- Prólogo -

Superior e Inferior

El vacío, ¿eh? Lo recordaba más... entretenido. Al parecer, ninguna de esas cosas llegó para devorar mi alma, o lo que queda de ella. Esa maldita mortal repugnante, ¡¿cómo puede ser que alguna vez la vi como mi hija?! ¡Me da asco de solo pensarlo!

Pero bueno, eso ya quedó atrás. Mi existencia termina aquí. Poco a poco siento cómo mi alma se va desintegrando. Desearía jamás haberle enseñado el conjuro Destructor de Almas...

Suspiré con molestia.

—Que estúpida fui. Ahora solo debo esperar mi pronta destrucción.

Los segundos pasaban, y pronto se convirtieron en minutos, mientras un inmenso dolor abrumaba por completo mi ser. Después de todo, lo que estaba destruyéndose era mi alma.

—¡Esto duele como la mierda! ¡Desgraciados mortales! ¡Si pudiera matarlos y torturar sus almas lo haría con gusto!

Y en ese preciso momento, la magia que había sido sellada en mí instantes antes de morir volvió a estar disponible, inundando lo que quedaba de mi ser con todo su poder.

Estaba feliz... Tan feliz que mi sonrisa se expandió hasta límites que ningún mortal jamás podría alcanzar. En algún momento, incluso comencé a reír.

—¡Sí! ¡Yo, Umbroxia, he recuperado mi preciada magia! ¡Y nada impedirá que realice mi deseada venganza! ¡Ni siquiera el hecho de que mi alma esté siendo destrozada y que sienta deseos de vomitar!

En un último intento por sobrevivir a todo esto, concentré la magia que yacía en mi ser y la coloqué alrededor de la zona desintegrada. Ahí comencé, reuniendo toda mi fuerza, voluntad y poder, traté de regenerar la zona lo más rápido y eficiente posible.

No paso ni menos de un minuto, cuando mi alma por fin estuvo completa otra vez, pero a costa de perder gran parte de mi magia.

—... M... Mierda... Y yo creí que... iba perder menos... ¡Mierda! ¡Malditos mortales repugnantes! Ahora tendré que esperar un tiempo antes de que mi magia se recargue por completo... Pero mientras tanto...

Estiré mi mano hacia la nada y un portal se abrió. Si bien me resultaba muy fácil crear portales y viajar a distintas partes del mundo, este por alguna razón se sintió diferente. Requirió más magia de lo usual, lo cual me molestó, ya que casi no tenía magia. Pero lo más extraño fue que no conocía a dónde me llevaría, y yo siempre lo sabía, siempre.

—Bueno, que importa dónde vaya, mientras sea mejor que en este lugar. En serio, el vacío es tan aburrido.

Avancé hacia el portal, coloqué una mano en él, y al no sentir nada extraño, introduje mi alma por completo.

Lo único que recuerdo es ver seis pares de manos tratando de llevarme de regreso. Y el mundo fue envuelto en una oscuridad absoluta...

Entonces desperté, ya no me encontraba en el vacío, pero tampoco estaba en algún lugar que conociera. Me sentía débil, y no solo por la falta de gran parte de mi magia, no, también mi cuerpo estaba débil, como si moverme me fuera a resultar un gran trabajo.

Espera... ¿Mi cuerpo? Pero se suponía que morí y mi alma llegó al vacío... ¿Qué mierda?

Lo primero que hice fue intentar mirar mis manos, pero entonces me di cuenta de que no veía nada, todo seguía siendo oscuridad. Mis ojos no se abrían para nada, mi boca no se movía, estaba paralizada.

¡¿Qué demonios me ocurre?! ¡¿Acaso estoy ciega?! ¡¿Paralitica?! ¡¿Qué sucede?!

Estaba aterrada, por primera vez desde mi muerte iba a sucumbir al terror absoluto.

¡No! ¡Umbroxia, tienes que tranquilizarte! ¡Debo sentir mi magia y tal vez pueda hacer algo al respecto!

Me concentré en mi alma, la esencia de mi ser, y busqué mi "almacén de magia". Por alguna razón, se encontraba más recargado que la última vez, eso era bueno. Sin embargo, solo era de un ¿25%? No suelo hacer ese tipo de mediciones, por lo que puede que esté equivocada, tal vez sea más, tal vez menos, no tengo idea.

De todas formas, se recuperaba a un ritmo muy lento, demasiado lento.

¿Acaso la conexión con la naturaleza no estaba funcionando? Si es así, estoy en un gran problema.

Esto no está bien, nada bien. No sé dónde estoy y para saberlo debo utilizar mi magia... Maldición, bien, lo haré.

Con lo poco que tenía de magia, formé un ente espectral de mí misma y volé fuera de mi cuerpo.

Aunque dije "espectral" esto es más bien un cumulo de magia de oscuridad, es invisible a la vista y me permite observar todo como una extensión de mis ojos, no es mi alma, es solo magia.

Cuando salí de dónde quiera que estuviera, me llevé una gran sorpresa al darme cuenta de la verdad.

—¿Qué mierda...?

Mi voz espectral resonó en la gran habitación, la cual para mi sorpresa estaba repleta de huevos en estantes. Me recordaba a uno de esos almacenes de comida que tenían los mortales en sus reinos y pueblos.

—¿Qué es este lugar? ¿Y mi cuerpo?

De forma lenta y temerosa, bajé mi mirada hacia donde debería estar mi nuevo cuerpo, aquel en el que mi alma se incrustó para renacer.

Y entonces lo vi, era un huevo... Un pequeño y blanco huevo, colocado en un estante y acomodado junto a otros huevos.

... Mierda.

—... ¡Qué demonios! ¡¿Dónde está mi hermoso y perfecto cuerpo?! ¡¿Y por qué ahora soy huevo?! ¡Un maldito huevo! ¡Yo...! ¡Ahhgg...!

Estaba furiosa, tan furiosa como cuando me encontraba muriendo a manos de esa escoria mortal. ¡¿Un huevo?! ¡¿Es en serio?! ¡Maldita sea mi suerte asquerosa!

—Tengo que saber qué está pasando, esto no es normal. ¿Por qué mi alma se incrustó en un huevo? ¿Será porque aún no ha nacido? No, incluso los bebés de una semana ya tienen alma, por lo que sería imposible unirse al cuerpo sin consumir el alma primero...

» ¿Y si eso fue lo que pasó? De alguna forma me las arreglé para consumir el alma y unirme al cuerpo, o tal vez solo la expulsé al exterior... Pero, ¿un huevo? ¿Por qué un huevo de todas las cosas?

Decidí volver al cuerpo principal y de esa forma dejar de consumir magia en vano. Sí, todavía era el 25%, pero no estaba acostumbrada a tener tan poco, debía ser cuidadosa.

Tengo que encontrar una forma de adquirir otro cuerpo, o al menos, me gustaría nacer de este huevo y seguir mi camino. Pero, llevará tiempo, eso es lo que siento.

Suspiré en mi interior.

Lo único que espero es no ser parte de un grupo de huevos para consumo mortal, eso sería...

¡No! No pienso ser comida de nadie. Aunque si muero podría tener la posibilidad de unirme a un mejor cuerpo... ¡Aun así, me niego! Mi orgullo de Bruja me impide ser devorada por criaturas inferiores a mí, nadie, y repito, ¡Nadie!, va a estar sobre mí nunca más.

Decidida, analicé mis opciones.

Podría esperar a que mi magia se recuperara por completo y forzar a este cuerpo al crecimiento, pero viendo la lentitud con la que lo hace, no estaba muy segura de querer hacer eso.

La otra opción sería... ¿Suicidio? ¿Siquiera puedo hacerlo con este cuerpo? Digo, tal vez podría dejar de respirar, pero siendo muy sincera es una forma muy estúpida de morir, y como siempre, mi orgullo me impide morir de esa manera. No, debe haber más opciones, ¿verdad?

No, ya no se me ocurre nada más. Claro, tengo magia aún, pero, no, usarla para esto no era una opción. Entonces solo me queda esperar.

Suspiré otra vez.

Como odio esto, lo odio tanto. Bueno, al menos podré hacer una especie de hibernación gracias a este cuerpo, y supongo que me despertaré cuando sienta que mi magia se ha recargado por completo o, en su defecto, nazca. Cosa que creo que sucederá primero.

Con los ojos ya cerrados, imaginé el escenario que utilizaría para mi sueño, un prado repleto de flores, el sol en lo alto, las aves cantando, y a mi pequeña bebé ya en sus seis años, corría y saltaba junto a los pequeños animales del bosque, mientras gritaba "¡Mamá, mírame tengo nuevos amigos!". Que vista tan hermosa.

Y con una sonrisa en mi interior, caí dormida otra vez.

(Día 1)

Algo me había despertado, confundida observé mi almacenamiento de magia, pero este aún estaba solo al 30%. Tampoco es que estuviera por nacer, siento que aún me quedaba un tiempo. Entonces, ¿qué fue lo que me despertó?

Fue en ese momento que lo sentí, una fuerza mágica opresiva que inundaba todo a mi alrededor, no, eran varias, cuatro para ser más precisa, cada una expresaba cierta calidez y fuerza. Era un tipo de magia que jamás había sentido en toda mi vida.

¿Qué mierda es esta magia?

Antes de que pudiera encontrar una respuesta a mi pregunta, escuché un sonido proveniente del exterior. Cosas eran levantadas y movidas de su lugar, varias pisadas las acompañaban, y algunas voces le seguían.

¿Mortales? ¿Por qué ahora?

Si bien no poseía un calendario interno que me dijera los días, sí podía sentir el tiempo pasando a través de mi alma, y por lo que sé ha pasado un buen tiempo, meses desde mi muerte, luego mi despertar, mi "hibernación" y mi nuevo despertar, fueron unos ocho o nueve, incluso diez meses. No lo sabía muy bien en realidad.

Las voces del exterior se estaban acercando a mi posición, sentí como unas manos sostuvieron el huevo y, por extensión, a mí misma. Estas manos me levantaron del sitio y me dejaron en otro muy distinto, uno que podía moverse.

Bueno, me harté de estar a oscuras.

Mi forma espectral volvió a surgir, y fue ahí que después de tanto tiempo vi la luz otra vez. Era tan cegadora.

—Por favor, tengan cuidado al llevar estos huevos a los carruajes. No sé qué haría si se rompieran.

La voz que habló era la de un Mortal con aspecto de trabajador campesino, y aunque todos los mortales del lugar parecían tener ese mismo tipo de vestimenta, este, a diferencia del resto, era un anciano. Todos estaban llevando los huevos a otro sitio, al parecer a unos carruajes.

Cuando fui movida a uno de los carruajes junto al resto de huevos, vi a dos mortales sentados en el interior. Eran hombres, y parecían estar comparando otros huevos entre sí.

—¿Y qué te parece este huevo de Usapil? Es bonito, y su carne es muy sabrosa.

—¿En serio? ¿Ese tipo de monstruo te parece bonito?

—Si, ¿qué? ¿No me digas qué crees que es feo?

—Siendo sincero, sí, es muy feo. Y su carne tampoco es tan buena.

—A ver, señor sabiondo, ¿dime que monstruo te parece lindo a ti?

El mortal sonrió ante la pregunta.

—Eso es sencillo.

Con tranquilidad, el mortal se giró en mi dirección. Por un momento creí que me había descubierto, pero aquellas dudas quedaron en la nada cuando él me tomó con sus manos, miró otra vez al hombre e infló el pecho.

—¡Los Filoliales! ¡Qué criaturas tan hermosas y majestuosas! ¡No existe nada más perfecto!

Sus palabras me hicieron sonreír con arrogancia en mi interior por unos breves segundos, pero luego me cuestioné: ¿qué es un Filolial? ¿Eso era lo que nacería de este huevo? ¿Lo que yo sería?

—¡Bah! Otro fanático de los filoliales, lo mejor son... Espérame un segundo que lo traigo.

El hombre se levantó del suelo de madera y busco entre los tantos huevos almacenados.

—¡Aquí está! ¡Te presento al único e inigualable, Dragón de Sangre Pura!

—¡Wow! No pensé que hubiera uno aquí, son muy raros y escasos.

—Sí, por eso es tan especial. Proviene de Zeltoble, y lo están transportando hasta aquí para un "vendedor de monstruos".

El huevo sostenido por el mortal era de un rojo oscuro, con zonas como picos a los lados, y comparado a mi huevo, era tres veces más grande y su forma era más ostentosa, como si estuviera presumiendo... Por alguna razón me estaba comenzando a molestar.

—Bueno... Supongo que tienes razón, son los enemigos naturales de los filoliales por algo. Aun así, prefiero más a los filoliales, son más agradables y sus plumas son suaves.

—Pero jamás superaran el poderío de un grandioso dragón.

—Es una lástima.

El mortal amante de los filoliales suspiró derrotado. Entonces, una voz externa se escuchó.

—¡Oigan, ustedes dos! ¡Dejen de estar perdiendo el tiempo y sigan trabajando!

Ambos mortales se levantaron, sorprendidos por haber sido atrapados holgazaneando. Dejaron los huevos en sus lugares y exclamaron al unisonó.

—¡Si, Jefe!

Y se fueron, dejando el carruaje en absoluto silencio y en soledad... Justo como a mí me gusta.

Me acerqué en mi forma espectral al huevo de dragón, una sonrisa se me estaba formando en el rostro.

—Así que, comparado a ti, soy inferior, ¿eh? No por mucho.

Concentré mi magia en mis manos transparentes y las coloqué sobre la cáscara del huevo. Luego, creé una pequeña y diminuta grieta, una que solo un ojo experto podría ver, e introduje mi magia en ella.

—Ahora tu esencia de dragón y mi esencia de filolial serán uno mismo, tu alma de bebé dragón la consumiré, y así cuando nazca seré un ser superior, otra vez.

La oscuridad rodeó el interior del huevo y tanto la sangre, la carne, sus órganos, todo aquello que lo conformaba, pasó a través de mi magia y, por un momento, dejó de ser algo físico y se volvió magia, una magia extraña que no era conocida por mí. Y al final, esta magia se fundió con mi nuevo cuerpo. Al principio se rechazaban, pero con ayuda de mi gran intelecto, sabiduría, y mi grandiosa magia, logré unir ambos cuerpos, ambas esencias en uno solo.

Ahora yo era un filolial y también un dragón.

Yo, Umbroxia, la Bruja más poderosa de todas, me había vuelto aún más superior que nunca.

Puede que este ya no sea mi mundo, porque jamás escuché de criaturas con el nombre de filoliales, Usapil, y un país llamado Zeltoble. En cuanto al idioma, aún si de alguna forma lo puedo entender, es desconocido para mí. Pero, de lo único que estoy segura es que, a partir de este momento, seré imparable. Como siempre lo he sido.

El tiempo transcurrió y todos los huevos fueron cargados en los carruajes correspondientes, y ahora estábamos avanzando. ¿Qué me aguarda en este mundo? ¿Cuántos nuevos conocimientos adquiriré? ¿Qué tan poderosa me volveré? Solo el tiempo lo dirá, pero una cosa es segura: estoy lista para enfrentar cualquier desafío que se cruce en mi camino. Nada detendrá mi búsqueda de poder y conocimiento.

Ahhh, estoy tan ansiosa por nacer...