Notas Iniciales: Esto es lo más meloso que he escrito de ellos, casi siento que no ajusta a lo presentado hasta ahora pero... se da a entender el punto, jeje.


Dacrifilia


Un joven de cabello largo amarrado en una coleta tarareaba en su retorno de la escuela, los lentes con aumento sobre su rostro dándole una apariencia bastante más patética de lo que podría presumir, como si tomara el lugar de otra persona, después de todo pasearse por el instituto con sus fachas de matón lo distraería con enfrentamientos inútiles que no le apetecía atender mientras luchaba con las materias que le habían obligado repetir año. Al subir las escaleras a unos pasos de llegar hasta el departamento, frenó en seco. Kazutora se encontraba frente a la puerta, y esto no habría significado nada novedoso de no ser por el deplorable aspecto que lo vestía, absolutamente perdido en sus pensamientos, pues no se percató de la presencia de Baji hasta que escuchó pasos apresurados a punto de embestirlo y sintió dos manos firmes sujetarlo de los hombros, empujándolo inconscientemente varios pasos atrás en primera instancia. La ira en los ojos marrones de Baji casi fue suficiente para aliviar a Hanemiya. Lo amaba.

— ¿Quién lo hizo? —exigió saber, mostrando los colmillos en una mueca colérica.

—…Hanma —se dejó confesar, al final no importaba conservar el orgullo que tanto tiempo había estado abrazando, con Baji cerca no le preocupaba mostrarse un poco frágil, estaba cansado de fingir que tenía todo bajo control—. Me dijo que se lo debía por lo de Halloween.

— ¡Ese bastardo hijo de perra! —profirió Keisuke rechinando los dientes. Iba matar a ese infeliz, realmente le importaba una mierda que ahora formara parte de la ToMan o si hacía enojar a su comandante. Nadie tocaba a Kazutora y salía bien librado.

—Déjalo, la verdad me lo merecía.

— ¡Y una mierda si le debes nada a ese imbécil!

—Decidí no darle pelea, así que está bien —dijo Kazutora tratando de reducir la sed de sangre que podía percibir emanando del aura de su único amigo desde que volvió a la pandilla.

— ¡No está jodidamente bien!

—Baji….

— ¡Me largo ahora mismo a machacarlo!

—Kei… —El sorpresivo diminutivo y el temblor en la voz de Kazutora fue lo que convenció a Baji de interrumpir su apresurada marcha en busca del antiguo líder de Valhalla, incitándolo mirar directo al rostro del otro para terminar en shock por la vista de aquel brote de lágrimas deslizándose por las mejillas de aquel por quien sería capaz de suicidarse si hiciera falta—. Está bien —le repitió resistiéndose a encogerse más, limpiándose frenéticamente el rostro sin éxito cuando una nueva ola de gotas saladas quedaban atascadas en sus parpados inferiores—. A la mierda con él. Quédate conmigo. Tenemos mejores de qué ocuparnos. Ya nos vengaremos de él sin que nos metamos en problemas con Mikey. Sabes que ahora mismo no soy el miembro más aceptado.

Baji consideró sus palabras y asintió a regañadientes, pues tenía razón. Dudaba que sin su estrafalaria insistencia le hubiese sido permitido a Kazutora reintegrarse a la pandilla que ayudó a fundar, lo cual seguía pareciéndole injusto. Sólo hirieron a Sonichiro, pese a las acciones temerarias de su pareja de crimen, sus acciones por fortuna no pasaron a mayores, así que consideraba su líder estaba exagerando en exceso con el recelo que le ofrecía a su mejor amigo. Tragándose la frustración que el sólo pensamiento le provocaba prestó atención a Hanemiya de nuevo. Se estaba volviendo algo ordinario verlo llorar cuando se volvía el centro de estos eventos desagradables, odiaba su sufrimiento, pero en igual medida adoraba esos ojos llenos de lágrimas. Al percatarse del calor que se comenzó acumular en su cuerpo, deshizo la corbata alrededor de su cuello y se quitó el saco del uniforme. Incluso sus lentes empezaban a resbalarse por el puente de su nariz, por lo que se los quitó y los guardó en el bolsillo.

—Tora —lo llamó antes de rodearlo con sus brazos, atrayéndolo de la cintura para que impactaran sus caderas y tener el acceso que necesitaba para limpiar esas lágrimas de tristeza con su lengua. La acción a Kazutora le hizo cosquillas pero no se lo impidió, pues no tardó en notar la dureza que se frotaba en su propia entrepierna.

— ¿Quieres consolarme?

—Será un placer.

—Primero debemos entrar y verificar que tu madre no esté en casa.

—Y si está te llevaré a un lugar privado donde podamos golpear tranquilamente a todo el que se aparezca para bajarnos la calentura. —Kazutora resopló divertido de esta propuesta.

—No tienes remedio.

—Humm —Bajo tarareó de nuevo maquinando nuevas ideas—. Podemos fabricar bombas molotov y lanzarlas contra los locales de periódico, asustar a algunos niños, infiltrarnos en algún templo a quemar papeles con el nombre de Hanma o simplemente acomodarnos en mi habitación a leer revistas para adultos, conseguí algunas interesantes.

—Me gusta la idea.

— ¿Cuál de todas?

—Todas —señaló con una sonrisa cómplice—. Podemos hacer todas, aunque fabricar las bombas nos llevará algo de tiempo, así que acordemos llevar a cabo en un momento especial, quizás como celebración por darle una merecida golpiza a Hanma.

—Muy bien —aceptó Baji con una sonrisa antes de besar los ojos de Kazutora dulcemente.