Fuyuki, 2019

No esperaba que hoy sea un día soleado.

Tal vez en otras circunstancias, mi camino habría sido distinto, incluso similar al de mis compañeros de clase y sus familias. Hasta cierto punto desearía volver a nacer y tener aquella suerte de vivir normalmente, pero eso solo se reduce a un simple sueño bastante tonto. Jamás sucederá, a menos que exista allí un tipo de magia tan poderosa para lograrlo.

Eso sería maravilloso, sin duda alguna.

Bueno, solo intento engañarme y despejar de cualquier forma mi mente. No he logrado estar atenta a los informes meteorológicos durante ya un par de semanas. Mis pensamientos me llevan hacia otros lugares bastante lejanos como para siquiera saber el día y mes, pareciendo casi inútil el tener un teléfono para ocupar. Creo que olvidé la noción del tiempo.

— Joven, el cementerio cerrará en unos minutos

Oh, las horas pasan volando cuando visito este lugar. He venido aquí para sentirme menos culpable y atrasar lo más posible el ordenar mi equipaje para viajar a Londres en tres días. Crecer aquí en Fuyuki toda mi vida me ha llenado de recuerdos, y es difícil abandonarlos, sin embargo, sé que pasar más tiempo aquí me destrozará poco a poco y eso es lo que menos necesito para sanar por completo.

¿Cómo será comenzar desde cero en Londres? Papá viajó muchas veces allí para asistir a varias reuniones cuando era pequeña, aunque luego comenzó a cancelar muchas llamadas hasta que sus asuntos se volvieron cada vez más turbios. Finalmente, decidió quedarse aquí en Fuyuki, haciendo compañía a Mamá y a mí.

A pesar de querer desear haber nacido en una condición normal, agradezco que Papá no haya estado tan inmerso en aquel mundo, lo cual no era muy visto entre nuestra "especie".

Debido a ello es que desconozco cómo será vivir en otra ciudad, y espero que el idioma no sea un obstáculo y logre adaptarme sin problemas. Será la primera vez que saldré de mi nido y viviré por mis propios medios, hasta cierto punto.

Huh...

Bien, ya es hora. Solo estoy alargando inútilmente esto.

Antes de comenzar mi marcha, le dí un último vistazo a aquella lápida, la cual no volveré a ver en un tiempo indeterminado, o tal vez, jamás lo volvería a hacer.

Nos encontraremos otra vez en el otro lado, y espero responder todas las dudas que pudiste haber tenido antes de que tu vida acabara en un abrir y cerrar de ojos.

Adiós, mi otra mitad...