- Inuyasha, lo lamento, no debí... arrastrarte a esto - lo miró

- No tienes que disculparte - abrió sus ojos, dedicándole una mirada tranquila - Fui yo quién insitió en estar a tu lado

- Si salimos de aquí... prometo...

- Shh, no digas nada - redirigió su mirada a las cadenas que lo mantenían preso en la pared - Oigo sus pasos... se están acercando


Un año atrás

En el medio del bosque...

- Si me concentro... lo atraparé - murmuró, con sus ojos fijos en el animal - Sólo es cuestión de no hacer mucho ruido...

Dio un paso entre la maleza, entrecerrando sus ojos

- ¡Inuyashaaaaaa!

- ¡Que! - dio un respingo, cayendo entre los arbustos, al mismo tiempo en que el jabalí salió disparado del lugar al percatarse de su presencia

- ¡Argh! ¡Shippo maldito! - gruñó, mirándolo con desprecio - ¡Por tu culpa el almuerzo escapó!

- No es necesario que caces hoy - apareció, con una bolsa de alimentos en sus manos - ¡Mira! - su sonrisa reflejaba su alegría - Me lo dieron en la aldea... ¡es comida!

- Fhe - colocó sus mangas en su haori - No entiendo porque sigues confiando en esos humanos - miró a un costado - Podrían envenenarte en cualquier momento

- ¡Sango sería incapaz de hacer una cosa como esa! - frunció el entrecejo. sacando las verduras que la mujer le había envuelto cuidadosamente

- Despierta enano - lo golpeó suavemente, dos veces, en la cabeza - Es una exterminadora... el hecho de que se haya instalado en esta aldea no significa que no pueda matarte

- ¿Cómo sabes que es una exterminadora? - preguntó, dando un mordisco

- Hmmm, escúchame bien... no es que me interese tu seguridad, pero necesito saber con quién te juntas... después de todo, si tu seguridad esta en riesgo, la mía también lo estará

- Deberías acercarte a la aldea - sonrió - La gente parece muy amable, la semana próxima será la boda de la sacerdotisa del lugar ¡Habrá una gran fiesta!

- "La sacerdotisa" se llama Kikyou, no sé porque hablas como si no la conociera - tomó una de las verduras - Y ya lo sabía, ella misma me lo dijo

- ¿Ni siquiera ella fue capaz de convencerte de que te acerques a la aldea?

- ¡Cómo fastidias, maldita sea! - bufó - Conozco a esa chica desde que eramos unos niños, por supuesto que estaré en su boda, como su amigo, es mi deber asistir

- ¡¿Entonces iremos juntos a la aldea?! - se entusiasmó

- ¡Ja! Ni de chiste - terminó de comer - La acompañaré de lejos, ella sentirá mi presencia, con eso bastará

Mientras tanto, en un arroyo cercano...

Siete estrellas que dispersas en el cielo azul están... me parecen vigilar y si en algo voy a errar... con su luz a la verdad sin dudas me guiaran...

Cantaba mientras chapoteaba con sus pies en el agua

- Si no la conociera bien, juraría que es una sirena

Giró, ante aquella conocida voz, emitiendo una sincera sonrisa

- Joven Miroku... que agradable sorpresa

- Siempre es bueno saludarla, señorita Kagome - se sentó a su lado

- ¿Qué lo trae por aquí' - volvió a mirar el agua

- Supongo que lo mismo que usted - miraba al frente - Necesito olvidarme un poco del día a día

- Lo comprendo - sonrió - Ser monje de un templo no debe ser una tarea fácil

- Pues no se compara con ser la hija y heredera de un poderoso youkai, de eso estoy seguro

Ambos rieron ante el comentario

- Supongo que es más fácil explicarlo que vivirlo - suspiró - Todavía no domino a Sakura - tomo la empuñadura de su espada, la cuál estaba cubierta de pequeñas joyas - Totosai me dijo que el día que pueda dominarla, será cuando descubra la verdadera naturaleza de mis poderes

- Comprendo... ha comenzado con un largo entrenamiento

- Así es - permanecieron un momento en silencio - ¿Irá a la boda?

- Por supuesto - la miró, sonriendo - Naraku y yo entrenamos juntos desde niños, él jamás me perdonaría si no me presentara... ¿Qué hay de usted?

- Bueno... Kikyou me pidió que asista, sin embargo... sé que en esa aldea los demonios no somos bienvenidos

- Pero, la señorita Kikyou es su media hermana, además, usted no es un youkai malvado

- Lo sé - sonrió - Pero... supongo que los humanos aún no están listos para nosotros - dijo con un dejo de tristeza en su voz - Sin embargo... encontraré la forma de estar presente

- Me agrada oír eso - se puso de pie - Lamento no poder acompañarla por más tiempo, pero el deber llama

- No se preocupe, sólo estaré unos momentos más aquí y regresaré a casa... debo entrenar antes del atardecer

- Que tenga un buen día - sonrió, tomando su cetro y comenzando a caminar en dirección al templo

Ella se puso de pie, estirándose levemente. Su cabello ondeaba con la suave brisa veraniega. Su corta falda tableada seguía el ritmo de su pelo, un corset blanco, en forma de corazón cubría la parte de arriba de su torso, acompañando perfectamente su tiara blanca con destellos verdosos, al igual que sus altas botas del mismo color

Giró su rostro al sentir aquella presencia

Su alma sigue sufriendo, puedo sentirlo desde aquí

- Todavía no lo superas, ¿no es así?

Aquellos orbes dorados se posaron sobre la youkai con la misma seriedad de siempre

- Eso no es asunto tuyo

- Bueno... - sonrió, acercándose hasta quedar a su lado - Eso no es del todo cierto... recuerda quién la llevaba a verte

- Hm - desvió la mirada hacía el agua

- Lo lamento Sesshomaru - puso su mano sobre su hombro - Estoy segura de que ella no quería que las cosas terminaran así... pero, es momento de que sigas con tu vida

- Los hanyos son igual de despreciables que los humanos - entrecerró sus ojos - Y tu hermana no fue la excepción

Se elevó, alejándose del lugar ante la atenta mirada de la joven


¡¿Qué está pasando aquí?! Está todo al revés jajaja un nuevo lemon totalmente diferente ¿Qué pasará?

¡Espero sea de su agrado!