Capítulo 48

Febrero de 2010

Mientras crecía, Draco nunca se preocupó en la planificación de una boda. Le habrían dado muy poca voz en todo el asunto.

Después del período de cortejo requerido, se le presentaría un contrato de compromiso a la familia de su intención (o viceversa), y luego comenzarían las negociaciones entre las unidades parentales. Narcissa se aseguraría de que se incluyera una cláusula u otra sobre joyas heredadas o elfos domésticos. Lucius probablemente haría un control de pureza en la línea de la novia y también acumularía material de chantaje futuro en caso de que no cooperaran. La familia de la novia respondería con requisitos de compensación basados en cuántos herederos produzca el matrimonio y si eran hombres o mujeres, y todo daría vueltas y vueltas en un carrusel de tonterías horribles pero sin sentido registradas para siempre en pergamino oficial y probablemente luego selladas con un rito de sangre.

Eludiendo todo ese tedio, el tiempo de Draco como soltero ahora tenía una fecha oficial de extinción: 14 de agosto de ese año. Bueno, técnicamente, su soltería llega a su fin el sábado anterior, el 7 de agosto .

No había llegado a un acuerdo con el evento que ocurriría el 7 de agosto .

—Me gustaría una ceremonia muggle.

Madre estará apopléjica, quizás fatalmente. Este pensamiento inicial pasó por la mente de Draco y lo dejó temporalmente sin palabras.

Aquí yace Narcisa Malfoy. Ella sobrevivió al Señor Oscuro viviendo en su mansión solo para encontrar su fin al escuchar la noticia de que su único hijo se casará con una muggle con atuendo muggle mientras toma juramentos muggles.

Se casaría con Granger en la maldita luna si ella quisiera, pero cada versión de una ceremonia en su cabeza parecía familiar, mágica.

—¿Y qué significa eso... exactamente? —Draco preguntó con cautela, tratando de enhebrar esa fina línea de curiosidad sin condescendencia.

No tenía idea de cómo los muggles se casaban entre sí, pero razonó que probablemente no involucraba túnicas, ritos de unión o encantamientos protectores. ¿Significaba algo, legalmente? Si acaban de firmar un papel, ¿no podrían hacerlo ahora mismo? ¿Por qué molestarse siquiera con el aspecto ceremonial? Ciertamente no parecía muy vinculante para Draco.

Hermione se movió nerviosamente desde su lugar en el sofá y su nerviosismo se convirtió en una pequeña puñalada en su corazón. Ella respondió con tanta firmeza cuando él le preguntó acerca de la ceremonia que imaginó después de que acordaron la fecha de agosto que él sabía que ella realmente deseaba esto.

—He estado pensando y esto es algo que me gustaría hacer por mis padres. Mi herencia muggle es muy importante para mí, y aunque no era el tipo de chica que fantaseaba con el día de su boda mientras crecía... cada vez que visualizaba mi boda siempre me veía con mis padres en cada brazo... llevándome hacia mi futuro cónyuge en su jardín trasero. Nada lujoso, solo… solo mis padres escoltándome a esta nueva fase de mi vida.

Ella abrazó sus rodillas contra su pecho.

—Se perdieron muchas cosas conmigo, así que una boda simple y tradicional es lo menos que puedo hacer, pero más que eso… es lo que preferiría. Quiero honrar mi lado no mágico celebrando esa parte central de mi ascendencia con mi nuevo esposo.

Sería un monstruo si le negara esto.

—Sin embargo —ella lo miró a través de sus largas pestañas, el labio inferior se quedó brevemente entre los dientes—. No soy tan egoísta como para negarte tu historia familiar, Draco. Tienes todo el derecho de querer una ceremonia mágica tradicional y no tengo intención de privar a tu madre de la oportunidad de planear algo más a su gusto. Entonces… —ella respiró hondo—, hagamos los dos tipos de ceremonias.

—¿Ambos?—. Draco repitió sin comprender.

—Sí —afirmó Hermione—. Lo tendremos en un día diferente.

Abrió su agenda.

—¿Qué tal la semana anterior?

—Erm, uhh... ¿eso está bien?

Levantó la cabeza y dejó de escribir.

—Te sientes incómodo con esto —afirmó sin rodeos.

—¡No! Simplemente no... quiero decir... no tengo idea... quiero decir... Granger, te das cuenta de que nos estás haciendo planear dos bodas, ¿no?

—Haré la boda muggle por mi cuenta —afirmó rápidamente—. Y, de hecho, mi mamá será de gran ayuda, está muy emocionada, ya sabes, me ha estado enviando revistas de novias prácticamente todos los días, y creo que le encantaría vincularse conmigo en toda la planificación, para que no tengamos que hacer todo y podríamos concentrarnos en los preparativos para la ceremonia de vinculación el día 14, y mis padres ya dijeron que cubrirían los costos y de todos modos no sería mucho si lo organizamos en su casa, los jardines son tan hermosos allí a fines del verano y no espero que siquiera quieras ayudar…

Oh dioses, ni siquiera estaban casados todavía y él ya la estaba decepcionando.

—...no es nada extraño, te lo prometo, sabes que en realidad hay mucha más superposición en las tradiciones culturales de las bodas de lo que podrías pensar, todo es bastante derivado, y yo…

—Granger.

Draco colocó una mano sobre sus rodillas en lo que esperaba que sirviera como un gesto de consuelo para ayudar a detener su balbuceo ansioso.

—No me opongo a una ceremonia muggle además de una mágica. ¿Quizás sería mejor si... si tú y tu madre hicieran la mayor parte de la planificación? Ayudaré a decidir sobre las cosas si quieres... pero, francamente, no sé nada sobre las ceremonias muggles.

—En realidad, es bastante simple, bueno, no todas, pero las ceremonias no confesionales estándar se parecen a las ceremonias básicas de vinculación. Intercambiamos votos y anillos y puede haber una lectura o dos, y un oficiante preside todo y firma el certificado de matrimonio. Entonces, en realidad es muy sencillo, pero obviamente no se necesita magia de vinculación ni varitas mágicas. Luego sigue una recepción con una comida y un poco de baile si queremos.

Ella habló con su pequeña voz. La que solía usar cuando no estaba segura de cómo se recibiría la información que dijo. Lo pronunció lo más mansamente y con la mayor rapidez posible, como si tratara de superar lo peor y luego lidiar con las consecuencias. Pero él nunca querría sofocar sus costumbres culturales, incluso si no podía comprender cómo debería sentirse acerca de participar en una tradición muggle.

Se aclaró la garganta.

—No me opongo a eso, amor —se acercó más y dejó caer un beso tranquilizador en su sien—. No sé qué se espera de mí para... ese tipo de ceremonia, pero sé que no te dejaré pagar por esa boda.

Eso la devolvió con éxito a la vida.

—¡Absolutamente no Malfoy! ¡Tengo muchos ahorros propios y mis padres ya se ofrecieron a pagar por esto!

Draco resopló.

—¿Eres consciente de lo que sucede cuando te casas conmigo Granger? Serás una de las mujeres más ricas de nuestro mundo. Ya no serás una campesina.

—¡No voy a tomar tu oro!

—Silencio, será nuestro oro. Tendrás la llave de todas mis bóvedas en Gringotts y no oiré una palabra más en contra de esto.

Hermione puso los ojos en blanco, lo que Draco tomó como una señal de derrota y apretó la parte superior de sus rodillas en agradecimiento.

Volvió a planificar con nuevo entusiasmo, mientras Draco se preguntaba qué idea lo excitaba más: que a su futura esposa no le importara menos el contenido de sus bóvedas o que quisiera casarse con él dos veces.


Marzo de 2010

Durante su reciente llamada por red flu, el grupo de abogados y asesores financieros de Draco planteó un punto bastante astuto acerca de actualizar su testamento ahora que iba a casarse. Éñ estuvo de acuerdo con la prudente sugerencia, dictando de inmediato que todos sus bienes se distribuyeran por igual entre Hermione y Narcissa (en caso de que su madre sobreviviera). Hermione heredaría Franklin House y, después de deliberar internamente durante unos minutos, decidió una buena suma para Crick y Watson.

—¿Y para sus herederos? —uno de los asesores habló.

—¿Disculpe?

—Sus herederos, Sr. Malfoy.

Oh.

En lugar de una respuesta real, Draco tosió y barajó algunos pergaminos en su escritorio, luego tomó un bolígrafo y lo hizo clic varias veces.

—Si quieres —intervino una voz diferente—. Podemos agregar una cláusula general que establezca que los herederos engendrados durante el matrimonio también recibirán una parte igual de los bienes que su madre y su esposa al momento de su fallecimiento. ¿Suena razonable, señor Malfoy?

Draco hizo una nota mental para enviar a ese abogado en particular un bono de Navidad inquietantemente grande el próximo año.

—Gracias por la elegante solución, creo que sería inteligente.

Mientras las brasas se extinguían por el final de la llamada Flú, Draco se quedó mirando la rejilla vacía y se preguntó cuál era la mejor manera de hablarle de esto a Hermione. Con todo el frenesí y la emoción de planear los detalles de la ceremonia, todavía tenían que discutir este tema en particular.

Un pensamiento y un recuerdo trataron de asomarse por un rincón de su mente, pero Draco cerró la puerta mental de golpe, encerrándolo todo detrás de capas de frases de advertencia como "no es algo que te mereces" y "no tienes nada que ofrecer como padre de alguien". Tal como lo había hecho hace un año cuando fue sorprendido por la visión de Hermione sosteniendo a un bebé en sus brazos. Por supuesto, era un Potter a través de un Weasley, pero Draco aún necesitaba asegurarse rápidamente de las nociones peligrosas con respecto a un futuro en el que ella estaría sosteniendo a su hijo.

Antes de que pudiera realmente girar en espiral, Draco arrojó sus escudos de Oclumancia y evitó con éxito pensar demasiado en lo desastroso que sería como padre.

Estoy bien con esto.


Hermione sonrió la semana siguiente cuando él le contó sobre su testamento actualizado y lo recompensó con un beso rápido.

—Muy proactivo, ¿lo ves?. La planificación de la boda no es tan dolorosa.

Draco se encogió de hombros y se sentó en uno de los taburetes detrás de la isla de la cocina.

—Pensé que te complacería saber que tu vena práctica se me ha contagiado-

—Ya era hora —bromeó por encima del hombro, y continuó cocinando la cena.

—Y en ese sentido, probablemente deberíamos discutir, ah sobre—tomó aliento y en esa pequeña y minúscula bocanada de aire, recurrió a cada pizca de sabiduría que el sanador Browning había tratado de impartir en su grueso cráneo sobre la comunicación abierta en un relacion comprometida—, …hijos.

Ella se congeló. La mano que revolvía el maravilloso estofado se detuvo en su tarea, incluso su cabello (una extensión casi sensible de ella) pareció detenerse por completo. Hermione se dio la vuelta y Draco vio que no tenía respuesta para la pregunta que quedaba entre ellos.

Se dio cuenta de que eran un par de perfectos idiotas. Porque no haber considerado seriamente esta pregunta monumental cuando se casarían para el final del verano, era un descuido tan ridículo por parte de dos personas bastante inteligentes.

—Bueno —comenzó ella—, no me opongo a la idea. De tener hijos. Creo.

Una respuesta evasiva de una persona normalmente inquietantemente decisiva dejó a Draco desafortunadamente a cargo de conducir esta conversación. Una conversación que, de nuevo, en definitiva ya deberían haber tenido, dadas todas las cosas que habían experimentado juntos: guerra, sexo, ataques de pánico, sexo, experiencias cercanas a la muerte, sexo, estadías en el hospital, sexo, ataques de llanto, sexo, incomodidad en cenas familiares, sexo, el terrible sentido del humor de Weasley, sexo, usos incómodos e indignos de los baños de los demás, sexo, vacaciones, sexo, discusiones tontas, sexo, etc.

—¿Querías... explicar mejor eso?

Salazar maldito Slytherin, incluso había citado al Sanador Browning, solo faltaba nombrarlo Jefe de la Casa Hufflepuff de una vez.

Una inhalación y exhalación medidas entre sus labios perfectos.

—Muy bien, sé que has sido criado con ciertas… expectativas en lo que se refiere a los niños y la crianza de los hijos y te juro Draco, estoy tratando de dejar de lado mis suposiciones preconcebidas y que eso no sea un factor. No es justo que pienses que mi vacilación tiene algo que ver contigo o con tu familia. Sé que no esperarías que yo... asumiera la responsabilidad exclusiva de cuidar a un bebé mientras continúas con tu carrera. Eso no significa que no me gustaría tomarme un tiempo, tal vez un año o dos, para ser madre. Pero no estoy apresurada en dar ese paso.

Hizo una pausa para tomar un respiro nervioso, y Draco pudo ver que tenía más que decir y le dio un asentimiento y una sonrisa alentadoras. Por supuesto que ya sabía todo esto sobre Granger, o podría haberlo adivinado, pero este tipo de decisión necesitaba ser expresada en voz alta, no dejar que se entretuviera en presunciones y conjeturas.

—Pero si no es solo una cuestión de 'cuándo' sino una cuestión de 'si'... para ser honesto, no estoy del todo segura. Yo no... no tengo una respuesta para ti en este momento y... tengo tantos objetivos profesionales que aún tengo que lograr y si voy a ser madre, me gustaría que cualquier hijo mío tuviera mi toda la atención en esos primeros años, que son tan cruciales para el desarrollo, y solo Dios sabe cómo mis padres hicieron eso y continuaron con su práctica dental.

Otra inhalación ansiosa antes de continuar.

—No quiero elfos adicionales y no quiero institutrices. Me gustaría criar a cualquiera de nuestros hijos, pero no sé cómo hacerlo y equilibrar mi trayectoria profesional, la investigación privada y las actividades benéficas.

Draco frunció el ceño, desconcertado por la forma en que ella había expresado todo el acto de ser madre como un esfuerzo en solitario. Él podría fácilmente seguir su divagación entrecortada en este punto de su relación, pero el camino del pensamiento lo confundió.

—¿No crees que yo podría ayudar con eso?

—Yo... bueno, quiero decir, eso no es realmente tradicional en tu familia, ¿verdad?

Hizo caso omiso de los pensamientos insidiosos y contraproducentes que lo amenazaban, y se recordó a sí mismo que ella nunca buscaría dañarlo con palabras hirientes, sino con el aguijón de "tu familia estaba sumamente jodida y, por extensión, tú sigues estando sumamente jodido", azotó contra su sentido de la calma.

Sin embargo, Hermione no le dio tiempo para transmitir una reacción.

—¡Lo lamento! —espetó de repente—. Amor, lo siento. Eso sonó tan horrible.

Cerró la distancia rápidamente y se arrojó a sus brazos, Draco aceptó con entusiasmo tanto su disculpa innecesaria como su afecto físico.

—Por supuesto que serías un buen padre, lo siento, solo estoy... estoy tan perdida cuando se trata de esto —admitió, y se soltó de su agarre—. Quiero decir —soltó una risa autocrítica—, tengo una línea de tiempo para todo en mi vida, pero cuando se trata de niños, parece que no puedo encontrar el momento adecuado. Tal vez no haya uno para mí.

Ella respiró para tranquilizarse, una que él reconoció como su precursora de una declaración o idea que dudaba en expresar pero que, sin embargo, necesitaba.

—Así que supongo que deberíamos establecerlo ahora mismo, antes de que se hayan tomado los votos, si eso es un factor decisivo para ti, si nunca estoy lista para tener un hijo. Porque no podía... no podía vivir impidiendo que vivieras la vida que realmente quieres.

La reacción inicial de Draco casi salió como un resoplido burlón. Aparte de algún acto extrañamente malvado y fuera de lugar como asesinar a Narcissa a sangre fría, no habría futuro para él sin Hermione involucrada.

Pero su pregunta de seguimiento robó cualquier respuesta que pudiera haber dado.

—¿Quieres ser padre?

No debería haberlo sorprendido, que ella le diera la vuelta a la pregunta, porque obviamente él también necesitaría tener algún tipo de opinión. Pero joder si no se estrelló como un tren fuera de control a través de su psique, rompiendo sus muros mentales y emocionales meticulosamente elaborados.

La paternidad, en general, lo ponía más que un poco incómodo. Y ese autoconocimiento combinado con la pregunta razonable de Hermione llevó a Draco por un repentino camino de horrible autoexamen que amenazaba con deshacer varios meses de curación de un solo golpe.

Oh dioses, Draco tenía el peor ejemplo de paternidad, ¿cómo iba a saber qué hacer? ¿Cómo se aprende a ser padre? ¿Qué diablos hacías cuando le bebé lloraba? No tenía experiencia en el manejo de niños. ¿Cómo diablos enseñas disciplina? Lucius, un verdadero fracaso en ese frente, de alguna manera había sido demasiado indulgente y demasiado severo en un paquete paternal disfuncional.

Draco se encogió al pensar en cómo escuchó la interminable perorata sobre "ser especial" mientras crecía, y mira lo terrible que había resultado. Pero los buenos padres les decían a sus hijos que eran especiales, ¿no? Lucius logró cruzar una línea de contradicción con Draco; en un momento había sido aclamado como un espécimen ungido y perfecto de un heredero sangre pura y en el siguiente despedido con una frialdad distante y advertido de mantener la reputación de su antiguo linaje para no correr el riesgo de ser desheredado.

¿Cómo diablos se suponía que iba a ser padre? Más allá de la pésima aplicación de las habilidades prácticas, dioses, cualquier hijo suyo estaría absolutamente condenado, maldecido a llevar su apellido podrido. El niño sería juzgado y despreciado sin culpa propia. ¿Draco podría vivir con eso? ¿Vivir cargando a un niño inocente con los pecados de su pasado? ¿Qué derecho tenía Draco de cargar a un recién nacido con el peso de su nombre, destinado a ser juzgado por su mundo antes de que pudiera respirar por primera vez?

Paria. Traidor. Cobarde. ¿Qué te mereces en este mundo? Estoy bien con esto. Estoy bien con esto.

Aire enrarecido, un zumbido en sus oídos... había pasado tanto tiempo que casi había olvidado la sensación de pánico inminente. Se agarró al borde de la encimera para sostenerse y antes de que pudiera parpadear, las manos de Hermione acariciaban su espalda de arriba abajo.

—Draco. Por favor háblame.

Su. Ancla. Sostén. Su línea de vida. Agárralo, sosténlo, quédate, quédate, quédate, por favor, no te vayas. Estoy bien con esto. Estoy bien con esto.

Él no debería querer un hijo.

Pero, oh dioses, un niño con Hermione, qué jodidamente alucinante y maravilloso concepto. Ella sería una buena madre. Ella no lo dejaría, no lo dejaría fallar. Logró estabilizar su respiración y soltó el mármol.

—Draco. Este matrimonio solo funcionará si te sientes cómodo diciéndome lo que quieres.

Ella. Ella sigue aquí, sigue su voz. Hermione te ama. Estoy bien con esto. Estoy bien con esto.

¿Qué queria el?

En el segundo en que su mente hizo la pregunta, recibió una claridad repentina y absoluta.

Dos hermosas opciones aparecieron ante él y por una vez en su miserable maldita vida, ambas opciones eran jodidamente gloriosas.

Se vio a sí mismo con Hermione; un niño con cabello castaño y sus ojos miel tirando de su mano, su vientre hinchado con otro por venir, tal vez con sus rizos salvajes esta vez.

Luego vio un camino alternativo, igual de emocionante, igual de satisfactorio. Hermione, con el pelo veteado de canas, él sigue siendo un perfecto rubio blanquecino, solo ellos dos, existiendo en paz, todavía paseando en el café por bollos de arándanos, tomados de la mano.

Draco, no, no solo él, tenían dos opciones. Y ambas... ambas eran fantásticas. Cualquiera de los dos caminos contenía satisfacción. Cualquiera de los dos caminos conducía a una puta vida increíble.

El nudo de tensión en su pecho se desgarró, destruido por la idea de que finalmente podría mirar hacia adelante en su línea de tiempo con algo más aparte de temor, sin esperar a que cayera un hacha.

No sabía si reír o llorar de alivio y seguramente parecía bastante enojado.

Ahuecó el rostro de Hermione con sus grandes manos.

—Quiero lo tú quieras.

Ella frunció el ceño, pareciendo preocupada.

—Draco, esto no es así cómo debería funcionar, no puedes simplemente ceder a mis deseos porque crees que yo…

—No Granger, eso no es a lo que me refiero, lo juro.

La bruma del pánico dio paso a la alegría de la certeza. Sus pulgares trazaron huellas gemelas por las manzanas de sus mejillas, su toque sobre su piel suave lo calmó por completo. Draco recopiló sus pensamientos perdidos sobre todas las deliciosas y diferentes líneas de tiempo futuras con esta increíble mujer.

—Para ser honesto, la paternidad me asusta muchísimo. Probablemente sería terrible en eso y le regalaría a nuestra descendencia todos mis complejos profundamente arraigados y una jodidamente absurda cantidad de problemas.

—Lenguaje, Malfoy.

—Y tendría que dejar de maldecir.

Sus suaves labios se torcieron.

—Hacer una familia contigo sería el honor de mi vida. Pero si eso no es algo que quieres... Nunca forzaría el asunto, amor. Siempre serás suficiente para mí.

Hermione todavía parecía consternada, sus ojos buscaban los suyos desesperadamente, buscando sentimientos ocultos, cualquier deseo no expresado.

—No estoy buscando la respuesta correcta, Draco. Estoy buscando tu respuesta. No quiero que sientas que te estás perdiendo la vida que realmente quieres.

—La vida que realmente quiero ya está aquí, en mis manos.

Sus dedos se arrastraron por su cara, por los lados de su cuello, luego se movieron hacia atrás para anclarse en su cabello.

—Lo que estoy tratando de articular es que esta es una elección que haríamos juntos cuando ambos estemos listos. Si estás lista el día después de que nos casemos, entonces confío en ti para asegurarte de que no lo estropee por completo.

Draco tenía la sensación de que ella necesitaba lanzar un último intento de autosacrificio en el altar de su felicidad. Al menos reprimió una sonrisa cuando Hermione inmediatamente le dio la razón.

—¿Y si nunca estoy lista? ¿Estarías bien con que tu linaje termine?

Draco se rió entre dientes ante su fraseo dramático y le dio un beso en la sien.

—Granger, con mucho gusto seré el último de mi línea, no podría importarme menos esa podredumbre de legado. No quiero tener un hijo solo por eso. Sólo querría tener un hijo si fuera contigo. De todas formas no necesito hijos para vivir una vida plena.

Hermione finalmente sonrió y lo abrazó firmemente por la cintura. Cualquier elección que finalmente hicieran sería suya y solo suya, y para Draco, solo eso importaba.


La discusión de la otra noche sobre la progenie futura había terminado felizmente con una sugerencia descarada de Draco de que practicaran haciéndolos de todos modos.

Los días y las noches pasaron rápidamente mientras marcaban punto tras punto en la pequeña lista de cosas de la boda que debían discutir hasta la saciedad y llegar a algún tipo de acuerdo antes de enfrentarse a Narcisa. Aunque Draco había estado de acuerdo con todas las sugerencias planteadas por Hermione, no había previsto que una conversación sobre avisos enviados a parientes que no le importaban y publicaciones que no leía se convirtieran en una espectacular fuente de angustia.

La tarea de esta noche: seleccionar la redacción de la invitación, que luego se transformaría en la elaboración del anuncio formal posterior a la boda, algo en lo que Draco sabía que Narcissa insistiría, de su unión. Draco le entregó un pergamino de muestra, palabras copiadas de la mayoría de los otros anuncios que había leído antes con sus nombres y fecha de vinculación anotados.

Hermione lo escaneó rápidamente, luego sacó un bolígrafo e hizo una edición rápida.

Granger-Malfoy.

—¿Disculpa?

—Mi nuevo apellido. Será Granger-Malfoy.

Su cuerpo se tensó instintivamente ante su declaración. Tal vez una reacción exagerada, pero de todos modos, su pronunciamiento se sintió como el aguijón del rechazo, como si buscara suavizar el golpe de presentarse públicamente como Malfoy.

La ira amarga no debería ser su reacción inicial, pero Draco podía sentir que crecía dentro de él de todos modos. Él ya había accedido a la ceremonia muggle, a que ella mantuviera su casa en la ciudad hasta que se casaran, y ahora para denigrarse aún más, ella no tomará su nombre. No completamente de todos modos.

Estoy bien con esto.

—Entiendo —dijo con rigidez.

El sanador Browning necesitará cinco horas más con él este mes.

Lógicamente, entendía, y había soportado más de una diatriba de Hermione sobre cómo el sexismo yacía en el centro de la expectativa de que solo la novia conservara su nombre. Aún así, su decisión sacó a la luz esas inseguridades siniestras y al acecho que amaban recordarle que nunca sería verdaderamente digno de ella.

—No creo que lo hagas —dijo en voz baja.

Hermione entrelazó sus dedos con los de él, y Draco miró fijamente el anillo en su dedo anular, deseando que verlo le recordara que lo había aceptado por toda la eternidad. El lado esmeralda se dejaba ver hoy. Probablemente ella había programado qué días mostraba la amatista y qué días cambiaba a la esmeralda. El extraño y afectuoso pensamiento lo tranquilizó un poco.

—Estoy orgullosa de ti, ¿me escuchas? Estoy orgulloa de casarme contigo. Pero Draco, sin importar el apellido, siempre me quedaría con el mío —ella apretó su mano—. Me gané mi lugar en este mundo como Granger. Un apellido nacido de muggles sin ancestros mágicos notables de los que jactarme, y quiero honrar el nombre que me he hecho manteniéndolo.

¿Y qué podía decir él a eso? ¿Cómo podía responder Draco a su apasionado ruego de que le diera a su propio apellido la misma importancia que al suyo cuando procedía de un lugar tan serio? Especialmente un apellido como el de ella, aunque no "puro" desde la perspectiva del linaje, pero puro de una manera que importaba más en el gran esquema de las cosas. Los libros de historia incluirían su apellido antes de una lista exhaustiva de logros nobles y hazañas audaces. Tendría suerte de que su apellido escapara del apodo de "villano" y, con toda probabilidad, se registraría para siempre junto a frases como "obscenamente rico" y "moralmente dudoso".

Ahora que lo pensaba casarse con Hermione probablemente sería la única anécdota positiva asociada con su línea familiar.

—Pero también quiero honrar a mi esposo, así que seré Hermione Granger-Malfoy —afirmó.

Sonaba encantador para sus oídos, pero el pequeño sueño que había tenido hace más de un año cuando su cerebro decidió cantar Hermione Malfoy murió silenciosamente dentro de él. Así que él asintió y besó el dorso de su mano y les hizo un gesto para que pasaran a otras tareas de planificación, incluso cuando los vestigios de sentirse menospreciado permanecieron, ocupando una parte no insignificante de su pecho.

Quizá por ello, Draco se decidió por una demostración de su devoción para su futura esposa. Sí, un gesto que lo mostró capaz de contribuir igualmente a su vida doméstica más allá de las ingentes cantidades de oro a su disposición.

En su sesión más reciente con Browning, el sanador le presentó a Draco el concepto de los lenguajes del amor. Aparentemente, había cinco tipos comunes: regalos, tiempo de calidad, contacto físico, palabras de afirmación y actos de servicio. Un marco bastante amplio, advirtió el sanador, pero Browning le pidió a Draco que pensara en las formas en que prefería mostrarle a Hermione que la amaba.

Obviamente se destacó en cuatro de esas áreas, pero los actos de servicio eran un concepto un poco extraño si era honesto. Browning ganó cada Galeón que Draco le había pagado cuando no se rió cuando Draco le preguntó si "actos de servicio" significaba: "como en... ¿pretender que soy su sirviente y hacer sus tareas domésticas?"

En retrospectiva, realmente debería haber convocado a Crick para convocar a Watson para supervisar. De esa manera, sería menos probable que quemara la casa de Hermione hasta los cimientos. En la actualidad, un peligro muy real.

Cocinar una comida desde cero sería como Pociones, teorizó Draco. Cocinar una cena sorpresa para su prometida sería el colmo del romance, teorizó Draco. Presentarle a su hermosa bruja una deliciosa comida que había preparado para que no se quedase atrapada con la tarea, nuevamente, después de un largo día de trabajo finalmente demostraría su valía como cónyuge, teorizó Draco. La sopa de cebolla francesa sería un experimento de cocina fácil para la primera vez, teorizó Draco. Un plato bastante sencillo, con ingredientes que había preparado fácilmente: mantequilla, vino blanco, cebolla, ajo, tomillo, algunos caldos diferentes, queso gruyere recién rallado y una baguette.

Todas las "teorías" de Draco le valieron varias ronchas nuevas en las manos, la destrucción completa de una de las ollas de sopa de Hermione y columnas de humo flotando sobre los quemadores.

El artilugio de la estufa lo dejó perplejo. Sin una llama visible, ¿cómo se regulaba la temperatura adecuada cuando no se estaba hirviendo una tetera? ¿Y cómo coño se dora una cebolla? Debería haber una cantidad estándar de minutos establecidos para que se doren, o una cantidad específica de revueltas con la cuchara, y ¿qué tono de marrón era lo suficientemente marrón para una maldita cebolla?

Marrón no significaba negro y estas cebollas no solo eran negras sino que estaban incrustadas para siempre en el fondo de la olla y en la parte superior de la estufa. Mierda.

Crookshanks había renunciado a su puesto de bañarse casualmente de esa manera repugnantemente pública que solo los gatos parecen disfrutar desde su lugar en una silla de cocina, y salió corriendo de la escena del crimen. Traidor.

—¡Dios mío, Draco! ¿Qué pasó? —llegó el grito agudo detrás de él.

Se dio la vuelta para ver a Hermione en el umbral, con la varita ya fuera y desviando el humo que amenazaba con activar su sistema de alarma.

Se apresuró hacia la estufa, desterrando frenéticamente el humo y luciendo horrorizada por el estado de sus utensilios de cocina y utensilios. Draco se apartó de su camino arrastrando los pies, todavía agarrando un gran cucharón de metal que se había derretido parcialmente y esperando que el suelo de alguna manera se lo tragara.

—¿Estabas tratando de... cocinar? —preguntó con incredulidad, mirando dentro de la olla diezmada y pinchando el montón de cebollas quemadas con su varita.

—Sídi—dijo brevemente—. Pensé que apreciarías el... esfuerzo.

Ella frunció el ceño ante su respuesta, pero luego entró en pánico.

—¡Tus manos! —ella jadeó, desvaneciendo el cucharón irreconocible—. ¡Quédate quieto!

El rostro de Draco se puso tan rojo como sus manos doloridas cuando Hermione invocó pasta para quemar y díctamo para curar sus heridas físicas. Dudaba que existiera un bálsamo para calmar las heridas internas, por lo que su orgullo destruido seguía siendo insalvable.

Cuando terminó de frotar el ungüento en su piel tan suavemente como un sanador trataría a un niño pequeño imprudente, lo dirigió al sofá para que pudiera terminar de rectificar la escena del crimen de una cocina.

Genial, ahora acababa de crear más trabajo de sirviente para ella.

—¿Cómo están tus manos? —preguntó, una vez que hubo terminado y se dejó caer en un sillón frente a él.

—Bien.

—¿Te gustaría discutir por qué sentiste que era necesario casi quemarte la piel hasta los huesos realizando una tarea que literalmente nunca habías intentado antes usando tecnología muggle que nunca aprendiste a operar?

Cruzar los brazos y fulminar con la mirada se sentía como la opción infantil, pero él quería desesperadamente emplearlo aquí.

—Como dije antes. Pensé que apreciarías el esfuerzo que dedicaría a proporcionarte la cena después de haber pasado el día trabajando duro.

Hermione suspiró, y él se irritó por la forma en que indicaba exasperación con sus acciones bien intencionadas. Por otra parte, había amartillado majestuosamente su estufa y casi prende fuego a su casa.

—Draco… tú pagas para que alguien cocine en tu casa ¿Por qué de repente sentiste la necesidad de demostrar tus habilidades culinarias?

Frunció el ceño y miró hacia otro lado.

—¿No puede un tipo simplemente hacer algo bueno por su prometida sin algún motivo oculto?

Ella no mordió el anzuelo.

—¿Esto es porque quiero unir mi nombre con guiones? —preguntó Hermione en voz baja—. ¿O porque no me mudaré hasta justo antes de la boda?

Consideró otras versiones de la verdad, pero en cambio apretó la mandíbula y cortó.

—Por ambas.

—Draco, te he dicho mis razones para ambas decisiones y ninguna tuvo que ver con dudar de ti o no querer pasar tiempo contigo. Me quedaré con mi casa hasta que nos casemos porque…

—... porque es la primera vez que sientes que tienes un hogar después de Hogwarts y es el único lugar que ha sido realmente tuyo —terminó por ella—. Confía en mí, Granger, lo entiendo. Si alguien puede entender esa experiencia, soy yo.

Se pasó las manos por el pelo y se recostó contra el sofá.

—Estoy tratando de no tener un complejo sobre cada decisión estúpida de la boda, pero, —se rió sombríamente— Supongo que la alternativa es darle rienda suelta a mi madre, y dudo que eso sea lo que ninguno de nosotros realmente querría.

Draco palmeó el lugar a su lado en el sofá y Hermione se unió a él.

—Siento lo de la cocina.

—Fue un gesto muy dulce, pero no tienes nada que demostrarme, Draco. Estoy bastante segura de mi decisión de casarme contigo y ciertamente no es por tu perspicacia culinaria —ella apoyó la cabeza en su hombro.

Draco se hundió en la paz de este momento, sintiendo que la vergüenza y la preocupación anteriores se disipaban junto con las sombras de humo de su cocina.

—¿Hemos decidido todo? No te ofendas amor, pero ni siquiera nos hemos reunido con mi madre todavía y ya siento fatiga en toda regla.

Ella rió suavemente.

—Todo se ha decidido, siento más bien lo mismo. Pero bueno…

Hermione se enderezó para mirarlo a la cara.

—Solo hay una cosa más —se cubrió, y Draco se preparó para más debates.

Una inhalación profunda y una exhalación constante. Una frase bastante seria se tambaleó en el precipicio de su boca.

—Estaba pensando en la ceremonia de unión y los votos matrimoniales y quiero… quiero unirme en alma contigo.

Vínculo del alma.

Su piel se erizó cuando su declaración incomprensible y salvajemente fantástica flotó en sus oídos, luego se deslizó dentro de él y se enroscó como un tornillo alrededor de su corazón.

Vínculo del alma.

Pero seguramente ella no había dicho algo tan absurdo. Draco se movió para mirarla. Necesitaba ver esas palabras salir de su boca para creerlas.

—¿Vínculo del alma? —repitió débilmente.

—Sí. Si no te opones a la idea.

Parecía nerviosa, pero decidida. Buscó desesperadamente su rostro y descubrió que mostraba seriedad, y no una concesión reticente que ella estaría haciendo para complacerlo, sino algo que realmente deseaba de verdad. Draco ni siquiera había abordado el tema con ella, ni lo habría abordado en ninguna discusión, sin importar la novia.

Con miedo de soñar que eso estaba en el reino de las posibilidades para un hombre como él, no había surgido, ni una sola vez, en sus conversaciones sobre la ceremonia de la boda. Lo que significaba que Hermione, por su propia voluntad, había pensado en unir almas, investigó la magia requerida y llegó a la conclusión de que lo quería de esa manera duradera.

Un concepto arcaico, arraigado en una magia muy antigua e históricamente practicado en asuntos matrimoniales de sangre pura, pero incluso entre los Sagrados Veintiocho pasó de moda durante el último siglo más o menos. La mayoría de estas familias pensaban que la unión del alma, aunque era reverenciada, era demasiado sentimental, cuyos matrimonios a menudo tenían motivaciones para alinear dinastías familiares o cumplir contratos de compromiso de larga data.

Los lazos del alma eran cuentos de hadas; caprichosamente románticos y no disponibles para personas con almas posiblemente comprometidas como Draco Malfoy.

¿Granger tenía alguna idea de la seriedad de su sugerencia? Nadie con vida sabía siquiera si el vínculo había funcionado, y Draco se preguntó si el Departamento de Misterios lo había estudiado. Como alguien que prosperaba tratando con hechos sobre creencias, Draco no se había detenido mucho en almas, o una vida después de la muerte, u otras realidades más allá de su existencia actual. Entrelazar el alma de uno con otro mostró la voluntad no solo de atarse físicamente a uno mismo durante su tiempo aquí en la tierra, sino también de comprometerse con una combinación de sus núcleos mágicos, poniendo fe en su magia para reconocer su contraparte unida en otra vida. Si existieran otras vidas.

Si bien el Ministerio no las prohibió, se consideraban ceremonias tabú límite, a caballo entre la magia de la luz y la oscuridad. Los matrimonios realizados por el ministerio no lo enumeran como una opción oficial, y las parejas deben buscar una dispensa especial a través de un enlace de almas registrado por el gobierno.

Supuestamente, el ritual podría proteger contra la aparición de maldiciones de sangre en tus futuros descendientes, e incluso podría reforzar tu propio lanzamiento de hechizos. Pero unir el alma significaba someter voluntariamente cada parte de ti a otra; reducirse a los elementos más básicos solo para luego ser recreado con la mezcla de la magia de su intención. Uno no entraba en un vínculo del alma a la ligera, ya que, de nuevo, los efectos a largo plazo no se conocían del todo.

Y Hermione acababa de declarar su intención de desnudar su ser más íntimo, todo lo que residía dentro de ella, y compartir parte de su ser con el de él en una conexión indeleble que tenía el potencial de durar vidas infinitas.

No era posible que supiera lo que acababa de ofrecer, pero la prometida de Draco no era del tipo que se burlaba a medias de una sola cosa. Aún así, tenía que estar seguro.

—Hermione… amor, ¿has pensado en todo lo que implica ese tipo de vínculo?

Una forma segura de descubrir la verdadera opinión de Granger: preguntarle si conocía toda la información sobre un tema.

—¡Por supuesto! He investigado a fondo la historia, la teoría de los hechizos y las versiones específicas del encantamiento. Nunca he visto uno personalmente, Harry y Ginny lo evitaron por razones obvias, así que solo he sido testigo de los lazos de boda estándar. Soy consciente de que este tipo de ceremonia es bastante rara en estos días, nadie está seguro de si realmente funciona, ya sabes, el supuesto encantamiento original es tan antiguo y obviamente no se puede probar, quiero decir, no hay evidencia basada cuerpo de investigación sobre lo que sucede después de la muerte. El concepto de que uno tiene alma está, por supuesto, establecido al menos en el mundo mágico, ya que tenemos fantasmas, y la forma desafortunada y horrible en que nos afecta el Beso del Dementor. Eso es incluso antes de que nos acerquemos a los aspectos siniestros de la magia del alma, los horrocruxes y la sangre de unicornio como ejemplos, obviamente, y…

Ella lo había pensado. En longitud.

—…realmente es más simbólico que cualquier otra cosa, supongo que la mayoría de los ritos matrimoniales mágicos son de naturaleza simbólica, pero esto sería un poco más intenso con la breve conexión de núcleos mágicos con la intención de unir, y el enlazador tiene que ser muy preciso y un lanzador extremadamente poderoso, y registrado oficialmente en el Ministerio para poder realizar este tipo de ceremonia. ¿Sabías que el profesor Flitwick está calificado? Recuerdo una vez que lo mencionó en sexto año durante una lección sobre…

Él la agarró por ambas manos y tiró de ella para que se pusiera de pie mientras aplastaba sus labios contra los de ella.

—¿Supongo que no te opones a la unión del alma entonces? —ella murmuró divertida cuando él la liberó a la superficie para tomar aire.

Apoyó su frente contra la de ella.

—No me atrevía a esperar que ninguna mujer... y mucho menos tú, quisiera atarse a un alma como la mía.

Hermione presionó su mano sobre su ansioso y acelerado corazón. Ella depositó un suave beso en el medio de su pecho, luego otro en el palpitante pulso de su cuello, uno en cada mejilla, uno en sus labios, y Merlín, si no era un hecho esta bruja ya no poseía toda su alma.

Ella se apartó para estudiar su rostro.

—¿De verdad quieres esto también? Sé que... he pedido muchos elementos no tradicionales todo el tiempo y esto parece casi la antítesis de muchas elecciones que he hecho, pero nunca he estado más segura de nada en mi vida.

—Dioses, sí, Granger. Sí, quiero esto… yo… yo…

Los músculos faciales de Draco se contrajeron sospechosamente y antes de que pudiera darle a esa reacción la oportunidad de convertirse completamente en algo vergonzosamente sentimental, se inclinó para besarla de nuevo. Sus labios se tocaron brevemente antes de que Hermione jadeara y se apartara.

—¡Oh! ¡Me olvidé! —corrió a su dormitorio y regresó corriendo agarrando un gastado tomo encuadernado en cuero—. Encontré esto en tu biblioteca hace unas semanas para investigar los ritos adecuadamente, incluso hay algunos trabajos de runas involucrados, y dejé los otros, y tenía la intención de cotejar todo si hubieras aceptado la ceremonia.

Draco se rió entre dientes y tomó el libro de sus manos.

—Tu historial de robos continúa.

Pasó los dedos suavemente por la tapa, maravillándose de lo que sostenía en sus manos: instrucciones para realizar una solemne y sagrada ceremonia que le permitiría el privilegio de unir su esencia misma con lo más íntimo de ella.

Espero que haya cien mil millones de vidas contigo.

—¿Podrías... podrías decírmelo una vez más?

Ella sonrió ampliamente, su sonrisa favorita. La que significaba una felicidad incontenible, una alegría tan abrumadora que muy bien podría brotar de las puntas de su cabello y envolverlo en una neblina de luz cálida y protectora.

—Draco Malfoy, quiero tener una ceremonia de unión de almas contigo... siempre y cuando me prometas que nunca más intentarás cocinar sin mi supervisión directa.


N/A: Todo mi agradecimiento a mi amiga mrsbutlertron por su rápida y amable ayuda con este capítulo.

Nos estamos acercando al final y sigo sin estar preparado para ese tiempo futuro. Ustedes, lectores, han hecho que la experiencia de compartir mi historia sea increíblemente gratificante y no puedo agradecerles lo suficiente a todos y cada uno de ustedes. Ya sea que comente aquí, me insulten en discord, me envíe amor en tumblr o simplemente lo lea, se lo agradezco. Mucho.

N/T: Y estos dos no dejan de ser extremadamente dulces y me hacen llorar de felicidad. Esperen, ya falta cada vez menos para ser partes de esta ansiada boda.

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