– Viajero, ¿por qué aún sigues aquí?, tus amigos se han ido hace una semana y preferiste quedarte aún dando vueltas en el Espejismo Veluriyam, sabes que no es del tamaño o dimensiones que una nación de Teyvat y tiene un límite, seguro tienes naciones nuevas por explorar en algún momento, no quisiera distraerte de tu viaje –. La mujer de cabello azul no estaba clara de porque el chico es el único viniendo después de todo, pasando a saludarla y contándole toda su experiencia de lo que ve.
– ¿Hay algo malo con eso?, me siento muy a gusto aquí y hasta a veces pienso si podría quedarme un tiempo indefinido con tu permiso; este es un buen lugar definitivamente para unas vacaciones antes de partir a Fontaine con las pilas recargadas –. Aether contaba varias de sus intenciones, sonriendo con satisfacción de estar ahí.
– ¡Por supuesto que no voy a echarte!, eres libre de tomar un tiempo más para descansar de tus aventuras, me caes muy bien para habernos conocido hace poco tiempo y si necesitas ayuda te encontraré el mejor lugar para relajarte en el Espejismo...estoy muy feliz de que te guste tanto –. Escuchar la felicidad del viajero le sonrojaba, sus esfuerzos por mantener este lugar no habían sido en vano y sabía que le estaba agradeciendo.
– Además, estoy seguro que lo sabes...pero no vengo de aquí, tengo muchos secretos para poder venir a estos lugares cuando quiera, no se lo he dicho a ninguno de mis amigos. Simplemente con el mapa ya puedo decidir a dónde quiero ir, y ciertamente este pequeño mundo es uno de los lugares que más ha valido la pena en mi viaje por Teyvat –. El chico dió una vuelta alrededor, mirando el cielo y todo el paisaje que se encuentra en el Espejismo Veluriyam.
– Realmente has hecho un gran trabajo, así que deberías pensar mucho mejor de ti, al menos algunas veces –
– Gracias, Aether –. La Oceanida rió de forma adorable, mientras el chico no dejaba de observarla.
Algo pasaba por su mente, desde que arreglaron el problema con los demás.
– Y...¿vas a quedarte aquí por la eternidad? –.
– ¡Pues claro!, ¡es mi deber como la encargada del Espejismo Veluriyam cuidar a los ciudadanos, a los eidrolones, a mis amigos e invitados que deseen pasar a hacer un reset! –.
– En realidad, yo decía si algún día saldrás de ese puesto...no es necesario que estés parada todo el tiempo esperando a un nuevo visitante. Tú también te mereces dar un paseo por aquí –. El rubio claramente estiró la mano hacia ella, invitándola a que lo acompañe en esta noche tan brillante.
La Oceanida humana gimió sorprendida, pasaron unos segundos cuando se animó a responder sin salir del asombro.
– A-Aether...yo...¿está bien que alguien cómo yo pueda simplemente caminar contigo?, digo, has hecho tanto allí afuera e incluso me ayudaste a restaurar la belleza del Espejismo Veluriyam, creía que solo era la mascota –.
– Vamos Idía, no digas eso de ti misma. Eres la líder, puede que te dé mucha ansiedad si algo falla y quieras esconderte en una depresión, puede que no tengas la autoridad para dar órdenes, puede que no alces la voz y así todos te vean de una forma diferente...¡pero eso te hace especial!; tú trajiste a todos los que viven aquí y les diste un propósito, se quedaron por la cortesía y lo que les has mostrado en este maravilloso mundo pequeño, te consideran el jefe porque con la amabilidad que emana de ti, nadie puede manejar el este mundo mejor que tú, ni siquiera Celestia o los Arcontes –.
– ¿E-En s-serio? –. Aether asintió rápidamente, con una sonrisa, pero a la vez serio luego de su tímida pregunta.
Para el viajero, sería divertido si ella también disfruta de lo que hay en sus propias creaciones, si las observa a detalle y se reconforte por el trabajo duro. Prefería que estuviera fuera del puesto y así hablar más a menudo, le estaba costando tener que volver cada rato a buscarla en el mismo lugar.
Al final si la convenció, suspirando y saliendo fuera de su puesto estirando la mano para tomar la del viajero.
Aether la jaló cuando entendió la respuesta como un si, agarrando la mano con firmeza, ella algo insegura la correspondió apretándola de igual forma.
Estaba con la hora de sueño completamente rota, caminando por las estrellas y la gran luna iluminando sus pasos, a Idía le preocupaba que lo pudiera afectar después, pero no quería arruinar el entusiasmo en tener un paseo con ella y los dos lo disfrutaban.
Solo ellos dos, siguieron caminando pero ahora Idía lo guiaba al ir ganando en confianza justo como Aether dijo. Todo el tiempo estuvieron tomados de la mano lado a lado hasta casi rozar sus hombros, en algunos momentos se separaban y al rato uno de los dos volvía a enlazar sus manos para continuar.
Idía le estaba dando la guía que no pudo darles al principio cuando ellos llegaron, contando unas anécdotas de cada lugar del recorrido. Se mostraba realmente viva y alegre de poder hablar sobre todo el Espejismo a uno de sus recientes visitantes, aunque ya haya pasado suficiente tiempo dentro para conocer todo el interior del mundo.
La chica no quería que esto terminara, incluso iba disminuyendo la velocidad de los pasos en medio del recorrido para alargar el tiempo, porque Aether la hacía sentir de una manera especial que nadie había logrado antes.
En el camino disfrutaron de algunos dulces y un poco de bebidas para aliviar cualquier hambruna de sus estómagos.
Idia no quería pensar qué eran esos sentimientos extraños por Aether, necesitaba tenerlo cerca para que le siguiera demostrando su valor. Le daba orgullo escuchar la incredulidad y emoción cuando le enseñaba cualquier detalle insignificante pero nuevo para su desconocimiento, quien solo la colmaba de hagalos y elogios, como si la consintiera por hacer un buen trabajo.
Eso le sacaba muchos sonrojos a Idía, incluso si hacía una noche fresca, la cara no paraba de calentarse a cada segundo.
Algo cambió con ese paseo aquella noche, desde entonces Idía siempre pedía caminar junto a Aether, ya sea para comer o probar algo de él, hablar un poco sobre lo que viene en Fontaine y escuchar historias suyas en las otras naciones donde ha pasado, aprovechaban de ir al teatro a buscar alguna obra disponible para observar, el rubio animó a la misma Idía de jugar en las atracciones con él. La chica estaba encantada de poder estar junto al brillante Aether, compartiendo su tiempo para cualquier cosa, incluso mirar el paisaje en silencio.
Aún así trataba de estar pendiente en caso de nuevos visitantes, pero si no podía salir del puesto, Aether iba a hacerle compañía el tiempo suficiente para después volver a hacer algo juntos, también con la compañía de Paimon quien aparecía de vez en cuando.
Es la primera vez que Idía sintió como los días pasaban, los últimos días con Aether estaban acabando como un suspiro y ella realmente los extrañaría.
Todos van y vienen, pero Idía es la que debe permanecer cuidando el Espejismo Veluriyam, conservando cada momento en su memoria y los objetos perdidos de los visitantes.
Probablemente se sentirá sola una vez más cuando el viajero abandoné el lugar, sabiendo que las posibilidades de verse de nuevo son escasas.
Esto alertó al mismo chico de ojos dorados, quien a veces encontraba miradas pérdidas, cabeza agachada o expresión tristes en Idía; no importa si este le preguntara, saldría rápidamente a forzar que todo estaba bien.
Poco a poco la escusa se le fue acabando el crédito con Aether, quien dejó de creerle y necesitaba saber si algo estaba pasando para que estuviera triste, pues no leía los pensamientos de la oceanida humana.
Con Paimon durmiendo en un tocón luego de comer con ellos sentados en un tronco suelto, Aether aprovechó ese momento para aclararse la garganta y llamando la atención de una Idía totalmente lenta en sus reacciones.
– Mañana será mi último día aquí, no todo es para siempre lamentablemente, pero me iré muy feliz de haber conocido este lugar –.
– Hurra...me alegro por eso –. La chica alzó la mano, haciendo un pequeño tono de victoria apagado.
Solo el fuego crepitando en la fogata hecha por Aether siguió después de sus palabras.
– Idía, ¿quieres compartir lo qué está pasando? –.
– ¡N-Nada!, ¡t-todo está bien!...no tengo idea porque lo preguntas –. El repentino nerviosismo la delató, ella pensaba hasta ahora que no era evidente su estado de ánimo decaído.
– Llevo un mes aquí, ya te conozco perfectamente y realmente estoy preocupado de que haya algo desconcentrándote en el trabajo, pero es evidente cuando estamos juntos que algo no anda bien –. La chica trató de aguantarse, pero el acercamiento de Aether hasta quedar unos metros de tocar sus piernas la hizo esforzarse aún más en evitar cualquier contacto visual con él.
– Por favor, no quiero que estés molesta conmigo si hice algo mal, o si algo está pasando en el Espejismo...cualquier cosa, quiero ayudarte porque te considero alguien importante –. Las palabras fueron como un susurro al estar tan cerca, pero quedaron grabadas en su cabeza como un eco.
– S-Soy...¿muy importante para ti? –. La Oceanida sintió unos latidos nuevos, abriendo los ojos y los labios abiertos ligeramente.
– Eres tan importante que manejas tu propio mundo, ¿quién hace eso?, hay mucha gente importante para mí...pero nadie sabe hacer lo mismo que tú cada día, te considero una chica-oceanida increíble –.
La chica reflexionó con los ojos fijos en el fuego, hasta que miró a Aether por fin después de mucho rato y contarle lo que está pasando.
– No será lo mismo cuando se vayan, Paimon y tú son los únicos que quedan después de la aventura que pasaron aquí con el grupo. Jamás un viajero o visitante me prestó tanta atención de su tiempo, yo consideraba que debía dar lo mejor para hacer lo más satisfactoria su estadía...pero tú, no solo lo disfrutas, quieres que yo esté ahí para compartir el sentimiento de alegría. He experimentado muchas cosas nuevas en este tiempo que me has permitido pasar contigo, Aether –. La chica escondió los ojos con el fleco de su cabello azul pero sus labios temblaban muy evidente hasta tartamudear, respondiendo con una voz más y más avergonzada, llena de honestidad.
– Ya veo...me alegra que lo digas –. Aether suspiró con tranquilidad y una sonrisa.
El rubio pasó su mano sobre el cabello de la chica, quien rápidamente sintió como perdía los sentidos y se concentró en los brillantes ojos dorados del rubio mirándola.
– Mañana hagamos mi último día como algo memorable, te quitaré la tristeza que tienes...lo prometo –.
•
El último día entre Aether, Paimon y Idía fue un sueño para la última, quien contaba con dos grandes amigos quienes la unían en el grupo para disfrutar cada hora.
Por la mañana degustaron un desayuno del restaurante en la ciudad, montaron muchas veces en el Chitty Chitty Volador y no pudieron evitar recordar a Klee, en el teatro recordaron a Kaeya y aquella función que hicieron, probaron nuevas vías para el vehículo volador...
Tantas cosas en un solo día y la cabeza de Idía explotaba pero no por malas razones, estaba realmente feliz con la compañía de Aether llevándola a todos lados y encontrando siempre la manera de que se divirtiera, incluso si ya han hecho esto los días anteriores.
Incluso tuvieron tiempo para encontrar una cabina especial, hecha por los eidrolones hidromiméticos para quienes deseaban tomarse fotos.
Los tres se tomaron muchas clases de imágenes, hasta Aether y Idía tuvieron tiempo para hacer varias poses actuadas en algunas fotos juntos.
Idia se sentía como una chica juvenil, no recordaba cuando fue la última vez que se divirtió tanto en un solo día.
También pudo saborear los platos de Aether, todo le hizo pasar desapercibido la tristeza de su partida de él, el día había sido inmejorable para ella.
Al final regresaron al puesto, mientras la luna daba relevo al sol y el anochecer caía en el Espejismo Veluriyam.
– Tenías razón Aether, no tengo porque estar triste. Creo que las fotos las guardaré con mucho aprecio –.
– ¡Paimon está alegre de que Idía haya recuperado su felicidad tan viva!, Paimon cree que es un buen cierre para nuestra aventura en este lugar después de todo –. Los dos miraron a la hada flotante quien también estuvo presente.
Miraron un rato todo el paisaje que adornaba el Espejismo Veluriyam, respirando todos los recuerdos vividos desde el primer día donde estuvieron acompañados de otros amigos.
– Entonces...¿a qué hora piensas irte? –. Idía miró al rubio.
– ¿La señorita Idía quiere que me vaya ya?, eso fue muy doloroso –. Aether se mostró dramáticamente ofendido, con una mano apretando el pecho y un brazo ocultando sus ojos, haciendo un puchero triste.
– ¡NONONO!, ¡lo siento mucho no quise que sonará así! –. Idía actuó rápidamente al tomar las manos de Aether y sonar muy apenada.
– Oye tranquila, sé que no pensarías así. Tú misma dijiste "por supuesto que no voy a echarte". Aunque si quería preguntarte...si extrañarás a alguno de nosotros, me imagino que es normal para ti despedirte de todos los que pasen por aquí –.
Idía no dejó de mirarlo, encontrando su reflejo en los ojos dorados del viajero.
– En realidad, sí. A todos ustedes, incluyendo a Paimon... –.
– Espera, ¿por qué Paimon es la última? –.
Aether y Idía compartieron una carcajada con la enojada hada flotante.
"Y estos dos ya están con un aire bastante extraño desde hace tiempo, será mejor dejarlos solos ahora y suelten sus últimas confesiones hasta mañana". Paimon cruzada de brazos miró a los dos por un segundo, luego de burlarse de ella se miraron a los ojos.
– Bueno, Paimon está exhausta por todo lo que hicimos y va a dormir, avisa cuando llegues a la posada, Aether –.
– Si, si –.
Cuando Paimon ya no estaba, Idía se mostró algo nerviosa.
– ¿Se fue por lo que dije? –.
– No lo creo, Paimon no es de las que se va cuando nos reímos de ella. Conociéndola, debe estar realmente cansada y lo admito...fue un día que me dejó vacío –. Se restregó los ojos con algo de cansancio.
– Entonces después que salgas de aquí, irás a Fontaine... –.
– Si, creo que ya he descansado suficiente. Mañana tomaremos algo de comer y después debemos irnos definitivamente, no olvidaré esta travesía por el Espejismo y la cortesía amable que tuvieron con nosotros –. El rubio apoyó los codos detrás del puesto de Idía, girándose para mirarla con una sonrisa agradecida.
– Gracias por haber venido, a todos ustedes...por favor, espero puedas enviarle mis mensajes y saludos a tus amigos que pasaron por aquí –. Él asintió escuchando la suave voz, llena de emoción en Idía.
Luego de compartir miradas por un rato de silencio acompañado de brisa, Aether se rió por lo bajo.
– ¿Eh?, ¿qué es tan gracioso, Caballero Honorario? –. Ella preguntó algo asustada.
Aether se giró por completo, apoyándose en su mesa y mirándola a los ojos, estando a pocos metros.
– Deberíamos buscarte un nuevo rol, no te considero una mascota ni mucho menos...pero no se me ocurre nada. Por favor no lo vuelvas a decir, a ninguno de nosotros nos parecía cómodo seguirte llamando la mascota del equipo después de todo –. La mano de Aether comenzó a pasar con suavidad por su cabello hasta acomodar un mechón detrás de la oreja de Idía, luego de estirarla un poco para que entendiera.
– ¡D-Dices eso y me acaricias como si fue-era una m-mascota! –. La chica estaba por convertirse en una oceanida y volar llena de vergüenza, dejándose tocar por aquel joven tan puro y risueño.
– No te estoy acariciando como una mascota, además, ni siquiera lo eres en primer lugar. Eres una libre Oceanida y puedes transformarte en una forma humana, aunque tuve mis sospechas al principio...jamás había visto una Oceanida en todo mi viaje jaja, eres muy hermosa para mí –.
El chico sonrió de forma sincera, sacándole un gemido de incredulidad ante los nuevos términos que usó para calificarla.
Sus mejillas se volvieron un tomate, jadeando temblorosamente ante el cercano rostro de Aether y con su mano aún sobre la oreja.
– ¡¿De qué estás hablando?!, ¡hay tantas mujeres en Teyvat muchísimo más interesantes!, ¡no exageres solo porque te parezca diferente ver a alguien quien puede cambiar formas! –. Ella le quitó la mano desesperadamente, mirando a la mesa y con mucho nerviosismo en sus palabras, ocultando sus manos detrás.
– Bueno, tu forma humana es bastante adorable y linda, además que tienes una bonita voz...pero no pensé que fueras una Oceanida, eso lo hace aún más espectacular, ¿sabes?. Jamás había visto una de tu especie en Teyvat, hablo por el resto que todos contuvieron el aliento cuando te vieron transformándote, yo realmente pienso que eres hermosa con tu verdadera forma –. El rubio no se rindió, estaba hablando de corazón y con sus fuerzas volvió a alcanzar las manos de Idía para tomarlas con cuidado.
Ella casi suelta un grito, halagos completamente nuevos que casi la desmayaban. Era la primera vez que oía palabras tan dulces y cursis a su persona, valorando su trabajo, atraídos por su actitud y dislumbrando cada aspecto que ha usado.
No pudo aguantar más, estaba segura de que lo decía en serio, no tenía dudas de las palabras del chico quien ha pasado tanto tiempo en un mes llevándola a disfrutar de su propio mundo.
– ¡P-por fav-vor d-detente!, ¡te agradezco todo lo que has dicho, Aether!...pero esto es nuevo para mí y no creo que pueda soportar un halago más –. Su cabeza terminó de estallar, cubriéndose el rostro con ambas manos sin importar si lo estuviera mirando.
– ¡Jajaja!, alguien tenía que decírtelo, me alegra ser el primero entonces. Es bueno que ya no estés triste –.
Idía no entendía porque Aether fue tan bueno con ella desde que llegó, pero quizás es algo natural y siempre ha sido una persona buena con quién conoce, así como ella trata de hacer felices a quienes se encuentran en el Espejismo Veluriyam.
Gracias a él experimentó emociones y sentimientos nuevos, nadie la había tratado como fue Aether capaz, todo eso es capaz de incluso ayudarla a mejorar la experiencia para los nuevos visitantes y ganar más confianza en si misma.
Realmente lo iba a extrañar, incluso si superó la etapa de tristeza gracias a él mismo.
– Este mes fue uno de los mejores que he tenido en mi vida –. Idía reveló su rostro, con algunas lágrimas y sonreía de forma deslumbrante a los ojos dorados de Aether.
– No me lo agradezcas más, ya lo has hecho suficiente y también me lo he pasado increíble contigo –.
El corazón de la chica de cabello azul corto tuvo una idea loca, pero su cabeza y su pecho estaban de acuerdo en que tomara iniciativa.
– Aether, acércate –.
– ¿Ah?, está bien –. Él inocentemente se acercó más de lo que estuvo antes, sonriendo sin pensar que estaba tramando.
La chica bajó un poco la cabeza antes de ponerse los pantalones de valentía, luego de mirarlo por varios segundos eternos, se dejó llevar.
Sus labios chocaron suavemente con los del chico de una forma perfecta.
El beso de Idia se notaba bastante nervioso e inseguro, pero una explosión de júbilo y emoción fue capaz de hacer al rubio corresponder con la misma torpeza.
Estuvieron asimilándolo sin abrir los ojos, sin despertar del sueño mágico que estaba siendo especialmente disfrutado por Idía al ser nueva en esto.
Ambos se separaron sin dejar mirarse, un incredulo Aether parpadeó con ojos brillando y la chica sonreía sonrojada.
– Bueno, ¿qué se siente besar a una oceanida? –. Respondió bastante pícara la chica, quien en su cabeza no podía creer que estuviera jactándose de robarle un beso al pobre Aether.
– Ah...yo...no sé que decir –. Pasó un dedo sobre sus labios, estaba realmente en shock y su rostro progresivamente se estaba enrojeciendo.
Por lo menos no parecía pensar en un término desagradable, el rubio de ojos dorados la miró varias veces y a sus labios, temblorosamente con un nudo de vergüenza en su voz.
Lo que menos quería es escuchar su opinión honestamente del beso, si la vuelve a alabar, acabaría desmayándose por completo.
– No lo ví venir...bien jugado, Idia –. La cara de Aether aún estaba demasiado roja, pero ya no le importaba, y se aclaró la garganta escondiendo los labios.
Volvieron a compartir un duelo de miradas por un segundo, desviándolas poco después con una sonrisa más avergonzada después de ese momento.
Ahora al viajero no le quedaban razones para no olvidar el Espejismo Veluriyam, ambos no tendrían razones para olvidarse de todo el mes.
– Espero tu viaje en Fontaine sea muy agradable...cuídate mucho, Aether –. Los ojos de Idia brillaron, mostrándole una sonrisa con final a despedida.
– Si, espero esa Arconte haya tenido buenas razones para echarlas de Fontaine, también me gustaría ver más oceanidas, aunque no creo que sean igual de especiales que tú para mí. Y...espero que no sea la última vez que nos veamos, Idia –.
Aether le devolvió la sonrisa, y todos terminaban aceptando el final de este encuentro que han compartido.
A ver, aún no he podido jugar a Fontaine porque la descarga me está tomando bastante tiempo, con respecto a porque escribí esto...me encantó Idia en el evento de la 3.8, y también me ví influenciado por material externo en otros sitios.
Esto es lo que quería subir antes de jugar a la nueva versión, evitando los spoilers y satisfecho por haber escrito esto.
Me gustaría que Idia no sea olvidada, creo que es junto a Yeht y Dunyazard, los mejores NPC para emparejar con el viajero.
