Sinceramente lo había sentido venir hace mucho. Su aproximación fue como un martillo golpeando a lo bruto el costado de mi cabeza, exactamente desde la dirección en la que venía. Fue solo una muestra de mi genialidad que no me estremeciera. Literalmente se sentía como un chucho corriendo salvaje y sin más en su mente que un nuevo juguete.

Yo siendo ese juguete.

"¡Así que tú eres la nueva!"

Pero era desconcertante ver ese interés crudo reflejado sin fanfarria en el rostro del hombre.

Normalmente, incluso un poco, tratábamos de ocultar o enmascarar nuestras emociones. Como seres pensantes estaba en nuestra naturaleza esconder lo que pasaba por nuestras mentes. De ahí el tan conocido filtro interno. Siempre había algo de emoción en las expresiones, pero del mismo modo, siempre era el mínimo, una pizca de todo el lío que cualquiera tuviera dentro de su cabeza.

Entonces, ver ahora el mismo nivel de interés en el hombre que el que expresaba su haki, un hombre que había pasado por el mismo entrenamiento que yo, que debía ocultarse hasta de sí mismo si la situación lo pedía, siendo tan abierto en sus emociones... Sí, era desconcertante.

Y sin embargo, eso podría ser una consecuencia de su conexión con su fruta del diablo. La Inu Inu no Mi.

Así que era de esperar que después de ese breve vistazo la mitad de mi cerebro, ignorando cualquier incomodidad, ya estuviera enfocada en buscar más allá de la naturaleza del hombre mientras la otra respondía instintivamente: "¡Esa soy yo!" Gorjeé alegremente.

Jabra tenía una sonrisa de lobo imperturbable, su mirada aguda aguijoneaba mi rostro en un vano intento de ver a través de mi máscara.

Buscaba mis ojos. Era el pensamiento extraño que me invadió, pero lo archivé a un lado por el momento a favor de continuar con mis observaciones.

Los milisegundos pasaban y era como si en cada uno de ellos, con una precisión casi milimétrica, Jabra acortara la distancia de su cara con la mía. A mi percepción su cuerpo se hacía cada vez más grande, su cuerpo robusto ocupando lentamente todo mi campo visual.

Honestamente, si hubiera sido cualquier otra niña con mi altura y mi fisonomía delgada, hace mucho tiempo habría echado a correr con lágrimas y mocos cayendo de mi rostro. Que es lo que, con toda seguridad, el hombre buscaba.

Me resultaba un tanto irritante, si no desagradable, la manía que tenían todas estas personas por probar al 'novato'. Y luego mi mente contraatacaba recordándome que yo era exactamente igual.

Las cejas de Jabra tartamudearon por mi falta de respuesta. Un golpe para su ego, seguro. Tuve que continuar antes de que el irritado fuera él. No era lo suficientemente tonta como para ir a la guerra sabiendo nada de mi oponente.

Mis dedos comenzaron a latir por un dolor fantasma al recordar mi fiasco con Niji. Sea como sea, jamás contaré esa vergonzosa pelea como una victoria. Sabía mejor que eso.

"Tú debes ser Jabra-san. ¡Un placer!"

"¡Ja! Jabra-senpai para ti, mocosa." Jabra se levanta en toda su altura con manos enormes en sus caderas y barbilla alta.

¿Senpai eh?

Podía sentir mi propia ceja temblando.

Era arrogante. Lo podía ver. Pero eso no era lo que me molestaba precisamente. No. Para nada. Ya estaba acostumbrada y aclimatada a tratar con personas así, e incluso Jabra tenía ese tipo de arrogancia suave y esponjosa. Raro, pero la descripción correcta. Lo que me molestaba en realidad eran las ondas de su haki desordenadas intentando y fallando alcanzarme con una diversión perversa.

E incluso sin mi haki de observación mostrándome lo que hace unas semanas ni siquiera pensé que podría percibir, era una observadora por naturaleza. Mis ojos eran demasiado perspicaces para notar las pequeñas cosas que definían la personalidad de una persona. Y esa curva en su sonrisa, no era de arrogancia despectiva, no era de narcicismo cruel, sino de diversión traviesa.

Dos características que, por gracia del cielo o del infierno – uno elige como ver esta situación - formaban la base de mi tan llamativo personaje.

Ya era demasiado lidiar con la personalidad de mi alter ego como para agregarle otro innato a la ecuación.

No tendríamos muchas misiones juntos.

Destruiríamos Enies Lobby en las próximas horas. Ya lo podía prever.

Sonreí con ligereza. Porque era un hombre que buscaba la amistad con su arrogancia como sedal y travesura como cebo. Además – aunque solo una suposición – esa nariz podría ser capaz de oler las mentiras. Y la mejor forma de tratar con eso, era derramar dosis de verdad y sinceridad en mis acciones y palabras.

Sería difícil todo el tiempo. Tratar con este hombre me daría más estrés de lo que cualquier otro lo hizo. Pero tenía que hacerse. Después de todo, con el tiempo, estas pequeñas cosas serían una doble naturaleza que dejarían de darme problemas tan poco apreciados. Tenía plena confianza en esta cosa llamada adaptabilidad.

Ah… Lucci era mucho más simple.

Asesina, amenaza, obedece. Y, por sobre todo, disfrútalo.

"¿Sen…pai?" Gesticulé con cuidado y casi en un susurro lo suficientemente bajo para que todos a excepción de Jabra tuvieran que hacer un esfuerzo por escuchar.

Enseguida el agente mayor demostró sus relucientes colmillos en una sonrisa lobuna. "Hmph. Soy tu mayor. Tu superior." Volví a saborear las sílabas senpai con una mirada casi perdida, ignorando flagrantemente el haki del lobo hinchándose como un globo. "Recibirás mis órdenes en las misiones y debes tratarme con respeto-"

"¡KYAA!" Chillé como una colegiala enamorada saltando de mi asiento.

Más tarde me avergonzaría de mí misma al recordar esto, pero el presente lo ameritaba.

Jabra prácticamente saltó tres metros lejos de mí con una rara mezcla de desconcierto y horror en su expresión.

No lo culpo. No me contuve ni un poco con mis saludables pulmones. Soy una fiel creyente de si voy a hacer algo, lo haré con todo… o tal vez solo quería poner a prueba los valiosos oídos que al hombre lobo se le concedió gracias a su fruta del diablo. No hay nada mejor que chequear preguntas, suposiciones y sospechas en el primer encuentro. Y a juzgar por su exagerada respuesta en comparación a los demás, mis pensamientos no eran incorrectos.

Sus oídos son sensibles. Como los de un chucho.

"¿Qu… Qué pasa contigo?"

"¡Siempre quise un senpai!" Alabé con emoción saltando sobre la silla. "¡Un placer conocerte, Jabra-senpai! Estoy tan emocionada de conocer a un senpai tan genial como tú. Hace poco estuve en una misión con Lucci-san, pero él no era ni de cerca tan agradable como tú, ¡Jabra-senpai! ¡Por favor, cuídame!" Acabé con ojos estrellados y amplia sonrisa.

Casi pude ver como mis palabras atravesaban su corazón con cada paso que retrocedía, su mirada en la novena nube. La guinda del pastel era mi desprecio por la personalidad de Lucci. La cual fue la que mayor impacto tuvo.

Que lamentable lobito. Debieron ser muchos los que prefirieron alabar a Lucci y dejar abandonado al chucho. Una risita intentando ser reprimida fue lo que salió de él. "¿De verdad lo crees? ¿Que soy mucho más genial que ese gato bastardo, cierto?"

"¡Pero por supuesto! ¡Jabra-senpai es el mejor!" Proclamé con convicción y puños en alto, desafiando al mundo a decir lo contrario.

"Je… Jeje… ¡JEJEJEJEJE! ¡POR SUPUESTO SOY EL MEJOR!" Ladró con voz estridente y ambos puños en sus caderas lanzando carcajadas al aire. Los otros se estremecían por la risa cruda mirando con inseguridad al emisor.

Y luego se detuvo.

Congelado.

En silencio.

Nadie hablaba ni se movía.

Ansiaba su respuesta. Con anticipación del qué vendría. Reevaluando sus palabras, acciones, lo que sabía de él y lo que aún no. Porque este era un aún. Pronto lo sabría todo. Sobre él y los demás agentes. Los conocería mejor que ellos mismos hasta el punto en que no darían una sola respiración sin que yo lo supiera. Esa era mi objetivo.

Así que esperé.

Y no decepcionó.

La dirección de su cabeza cayó directamente a mí, con mirada escrutadora y sonrisa perdida. Entrecerró sus ojos dando pasos pesados rodeando la mesa en la que estaba. Analizándome con sospecha.

Mi teoría sobre su nariz quedó tachada entonces. Podría ser algo más como instinto canino.

Cuando volvió a su lugar inicial declaró. "Estás mintiendo."

Iré por instinto canino.

Atenué mi sonrisa destellante a una mucho más juguetona. Una más yo.

"¡Por supuesto que estoy mintiendo!" Mis puños en mis caderas. "¡Soy Reinbofokkusu! ¡La niña genio de esta generación!" Bajé los brazos uniendo mis manos detrás de mi espalda balanceándome de un pie al otro, y lo miré de frente. "Si quieres que alguien tan genial y sorprendente como yo sea tu kohai…" me detuve "…tienes que ganártelo." Sonreí con dientes y una curva maliciosa en la esquina de mis labios.

Había dos opciones más probables en esta situación: O Jabra se enfadaba por mi jactancia encontrándome más parecido a Lucci que con él mismo… O se enfocaría en mi reto. Un reto en el que tenía la oportunidad de mostrarme de lo que era capaz. Un reto abierto donde podría demostrar sus habilidades como superior.

Una oportunidad tan tentadora para que el canino moviera su cola y sacara la lengua.

Jabra sonrió. Esa sonrisa lobuna suya. No atenué la mía. Desde fuera los marines temblaban al ver nuestras sonrisas gemelas reflejándose una a la otra como espejos.

"Que así sea. ¡Te mostraré de lo que es capaz este senpai!"

"¡Bien!"

"Elige el desafío. Ya que eres nueva aquí seré complaciente contigo."

"¡Te cobraré la palabra! Prepárate, este es el primer desafío." Me incliné hacia él y él hacia mí, anticipación y emoción en sus ojos. La mesa como barrera entre ambos bandos. "¡Te reto a llegar a las puertas del primero piso antes que yo!"

"¿Una carrera hasta las puertas…?" preguntó dudoso. "Tengo piernas más largas que tú mocosa-"

"¡A la cuenta de 3…" lo ignoré volviendo al piso y poniéndome en posición lista para salir por las puertas del comedor. "2…" Jabra dejó sus dudas y tomó su propia posición, los marines alejándose alarmados del camino predispuesto. "…1, ¡FUERA!"

Ambos despegamos como cohetes de nuestros lugares.

Jabra corriendo en una increíble demostración de fuerza pura en sus piernas y velocidad.

Y yo…

Bueno yo corrí hacia atrás.

Directo a una enorme ventana.

Una enorme ventana que estaba convenientemente en línea vertical sobre las puertas de entrada del edificio. Más conocido en este momento, como la línea de meta.

Reí libremente cuando mi espalda atravesó los cristales rotos – Tekkai haciendo su trabajo- y reí aún más fuerte, como una demente, mientras iba en una caída libre directo al piso. Con mi vista en la ventana ya destrozada y cristales cayendo conmigo vi a varios marines y agentes sin número asomándose con horror.

Cuatro pisos. Caí tranquilamente por cuatro pisos antes de enderezarme y en el último aplicar un leve Geppo. Lo suficiente para detener mi caída y aterrizar con gracia frente a las puertas del edificio. Justo a tiempo también para ver de frente la mirada atónita de Jabra que corría con un dejo increíble hacia las puertas donde yo ya estaba esperándolo con una amplia sonrisa ganadora.

Sus grandes ojos saltones no se detuvieron ni alejaron de mi incluso cuando pasó a mi lado sin detenerse. Obviamente sin poder creer su derrota. Hasta que chocó de lleno contra el otro edificio.

"Uh…"

"Uf. Eso debió doler."

"Jabra-san…"

El eco de los espectadores cinco pisos arriba llegaron a mis oídos como una sinfonía de burlas para desgracia del lobo. Su cuerpo plasmado como estampilla en el concreto del edificio.

No fue con poca diversión que lo vi despegarse por la mera fuerza de gravedad y caer tieso al suelo, todo extremidades temblorosas y restos del material roto a su alrededor.

Ah. Podía sentir como esto calmaba un poco de mi irritación.

Tomé aire en mis pulmones y victoriosa anuncié el resultado a todo Enies Lobby.

"¡YO GANO!"

El sonido de los pequeños escombros cayendo.

"¡NO HAY MANERA!" Se levantó de entre los muertos de un salto. Ropa sucia y bigotes crispados. "¡QUIERO LA REVANCHA!"

Reí.

"TI LI LI LI LI LIN…"


"¡Te reto a saltar más alto que yo!"

"¡Ok!" Sonreí sin inmutarme.

"A la cuenta de 3," Hincamos nuestras rodillas lo mejor posible para tomar impulso e imperceptiblemente me acerqué más a él. "…2," Extendí mi mano izquierda sujetándome suave pero firme de su traje. "…1 ¡Fuera!" Y Jabra saltó.

Mientras colgaba de la parte inferior de su chaqueta de traje negro tuve un tiempo agradable observando a Enies Lobby desde una altura lo suficiente alta para pasar por sobre varios de los edificios regulares. La sensación de subir como un cometa y el viento golpeando sin piedad mi rostro fue encantador. Sonreí para mis adentros.

"¿Eh?" Fue cuando estábamos llegando al punto máximo de subida que Jabra notó mi ausencia del cielo. "¿Dónde está?" Miró a sus costados y abajo, pero no pudo hallarme.

En una demostración de agilidad y destreza planté mis pies en sus hombros tomándolo por sorpresa. Inclinando mi cabeza para sonreírle en su cara lo saludé descaradamente y despegué en mi propio salto desde sus hombros alcanzando a penas un cuarto más de la altura al que él llegó por sí solo.

No había forma en el infierno en que pudiera ganarle a ese lobo con la fuerza que tenía en sus piernas, pero no era necesario. Los trucos eran lo mío después de todo. Mientras ganara, era lo suficientemente bueno y nadie podría quejarse.

"¡AHG! ¡MOCOSA!"

"TI LI LI LI LI LI LI LIN ¡YO GANO!" Grité a todo pulmón mientras veía caer al lobo desde lo alto.

"¡UNA MÁS"


"¡Mi turno!" comencé una vez llegué al suelo. Jabra me miraba con desafío. "¡El que grite más alto gana!"

"¿¡QUÉ?!"

"¡3! ¡2!"

"No. Esper-"

"¡1!" Tomé aire.

"ESPERA ESPERA NO-"

"¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH…!"

"GYAAAAAAHH"

No era mi culpa que tuviera oídos sensibles, pensé mientras lo veía taparse los oídos con sus patas y sus dientes en un gruñido desesperado.


¡KACK!

Los pedazos de concreto volaron por doquier después de recibir el golpe de gracia de Jabra.

Luego se giró apuntándome con su pata.

"¡Te reto a hacer un mejor trabajo que yo haciendo pedazos este bloque!" Dijo mirando mis brazos flacuchos con malicia.

Caminé con tranquilidad al bloque de concreto al lado del anterior – Que en paz descanses, querido.- Inhalé hondo manteniendo el aire en mi estomago por un momento antes de soltarlo en concentración.

Jabra había utilizado Tekkai.

Pues yo tengo algo mejor.

Lancé mi codo hacia atrás ganando impulso y enseguida empujé mi puño hacia el bloque.

"¡PACKKKKK!"

Pequeñas moléculas de concreto volaron por los aires oscureciendo la vista de todos: Jabra, nuestros fieles espectadores marines/agentes, y yo.

En unas decenas de segundos el viento se llevó las partículas suspendidas dejando ver la destrucción que había provocado: nada. Simplemente había pulverizado el concreto. Mi bloque no era más que esferas microscópicas danzando con los vientos del mar.

Sonreí arrogante. Puños en mis caderas, nariz altiva y pecho paloma. "¡YO GANO! TIIII LI LI LI LI LI LIN…"

La mirada atónita y boca hasta el suelo de Jabra rápidamente cambió. "¡DE NINGUNA MALDITA MANERA!"

No era mi culpa tener conocimiento de haki, eran solo las reglas de la evolución: El más apto y todo eso. Aunque aún sin refinar, el Haki de Armamento seguía siendo increíble. Quizás si hubiera elegido una roca, hubiera resultado más difícil.

"TIIII LI LI LI LI LIN…" Continué riendo a expensas de mi compañero lobuno que seguía gritando maldiciones al cielo.


"¡Te reto a nadar más rápido que yo!"

Estábamos en la puerta principal de la isla. Debajo del agua, a unos centímetros en realidad, se lograban ver los rieles del Umi Resha.

"¡AH! NO. ESPERA OTRA VE-"

"¡El primero en llegar a la cerca gana!" Y con eso me lancé en un clavado perfecto al mar.

Mientras nadaba felizmente mis oídos captaban la maravillosa melodía de las maldiciones cada vez más floridas de Jabra.

No era mi culpa 'no saber' que era un usuario de fruta del diablo.

Lo sabía, por supuesto.

Pero él no sabía que lo hacía.

"Ti li li li lin"


"¡Te reto a inflar más globos que yo en cinco minutos!"

"¡OK!"

En comparación a Jabra que inflaba los globos con tanto esmero hasta el punto de parecer un bombín humano, inflaba los míos con una tranquila calma.

"Y… ¡tiempo!" gritó el marine haciéndonos detener.

Hice el último nudo de mi globo antes de dejarlo pasivamente a mi lado. Un Jabra azul y jadeante miraba mis siete globos con condescendencia, jurando por su vida que ganaría este reto.

"El ganador es… ¡Ene-san!"

"¿¡QUÉ…!?"

Con un latigazo incrédulo se giró a mirar al pobre marine que contó el tiempo. El hombre apuntó tembloroso a los escasos tres globos del lobo. Uno todavía desinflándose lentamente mientras soltando un silbido ensordecedor en el silencio del momento.

Se me escapó una risita y, antes de que Jabra me lanzara su mirada de ojos rojos enloquecidos, lancé mi aguja al mar.

Ups.

No era mi culpa que no pudiera proteger sus globos de mis garras.

"¡YO GANO! TIIII LI LI LI LIN…"

"¡NI UNA MIERDA!"


En realidad ya me estaba cansando del jueguito. Mi cabeza no paraba de palpitar y los gritos y gruñidos de Jabra no ayudaban en nada, más bien lo empeoraban. Así que estaba decidida a dejarlo ganar esta vez para poder dar media vuelta y esfumarme.

Sin embargo…

"¡Te reto a disparar a esa flor a tres calles!" Apunté mi rifle prestado.

"¡Ganaré esta vez!" Arrebató su propio rifle de otro marine. Apuntó y disparó.

PUM

PUM

No era mi culpa-

No, en realidad esta vez realmente no era mi culpa que Jabra se enfocara más en su Rokushiki que en otras habilidades básicas.

"¡YO GANO! TIIII LI LI LI LIIN…"

"NOOOOOOOOO…."

Maldición…

Supongo que puedo aguantar un poco más solo para ver lo ridículo que podría llegar a ser el hombre lobo. Había algo en encontrar satisfacción por la frustración ajena.


"¡Te reto a saltar la cuerda más veces que yo!"

No era mi culpa que un guijarro rodara convenientemente hasta debajo de sus pies haciéndolo tropezar.

"¡YO GANO!"


"¡Te reto a no pestañar antes que yo!"

No era mi culpa que aceptara el desafío antes de darse cuenta de que no podía ver mis ojos a través de la máscara.

"¡YO GANO!"


"¡Te reto a saber qué fruta del diablo tengo!"

"Inu Inu no Mi, modelo lobo."

"AKH"


"¡Te reto a saber cuál es el color de mi cabello!"

"¡Obviamente rubio!"

"¡No! ¡Es miel!"

"¡NO HAY DIFERENCIA!"


"…Ti li li li li lin~"

"¡GAHHHHH…!"

Kalifa siguió caminando por los pasillos de Enies Lobby ignorando brillantemente las voces estruendosas que habían estado cubriendo la isla desde la mañana.

Ya eran cerca de las cuatro de la tarde.

¡BAAAAAMMMMMM!

Una de sus cejas se crispó y en vano trató de ocultarlo mientras reposicionaba sus lentes.

No hace mucho la atmósfera en Enies Lobby era lo suficientemente adusta como para que todos se enfocaran en sus trabajos y guardaran silencio. El Levely se estaba llevando a cabo haciendo que cada pequeño error valiera. Y, sin embargo, desde esta mañana las risas, gritos, explosiones y similares se desataron tal cual patio de recreo siendo amotinado por niños.

PUM

POM

PUFFF

¡BOOOOM!

"Ese… idiota." Masculló irritada abandonando cualquier frente de profesionalismo.

Con pasos pesados fue hacia el ventanal más cercano ignorando a los pocos que caminaban por el pasillo. Inhaló cerrando sus ojos e, inmediatamente abriéndolos, sin soltar el aire, levantó su pierna y en una impecable muestra de habilidad, partió el ventanal con un fuerte estrépito.

¡CRACK…!

Con el rostro ensombrecido se levantó de un salto en el alfeizar. Los presentes con bocas abiertas quedaron asombrados por la esbelta pero imponente figura de Kalifa iluminada en los bordes por los rayos del sol. Se mantuvo quieta por un momen-

¡WACKHHHHHHHHH!

"¡YO GANARÉ ESTA VEZ!"

Saltó.

Debido a que se encontraba sólo en el segundo piso, no fue problema para Kalifa aterrizar con nada más que habilidad física. Y con la posición de su objetivo ya identificada, corrió sin miramientos en esa dirección. Su cabello corto rozándole las orejas.

"Ti li li li li li lin~"

Sus ojos se entrecerraron al ver a la recién llegada de máscara riéndose con deleite. Pero cobraron una agudeza significativa cuando sus ojos se posaron al fin en el hombre de bigotes que, a pesar de ser diez años mayor, parecía diez años menor.

Sin inmutarse al ser percibida por la chica, aceleró su paso y a la distancia correcta realizó un maravilloso salto con flexión del tronco atrás. El momento fue telegrafiado por los más hábiles, plasmado en cámara lenta como un precioso recuerdo. En cuanto a lo que vino después…

Cuando su pie hizo contacto con el rostro de Jabra, la belleza de tal magnifica hazaña se vio opacada por la cara desfigurada y el grito de dolor del hombre que voló lejos por los aires hasta perderse en el vasto cielo.

Kalifa, impecable como siempre, quitó el polvo de su traje con eficiencia y porte elegante.

"…Eso es acoso sexual."


Honestamente…

¿Qué podía hacer ante eso?

Nunca pensé que los efectos especiales podrían aparecer ante mis ojos en esta realidad… al menos no hasta que apareció Kalifa.

Tuve la tentación de frotar mis ojos hasta que mi mano fue detenida por la máscara en mi rostro. Aún podía ver la atmósfera brillante y femenina a su alrededor. Chispas de luz reflejándose por aquí y por allá.

…¿Qué diablos?

Kalifa enderezó sus lentes y enseguida se dirigió a mí y a todos los otros detrás.

"Los disturbios no están permitidos en Enies Lobby." Habló con severidad. "Mucho menos en estos momentos cuando el Levely se está llevando a cabo…"

Su diatriba continuó, pero no pude concentrarme en sus palabras cuando todavía sufría los efectos secundarios de su… resplandor…

Contuve a la fuerza la mueca de asco e incredulidad ante tanto brillo. Me enfoqué en parpadear adecuadamente hasta que las visiones - ¡porque son visiones, maldita sea! – se desvanecieran de mis ahora delicadas retinas.

"… impropio de ustedes como agentes del gobierno…"

Giré mis ojos al cielo para tomar un descanso. El sol parecía brillar menos que esas estúpidas chispitas.

Por cierto, ¿Jabra realmente voló tan lejos que su cuerpo se volvió una estrella?

Mi vida con mamá siempre fue simple y mundana, luego con el entrenamiento no había nada ni nadie de mención, supongo. Entonces ¿tenía que ponerme en contacto con personajes importantes en la trama para experimentar esta clase de 'efecto especial'?

El pensamiento solo es aterrador.

No me preparé para esto.

Necesito un ladrillo.

Para golpear mi cabeza.

De repente la inconciencia se veía como un sueño agradable.

"…volver a sus estaciones y ocuparse de su trabajo…"

Ah…

Creo que es momento de compartimentar. Debería dejar mi crisis existencial para más tarde. Enfocarse en la mujer de expresión rígida es la prioridad, sobre todo porque ahora somos ella y yo, nadie más a nuestro alrededor.

Y me sigue mirando.

No me era necesario sentir su Haki para saber lo enfadada que estaba. Su expresión de piedra me lo decía todo. Aun así, la sensación de su haki era incómodo, sobre todo cuando estaba dirigida a mí.

Tomaría un tiempo acostumbrarme cien por ciento a las tantas emociones floreciendo de la nada y a las fuertes que me venían directamente. Si no tomo control de ello, pronto se volverá más una debilidad que un arma. Y no. No necesito debilidades.

Inhalé profundo sin preocuparme en que se notara. Era mejor enfocarme en Kalifa ahora. Calmar el aura embravecida antes de que ocurra una reacción poco propicia como lo sucedido con Law.

"Lo lamento, Kalifa-san. Con la aparición de Jabra-san olvidé totalmente lo que estaba pasando a nuestro alrededor." Me disculpé con voz lastimosa. "Pude haberme emocionado un poco con la bienvenida de Jabra-san. ¡Él era taaan divertido!" Acabé dejando que una pequeña risita se me escapara al final.

"Por supuesto que tenía que ser él." Entrecerró los ojos a la distancia, hacia donde el lobo meteoro había sido lanzado sin piedad y masculló algunas cosas sobre el acoso sexual.

Sopesé las opciones de quedarme, continuar interactuando para una mejor relación. No obstante, mentiría si dijera que no estaba cansada.

Jugar con Jabra durante seis horas seguidas le hacían eso a uno. Más si agregamos que hace poco acababa de recuperarme. Necesitaba comida, descanso y paz al menos por un día más. Entonces no tardé mucho antes de desaparecer del radar de Kalifa.

Los edificios destruidos, suministros esparcidos por las calles, humo y un poco de fuego en ciertos puntos no fue para nada una sorpresa. El pensamiento de haber estado involucrada en aquel desastre de hecho me alegraba los ánimos.

Supongo que Jabra era un buen socio en el crimen.

Y una excelente carne de cañón cuando se necesitara.

Caminé a pasos ligeros, saltando una que otra vez los escombros. Fui extremadamente consciente de la leve sonrisa curvando mis labios.


El cielo fuera del alcance de Enies Lobby estaba completamente oscurecido cuando varios barcos atracaron en los muelles de la isla judicial. Tanto marines como agentes sin número se apresuraron a bajar cargando sus armas con expresiones severas tratando de ocultar el nerviosismo que les causaba la vista. El repiqueteo de las fuertes pisadas contra la madera era lo suficientemente fuerte para intimidar, aun así ningún perpetrador se veía huyendo o atacando.

Siguiendo con la formación establecida para estos casos, con cuidado y ojos atentos se movieron dejando paso a las personas más fuertes cuya jurisdicción en la isla era absoluta bajo el nombre del CP-9.

El primero en bajar fue Lucci, su mirada impasible. Hattori girando en círculos a unos metros sobre su cabeza después de haber vuelto de monitorear los alrededores del muelle. Kaku lo seguía con el ceño fruncido.

"¿Qué pasó acá?"

Lucci no pensó en una respuesta que no conocía. Hattori parecía haber encontrado nada y los ruidos no eran diferente a los hombres trabajando. Cualquiera que hubiera sido la situación aquí, ya había terminado dejando solo las repercusiones.

Ambos estaban volviendo a Enies Lobby después de su agotadora asignación en Marie Geoise cuando por el llamado del vigía sus agudos ojos divisaron unos cuantos hilos de humo saliendo de la isla sin noche. De inmediato el ambiente en los barcos se tensó. No se necesitaron órdenes antes de que comenzaran a mover los cañones, preparar armas y acelerar el buque.

Una invasión a Enies Lobby era el peor error que podían cometer los invasores. La fuerza más poderosa del gobierno mundial vivía en esta isla. Un hogar de una isla completa. Lucci y Kaku estaban listos para hacer pagar a los bastardos que tuvieron la osadía de meterse en su territorio.

Los rumores sobre la insensibilidad, desinterés e indiferencia del CP-9 no eran mal infundados. Eran de hecho la base del carácter de todos ellos. Un prerrequisito que aseguraba el éxito en las misiones y el buen funcionamiento entre los distintos equipos que se irían formando durante las mismas. Podían desagradarse entre ellos, pelear entre ellos e incluso menospreciarse y aun así seguir adelante con la misión que se le encomendó. No por deber, mucho menos por un profesionalismo obtuso.

No.

Era por orgullo.

Entonces, al ver la que podía llamarse su casa en llamas y destruida, por muy poco que fueran los daños, sin que ellos hubieran sabido de esto, tocó una fibra sensible en su orgullo. La fortaleza, el lugar que debía ser el más seguro de todos en la primera mitad del Grand Line debido a su sola presencia, había sido quebrantada.

Sin gastar más tiempo ni palabras, ambos agentes avanzaron sin demostrar más emociones que la habitual impasibilidad. Sus pasos duros la única evidencia de su descontento. Sus cabezas ni siquiera viraron hacia la destrucción que se cruzaba en sus caminos, pero era una tontería pensar que no estaban tomando nota de cada una de ellas y sus posibles causas.

Golpes.

Explosiones.

Cañones y rifles.

Otros solo eran un montón de escombros.

Agentes corriendo a apagar los fuegos y marines recogiendo piedras y escombros.

Estaban todos tan inmersos en sus tareas de limpieza que apenas notaron la llegada de Lucci y Kaku. Los dos agentes recibían cortos saludos antes de que salieran corriendo llevando carretillas, palas y mangueras con ellos.

Esquivando a aquellos que no se percataron de su llegada cruzaron el Palacio de la Justicia hasta la Torre con la intención de encontrarse con su jefe. Darían sus informes como lo exige el protocolo y en el momento siguiente obtendrían sus respuestas al desastre.

Lo que no esperaban, era la respuesta de su desconsolado jefe enterrado en torres de papeleo.

"…¿Qué?" La incredulidad de Kaku era superada solo por la de Lucci, a pesar de que se mostraba impávido en el exterior.

Incluso cuando Lucci ya había esperado las reacciones de sus compañeros con la reciente llegada de un nuevo integrante como Reinbofokkusu, Ene, nunca se le pasó por la mente que sus jugarretas terminarían avivando la bobería de Jabra hasta el punto de prácticamente destruir la mitad de Enies Lobby. Le bastaba ver por la ventana de la oficina para saber que esta vez, los lamentos de Spandam estaban justificados. Más de la mitad de los papeles a la vista tendrían que ver con los destrozos y gastos hechos en un único día.

"Al parecer Jabra intentó retar a Reinbofokkusu en varios juegos inútiles." La voz de Kalifa siempre plana ahora no era más que molestia goteando de sus labios. Los quejidos de Spandam de fondo. "Por supuesto Jabra ya ha sido castigado. Me aseguré de ello personalmente." Acabó con los ojos entrecerrados y volviendo a ajustar sus lentes.

"Ese Jabra." Suspiró agotado Kaku. "Siempre causando problemas."

No. Lucci podía ver claramente que esto era el resultado completo de una niña aburrida cuyo objetivo en la vida era ver desarrollarse el caos. Él mejor que nadie podía ver los rastros de la manipulación que llevaron a Jabra a ser el señuelo. Durante el viaje aprendió mucho más de lo que cualquiera de los presentes en esta oficina tenía presente. Casi sintió simpatía por ese lobo descerebrado. Casi.

Una breve sonrisa apareció en la comisura de sus labios. Tosió en su puño tratando de ocultarla y llamando la atención de los demás. "¿Dónde está Jabra?"

"En la enfermería." Kalifa le entregó otro reporte a Spandam quien entre murmullos ya estaba planeando enviar a Jabra a una misión a largo plazo.

"Es justo. Esta vez se lo merece." El cansancio había alcanzado a un Kaku ya agotado después de un largo día vigilando a los nobles. "Sería bueno que se mantuviera ahí por mucho tiempo."

"¿Y Ene?"

"¿Ene?" Kalifa pregunta confundida.

"Reinbofokkusu." Lucci aclaró. Pensó que su nombre, o como se hacía llamar, ya había sido divulgado desde que ya había atracado en la isla, pero pensándolo bien, jugar con Jabra y los resultados de ello pudo haber destacado más que los rumores en la mente de Kalifa.

"Oh. Creo que está en su habitación." Parpadeó Kalifa archivando esa nueva información. "Espero honestamente que esté reflexionando por sí misma y que no vuelvan a ocurrir desastres como este."

Lucci lo dudaba.

Ambas cosas.

Era imposible que estuviera reflexionando sobre lo que ella misma provocó intencionalmente. Sería más seguro decir que estaba planeando sus siguientes acciones para sacar de quicio a todo el personal de Enies Lobby.

"Ya veo." Respondió sin embargo. Esperaría pacientemente hasta que todos se dieran cuenta del diablo con aspecto de niña que emplearon.

"Quizás esté avergonzada por haberse dejado llevar." Kaku suspiró con exageración. "Una niña sigue siendo una niña. Es molesto."


Un piso debajo en el mismo edificio, en una habitación con las ventanas y cortinas cerradas, yacía una Yua completamente dormida con rostro relajado y pequeños resoplidos saliendo de entre sus labios.