El clima era tan cálido que hasta la brisa se notaba tibia, pero a pesar de ello, sentí como mi cuerpo era capaz de sudar frío.

¿Cómo podía reaccionar a una acusación como esa, que además, era completamente cierta? Pensé en fingir ignorancia. En ese momento parecía buena idea.

Limpié mi rostro de cualquier duda y lo miré con miedo, confundida y acorralada. Como un animalito al que están a punto de devorar y no tenía idea de nada del mundo. Y negué con mi cabeza desesperadamente, sin emitir palabra.

No me esperaba que en respuesta recibiera la carcajada del hombre que podría matarme en menos de un parpadeo. Me descolocó, pero no dejé que quebrara mi actuación. No ahora cuando realmente lo necesitaba para salvar mi pellejo.

Siguió riéndose por un rato, tanto que pensé que en cualquier momento llegarían los marines que estaban de guardia. Aunque claro, había olvidado que la incompetencia marina era siempre igual. Quizás estaban profundamente dormidos sin una pisca de atención a sus alrededores. ¿Qué más podría esperar de ellos?

Cuando al fin acabó, me quedó mirando con una sonrisa divertida. Parecía un hombre normal en comparación con minutos antes cuando estaba prácticamente amenazándome. "Que niña de 9 años tan divertida"

Lo miré casi ofendida, y se volvió a largar a reír.

¡Pero qué bastardo! ¡¿Cómo se supone que debo reaccionar a eso?!

"Bien, bien. Ya basta" Se fue calmando poco a poco. "Deja de fingir. Te tengo una propuesta" Lo miré con recelo.

Sabía que no era buena actuando, menos bajo presión. Los marines aquí eran bastante idiotas para no darse cuenta. Cuando trataba de actuar, nunca he podido hacerlo todo el tiempo, siempre habría un momento donde mi máscara se quebrase. Era inevitable. Tal vez por eso no me sentí tan ofendida cuando me dijo que dejara de fingir.

Aun así, seguía temerosa. "¿Qué tipo de propuesta?" Mi voz salió un poco rasposa después de no haberla usado tan a menudo estas últimas semanas, pero la pregunta fue clara.

"Únete al Cipher Pol, entrena, crece y vive para el gobierno. Y cuando seas lo suficientemente poderosa podrás destruir a los piratas desde donde menos se lo esperan"

¿Unirme al Cipher Pol? ¿Cómo Lucci?

"¿Odias a los piratas no?"

"Lo hago." Antes de que pudiera digerir qué estaba pasando respondí por instinto. No había razones para remediarlo, incluso si era la verdad y no quería que este desconocido malditamente fuerte conociera un pedazo de mis pensamientos. Sentí que era la respuesta correcta mirase por donde se la mirase. Sobre todo porque estaba casi segura de que en esto no podría mentir.

"Puedo verlo" Asintió satisfecho. "Basta decir 'piratas' para que tu Haki se descontrole"

Tenía mi ceño fruncido. "¿Qué quieres decir?"

"Tu Haki. No puedes controlar tus niveles de presencia. Te pude sentir desde kilómetros fuera de la isla"

Eso era malo. ¿Qué si hubiera venido alguien importante y me hubiera encontrado…

Por supuesto. Eso ya había pasado. De hecho, eso estaba pasando en este mismo instante. Era un miembro del Cipher Pol, un hecho suficiente para etiquetarlo como peligroso. ¿No eran ellos los leales perros del gobierno? Sólo debía recordar cómo se acercó a mi durante el día. No pude sentirlo aún teniendo todos mis sentidos fijos en mi Haki de Observación. Pudo haberme matado en ese instante y yo ni siquiera me hubiera dado cuenta.

"No te pude sentir" Quise indagar en ello, también para amainar mi curiosidad. "¿Puedes controlar el Haki hasta hacer desaparecer tu presencia?"

"Como si nunca hubiera estado en el lugar" Declaró. "¿Por qué, quieres aprender?"

¿Si quería aprenderlo? ¡Por supuesto! Lo necesitaba urgentemente. No podía tener una vida segura si no podía ocultar mis verdaderas habilidades. "¿Cómo lo haces?"

Ryu sonrió ladinamente. "Te llevaré a la isla de entrenamiento del Cipher Pol"

"Nunca dije que me uniría." le gruñí. Ni siquiera estaba segura de querer entrar a un mundo tan peligroso como ese. "Ni siquiera sé que es eso de Cipher Pol." agregué con retraso.

"Si quieres aprender tendrás que hacerlo" Sacó un cigarrillo y un encendedor de debajo de su traje ignorándome y lo encendió. "¿Qué te detiene? ¿No querías venganza? Esos piratas masacraron a todos los aldeanos de tu villa. Si te conviertes en un agente del Cipher Pol tendrás el poder de vengarte de cada uno de ellos. Estarás por sobre todos, civiles, piratas y marines, sólo por debajo del mismísimo Gobierno Mundial."

"¿Venganza?" Murmuré más para mí que para él.

"Ya hiciste lo que se consideraba más difícil: asesinar. Si entrenas adecuadamente podrás acabar con las miserables vidas de todos los piratas que se te crucen." Dio una calada y en segundos la soltó. "Toda tu familia te lo agradecería."

Mi cuerpo se estremeció.

Emma era mi familia.

Sabía lo que estaba haciendo. Tentándome. Metiéndose en mi mente para llenarla de porquería. Era casi una pena que eso no funcionara en mí, porque mi mente ya estaba llena de basura. Mucho antes de que llegara a este mundo de fantasía mi mente ya estaba jodida.

Ella lo sabía también.

Desde que desperté en la enfermería de este lugar no estaba segura del camino que tomaría, sólo que iría en contra de todos los ideales de Shanks. Incluso hoy continué pensando en ello, buscando una forma en la que pudiera hacerle daño, una manera en la que una abeja como yo pudiera picar hondo en la gruesa piel de un oso pelirrojo. Y ahora este hombre malditamente fuerte me estaba dando una opción que no había considerado. Una opción mucho más grande, y por tanto, mucho más divertida. Un camino en donde la abeja podría picar al mundo entero.

No me había dado cuenta que estaba sonriendo hasta que lo vi con una ceja levantada, obviamente interesado por mi cambio de actitud. Seguramente se preguntaba en qué estaba pensando.

"¿Podré entrenar y volverme fuerte?"

"Sí"

"¿Cuánto?"

"Es un entrenamiento bastante duro. Tendrás que romper tus propios límites si quieres sobrevivir ahí dentro, porque también es un campo de batalla."

"Si me niego… ¿te irías y me dejarías?"

"Tal como están las cosas, yo diría que encontrarías la forma de seguirme aun si el que se niega soy yo"

Entonces le di la sonrisa más amplia que he hecho desde que Emma murió, podía sentir como mi sangre burbujeaba de la excitación. ¿Por qué tendría que pensarlo tanto? Ya no quedaba nada por lo que elegir una vida pacífica, nada que me impidiera divertirme cuanto quisiera jodiendo este mundo. Entonces respondí: "¡Acepto!"


"Wa-Wa-¡¿Watame?!"

"¡Oi Watame!"

"¿No es él Ryu-san?"

"¿Por qué tiene a nuestra Watame?"

"¿Watame-chan?"

Muchos, muchos susurros se oían por los pasillos de la base marina. Otros simplemente se atrevían y me llamaban, o a Ryu-san, pero eran ignorados como polvo en el aire.

No era lo que me esperada cuando al amanecer me ordenó que tomara mis pertenecías y me preparara para partir. Creí que simplemente íbamos a desaparecer o algo así. Que equivocada estaba.

Actualmente estaba siendo tomada por la parte trasera de mi vestido como un gatito callejero por Ryu. No se podían evitar todas esos susurros de alerta y jadeos de sorpresa. Ryu era un hombre del mismísimo gobierno mundial, que llevaba a una huérfana como un animal sarnoso a la oficina del Capitán a cargo de la base marina. Todo el cuadro gritaba problemas.

Sin embargo, estaba cansada. Ya ni siquiera tenía ganas de fingir delante los marines. La expresión de mi rostro era muy aburrida. Si Ryu estaba dispuesto a ser mis pies, bien podría dormir un poco. Digo, para empezar, él fue quien me mantuvo toda la noche despierta con nuestra conversación.

En serio. Podría jurar que no fue más de media hora, pero de un momento a otro había salido el sol y había marines despegándose de sus sábanas y lavándose las caras. Estúpido mundo de One Piece. Nada tiene sentido aquí.

"¿Ryu-san? ¿Por qué sostiene a Watame de ese modo?"

Ese era el Vicecapitán, Asa. Lo escuché alarmado mientras cerraba los ojos para un breve descanso balanceándome de un lado a otro por la mano de Ryu. Pero ignorándolo, Ryu entró sin aviso a la oficina del capitán.

"Me llevaré a esta niña" Me sostuvo frente a la mirada desprevenida del Capitán Dai, quien sólo pudo pestañear en respuesta a la declaración. Tampoco es que tuvo mucho tiempo para digerir la información cuando ya el agente secreto estaba dando órdenes. "Dame todos los antecedentes que han hecho de ella. Y la noticia, esa que no quisieron publicar, háganlo y que especifiquen que no hubo ningún sobreviviente. Los aldeanos fueron asesinados por los piratas, y los piratas por los marines."

"¡¿QUÉ?!" Otra vez el Vicecapitán Asa.

De inmediato, sin siquiera pensar en el porqué, el Capitán dio la orden a su segundo para realizar todas esas tareas en el mínimo tiempo.

"P-Pero Capitán-"

"Basta de peros ¡Apresúrate!"

Sentí un poco de lástima. Realmente le agradaba al hombre. Muchas veces me trataba como a una hija. Estoy casi segura de que hay una historia dolorosa tras todos esos mimos, pero realmente no me interesó indagar en ello. En cualquier caso, ya se acostumbraría. Un par de semanas, por muy cercano que él crea que nos hemos vuelto, no era suficiente para crear un lazo irrompible.

Después de darme una última mirada, que claramente ignoré haciéndome la dormida, tardó diez minutos en juntar todo lo que habían recopilado de mí. Minutos eternos en los que vagaba en mi inconsciente mientras los otros dos se ignoraban a niveles descomunales. Aunque la pierna inquieta del Capitán estaba irritándome.

Me hizo preguntarme qué tanto poder tiene un agente del CP sobre los marines.

El caso es, trajeron todos mis datos médicos, desde radiografías hasta las simples observaciones de mi primer día aquí, los exámenes escritos que rendí, cada uno con un informe de lo que parecía decir cuán inteligente era. No en vano viví dos vidas, y ésta todavía no termina. Tengo espacio para mejoras.

Pero lo que me sorprendió fueron los documentos de identidad. A decir verdad, no puse atención a este tipo de cosas. Mi error. Porque sin darme cuenta ya estaba oficialmente registrada como Watame. Y junto al nombre, la fotografía de mi rostro y cabello rosa chicle.

Cuánto odio ese nombre.

Estaba lamentando mi futuro con un nombre tan ridículo como ese cuando Ryu me deja en el suelo, levanta los papeles en una mano y, con la otra, abre el encendedor sacado de su bolsillo interior.

Vi como todo se volvía cenizas. Todo lo que llevaba ese estúpido nombre había desaparecido en un parpadeo. Siendo sincera, esta era una de las pocas veces en la que me sentí tan agradecida. Me liberó de llevar un hombre tan poco digno.

Estaba tan metida en mi mente que no había caído en cuenta del silencio de la habitación hasta que el Vicecapitán Asa jadeó horrorizado preguntando qué es lo que Ryu estaba haciendo. Siendo nuevamente, ignorado. Era de esperarse. Al parecer todavía no procesaba que me iba con al agente del CP.

Sin despedirme de nadie y sintiéndome más emocionada que nerviosa, seguí a Ryu hasta llegar al pasillo. Me cargó, esta vez, apropiadamente y saltó por la ventana.

Bendito Geppo.


Creo que nunca había agradecido tanto la contextura pequeña que me heredó Emma. Gracias a eso no me sentía incómoda estando en los brazos de este agente del gobierno durante las tres horas de viaje sobre el mar.

No hablábamos. Tampoco es que hubiera algo de qué conversar. Mejor que ello, disfruté de la brisa como normalmente lo hacía en Villa Hare, junto a Emma. Claramente no era lo mismo, pero me gustaba ir a esos recuerdos que calmaban mi mente descarriada. Lo sentí como un sueño. Uno demasiado bonito que estaba destinado a terminar.

No voy a mentir. De verdad quería quedarme en ese lugar brillante y cálido, un lugar donde no estaba sola. Pero una parte en el fondo de mi pecho sabía que debía acabar. Que yo no pertenecía ahí, que no estaba destinada a mantenerme al margen del mundo, escondida en la pequeña Villa Hare del South Blue. Porque esa no era mi naturaleza.

¿La niña curiosa y educada? ¿La traviesa y risueña? ¿La altamente inteligente y comprensiva? Todo fue una máscara para mantener mi posición dentro de las vidas de las personas de este mundo, para creer que podría asimilarme con la vida tranquila de un aldeano. Todos fueron esfuerzos inútiles. Todos menos Emma.

Emma era una mujer amable, hermosa, pero sobre todo directa y perspicaz. Siempre supo que estaba mintiendo, fingiendo, jugando a una vida que no me pertenecía, pero aún así me quiso. La única persona que no correría disgustada de mí, aterrada por mis comentarios sarcásticos o mi humor a veces negro cuando la máscara se agrietaba. La que me abrazaba y daba los buenos días con su sonrisa sutilmente soleada y un desayuno recién hecho. La que me regañaba cuando intentaba engañarla con actuaciones inocentes. Y la que se reía cuando refunfuñaba enojada por la estupidez de la gente.

¿Cómo no podría haberme encariñado de ella incluso cuando llegué a este mundo con un corazón negro? Cerrada a la idea del aprecio, cariño y amor. Emma fue mi madre, la única que tuve y la única que considero como tal.

Shanks fue un bastardo sin cerebro si la dejó. Siento rencor porque nunca le importé, pero siento más odio no porque no nos ayudó cuando más lo necesitábamos, sino porque abandonó a Emma. Emma no tenía porqué morir, y también me culpo por mi ineptitud.

Pero incluso si ella estaba destinada a sufrir tal muerte, entonces tenía que haber sido recompensada en vida con una familia completa, feliz, acompañada y amada. No abandonada como lo fue en realidad. No siendo tirada al olvido teniendo que encargarse de una hija por su propia cuenta. Sé que era fuerte, pero ella también tenía un corazón, uno demasiado leal. Porque yo lo sé mejor que nadie, lo supe mientras la encontraba mirando en dirección al mar, mientras tarareaba acariciando mis cabellos rojos, mientras se perdía en sus pensamientos cuando leía el periódico. Lo supe perfectamente.

Que Emma seguía enamorada de Shanks.

Me río porque nunca tuve pensamientos tan justos por una persona, pero Emma no era alguien ordinaria. Emma siempre fue especial y extraordinaria.

"Ya estamos aquí"

Salí de mis pensamientos al oír la voz de Ryu. En la distancia, mientras nos acercábamos a toda velocidad por los aires, pude distinguir un buque con la insignia del gobierno mundial y enormes letras escritas en las velas: CP-3.


"Como una organización del gobierno mundial, nuestro deber es aprender el Rokushiki, el estilo de artes marciales sobrehumano al que nos regimos para cumplir nuestras misiones."

"…" Estaba jadeando y con dolor de cabeza tratando de volver a concentrarme.

"Es por esto, que cuando lleguemos a la isla, nadie te enseñará Haki." Puntualizó mientras me obligaba a mantener la postura recta. Ignorando mi quejido continuó "Tardaremos un mes y medio a toda velocidad en llegar, así que será mejor que des tu corazón en aprenderlo adecuadamente, porque al iniciar tu entrenamiento en el Rokushiki tendrás que olvidarte de los descansos. ¿Entendido?"

"Entendido"

"Bien. De nuevo"

Cerré mis ojos y volví a concentrar mi mente en mi propio cuerpo, o más bien mi aura. Antes de este entrenamiento pensé que tenía bien dominado mi Haki de Observación. Fui demasiado presuntuosa. Resulta que si concentraba bien mi mente en ello, podía 'percibir' emociones de los seres vivos, y encender o apagar como una llama mi presencia. Aun que claro, podía sonar muy fácil y hasta divertido, sin embargo, el dolor de cabeza al que me estaba sometiendo cada vez era horrible.

Ryu dijo que una vez me acostumbrara pasaría, que era porque mi mente no estaba acostumbrada a ir más allá de mis capacidades. Es decir, que era una inepta. También tenía que ver la fuerza de voluntad, y por suerte, eso era algo de lo que me enorgullecía. Ryu también se dio cuenta. Que la razón por la que avanzaba tan rápido en el entrenamiento a pesar de la constante jaqueca era por mi propia voluntad de querer ser más fuerte.

Entonces, no se escatimó en esfuerzos para ayudarme a crecer. Eso significaba intensos ejercicios físicos y mentales desde los primeros rayos del alba a las últimas del crepúsculo.

"Ryu-san ¿por qué me ayudas tanto?" Me animé a preguntarle, más que nada porque no había razón por la que se preocupase tanto por mis avances, y que pueda ocultar mi talento.

"Porque eres interesante"

Levanté una ceja en respuesta sin creerle ni una palabra. Para empezar no tenía idea de qué quería decir con eso. "Habla claro. No entiendo"

"Demonios" Maldijo. "Eres demasiado seria y tosca, al menos podrías actuar con más sinceridad"

"Soy sincera" Reproché con el ceño fruncido.

"No. No lo eres. Para nada" Dijo en blanco.

"…"

"Ah…" suspiró agotado. "¿No te lo dije? Deja de fingir"

Pestañé aturdida. ¿Fingir? ¿Es idiota? Hace mucho que dejé de fingir.

"No estoy fingiendo"

"¿Ves? Ahí estás" Me señaló con el dedo acusador, su mirada aburrida y su postura altiva. ¿Qué diablos estaba tratando de hacer el imbécil? "Hablas como si fueras la persona más tranquila del mundo, pero tus malditos ojos son demasiado expresivos. Sé claramente que me estas llamando imbécil en tu mente."

"¿Ah? ¿Qué? Yo-" No pude rebatirlo porque era absolutamente la verdad y terminé quedando con la boca abierta y las palabras atoradas.

"La única vez que te he visto ser tú fue cuando mostraste esa sonrisa inquietantemente alegre y aceptaste unirte al Cipher Pol"

"¿Entonces qué? ¿Debería reírme todo el tiempo?"

"Sé que estás loca, así que actúa como loca"

Con eso se marchó a fumar a otro lugar de la cubierta espantando a los marines que se atravesaban en su camino. Seguramente iría a algún lugar donde no sea molestado por mí y mis preguntas.

´Incluso si te vuelves la peor villana del mundo, seguiré siendo tu madre. Así que actúa como eres, porque eso es lo que más apreció, lo verdadero y real.´

Esas palabras vinieron a mi mente en el momento en que Ryu terminó de hablar. Y seguí rondando en ellas pensando en si estaría bien. ¿Realmente puedo ser yo misma aparte de con Emma? ¿Puedo mostrarme tal cual soy?


En algún lugar del Nuevo Mundo

El Red Force navegaba veloz sobre las olas inquietas del océano. Los tripulantes, varios celebrando el nuevo botín obtenido por novatos que creyeron tener una oportunidad contra los infames piratas de Akagami. Y su capitán era el centro de las festividades, cantando y riendo en voz tan alta que podía escucharse hasta en la siguiente isla.

El News Coo que volaba en esa dirección casi no se acercó a la alborotada embarcación sino fuera por el segundo al mando de la tripulación, Ben Beckman. El hombre a penas lo divisó lo llamó, y el pájaro a regañadientes aterrizó en la barandilla cercana a él, tratando de evitar que sus plumas fueran remojadas en sake y que los piratas bailarines no lo empujaran directo al agua.

Beckman ignorándolo, pagó el precio de un periódico y lo despidió antes de que algunos tomaran al pájaro y lo obligaran a bailar con ellos. Como ya ha pasado veces anteriores.

Se sentó sobre un barril y fumando comenzó a leerlo. Entonces, después de cambiar las páginas, se encontró con un artículo que lo dejó helado. Tanto que su mandíbula se tensó y el cigarrillo fue cortado por los mismos dientes, casi quemando el periódico.

Shanks, que no estaba prestando atención, fue sorprendido por su Vicecapitán cuando este lo arrastró a su propia cabina.

"Venga hombre ¿qué pasa?" Preguntó divertido el pelirrojo. Hasta que vio la expresión endurecida de Ben, entonces cambió su tono de voz a uno completamente serio, abandonando por completo su actitud borracha. "¿Qué sucedió?" Conocía demasiado bien a su segundo para saber que nada bueno vendría de esa expresión.

Ben lo quedó mirando un momento antes de fruncir el ceño, cerrar sus ojos, y entregarle el periódico con la página del artículo que tanto lo había trastornado. "Léelo"

Shanks mirándolo con duda cogió el periódico y comenzó a examinarlo. Sólo para abrir demasiado los ojos y palidecer en el acto. Sus manos se cerraron en puños arrugando el papel. Y su cuerpo comenzó a temblar de ira y tristeza. Ni siquiera él sabía qué era lo que estaba sintiendo en realidad. Su mente se volvió un torbellino de pensamientos y su corazón comenzó a doler por la noticia.

"¿Están vivas, cierto?" Preguntó con la voz endurecida y expresión oscura.

Ben negó. "No hay sobrevivientes. Los piratas acabaron con todo" El pesar era palpable en su voz.

"Debe ser mentira. El gobierno siempre miente" Insistía Shanks.

"No hay razón para que lo hagan en este caso. Sólo era una simple villa en el South Blue"

Fue entonces que Akagami no soportó más y soltando un grito de furia que hizo parar todas las festividades en la cubierta, destrozó todo en la habitación aún sosteniendo el periódico en su puño cerrado. Beckman no pudo hacer nada, y tampoco quería. Entendía el dolor de su Capitán, porque era similar al que sentía él.

Las letras negras todavía dibujándose en su mente como una maldición.

´Piratas atacaron Villa Hare en el South Blue. Isla Furutsu está de duelo. Sin sobrevivientes.´