Yui, con 38 años, se estaba mirando en un espejo del baño del templo donde estaba. La chica estaba intentando arreglar su traje para que quedara perfecto, moviendo ligeramente el cuello del traje, el lazo de la corbata y un poco sus mangas. Aunque casi no había ninguna diferencia entre antes de moverlo y después y ya se veía bastante bien, Yui no estaba convencida y seguía notando que faltaba algo. Estaba bastante nerviosa, y no era para menos. Después de todo, hoy iba a "casarse" con Akari. Sí, "casarse", entre comillas, porque no era un casamiento oficial.

Vamos a explicarlo para que podáis entenderlo. Tras la brillante carrera de Ayano como abogada, aunque tuviera solo 28 años, el Partido Feminista la animó a presentarse a las elecciones, y al final ella aceptó, y aunque no ganó, obtuvo buenos resultados. Yui participó en su campaña y después de las elecciones se convirtió en la secretaria oficial del Partido Feminista en la Cámara de Representantes. Con los resultados obtenidos, Ayano pensó que a lo mejor podría legalizar el matrimonio homosexual y permitir que las parejas homosexuales pudieran tener hijos, fueran adoptados o por inseminación artificial. Sin embargo, no contó con el apoyo necesario para sacar adelante el proyecto. Aun así no se rindió, e hizo del matrimonio homosexual y el permitir que las parejas homosexuales pudieran tener hijos su principal reclamo, y se presentó a las siguientes elecciones con este punto en su programa electoral. Y después a la siguientes. Y aunque en cada elección mejoraba resultados, seguía siendo tercera fuerza, por detrás del partido de extrema derecha Partido de la Realización de la Felicidad, y del Partido Liberal Democrático, del actual primer ministro, y sus votos eran prescindibles, por lo que no conseguía poder imponer la legalización del matrimonio homosexual. Sin embargo, no quería rendirse. Sabía que Akari y Yui querían casarse, de la misma forma que querían hacerlo ella y Kyouko, y Himawari y Sakurako, y miles de hombres y mujeres más en todo el país. Toda esa gente tenía las esperanzas puestas en ella, así que no podía desfallecer. Estaba dispuesta a conseguir como fuese la legalización del matrimonio homosexual.

Sin embargo, como iban pasando los años y eso no se conseguía, dos hombres decidieron casarse de manera no oficial. Hicieron una ceremonia igual que la de un casamiento de verdad, con la única diferencia de que, al no ser oficial, no constarían como casados en el registro civil. Aquello se convirtió en viral, y en pocas semanas cada vez más personas decidieron "casarse" de esa forma, y Yui y Akari fueron dos de ellas. No les importaba que no fuera oficial. Para ellas y toda la gente que se casaba de esa forma, era real. Que no constaran como casados en el registro civil y no dispusieran de vacaciones para la luna de miel era lo de menos. Toda esa gente simplemente quería casarse, y que el gobierno japonés no lo reconociera les traía sin cuidado. Para ellos era real.

Gracias a un conocido de Chitose, que era propietario de un templo que había permitido realizar casamientos no oficiales una vez por semana, Akari y Yui iban a poder casarse en un buen lugar, aunque fuera de forma no oficial.

Y así llegamos al momento actual. Yui, bastante nerviosa, seguía moviendo ligeramente su traje, intentando viéndose perfecta, sin conseguirlo a su parecer. En ese momento entró Akane, algo seria.

–Yui, ¿qué haces aquí? La ceremonia va a empezar.

–Ah, lo-lo siento, es que estaba intentando que el traje quedara bien. Tengo la sensación como de que falta algo.

–Yo creo que estás bien.

–¿De verdad?

–Sí. A ver, un momento. – Akane se acercó y le movió ligeramente el lazo de la corbata. – Ya está perfecto.

–¿En serio? ¿No crees que falta nada?

–Falta que salgas de una vez.

Yui se avergonzó un poco.

–L-Lo siento, es que…

–Estás muy nerviosa, Yui.

–¡Cl-Claro que lo estoy!

–No lo estés tanto. Hoy debería ser el día más feliz de tu vida, así que asegúrate de disfrutarlo. – Dijo Akane sin cambiar en ningún momento su expresión.

–Y-Ya lo sé…

–Vas a casarte con mi hermana, la chica más adorable que he conocido. No sabes la suerte que tienes. Te conozco desde pequeña, y habéis sido novias durante muchos años, así que confío en que podrás hacerla feliz. Demuéstrame que no me equivoco.

–Tranquila, te lo demostraré. – Dijo con una pequeña sonrisa.

–Eso espero. Akari es la chica más pura que he conocido nunca. Dale todo tu amor y cariño, y hazla feliz. Y sobre todo, no la hagas llorar ni una sola vez. Si alguna vez haces llorar a Akari, te mataré.

–Lo tendré en cuenta. – Dijo Yui con esa pequeña sonrisa.

–Lo digo en serio. – Dijo Akane completamente seria. – Si haces llorar a Akari, no habrá ningún lugar en toda la Tierra donde puedas esconderte de mí. Te encontraré y te mataré.

Yui se quedó bastante impactada, no solo por lo que dijo Akane, sino sobre todo por la forma en la que lo dijo. Nunca la había visto tan seria. No parecía para nada que estuviera bromeando, lo cual hizo que Yui se asustara un poco.

–E-Eh… ¿Y… Si es de felicidad?

Tras unos segundos, sin cambiar su expresión, Akane respondió.

–Si es de felicidad no hay problema.

Yui sintió un alivio en ese momento.

–Entonces… Mejor que te diga lo que voy a hacer.

Eso extrañó a Akane.

–¿Qué quieres decir?

–Se suponía que iba a ser una sorpresa, decírtelo la estropeará. Por lo que me has dicho, temo un poco por mi integridad física, así que mejor te lo digo ahora.

Akane se mostró bastante seria.

–Explícate.

Yui respiró hondo y le explicó a Akane lo que quería hacer.


Poco más tarde, Yui llegó al patio del templo, donde iban a casarse. Un patio relativamente grande a un lado de dicho templo, donde colocaron algunos bancos a ambos lados, dejando un pasillo en medio, y un altar al final, a donde fue Yui.

–¡Por fin llegas, Yui! – Exclamó Kyouko desde uno de los bancos sin parecer muy molesta. – ¡Has tardado!

–Perdón. – Dijo esta. – Es que estaba arreglando mi traje.

Kyouko suspiró, pero después sonrió.

–Bueno, a ver si empieza de una vez.

Yui miró a Chitose, que estaba a su lado, en medio del altar, actuando como oficiante de matrimonio. Al no ser un matrimonio oficial, cualquier persona podía casarlas, y como fue gracias a Chitose que encontraron ese templo, Akari le propuso que fuera ella quien las casara, a lo que esta aceptó encantada. Chitose le sonrió a Yui, para darle a entender que todo estaba bien y que se tranquilizara un poco. Pero Yui no podía, estaba bastante nerviosa.

En ese momento empezó a sonar música por los altavoces que había puestos alrededor del lugar, marcando el inicio de la ceremonia. Pero no era la típica música de boda, sino que sonaba "Kanon D-dur", de Pachelbel, que suena también en Evangelion: Death & Rebirth. Una versión recortada para que en vez de durar 5 minutos durara 3, tiempo más que suficiente para que Akari llegara al altar. Yui había elegido personalmente esa música, con el visto bueno de Akari, a quien le encantó.

Al empezar a sonar la música, el nerviosismo de Yui aumentó, pues eso significaba que ahora todo empezaba de verdad. Todos los asistentes miraron atrás y vieron llegar por detrás del último banco a Akari, tomada del brazo de Akane, que actuaba como padrino. Al ver a Akari, Yui se quedó con la boca abierta. Llevaba un vestido completamente blanco, con un velo semitransparente que cubría casi todo su cabello, y que se alargaba hasta tocar el suelo, y hasta arrastrándose por este medio metro más. Akari y Akane avanzaban lentamente, para permitir que la música siguiera sonando hasta que llegaran al altar. Mientras Akari avanzaba, Yui sentía como si su mente se desconectara. Desde que se enamoró de Akari, que le había parecido muy guapa, pero verla con ese vestido de boda era otro nivel. Preciosa era poco. No había palabras para describir cómo encontraba a Akari ahora. Aunque tampoco las necesitaba.

La pelirrosa siguió avanzando lentamente, con una tierna sonrisa en su rostro, haciendo que el corazón de Yui latiera con fuerza. A medida que Akari avanzaba y pasaba por su lado, los asistentes volvían a mirar hacia adelante, a donde se dirigía la chica. Ver esa escena, con esa música de fondo, hacía que a algunos de los asistentes, en especial a los padres de las chicas, les saliera alguna lágrima. Yui había hecho muy buena elección con la música.

Akari siguió avanzando, acompañada de Akane, hasta llegar frente al altar. Ambas subieron unas pequeñas escaleras que había a un lado, para subir el metro que hacía el altar, para que todos los asistentes pudieran presenciar bien la boda. Akari llegó delante de Yui justo cuando la música terminó, tal como lo habían ensayado. Akari soltó a Akane, y esta se separó unos metros. Chitose, que estaba un metro más atrás, entre las dos, empezó la ceremonia.

–Queridos amigos aquí presentes, nos hemos reunido hoy aquí para unir a estas dos mujeres en matrimonio. – Chitose miró a Akari. – Akaza Akari, ¿aceptas a Yui como tu legítima esposa, para amarla, honrarla y cuidarla, en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, guardándole fidelidad, hasta que la muerte os separe?

–Sí quiero. – Dijo Akari con esa tierna sonrisa.

Chitose miró ahora a Yui.

–Funami Yui, ¿aceptas a Akari como tu legítima esposa, para amarla, honrarla y cuidarla, en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, guardándole fidelidad, hasta que la muerte os separe?

Yui, seria, respondió.

–No. – Eso dejó a Akari y a todos los demás, incluida Chitose, completamente impactadas. Antes de que nadie pudiera decir nada, Yui siguió. – Hasta que la muerte nos separe no. No quiero que la muerte ni que nada nos separe. Quiero estar con ella por toda la eternidad. Que ni siquiera la muerte pueda separarnos. Así que solo lo acepto hasta entonces. Acepto si es para estar con ella para siempre.

Superadas las dos sorpresas seguidas, la del no y la de lo que dijo después Yui, Akari volvió a sonreír, con los ojos humedecidos.

–Yui… – Ahora Yui sí que sonrió, al igual que todas las demás, también Chitose. – Chitose, quiero cambiar mi respuesta. Yo también quiero estar con Yui para siempre.

Chitose asintió.

–Se acepta. – Tras una pausa, la chica siguió. – Si alguien conoce alguna razón por la que estas dos personas no deban unirse en matrimonio, que hable ahora o calle para siempre. – Tras 2 segundos nadie dijo nada, así que Chitose prosiguió. – Por el poder que me ha sido concedido por Internet, yo os declaro mujer y mujer. Podéis besaros.

Ambas chicas se besaron y todo el mundo empezó a aplaudir, también la propia Chitose, mientras volvía a sonar otra vez el Canon de Pachelbel. Una vez terminado el beso, Akari se quedó muy cerca de Yui, con sus narices casi tocándose.

–Cuando has dicho que no me he muerto de miedo. – Dijo Akari con una tierna sonrisa.

–Dímelo a mí. Pensaba que me iba a dar un ataque al corazón. – Dijo Yui feliz.

Akari soltó unas risitas.

–No tenías por qué hacerlo, Yui.

–Ya, pero eso te ha hecho más feliz que si hubiera dicho solo "sí quiero", ¿verdad?

Akari, con esa misma sonrisa asintió, y apoyó su cabeza en el pecho de Yui por unos segundos, cerrando los ojos mientras una lágrima resbalada por sus mejillas. Yui miró a Akane, quien también estaba sonriendo y aplaudiendo, y esta asintió, en señal de aprobación, lo cual hizo que Yui se alegrara.

–Vamos, Akari.

Esta se separó de Yui.

–Sí.

Ambas chicas bajaron del altar tomadas de la mano, pasando por el pasillo, mientras todos los asistentes aplaudían y algunos de ellos soltaban gritos, en especial Kyouko.

–¡Vivan las novias! – Gritó la rubia, haciendo que algunas más le siguieran el grito.

Akari y Yui siguieron caminando por el pasillo, y a media que iban avanzando, poco a poco los demás asistentes iban saliendo de los bancos para ir detrás de ellas hasta la entrada del templo, donde se tomarían una foto. Cuando ya casi estaban todas juntas, Ayano se acercó a Akari con un ramo.

–Akari.

Esta aceptó el ramo feliz, sosteniéndola entre ella y Yui, y luego se hicieron la foto de grupo. Después, Akari se preparó para lanzar el ramo hacia atrás.

–¿Listas?

Akari lo lanzó, saltando para atraparlo Sakurako.

–¡Sí! ¡Lo tengo! ¡Himawari y yo seremos las próximas a casarnos! – Dijo lanzándose feliz hacia su novia.

–¡¿E-Eeeeeh?! – Soltó esta muy ruborizada.

–¡Felicidades, Saku! – Exclamó Kyouko.

Algunas más también felicitaron a Sakurako y Himawari, pero eso duró poco. Al fin y al cabo hoy era la boda de Akari y Yui, y nadie debía quitarles el protagonismo.

Después de eso, empezó el banquete, que no eran platos con primero, segundo y postre, sino que había comida y bebida repartida entre varias mesas redondas con manteles blancos encima que había repartidas por el lugar, y la gente cogía lo que quería, permitiendo también que se formaran varios grupos de conversaciones diferentes, aunque la mayoría de asistentes quisieron pasar primero cerca de Akari y Yui, para felicitarles personalmente.

Tras unos minutos, aprovechando un momento que Chitose estaba sola, Ayano fue a verla.

–Chitose.

–Ah, Ayano.

–Hoy has estado genial. – Dijo Ayano con una sonrisa.

–Gracias. – Respondió Chitose igual.

–Akari y Yui se ven realmente felices… – Chitose asintió. – Y yo también soy muy feliz con Kyouko. Así que… Aunque hiciste muy mal en hacerme cortar con Akari, te perdono.

Chitose abrió ligeramente la boca, sorprendida por aquello.

–¿Eh?

–Eso estuvo muy mal, y me dolió mucho verla tan triste en su momento. Pero mírala ahora. – Dijo mirando a Akari. – Nunca la había visto tan feliz, ni tampoco a Yui. Es obvio que están hechas la una para la otra. Verla tan feliz me hace muy feliz a mí también. Y también soy feliz con Kyouko. Así que, aunque lo que hiciste estuvo muy mal, terminó muy bien, así que te perdono. Así que… Si aún quieres, podemos volver a ser amigas.

–Ayano… – Chitose no pudo evitar empezar a llorar y se abrazó con fuerza a Ayano. – ¡Claro que quiero!

Ayano también abrazó a Chitose, y le acarició suavemente el pelo, para tranquilizarla. Varias chicas vieron y escucharon eso, pero viendo que Ayano estaba feliz, intuyeron que Chitose lloraba de felicidad, así que las dejaron solas. Kyouko pensó en ir y bromear diciendo que cómo se atrevía Ayano a pedirle matrimonio a Chitose, por eso de que dijo "Claro que quiero", pero sabía que ambas chicas llevaban años sin ser amigas, y que esa reconciliación era un momento muy importante para ellas, así que decidió esperar a que Chitose ya se hubiera ido para bromear con su novia.

En otro lugar

En ese momento Himawari estaba un poco apartada del resto. Sakurako se le acercó por un lado.

–Himawari, ¿qué haces aquí sola? ¿Por qué no vienes con las demás?

–Tranquila, no pasa nada. Es solo… Que estoy muy feliz de que hayas dicho que te casarás conmigo.

Sakurako sonrió.

–¿Acaso lo dudabas?

–A decir verdad, sí…

–¿Eh? – Se extrañó Sakurako.

–Una vez… Me dijiste que preferirías morirte antes que casarte conmigo…

–¡¿Qué dices?! ¡Yo nunca dije eso!

–Sí, lo dijiste, Sakurako. Lo recuerdo perfectamente… Aquello me dolió muchísimo. Y cuando has dicho que íbamos a ser las próximas a casarnos no he podido evitar recordarlo.

Himawari se veía con una expresión algo triste, y Sakurako no sabía muy bien qué decir ni hacer. Tras unos segundos, se mostró seria.

–¿Entonces por qué te pones triste, tonta? ¡Deberías estar feliz! – Himawari la miró algo sorprendida. – No recuerdo haber dicho eso, pero si realmente lo dije, aquella Sakurako era una idiota. Me gustaría viajar al pasado y darle un par de bofetadas bien dadas. Que antes preferiría morirme que casarme contigo… Solo de pensar en eso me hierve la sangre. Aquella Sakurako era una estúpida. Eres lo mejor que me ha pasado en mi vida, Himawari, y quiero pasar el resto de mis días a tu lado.

Himawari se conmovió ante lo que le dijo su pareja.

–Sakurako…

La peliazul abrazó con fuerza a Sakurako mientras un par de lágrimas caían por sus mejillas, mientras que Sakurako la abrazó de igual forma.

Un rato más tarde

Ayano se había apartado del resto para fumar un cigarrillo, apoyada en una barandilla, cerca del límite del templo. Akari se le acercó por detrás y se puso a su lado.

–Deberías dejar de fumar, es malo para la salud.

Ayano puso una sonrisa algo triste.

–Lo sé, fui una idiota al empezar. – Después sonrió algo feliz. – Pero ¿sabes? Lo estoy dejando. Me he propuesto dejarlo antes de que acabe el año.

–Me alegra saberlo. – Dijo Akari son una sonrisa.

Ayano también sonrió, y después Akari también se apoyó en la barandilla, a su lado.

–¿No se te hace un poco raro? – Preguntó la pelirrosa.

–¿El qué?

–Que ahora podríamos ser tú y yo la que nos casáramos.

Ayano amplió su sonrisa.

–Es cierto… Qué cosas tiene la vida, ¿no?

Akari asintió.

–Aunque cuando cortaste conmigo porque te gustaba otra persona, jamás habría pensado que esa fuera Kyouko.

–¿Y quién pensaste que era? – Preguntó Ayano con una sonrisa, algo curiosa.

–No lo sé, tal vez Chitose.

–¿Chitose? – Se extrañó. – ¿Qué te hizo pensar que era ella?

–Eráis muy buenas amigas. Siempre estabais juntas y os llevabais muy bien. No me hubiera extrañado que fuera ella.

Ayano puso una tierna sonrisa.

–La verdad es que ella me apoyó desde un principio con Kyouko, incluso cuando yo misma negaba mis sentimientos.

–Que bueno tener a una amiga así, ¿verdad? – Dijo Akari mirándola.

–Sí…

–Me alegra que hayáis hecho las paces.

–A mí también…

Ayano dio otra calada a su cigarrillo y sopló hacia el lado contrario a donde estaba Akari, para que lo de diera el humo. Después, Akari volvió a hablar.

–¿Sabes? A veces me pregunto cómo habría sido nuestra vida si hubiésemos seguido siendo pareja.

–Sí, yo también me lo pregunto a veces.

Akari sonrió.

–Yo creo que nos habría ido bien. – Dijo mirándola.

–De eso no hay duda. – Respondió Ayano también mirándola.

Ambas chicas soltaron unas risitas. En ese momento llegó Yui.

–Ayano, ¿qué haces? – Preguntó con una sonrisa. – No estarás intentando robarme a mi mujer otra vez, ¿verdad? – Preguntó en broma.

–No, tranquila. Con la mía tengo suficiente. Bueno, técnicamente no es mi mujer porque no estamos casadas, pero a efectos prácticos lo es.

–Estoy segura que pronto lo podrá ser de verdad. Estoy segura que vamos a conseguir la legalización del matrimonio homosexual para que podáis casaros de forma oficial.

Ayano asintió.

–Contigo a mi lado seguro que lo lograremos. Lo vamos a conseguir, y todas nosotras podremos casarnos de forma oficial.

Todas sonrieron.

–Ánimo, Ayano, Yui. – Dijo Akari. – Todas os apoyamos, y cada vez más personas lo hacen. Sobre todo a ti, que eres la candidata. – Dijo mirando a Ayano. – Estoy segura que lo vais a conseguir.

–Gracias, Akari. Yo también estoy segura de ello.

–Nos vemos más tarde, Ayano. – Dijo Yui despidiéndose de ella, yéndose con Akari.

Ayano, feliz, dio una última calada a su cigarrillo y después lo tiró al suelo y lo apagó con el zapato.


Akari fue a hablar con Chinatsu, que estaba tomando una copa en una de las mesas.

–Chinatsu…

–Hola, Akari. – Dijo esta con una pequeña sonrisa pero sin muchas ganas. – Me alegro por ti y por Yui.

Sin embargo, Akari no se veía muy alegre.

–Dices que te alegras, pero no te ves muy alegre.

–Por supuesto que no. – Dijo dejando de sonreír. – ¿Cómo quieres que esté alegre cuando las dos mujeres a las que amo se casan?

–Chinatsu…

Tras unos segundos, Chinatsu volvió a mostrar una pequeña sonrisa.

–Pero tú no estés triste. Debes ser feliz. Aprovecha para ser feliz con Yui tú que puedes. Si encima de impedirme estar con ninguna de las dos no eres feliz, no te lo perdonaré.

Akari también mostró una pequeña sonrisa.

–Chinatsu… Te lo digo de corazón, espero que puedas encontrar otra persona con la que ser feliz. De verdad.

Chinatsu no dijo nada, solo bajó un poco la cabeza y desvió la mirada. Akari pensó que sería mejor no decir nada más, así que decidió dejarla sola e ir con las demás.


Después de unas horas, ya bien entrada la tarde, llegó la hora de terminar con la fiesta, así que los invitados empezaron a irse. Ayano se ofreció a llevar en su coche a Yui y Akari a su casa, y estas aceptaron, pero Kyouko decidió conducir ella. Delante y detrás del coche había un coche de seguridad protegiendo tanto a Yui como a Ayano, sobre todo a la segunda, pues aunque ya hacía algún tiempo que las amenazas contra ella habían bajado, seguían atacándola y amenazándola solo por querer legalizar el matrimonio homosexual, por lo que había tenido que acostumbrarse a llevar seguridad casi siempre. Incluso en la boda vinieron, aunque de incógnito, vigilando que nadie sospechoso intentara atacar a Ayano o a Yui. Era algo duro, pero tras varios años, tanto Ayano como Yui habían terminado asumiéndolo, y sus parejas también. Finalmente llegaron a la entrada de la casa donde vivían.

–Bueno, ya hemos llegado. – Dijo Kyouko.

–Gracias por traernos. – Dijo Akari.

–No tienes por qué darlas. Hoy es vuestro día. Disfrutad de una buena noche de bodas. – Dijo Kyouko refiriéndose no solo a dormir.

Akari, aunque ligeramente ruborizada por saber a qué se refería Kyouko, asintió con una sonrisa.

–Nos vemos el lunes en el trabajo, Ayano. – Se despidió Yui. – Hasta pronto, Kyouko.

–Hasta pronto, Yui, Akari.

La pelirrosa también se despidió de Kyouko y Ayano, y estas de Akari, y mientras Kyouko y Ayano se iban, Akari y Yui entraron en casa. Nada más cerrar la puerta, Yui tomó a Akari por sorpresa agarrándola y cargándola al estilo princesa.

–¡Woah! ¡¿Y-Yui?!

Yui no dijo nada, solo miró a su esposa con una sonrisa, haciendo que esta también sonriera. Akari agarró a Yui por la nuca y se acercó a ella para besarla. Después, Yui cargó a Akari hasta la habitación, donde la dejó suavemente en su cama, poniéndose Yui encima de ella. Allí empezó a besarla suavemente, cerrando los ojos, al igual que Akari, listas para darse una buena sesión de amor, como tantas veces habían hecho antes, y más que harían, aunque esta sería la primera vez que lo harían estando casadas. Aunque no fuera oficial, no les importaba. Aunque Yui y Ayano consiguieran más adelante legalizar el matrimonio homosexual y se volvieran a casar para hacerlo "oficial", aquello sería un mero trámite. Para ellas estaban casadas desde hoy, habiendo dado otro paso más en su relación, siendo hasta el momento el día más feliz de su vida. Hasta el momento, porque más adelante iban a vivir algunos días aún más felices.