Pasos
El túnel estaba frío y húmedo, las linternas viejas y amarillentas hacían poco para iluminar el camino de adoquines resbaladizos. Pero era demasiado inquietante estar bajo tierra sin opciones más que retroceder o avanzar.
PasOs
Pasamos muchas puertas a lo largo del túnel antes de que nos detuviéramos frente a una de ellas. No tenía nada de especial, gemela de sus otras hermanas a izquierda y derecha.
KWink
La puerta de metal chillona se abrió. Nos adentramos en la habitación. Oscura, sucia, una silla de metal en el centro y otra mesa del mismo material contra el muro de concreto.
Estaba confundida. Pero la 'instructora' se aseguró de aclarar mi mente confundida- "Siguiente lección." Ojos agudos y emocionados clavándose en mi cabeza. "Tortura e interrogatorio."
Vi venir su mano. Lo hice. Intenté apartarme por instinto, pero mi cuerpo débil por el veneno de la mañana, mezclado en mi desayuno como era lo habitual, no era especialmente obediente a mi voluntad.
Tomó de mi brazo con saña y me lanzó a la silla. Los asistentes que no había visto antes, que se mantuvieron dentro de las sombras y no pude percibirlos ni siquiera con mi haki, aparecieron para atarme.
Tenía miedo.
SAbiA lo quE vEndRia.
…
No me gusta el dol-
…
Risas.
Muchas risas.
Feas y ruidosas.
"Esta perra no va a hablar ¿eh?" Una voz burlona, gruesa, haciendo eco en mi cabeza.
Abrí los ojos que no había cerrado.
Ah.
Esto era… Ya no estaba atada de manos a una silla sucia y oxidada. Estaba atada a una silla de madera gruesa y asientos acolchados de un llamativo color rojo.
El ROjo erA mMi SanGRE.
Sollocé.
Más risas.
"Vamos perrita. Díselo aquí." Voz rasposa, sonrisa maliciosa, ojos desquiciados. "¿Quién te envió?" Su puño cubierto de púas de acero chocó con mi rostro.
Grité.
Había gritado.
Entonces, ¿por qué no se oyó ningún grito?
…
"Dime tu nombre real. ¿Quién eres?"
La 'instructora' frente a mí mantenía en alto la barra de hierro, listo para golpear mis piernas otra vez si no contestaba.
No contesté.
¿Por qué iría a contestar?
Ese nombre es mío. Nadie más lo sabría. Es el nombre que me dio Emma. Lo único que me quedaba de mi madre.
Esta mujer no lo obtendría. JAMÁS.
KUOGH
Esta vez el acero contra mis piernas rompió mis huesos. Pero lo aguanté. No era mi primera vez en este rodeo.
Reí en mi interior. Me mantuve en silencio en el exterior.
Pudo haberme tenido aquí mucho más que unos solos días para la 'lección'. Pudo haberme torturado ella misma sonriendo complacida una y otra vez. Pudo haberme arrebatado la máscara. Y aun así, iba a necesitar mucho más que eso si quería lograr algo de mí.
Levanté mis ojos verdes a su rostro. Nada se dijo. Mi expresión que antes se arrugaba por el dolor y se estremecía por temor ahora se mantuvo impávida. No obstante, fue suficiente.
"¡Maldita mocosa!" La barra estaba de vuelta, esta vez directo a mi cabeza. Podía reírme en ese momento – la cara roja de furia de esa mujer, las venas a punto de explotar en su cuello y gruñido feroz – pero me contuve. No le daría más diversión. "¡Te enseñaré-¡"
Ah… quería reírme. Pero por qué-
…
¿Por qué estoy llorando? ¿Por qué mi rostro está lleno de mocos? ¿Por qué mi cuerpo está temblando? ¿Por qué - ?
"¡Yo no lo hice!" ¿Por qué estaba gritando? "¡No sé! ¡No sé, hic, n nada…" ¿Por qué estaba respondiendo? "Por favor… hic hic. Por favor. Déjenme ir." Supliqué.
Ya no había risas de fondo. Un único hombre de pie frente a mí. Ya no estaba riendo. No podía ver su expresión con mi vista nublada por la sangre y el llanto. Mi garganta dolía tanto. Mi cuerpo temblaba. Estaba tirada en el piso suplicando en un charco de mis propios fluidos, la silla abandonada y rota en un rincón.
"Así que de verdad no tienes idea ¿eh?"
"Por fav-" Otra súplica más interrumpida por mi tos descontrolada.
"Ah…" PAsos. Se acercaba. Su mano tomó los mechones de cabello más cercanos a mi cuero cabelludo y tiró. "Ya ni siquiera eres bonita." Me arrastró por el piso fuera de la habitación a lo que recordaba que era un pasillo.
"¡Oi! ¡Tú!"
"¿Mh? ¿Qué?"
"Toma." Lanzó mi cuerpo. Si pudiera seguir gritando lo hubiera hecho. Pero ya no sentía más que sangre y sangre brotando de mi boca. "Tírala por ahí."
"¿Te dijo algo?"
"La perra no sabía nada desde un principio."
"Pff. Si lo sabías ¿para qué hiciste tanto alboroto?"
"Je. Las cosas han estado un poco aburridas acá…"
Estaba en el piso otra vez. Como un pez muerto. Quería correr. Quería gritar. Pero no podía moverme. Mi cuerpo estaba tan pesado.
Con voces transformadas en murmullos de fondo sentía mi consciencia desvaneciéndose.
Moriría.
Había tanto rojo. Tenía que morir.
Pero.
Esto se había repetido tanto antes.
Sangraría. Sangraría. Seguiría sangrando.
Y no moriría.
Quedarían las cicatrices.
Mi sangre en el suelo.
Pero no moriría.
No tenía descanso.
Como si estuviera hecha para sangrar.
…
No moriría.
Sangraría, pero no moriría.
Si eso es lo que estaba intentando hacer esta mujer, pues se equivocaba. No lo haría.
Tenía taaantas ganas de reír ahora,
que si no lo hacía, sentía que iba a eXploTAr.
"¡Tú-¡" gruñó.
Ups. Se me soltó una risita.
PEro es que es taaaaaaaaaaaan gRAciosa.
"Ins- Instructora D. Creo que ya fue suficiente."
Jadeando como una perra moribunda, cubierta con mi sangre y la cuchilla en su mano temblando de rabia.
¿Qué instructora? ¿Qué agente del Cipher Pol? ¡No era más que una perra sin sentido! UNA DON NADIE QUE EL GOBIERNO USABA PARA LIMPIAR LA BASURA.
Pobre mujer. Debió pasarla muy mal para acabar de esta manera.
Mis labios temblaban. ¡Debía aguantar! Sería una total falta de respeto reírme en su cara.
"…creo que ya es suficiente-"
"Pff."
Las voces del hombre intentando detener a su superior se detuvieron de golpe. No pude evitar sentirme un poco culpable por ello. Estaba sUplicaNndo tAn bonito.
"Ay," Mi voz salió como grava. "Lo siento. Es que uff, son tan graciosos." ME reí.
Por primera vez después de tanto tiempo, lágrimas escapaban de mis ojos. No estaba arrepentida de ello. Era porque las lágrimas eran de risa. De hecho estaba muy agradecida. Nunca me había reído tanto.
Ver a esos dos cacareando entre ellos, creyendo ilusamente que podían ganar en esta batalla de voluntades. Pensando que podrían romper lo que ya estaba roto.
Ah… un chiste.
Entonces reí.
¿Qué más podía hacer? Esfuerzos tan inútiles. Tal vez hubiera temido más si intentaran unirme. Pero incluso eso ya era un esfuerzo inútil, estaba a millas de distancia.
"¡CAllaTE!" Rugió entre mis risas y ese dolor sordo de su cuchillo abriéndose paso en mi pecho una y otra y otra vez. "¡SILenCIO!"
¡PFF! Quería matarme.
¡A mí!
¡Quien estaba hecha para SANGRAR!
Y entonces mis risas se ahogaron en flujos y flujos de sangre.
Mis ojos desvestidos miraron los de la mujer a unos centímetros de mi cara. SOnrisa de suficiencia en su rostro.
"Ríe todo lo que quieras. Has enloquecido, mocosa."
Sonreí más ampliamente. Dientes cubiertos de sangre.
Se estremeció y la sonrisa tambaleó.
Me acerqué provocando que el dolor del cuchillo aún enterrado en mi pecho se extendiera con saña.
"¿Enloquecido?" Repetí con burla. "No. Lo que soy ahora no es diferente a lo que he sido siempre."
"Incluso si te vuelves la peor villana del mundo, seguiré siendo tu madre, Yua."
De mi cuerpo quebradizo y voluntad al rojo vivo, de un tirón solté mi mano atada con barras de acero. De mi fuerza casi extinta en la hoguera y mis deseos avivando lo que quedaba de carbón, sujeté su cuello para tener a la mujer asustada a un centímetro de mis ojos.
"SUel- ck – tame!"
"…" Sus brazos me arañaban, golpeaban.
"Dej- jame – ir"
No lo hice. La observé desesperarse hasta el punto en que apenas podía levantar sus brazos.
"¿¡Qué-kc qué eres-"
Entonces hablé.
"Puedes hacerme sangrar." Escupí. Sus ojos temblorosos. Boca entreabierta en busca de aire.
Rostro morado.
Cuello cada vez más frágil.
"Pero jamás podrás matarme."
CRACK
"No moriré."
…
"No lo hARé."
Ah…
Cierto.
… YO odiaba el DolOR.
Abrí los ojos a los rayos de sol que se filtraban de las cortinas.
Parpadeé.
Delgadas. Las cortinas eran demasiado delgadas.
Me incorporé observando mi cama amplia y almohadas mullidas. Eran bastante suaves.
Bostecé.
Estiré mis brazos por sobre mis hombros recobrando la elasticidad natural de mi cuerpo y me puse de pie en dirección al baño. Preparé la bañera con muchas burbujas y espuma, sumergiéndome al instante que se hubiera llenado, y me mantuve ahí hasta que todos mis músculos se hubieran relajado.
Caminé en bata y pantuflas buscando el ungüento para mis manos. Y mientras lo aplicaba veía las cicatrices menos notorias que el día anterior. Era una medicina realmente buena. A este paso, era muy posible que mis preocupaciones por las cicatrices reconocibles se hayan ido como polvo al viento. Terminé de vendarlas con delgadas gasas que no obstruían mis movimientos y me miré al espejo.
Era una versión más infantil de Emma con el cabello azul en vez de negro. Ojos verdes, grandes y brillantes, pero vacíos.
Seguía sin entender lo que el mundo podía ver a través de ellos cuando lo único que yo era capaz de ver era una neblina de nada.
Mi mano levantó el mechón de cabello que ocultaba la cicatriz en la parte superior izquierda de mi frente.
Honestamente. ¿Qué es lo que veía esa mujer para enfurecerla tanto?
Mis ojos cayeron a mi pecho de niña cubierto por la bata. Muchas más cicatrices se ocultaban debajo. Las del lado izquierdo eran especialmente grotescas. El cuchillo no había alcanzado el corazón, pero sí arañó la carne alrededor de él. Me gustaba pensar que en ese momento instintivamente usé haki alrededor de mi corazón.
…
Bufé.
Salí. Me vestí. Tomé la máscara que descansaba sobre el velador recorriendo los dibujos en pinceladas rojas con mis dedos. La até a mi cabeza enredando las cuerdas entre mis cabellos trenzados para que se mantuviera sujeta fuertemente, y dejé que mi Haki de observación se extendiera a mis alrededores sintiendo la punzada molesta en el centro de mi frente.
Estúpidas emociones ajenas.
Salí de la habitación por la puerta corrediza hacia la otra mitad del cuarto al que había designado como oficina por un lado y recepción por el otro. Un escritorio de espaldas a los ventanales, libreros altos casi vacíos en las paredes a sus costados para el primero. Al lado más cercano de la puerta principal, sofás y sillones cómodos alrededor de una mesita de café para invitados, que sinceramente esperaba no tener.
Tomé el cuaderno sobre el escritorio, lo guardé en mi bolsillo oculto y caminé a la puerta asegurándome cuidadosamente de que todo estuviera en su lugar antes de abrirla.
Y con justa razón. En el momento en que abrí la puerta la vista de cabellos largos y pálidos revoloteando sobre un hombre gigante no me tomó tan por sorpresa como lo hubiera hecho si no supiera que alguien fuerte me esperaba.
"Yoyoi~" Un cómico 'kabuki' en mi puerta.
"Yo... ¿yoi?" Ladeé mi cabeza interrogante.
"¡Yoyooi~!"
"¡Hola, soy Ene! Un placer." Ignoré sus estupideces y tomé su mano extendida graciosamente, sacudiéndola desde sus dedos.
"El placer es mííio, estimada Ene-sann. Yoyoi~. ¡Soy Kumadori, el sennin! Estoy muuy feliz de tenerte como nueva camaraada~"
Sabía que Kumadori era uno de esos personajes extraños. Bueno, todos en el CP-9 lo eran, pero él era el que se llevaba con creces su excentricidad. Aun así me sorprendió un poco la diferencia entre la realidad y la ficción. Era por lejos, la persona más graciosa que había conocido en esta vida. Sus posturas extrañas, su voz cantarina, lenta y modulada tan perecido a un kabuki, y esos cabellos ondulantes.
Así que ese era el Seimei Kikan.
"Tilililin~ ¿En qué puedo ayudarte Kumadori-san?"
"¡Yoyoi~ Nuestro jefe ha estaado preguntanndo por ti."
"Ya veo. ¡Iré con el jefe, entonces!"
"¡Te aacommpañaré~!"
Kumadori abrió el paso hasta la oficina de Spandam. Lo seguí obedientemente pensando sin sentido sobre qué estaba planeando ahora el hombre, ya que con la reciente evolución en mi haki alcanzaba a sentir la urgencia, maravilla y logro del bastardo. Al parecer durante mi inconsciencia se dignó a revisar mi informe.
Tuve la esperanza de que me permitiera salir de Enies Lobby pronto. Tomaría la oportunidad de ajustar esta horrible sensación de tener los sentimientos de todos pinchando mi cráneo. Un tiempo alejado de las presencias fuertes puede ser la solución. Luego me iría acostumbrando lentamente. Solo un breve descanso fuera, eso necesitaba. Y si Spandam no me lo da no me quedará de otra que intervenir. El hombre podía ser bastante estúpido.
Mientras, traté de enfocarme en el hombre frente a mí. Recordaba que actuaba como un kabuki y era bastante leal. Si no mal recuerdo, también tenía esta cosa de la ideología varonil o algo así: 'Los hombres no lloran ni se rinden'. Ese tipo de cosas.
Me hacía preguntarme si con la confianza y camaradería suficiente sería capaz de traicionar a Spandam si se lo pedía.
Lo observé con detenimiento ignorando los saludos corteses de quienes pasábamos en los pasillos y escaleras. Su postura no era completamente erguida así que su altura real era mucho mayor a la actual. Su bastón era su principal arma junto con el Seimei Kikan. Quizás un bastón normal de estaño, pero no normal en sus manos.
Pero su nivel de Doriki tampoco era algo muy importante. Entonces su poder no venía de su fuerza sino de sus habilidades de 'sennin', como los llamaría él.
Sennin, sennin. Los Sennin eran ermitaños capaces de abandonar el plano terrenal, es decir, inmortales. Y poseían poderes sobrenaturales. Kumadori era capaz de controlar las funciones vitales de su cuerpo y aumentar su esperanza de vida. Supongo que eso podría contar como poderes sobrenaturales del folklore japonés. Sin embargo, si eso era todo, estaría un poco decepcionada.
De acuerdo con la definición y cuentos de un Sennin, o Kumadori aún no alcanzaba ese plano no terrenal o simplemente su poder tenía otra explicación. Quizás una derivada o evolución del Rokushiki. Después de todo, básicamente también controlamos nuestros cuerpos a voluntad para adquirir y utilizar las técnicas. O bien, es otra habilidad y Kumadori la está usando para exagerar su personaje de sennin, como yo suelo utilizar el carácter travieso de un zorro como Reinbofokkusu.
Además, su conciencia situacional también era avanzada. A pesar de que mantuve mi rostro en dirección a las ventanas y mi presencia reducida a una quinta parte, pudo sentir mis ojos claramente sobre él. La tensión en sus hombros y las breves miradas pobremente disimuladas en mi dirección, lo delataron tan claro como el agua.
Su conciencia situacional era genial, pero como infiltrado, quizás era peor que yo. Al menos podía mantener una fachada decente si mantenía mis ojos fuera del foco, pero Kumadori… era demasiado honesto.
Por un lado es genial. Nadie pensaría que es un asesino del gobierno. La cubierta perfecta. Si se mantiene dentro de un equipo que desvíe la atención lo suficiente de él, sería un trabajo perfecto.
Asentí con mi cabeza concluyendo con mi evaluación. Obviamente, Kumadori se percató de esto.
"Yoyoi~" Comenzó mirándome extrañado. "¿Hay algún probleemma~?"
"Nop, para nada, Kumadori-san." Lo despedí. No seríamos cercanos, pero tampoco enemigos. Seríamos capaces de apoyarnos en la lealtad. "¡Apresurémonos! ¡El jefe debe estar ansioso por nuestra reunión!" Sonreí adelantándome.
Las vibraciones ansiosas de Spandam se volvían cada vez más intensas.
Caminando entre saltos apresurados llegué a las puertas de Spandam y las abrí con estrépito para anunciar mi llegada. "¡Ya estoy aquí, jefe!"
"Hemos regressado~ Yoyoi!" Kumadori detrás de mí.
"¡Te dije que la trajeras hace dos horas!"
"Yoyoi~ No podía haceer nada cuando ella estaba dormidda~"
"¡No me importa!"
"Deberían entrar sin escándalos." Esa era Kalifa de pie cerca de Spandam, con papeles en sus manos otra vez. "Eso es acoso sexual."
"¡He cometido un error~!"
"¿Acoso sexual otra vez?"
"Ahora… ¡COMETERÉ SUPPUKU! ¡TEKAI!"
Sin perder tiempo en el teatro tradicional personal de Kumadori fui directo hacia Lucci, quien estaba descansando en los sofás de la oficina junto a la nariz cuadrada de Kaku.
"¡Lucci-san, Hattori-san!" Canté acercándome entre saltitos.
"¿Mh?" Kaku me miró desde debajo de su gorra con ojos inquisitivos.
"Prru." Hattori amablemente levantó una de sus alas en señal de saludo. Tan lindo. Sonreí y tomé asiento en uno de los sofás individuales también.
"¿Llegaron hace mucho?" Chirrié.
"Hace unas diez horas." Respondió Lucci sin dejar de mirar mis manos y ganándose una ceja levantada de Kaku. ¿Lucci notó las cicatrices? Pff, obviamente. "Duermes demasiado."
"Mah. Sólo recargando energía." Despedí fijándome en Kaku. "¡Hola! Tú debes ser Kaku. ¡Gusto en conocerte!" Sonreí con dientes blancos.
"Hola también. He escuchado mucho de ti." Su sonrisa era agradable, pero sus ojos mantenían esa agudeza. Era muy parecido a Lucci en ese sentido. "¿Ene-chan, no?"
"Tilililin~ Sí. Eso suena bien." Hice ademán de mirar por toda la habitación buscando al lobo cuando podía sentir claramente su presencia enfurruñada en la enfermería. "Por cierto, ¿Jabra-san no viene?" Ladeé mi cabeza.
"Jabra está reflexionando por sus… fechorías." Kalifa se acercó entrecerrando los ojos como le era habitual en su mirada seria.
"Oh. Cierto." Fingí comprensión. "Ne. Kalifa-san. Jabra-san es muy retozón ¿no?"
"Más de lo que me gustaría. Tenlo en cuenta y no caigas en sus provocaciones nuevamente."
"¡Sí, señora! ¡No jugaré más con Jabra-san!" De pie juré dibujando una cruz sobre mi corazón.
Kalifa asintió satisfecha, Lucci detuvo rápidamente el tambaleo de una sonrisa formándose en sus labios, y Kaku observaba todo con atención y un poco de incredulidad.
"¡Bien! ¡Ene, ven acá!" Spandam me tendió el generoso informe de siete centímetros de ancho que me esmeré en escribir.
"¿Mh? ¿Qué es?" Me acerqué curiosa. Tomé los informes y revisé las páginas arrugadas de tanto pasarlas. Todo normal. Miré a Spandam interrogante.
Spandam me miró sin pestañear. Su haki una mezcla rara entre ansiedad, incredulidad, esperanza y codicia. Lo ignoré. Quería que lo dijera con palabras. Así que terminé ladeando mi cabeza fingiendo no saber lo que lo mantenía tan inquieto.
Pestañeó. Pareció entenderlo. "Eso… ¿de dónde lo sacaste?"
"¿Eh? De los laboratorios de Germa, por supuesto."
"¿¡EEHHHHH?!" En su exclamación tiró todos los papeles sobre su escritorio y la taza de café sobre ellos, pero por una vez, pareció no importarle. "¿Real-realmente lo sacaste de Germa 66?"
Exhalé como un toro por mi nariz. Me sentía un poco insultada. "¡El jefe me dijo que fuera a Germa a sacar la información de las piedras! ¡Tuve que entrar a los laboratorios y su biblioteca!" Aunque era entendible su reacción. La sorpresa e incredulidad de los otros también se sumaban a Spandam. "¡Pase por un infierno ahí, jefe! UN INFIERNO. ¿Sabe cuántos informes tuve que leer para poder encontrar lo que usted quería? ¡Casi se me caen los ojos!" Terminé dejando el informe sobre el escritorio con un golpe.
Me lancé de vuelta al sofá, esta vez con las piernas y cabeza sobre los reposabrazos, abrazando la almohada sobre mi pecho y haciendo pucheros.
El primero en recobrar la compostura fue Lucci. No dijo nada ni reaccionó. Pero supongo que era el único que creía que podía cumplir con la misión. Anteriormente había visto mis habilidades. Perfectamente podía pensar que había ocultado algunas de ellas o haberlas superado durante la misión. Lo cual, sí. Fueron ambas.
"Imposible… pero esto… esto…" Spandam seguía mascullando en su incredulidad.
"Entonces…" Kaku llamó la atención de todos menos del que se suponía era jefe nuestro. "¿Qué tienen esos informes?" Preguntó dudoso y con un poco de aprehensión.
"Lo mismo me gustaría saber." Kalifa tomó los papeles del tonto Spandam y los ojeó página por página. Rápidamente saltó las primeras hasta que fue bajando la velocidad con el ceño ligeramente fruncido. "Abandonaste a los marines y tomaste un bote sola hacía la última ubicación avistada de Germa…" Me miró. A lo que fingí no escuchar y silbé una melodía desastrosa. Hattori aportó su propio 'Prru' a la melodía. La rubia continuó leyendo, tratando de resumir y destacar lo importante. "Tardaste tres días en llegar y tres días para-"
La mano de Kalifa se detuvo por un momento. Pupilas temblorosas. Antes de pasar página tras página observando con detenimiento pero con avidez.
"Yoyoi~ ¿qué dicee ahí?"
Pero Kalifa no respondió.
"¿Kalifa?" Llamó Kaku también.
Mientras seguí ignorando – parcialmente - lo que pasaba, enfocándome más allá de la ventana con mi cuello doblado en un ángulo extraño. Al menos hasta que sentí la mirada de Lucci. De inmediato reaccioné mirándolo de vuelta. Su ceño estaba fruncido pero hizo un ligero movimiento interrogante con ellos. Y cuando digo ligero es porque era realmente ligero. No lo hubiera notado si no fuera tan observadora. No obstante, en respuesta solo le sonreí en silencio y travesura, formando el signo de paz con mis dedos.
Su ceño se frunció más.
Lo que me hizo pensar… que en realidad este tipo de comunicación era extraña. Lo suficiente como para tener que evaluarla adecuadamente.
"Son los planos de Germa 66."
"¿Qué?"
Dejé de mirar a Lucci concentrando mi vista devuelta a la venta.
"Son los planos con las ubicaciones de ventanas, puertas, pasadizos, cámaras, guardias," Kalifa respiró. "tiempos e intervalos de rotación… de guardias y den den cámaras."
¿En qué momento me acerqué a Lucci? Sí, era el que sorprendentemente más me agradaba, pero eso no significaba que la relación llegara a este pequeño pero importante punto de partida a la amistad. ¿Será porque teníamos ideologías muy parecidas?
"Cantidad de soldados guardias, mucamas… Perfiles de los científicos trabajando para Germa…"
No me molesta gravemente la amistad en realidad, pero es un poco molesto que la relación no sea unilateral. Prefería que los otros creyeran ser cercanos a mí, no yo sentirme cercana a ellos. Que ambos nos estemos acercando el uno al otro puede ser un problema a futuro. El acercamiento emocional nunca fue bueno. Emma-
No pensaré en eso ahora.
El caso es, si Lucci fuera el único en sentirse cómodo en una 'amistad' conmigo, sería lo ideal. Podría hacer uso de la manipulación emocional y poco a poco escalar a la psicológica. Ahora, si es en ambas direcciones… Bueno, por experiencia, eso no volverá a pasar.
"Espera. Estos son… ¿sistema de seguridad contra invasiones?"
"Son las armas. Planos básicos y su capacidad de poder al parecer. Aléjate de mí. Eso es acoso sexual."
"Ah, lo siento."
Sólo hay una cosa que hacer a partir de aquí. Tener cuidado. Mantenerme precavida. Asegurarme de que el lazo sea de un solo lado. Está yendo bastante bien como está, si lo mantengo así, este lazo se convertiría en una gran arma en el momento adecuado.
"¡También hay sensores, yoyoi~!"
"Ustedes…" Ah, Spandam volvió a la vida. "Página… 506"
"¿506?" Kaku repitió. Lucci estaba interesado.
Kalifa buscó la página, pasó un momento y la atmósfera cambió de pronto. Era un poco pesada y mi cabeza comenzaba a palpitar por la neblina de emociones de estos tipos. Todos encerrados en una habitación lo empeoraba al parecer.
"¿Qué es?" Lucci preguntó sintiendo el cambio y definitivamente no ayudando a mi pobre cerebro sobrecargado.
Kaku tragó.
Kumadori tragó.
Kalifa inhaló. "Son las últimas modificaciones hechas a Vinsmoke Yonji y Vinsmoke Reiju."
"Vinsmoke," Saboreó Lucci. "¿Los hijos de Vinsmoke Judge?"
Kalifa asintió antes de fruncir el ceño. "¿Factor de linaje? ¿Qué es eso?"
Sonreí sin mirarlos.
"Factor de linaje… Realmente existe." Murmuró Spandam para que todos los escucháramos. Entonces decidí intervenir.
"Lamentablemente no pude encontrar los datos del 'factor de linaje' ni su investigación. Pero con las modificaciones que se les hicieron a los niños Vinsmoke, se puede asegurar que definitivamente existe, y Judge-san ha estado usando esa investigación desde hace un tiempo clonando soldados y modificándolos."
"Si obtenemos el Factor de Linaje podríamos-" Spandam era demasiado codicioso. ¿Para qué lo querría si ni siquiera conocía de ciencia?
"El Factor de Linaje se descubrió durante MADS." Lo corté. "Vegapunk lo conoce perfectamente, así que realmente no hay mérito en tenerlo."
"Esperen un momento." Llamó Kaku. "¿Factor de linaje? ¿MADS? ¿Qué son esos? ¿Y qué tiene que ver Vegapunk con todo?"
Ah. Supongo que era demasiado temprano en la historia para que supieran de esto. El factor de linaje por sobre todo, ya que fue la investigación de este lo que llevó al gobierno mundial a declarar a MADS como un grupo ilegal. Por su miedo a lo que podría provocar semejante descubrimiento en manos ajenas.
Y sin embargo, antes de que pudiera volver a abrir la boca, Lucci explicó: "MADS fue un equipo de investigación científica ilegal. Vegapunk era uno de los científicos en el grupo. Fue abolido hace algunos años y Vegapunk se unió a la marina desde entonces."
"16 años para ser exactos." Spandam me miraba con clara sospecha y desconfianza. "¿Cómo sabías sobre eso?"
Lo miré por un momento pensando en cómo abordar la situación. El enfoque de todos estaba en mí. Pero no había mucho de lo que estar nerviosos en verdad. Me relajé en el sofá aún más cómoda y respondí con mi siempre sonrisa presente. "Se-cre-to."
"Esta es información altamente confidencial-"
"Ah… Jefe." Me enfurruñé. "Tienes una posición alta como para haber visto mis registros e historial antes de," hice ademán a mi alrededor "esto. Deberías saber que hay una razón por la que todo yo es un se-cre-to." Jugué con las últimas sílabas.
En realidad no sabía si había una razón. No sabía si era por la razón que constantemente cruzaba mi mente: la sospecha de que Ryu sabía de quién era hija. Para empezar ni siquiera estaba segura de por qué Ryu borró todo dato de mí, incluso del mismo Cipher Pol. Y podría estar metiendo en problemas al hombre que me ayudó en ese entonces actuando así, pero era una jugada con la que me arriesgaría para salvarme el pellejo.
Para lo cual fue un éxito.
Spandam pareció como si una ampolleta se le hubiera encendido en la cabeza y asintió con seriedad.
No fue tranquilizador. Significaba que realmente conocía por qué mi vida antes de Cipher Pol o, quien era Yua en realidad, se convirtió en nada. Y si la razón era la identidad de mi donador de esperma… era inquietante. No podía ser posible… ¿cierto?
"Entonces ¿van a explicar qué es el factor de linaje?" Kaku preguntó mirándonos a Spandam y a mí. Los otros lo siguieron.
Por primera vez Spandam y yo estuvimos en la misma página. Al menos él lo estaba por el deber, yo por diversión. "Confidencial." Ambos declaramos.
"Pff" Kaku bufó negando y volviendo a su asiento.
"Yoyoi~ Descubrir taales secretos a primera hora del día ha sido una sorpresaa~ Como ver una flor de cerezoo brotar en invierno~"
"De todas formas, esto significa que Germa es capaz de producir en masa… humanos. Un ejército."
"Humanos modificados para ser exactos." Confirmé las sospechas de Kalifa. "Y en realidad ya tiene ese ejército que va en aumento."
"¡…!"
"Todos los habitantes de Germa 66, a excepción de la servidumbre y los científicos, son clones, humanos modificados con capacidades físicas que superan al soldado marine común por creces. Cada uno de ellos es un soldado con el cerebro configurado para obedecer órdenes de la familia Vinsmoke."
"No importa cuántos mueran, les basta volver a producir clones y los números se mantendrían." Agregó Lucci en su propia reflexión del asunto.
"Sabíamos que Germa 66 se había vuelto fuerte desde hace unos años, pero no conocíamos la gravedad del asunto hasta ahora." Podía oír los engranajes en la cabeza de Spandam. "Ese maldito de Vinsmoke Judge, lo ha mantenido en secreto todo este tiempo."
"Supongo que tarde o temprano nos íbamos a enterar. Al parecer estaba preparándose para lanzar a sus hijos a la batalla y mostrarle al mundo el poder del nuevo Germa 66."
"Te refieres a estos… ¿raid suits?" Asentí a la pregunta de Kalifa. "Prototipos de trajes de combate capaces de potenciar el poder del usuario." Leyó. "Germa está desarrollando cuatro."
"Uno para cada hijo entonces. ¿Qué edad tienen?" Lucci me miró sin dudar de que tuviera tal información. Oye, me gusta esa confianza.
"Vinsmoke Reiju es la mayor, tiene 16 años. Luego vienen los cuatrillizos con 13 años: Vinsmoke Ichiji, Vinsmoke Niji, Vinsmoke Sanji, Vinsmoke Yonji. Sin embargo el tercero, Sanji, Germa lo declaró muerto hace cinco años." Respondí de inmediato.
"Sanji ¿eh? Debió haber muerto entre tantos experimentos."
"Dicen que no todos los sujetos de prueba sobreviven, sin embargo, fueron suertudos si tuvieron éxito en cuatro de cinco."
Mientras Kaku y Kalifa hablaban entre ellos, crucé miradas con Lucci. ¿Esto se estaba volviendo un hábito? Sabía lo que quería gracias a mi doloroso haki de observación pasivo. Quería más información y una confirmación. Cosa que no haría, no ahora al menos. Así que descaradamente lo ignoré.
Sus ondas de molestia después fueron terriblemente agudas.
"¡Ah! Yoyoi~ ¿Y para qué eran esas piedraas por las que el jefe se mostraba interesado~?"
"Oh~ eso." Casi lo olvidaba. Era tan insignificante que apenas ocupé dos líneas en todo ese informe. "Abrasivo, para construir herramientas." Respondí con desdén.
"¡Oh, yoyoi!"
Lo que sí. Ridículo. Cualquiera pensaría que entregar frutas del diablo a una nación poco avanzada sería un desperdicio, sobre todo si solo se intercambiaban por un suministro ilimitado de abrasivo. Luego, tomando en cuenta los ideales de Germa, las frutas del diablo no significaban nada cuando ellos mismos podían fortalecer el cuerpo humano hasta volverlos 'invencibles'. Para ellos no fue más que lanzar la basura a otras basuras.
Mi estomago de pronto comenzó a comportarse extraño, haciéndome recordar que aún no comía nada. Me senté adecuadamente antes de llamar la atención de un Spandam muy meditativo. "Jefeeeee… ¿Puedo irme? ¿Eso es todo? Tengo hambre."
"Sí, sí. Ve." Ni siquiera me miró al responder. Me encogí de hombros indiferente.
"Bien entonces. ¡Los veo luego!"
Me marché sin mirar atrás. Tenía un pastel de manzanas que desayunar.
Ah.
Y un lobo molesto al que ignorar.
Me desvié por otro pasillo al sentir la presencia de Jabra buscándome por el edificio.
Mordí el pastel de manzanas sentada al borde del techo en la Torre de Justicia, hasta donde Jabra logró corretearme después de tanto jugar al escondite. Actualmente el perro estaba en la cafetería, comiendo. Kalifa en su habitación. Kaku y Lucci en los campos de entrenamiento. Kumadori en la oficina con Spandam. La presencia de Fukurou no podía encontrarla y tampoco percibí otra presencia fuerte, así que tanto Fukurou como Blueno no se encontraban en la isla.
Era muy tranquilo aquí, el lugar más alto. También podía apreciar la magnificencia de las puertas de la justicia, barcos entrando y saliendo. Las crucé de regreso, pero eran tan grandes que no se lograban apreciar adecuadamente a menos que estuviera a cierta distancia.
Entonces, en este solitario lugar me puse a pensar.
No era agradable despertarse con 'pesadillas'. Y aunque por definición sabía que eran pesadillas no podía tratarlas como tal. Ya no al menos.
Cuando Emma estaba conmigo se me permitía sentir el miedo de esos malos sueños, temblar por la estela de terrores nocturnos, saltar de la cama con el grito atravesándome la garganta. En ese entonces tenía a mamá para consolarme. En ese entonces podía ser débil.
Pero ya no.
No había Emma. Tampoco debilidad.
Solo hechos.
Solo de regreso a la vida ordinaria tras un breve paso por sueños de amor y calor familiar. De vuelta a la vida solitaria y egoísta.
Sé con certeza, lógica y claridad que mi debilidad era Emma. Aún su recuerdo lo es - por ello estaba en parte bastante agradecida con Ryu por borrar todo rastro de ella y esa infancia de ensueño – No solo dejaría instintivamente todo si algo la amenazaba, sino también porque fue ella quien me permitió ser débil de mente, frágil de corazón. Me hizo ser dependiente de sus mimos, sonrisas, ojos cálidos… y sentirme bien con ello.
Emma me hizo débil. Porque sé con seguridad que en aquella vida, justo antes de esta, incluso si no era tan caótica y seca, sí era fuerte, sólida y duradera. O al menos las circunstancias me volvieron fuerte, sólida y duradera.
No quiero decir que me arrepienta de Emma, porque no lo hago. No podría aunque quisiera. Por mucho que duela mi corazón y orgullo juntos, no puedo arrepentirme de haber conocido a mi madre tan preciosa. Pero tampoco puedo evitar sentirme aliviada por su muerte, por la desaparición de mi debilidad, por volver a ser fuerte y concisa.
Amo a Emma, y adoro aún más a la Emma muerta. Porque ya no necesito de sus brazos arrullando mi cuerpo para conciliar el sueño, porque ya no existen pesadillas, solo recuerdos. Recuerdos pasados abriéndose paso en mi consciencia, hechos, no miedos. No había monstruos debajo de la cama, ni brujas fuera de las ventanas, era solo yo. Yo y mis recuerdos de una vida pasada y esta. Eran Yua.
Eran recordatorios de en lo que me he convertido. El camino sinuoso y escarpado que recorrí para pararme donde estaba ahora. En lo alto. O lo más cercano a lo alto que alguien como yo pudiera.
Cerré mis ojos al cielo siendo golpeada por los vientos marinos. Tuve el deseo de quitarme la máscara, ver con mayor claridad el azul claro y gaviotas planeando, pero sería molesto tener que volver a atar los cordones, así que solo la moví a un costado de mi cabeza, sobre el cabello azul.
Ella dijo que me amaría sin importar qué, o en quién me convierta.
"Incluso si te vuelves la peor villana del mundo, seguiré siendo tu madre, Yua."
¿Entonces me amaría ahora, aún sabiendo lo aliviada que estoy porque ella esté muerta? ¿Aún sabiendo que planeo dañar al amor de su vida? ¿Aún sabiendo que no soy más que retazos de una persona convertida en monstruo, deseosa de sangre, venganza y caos, feliz y destrozada a la vez por su muerte?
¿Realmente me seguiría amando así, tal cual soy ahora?
…La respuesta es sí.
Porque de alguna manera, Emma siempre vio más de mí que cualquier otra persona haciendo el intento. Era mi madre que todo lo sabía, incluso si no hacía preguntas y me daba todas las respuestas. Ella ya había visto el pequeño monstruo que estaba criando y, a pesar de saberlo, continuó recibiéndome en sus brazos y mimos suaves.
