- Capítulo 2 -
Un nuevo cuerpo, ¿eh?
(Día 7)
Así que ahora soy un pájaro, que fastidio.
Pasaron dos días desde que nací y ya había crecido un poco, aunque mi apariencia no cambió en lo absoluto.
Y como dije, soy un pájaro, aunque no es del todo exacto, más bien soy una mezcla de pájaro y dragón. Tengo plumas color violeta oscuro, un pico, garras de ave, y estoy un poco "gordita", hasta ahí soy un pájaro, luego todo cambia.
En mi espalda hay dos alas emplumadas, siendo que ya hay dos manos o garras adelante, también poseo una cola repleta de plumas. Por último, lo más distintivo, un par de cuernos en la cabeza, pero no son tan grandes como las plumas sobre ellos.
En cuanto a mi nivel, bueno, ha subido algo.
Umbroxia (Cría de Monstruo)
Clase: Monstruo Esclavo LV 16
Especie: Filolial/Dragón
Naofumi dijo que su nivel era el 13, pero que estaba a punto de llegar al 14, es algo.
Estaba acostada sobre el pasto, Naofumi se encontraba a mi lado recostado sobre un árbol, dijo que iba a estar experimentando con las recetas que obtuvo hace días de los monstruos y plantas del suelo.
Yo solo lo miraba, podría ir a cazar, pero, mi cuerpo necesitaba descansar un poco, ya hicimos mucho el día de hoy.
Pikee...
¿Eh? ¿Qué fue ese sonido?
Pikee, Pikee, Pikee...
—¿Umbroxia, escuchaste eso?
Confundido, Naofumi dejó lo que estaba haciendo y siguió escuchando.
Pikee, Pikee, Pikee...
Mi cuerpo empezó a doler un poco, podía sentir este dolor en cada uno de mis músculos, ¿qué me está sucediendo?
—No tengo idea, solo sé que ahora me duele todo el cuerpo.
—Me pareció haber escuchado ese mismo sonido ayer, haber déjame escuchar mejor.
Naofumi cerró sus ojos y buscó la fuente del sonido. Poco a poco se iba acercando a mí, hasta que al final tenía puesta su oreja en mis plumas.
Cuando sintió la suavidad fue que abrió los ojos otra vez, nuestros ojos se encontraron.
—Así que eras tú, ¿no?
—Eso parece.
Lo notaba incomodo, y tenía motivos para estarlo, sabe que no me gusta que me toquen.
—Lo siento, Umbroxia, yo...
—No importa. Ahora, ¿qué crees que sucede?
—Mmm...
Su rostro se tornó pensativo, yo ya tenía mis propias conjeturas, pero quería saber su opinión... Eso es raro hasta para mí. Que Naofumi sea el único mortal con el que puedo hablar me está afectando.
—Pienso que solo estás creciendo, tus huesos se expanden y eso afecta a tus músculos, dijiste que te dolían, ¿no?
—Si, eso mismo pensé yo. Creo que me hace un poco feliz saber eso, quiere decir que falta poco para convertirme en un verdadero dragón.
—Es verdad.
Unas pequeñas risas de alegría escaparon de su boca.
—Cuando sea más grande te haré recordar de tomar mis plumas.
—Lo espero ansioso.
Ambos seguimos lo que estábamos haciendo, él con su escudo, y yo descansando y creciendo.
(Día 8)
Al día siguiente me desperté con mucha hambre, estiré mis alas, las patas, mi cola, y crují mi cuello.
Cuando comencé a caminar, sentí como el hambre se apoderaba de mi por completo, jamás estuve tan hambrienta como hoy.
Miré a Naofumi, por alguna razón se encontraba demasiado bajo a comparación mía, no, debe ser que esta acostado. Aunque esta altura es extraña, casi como si yo...
Bajé mi cabeza y observé mi cuerpo, entonces lo comprendí todo.
—Ah, era eso. Ya crecí, ahora soy mucho más grande que antes.
Mi forma había cambiado, ya no era una bola rechoncha y suavecita, ahora mi apariencia era más definida, mi hocico más amplio y largo, mi pico más afilado y grande, y el resto de extremidades eran en si mucho más finas, aunque las plumas suavizaban todo.
Al no haber un lago cerca para reflejarme, decidí utilizar mi magia espectral para ver mejor mi cuerpo.
Ohh, ahora si parezco un dragón, al menos un poco. Soy más cuadrúpeda que antes, mis garras inferiores están igual de afiladas que las superiores, y tanto mi cola como mis alas se ven muy bien. Ah, y mis plumas ahora son más claras, aunque hay zonas en las que el violeta oscuro persiste.
Debo mostrárselo a Naofumi.
Me acerqué al durmiente Naofumi, abrí mi mandíbula frente a su rostro, y utilizando si voz espectral grité en su oído.
—¡Cuidado! ¡Es un monstruo!
Despertado por el grito, y con su visión de varios dientes a punto de comérselo, Naofumi se quedó pálido, pero se recuperó al instante y se preparó para atacarme. Yo salté hacía atrás evitando su placaje.
—¡Umbroxia, ¿dónde estás?!
Ya... yo ya no podía... yo...
—¡Pfff! ¡Debiste ver tu cara! ¡Estabas aterrado!
Naofumi vio en mi dirección, su expresión confundida típica salió a la luz.
—¿...Umbroxia? ¿Eres tú?
—¿Quién más podría ser?
No podía parar de reír, en serio se asustó. ¡Los mortales son tan patéticos!
—P... Pero si ayer eras solo un polluelo... ¿Es debido al escudo?
Él observó su escudo con atención y asombro.
—Pues claro que es por ese escudo, ¿por qué más seria? A menos que, en este mundo las criaturas crecieran de forma tan acelerada, lo cual no creo, es obvio que fue por los bonos de crecimiento.
—¡Entonces por fin podemos agregar más plumas!
—Sabía que dirías eso.
Estiré una de mis alas hacia él y permití que tomara algunas de mis plumas menos resistentes, ya eran lo suficiente grandes como para que una sola de ellas ocupara gran parte de su mano.
Las absorbió con su escudo y su sonrisa hizo acto de presencia.
—Escudo de Usuario de Monstruos II, Escudo de Usuario de Monstruos III y Escudo de Usuario de Esclavo II, ¡hemos obtenido tres bonos en uno! ¡¿No es genial, Umbroxia?!
—¿Tres? Genial, ¿quieres probar verter un poco de mi sangre en el escudo?
—Mmm... ¿Estás segura?
Lo miré con molestia, se preocupaba por estupideces.
—Solo hazlo.
—Si tú lo dices.
Con una de mis garras corté la palma de mi mano/pata y vertí la sangre en el escudo, este brilló y absorbió la sangre.
—Tenías razón, obtuvimos el Escudo de Usuario de Monstruos IV, y al igual que el III su bono de crecimiento es de (Medio), en el II es (Pequeño) como también en el Escudo de Usuario de Esclavo II.
—¿Qué se requerirá para obtener el Escudo de Usuario de Esclavo III y IV? ¿Es posible que haya un V?
—Tal vez, pero está claro que la tinta de esclavo y una parte del esclavo tienen algo que ver en esto. Hay algunos escudos que aún no puedo dominar debido a mi nivel, pero los que sí me permite, los desbloquearé todos. Creo que podré hacerlo hoy, mañana o pasado mañana.
—Mientras haces eso, deberíamos explorar más en lo profundo este bosque. Ya me aburrí de los mismo patéticos monstruos, y quiero aprender a utilizar mi nueva forma.
—Si, entiendo cómo te sientes, estos monstruos tampoco son suficiente para mí ya, y la experiencia que dan es muy escasa. Pero tardaremos un tiempo en adentrarnos a lo profundo.
Lo miré, él me miró, no, más bien a mis alas... Ya sabía lo que tenía en mente, y no me gustaba, pero era necesario.
—... Como quieras, pero no esperes que lo haga siempre, ¿entendido?
—¡Claro! ¡Gracias, Umbroxia, eres la mejor!
—Si, si, solo sube ya. Y cuidado con mis plumas, no vayas a ensuciarlas.
Me recosté en el suelo y esperé a que Naofumi me montara... Eso se escuchó muy extraño... Más bien, aguardé a que él se subiera a mi espalda, si, así está mejor.
Ya estando arriba mío, me di cuenta de que apenas y pesaba algo, debe ser por mi fuerza de dragón y filolial combinados, o el nivel que poseo. Puede que ambas, no importa.
Levanté mi cuerpo del suelo, aún era extraño caminar a cuatro extremidades, peor si me estoy muriendo de hambre.
Gruuuu
Hablando del hambre.
—¿Ese fue tu estomago?
—Si... Desde que desperté he estado muy necesitada de alimentos, es porque sigo creciendo, y solo sigue aumentando cada vez más y más. Empieza a ser doloroso, tal vez me vuelva loca del hambre.
—Entonces no tenemos tiempo que perder, ¡vamos a por monstruos!
—¡Si!
Despegué del suelo a toda prisa, era la primera vez que volaba en este cuerpo, pero se sentía tan natural. Era como usar magia, como respirar, algo instintivo y que no necesitaba explicación alguna.
—¡Wow! ¡Esto es increíble! ¡Jamás había experimentado algo parecido en toda mi vida!
—¡Agárrate bien! ¡No querrás caerte!
Sentí como sus manos se aferraban a mis plumas con más fuerza, está claro que no las arrancaría, las plumas de mi espalda, la nuca, y el cuello, eran las más resistentes. O al menos eso era lo que sentía.
Volamos tan alto, casi alcanzábamos las nubes, pero no quería agotarme tan rápido y tenía mucha hambre, por lo que mantuve el vuelo y seguimos durante unos minutos. Esto hasta que Naofumi me pidió detenerme.
—Creo que ya es suficiente, aquí debería estar bien.
Yo asentí y bajé con velocidad hacía el suelo, aunque reduje la aceleración de a poco.
Entonces tocamos el suelo pastoso una vez más.
—¿Sabes, Umbroxia? No estuvo mal para tu primer intento, lo hiciste muy bien.
Sonreí orgullosa, eso era obvio, yo siempre hago todo bien... Bueno, casi siempre.
—Busquemos unos monstruos y consigamos su carne, o tendré que comerte a ti.
Dije en burla.
—Que bromista.
Naofumi rio, yo reí, se sintió bien, creo.
Luego de que se bajara de mi espalda, caminamos por los alrededores del denso bosque. Podía sentir con mi nariz que estaban cerca, sus olores me lo decían.
—Sígueme, en silencio.
El ahora serio, Naofumi asintió en confirmación.
Caminamos y seguimos caminando, hasta que llegamos a un claro, en él había un gran lago, y bebiendo de sus aguas se encontraban monstruos con un aspecto extraño.
—¿Esos son osos?
—¿Licántropos?
Tanto Naofumi como yo nos miramos el uno al otro, confundidos por lo que decía el otro.
—¿Oso? ¿Y eso qué es?
—¿Acaso no tienen osos en tu mundo? ¿Y qué es eso de licántropo? Me suena familiar pero no sé de dónde.
—No, no hay estos "osos" en mi mundo, ¿son una especie de animal o algo? Y en cuanto a los licántropos, hay de dos tipos, los de rasgos caninos, y los que se parecen a estos monstruos.
Apunté a las criaturas que bebían de forma pacífica, sin tener idea de que pronto serian mi desayuno.
—Así que hay ese tipo de seres en tu mundo, ¿son monstruos también o son conscientes como nosotros?
—Conscientes, su razonamiento es igual al de todos los mortales, aunque hay algunas especies mortales que son superiores a otras en ese aspecto.
» Las Ninfas son un buen ejemplo de esto, más las de tierra, esas tipas son muy listas, demasiado listas. Diría que su comprensión mágica y su inteligencia están al mismo nivel, pero eso sería subestimar lo primero.
—Tu mundo se escucha asombroso, me gustaría ir algún día.
—Para mí ya es aburrido, pero si tú quieres, puedo hacerlo.
—Gracias. Ahora vayamos a por esos monstruos
—Bien.
Nos acercamos de manera muy sigilosa, claro, podríamos ir corriendo y atacarlos, pero sus niveles rondaban los 17 y 18, o eso me dijo Naofumi, nosotros estábamos casi iguales, conmigo en el 18 casi al 19, y Naofumi en el 17 para el 18. Él siempre estaba un paso detrás de mí por ser yo la atacante principal.
Miré a Naofumi a mi lado y le susurré:
—Es un tanto extraño encontrarnos con monstruos tan nivelados, pero supongo que es por no estar cerca del castillo.
—A mí también me sorprendió, puede que a partir de ahora podamos extender nuestra área de caza, si no salir por completo de esta área y explorar el mundo.
—Eso estaría bien.
Mientras más nos acercábamos, más ansiosa me ponía, quería matarlos ya, devorar su carne y saciar esta hambre molesta.
Y estando solo a unos centímetros de la criatura, Naofumi se colocó detrás mío y me permitió atacar.
¡Muere!
De forma rápida y efectiva salté sobre el monstruo oso, o como dijo Naofumi que se llamaban, Garra Feroz, por cierto, que nombre estúpido para un monstruo. Abrí mi mano y mostré las garras.
En un instante corté su cuello con mis poderosas y afiladas garras, y rebané su peluda cabeza. Fue tan satisfactorio, la sangre salió despedida en todas direcciones.
Y me habría detenido para saborearla, de no ser por el hecho de que a nuestro alrededor yacían más monstruos, enfurecidos porque había acabado con uno de los suyos.
Fue entonces que lo escuché hablar, uno de los garra feroz habló, y yo le entendí.
—¡Malditos! ¡Mataron a mi hermano! ¡Están muertos!
¡¿Qué estaba pasando aquí?! ¿Esa cosa acaba de hablar?
Me dirigí a Naofumi.
—¿Oíste lo que dijo?
—¿Eh?
—Ese Garra Feroz acaba de decir algo.
—No, solo está rugiendo, o eso es lo que escucho.
Si Naofumi no lo escuchó y yo si, tal vez sea porque él es un humano. ¡Si, eso debe ser! Soy un monstruo, por lo que ahora hablo y entiendo a los monstruos.
Pero, ¿por qué no escuché al resto de monstruos que estuvimos matando?
Puede ser que, ¿en mi interior me seguía sintiendo humana y, por eso es que no los entendía? Y ahora que acepté esta nueva forma, que reconocí ser un dragón, ya no tengo limitaciones...
Bueno, dejemos los dilemas mentales para otro día, en este momento tengo que matar monstruos.
—¡Cúbreme, yo los mato! ¡Lo de siempre!
—¡Si!
—¡Acérquese desgraciados! ¡Voy a disfrutar bañarme con su sangre!
Corrí hacia el charlatán y esquivé sus predecibles ataques, tomé su cuello con mi boca y sostuve sus brazos con mis manos. La sangre cayó de su herida a mi boca, era deliciosa, seguí mordiendo más y más, hasta que el monstruo murió. Naofumi había estado defendiéndome mientras lo mataba.
—¡Ahora sí estoy motivada!
Con locura y una sed de sangre inmensa, salté hacia el otro de los tres monstruos restantes y corté con mis garras todo su cuerpo, clavé mis colmillos en sus brazos, y con mis manos abrí su boca hasta los límites. El sonido de su mandíbula romperse fue tan delicioso, casi como el sabor de su sangre entre mis dientes.
—¡Umbroxia, un poco de ayuda por aquí!
Como una bestia salvaje, los ojos inyectados en sangre, y todo el cuerpo cubierto de rojo, tanto rojo que uno podría pensar que, así lucían mis plumas en su estado natural. Yo, Umbroxia, la ahora renacida, ¿dragón? ¿Filolial? ¿Ambos? Corrí hacia otro de los monstruos y procedí a hacerle lo mismo que a sus amigos.
Al final de la lucha, yo estaba empapada en sangre, mi hambre aún se encontraba siendo saciada con la carne cruda y la sangre. Naofumi por otro lado, recolectaba y diseccionaba los cadáveres de monstruos que le pertenecían a él.
Él solo necesitaría uno o dos garra feroz para desbloquear sus escudos, yo por otro lado, quería comérmelos a todos, toda su carne, sus órganos, y beber su sangre. Jamás me había sentido tan extasiada en toda esta vida, solo una vez, pero en la otra vida, y fue cuando adquirí mi Estado Elemental de Oscuridad.
Pero eso no tiene importancia ahora, yo solo tengo un único deseo en este momento, comer, comer, y más comer.
—Si que tenías hambre, ¿eh?
Me detuve un momento, lo observé, y dije.
—¿Quieres que te guarde un poco?
Por un instante hizo esa mueca otra vez, pero luego movió su cabeza en forma de rechazo.
—No, gracias, Umbroxia. Solo procura no destrozar demasiado las pieles, servirán para hacer las ropas y las mochilas.
—Bien.
Y seguí comiendo, Naofumi de vez en cuando me miraba y sonreía, ¿crees que soy divertida? ¿O es por como estoy comiendo?
Como siempre digo, ¿a quién mierda le importa?
Continue arrancando la carne y bebiendo sangre hasta quedar satisfecha.
Esta noche espero una cena deliciosa.
(Día 10)
Cada vez costaba más encontrar un monstruo decente en este maldito bosque, puede que necesitemos mudarnos pronto.
Ya había pasado un día desde que matamos a los garra feroz, y en todo ese tiempo de explorar cielo y tierra del bosque no pudimos encontrar un monstruo decente. Y eso no es lo peor de todo, es que ahora era mucho más difícil alimentarme.
Si no pregúntenle a Naofumi, no todo los días despiertas y descubres que tu pequeño dragón de, no sé, ¿dos o tres metros de altura? ¡Ahora mide más de diez metros! ¡De la noche a la mañana! ¡¿Entienden?! ¡Es una maldita locura!
¡Peor fue para mí! Recuerdo como sucedió todo, salió el sol, me dio en los ojos, me desperté, por alguna razón los árboles ahora me resultaban pequeños, no tanto, pero pequeños, algunos todavía llegaban hasta mi pecho. ¡Ese no es el punto!
Pasamos un buen rato intentando medirme con Naofumi, y resulta que mi altura era de 13 metros de alto, y 20 metros de largo, ¡20! ¡¿Saben lo qué es eso?! ¡Soy enorme! ¡¿Cómo se supone que alimente este maldito estomago?!
En fin... Eso no era lo peor de todo, parece que aún...
Creeeaaaak
Si... Esos son mis músculos, ¡aún estoy creciendo! ¡Por el amor del Creador! ¡¿Qué tan grande voy a ser?!
Ya no voy a poder pelear así, mi vida salvaje esta arruinada, yo solo quería descuartizar a mis enemigos y bañarme en su sangre, ahora apenas para una salpicadura me van a servir... Que tristeza.
¡Y todo es por ese maldito escudo! Bueno, quizás también fue mi culpa por modificar mi cuerpo al combinar dos especies rivales y capaces, ¡¿Por qué tengo que ser tan talentosa e inteligente?! ¡Te maldigo, Yo!
—Ehh, Umbroxia, ¿te sientes bien?
—No.
—¿Quieres que te preparé de comer?
—No.
Gruuuu
Maldito estómago, ¡me avergüenzas frente a Naofumi!
—... Un poco.
—Unos pares de carne cocidas en camino.
Naofumi corrió alegre hacia la fogata, la alimentó con las leñas que habíamos juntado, y luego de introducir varias ramas en grandes pedazos de carne, comenzó a cocinarlas en la fogata.
Gruuuu
Me muero de hambre... Maldito cuerpo y su estómago gigante. Debí pensar en las consecuencias de ser un dragón y no hacer esa estupidez.
Los minutos pasaron, en todo ese tiempo mi sufrimiento se incrementó, ¿y cómo no lo haría? Si a unos metros de mí se estaba cocinando tan deliciosa comida, creo que me voy a desmayar si no como algo pronto.
—Todo listo, aquí tienes, Umbroxia.
Mi nariz captó el sabroso aroma de la carne cocida a unos centímetros de mí, y cuando levanté la mirada, ahí estaba Naofumi, con dos grandes pedazos de carne sostenidas en sus propias ramas y una en cada mano.
Acercó la carne a mi boca, y pude sentir como la saliva surgía a montones. Que tan bajo he caído, ahora no soy más que una mascota hambrienta.
Sin resistirlo más, arranqué la carne de la rama con mi boca y la devoré, no había tiempo para saborearla, aunque no es que fuera necesario del todo, el solo tocarla con mi lengua inundaba mi cerebro con sabor.
—¿Qué te parece?
Mastiqué un poco más, y entonces tragué.
—Me parece que quiero más, dame la otra.
—Ten, esta vez asegúrate de disfrutarla y no solo comer.
—Si, sí.
Luego de "disfrutar" mi comida, le hice saber a Naofumi que era deliciosa, no, más bien, ¡era la cosa más sabrosa que había probado en mis dos vidas!
—Deberías ser cocinero profesional, cocinas muy bien.
—¿Tú crees? Yo pienso que se debe a los bonos del escudo, cocinar 1 y 2.
—Aun así, eres bueno, sigue cocinando para mí y yo seguiré matando monstruos para ti.
—Claro, no hay problema.
Él me sonrió, y yo... Yo le sonreí.
—Bien, mi hambre se calmó por el momento, así que creo que es hora de irnos de aquí.
—¿Adónde iremos? No sabemos en qué lugar hay más monstruos para matar, eso solo lo saben... Los otros héroes.
—Ah, sí, los idiotas de los que me hablaste.
—No sé si idiotas seria la palabra, solo no son muy cooperativos, eso es todo. Piensan que este mundo es solo un juego y no la realidad.
—Supongo que si le cortáramos un brazo y se lo dejáramos así por siempre cambarían de opinión.
Naofumi rio.
—Tan sutil como siempre.
—¿Qué te puedo decir? Disfruto ver a los mortales retorcerse en dolor.
—Creo que ya me acostumbré a esa parte de ti.
Esta vez yo fui quien se echó a reír.
—Te dije que lo harías, tarde o temprano.
Miré hacia el cielo, deseaba volar.
—Bueno, es momento de partir, toma todas nuestras cosas y sube.
—Será la primera vez que te monté siendo tú tan grande.
—No digas "monté", lo haces ver como que quieres aparearte conmigo. A menos qué...
Lo observé por un segundo y guiñé el ojo en broma. Él pareció entender mis palabras, porque tan solo unos segundos después su rostro ya estaba rojo de la vergüenza.
—¡Umbroxia! ¡Yo...! ¡Yo jamás haría eso contigo!
—¿Acaso no te gusta mi apariencia? ¿Te... desagrado?
Pregunté con un tono burlesco en mi voz, pero Naofumi no pareció notarlo, al menos no al principio.
—Eres mi amiga, no puedo verte de otra forma. Y aún si es una broma, me gustaría que lo supieras.
Que criatura más tonta y pura a la vez, me conmovió, aunque solo un poco.
Estiré mi "PataMano" y sacudí su cabeza lo más suave posible.
—Eres un buen chico, siéntete honrado no le digo esto a nadie, en serio a nadie, solía ser una ermitaña así que no hablaba con los mortales.
Retiré mi "PataMano" y vi su sonrisa. Por un momento me recordó a la de ella, la de mi pequeña y adorable bebé.
Me recosté en el suelo y lo miré a los ojos.
—Ahora ve y haz lo que te dije.
Naofumi asintió y se dio la vuelta.
—¡Por cierto!
Se giró a observarme, mi sonrisa burlona hizo acto de presencia.
—¡Se que soy hermosa! ¡Pero recuerda que soy quinientos años mayor que tú! ¡Para mi eres solo un bebé en taparrabos que está aprendiendo a caminar!
Varias risas vinieron en su dirección, y luego, continuó su camino.
Humana, ¿eh? A veces, solo a veces, quisiera sentir lo que es ser una humana otra vez. Eso sería... estupendo.
De repente y sin ningún aviso, sentí como las plumas de mi cuerpo se erizaron, mi garras, cuernos, y dientes se afilaron, mis músculos se expandieron y mi visión se hacía un poco más alta.
¡Mierda! ¡¿Estoy creciendo otra vez?! ¡¿En serio?!
Pero entonces, lo que pensé que serían horas de dolores musculares acabaron en un instante.
Suspiré aliviada.
Parece que eso era todo, que bueno, creí que iba a...
Y entonces aquello pasó.
Fue tan rápido, que tarde unos momentos en procesarlo del todo.
Mis plumas, garras, cola, alas, todo, todo mi cuerpo se iluminó, como si de magia de luz se tratara. Y de un instante al otro mi visión había cambiado, ya no era tan alta como los árboles, ahora apenas y llegaba a la mitad del tronco, tal vez menos.
¡¿Qué demonios está pasándome?!
Cuando Naofumi por fin volvió de recoger todo y me observó, bueno, digamos que lo mínimo que pasó fue que se le cayeran sus cosas.
Cof cof ... se cayó de espaldas... cof cof
—¡Umbroxia! ¡¿Pero qué te ocurrió?!
—¡No lo sé! De un momento a otro estaba creciendo, y ahora mírame, soy pequeña otra vez.
—N... No, no estoy hablando solo de tu altura.
—¿Eh? ¿Entonces de qué?
Me miró desconcertado. ¿De qué estaba hablando?
—¿Aún no te has dado cuenta?
—¿De qué debería darme...?
Entonces lo noté, ya no estaba utilizando mi magia espectral para hablar, y esta voz... ¿Esta es mi voz? ¿Por qué sueno tan infantil?
Fue ahí que vi mis manos, eran humanas otra vez, pero a la vez tan pequeñas, delicadas y con garras igual de diminutas. Seguí observando el resto de mi cuerpo, estaba desnuda, mis pies eran pequeños, mi piel tan blanca y suave, como si aún estuviera cubierta de plumas.
También tenía mi cola que llegaba hasta el suelo, solo que más pequeña, un par de alas en mi espalda, cuernos pequeños, aunque grandes para este cuerpo, orejas puntiagudas como las Ninfas del bosque. Y mi cabello, era... negro, pero no solo negro, era mi característico color del elemento oscuridad, un negro que iba cambiando a violeta a la mitad del camino.
¡Mi rostro! ¡Tengo que ver mi rostro!
Utilicé mi forma espectral y me observé a mí misma, no me reconocía. Era evidente, tenía otro cuerpo, otro rostro. Aun así...
Por otro lado, mis ojos eran casi los mismos de siempre. La pupila era de un violeta oscuro, pero con una oscuridad en los bordes. Y al ser un dragón, tenía un iris rasgado de color negro.
Pero lo más importante de todo, ¡¿por qué ahora soy una niña?!
Miré a Naofumi a los ojos y luego a su escudo. ¡Tenía que ser eso, no había otra explicación posible!
—¡Seguro fue tu escudo!
—¡¿Eh?! ¡¿Esta cosa hizo eso?! ¡Eso es...!
Naofumi colocó su mano sobre su mentón y lo pensó por unos segundos.
—... Podrías tener razón. Quiero decir, este escudo a menudo tiene bonificaciones extrañas. Tal vez esto fue una de ellas o alguna característica secreta del escudo que aún desconozco.
Levantó la mirada y me sonrió.
—Pero Umbroxia, deberías estar feliz. Ahora eres humana de nuevo, bueno, casi. Aunque todavía tienes una parte de dragón en tu cuerpo.
Fruncí un poco el ceño, pero tenía razón, esto era lo que quería. ¿Sería posible que el escudo hubiera escuchado mi deseo? ¿Acaso esa cosa lee mentes? ¡Quiero mi poder de vuelta, Escudo!
... Nada. Al menos lo intenté.
—Estoy feliz, supongo, aunque no estoy segura. Es difícil procesar todo esto. El hecho de ser humana significa que... ¿ya no podré volar como antes? Eso no me gusta para nada.
—Si, eso es una lasti...
Antes de que Naofumi pudiera terminar su frase, un sentimiento me invadió y respondí a su llamado. Una explosión de... ¿polvo? Creo que era polvo, envolvió mi visión y, de repente, recuperé mi forma de dragón.
Tanto Naofumi como yo estábamos sin palabras. ¡Mi forma humana! ¡¿Acaso la había perdido, otra vez?!
Pero no había sido así, ya que tan pronto como me convertí en dragón, cambié otra vez a humana.
... Ahora sí que no sabía que decir. Oh si, si lo sabía.
—¡¿Qué mierda está ocurriéndome?!
Creo que ya lo voy entendiendo, puedo convertirme de dragón a humano, pero, ¿por qué? ¿Es acaso alguna habilidad de los dragones de este mundo? ¿O de los filolial? Incluso podría ser solo por el escudo, es un Arma Sagrada, ¿no? Al menos eso me dijo Naofumi.
—Entonces, ¿qué quieres hacer ahora? ¿Volvemos a la capital y hablamos con el comerciante de... esclavos sobre tu problema? ¿O seguimos nuestro camino?
—En realidad no tengo ningún problema con todo esto, solo el estar desnuda, pero puedo utilizar las pieles que tenemos para cubrirme.
Caminé hasta una de las pieles, pertenecían a los garra feroz que matamos, me cubrí con una de ellas y estaba lista.
—Ahora intenta transformarte.
—¿Bien...?
Me moví a un área en la que no destruyera nada y me transformé en dragón, todo estaba normal. Al menos hasta que noté la piel de monstruo destrozada esparcida por todo mi cuerpo.
—Eso va a ser un problema.
—Por eso te pedí que lo hicieras.
Volví a mi forma humana, y todos los pedazos de pieles cubrían mi cuerpo y el suelo, dejando varias áreas de mi cuerpo al descubierto. Una de ellas era mi entrepierna, tampoco es que me importe que Naofumi pueda ver mi... ¿Eh? ¿Por qué hay algo colgando ahí? ¿Eso no es un pe...? No, imposible, yo soy mujer... Pero este es otro cuerpo así que...
—¡Noooo!
Naofumi se sobresaltó por mi repentino grito.
—¡¿Qué paso?!
—¡Lo que sucede es que ahora soy un macho! ¡Este cuerpo es de un macho! ¡No puede estar pasándome esto! ¡Se suponía que era una bella y perfecta mujer!
Cuando Naofumi bajó la mirada para verificar mis palabras, pude ver en su rostro que comprendía todo lo que estaba diciendo. Por un instante, me pareció ver una sonrisa en su rostro... ¡El maldito se estaba riendo!
—¡No te rías, Idiota!
—¡Pero...! ¡Pfff...! ¡No puedo...! ¡No puedo evitarlo! ¡Perdón...! ¡Pfff!
—¡Desgraciado!
Estaba furiosa, él se estaba riendo de mí y todo por este pedazo de carne. ¡Este repugnante aparato para embarazar hembras! ¡Voy a arrancarlo de mi cuerpo, no pertenece aquí!
Cuando lo tomé con mis manos y estaba a punto de tirar de él, sentí algo extraño, como si uno de mis dedos se hubiera introducido en mi interior. Pero, ¿cómo? No es mi parte trasera por lo que es imposible.
Seguí moviendo mi dedo, luego introduje otro, me sentía extraña, ¿qué es esto?
—Umbroxia, ¿qué estás haciendo ahí abajo? ¿Te...? ¿Te estás masturbando?
—¡No soy una pervertida que haría tales cosas frente a otros!
—Pero... Tu rostro... Esta rojo, y tu "cosa" está reaccionando.
¿Eh? ¿Mi cosa?
Cuando vi a aquello que me identificaba como macho elevarse erecto, supe que algo extraño, muy extraño sucedía.
—¡Ni siquiera lo estoy estimulando! ¡Estoy tocando...! ¡Otra cosa!
¡¿Qué es esto?! Me recuerda a mi... Pero es imposible, a menos que...
Harta de estar a oscuras, pasé mi conciencia a mi forma espectral y observé el área que estaba tocando. Era... ¡¿Esto es siquiera posible?!
Al instante saqué ambos dedos de ese lugar y observé el líquido en mi mano, lo olí, y limpié con los restos de la piel rota. En todo este tiempo Naofumi estuvo mirándome, parecía avergonzado, y una pequeña parte de él había reaccionado.
Se dio cuenta de que lo miré, por lo que se cubrió tan pronto como lo notó.
—Bueno, eso fue un gran espectáculo el que di...
—Si... sí, supongo...
Ambos nos quedamos mudos, era tan vergonzoso.
—Nunca hablaremos de esto con nadie. ¡¿Entendido?!
—¿Hablar? ¿De qué cosa? Aquí no ocurrió nada, ¿verdad?
—Cierto.
Otro silencio incomodo.
—¿Entonces...? ¿Tenías algo que decirme?
—Si... Al parecer no soy solo un macho, también soy una hembra.
Un atisbo de sorpresa pasó por el rostro de Naofumi.
—Ah, ya entiendo... ¿Y sabes por qué?
—Creo que es debido a que combiné dos cuerpos durante mi estadía en el huevo, el dragón o el filolial, uno de ellos debió de ser macho o hembra, y cuando fusioné los cuerpos... Bueno, ambos sexos se juntaron en uno.
—Así que ahora eres... una hermafrodita.
—Escuché el termino, pero son raros hasta en mi mundo, al menos para seres con conciencia como yo o los mortales. ¿En el tuyo?
—También es el caso, aunque he oído de animales que son tanto macho y hembra, otros que cambian de sexo según la edad, deseo de reproducirse, entre otras cosas.
—En el mío es igual, incluso hay especies que no tienen sexo y se reproducen por sí mismos.
—Esos los llamamos asexuales, pero creo que ya hablamos mucho del tema.
—Si, hay que volver a lo que nos concierne.
Ahora sí, a lo serio.
—Estas pieles solo van a servir mientras no me transforme, si tuviera toda mi magia y pudiera gastarla sin preocupaciones, entonces podría crear "ropa" con esta, es lo que siempre hacía.
—¿Ibas desnuda y con magia encima?
—La desnudez es solo un problema cuando ven tus partes, si tienes algo que lo cubras entonces está bien, por algo se llama desnudez.
—Tiene sentido... Creo. Y lo que dices es que necesitas un tipo de ropa que no se destruya, ¿verdad?
—Tal vez haya algo así en este mundo, habiendo tantas cosas extrañas me preocuparía que no la crearan.
—¿Y si eres un caso único?
—Mmm... Puede ser, pero no estaría mal ir con ese tipo, el Mortal Repugnante, y preguntarle al respecto.
—¿Mortal Repugnante? ¿Así lo llamas?
—¿Qué? ¿No te gusta?
Lo vi de forma inquisitiva. Él negó.
—No, es perfecto para personas como él. Esclavizar gente, eso es... repugnante.
—¿Aun cuando hayas tenido que hacer lo mismo para sobrevivir?
—... No voy a justificarme, solo diré que está mal. ¿Pero quién soy yo para imponerme a este mundo retorcido?
—¿Un Héroe?
—Quizás tengas razón... Pero por ahora las bonificaciones del escudo te serán de utilidad.
—Creo que a eso se le llamaba ser hipócrita.
—Entonces soy un completo hipócrita.
Nos reímos un poco de todo esto. Creo que no me había reído tanto en mucho tiempo.
—Está decidido, volveremos a la capital, solo que esta vez como "viajeros" o pueblerinos normales.
—Muy normales no creo, destacas mucho.
—¿Quieres ver cuanto destaco con mi forma dragón?
—No dije nada.
Naofumi me sonrió nervioso.
—¿Cuánto tardaremos en llegar sin tu forma dragón?
—¿Unas horas? Si nos encontramos monstruos por el camino quizás más, aunque... Sí, creo podría funcionar.
—¿Qué cosa?
Me concentré en ese presentimiento, y entonces ¡Puf! Transformación instantánea.
Frente a los ojos de un incrédulo Naofumi, yacía mi antigua y no tan antigua forma dragón, aquella que le siguió a mi yo "gordita".
—¡¿Puedes transformarte en formas anteriores a la actual?!
—Parece que sí.
—¿Dijiste algo? No entendí si lo hiciste.
—¿Cómo que no me entiendes...? Ah, claro, en esta forma hablo idioma monstruo.
Volví a mi forma humana y hablé.
—Decía que sí, puedo cambiar entre formas, pero descubrí que solo puedo hablar otros idiomas en esta forma y la dragón adulto, en las otras solo idioma monstruo.
—Ya veo.
—¿Ya estás listo?
—Si.
—Bien, sube.
Me transforme otra vez en mi forma dragón joven y me recosté en suelo, esperando a que Naofumi se subiera en mi espalda.
Cuando lo hizo, me levanté y ni siquiera tuve que decirle que se sostuviera, ya lo había hecho solo. Observé frente a mí el basto bosque, luego al cielo, y entonces volé.
No tardamos mucho en llegar a las inmediaciones del reino, nos detuvimos antes de alcanzar la muralla y fuimos a ocultarnos entre los pocos árboles que había, lo cuales no eran mucho ya que estábamos cerca de los campos de globos.
—Ahora me trasformaré en mi versión cría, en esa forma no podré hablar y luchar será más difícil, pero no te preocupes, puedo regresar a mi apariencia real cuando lo desee. Solo procura que no lo haga mientras estoy encima de ti, no querrás andar desnudo por las calles y con la ropa destrozada.
—Lo tendré en mente.
Hice ¡Puf! Y la pequeña yo había aparecido, salté al escudo de Naofumi y luego me oculté entre sus ropas. Él cambió su escudo a uno más discreto, y se cubrió con una capucha hecha de pieles, la cual le había tomado su tiempo hacerla, y más sin ningún tipo de hilo cerca.
Era más una especie de uniones con distintos tipos de plantas, y viscosidades de monstruos. Tardamos un buen rato hacer que no oliera tan mal, pero lo logramos luego de lavarlo en el lago y perfumarlo con flores.
Aun así, se veía muy feo, debo de admitir.
Avanzamos a través del campo de globos y llegamos a la entrada del reino, cabe decir que nos tardamos unos minutos en hacer el recorrido.
Al estar frente a la entrada, uno de los guardias miró raro a Naofumi, pero no dijo nada y le permitió seguir avanzando. Seguimos caminando hasta llegar a la tienda de esclavos, la cual logramos llegar gracias a mi memoria perfecta.
Una vez más, Umbroxia del pasado nos solucionó la vida.
Naofumi movió la solapa de la gran carpa, caminó hasta la puerta de aspecto metálico, y toco dos veces con su mano.
No pasó más que unos segundos hasta que la puerta se abrió, y ahí estaba, Mortal Repugnante, y a ambos lados yacían sus guardias, los "licántropos" tipo canino.
—¿Qué se le ofrece en mi humilde tienda, Querido Cliente?
Su voz era tan repugnante como su aspecto, el apodo que le otorgué le queda como anillo al dedo.
—Verás, necesito tu ayuda con el producto que me vendiste.
Producto... Si claro, alguien se está haciendo el duro.
—No recuerdo haberlo visto antes, ¿podría quitarse la...?
—Oh, sí.
Luego de retirar la capucha que cubría su rostro, la sonrisa del asqueroso mortal se ensanchó.
En serio, que asco, nunca vi a un mortal tan asqueroso. Creo que voy a vomitar.
—Pero si es el Héroe del Escudo, lo último que escuché de usted, o lo que todos escucharon, es que escapó del reino luego de violar a su compañera de equipo.
El rostro de Naofumi se endureció, su mirada se afiló, y su voz... Su voz fue gloriosa, era la representación de la ira misma.
—Así que eso fue lo que esa Zorra dijo, no me esperaba menos de un mortal tan desagradable como ella. La próxima vez que la vea deseará haber muerto esa noche.
¡Mortal! ¡Dijo Mortal! ¡Ahh! ¡El pequeño Naofumi está creciendo! Y a mi lado no sería para menos, no, no, no.
La Corrupción ha Comenzado...
—Esos ojos... Si, usted tiene un poco de lo que se necesita. Sígame, y hablemos de este producto suyo.
Que Naofumi me llamé producto es una cosa, pero... ¡Que esta maldita bola de grasa Mortal me diga así! ¡Deseo matarlo! ¡Aplastar su cuerpo! ¡Y dárselo de comer a esa Zorra!
La mano de Naofumi se posó sobre mi cabeza, como si notara mi ira y tratara de calmarme... Funcionó.
Nos adentramos en el oscuro interior de la tienda, el olor era nauseabundo, pertenecían a cadáveres de mortales, también de bestias no humanas. Que alguien como este tipo dirigiera el lugar tenía sentido, que lugar tan repulsivo.
Varias jaulas estaban acomodadas alrededor de la habitación, unas sobre otras, y todas tenían a esas criaturas en su interior, mortales bestia, o como se llamarán en este mundo.
Llegamos hasta lo que parecía ser el área despejada de la gran habitación, donde Mortal Repugnante tenía su escritorio y todo eso.
—Entonces, ¿dónde está su monstruo? ¿Puedo verlo?
—Umbroxia.
Salté de entre las ropas de Naofumi y caí frente al mortal. Parecía curioso ante mi apariencia.
—No creció demasiado en estos días, creí que por ser un héroe el monstruo...
Pero no lo dejé terminar su frase, porque un instante después me transformé en mi apariencia de dragón joven.
Mortal Repugnante se cayó de espaldas de la sorpresa, ah, y también por la explosión de polvo.
—¿Es... eso es un... Dragón?
—Si, no lo parece, ¿verdad?
El mortal fue ayudado por sus sirvientes a levantarse, entonces comenzó a examinarme.
—Para serle sincero, Héroe, el monstruo que le vendí se suponía que era un filolial. El que sea un dragón es inaudito para mí.
—Eso tiene una explicación, ella es un hibrido.
—¿Un hibrido?
—Si, nacida de la unión entre un dragón y un filolial. O eso fue lo que descubrí durante todo este tiempo.
Esa fue la historia que nos inventamos, y agregamos unas excusas más.
—Pero eso es imposible, y en todo caso, mis trabajadores se habrían enterado de tal milagroso suceso.
—Tal vez el huevo se mezcló con el resto y nadie lo notó, esas cosas pueden pasar.
—Tal vez... ¿Pero era esto lo único que quería mostrarme, Héroe?
—No. Adelante, Umbroxia, muéstrale.
Como usted diga señor Héroe.
Entonces otro dio lugar otro ¡Puf! Ahora era humana otra vez.
—¡Fascinante! Esto es algo que jamás he visto en mi vida, Héroe. ¿Cómo fue que lo hizo?
—Creo que tiene que ver con este escudo, incluso puede ser algo de su especie, sus especies.
—Pero eso es imposible, no hay registros de un monstruo adquiriendo forma humana. Solo se dé semihumanos cambiando a la forma teriántropos, pero estamos hablando de monstruos, un dragón nada menos, una especie tan antigua como el mundo mismo.
Así que al igual que en mi mundo, aquí los dragones no dejan de ser seres antiguos. ¿Qué se creen esos tipos? Lo peor que pudieron hacer fue juntarse con los estúpidos magos, los aborrezco... Cierto, también soy un dragón.
Maldita sea.
—En primer lugar, ¿qué es un semihumano? Y, ¿tan antiguos son los dragones?
—Respondiendo a su primera pregunta, los semihumanos son seres que en el exterior pueden parecerse a los humanos, pero poseen algunas diferencias en el interior.
» Como, por ejemplo, si un niño semihumano aumenta sus niveles de forma radical será capaz de convertirse en adulto en poco tiempo, durante ese proceso su alimentación no deberá considerarse una broma.
No nos diferenciamos mucho en realidad, después de todo hace una semana era una cría.
—Por otro lado, están los teriántropos, ellos pueden ser considerados un tipo de semihumano, aunque las características de monstruos son más prominentes en sus cuerpos. Ambos podrían considerarse un tipo de humano, pero para los ciudadanos de este país no son más que monstruos. Por eso la esclavitud semihumana y de teriántropos es legal, hasta los nobles y el rey mismo tienen muchos de ellos.
—Ya entiendo.
Mortales, esclavizándose unos a otros para satisfacer sus propios deseos. Es efectivo, pero estúpido.
Si todos trabajaran en comunión entonces crearían cosas espectaculares, pero se limitan a las guerras y todo se pierde en el olvido. Tantos descubrimientos que no volverán a ver el mañana, todos tragados por la tierra y las montañas de cadáveres... Mortales como los odio.
—Y en cuanto a su segunda pregunta, no se sabe mucho de los dragones, solo que datan de épocas antiguas, más allá de los Héroes del Pasado. Son muy territoriales, y hay de varios tipos, Tyrella, Dragones Voladores, Wyr, y los de Sangre Pura, esos son los más raros y valiosos.
—¿Por qué hay tantos tipos? Y si, toda esta información te la pagaré.
—Veo que usted sabe de negocios, Héroe. Si señor.
... Mortales, si no es por dinero no comparten la información. Me dan asco.
—Los dragones suelen volverse... erráticos cuando entran en celo. Es por eso que existen tantos tipos diferentes, se cree que los dragones del pasado se aparearon con tantos monstruos como pudieron, dando origen a las subespecies y a muchos otros tipos de monstruos.
—¿Ella haría algo así?
—¿Habla del dragón? ¿No es macho?
—Es hermafrodita, posee ambos sexos.
—Ohh, que interesantes hallazgos que estoy teniendo el día de hoy. Si, es posible. Por eso le digo, Héroe, tenga cuidado cuando entre en celo. Tal vez quiera mantenerla vigilada, ya no creo que la maldición del esclavo tenga efecto en ella a esta altura de su vida, menos si es un dragón.
—¿La maldición no estaba hecha para dragones?
—No, se necesita un tipo de maldición más potente, de las que costarían ochocientas monedas de plata.
Naofumi arrugó su expresión.
—No tengo ese presupuesto aún.
—Bueno, venga cuando lo tenga, hasta entonces cuídese. No sabemos por dónde atacará su dragona, por adelante o por atrás.
Unas risas desagradables surgieron de la bola de grasa andante.
La mirada de Naofumi se posó encima mío, le devolví la mirada. Él habló.
—Umbroxia, no me violes, ¿sí?
Ah, así que eso era lo que pensaba. Bromearé un poco con él.
Sonreí divertida.
—Lo intentaré.
Su expresión palideció por completo. ¡Que risa!
—Volviendo al tema inicial, vine a mostrarle mi monstruo porque tengo un problema.
—¿Y cuál sería ese problema, Héroe?
—Ella esta desnuda, y cada vez que se transforma su ropa se destruye, ¿hay alguna forma de solucionarlo?
—Oh, si, si la hay. Necesita ropa mágica.
—¿Ropa mágica?
—Así que si existía algo.
¿Será parecido a lo que yo hago con mi magia?
—¿Cómo la conseguimos?
—Deben ir a una tienda de magia, para su fortuna hay una aquí en Melromarc, le señalaré su ubicación.
Mortal Repugnante pidió a uno de sus guardias que trajeran un mapa, marcó con una pluma entintada el área, y se lo entregó a Naofumi.
—Aquí tiene, Héroe, ¿eso será todo? ¿No desea comprar otro huevo de monstruo?
—No, por ahora no. Aquí tienes, dos monedas de plata, ¿es suficiente?
—Así es, muchas gracias por venir, Héroe, lo estaré esperando ansioso.
—Si, sí. Vamos, Umbroxia.
Naofumi dio la vuelta y se dirigió a la salida, yo lo seguí.
—Adiós, Mortal Repugnante.
Lo último que pude escuchar fue a ese mortal repetir su apodo en una pregunta, luego me transformé en mi forma de cría y salté a las ropas de Naofumi.
Una tienda de magia, ¿eh? No había muchas de esas en mi mundo, en realidad utilizaban sitios específicos para enseñar a los futuros hechiceros o... Magos, en cuanto a las brujas, no es que fuéramos mucho de enseñar, nosotras desde un principio sentimos la magia y sabemos usarla, por eso siempre estamos solas o aprendiendo junto a un familiar.
No es que no compartamos nuestro conocimiento si nos lo piden, ¿quiénes creen que somos? ¿Magos? Si alguien nos pregunta algo sobre magia podríamos estar horas charlando, la magia es nuestra pasión, uno de los mayores placeres de una bruja.
Cuando llegamos a la tienda de magia, pude ver varios libros en las estanterías, algunos artilugios parecidos a los que utilizaban los magos, y más libros.
Al entrar, nos vimos rodeados por más objetos extraños, todos me recordaban a los magos y eso me hacía enojar.
—Bienvenido, ¿en qué puedo ayudarlo?
Una mujer de edad avanzada apareció frente a nosotros, había salido desde la habitación contigua a esta.
Pero eso no era lo importante, sino como estaba vestida. Esa mujer, ella es una...
—Me dijeron que aquí podría conseguir ropa mágica, verá tengo un problema con mi monstruo. Umbroxia, ya puedes salir.
Naofumi tocó mi cabeza dos veces, y entonces salté hacia el suelo, mis ojos fijos en esa mortal. Me transformé en humana y la miré, yo aún seguía desnuda.
—Oh, ya veo, por eso necesitas la ropa mágica.
—Exacto, cuando se transforma su ropa se rompe, eso es un problema.
—Tengo lo que necesitas, síganme por favor.
Se dio la vuelta y caminó por donde vino, nosotros la seguimos, no le quitaría la mirada de encima.
Nos abrimos paso a una nueva habitación, había más cosas extrañas, artículos reconocibles y otros no. Entonces lo vi, una esfera de cristal, yacía muy cómoda sobre una mesa de la habitación.
Magos asquerosos.
La mortal retiró la esfera y en su lugar colocó una rueca junto a su huso, me pidió con la mano que me acercará y sentará en un asiento al lado de la mesa.
—Lo que tendrás que hacer ahora es tomar con tu mano eso de ahí y girar la manivela, con esto tu magia será extraída y podremos obtener el hilo mágico, con eso se hará tu ropa. ¿Si, Querida?
Yo solo sentí, mi ceño estaba fruncido todo el tiempo, la duda e ira me carcomían.
Y mientras giraba la manivela y sentía como mi maná era drenado, no pude contenerme de preguntar.
—¿Usted qué es?
Por un momento la vi confundida, pero luego de dirigir mi mirada a su sombrero y su bastón, entendió mi duda.
—Ah, ¿estás preguntando por qué uso esto?
Yo asentí, un tanto cansada por el drenaje de mi magia.
—Porque soy una bruja.
Me detuve en seco, y justo a tiempo, porque la piedra dentro del huso de la rueca se había roto.
—Oh, no. ¡Se ha roto mi joya! Ahora ya no podremos seguir obteniendo más hilo, y esto no es suficiente.
—¿Qué?
A partir de ese momento me desconecté de todo, Naofumi y la mortal hablaban, pero no importaba, nada importaba... Excepto una cosa.
¿Una Bruja? ¿Cómo que es una Bruja?
Mi pecho dolía, mi cabeza ardía, todo mi ser estaba gritando la misma pregunta.
¡¿Acaba de decir... Bruja?!
Duele...
Duele...
Mi pecho...
Mi mente...
Mi alma...
Duele... Todo duele...
Esa mortal...
¡Esa Mortal...!
¡Esa repugnante mortal!
¡¿Por qué?!
¡¿Por qué?!
Y entonces... exploté.
¡Aun cuando se hace llamar Bruja, ella tiene el descaro de utilizar un sombreo de Hechicero! ¡Un sombrero de hechicero! ¡No puede haber un insulto más grande que ese!
¡Las Brujas no utilizamos sombreros! ¡Eso lo hacen los estúpidos hechiceros! ¡Las Brujas no tenemos necesidad de un bastón para usar magia! ¡Las Brujas utilizamos nuestras manos! ¡Nuestro cuerpo! ¡¿Y se hace llamar Bruja?! ¡¿Dónde está tu orgullo de Bruja?! ¡Impostora!
La ira surgía dentro de mi como lava ardiente, sentí que no podría contenerla por más tiempo.
Mis garras crecían, mis dientes se volvían más afilados, mi cola se agitaba sin parar de la rabia que sentía, y ambas alas se movían como si quisieran volar directo a esa... ¡Esa sucia mortal!
Y en el momento en que iba a perder lo poco de razonamiento que me quedaba, una voz me llamó.
—¡Umbroxia! ¡Despierta ya!
Fue ahí que volví a la realidad, Naofumi estaba frente a mí, de rodillas y apretando mis hombros con fuerza. No estaba herido ni nada, solo... preocupado.
Al mirarlo a los ojos, su preocupación se desvaneció.
—¿Qué te sucedió?
—...
No dije nada, ¿por qué lo haría? No es algo que le concierna a alguien como él.
—…Luego hablaremos de esto. Ahora tenemos que irnos, necesitamos reponer la joya rota, y para eso debemos ir a una mina. Transfórmate y salgamos del reino.
Solo asentí y me transformé en la pequeña yo.
Después de eso nos fuimos de la tienda y nos dirigimos a las puertas del reino.
—Muy bien, hasta aquí es suficiente. Umbroxia, ya puedes transformarte.
Habíamos estado caminando lejos del reino, nos alejamos lo suficiente para no ser vistos. La mortal preguntó por qué hacíamos esto, Naofumi solo dijo que podría sorprender a algunos mortales el ver un dragón tan grande cerca del reino. Una mentira por supuesto.
Salté hacia el suelo y calculé mi espacio, entonces me cambié a mi forma adulta.
¡Puf! El polvo de los alrededores explotó, el viento se elevó, y la mortal me veía con una expresión de sorpresa.
—Vaya, sí que es grande. Que monstruo tan curioso tienes.
—Ella es única en su tipo.
Naofumi acarició mi plumaje con su mano, eso... se sintió bien.
—Bueno, es momento de subir.
El primero en trepar hasta mi espalda fue Naofumi, aún no se acostumbraba del todo a hacerlo. Y la siguiente fue... esa mortal, no quería ni siquiera que me tocará, pero no tenía opciones. Le permití subir.
—Que plumaje tan suave.
—¡Por favor no la toqué demasiado! A ella no le gusta que otros la toquen, solo a mí me lo permite.
—Oh, lo siento. Solo me sujetaré lo necesario.
—Gracias.
Naofumi le sonrió, a medias.
Cada día que pasa me agrada mucho más este chico.
—Ya podemos irnos, Umbroxia.
—Bien.
Mi voz era la misma, pero su resonancia había mejorado, en esta forma llegaba mucho más lejos.
Dirigí mis ojos hacia el bello cielo celeste, abrí ambas alas, y despegué del suelo.
Ahhh, que bien se siente volar.
Naofumi estuvo indicándome a donde ir en todo momento, pero yo ya sabía la ubicación, vi el mapa una vez y ya lo había memorizado por completo. No fue para nada difícil encontrar el lugar.
—¿Es aquí?
Preguntó Naofumi a la Mortal, ella observó hacia abajo en el suelo y lo confirmó.
—Si, pero la cueva esta más en aquella dirección. Ese templo es solo la base de un antiguo malvado alquimista.
¿Alquimista? Eso suena interesante, recuerdo haber escuchado de ellos en mi mundo.
—Mientras bajamos les contaré todo lo que sé.
Cuando aterrice en el suelo de tierra, la mortal nos dijo que buscáramos un túnel perforado en el lateral de la montaña, por lo que comenzamos a buscar. No fue difícil hacerlo, aunque quien lo hizo fue Naofumi.
Nos adentramos para confirmar si era o no el túnel, y descubrimos construcciones hechas por mortales, debía ser este el lugar.
Al caminar durante un tiempo, encontramos en una zona del túnel un cofre, estaba bien decorado, y justo cuando Naofumi iba a abrirlo, unas piedras cayeron desde el techo y aterrizaron a un lado de nosotros.
—¡¿Qué fue eso?!
—¡Cuidado! ¡Es una trampa!
Que molestia.
Justo como decía la mortal, era una trampa, pero no cualquier trampa, no, de esas piedras surgió un Golem. Él nos miró, y nosotros a él.
Me transformé en mi forma joven y me preparé para atacar a esa cosa.
—¡Umbroxia, ten cuidado! ¡Jamás hemos enfrentado algo así!
Si, sí.
Lo primero que hice fue esquivar el predecible ataque del golem, un golpe con su brazo, ¿por qué siempre atacaban de esa forma? En serio, los golem son tan aburridos, al menos los más básicos, luego puede que valgan la pena mi tiempo.
Por cierto, los golems de mi mundo son seres sintientes, con conciencia y todo eso, una especie propia por decirlo menos.
Mientras esquivaba y atacaba al golem cada vez que tenía la oportunidad, Naofumi bloqueaba sus ataques, y la mortal... ella lanzaba sus conjuros mágicos, debería aprender algunos, aunque hablar con esta mortal es...
Entonces di el golpe final, eso lo desmoronó, pero como era típico de los golems tenían un núcleo, y si uno no destruye el núcleo... Bueno, toda esta lucha se vuelve en vano.
Tomé el núcleo entre mis garras y lo destrocé.
Cambié de forma y me dirigí a Naofumi.
—Toma, para después.
Él asintió.
—Esto nos ha hecho perder mucho tiempo.
—Tiene razón.
Entonces, de la nada, el lugar comenzó a temblar.
—¡¿Y ahora qué?!
—¡No pienso irme sin ese cofre!
—¡Umbroxia, espera!
Pero no escuché, y como Naofumi había desactivado todos los comandos de la maldición del esclavo, entonces no me vi afectada por ellos, o bueno, Mortal Repugnante dijo que por ser un dragón ya no funcionaría.
En fin, corrí hasta el cofre y tomé todo lo que había cerca, hasta arranqué una inscripción en piedra, solo por si decía algo importante.
—¡Nos vamos!
Antes de que todo se fuera a la mierda, salté sobre Naofumi y la Mortal, y los empujé fuera de la habitación, con mi fuerza fue fácil, era un dragón, ¿oh no?
Al salir de ese lugar, vi todo derrumbándose y me alegré de no haber quedado atrapada en eso.
—¿Están todos bien?
—Si.
—Por poco, ya no soy tan joven para estas cosas.
Naofumi me miró un tanto molesto, pero yo solo le presumí el cofre y la inscripción, eso pareció apaciguar su ira creciente.
—Antes de seguir me gustaría ver que hay dentro.
—Si, yo también quiero saber que es por lo que casi morimos.
Dijo aún molesto Naofumi.
Abrí el cofre y lo que encontré me desconcertó.
—¿Y esta cosa qué es?
—¿No es la semilla de la que nos estabas hablando?
¿Esa semilla? ¿Esto es una semilla?
La mortal nos contó la leyenda de como un viejo alquimista estaba investigando una peligrosa planta, y esta planta todavía se encontraba en su base.
—No lo sé, jovencita. ¿Me prestarías un momento esa inscripción que tomaste?
De mala gana se la entregué. Solo lo hice porque no entendía ese idioma para nada... Me intriga aprenderlo.
—Bruja, ¿puedes leer eso?
—Es muy antiguo, y las letras son un tanto diferentes. A ver... "para aquel que vaya a romper el sello de la semilla. Es mi deseo que esta semilla nunca sea liberada en el mundo. Jugará con el anhelo de la gente de verse liberada de la hambruna y les concederá su deseo de la peor forma imaginable. Por eso el sello no es fácil de romper".
—Bueno, ya sabemos que es, y ahora es mía.
Con la semilla en mano, la observé con expectación. ¿Qué clase de maravillas secretas tendrá esta pequeña cosa malvada? ¡Es mi deber como erudita de la magia y el conocimiento en general averiguarlo!
—Solo ten cuidado, no sabemos de lo que es capaz esa cosa.
—Ya lo sé, no soy una novata, estas cosas son mi especialidad.
—Creo que hemos terminado en esta zona. Sigamos buscando, por favor.
—Si, tiene razón.
Naofumi acompañó a la mortal, mientras yo los seguía desde atrás, desnuda, sí, pero con una extraña semilla en las manos.
Luego de dejar esa zona del túnel, continuamos buscando por toda el área. Cuando por fin encontramos el túnel indicado, seguimos ese camino. Esta vez, yo estaba en la delantera, mientras Naofumi y la mortal se mantenían en la retaguardia.
¿Por qué yo adelante y no Naofumi? Primero, porque yo podía ver en la oscuridad. Segundo, porque en caso de ser atacados reaccionaría más rápido. Y tercero... ¡Porque ni loca pienso acercarme a esa impostora otra vez! ¡Qué asco!
Mientras observaba los alrededores, me di cuenta de que mi visión se oscurecía. Esto es muy extraño, ¡se supone que puedo ver en la oscuridad!
Fue en ese momento que la escuché, la voz de alguien que no debería estar aquí.
—Jamás te convertirás en un Dios. Tu hija obtuvo el mismo destino que su madre, y por mi mano.
¡Esa voz!
—Reencarnaste como lo que siempre fuiste, un maldito monstruo.
¡La reconocería donde fuera! ¡Era la voz de esa Mujer! ¡Aquella quien me mató y humilló!
—¡¿Dónde estás?! ¡Maldita Mortal! ¡Muéstrate! ¡Voy a arrancarte los ojos y devoraré tus órganos!
Pero no respondió, ella solo dejo de hablar.
Con una inmensa cantidad de furia carcomiendo mi alma, estaba a punto de utilizar mi magia y destruir todo el lugar de ser necesario. Pero entonces otra voz se dio a conocer, era Naofumi, supe que era él al instante.
—Creí que podíamos ser amigos, pero solo eres una horrible persona. Te agradezco todo lo que hiciste por mí, Umbroxia, ya eres libre... Ahora vete y muérete en algún lado.
—...
Eso... ¿Eso es todo? ¿Así acaba esto? ¿Solo así?
No, esto no me afecta en nada, solo es un mortal más del montón, pero aun así... ¿Por qué me duele tanto?
Pensé que por fin tenía alguien con quien hablar, con quien compartir mis deseos, mis anhelos, mis historias... no quiero estar sola otra vez.
Odio mi soledad.
Es mi culpa, ¿no? Yo... ¿Yo la alejé?
¡No! ¡Ella me abandonó! ¡Me traicionó! ¡Aun...! Aun cuando la amaba, mi propia hija me abandonó... y me asesinó.
Me había sumido en mi oscuridad, algunas lágrimas escapaban de mis ojos. En este momento solo quería mirar hacia el suelo y seguir ahogándome en mi miseria.
Y, cuando el abismo tragándome era lo único que podía sentir, unas manos me tomaron de los hombros y me sacudieron con delicadeza. No me atrevía a mirar, estaba demasiado perdida en mis emociones.
—¡Umbroxia! ¡Lo que dijeron las voces no es real!
—No voy a escucharte, solo eres un mortal, ¿por qué deberían importarme las palabras de un mortal?
—¡Porque somos amigos!
La oscuridad que me mantenía atrapada ahora me soltaba, y me guiaba hacia aquella voz, la de ese estúpido, alegre, y amistoso mortal, aquel que se había proclamado como mi amigo...
Levanté la mirada, y ahí estaba, la sonrisa de un tonto, era Naofumi.
—Hola.
Hablé.
—¿Estás mejor?
Preguntó.
—No lo sé.
Respondí.
—¿Quieres tomar mi mano?
—...
Dudé, ¿debería hacerlo? ¿Por qué hacerlo?
Pero mis dudas se desvanecieron y mi cuerpo actuó por su cuenta, tomó su mano y la apretó con fuerza. Esto no afectó a Naofumi.
—Caminemos juntos.
—... Si.
Seguimos hacia adelante un poco más, y entonces nos encontramos con el maldito monstruo que estaba engañándonos. Lo destrocé, arranqué sus pequeñas y estúpidas alas, y corté a la mitad su patética cabeza.
—Guárdalo en la bolsa, lo necesitaras más tarde.
—Claro.
La bolsa de la que hablaba no era la de la espada y la armadura, los cuales aún debíamos revender, sino de una que hicimos con pieles de monstruos. Aunque solo era una gran piel que guardaba cosas muertas, esto en momentos en los que Naofumi no pudiera absorber los cadáveres con su escudo, o si no sería descubierto.
Retomamos nuestro avance, y no fue hasta un tiempo después que túnel se oscureció otra vez, que supe de la presencia de más monstruos.
—¡Muere, Umbroxia!
—¡Monstruos patéticos, están muertos!
Esta vez no sería atrapada con la guardia baja, imbuí un poco de magia en mi visión y entonces pude ver a todos esos malditos parásitos.
—Solo mueran.
Salté en mi forma dragón joven y asesiné a todos y cada uno de los monstruos. Estos eran diferentes al anterior, eran roedores, los reconocía porque tenían cierto parecido a las ratas de mi mundo.
EL túnel recuperó su visibilidad, la poca que había, y yo desactive mi magia.
—Bien hecho, Umbroxia.
—Esas cosas lo pensaran dos veces antes de intentar engañarme de nuevo.
Naofumi rio, ¿qué era tan divertido?
Continuamos un poco más y entonces pudimos encontrar el área de los minerales, y siendo muy sincera, todo se veía demasiado bello. El brilló de los minerales resplandecía por toda la cueva.
—Ahora llevémonos todo lo que podamos.
—Por cierto, ¿alguno de ustedes tiene un pico?
La mortal miró a Naofumi, él negó, y luego a mí. Era obvio que no, ¿no vez que estoy desnuda? ¿Dónde tendría metido un pico? Ahí atrás ni loca.
Suspiré.
—Yo me ocuparé de eso, tengo garras, puedo con unos simples minerales.
Mientras la mortal estaba ocupada recogiendo los minerales caídos y acomodándolos en el suelo, Naofumi, de forma discreta, absorbió los cadáveres de monstruos en su escudo. Dijo que obtuvo escudos interesantes, pero esto era más para deshacerse de los monstruos y poder guardar en la bolsa los minerales.
—Luego volveremos por más minerales, tengo que absorber todo esto con mi escudo, y tal vez sirvan para algo más. Incluso podemos venderlos.
—De acuerdo.
Recogimos todos los minerales que pudimos y los guardamos, aunque no eran demasiados, pero la mortal dijo que eran suficientes.
Entonces regresamos al reino, el cual parecía llamarse Ciudad del Castillo, el termino ciudad no es muy usado de dónde vengo, pero está claro que han existido desde hace milenios.
Luego de procesar el mineral y de convertirlo en una joya, la mortal lo colocó en donde antes estuvo la otra joya. Y como hace horas antes, me fui obligada a derrochar mi magia en esa cosa, bueno, al menos era para algo útil.
Un rato más tarde, me encontraba un tanto agotada, la mortal había pedido que me detuviera, que la cantidad de hilo era suficiente.
—Ahora deben llevar el hilo a una textilería aquí en Melromarc, y si no recuerdo mal también hay una sastre que sabe de ropa mágica, puedo indicártelos en un mapa. Aunque no están muy lejos.
—Está bien, ¿cuánto me costará todo esto?
—¿El hilo mágico? Lo usual serian treinta y cinco monedas de plata, pero como me ayudaste con mi joya rota, entonces puedes decir que estamos en paz.
—Se lo agradezco.
Terminamos nuestros asuntos en la tienda de magia y nos fuimos, solo que en vez de seguir en mi forma humana me cambié a la pequeña yo y me oculté en Naofumi, como estuve haciendo desde que llegamos al reino.
Primero fuimos a la textilería, ahí Naofumi les entregó el hilo mágico y pidió su conversión a tela. Uno de los trabajadores dijo que estaría lista para esta noche o en la mañana del día siguiente a más tardar. Naofumi les indicó a dónde entregar la tela, en este caso la sastrería, y nos marchamos.
Nuestro siguiente destino fue la sastrería.
Cuando entramos a la tienda, una mortal con gafas y una bufanda un tanto grande alrededor de su cuello, nos miraba inclinada desde el mostrador, más bien a Naofumi era a quien observaba.
Hablaron un poco y luego Naofumi me pidió presentarme, aunque antes debía cubrirme con algo, parece que la mortal anterior le mencionó que no debo dejar que me vean desnuda y menos una mujer. Tampoco es que me interesaran eso pequeños detalles.
La sastre se dio la vuelta y yo me transformé, Naofumi tomó una de las telas que le entregó la mortal y me cubrió con ella mi zona inferior. Mi cola estaba un tanto alta, así que puede que mi trasero pudiera verse un poco.
Al momento en que la mortal me vio en mi forma humana, enloqueció, pero no de una mala forma. Era más como si...
—¡Que niña tan preciosa! ¡Tiene alitas, como un ángel, cuernos y una cola como un dragón! ¡¿Dónde consiguió a esta preciosidad?!
—En... En un huevo de monstruo. Verá, ella puede convertirse de monstruo a humano, y cuando lo hace su ropa se destruye.
Naofumi se notaba nervioso. No era la única incomoda aquí por lo que veo.
—Ahhh... Vienes por ropa mágica, ¿verdad?
Por un momento creí ver como sus gafas brillaban, no, estoy segura que brillaron... Que mortal más extraña.
—Un vestido de una pieza le quedaría precioso, ¡Y si añadimos la capacidad de no destruirse con la transformación, creo que será más que suficiente!
De un instante al otro la mortal había comenzado a tomar mis medidas, y cuando terminó, me miró a los ojos de forma suplicante.
—¡Quisiera verla transformarse!
—¿Eh?
—¿Cómo?
Tanto Naofumi como yo estábamos incrédulos ante sus entusiastas palabras.
—No creo que sea posible, ella es un dragón, y su verdadera altura es de 13 metros, tal vez un poco más.
—Debemos medir eso más tarde.
—Tienes razón.
La mortal pareció desilusionarse, como si aquella inspiración en su interior estuviera muriendo... ¡No podía permitir eso! ¡La pasión por tu trabajo, eso es algo que comprendía a la perfección!
—Puedo transformarme en una forma más pequeña, no será la original, pero es de cuando era más joven. ¿Está bien igual?
—¡Si!
Sus ojos recuperaron ese brillo tan característico.
Cambié a mi otra forma y me mostré ante la mortal.
—¡Maravilloso! ¡Es tan distinta a su forma humana! Sin duda tu forma original debe ser incluso mejor.
Yo sonreí orgullosa de mí misma y asentí a lo que ella decía.
Comenzó observando mi cuerpo, tomaba notas mientras lo hacía, luego midió mi cuello, aunque yo le dije que en mi forma adulta las medidas de mi cuello eran de 5 metros estando de perfil, y de 10 si media mi cuello completo. Aunque como crecí un poco más antes de volverme humana, las medidas debieron aumentar como mínimo 1 metro más.
—¡Eso es todo! ¡Estaré esperando a que llegue la tela!
—¿Cuánto tiempo te llevará?
—El diseño lo terminaré hoy mismo, y en cuanto reciba la tela comenzaré a hacer el vestido.
—¿Y el coste total?
—Veamos, si eres tú quien aporta los materiales, entonces... Serán unas cuarenta monedas de plata.
—Bien, vendremos mañana. Vamos, Umbroxia.
Tomé la forma de cría y salté a Naofumi, la tela cayó al suelo y la sastre la recogió con alegría.
—¡Te veo mañana, Pequeña Umbroxia!
Nadie en ninguna de mis vidas jamás me había llamado de esa forma... Que extraña y apasionada mortal.
Salimos de la tienda, Naofumi suspiró agotado.
—Qué día más ajetreado el de hoy, ¿no lo crees?
—Supongo. ¿Y ahora qué?
—Creo que me gustaría por fin revender estas cosas, hay una tienda de armas cerca, pero ahí las compré. Así que primero vayamos a otro lado y luego iremos ahí, necesito mejorar mi armadura. ¿Tú quieres algo?
—¿Armas y armadura? Podría interesarme por lo primero, las armadura de seguro explotarían conmigo.
Naofumi rio.
—Tienes razón.
Y con eso dicho, ambos seguimos nuestro camino por territorio enemigo.
