TÍTULO: Sontaku
SINOPSIS: [Significado] «Expresar sin palabras lo que sentimos». Kagome ha perdido la cuenta de cuantos días lleva encerrada en aquella celda, sola y a oscuras. Entonces, un día un nuevo prisionero aparece y de pronto tendrá que sobrevivir a un medio demonio gruñón y mandón que está dispuesto a todo por protegerla. [AU]
DISCLAIMER: Ninguno de los personajes importantes me pertenecen, quizás un par de ellos. En cambio, la trama sí es enteramente mía.
NOTA: Sí, lo que lees, soy yo. La misma escritora que un día se juró no volver a escribir una historia en viñetas porque solo traen quebraderos de cabezas. Pero, como dicen en mi tierra, no se puede escupir para arriba porque todo cae pa' bajo. Supongo que aunque este formato sea un rompecabezas para intentar meter un capítulo en mil palabras, también me ayuda a enfocarme mejor ahora que tengo tan poco tiempo para escribir. El caso es que aquí estoy otra vez, dando lo mejor de mí y esperando que os guste esta nueva aventura: Todo un AU ambientado en la época antigua para vuestro disfrute.
Ah, y Naraku no existe, que conste en acta.
Ahora sí: ¡Nos leemos abajo!
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CAPÍTULO 1.
Dibujaba patrones con mi dedo en el brazo mientras canturreaba una cancioncilla en mi cabeza. Era un poco dispersa, apenas recordaba la letra, pero me había acostumbrado a sustituir los espacios en blanco por "nanana".
Cada día esos espacios iban creciendo más y más, y estaba temiendo el momento en el que finalmente olvidara toda la letra. O incluso la melodía. O mi antigua vida.
Mientras esto ocurría en mi mente y boca, iba trazando la silueta de la Z por encima de la curva de mi codo con el dedo índice de la otra mano y cuando terminaba, comenzaba con la A de nuevo. Normalmente, "escribía" el abecedario unas tres veces antes de aburrirme y ponerme con palabras aleatorias que se me iban viniendo a la cabeza. La primera siempre era mi nombre: Kagome. La segunda el de mi madre: Sonomi. Y hubiera continuado con el de mi padre, pero a él nunca llegué a conocerlo. Ni saber nada de su existencia.
La canción también llegó a su fin cuando estaba trazando la F y volví al principio.
El mundo he de cambiar
para ir a un futuro ideal
en donde no reine nanana...
G, H, I, J, K...
El tiempo pasaba y allí estaba, escribiendo y cantando. Cantando y escribiendo.
De pronto, escuché el sonido de un golpe contra el metal y a continuación pasos acercándose. Mi voz tembló ligeramente, pero no detuve ninguna de mis acciones. Quizás no sería para mi. Ojalá no lo fuera, no quería ver a nadie. No, al menos, a quién siempre venía a visitarme. Pero entonces los pasos se detuvieron... y fue justo delante de mi puerta.
Mi respiración se atragantó y mis dedos se crisparon por encima de la piel. Apreté las piernas contra mi pecho, rodeándome las rodillas con fuerza. Y no necesité mirar hacia el frente para saber que alguien estaba mirándome.
No habló. En realidad, nunca hablaba. Al principio eso me había puesto nerviosa y no había dejado de parlotear para ahogar el inquietante silencio que le rondaba: le preguntaba quién era, qué quería, por qué estaba aquí. Con el tiempo, las respuestas dejaron de tener sentido para mi y empecé a volverme indiferente a las... visitas. De todas formas, mi situación no había cambiado ni cambiaría por mucho que rogara o intentara negociar.
Pasó un minuto. Un largo y agobiante minuto en la quietud del momento hasta que el final se oyó un suspiro y pasos alejándose. Predecible. Conforme el ruido fue haciéndose más tenue, más oxígeno pudo entrar en mis pulmones; aunque tuvo que pasar un par de minutos más para que estuviera lo suficientemente tranquila como para empezar a canturrear de nuevo:
El mundo he de cambiar
para ir a nanana
Kagome. Sonomi. Árbol. Sol. Oscuridad. Sola.
Esa última, la repetí dos veces más: Sola. Sola.
Estaba quedándome dormida, aunque sabía que no era de noche porque no me habían traído la cena, cuando sentí un nuevo revuelo a lo lejos. Mis ojos se abrieron sin motivo alguno, pues apenas podía ver a mi alrededor más que lo que la ranurita que había debajo de la puerta dejaba entrever.
Y entonces lo oí: gruñidos. Forcejeo. Rugidos.
Me incorporé en mi lugar, conteniendo la respiración, y presté toda mi atención al acontecimiento que estaba alterando mi inamovible rutina.
—Sújetalo bien, no vaya a ser que se te escape.
—¿No ves que lo intento? Pero no deja de retorcerse como una culebra.
—Cuidado con sus dientes y garras.
Un gruñido de enfado; más rugidos y sacudidas.
—Maldita sea, siempre nos tocan los peores trabajos.
—Y qué lo digas, hombre. Estoy harto.
—Dejémoslo aquí y vayámonos a por unas putas. Estoy cansado y estresado.
—Mierda, sí.
De pronto, una puerta de metal se cerró con fuerzas y el sonido retumbó en el lugar. Me rodeé el cuerpo con los brazos y apreté la piel hasta que el dolor sordo despejó de mi cabeza los recuerdos de mi encierro. De ese mismo sonido resonando en mi cabeza y clavándose en mi corazón.
Se escucharon unas carcajadas, y bromas, y pasos alejándose. Y entonces solo quedé yo; yo y el ser que se retorcía al otro lado de mi pared. Seguramente encerrado en otra habitación como la mía: con solo un catre y un orinal que iban limpiando cada cierto tiempo. Me quedé callada, curiosa sobre el nuevo invitado, y escuché que se movía sin parar, chocando contra las paredes y puertas como si quisiera tirarlas abajo por pura fuerza de voluntad.
¿Quién es? ¿Qué había hecho para estar aquí?
El tiempo pasó y no por ello la energía del desconocido parecía menguar. En una de las veces, cuando chocó contra la pared que nos separaba, reuní la suficiente fuerza como para hablar en voz alta. Y mi voz sonó ronca, hueca, frágil, después de tanto tiempo sin usarse, cuando dije:
—¿Hola? ¿Quién eres? ¿Me oyes?
No parecía hacerlo porque no obtuve reacción alguna. Suspiré, y con el sonido de pisadas, golpes y gruñidos de fondo, apoyé la espalda en la pared y cerré los ojos.
A, B, C, D, E...
El mundo he de cambiar...
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Palabras: 864
Nota final: La historia transcurre en el Japón feudal pero como no conozco su lenguaje me vais a permitir esta pequeña licencia del uso del abecedario latino :)
¡Hola, hola! Pues aquí estoy, en una nueva historia la cual casi casi tengo terminada, así que puedo decir que constará de unos 25 o 30 capítulos, ya lo confirmaré cuando termine de escribirla, que ya me queda el último tramo. Hasta nuevo aviso, intentaré que haya dos actualizaciones semanales: una entre semana y otra el finde.
Y creo que eso es todo lo que tenía que decir de la parte técnica. Por lo demás... ¿qué os ha parecido el inicio? No dice mucho, pero prometo que se vienen cosas interesantes jeje
