Batallar con métodos de la Edad Media no es trampa, solo eres mal perdedor.
Hiccup era un desgraciado por abandonarme de esta manera junto a todos estos idiotas. Soy la persona que lo sacó de esa maldita prisión de hielo, no me merezco esto en lo absoluto. Seguramente se está divirtiendo como nunca, jugando a lo tonto con su espada y sus poderes de niño poderoso, menudo traidor. Mira que dejarme sola con un montón de cabroncetes que se divierten haciéndome sufrir de cualquier forma posible.
Los hijos de Deméter y Naveen están completamente serios, ignorándome abiertamente porque supongo que con la simple carnada no se habla, no vaya a ser que se les ocurra que soy una persona justo como ellos. Afilan sus espadas, mascullan rápidos planes y de vez en cuando voltean en mi dirección solo para verme con muecas llenas de desagrado. Yo estoy intentando ignorar el asco que me tienen, jugueteando con la espada que me dieron y que pienso aprovechar como plan B.
Me han dado una espada que está menos afilada que yo qué sé, seguramente pillaron esa como burla, pero como buena hija de una diosa menor yo llevo muchos años informándome correctamente de todo tipo de formas de mantenerme con vida. En cierto punto, aunque odiaba admitirlo, Naveen había tenido razón: eso de leer se nos da bastante bien a los hijos de los dioses menores.
Mira, una pequeñísima clase de historia porque del tema tampoco sé bastante. ¿Has visto estas típicas películas o series de fantasía o históricas donde hay cruzadas, duelos y todo ese rollo? ¿Te acuerdas de cómo pelean con espadas? Pues es todo mentira, la gente sencillamente no peleaba así. Lo que ves en la gran o pequeña pantalla representa más al esgrima que a una verdadera pelea entre soldados que están intentando mantenerse con vida.
¿En que se diferencian específicamente? Pues, querido lector, las verdaderas peleas con espadas se basaban más en dar buenas hostias y dejarle todos los agujeros posibles a tu enemigo, que en dar vueltitas que te hagan ver genial. La espada se sostiene por la hoja, sí, suena peligroso de narices y cuando te lo imaginas se ve fatal, pero era tremendamente efectivo. Se ponían gruesos guantes, ponían una mano en la hoja y la otra entre la hoja y la empuñadura. Y a dar hostias se ha dicho, interesaba golpear la cabeza y el pecho del enemigo con toda la fuerza posible. Los soldados de aquel entonces estaban enlatados de mala manera, así que un buen golpe en el casco podría dejarlo aturdido por el tiempo suficiente para tirarte encima y ensartarle la punta en el primer orificio que encuentres en su armadura. Y ya está, has ganado una pelea de espadas de la Edad Media.
Así que eso era lo que tenía por el momento, si hace falta, que creo yo que sí, tendré que intentar darle un par de hostias a Hiccup hasta que se rinda, eso le enseñara a no dejarme sola con un montón de subnormales.
De momento a otro pego un respingo al ver llegar una piedra a mis pies.
Alzo la cabeza enojada, solo para encontrarme a Isabela con los brazos cruzados y la mirada desviada. –Afila esa cosa –es todo lo que me dice antes de irse, no me miró a la cara en ningún momento, aquello era bueno, hubiera visto las ganas de mandarla a tomar por viento que tenía.
Si quiere ser amable, que lo haga bien, ¿qué es eso de tirarme de momento a otro una piedra de afilar? Que morro que tiene.
Envaino la espada para que luego no me repita el temita de tener que afilarla y dejo la piedra por ahí perdida, no creo que alguien más la necesite.
No puedo evitar dibujar una mueca en mi rostro cuando siento otra tanda de cuerpos caer.
Hiccup es tío muy sádico, ¿habíamos hablado ya de eso? Sé qué tal le está yendo porque se me ocurrió cubrir toda la zona de juego con una finísima capa de mi hielo para estar preparada para cuando estuviera acercándose. Por los primeros quince minutos estuvo completamente quieto, dejando que los grupos de ataque se acercaran, no duró mucho hasta que empecé a sentir gente tumbada, revolviéndose sobre mi hielo mientras alguien seguía avanzando hasta aquí, por lo que lo lógico era pensar que Hiccup había acumulado la mayor cantidad posible de gente junto a su bandera, les ha dado una paliza y ahora viene a por la nuestra.
Maldito sádico de las narices.
Y lo peor es que sé que en cuanto esto termine y me sonría me volverá a parecer la persona más tierna del planeta entero.
Pensaba que en algún punto alguien de las líneas de ataque se levantaría y tomaría la bandera de Hiccup y correría hasta aquí como alma que se la lleva el diablo, pero no, Hiccup los había dejado a todos inútiles para el combate.
Me recorre un escalofrío cuando siento una nueva tanda de semidioses revolviéndose de dolor en el suelo.
–Se está acercando –murmullo sin pensármelo demasiado, llamando la atención de Isabela y Naveen.
El hijo de Dioniso se me acerca de momento a otro. –¿Qué? ¿Cómo que se está acercando? ¿Cómo narices lo sabes?
Dejo entonces que el hielo en el que estamos parados se note, señalo entonces al suelo. –He llenado todo de hielo, lo bastante fino para que no se note ni afecte el caminar, sé a la perfección que hay gente tumbada desde hace varios minutos que hasta ahora no se han levantado, sé que hay alguien que avanza poco a poco hasta aquí, tumbando línea tras línea de nuestras defensas. ¿Puedes unir los puntos, hijo de Dioniso?
–¿Y los hijos de Ápate? –me cuestiona el muchacho con un gruñido.
–No hay nadie dirigiéndose hacia su bandera, o están fuera de mi hielo o han caído también.
Isabela también se nos acerca. –¿Cuánto tiempo más o menos tenemos?
–Buah... no sabría decírtelo –murmuro por lo bajo, me centro en mi hielo, pudo notar al menos dos grupos algo separados, luego hay una zona con varias personas, por lo que podría clasificarlas como un inmenso grupo. Vuelvo a sentir gente tumbada–. Yo diría que más bien bastante po...
Joder.
Hiccup Haddock es un jodido sádico de las narices y menos mal que no volvió al mundo al mismo tiempo que Cronos, porque llámame pesimista, pero tú y yo sabemos que ese chico se hubiera cargado el Olimpo entero en una tarde y él solito.
–¿Qué? ¿qué pasa? –me pregunta Isabela angustiada.
Trago saliva con dificultad.
–Pues hace unos segundo sentía al menos unos tres grupos entre él y nosotros.
Naveen asiente. –¿Y ahora?
–No están.
Se ven enojados, pero su lenguaje corporal me deja muy en claro que están muertos de miedo. Naveen se me acerca aun más, yo retrocedo para mantener una más que lógica separación porque creo que tengo derecho a algo de espacio personal.
–¿A qué te refieres con eso?
Bufo angustiada. –Pues hay dos posibilidades, o Hiccup se ha dado cuenta de mi hielo y acaba de quitarlo o...
–¿O...? –me motiva a seguir Isabela, yo muerdo mi labio inferior antes de responderle.
–O... acaba de barrer con ellos con una ola o algo similar –vuelvo a centrarme en el hielo que deje por todas partes, siento el caminar de una sola persona que parece sencillamente solo pasear hasta nuestra posición–. Ha barrido con ellos –aseguro apresuradamente–, aún puedo sentir a alguien caminar.
Me sentía un poco como en una película de terror porque, permíteme repetirme, Hiccup Haddock es un jodido sádico de las narices y es una bendición que no haya ninguna guerra contra el Olimpo en estos momentos. Te aseguro de que si sale un screamer de momento a otro tampoco me sorprendería, me asustaría que no veas, pero luego del mini-infarto tendría que original, lo que se dice original, tampoco era.
–Vamos que estamos jodidos –masculla Naveen, yo solo asiento sin pensar–. Bueno, creo que podemos dejarlo en sus manos –dice hundiéndose de hombros, dándome luego unas palmaditas en el brazo derecho.
Alzo lentamente mi mirada hacia él, recordando la tontería que habían insinuado antes él e Isabela. –¿A qué te refieres con eso?
–Tú te pones bonita y nosotros corremos a por la bandera. Simple y efectivo.
Me clavo un poco las uñas al apretar los puños con fuerza. –Ah, con que ibais en serio con esa mierda de ser un puñetero cebo sexual.
–Oye, que es un halago –se ríe en mi cara, yo siento que la nieve se va arremolinando a mi alrededor–. ¿Sabes algo, Snow? Para ser solo una rata traidora, tampoco estás tan mal, se te nota que eres legado de Afrodita.
Isabela abre los ojos, incrédula de estar escuchando todo eso del hijo de Dioniso. –Joder, Naveen, tampoco te pases, eso no es un puñetero halago, es misoginia pura.
–Eres un gilipollas de mucho cuidado, Naveen, un jodido gilipollas –mascullo apretando los puños con tanta fuerza que me estaba haciendo daño, intentaba contener las ganas que tenía de meterle una columna de hielo por donde no le da el sol.
Él tan solo resopla mientras sigue soltando risillas de idiota. –Venga ya, ¿para qué otra cosa podrías servir tú?
Antes de que yo pudiera darle una hostia en toda la cara, el golpe de metal y metal llama nuestra atención. Hiccup finalmente está aquí, con su espada y un escudo que seguramente le ha robado a un hijo de Ares, con una expresión tan furiosa que estoy segura que al menos ha escuchado alguna parte de esa lamentablemente asquerosa conversación.
Escucho a Naveen maldecir antes de que Hiccup empiece a caminar hacia nosotros. Algunos hijos de Deméter intentan detenerlo con plantas que definitivamente no sé cómo se llaman, pero pasa lo mismo que ayer, las plantas se pudren por completo cuando él les quita el agua. Una chica rubia de varias trenzas se acerca con una espada, es un poco lamentable verla perder tan fácilmente y creo que es un milagro que Hiccup no terminara llenando todo de sangre.
–Me han dicho que te crees que no pelearé contigo –dice de momento a otro, ignorando a los hijos de Deméter que intentan pensar en cómo atacar, fijándose únicamente en Naveen–. Venga, la locura siempre ha sido suficiente para dar una buena pelea, hijo de Dioniso.
Puedo notar a Naveen tragando saliva con dificultad, seguramente se está lamentando todas las decisiones de su vida en este momento. Entonces desenvaina como puede su espada a la vez que empieza a hacer crecer algo de vides lo cual, para serte honesta, me parece un poco inútil.
No tengo ni idea de cómo piensan ninguno de ellos ganarle a Hiccup luego de ver que sencillamente las plantas no funcionaban, le hice una rápida seña a Isabela para indicarle que se fueran, me cuestionó con la mirada y mudamente le dije que me lo dejara a mí. No le vi la cara, pero puedo adivinar que creyó que estaba loca cuando agarre del filo mi espada, de todas formas, difundió el mensaje.
Los últimos hijos de Deméter se iban para cuando Naveen cayó al suelo retorciéndose de dolor y despojado de su arma, me aguanto la risa cuando veo a Hiccup darle una última patada en la entrepierna.
–Supongo que quieres que esto sea entre tú y yo –me dijo Hiccup con una sonrisa juguetona, me limité a soltar una leve risilla para luego asentir–. Estás sujetando mal la espada, Elsa, te vas a cortar.
–Que te lo has creído.
Iba sin armadura, no me sorprendía viniendo de señorito invencible, pero eso me obligó a buscar una nueva forma de manera apresurada. Tomé velocidad y apunté para meter la guarda de la vieja espada dentro de su camisa. Tuvo tiempo para mirarme con una ceja alzada, lo que me permitió dar vueltas a la espada hasta conseguir un firme agarre. Vamos a ver, no nos engañemos, ni de broma lograría por mi cuenta lo que pretendía, así que hice un montículo de hielo en sus pies lo suficientemente rápido para alzarlo del suelo, pillar toda mi fuerza y tirarlo contra la tierra. Fue como un judo flip pero con una espada de por medio.
Deshice el agarre para colocar la punta en su cuello, me monté encima de él para presionarle los brazos con mis piernas, asegurándome de clavar las rodillas en el interior de los codos. Intentaba recobrar el aliento mientras él procesaba todo lo que había pasado.
Con solo moverse un poco se da cuenta de que tiene la punta afilada de la espada a unos centímetros de su yugular y que estoy presionando con fuerza sus brazos.
–¿Qué ha sido eso? –me pregunta con mucha más calma de la que esperaba.
–Métodos de la Edad Media... más o menos, ha habido algo de artes marciales de por medio.
Él suelta una especie de risilla cansada. –Tramposa.
–No es trampa, solo eres mal perdedor.
–Ah, ¿he perdido?
Alzo un ceja. –Hombre, tienes una espada en el cuello, no creo yo que esto fuera parte de tu malvado plan para darle una paliza a casi todo el campamento. En una verdadera batalla estarías muerto... tal vez.
–Oh, en una verdadera batalla –repite con una sonrisa ladina en el rostro que hace que me sienta tonta y no en el buen sentido–. ¿Sabes que tienes que hacer en una verdadera batalla, mi precioso copito?
No puedo evitar sonrojarme hasta las orejas en ese momento.
–En una verdadera batalla –empieza a responderse a sí mismo, moviendo lentamente una de sus piernas para colocar su rodilla justo en mi entrepierna, no puedo evitar pegar un respingo en ese momento–... Te olvidas del erotismo y desarmas a tu oponente.
–Espera, ¿qué?
Antes de que me diera cuenta, Hiccup me había golpeado en un costado con el puño de la empuñadura. Suelto la espada por inercia mientras me quejo del dolor y él se pone ahora encima mío, sujetando mis muñecas con una sola mano y dejando el filo de su espada contra mi cuello, me molesta admitirlo, pero tiene razón, una de las primeras reglas para mantenerte con vida es desarmar a tu oponente, cosa que di por hecho, no creí que sería capaz de seguir sujetando la espada después de tirarlo al piso.
–¿Eres consciente de que estarías muerta en una verdadera batalla? –me pregunta con mucha menos sorna que antes, intento batallar contra su fuerza, pero sencillamente es inútil. Es increíble que a penas esté usando fuerza, es increíble que mis muñecas quepan con tanta facilidad en una sola de sus manos, es sencillamente increíble que no ha necesitado nada de esfuerzo para volver a tomar el control de la situación–. Elsa –me llama con algo de rudeza–, escúchame bien, ¿de acuerdo? –dice, dejando la espada en otro lado para acariciarme el rostro–, esto lo estoy haciendo porque te quiero mucho, ¿de acuerdo?
No puedo evitar tener algo de miedo por sus palabras. –¿De qué hablas?
En ese momento se inclina hacia mí lentamente, por un momento creo que me va a besar en los labios y mi corazón se vuelve una locura por eso, pero en verdad presiona suavemente sus labios contra mi mejilla, con todo el amor del mundo, con todo el cuidado del mundo... y por un momento el hecho de que esté completamente inmovilizada por él se me olvida y solo existe el calor que ha dejado en mi mejilla.
Intento que nuestros ojos se encuentren para dejarle en claro de alguna manera que quiero que me bese, pero él solo me sonríe con ternura, esa ternura a la que me estoy volviendo adicta, esa ternura que me hace tan estúpida por él. Es entonces que abre la boca.
Te sonara raro de narices, pero en ese momento él empieza a cantar.
No es una letra en especifico, ni siquiera creo que es una canción, son notas bellas y algo oscuras que él entona a la perfección, notas que van cambiando un poco su voz, haciéndola más dulce y un tanto más grave, mucho más misteriosa de lo que jamás ha sido.
Tengo calor.
Tengo sed.
Dioses, que calor que hace, que sed que tengo. Necesito agua.
Vuelvo a forcejear para poder irme al lago, necesito agua, necesito agua.
–Tengo sed –le digo desesperada–, suéltame, me muero de calor y sed, suéltame.
Pero él solo sigue cantando, acariciando mi mejilla, apretando con fuerza pero con cuidado mis muñecas.
Tengo calor, tengo sed, esto no es normal, necesito ir al lago.
–Suéltame –le repito con lágrimas en los ojos, moviendo desesperadamente las piernas pero sin atreverme a intentar golpearle–. Suéltame, Hiccup, suéltame, por favor, ¿por qué no me sueltas? –él no me responde, se limita a secarme las lágrimas mientras yo sigo intentando pelear para irme–. Hiccup, por favor, por favor, suéltame, quiero irme, Hiccup, necesito agua, por favor, necesito agua, hay un lago aquí cerca, suéltame.
¿Por qué me hace esto? ¿por qué no me deja ir? Me quiero ir y él sencillamente no me suelta y se limita a seguir cantando y limpiándome las lágrimas. Siento que me voy a morir si no me voy a ese lago y por mucho que le insisto parece que sencillamente le da igual.
¿Acaso me odia? ¿acaso quiere que me muera? Acaba de decirme que me quiere, entonces ¿por qué hace esto?
Necesito ir al lago, necesito ir al lago, necesito...
Ha dejado de cantar.
¿Por qué narices quería ir al lago?
–Perdona por eso –me dice, soltando poco a poco mis muñecas mientras yo intentaba recordar por qué me puse así–, no hubiera funcionado taparte las orejas, estamos muy cerca para eso.
–¿Qué... qué me has hecho? –pregunté con algo de miedo, pero sin moverme en lo absoluto. Antes me había quedado asombrada antes por las habilidades de Hiccup, me había quedado muda ante su fuerza... pero jamás le había tenido este tipo de miedo... jamás me había sentido en peligro por su culpa.
Él me sujeta de las mejillas con todo el cuidado del mundo, se inclina hacia mí y deja el beso más cariñoso del mundo en mi frente.
¿Qué narices me ha hecho?
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Estoy obsesionada con la forma en la que verdad se peleaba con espadas en la Edad Media, Hollywood nos ha robado mucho.
No tengo ni idea de cómo explicaros qué está cantando exactamente Hiccup, ni cómo describiros bien su voz (si no ha quedado claro, su voz cambia un poco al cantar) mi recomendación es que pongáis en YouTube "Taehyung acapella" y elijáis lo primero que os encontréis porque es así cómo me imagino la voz de Hiccup. Sí, también soy Army, pero jamás os entregaré un fanfic de BTS. Y sí, sé que Hiccup canónicamente canta mal, pero canónicamente tiene 30 y algo tacos, está casado con Astrid y tiene dos hijos, así que ya os imagináis que tanto me importa el canon y por dónde me lo paso cuando quiero.
Yo soy tonta en verdad, me pongo a escribir un fanfic de un mundo que tiene muchas peleas sin saber describir peleas. Estoy fatal de la cabeza, las cosas como son.
¿El judo flip ha sido un guiño al Percabeth? sí, por supuesto que lo ha sido.
No suelo mencionar esto, pero en cierto punto me gusta el Isabela x Elsa, así que tal vez haga que Isabela empiece a desarrollar un crush tonto en Elsa o algo así, no lo sé, es que quiero poner en algún lado un Hiccup celoso y una Elsa confundida.
Por cierto, amable recordatorio por si alguien se ha llevado una sorpresa con la escena de la "pelea" entre esos dos: Hiccup y Elsa son dos adolescentes enamorados y muy hornies, ya lo siento, son las hormonas de esa etapa.
Tenía muchas ganas de que Elsa finalmente se diera cuenta de la enorme suerte que tiene de que Hiccup no sea como sus hermanos, porque el niño es tremendamente poderoso y lo único que lo detiene de hacer lo que quiera es su propia moral.
El siguiente capítulo ya os explicaré mejor qué ha pasado, no os angustiéis.
Por cierto, en los siguientes domingos se vienen una tanda de capítulos que acaban con cliffhangers. La cosa es que mientras los escribía no me parecían la gran cosa, luego recordé que publico cada semana y me di cuenta de lo cruel que soy UwU.
¡Casi lo olvido! Me preguntaron en que momento Elsa le contó a Hiccup de sus sueños y, honestamente, mea culpa, yo juraba que lo había puesto en el capítulo 9 cuando Elsa le confiesa a Hiccup que ella e Idylla descienden de Afrodita, pero lo revisé y nop, no lo puse. Así que lo más adecuado sería suponer que fue ese día "detrás de cámaras" que se lo dijo.
¿Debería editarlo? Sí
¿Tengo tiempo para editarlo? No, os aguantáis hasta Junio para que lo edite, porque, tal y como mencioné por Wattpad pero que por aquí no afecta tanto, los exámenes de la uni los tengo a la vuelta de la esquina y no retomaré la escritura hasta Junio, así que lo único que tendréis son las actualizaciones de esta novela porque es la única con la que tengo capítulos ya escritos.
