Planes y algo de comida antes de enfrentar la tormenta.
Quirón suspira pesadamente antes de comenzar a hablar sobre el tema de la misión. Me siento rara ahora sentada al lado de Hiccup, en el puesto que debería de ocupar Mulán, la jefa de la cabaña de Ares, tan lejos de aquel sitio olvidado y siempre frío que solo me ha pertenecido a mí y seguramente solo llegue a pertenecerme a mí por el resto de la historia. Intento rebuscar en absolutamente todas las historias que sé de mi madre divina, en absolutamente todo lo que pude encontrar de Quíone, la diosa de la nieve y el invierno, asegurándome de jamás confundir la verdadera información con la percepción de escritores sin ningún vínculo verdadero con los dioses. No te puedes ni hacer una remota idea de lo que he llegado a leer con respecto a mi madre divina... a algunos antiguos escritores griegos se les iba demasiado la olla. A pesar de que estoy segura que he leído absolutamente todo lo que alguna vez se escribió de ella, no encuentro por ninguna parte de mi memoria algo mínimamente relacionado con Cleóbula ¿si quiera tiene relación alguna con mi madre? ¿es tan solo una mujer con un destino horrible? ¿es una aliada o en verdad odia a mi madre y con evitar su destino se refería a evitar lo que ella tenía planeado para mí?
La gran parte de esa profecía era evidente, sencilla directa al grano, ¿pero quién demonios es Cleóbula?
–Iré directo al grano con vosotros, muchachos –empieza a hablar Quirón–. Os mentiría si os dijera dónde podéis encontrar a Tegirio, según los rumores, y repito rumores, de algunas ninfas de viento y algunos sátiros, salió del Elíseos y como antiguo rey le permitieron quedarse en un pequeño territorio donde no le molestan y no molesta a nadie, algunos otros me han dicho que desde siempre ha tenido una especie de título de dios menor, pero no del todo, no tiene ningún ámbito en el que domine, solo es inmortal y puede pasearse por los estados sin nadie que se meta con él –el centauro se pasa una mano arrugada y huesuda por su cansado rostro–. No tengo ni la menor idea de cómo encontrarlo.
Estoy a punto de preguntarle qué deberíamos hacer entonces, cómo es que siquiera comenzamos la búsqueda, pero Quirón alza su mano en cuanto abro la boca para detenerme.
–Pero sé dónde está vuestro hermano...
Hago una mueca. –No lo digas así –le pido.
Hiccup ignora por completo la incomodidad que aquello me genera, Quirón, por su parte, asiente levemente antes de continuar. –Eumolpo, luego de su muerte y de la venganza de su padre contra Erecteo, volvió para vivir al mar, a los terrenos de Poseidón.
–Espera... ¿tendremos que viajar por mar? –pregunto nerviosa–. Incluso si el Olimpo me ha mandado está misión, ¿si quiera tengo permitido ir a una playa?
–Ya te lo he dicho antes –me dice de momento a otro Hiccup, mirándome fijamente a los ojos–. No voy a dejar que ninguno de esos idiotas te haga algo, si tengo que darle una paliza a ese viejo pez lo haré.
–Y tú sabes lo mucho que agradezco lo protector que eres conmigo, y creo que es evidente que sé lo poderoso que eres, pero hay una diferencia en pelear con la mitad del campamento tú solo y enfrentarte a tu propio padre, Hiccup.
Veo a Quirón negar con la cabeza. –En verdad, Elsa, ninguno de ustedes, esta generación, ni siquiera las cinco anteriores, o tan siquiera las diez anteriores, pueden hacerse una idea de cuán lejos podían llegar los poderes de un semidiós, los poderes de un mestizo hijo de un Olímpico, sobre todo del hijo de alguno de los Tres Grandes –el tono de Quirón se ha vuelto infinitamente más serio de lo que suele ser, miro con el ceño fruncido a Hiccup, como si estuviera viendo a una enorme bomba nuclear que podría estallar en cualquier momento y acabarlo con absolutamente todo–. No podían consumir ni la bebida ni el alimento de los dioses, sus padres consideraban que era una ofensa directa en su contra, no existía nada remotamente parecido al Campamento Mestizo o al Campamento Júpiter, las guerras eran constantes, eran un objetivo no solo de monstruos sino de mortales que querían proclamarse hijos de dioses. Vuestros cuerpos, como semidioses, son alterados por vuestros padre para que podáis sobrevivir –Quirón me mira intensamente, como si quisiera dejarme completamente en claro que sí, que mi madre también se encargó de adaptar mi cuerpo para que pueda sobrevivir, se ve terriblemente serio, pero no soy capaz de creerle–, en el caso de Hiccup no solo intercedió Poseidón, sino también Deméter al aceptarlo como su campeón.
–Espera, ¿estás queriendo decir...?
–¿Que podría darle una paliza a vuestros queridos héroes de la generación anterior? –completa Hiccup con una sonrisa presumida dibujaba a la perfección en su rostro–. Pues sí.
Cualquiera pensaría de inmediato en su hermano, Percy Jackson, había salvado el Olimpo dos veces, casi seguidas, cualquiera estaría acertado al querer compararlos de inmediato. Pero después de haber pensado tanto en mi propia madre divina no pude evitar compararlo de inmediato con aquella semidiosa que, con tan solo unos meses de saber que era hija de una diosa Olímpica, había logrado derrotar a mi madre dos veces. Una muchacha sin entrenamiento, tan solo con un poderoso embrujahabla, pudo derrotar a mi madre sin problema alguna... si Hiccup en verdad era más poderoso que eso, si en verdad podría ser incluso más fuerte que todos esos siete semidioses que salvaron el mundo, si era un hecho admitido incluso por Quirón... ¿por qué no lo han aprovechado antes? ¿Por qué Afrodita no mandó a alguna de sus hijas a descongelar a Hiccup mientras Gea suponía una amenaza? Si Hiccup podía acabar sin problema a los que salvaron al Olimpo, evidentemente podría hacer lo mismo con aquellos que habían supuesto una amenaza.
Ahora solo puedo pensar en que Hiccup no era un guerrero respetado, no era un soldado de alto nivel pensado para proteger a su rey... era un esclavo, casi tratado como el juguete favorito de una princesita consentida como lo era Idylla.
¿Eso quiere decir que en aquella generación, en aquellos tiempos, Hiccup era uno de los más débiles?
La toz falsa de Quirón me saca de mis pensamientos. –Comprendo que esto pueda ser complicado de digerir, rápidamente, pero necesitamos toda tu atención, Elsa –me dice firme, pero con una expresión que dejaba muy en claro que comprenderá si pido unos segundos. Me limito a asentir para indicarle que podemos continuar–. Ninfas del agua me han contado que los terrenos de Eumolpo están algo alejados de el palacio principal de su padre, lo encontraréis en el océano Pacífico, no puedo deciros específicamente las coordenadas, muchachos.
–Yo puedo encontrarlo –comenta con simpleza Hiccup–, puedo preguntarle a las ninfas, a las sirenas, ellas aceptarán guiarnos.
Quirón asiente. –El Campamento os puede entregar un barco muchachos, se ve simple a primera vista, pero ha sido modificado por miembros de la cabaña de Hefesto, tendréis lo necesario, cuartos, un baño, comida suficiente para al menos dos semanas y una pequeña cocina. Tengo entendido que también tenéis una pequeña fuente de energía, no sé exactamente funciona, solo que podréis mantener algo de comunicación con el Campamento en caso de necesitar cualquier tipo de ayuda.
Asiento con una sonrisa. –Gracias, Quirón, pero, ¿qué haremos si se nos acaba la comida?
Él suspira con algo de pesadez. –Esperemos que vuestra misión no llegue a prolongarse tanto, muchachos, confío en que los dioses dejarán que naveguéis en calma.
Aquello último no sonaba como algo que realmente fuera a ocurrir, pero tanto Hiccup como yo agradecimos a las palabras de Quirón.
–Creo que lo mejor sería partid de inmediato, muchachos, cuanto antes terminéis con esta misión de enviada por Afrodita, mejor.
–En verdad, Quirón, si fuera posible –empieza a hablar apresurada, incluso inclinándome hacia él un poco sobre la mesa–, ¿es posible que pudiera– que pudiéramos ir antes a mi casa? Quisiera que mi madre supiera que estoy yendo a una misión, que lo sepa por mí misma, ¿eso estaría bien?
Veo como Hiccup se retuerce un poco antes de lograr decir. –No pasa nada por unos pocos minutos para despedirse, ¿no crees? –le pregunta a Quirón, el centauro nos dedica una sonrisa algo cansada para luego asentir.
–¿Necesitáis un dracma para las hermanas grises? –nos pregunta, yo trago saliva con dificultad.
No las hermanas grises, por favor no.
Hiccup, como entre todos sus poderes no tiene la habilidad de leer mentes, solo pregunta que tenían que ver esas tres hermanas locas y por qué había que darles un dracma, Quirón, que seguramente ahora mismo está disfrutando mi cara de pánico, solo le pasa una de esas malditas monedas doradas a Hiccup y le indica como llamarlas.
Me dieron una bolsita para el vómito, algo es algo, Hiccup se la está pasando divinamente riéndose a mandíbula tendida de mí, es cierto que me está sujetando el pelo y dándome palmaditas en la espalda, pero eso no quita que ahora mismo está siendo un completo idiota.
–¿Qué hemos aprendido el día de hoy? –pregunto con una mueca mientras tiro la bolsita.
Hiccup sonríe con sorna. –¿Que no aguantas ni un viajecito? –él solo suelta una risilla tonta cuando le dejo muy clara mi opinión con respecto a sus bromas con una bola de nieve en el rostro
–Hemos aprendido que jamás usamos el taxi de las Hermanas Grises, reniego de su forma temeraria de conducir, están terriblemente locas –él mantiene su sonrisa mientras se quita los restos de nieve, parece querer seguir riéndose un poco de mi desgracia, pero se queda callado al final mientras subimos en completo silencio hasta mi casa.
A veces he querido detenerme para convencerme a mí misma de no solo era lo que Hiccup quería, sino que ir lo antes posible al Inframundo era la mejor opción para él. Le tomaría años poder comprender lo mínimo necesario para ser aceptado en la universidad de Nueva Roma, le tomaría años comprender en su totalidad todo lo que había cambiado en todos estos siglos no solo los nuevos límites de los países sino la sociedad y las reglas que teníamos, también estaba la cuestión con respecto a todas su bendiciones griegas, todas ellas desaparecerían en cuanto se atreviera a adentrarse en el Campamento Júpiter, no sabía si Hiccup estaba dispuesto a perder todo aquello, ni siquiera estaba segura de que él, un hijo de Poseidón tan terriblemente peligroso y poderoso, sería bien recibido entre romanos.
Si él decidía quedarse, definitivamente lo haría por mí, ¿soy razón suficiente que se quede para encarar todas las problemáticas que terminarían llegando más temprano que tarde?
Suspiro pesadamente mientras sacó las llaves para abrir la puerta, a él también lo noto algo inquieto, no puedo evitar preguntarme qué es lo que hay en su cabeza.
–¿Mamá? –la llamó mientras guardo las llaves e Hiccup cierra la puerta. No escucho respuesta alguna, pero sí algo de música, Taylor Swift porque mamá es una fan obsesionada, además de notar el fuerte aroma de sus famosas albóndigas noruegas, las adoraba tanto que no puede evitar que mi cuerpo se autoconvenciera de que me moría de hambre. Avanzamos hasta la cocina, él en completo silencio y yo de vez en cuando llamándola para que no se asustara cuando nos viera–. ¡Mamá! –la intento llamar por encima de la música, a penas atreviéndome a pasar más lejos que el marco de la puerta de la cocina, ella deja de servir la comida para voltear bruscamente.
Ambos le sonreímos con cariño pero nos ponemos nerviosos cuando ella frunce el ceño.
–¿Qué habéis hecho pequeños gremlins? –nos pregunta con una ceja alzada.
Hiccup levanta las manos. –Nada. –asegura apresurado, pero demasiado nervioso, mamá me mira a mí con los ojos entrecerrados.
–¿A quién ha golpeado? –me pregunta con los brazos cruzados, yo no puedo evitar reírme porque después de todo no está equivocada–. ¿Elsa?
–A un par de personas, pero no ha sido nada serio –aseguro, manteniendo lo más oculto posible los recuerdos de como quedó el desgraciado de Gastón, mamá no necesita saber de eso–. En verdad, no nos han expulsado del Campamento, mamá, solo... ah, solo venimos para comentarte algo.
Mamá viaja su mirada de mí a Hiccup, aún con los brazos cruzados, con los ojos entrecerrados, intentando adivinar cuál era la tontería que habíamos llegado a cometer. Hemos cometido varias, pero no estamos aquí por eso.
Tomo aire antes de avanzar un poco hacia mi madre. –Fuimos al Oráculo de Delfos –empiezo a explicarle con delicadeza–... ya tenemos la profecía, tenemos la misión.
El rostro de mamá cambia por completo, incluso su piel se pone más pálida, antes de que pudiera decirle nada más me rodea el cuerpo en un asfixiante abrazo que me quita por completo el aliento por unos segundos, la siento temblar un poco y yo solo sé apretujarla con fuerza y aferrarme todo lo que pueda a ella. Cuando me suelta me aprieta con algo de fuerza las mejillas, pudo notar a la perfección como se aguanta las lágrimas.
–Vuelve a casa sana y salva, ¿entendido?
–Sí mamá, volveré a casa.
Me da un beso en la frente para luego de unos segundos sin saber que hacer se voltea a Hiccup, abre los brazos y con una sonrisa le dice. –Venga, tú también ven para acá.
Una sonrisa nerviosa se le dibuja en el rostro. –Oh no, no hace...
–Ven.
Hiccup obedece de inmediato, sabiendo a la perfección que es mejor sencillamente hacerle caso a mi madre cuando se pone así de seria. No puedo evitar sonreír como tonta cuando veo la expresión de confusión que pone Hiccup cuando mamá lo abraza con fuerza. Mamá es más alta que yo, no mucho, pero sí lo suficiente como para que siempre termine asfixiada con sus abrazos extra fuertes, por la que verla tan pequeña abrazando a Hiccup tiene cierto punto divertido.
–Tú también cuídate mucho, ¿de acuerdo? Tienes que volver a casa sano y salvo, ¿me entiendes?
Él asiente. –Sí, volveré sano y salvo –responde con tal tono de voz que es evidente que sigue un poco desorientado por el comportamiento de mamá. Ella sonríe complacida, ignorando lo confundido que está él.
–¿Tenéis tiempo para quedaros a comer? –nos pregunta señalando con la cabeza las albóndigas que había preparado–, no podéis iros con el estómago vacío, ¿verdad que no?
Hiccup intenta hablar. –En verdad tenemos comida en...
Le interrumpo tirando de su brazo. –Claro que no podemos, mamá eres un amor, ¿ya te lo había dicho?
Mamá solo gira los ojos. –Sí, sí, ya sé lo fácil que es convencerte con comida, niña, venga ayudadme a poner la mesa.
Supe que mamá quería hablar a solas conmigo cuando le pidió a Hiccup que organizara bien los trapos que teníamos malamente "acomodados" en un mueble al lado de la mesa. Aquella cosa no había estado decente desde que compramos el segundo trapo y hace años que nos rendimos con ellos aseguraron que le daban personalidad a la casa. por lo que pedirle a Hiccup que intentara encontrarle un sentido significaba que quería hablar a solas conmigo.
–¿Tienes que algo que contarme, cariño? –me pregunta mirándome de reojo mientras lavaba los platos y yo los secaba.
–¿Te voy a extrañar mucho? –intento con algo de nerviosismo.
–Elsa –me llama la atención con esa voz seria que pone a temblar incluso a Quirón cuando mi madre lo llama enojada–, ¿algo que contarme con respecto a Hiccup?
Pues la otra vez intentó meterse entre mis piernas, me ha pedido matrimonio y tiene planeado morir luego de la misión, pero aparte de eso no mucho.
Sonrío con algo de nerviosismo, repitiéndole a mi tonto cerebro que evidentemente no le puedo contar nada de eso a mamá. –Pues... creo que ya lo imaginas –logro murmurar luego de unos segundos.
Finalmente voltea por completo hacia mí, suspira pesadamente mientras niega. –Hay que ver como os apresuráis los jóvenes de hoy en día –es todo lo dice mientras vuelve a fregar los platos.
–Tú te acostaste con mamá la noche que la conociste.
Mamá me tira un poco de agua, logrando que suelte un pequeño chillido que pronto se convierte en una risa burlesca, mamá no puede evitar seguirme las risas.
–Violenta –le acuso intentando cubrirme con un plato ya seco.
Ella ríe. –Suelta eso antes de que se caiga.
–No me ataques pues, este humilde plato es mi digno escudo –ante esa tontería mamá se ríe con más ganas, finalmente secándose las manos y cerrando el grifo del agua para dejarme en claro que no seguirá atacándome.
–¿Cómo te sientes? –me pregunta con un poco más de calma–. ¿Cómo con maripositas en el estómago?
–Más como si estuviera a punto de vomitar el corazón cada me sonríe.
–¿Qué clase de metáfora es esa?
–¡Así me siento! –me defiendo de inmediato a pesar de que estoy completamente de acuerdo con ella de que soy sencillamente pésima para comparaciones o metáforas o lo que sea romántico, yo sé hacer detalles y gestos románticos pero digamos que no tengo ese don para palabras bonitas dignas de un poema–. Estoy contenta –finalmente añado con un sonrisa tonta en el rostro–, quiero creer que eso es realmente importante, ¿no?
Mamá me acaricia la mejilla derecha. –Por supuesto.
No tengo ni idea de por qué, pero de inmediato suelto una de las tantas preguntas. –Mamá, ¿alguna vez Quíone te comentó algo de una tal Cleóbula?
Ella se aparta un poco, confundida por mi repentina pregunta. –¿Cleóbula? No, tu madre jamás pronunció ese nombre, ¿a qué viene esa pregunta de momento a otro?
Aprieto un poco los labios antes de contestar. –Es parte de mi profecía. Los últimos versos dicen: Tu valía a los dioses así mostrarás... Así del destino de Cleóbula podrás escapar –tomo un poco de aire antes de continuar–, di por hecho que Cleóbula tendría que ver algo con Quíone, que tal vez tú sabías algo.
Mamá se limita a negar. –Sea quien sea Cleóbula, cielo, sea cual sea su destino, se que estarás a salvo, que todo saldrá bien. No te angusties por eso, ¿de acuerdo?
Suspiro pesadamente para luego limitarme a asentir mudamente. Mamá tenía razón, tenía que centrarme en cómo terminar correctamente la misión, no en qué pasaría si no lo lograba.
.
.
.
Iduna asumiendo que esos dos han hecho algo malo y que por eso están de regreso antes de tiempo es mi mood.
Sorpresa, sorpresa, me he quedado sin capítulos de esta historia :D
Yo siempre os he comentado que tengo muchos capítulos adelantados pero no sé en qué momento deje de escribir por centrarme en otras novelas y he terminado sin absolutamente nada :'D
Esto no significa que no me tendréis los mismos días o que entre en hiatus, solo que si una semana no llego a actualizar a tiempo me lo comprendáis, lo bueno es que este fanfic es de capítulos cortos, no como en otras que me obligo a mí misma a escribir como 8000 palabras por capítulo y así una no puede xd
En fin, poco más, el próximo capítulo tengo planeado que no sea tan tremendamente serio, pero de que empieza la misión, empieza.
