Paralyzed
04 de junio de 2030
Todo estaba tranquilo en el castillo. Su hija se encontraba corriendo tras los pavos reales albinos; esa pequeña bruja que, aunque apenas tenía dos años, poseía la astucia e inteligencia de una niña promedio de siete, siendo comparada con frecuencia con su abuela paterna. Su familia extendida estaba divirtiéndose en lo que hace muchos años fue bautizado como "fin de semana familiar", ya sea a los alrededores de los grandes campos, jugando al quidditch o con algún juego de mesa muggle, cortesía de su madre, dentro del castillo.
Por su parte, el Rey de Inglaterra y Escocia, permanecía sentado en el césped disfrutando de la brisa y con la mente en el pasado.
—¿En qué tanto piensas hijo? —Una sonrisa nostálgica se le formó en el rostro, ya que, por primera vez en mucho tiempo no había sentido a la castaña acercarse.
Eso solamente podía significar que se encontraba en paz y se sentía seguro en este lugar, éste era su refugio, su hogar. Atrás habían quedado esos instintos de guerra; eso de estar en vigilancia constante y esperando el próximo ataque.
" ¿Pero porqué eso no era suficiente?"-pensó y no pudo evitar que algo de enojo se filtrara por su ser. Se sentía tan malagradecido frente a los esfuerzos y sacrificios que hicieron su familia.
Pero los posibles "y si" lo atormentaban día y noche; los recuerdos de aquellas personas que ya no los acompañaban, eran una tortura para su corazón y combustible para la ira contra la familia enemiga.
Si bien había decidido, con el resto de los Reyes y Reinas del mundo mágico, no perseguir a los pocos miembros que quedaban de aquella familia que les arrebató todo, dado que habían conseguido un final peor que la muerte, no podía dejar de pensar en todo lo que podrían haber hecho diferente.
—¿Te arrepientes de lo que tuviste que hacer, madre? —Esas palabras tomaron por sorpresa a la mujer, pero ella se limitó a soltar un largo suspiro y a mirar a su nieta.
—Hace tanto tiempo no me llamabas "madre" estando solos... al parecer, de verdad el tema te tiene preocupado.
A diferencia de lo que muchos creían, a pesar de su familia no demostrar cariño en público, otra era la historia dentro de la calidad del hogar. Jamás se escuchaba a un adulto llamar a sus hijos por el nombre completo o títulos y los chicos, por su parte, jamás se dirigían a ellos como "madre" o "padre", a no ser que la conversación de verdad fuera sería.
—Podría ser así, pero aún no respondes a mi pregunta—Esta vez el rubio sí levantó la vista, para ver a la mujer que le había dado todo y que tanto admiraba.
—No, no me arrepiento de nada. Porque hacerlo, significaría que me arrepiento de la familia que tengo y eso hijo—La mujer buscó los ojos del joven—Jamás—Esa última palabra salió de los labios de la castaña con tanta firmeza y con tono tan mortífero que varios se estremecerían, dado que dejaba en claro que quien la contradijera pagaría graves consecuencias. Pero el joven sólo sonrió de lado, mientras se levantaba. —Ahora dime... ¿Tú sí?
—No...—Dijo, al mismo tiempo que notó que su hija comenzaba a acercarse
—Hay un "pero" en esa frase—Eso hizo que el joven soltara una carcajada sin gracia, antes de mirar a su madre.
—Pero…—Su tono era divertido— Me hubiera gustado que más personas pudieran acompañarnos hoy. Siento que si hubiéramos comenzado antes o tal vez si le hubiéramos dicho a la familia lo que planeábamos hacer…nos habrían ayudado y muchas muertes se hubieran evitado.
—Demasiados hubiera en una sola frase, hijo—Mencionó con tono de burla, haciendo que su hijo sonriera y luego suspirara.
—Sí, supongo que sí. Sé que hicimos lo correcto, lo que se debía hacerse. Creo que solamente me hubiera gustado que pasara de otra forma
—¿Por qué no hablas con Sev o tus hermanos? —Eso hizo que el rubio mirara confundido a su madre—Esto fue gracias a ustedes hijo. Esta paz, las reformas…tal vez encuentren una forma de arreglarlo, pero deben ser muy conscientes de lo que desean cambiar. Porque el más mínimo cambio…puede causar, como dicen los muggles, un efecto mariposa y tú más que nadie sabe lo que implicaría.
—¿Qué estás insinuando madre? Por más que nos gustaría cambiar las cosas ¿cómo podríamos hacerlo? Los muertos no pueden simplemente revivir—Fue el turno de la castaña de reír.
Tras un momento, de lo que pareció un profundo análisis de la expresión de su hijo, la mujer se quitó el relicario que rodeaba su cuello y lo apuntó con su varita.
—Revelio
—Es un giratiempo—La incredulidad predominaba en la voz del joven padre, al mismo tiempo que miraba a la mujer con los ojos bien abiertos, llenos de admiración, amor y asombro.
—No es cualquier giratiempo. En uno de nuestros proyectos personales, lo que significa, que logramos modificarlo con tu tío Theo.
—¿Y qué lo hace diferente? ¿Puede revivir personas? — Balbuceó el rubio
—No—Ella volvió a reír—Bueno más o menos…Una vez que hicimos funcionar su prototipo, para viajar 5 minutos a cualquier época, decidimos experimentar un poco más—Comentó con un brillo único en sus ojos, como si aquello fuera el trabajo de su vida y tal vez lo era—A diferencia de cuando McGonagall me dio uno, este puede viajar a cualquier día, de cualquier año…—Miró a su hijo, bajando la voz a medida que se le acercaba. Como si en ese momento ella hubiera vuelto a ser una niña, la cual revelaría el secreto de su mayor travesura—y sin límite de tiempo. Para volver, sólo debes dar la vuelta en el sentido contrario—Sonrió y se lo extendió.
Scorpius no podía creer lo que veía.
—Mamá…—Pero no pudo terminar la frase, dado el nudo que se le formó en la garganta.
La castaña sonrió con ternura, frente a la emoción contenida de su pequeño y decidió continuar con la explicación.
—Nunca avanzamos más que unos pocos minutos. Sabes que, aunque no me gusta el misterio, hay ciertas cosas que prefiero que sucedan como deben ser. —El joven, aún anonadado, alternaba la mirada entre el giratiempo que tenía en la palma de su mano y su madre.
La voz de su hija lo sacó de sus pensamientos y rompió la burbuja que los había rodeado.
—¡Abuela! —La niña saltó y la mujer la tomó en brazos, dándole varios besos en el rostro— ¿Qué es eso, papi? —Preguntó entre las risitas causadas por el afecto que recibía de su abuela.
Ese fue el momento en el que dos miradas, gris y avellana, se conectaron, haciendo un pacto silencioso que cambiaría las cosas para siempre. Aunque ninguno estaba seguro si sería para bien o para mal.
El rubio se acercó para dejar un beso en la frente de su pequeña hija y luego besó la mejilla de su madre, mientras rodeaba a ambas con los brazos.
—Gracias mamá—Ella sólo asintió y miró a su nieta.
—Bueno pequeña Nashira, tu papá debe resolver algunas obligaciones del reino. Así que iremos por tus primos, tu abuelo y el resto de los mayores para hacer un pequeño viaje ¿Quieres? —iba contándole la mujer a su nieta, mientras avanzaba hacia el castillo, cuando sintió la brisa causada por una desaparición silenciosa detrás de ellas.
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Meses después
—¡Ya malditos motífagos, déjenme salir de aquí o mátenme de una buena vez! —En ese instante la puerta de la habitación se abrió, dejando ver a tres pelirrojas delgadas con el cabello descuidado, pero vestidas con ropa elegante, nueva y cómoda. Seguidas de un rubio y una peliblanca de ojos grises; un azabache de ojos azules y una castaña, con unos ojos que eran una mezcla armoniosa de los colores de sus hermanos.
—¡No te cansas de tus idioteces, Weasley! ni cuando se trata de salvar a tu estúpida familia ¿no? —Soltó con asco la peliblanca, haciendo que el pelirrojo intentara avanzar hacia ella, pero para su sorpresa sus primas lo detuvieron, causando que la chica riera con superioridad.
—¡No, Louis! escucha lo que tienen para decir. Después de todo, en estos meses no hicieron más que brindarnos comodidades. —el pelirrojo miró con incredulidad y asco a la mayor de sus primas.
—¿Brindarnos comodidades, dices? —Bufó irónico—Estábamos corriendo y muriendo de hambre por su maldita culpa. —Señaló a la más pequeña de las tres pelirrojas—Rose casi muere de un simple resfriado muggle a causa de su desnutrición y porque no teníamos, ni siquiera, para comprar ropa más abrigada—Soltó colérico—Ellos—Señaló con el índice a sus captores, que se mostraban inmutables— y toda su familia, tendrían que estar corriendo como unas ratas, no nosotros.
—Ese ego y prejuicios, fueron los que llevaron a tu familia a la ruina—Dijo un azabache de ojos verdes, mientras entraba a la habitación a paso firme y con suma calma.
—¡Tú no hables maldito traidor! ¡Mandaste matar a tu propio padre y a toda tu familia de sangre!
De un hechizo, que nadie supo de donde vino, Louis fue estampado contra la pared a unos centímetros del suelo, con dificultades para respirar, como si una mano invisible lo estuviera reteniendo del cuello, a la vez que ejercía presión. Sin embargo, nadie en la sala tenía su varita en alto; por lo que fue la voz del rubio la que interrumpió el silencio y dio claridad a la situación.
—Sev, déjalo. No vale la pena—El pelirrojo cayó de bruces al suelo, llevando instintivamente su mano a su garganta, mientras sus primas corrían para ayudarlo a sentarse en la cama de dosel que estaba en la habitación. —Te diré una sola cosa comadreja, tienes la opción de tomar esto—Mostró una poción transparente entre sus dedos mientras se acercaba a la cama—que, si tu pequeño cerebro no sabe lo que es, te lo digo, es Veritaserum…
—Te contamos los planes y nos dices tus intenciones o simple, te quedas aquí con los elfos hasta que tus primas vuelvan. —Terminó su hermana por él.
—Como podrás notar ya están mejor, porque créenos cuando te decimos que este viaje se ha retrasado solamente porque tenemos alma y no podíamos llevarlos en el estado en el que estaban—La voz del azabache mayor era tan fría que hizo que las chicas dieran un paso atrás
— Así que elige, primito—Finalizó la amenaza, con una sonrisa torcida, su agresor.
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01 de diciembre de 2030
—¿Crees que funcione? —Preguntó un muy alterado y ansioso pelirrojo.
—Sí George, después de todo fue el plan de tía Mione.
—Todavía me cuesta creer que nuestra madre supiera que, al final, íbamos a arrepentirnos de cómo hicimos las cosas— Sonrió la peliblanca
—Creo que nuestros padres también lo hacen, por eso nos envían a este tiempo en particular. Supongo que hay cosas que hubieran hecho diferente, si hubieran sabido lo que nosotros conocemos ahora. —Razonó la pequeña castaña
—Bien, escuchen—Habló un azabache levantando las manos para llamar la atención de todos y cortando la conversación de sus hermanas— Como podrán ver, no estamos solos, familia. Aunque confió en las chicas y el problemático está sin magia, —Varios rieron y el nombrado resopló—tenemos que tener cuidado. Viajaremos a un tiempo donde algunos de nuestros padres ni siquiera se toleran; donde los secretos son demasiados; una guerra está a punto de explotar y mucha gente…—Hizo una pausa con una mueca de asco— indeseable está con vida.
—Recuerden lo que repasamos; lo que puede y no puede decir cada uno. No olviden que queremos mantener los cambios que nos llevaron a la prosperidad del mundo mágico, pero evitar, de ser posible, la tercera guerra mágica y las muertes innecesarias de la segunda. —Explicó el líder
—Sin embargo, está última sí debe ocurrir ¿Entendido? —Tras la pregunta de la peliblanca, muchos asintieron de acuerdo, pero la pequeña mano, de una rubia, se alzó.
—Dime, Pan
—¿Qué pasará si no entienden? ¿Cómo controlarán por ejemplo que algunos, después de saber los secretos de sus parejas, quieran estar juntos? Eso podría causar que algunos ni siquiera nazcan.
—No te preocupes, para eso y en caso de que alguien quiera hacerse el gracioso—Miró a cierto pelirrojo—Tenemos un plan de contingencia que sólo nosotros cuatro sabemos y para el cual, contaremos con ayuda de nuestra madre y abuelos. —La pequeña asintió.
—También recuerden que si bien todos queremos volver a abrazar a quienes nos faltan en este tiempo, debemos ser pacientes.
Todos sabían que el viaje sería más difícil para algunos que para otros, sobre todo aquellos que conocían a sus padres mediante historias o que los perdieron durante la última guerra.
—Bien tómense las manos, esto será como usar un traslador, traten de no vomitar el almuerzo sobre el otro ¿Si?—Todos rieron y se tomaron de las manos en pequeños grupos, donde a su vez el líder de cada uno, tomó la mano de una de las cuatro personas que tenía la cadena del giratiempo alrededor de su cuello.
— ¿Listos? —Quiso asegurarse el líder.
Asintieron y el joven rubio dio las diez vueltas necesarias. El giratiempo comenzó a girar rápidamente y una luz blanca cegadora rodeó a todos. Un círculo de césped quemado, fue la única evidencia capaz de demostrar que anteriormente la tercera generación se encontraba en ese lugar.
Quiero y espero sepan disculpar la pausa en esta historia, pero dado comentarios en otras plataformas donde público y situaciones personales fuera de la pantalla, había perdido el hilo de la historia. Sin embargo, es mi primer fanfic y les prometí que no lo abandonaría, así que aquí está. Editada y ahora sí sin más influencia externa. Espero que les guste y quiero comentarles que estoy en TIKTOK como DarknessRosier y tanto en instagram como en threads como Secretos_de_lectoras, donde pueden interactuar conmigo siempre que quieran.
Saludos, espero que estén bien y no olviden que primero siempre están ustedes; a opiniones vacías, oídos sordos.
