosa. Estaba sola. Nadie iba a felicitarla por su boda. Era peor que el funeral de Junpyo. Alzó el rostro y respiró profundo. Ella era Jandi, La Viuda Negra, como últimamente le decían. Y esto era solo un protocolo, un contrato, sin sentimentalismos. Su fuerza interior era todo lo que le bastaba, no necesitaba de nada ni de nadie. Con esa determinación abrió la puerta para salir hacia su destino.


Jihoo esperaba junto a la mesa del ministro, que ya hojeaba un libro para la ceremonia. Sentados frente a él estaban Yi Young y Gaul, Woobin, la señora Kang, Jun Hee y el estupido de su marido. Se le revolvió el estomago de verlo. Tenía tantas ganas de romperle la cara. Habían algunos inversionistas de Shinwa y algunos compañeros políticos de Jihoo. Habían solo dos periodistas autorizados por Jandi y Jihoo. Solo para que tomaran evidencia del enlace matrimonial. No había más gente, no la necesitaban. Recorrió con la mirada el lugar y se dio cuenta que Doyun no estaba por ningún lado. Entonces, no lo vería aún. Esperaba que eso cambiara. Era extraño que fuera a casarse con quien había sido el amor de la vida de su gran amigo. Sabía que solo era un matrimonio por conveniencia, pero no dejaba de inquietarlo. Sentía que faltaba a la memoria de Junpyo, pero a la vez, era una forma de honrarlo y continuar protegiendo lo que él amaba. Era como, continuar su legado. Al menos sabía que ella no lo amaba y él a ella tampoco, así que eso facilitaría las cosas. Podría centrarse solo en lo que le interesaba, proteger a Doyun y esclarecer la muerte de Junpyo. Recordó cómo en sus años escolares, había soñado con este momento, cuando se sentía enamorado de ella, y ahora que estaba pasando, era lo último que habría deseado. Era increíble cómo habían cambiado tanto las cosas. Pronto sonó la marcha nupcial y Jandi comenzó a caminar sola por el pasillo, no lo hacía rápido pero tampoco despacio. Llegó junto a él y solo se saludaron con un asentimiento de cabeza. El Ministro los veía extraño y los fotógrafos de la prensa comenzaron a tomar fotografías una tras otra.

-Estamos aquí reunidos…- comenzó a hablar el Ministro. - … para unir en Matrimonio a estas dos personas, quienes han venido por su propia voluntad y con total consentimiento de sus actos. Es momento de que digan sus votos. Por favor! Los anillos- pidió el hombre. Woobin se acercó con una almohadilla de donde brillaban dos sortijas. Jihoo tomó una y mirando a Jandi se quedó en silencio. El ministro lo veía esperando que empezara a hablar. El tragó fuerte y volteó hacia el ministro.

-Ehhh… no prepare mis votos-

-¿Cómo?- le preguntó el ministro.

-No tengo nada que decir- contestó Jihoo.

-Pero… - el hombre volteó los ojos. Solo repita conmigo.

-Está bien-

-Diga después de mi… - y el Ministro empezó a recitarle en voz baja para que Jihoo repitiera.

-Yo, Yoon Jihoo, te acepto a ti, Geum Jandi, como mi legítima esposa y prometo cuidarte y ser para ti un buen esposo por todo el resto de mi vida-repitió Jihoo, omitiendo la frase de amarla, pues sentía que estaría mintiendo. Posteriormente el Ministro hizo lo mismo con Jandi pues ella tampoco había preparado nada. Ambos se colocaron los anillos.

-Con el poder que me confiere el Estado declaró a este hombre y está mujer, unidos en Matrimonio. Puede besar a la novia le dijo a Jihoo- Ambos se miraron dubitativos, no sabían si hacerlo o no, pues no estaban obligados, pero la prensa estaba ahí y de cierta manera debían hacer creíble el matrimonio ante la sociedad. Jihoo decidió que sería solo algo simbólico. Así que se acercó a Jandi y le dio un beso corto en los labios. Nunca pensó que besarla sería tan dificil, sin embargo, no se sintió mal por eso. Jandi cerró los ojos al contacto y al sentir sus labios, que aunque fue breve, hizo que se le erizara la piel. Ambos se quedaron mirando unos segundos antes de girarse hacia los presentes, que aplaudían sin mucho entusiasmo. Jandi sintió una punzada de celos al ver a su antigua amiga con una prominente barriga y siendo abrazada por Yi Yeong quien le limpiaba los ojos llenos de lagrimas, mientras la tenía abrazada. Ella sí que había encontrado la felicidad. Sentía que lloraba por lastima al ver su patética vida. Se dirigió hacia la barra de bebidas, le urgía un trago y un cigarro. Le importaba un demonio lo que pensaran de ella. Solo quería salir huyendo de ahí. Jihoo la vio irse y entendía perfectamente su sentir, porque él estaba igual. Se acercó a sus amigos.

-¿Y bien? ¿Cómo te sientes?- le pregunto Yi Yeong.

-¿Qué te digo?- dijo pasándose la mano por el cabello. – solo quisiera ir a un bar y emborracharme.

-Pues tu esposa quiere hacer lo mismo- le dijo Woobin señalando a Jandi quien ya estaba en la barra bebiendo una copa de alcohol.

-Hola Sunbae- le dijo tímidamente Gaul - Espero que por lo menos se lleven bien. Tu puedes hacer que cambie. – Jihoo la miró agradecido y le sonrió en respuesta.

-No es mi objetivo hacerla cambiar, pero trataré de llevar la fiesta en paz. ¡Gracias Gaul! – le dijo.

-Parece que la prensa estará aquí un buen rato… - dijo Yi Yeong.

-Creo que no podrás irte temprano a casa, Bro- le dijo Woobin.

-Tendré que quedarme por hoy aquí- les respondió suspirando.

-Bueno, nosotros nos vamos- dijo Yi Yeong señalando a Gaul y a él mismo. – Ella debe descansar ya está en las últimas. Jihoo les sonrío comprensivamente y puso su mano en la barriga de Gaul.

-Hay que cuidar a este pequeño- les dijo.

-Yo también me voy Bro. Cualquier cosa ya sabes dónde encontrarme. Por cierto, he investigado algo de lo que me pediste, mañana abre tu bandeja de entrada. Te estaré enviando un adelanto esta noche. –

-Gracias, Woobin- Los tres amigos salieron y Jihoo se dedicó a atender a los pocos invitados y despedirlos. Jandi no se había movido de la barra. Por fin se fue el último, así que fue hacia la barra y se sentó junto a Jandi.

--Me sirve uno doble por favor!- Le dijo al barman. Jandi miraba fijamente su copa.

-¿ya se fueron todos?- preguntó arrastrando un poco las palabras.

-Solo estamos nosotros- le contestó mientras bebía de su copa. - ¿Cuánto has bebido?-

-¿Te importa? No quieras empezar a ser el esposo que es como una piedra en el zapato-

-Solo digo, qué tal vez ya bebiste lo suficiente. No te sentirás bien mañana.-

-¿Qué importa como me sienta mañana? ¡hoy me siento como la mierda! Me casé y me siento como la Mierda, cuando debería sentirme feliz, pero ese no es mi caso, ni tampoco el tuyo. Deberías beber junto conmigo. Somos patéticos. Esta boda fue tan patética-

-No pensé que te importaría tanto-

-¡No me importa! Pero no deja de ser patético. – Jihoo sonrió de medio lado. Se prometió llevar las cosas lo mejor posible con ella. No pensó que le afectaría tanto esa boda. Decidió llevarla a dormir y luego él se emborracharía también. La prensa aún andaba por los alrededores, así que lo mejor sería detener su fiesta privada y evitar una nota amarillista al día siguiente. Además ahora tenía que cuidar su imagen, pues ahora era la esposa del próximo candidato a la presidencia.-

-Vamos Jandi! Te llevaré a tu recámara- Ella intentó soltarse pero al ponerse de pie todo le daba vueltas, así que se agarró de él para no caerse. Él la tomó del brazo e hizo que le rodeara el cuello. La tomó de la cintura y la llevó hacia su habitación con ayuda del ama de llaves. Quien les abrió la puerta para que entraran cerrándola tras ella. Jihoo la acomodó en la cama y le quitó las zapatillas. Se quito el saco y se aflojó la corbata. Se sentó junto a ella un momento mientras la veía dormir. Trato de acomodarla bajo las mantas para que no sintiera frío. Cuando ya se estaba yendo sintió un jalón en su brazo.

-No te vayas!- dijo Jandi con los ojos aún cerrados. Jihoo arrugó el entrecejo. Jandi estaba delirando. Tal vez lo confundía con Junpyo. Trato de zafarse lentamente. Pero ella se sentó con los ojos bien abiertos.

-Eres mi esposo ahora. Es nuestra primera noche. Debes quedarte conmigo- Jihoo la miro con los ojos abiertos de la sorpresa. Ella parecía lúcida, no parecía ebria. Y habló claro sin arrastrar las palabras. ¿Había estado fingiendo allá abajo?

-Jandi…- intentó replicar

-¡No puedes irte! – y entonces se acercó a él y lo tomó del cuello de la camisa. Le habló muy cerca pegando su rostro hasta casi tocar el de él.

-Ahora eres mi esposo…- le dijo casi en un susurro. Dejándolo estupefacto y sin saber muy bien que hacer a continuación.