Boruto iba con la peor cara posible a su departamento, iba caminando por las calles oscuras de la ciudad. No tenía ánimos de nada, tan solo quería llegar de una vez por todas a su habitación y tirarse.

¡Era tan difícil encontrar empleo!

-- Maldición, no le daré el gusto a ese viejo a verme de nuevo en su casa -- murmullo -- puedo hacerme cargo de mi mismo sin ayuda de él.

Suspiro por lo alto y admiro el gran edificio que estaba enfrente suyo, era aparentemente lujoso, su tía Hanabi se lo había prestado durante algunas semanas para acomodarse en la nueva ciudad.

Tomo el ascensor y camino por los pasillos hasta llegar a su departamento, sin embargo, antes de tomar la puerta una mano tiro de él de manera brusca -- ¡Ahhh, me asaltan! -- grito el chico asustado mientras que su atacante le tapaba esta vez la boca.

-- Tranquilo -- dijo una chica con un tono de voz tan tranquilo que casi se le olvidaba que lo estaban asaltando -- no te haré daño.

El chico se removió de su agarre y le señalo con su dedo indignado -- ¡Eso es justamente lo que diria un asaltante!

-- ¿Cuál es tu nombre? -- pregunto esta con la poca paciencia que le quedaba.

-- ¿qué? -- se quedó pasmado -- ¿de verdad quieres saber mi nombre en una situación así?

-- yo... ah... -- la chica se recargo en la pared del pasillo acomodándose ligeramente sus lentes rojos, el rubio no podía negar que le parecía bastante atractiva -- tengo un problema y necesito que me ayudes.

-- No, gracias -- dijo este mientras se volteaba y giraba de nuevo hacia su departamento, no por ser bonita tenía los privilegios de molestar a los chicos cuando se le antojase -- No estoy en horas de hacer caridad.

-- Te pagaré.

-- Te estoy oyendo -- dijo este cambiando su semblante y volteando a verla de nuevo -- No acepto menos de 50 dólar.

-- Está bien, 50 dólar será -- dijo está restándole importancia -- Entonces tu nombre es...

-- Yamashiro Aoda -- mintió mientras se mordía la lengua, no le iba a decir su verdadero nombre a una chica que apenas conocía. Además, era mejor que no supiera que su verdadero nombre era Uzumaki Boruto, no quería que se diera cuenta que su padre era el primer ministro. Aunque ciertamente sus facciones no ayudaban en nada (¡casi era su vivo reflejo!) era una suerte que casi nadie supiera sobre él, le gustaba no ser observado por los medios.

-- Bien -- dijo está señalando la puerta a un lado suyo, el chico se quedó confundido por unos breves instantes.

-- No hago trabajos sexuales, mínimo invítame una hamburguesa primero.

La chica enrojeció hasta las orejas, lo estaba malinterpretando todo -- no es eso, tu solo ven conmigo y sígueme la corriente -- dijo tomándole del brazo de una manera brusca y abriendo la puerta sin que procesará bien todo.

El chico iba a reclamarle por su falta de tacto hasta que observo a tres personas sentadas en el comedor del departamento de la chica, a pesar de estar literalmente a un lado del suyo, tenía una esencia totalmente diferente. Todo parecía mucho más pulcro y ordenado.

Ahora que lo pensaba ¿Por qué nunca antes había visto a esa chica? ¡si eran prácticamente vecinos!

-- Mama... Papá... Él es mi novio, Yamashiro Aoda -- comento la pelinegra de una manera tan segura que hasta el mismo se estaba creyendo toda esa farsa. Tanto así que este sonrió y asintió con la cabeza sin pensarlo.

Hasta que recayó en cuenta en las palabras de su compañera. ¡Como que novios! No tuvo ni la decencia de decirle su nombre. Claro, dijo que le iba a pagar por un problema que tenía pero si hubiera sabido que era esta clase de problemas hubiera cobrado mucho más.

El chico revoloteo sus ojos totalmente nervioso, nunca antes había hecho algo como aquello. Miro hacia la que parecía ser su madre se veía una mujer muy amigable y servicial, en tanto su padre parecía tener un aura mucho más oscura, le daba mucho pavor su mirada.

-- Quien lo diría, un gusto conocerte, Aoda -- remarcó con un pequeño toque gracia el chico que acompañaba también a los que parecían ser sus padres, fue ahí cuando cayó en cuenta que era su hermano el que se encontraba sentado ahí.

¡¿Y POR QUÉ RAYOS ÉL ESTABA AHI?!

Ni siquiera fue a saludarlo, prefirió ir a visitar mejor a su vecina que nunca antes había visto. Era un traicionero. Además, ¿que tipo de relación tenían él y la chica loca que lo secuestro?

-- Aoda, ellos son mis padres, Sakura y Sasuke -- hablo de nuevo la chica con un toque de nerviosismo en su voz -- Y él es Kawaki.

Boruto con una gota de sudor asintió la cabeza -- mucho gusto en conocerlos -- dijo este sin saber muy bien que hacer -- me contó mucho sobre ustedes... Tenía muchas ganas de conocerlos -- se mordió de nuevo la lengua, no recordaba haberlos visto alguna vez.

Sakura sonrió de una manera muy abierta mientras hacía lo posible por darle una cálida bienvenida, su esposo por otra parte parecía muy curioso, parecía analizarlo de una manera tan profunda que le daba escalofríos. Mientras tanto, su hermano kawaki parecía que en cualquier momento iba a cagarse de risa. Era un maldito.

-- ¿puedo hablar contigo, terrón de azúcar? -- le pregunto Boruto a la pelinegra y esta la miro con un toque de desagrado, parecía que no le gustaba que le hablara de una manera tan melosa.

¡Pero era su culpa! ¡Ella nunca le dijo que iba a actuar como su novio!

-- Claro -- dijo ella mientras lo guiaba lo más alejado de ellos posible -- ¡¿que rayos sucede contigo?! -- le gritó en un susurro tocándose la cien de su nariz -- ¡los apodos románticos me dan repelús!

-- ¡¿A ti que rayos te ocurre?! -- le gritó el otro en susurros -- ¡me dijiste que era un pequeño favor, hacértela de novio no es algo pequeño! -- cruzo sus brazos y le miró con cara de pocos amigos -- ¿que fue todo eso?

-- Necesito de tu ayuda, de verdad -- dijo la pelinegra apretando sus labios -- esto es muy importante para mí.

-- ¿y se lo confías a un completo desconocido?

La chica bajo los hombros -- Pareces simpático.

-- Este chico simpático puede ser un secuestrador o... un asesino.

-- ¿lo eres?

-- No.

-- Entonces ayudame -- dijo tomándole de los brazos, está vez con la voz un poco más cansada -- Se que recién nos acabamos de conocer hace unos pocos minutos, pero... -- suspiro -- mi familia, ellos quieren casarme, necesitan a un heredero, hace más de veinte años que no ha nacido ningún otro integrante en mi familia, yo... esto no es lo que deseo, realmente ni siquiera quiero seguir los mismos pasos que mi padre -- la mirada de la chica se agachó -- tengo mis propios sueños, he hecho todo lo que está en mis manos para conseguir mi meta pero... Ellos no me dejaran en paz hasta que muestre un mínimo avance en mis temas románticos -- le miró está vez a los ojos -- te cuento todo esto porque quiero que comprendas lo que está en juego, en lo importante que es para mí todo esto, de verdad, necesito de tu ayuda.

El chico se quedó sin habla. Sus palabras le resonaban profundamente, se sentía bastante identificado con ella, desde pequeño nunca quiso seguir el camino de su padre y seguir en la política, sino, seguir sus propias ilusiones y crear su propio destino. Tal vez, fue por eso mismo que acepto toda esa loca situación y decidió ayudarla.

Su familia parecía muy de siglos pasados para hacerle vivir ese martirio con lo de tener hijos pero que más daba, el era de ese tipo de personas que pensaba más en los demás que en si mismo.

-- Por cierto... ¿de donde conoces a ese tal kawaki? -- dijo con un poco de recelo mirando hacia el comedor en dónde se encontraba la pelirosa hablando animadamente.

-- ¿celoso?

-- ¡claro que no, apenas y si te conozco! -- refunfuño el chico.

-- Ah, es un viejo amigo.

-- ¿y por qué no le pediste a él que fuese tu novio?

-- Porque tiene prometida.

-- ¡Eso es mentira! Según tengo entendido solo está de novio con Sumire -- dijo este pasando su mano por la barbilla -- Aunque quien sabe, capaz ya la embarazo, no me sorprendería.

La pelinegra frunció el ceño -- ¿Por qué sabes eso? ¿es cercano a ti?

-- Eh -- el chico abrió sus ojos, había hablado más de lo que debía -- ¡claro que no! Lo leí... En una revista.

-- ¿cómo una revista podría saberlo si apenas hoy se acaba de comprometer?

-- La gente es más chismosa de lo que crees.

-- Seguro tu eres el primero en abrir la boca.

-- ¡Claro que no, seré de todo menos chismoso! -- cruzo sus brazos.

-- Pues curiosamente te he visto hablando mucho con las señora sobre quien sabe que tanto -- soltó una risita -- casi que parecen un dúo dinámico.

Boruto abrió su boca para después volverla a cerrar. Era cierto, él solía ponerse a platicar con la primera persona que se le cruzaba, no importaba si era una señora que contaba cada cosa de los vecinos. Aunque, por otro lado, nunca había oido sobre ella, era casi como si pasara desapercibida en toda esa zona -- Eres una acosadora, yo no te había visto por aquí nunca, ¿cómo es que tú si?

-- ¡Sarada, Aoda! -- gritó con fuerza la pelirosa haciendo que ambos se tensaran en sus lugares -- ¿siguen ahí?

-- ¿Sarada? -- la miro confundido el rubio mientras la veía.

-- Mi nombre es Uchiha Sarada -- sin más empezó a caminar hacia el comedor.