"¡Mamá! ¡Detente por favor!" aleteé en un vano intento de alejarme de sus ofensivas manos. "Ya estoy bien. Si sigues así voy a terminar como un muñeco de nieve en verano. ¡En verano, mamá! ¡Esos ni siquiera existen!"
"Nunca es suficiente. Es mejor ser un muñeco de nieve que un pescado frito con cabello de salsa de tomate. Y eso, eso es asqueroso." Dijo reflexivamente y terminando con una cara de asco monumental al estilo Emma. Una cara ridícula arrojando elegancia hasta por los bordes. Eso sí debería ser imposible.
"Pes-pescado frito y Sal- Sals- ¡¿Salsa de tomate?! ¡Eso ni siquiera tiene gracia!" La acusé con la mirada.
"Completamente de acuerdo. Ahora, a por la quinta capa de bloqueador."
"¡…! ¡LO ESTAS HACIENDO A PROPÓSITO!"
"Sí."
"¡T- Tú!"
"¿Yo?"
"…Te odio."
Se detuvo de aplicarme bloqueador solar por el brazo para levantar la mirada a mis ojos con cara inexpresiva. Luego sonrió. Tan malditamente cálido como solo las madres pueden hacerlo.
"Nop. No lo haces."
"¡AGH!"
Siguió riendo.
No es que odiara el clima invernal, aunque tampoco me agradaba mucho en realidad. Mi favorito era el verano, como los que pasaba con Emma recolectando manzanas o tomando la siesta bajo la copa del mismo manzano. De no ser por Emma, que era demasiado quisquillosa con la piel y su cuidado, estaba segura de que pude haber terminado luciendo un bronceado perfecto en lugar de mi piel clara y poco llamativa.
Pero estoy divagando. El caso es, que no tengo ningún resentimiento en contra de ese clima en particular, a no ser que las ¡malditas mareas invernales del North Blue estuvieran tratando de arrastrarme con ellas llevándome a lo que sería una muerte segura por hipotermia y ahogamiento a metros, sino kilómetros, de profundidad! ¡Iba a morir triste, fría y en la soledad del mar tratando de cumplir la estúpida misión del estúpido Spandam mucho antes de poder enviar mis estúpidas quejas al estúpido departamento de '¡¿por qué, maldita sea, a mí?!' ¡No es lindo!
Solté un suspiro en mi bote solitario pensando en lo que tendría que hacer a continuación, prepararme mentalmente en un intento desesperado de no salir muerta. Era objetiva en cuanto a mis habilidades, mis ventajas y desventajas, y era precisamente por este hecho que mis nervios estaban de punta ya anticipando el potencial peligro que me esperaba más adelante.
Ya eran unas semanas, casi un mes desde que dejé Enies Lobby para encargarme de recolectar la fruta del diablo de la princesa del Reino Granate. La primera parte de la misión, nada complicado en realidad. Ni si quiera un desafío.
Con mis métodos pudo haber tomado más tiempo de lo que resultaría simplemente asesinarla y ya. ¿Pero dónde estaba la diversión en eso? No. Estuve sufriendo cuatro años mientras entrenaba, cuatro años de travesuras reprimidas y una ira burbujeante hacia mi jefe. No me pueden culpar por hacer explotar mis instintos.
Así que así, sin más, formulé la base de mi plan antes de llegar y resolví los detalles sobre la marcha. Tenía más información de la mínima necesaria para una misión como esta. Todo gracias a mi pequeña excursión con Lucci. No tuve más que generar dudas en la princesa sobre los motivos de su amante. Difícil con el corazón de oro de la chica, a menos que presionara los botones adecuados. En los que, debo decir, hice un muy buen trabajo.
Instalar las trampas apropiadas, pistas falsas y algunos cuantos rumores aquí y allá me llevaron tiempo. Sin embargo, decir que mis trampas fueron eficientes al tratar de engañar al hombre sería decir muy poco. ¿Arrogante yo? No. Sólo puedo ser lo suficientemente objetiva conmigo misma para darme cuenta de mi propia genialidad.
En fin, mis trampas no estaban destinadas a hacer caer al hombre, sino a guiarlo directamente al pozo sin fondo que era tratar de asesinar a la princesa con sus propias manos. El corazón de los amantes puede ser muy frágil cuando las dudas ya estaban ahí desde un principio. Que fueran de distintas clases sociales, una princesa nacida en oro y un plebeyo nacido en el lodo, dañaba desde el principio el concepto de seguridad de la relación. Ni siquiera el corazón más bondadoso ni el más compresivo era suficiente para llevar esa carga, para no resquebrajar el muro de confianza cuando este sea golpeado por el miedo a lo que pasará o al por qué de las acciones del otro.
Ahh… no pensé que podría ser tan consciente de la psicología del amor. ¡Qué hilaridad! ¡Una experta en el comportamiento de las parejas! Si voy a hacer esto más seguido tendré que pedir un aumento. Spandam tendrá que ficharlo como unas mis especialidades en mi expediente.
Porque, aunque el chico no pudo llegar a la princesa por los guardias que puse estratégicamente en su camino fuera de su habitación, fue ella misma, con el corazón devastado, quién acabo con su propia vida. Aunque pude o no haber intervenido para que el objetivo se cumpliera.
Hace un par de semanas…
"¡Ene-san! ¡No sé qué hacer! ¡¿Por qué?! ¿Por qué lo hizo? Ya no entiendo nada Ene-san- "
"Porque nunca te amó, princesa."
"…No"
"Te mintió sólo para que bajaras la guardia."
"Pero, pero… él dijo que me amaba…"
"Princesa…"
"Yo… le entregué todo… ¡todo de mí! Entonces…"
Inhalé bruscamente, en una mezcla entre horrorizada y escandalizada. Llevé ambas de mis manos a la boca. Incluso si la mitad de mi rostro está cubierto, las exageraciones físicas como movimientos de brazos, piernas e incluso el propio porte, ayuda bastante a expresar lo que mi rostro cubierto no puede por sí solo.
"Oh… princesa. Por favor dígame que no hizo lo que estoy pensando. Realmente-" tragué con dureza. "Realmente se entregó a ese traidor?"
"Yo…" Las lágrimas que se habían mantenido cayendo en silencio y pasivamente comenzaron a caer como diluvios dignos del Grand Line. Sus rodillas no aguantaron la presión de su irresponsabilidad y sus manos hicieron el intento de ocultar su vergüenza, traición e ingenuidad.
"Si su padre, su majestad el rey, se enterara de esto- "
"¡No! Padre, ¡Su Majestad no puede saberlo!
"Le prometo, princesa, que por mí no se enterará. Sin embargo, cuando se comprometa y tenga que cumplir con sus deberes en la primera noche después de su boda, me temo, que con quien noble comparta ese momento, lo sabrá." La princesa dejó escapar un jadeo de pánico casi atragantándose con sus propias lágrimas. "Y cuando eso suceda" proseguí "su honor y nobleza, tanto suya como la de su majestad y el reino se verá profundamente cuestionada."
"No… mi reino, no puedo traer desgracia a mi propia gente."
"Lo siento, princesa."
"¡Debe haber algo! ¡Algo que pueda hacer!"
"El cuerpo no es algo que se pueda manipular. Lo que perdió al entregarse a ese hombre jamás podrá ser recuperado."
La princesa continuó llorando sin tener idea alguna de qué hacer. Con tristeza y pena por el hombre que amó; traicionada y herida por las mentiras que de él escuchó; horrorizada y en pánico por el problema que no tiene solución.
"Lo lamento, princesa. Lamento profundamente no ser de ayuda. Yo, yo… ¡estoy tan furiosa por ese hombre vil! Si no hubiera muerto, si se hubiera mantenido vivo, podríamos al menos sacarle todas esas malas intenciones que mantenía oculto y hacer que pagara por ello y más. Pero ahora que está muerto, todos sus horrendos secretos se fueron con él."
De pronto, la princesa se congeló.
"Espero que pueda encontrar una salida mi princesa. Le deseo lo mejor."
Me retiré. La princesa supo lo que tenía que hacer.
Ni tres horas después, se encontró a la princesa colgando de una soga al cuello. Fría. Muerta. Y en silencio. Y yo me despedía de la isla en silencio y con una nueva fruta del diablo bajo el brazo.
La primera parte de la misión ya estaba hecha, acabada en un resultado más que satisfactorio. Nadie se enteró de que un agente del Cipher Pol incluso estuvo presente en los sucesos. La única que tenía conocimiento fue la princesa, y ella ya estaba muerta.
Entonces, cuando después de dejar la fruta en las manos del comodoro que estuvo a cargo de mi viaje esta vez, tomé uno de sus botes menos llamativos y me lancé al mar para rastrear a los bastardos del Germa, la segunda parte de la misión y la razón de mi ira desmedida y creciente hacia ese estúpido Spandam.
Conocía sobre las órdenes imprudentes del hombre mucho antes de entrar a Enies Lobby y definitivamente ya me esperaba algo como esto, por lo que realmente sorprendida no estaba. Cuando me entregó los detalles de la misión poniendo especial énfasis en entrar a Germa 66 y descubrir para qué necesitaban el granate, en qué nueva tecnología estaban trabajando para necesitar regalar esas preciadas frutas del diablo, mi cuerpo se tensó más por la ira de estar en lo cierto que por miedo a lo que tendría que hacer frente.
Para que en mi primera misión en solitario tuviera que infiltrarme en los cimientos de uno de los reinos más poderosos a años luz en avances tecnológicos, que por seguro tenían la mejor red de vigilancia nunca antes vista… Era preocupante, alarmante incluso tener pleno conocimiento de que Spandam enviaría a un nuevo agente con tanto potencial como el mío a morir sin más miramientos.
Y sin embargo, debajo de todos esos pensamientos conflictivos, un poco de emoción que no había sentido antes aleteaba en mi pecho. Porque no iba a morir, no lo haría, mucho menos aquí ni ahora. Era un hecho que saldría de esta. Era fuerte para los estándares del Cipher Pol, pero era mucho más fuerte de lo que alguna vez mostré a esos estirados de traje y corbata.
No por nada era la hija de un Yonkou.
Podía admitir con seriedad que era arrogante, pero no lo era por nada. Conocía mis habilidades y conocía aún más cuándo y cómo utilizarlas. Cómo sacarle provecho a mi línea de sangre más de lo que me hubiera gustado. Pero, entre la vida y la muerte, no había espacio para el orgullo. Me aseguré de quemarlo en cenizas mientras probaba hasta la última gota de sangre que ese bastardo compartió conmigo. En los últimos años experimenté con todo y más, precisamente para momentos como estos, en los que me tendría solo a mí y a mi ingenio para sobrevivir.
La fuerza solo puede hacer mucho por uno antes de que fallara y me encontrara en el lado receptor de un puño demoledor o el filo de una hoja atravesándome el corazón.
…
Suspiré audiblemente abandonando esa línea de pensamiento. Tenía una situación mucho más apremiante ante mí que los caminos reflexivos del orgullo y la muerte.
Fueron los mismos informes que robé para Spandam los que me dieron una ubicación general, un área lo suficientemente acotada para atreverme a salir en búsqueda del Germa 66 completamente sola y sin mucha preparación más que mis esencias básicas y provisiones para el viaje.
He ahí mi primer gran error: no tomé en cuenta el clima. Si no fuera por el entrenamiento infernal del Cipher Pol ahora mismo estaría a un paso de morir de hipotermia. Como estoy ahora, sólo siento el frío y la humedad traspasando mi ropa. Pero es incluso horrible y desalentador darme cuenta lo mucho que estoy agradecida por haber pasado por ese infierno antes de tener que enfrentarme a estas inclemencias en la soledad de mi persona. ¡Ni siquiera estoy en el Grand Line pero ya estaba sufriendo tales adversidades!
Al menos en el barco siempre podía cubrirme bajo cubierta. Ahora, mirando a mi alrededor en un fondo de nubes grises y viendo con temor creciente la vela aguantando toda la tensión de los vientos colisionando en ella, me hace haber deseado traer conmigo todo el estúpido buque de guerra. ¡Pero no! ¿Por qué? Porque el sigilo es lo primordial para esta estúpida misión.
"Estúpido Spandam. Estúpida nieve. Estúpida ropa mojada."
Debí traer conmigo un abrigo más adecuado. No sé. Tal vez UNO IMPERMEABLE.
"Maldición…" mascullo como la persona más penosa mientras voy quitando la nieve. "Quiero calcetines de lana…"
Y de repente, comienzo a sentir pequeñas luces de vida a la distancia. Lejanas y acumuladas todas en un solo lugar que según el mapa debería ser únicamente mar abierto. Sonreí.
"¡Bien joder! Ya era hora."
Me sacudo los copos de agua sólida que descansaban sobre mi abrigo y cabeza de cabellos color platino completamente empapados, y tomo rumbo a mi objetivo.
La primera impresión que tuve de Germa 66 en mi otra vida, una de la que mientras más alejado de la realidad estuviera, más fascinante se volvía, fue hilarante. Ver enormes caracoles Den Den inexpresivos cargando en sus espaldas pedazos del castillo de la familia Vinsmoke fue inexplicable. ¿Inexplicablemente graciosos, quizás? Sin embargo, esperaba al menos resoplar cuando lo viera hecho realidad en esta nueva vida, no quedarme pasmada y, debo admitir, algo intimidada por su imponencia.
Pues sí. Comprobado. Germa 66 daba miedo. Ahora entiendo cómo esa familia de mitad robots y trajes de colores antagonizaban la serie de 'Sora, el Guerrero del Mar'. A pesar de ya saber que los caracoles eran gigantes, ver con mis propios ojos el tamaño real, fue difícil no sentirse pequeña.
Me mantuve lo más alejada posible. Tomando en cuenta la tecnología avanzada con la que contaban, no tuve dudas de que si miraban por alguno de sus 'catalejos' pudieran identificar mi presencia. Por suerte, mi Haki de Observación no era ninguna broma. Incluso manteniendo a todo el reino de Germa al borde de mis sentidos, aún podía identificar y sentir con claridad las direcciones de movimiento y lo más importante, deducir las intenciones.
Para ser un reino habitado principalmente por clones, esperaba no sentir nada o muy poco de la vida, que es lo principal en lo que me enfoco para expandir mis sentidos. Sin embargo, tuve que sorprenderme al sentir la enorme cantidad de luces. Eran frías, con bordes mucho más definidos y contundentes, pero su color reflejaba toda la lealtad que tenían a sus comandantes y a su reino. Como si todas las emociones que pudieran sentir los humanos en nuestra normalidad fueran reemplazadas por profunda lealtad y cumplimiento del deber.
El mejor ejército belicista que puede existir. Si en algún momento tuve dudas, ahora están completamente desechas, enterradas y extinguidas. Eran soldados fuertes e inexpugnables emocionalmente. Entregaban la certeza, confianza y tranquilidad que todo líder deseaba: la completa obediencia.
Con ojos cerrados y respiración nivelada dentro de la pequeña y única cabina que tenía el bote mantuve mis sentidos expandidos. Podré ser fuerte para muchos de los estándares de los marines y con un futuro prometedor dentro del CP, pero mi especialidad es la recopilación de datos. Siendo así, no hay manera en el infierno en que me adentre más a la boca del lobo sin saber con lujos y detalles donde me estoy metiendo. Primero, necesito crear la maqueta del plan.
Sintiendo incluso la vida marina debajo de la superficie como brillantes de todo tipo de tamaños, colores y bordes, traté de enfocarme en el área particular de mi objetivo. La masa más compactada de pequeñas luces sin destellos.
Estuve en esa posición dos días sin sentir nada más que los movimientos dentro de Germa, clasificando entre soldados, cocineros, mucamas y científicos; memorizando las rutas y sus horarios correspondiente. Pero por sobre todo prestando especial atención a la mismísima familia Vinsmoke. Eran luces mucho más grandes y con bordes mucho más definidos que los clones soldados, a excepción de Judge, quien a pesar de su poder aún parecía mantener algo de humanidad en él. Posiblemente debido a que no hizo sus modificaciones a temprana edad o incluso antes de su nacimiento como lo hizo con sus hijos.
Sin embargo, luego de haber anotado toda la información recopilada en mi confiable cuadernillo, dibujar un posible mapa de la estructura con lo vago que era mi Haki aún con los materiales inanimados, contabilizar los residentes entrantes y salientes, y finalmente despegarme un poco del modo misión en el que me había ahondado, no pude evitar reírme de lo ridículo que era que el color de sus luces fuera la misma que la de sus trajes. La magia de One Piece supongo, haciendo mi trabajo más fácil.
Dejé pasar medio día en el que mantuve un estado de vigilia, siempre enfocándome en Germa al borde de mis sentidos. Nunca sacándolos de mi guardia, pero recuperando algo de descanso por poco que fuera.
Esperando el momento exacto del amanecer, cuando aún no se avistaba el sol pero sus rayos comienzan a iluminar el cielo y se da inicio al cambio de turno de la guardia nocturna a los diurna, estuve lista para iniciar con la segunda fase del plan. Confirmar los datos deducidos y armar los planos necesarios para entrar en las instalaciones como si fuera mi propia casa.
Lamentablemente, aunque dejar el bote en mar abierto era la mejor opción manteniéndolo lejos y fuera de la vista, no era una que tomara cuando las aguas estaban varios grados bajo cero. Anclar el bote en las cercanías y donde pudiera ser encontrado era un riesgo enorme, pero era eso o que las bajas temperatura de mi cuerpo me impidieran el movimiento por haberme zambullido en las aguas congeladas.
No poder acercarme directamente a los pilares del objetivo, llámense científicos, ya era una muleta con la que tenía que convivir, en esta y futuras misiones. Mis actuaciones pueden ser las más profesionales, pero siempre tendría el bache de mis ojos demasiado expresivos. Si fueran simples civiles podría lograr esquivar la atención de ellos, distraerlos a otros lugares de mi cuerpo o jugar con sus sentidos, pero estos eran científicos que se ganaban la vida observando, analizando, deduciendo. Y si uno de ellos recordaba mis facciones, mi rostro estaría dando vueltas por todo el bajo mundo luego de que se conocieran las razones que me hicieron meter las narices en sus laboratorios.
Me parecía demasiado a Emma como para que Shanks conectara los puntos. Lo cual, no. Era demasiado pronto para un error como ese.
Dejando mi bote bien oculto entre los enormes Den Den, cuidadosa de acercarme sin que ninguno me notara y manteniendo activa mi Observación respiré hondo mentalizando mi mente en la misión, sintiendo como poco a poco mi rango se expandía y fijaba en el tamaño ideal para abarcar todas y cada una de las luces sin dejar ninguna fuera de mi percepción. Recalibrando con un enfoque atento en las luces y otro en los recuerdos de la información recopilada.
Sería mejor que Spandam me diera unas semanas de vacaciones por la maldita dificultad de lo que estaba haciendo. Después de todo, hay una razón por la que ninguno de los agentes del Cipher Pol había logrado colarse efectivamente en Germa. Si no fuera por mi conveniente haki capaz de monitorear hasta los detalles de dirección y reacción, sería prácticamente imposible pasar por debajo de sus radares.
Una vez mi mente estuvo en ello, usé Geppo hasta llegar a la torre más alta entre los caracoles en los que estaba atrapada.
Torres y más torres grises se alineaban para formar el famoso castillo del reino de Germa en una vista impresionante de roca maciza, llegando a alturas que parecían casi tocar las nubes oscuras de nieve y extensión sin fin. Si de lejos ya me sentía intimidada, ahora aguantar la risa histérica que quería salir a borbotones de mis labios, fue la prioridad.
Spandam me quería muerta. No había otra forma de tomar esta misión por lo que era, una misión suicida, sino imposible.
Soltando un suspiro desalentador mentalmente, porque ahora mismo hasta suspirar físicamente me daba un terror con riesgo de los mil demonios, me hundí más en la misión. Con visión reforzada por el propio Haki de Observación, y mi cuadernillo a mano me armé de valor.
Recorrí todas las instalaciones externas, grabando hasta el más mínimo arbusto, cámara y micrófono en mi cuadernillo. Nada pudo escapar de mi escrutinio. Información tras trazos se iban acumulando en las hojas. Agradecí haber elegido uno con una gran cantidad de páginas para esta misión, pues estaba ocupando más espacio de lo que tenía previsto. Escapar de la percepción de los soldados, notar cámara por cámara los puntos ciegos de cada uno, evitar hasta los más mínimos ruidos.
Agotador, estresante y laborioso. Tres palabras que no pueden expresar ni la mitad de lo tensa que me encontraba. Era un maldito alambre de acero a punto de cortarse por la tensión de diez buques de guerra, un lote en cada extremo, a toda potencia. Y todo, ¡todo llevó poco más de tres semanas! ¡Racionar mis provisiones a migajas cada día era una pesadilla!
Pero con el trabajo al fin completado, las instalaciones interiores, a pesar de ser las más inaccesibles, resultaron en movimientos mucho más fluidos con el conocimiento de los baches en la seguridad exterior y proyectándolas al interior. Con todo, acabé con ello en la mitad del tiempo que me tomó fuera.
No obstante, fue gratificante al fin trazar los signos que representaban las habitaciones de la familia Vinsmoke en mis planos. Eso, y por supuesto, el 'Depósito de Soldados'. La habitación con la mayor seguridad posible, puerta reforzada a pura tecnología Germa, y sin puntos ciegos. El laboratorio donde toda la magia de los científicos culmina. El lugar de creación de los clones soldados. Mi punto objetivo.
Deslizándome esta vez en el cambio de turno del anochecer, evalué las posibles formas en que pudiera interferir con las cámaras Den-Den.
Entrar e incapacitar a los guardias dentro de la habitación de cámaras. Entrar y desactivar todas las cámaras Den-Den. Robo o inactivar las cámaras Den-Den fuera y dentro del laboratorio. Crear una distracción lo suficientemente llamativa para quitar la atención de los guardias de las cámaras. Hacerme pasar por los mismos guardias para desviarlos de su camino a las cámaras de seguridad para cumplir otros deberes. Crear un escenario que se sobreponga a la imagen fuera del laboratorio que se obtiene del Den-Den. …Y así continúa. Todas mis opciones tienen sus defectos, pero lo más importante es nunca dejar rastros físicos que puedan acusar al gobierno o a mí. Ah… dilemas, dilemas.
En realidad, la opción más fácil, aún que engorrosa, estaba justo enfrente de mis narices. Me estaba infiltrando en una de las instalaciones que podría considerarse como el epítome de la tecnología. En donde mire por donde mire, hay tecnología.
Entenderla no fue fácil a pesar de mi conocimiento de otra vida, pero luego de causar estragos en varios sistemas de seguridad en un determinado perímetro y de despistar a los siguientes guardias de turno con un rumor implantado en las criadas, me hice cargo fácilmente del cuarto de cámaras.
Un rumor era todo lo que se necesitaba para recorrer una larga hilera en la brecha de seguridad social hasta convertirse en una orden a los mismos soldados. Era impresionante lo que simples palabras eran capaces de hacer, hasta el punto en que los clones podían unirse a estos chismes con facilidad. Mientras no chocaran directa o indirectamente con las lealtades hacia los Vinsmoke, mi rango de juego era considerablemente amplio.
Tomé asiento frente al panel de control y, si fuera otra persona y no una reencarnada de otro mundo donde la tecnología se vivía en cada rincón, seguramente no hubiera podido entender ni la mitad de lo que estos botones podían hacer.
Vergonzosamente, no entendí ni más de la mitad de todos ellos, pero siendo lo que soy, comprendí al menos lo que necesitaba para trabajar. ¡Bendita fortuna!
Parecido a un cruce entre computadora antigua y radio cassette, el control para tomar las grabaciones de las cámaras, elegir un rango de registro aceptable, y hacer que se reprodujeran continuamente, fue casi entrañable. Recuerdos de una vida anterior que ya deberían estar olvidados.
Pausada todas las cámaras dentro y fuera del laboratorio, con los registros grabados tomando su lugar, salí directo sin perder más tiempo del que tenía. Es decir, hasta el cambio de nueva guardia. Cuatro horas restantes de las seis que tenía en principio. Si entré a las 00:00 debía salir antes de que den las 06:00.
Iba contra reloj.
Por las cámaras ya sabía que el laboratorio no estaba completamente desocupado. Los científicos pueden ser maniacos sin moderación consigo mismos cuando se trata de llegar a algún resultado en sus investigaciones. Pero al menos, eran mucho menos que en el día, cuando no solo estaban los jefes de investigación, sino también sus ayudantes y aprendices convirtiendo el amplio laboratorio en un hormiguero. Actualmente, sin embargo, tenía el espacio suficiente para moverme sin que ellos mismos se dieran cuenta. Tan ensimismados que se vuelven era casi adorables lo despistados que llegaban a ser.
Con cuidado meticuloso revuelvo las carpetas de investigación leyendo, buscando y transcribiendo a mi cuaderno cada asunto de importancia. Había pensado en simplemente entrar y robar lo que me parecía interesante, pero luego de pensarlo mejor era preferible no dejar rastro de lo que estaba buscando. Ya me acusé lo suficiente inhabilitando nada más que las cámaras de laboratorio, no me gustaba la idea de ayudarlos a saber cuál era mi objetivo exactamente.
Así, encontrando estudios bastante detallados del granate, simplemente transcribí todo con mi código especial y acotado tratando de agotar el menor tiempo posible antes de que mi tiempo llegara a su fin. No me puse a pensar en lo que significaban los números, tablas y gráficos. Mi estado de enfoque no permitía un solo comentario o queja. Todo era simplemente ver y copiar. Mi mano moviéndose a una velocidad apenas visible mientras trazaba las líneas y curvas de los diagramas a la vez que mis sentidos de Haki me mantenían a una distancia prudente de las otras señales brillantes, en una confianza que sólo una segunda naturaleza podía lograr.
Volé por los documentos, papel por papel, tomando nota de lo que a mi juicio parecía importante, y desechando lo irrelevante. ¿Cómo hice eso sin siquiera saber sobre el tema? Pues el entrenamiento del Cipher Pol hizo más que volverme fuerte y duradero. También me enseñó a tomar las pistas. Ya era observadora. Una terriblemente buena en eso. Con entrenamiento, no había mucho que pudiera pasar por debajo de mi percepción.
Los documentos más utilizados, las huellas, marcas, pequeñas suciedades y arrugas en el papel indicaban cuales eran los que más se volvían a releer, cuales fueron por poco lanzados a la basura, cual fue escrito con más esmero. Cada mínimo detalle guiaba a mi inconsciente por un sendero de documentos importantes, sin reparar en lo que transcribía.
Al darme cuenta de que parte de mi conciencia que había destinado a contar el tiempo estaba llegando al límite establecido, me detuve.
Era hora de salir.
Rápido y eficiente. No demoré en buscar estrategias, sólo salí tan rápido en el modo de concentración total en el que entré. Sabía que luego de esto iba a estar más cansado de lo normal. Es el precio por mantener este estado de consciencia situacional al máximo, pero no era momento de pensar en ello. Tenía que salir antes de que terminara el turno de guardia en las cámaras y dieran cuenta de las fallas. De lo contrario, salir de Germa sería mucho más difícil de lo que me costó entrar.
No podía salir en el momento en que se dieran cuenta porque recorrer la distancia entre los Den-Den y fuera de la vista tomaría el tiempo suficiente para ser detectada e identificada. Tampoco podría ser después de que las aguas se calmaran porque en ese punto los soldados ya habrían encontrado el bote que dejé bajo la vista. Entonces, la única forma segura de salir era mucho antes de que se activarán las alarmas.
Concentrada en ello, cometí el mayor error de esta misión que más tarde me haría golpearme la cabeza por descuidada. En extremo descuidada.
Saliendo de la vista de los científicos en el laboratorio, y nada más que con la mente repleta de 'salir, salir, salir', no tomé en cuenta revisar el camino al otro lado de las puertas. Mi Haki de Observación ya no estaba funcionando a su máxima potencia después de todo el tiempo que lo mantuve en funcionamiento, por lo que tuve que redirigirlo constantemente a los lugares que creía correctos.
Sobrestimando la capacidad de mi Haki y mi toma de decisiones, choqué de lleno como un meteorito al plexo solar de alguien.
Alguien bastante problemático y duro.
"¿Quién eres tú?"
Saliendo de mi aturdimiento y dando un rápido paso atrás, tomé distancia por seguridad.
Encontrarme con alguien era malo, pero no tan malo como se podría creer. Mientras no quedaran registros como grabaciones de mi persona, bastaría con inmovilizar al sujeto el tiempo suficiente para escapar. Eso según el manual.
En este caso, sin embargo, inmovilizar a dicho sujeto podría o no ser una de mis mayores dificultades hasta ahora. Porque no era cualquier soldado, mucama o científico frente a mí. No. El cabello azul, y esa presencia eran inconfundibles y bastante difíciles de tratar.
Vinsmoke Niji se paraba frente a mí a penas a unos pocos metros de distancia cortándome el paso entre las puertas cerradas del laboratorio y él mismo.
