Atsushi llegó a su departamento listo para ducharse y entregarse a brazos de Morfeo, en cuanto comenzó a prepararse notó la mochila del Matsuno en una esquina de su recamara, recordando así que las pertenencias del mismo habrían sido dejadas durante su última visita, observó unos segundos aquel punto, pensando en el sextillizo y con un repentino sentimiento de ansiedad que no lograba explicar. Consideró que quizá debió regalarle un teléfono para poder mantener el contacto y así, como en ese justo instante, lograr saber que llegó con bien a su destino; la idea de llamar a Todomatsu cruzó rápidamente su mente, pero a la misma velocidad la descartó al recordar que llevaba un rato ignorando a su amigo buscando evitar que descubriera el acuerdo con su hermano, además, Karamatsu habría indicado que iría a casa de un amigo, por lo cual no tenía más opción que aguardar a que el otro fuese quien se comunicara en su momento. Dejando el tema de lado, se dispuso a finalizar las tareas de esa noche.

El incesante sonido del celular le obligo a despertar, el castaño maldijo por lo bajo al tomar su reloj del buró y notar que faltaban varias horas para escuchar la alarma, alcanzó el teléfono y enarco una ceja al ver el nombre de su jefe en pantalla - ¿Qué ocurre? – cuestionó al instante de responder, tan solo escuchar la explicación al otro lado de la línea se levantó de un salto – Conozco el lugar, voy para allá – indicó antes de colgar, tras encender la luz sacó las primeras prendas que hallo de su armario, dispuesto a no demorar ni un segundo.

El trayecto le pareció eterno pese a la casi nula presencia de autos, se estacionó lo más cerca de la entrada y accedió al edificio con velocidad, en cuanto obtuvo el dato necesario en la recepción se apresuró hasta la habitación indicada.

- ¡Karamatsu! – gritó inevitablemente en cuanto cruzó la puerta, el susodicho estaba sentado en la cama con la bata habitual del lugar y una venda en la cabeza, a un costado en una silla Akemi le acompañaba.

- ¿Qué ocurrió? ¿Estás bien? – se acercó al Matsuno, observando a detalle que además de la cabeza, llevaba otro vendaje a la vista en la muñeca izquierda, así como una gasa en la mejilla, seguramente tendría más heridas.

- Eh, sí, todo bien – musitó el sextillizo sin atreverse a mirarlo.

- Le asaltaron saliendo del restaurante – explicó el rubio – Estoy muy decepcionado Atsushi, ¿Cómo pudiste dejarle solo? – inquirió con severidad.

La culpa lo invadió al instante – Lo lamento, debí insistir para llevarte – con verdadero pesar hizo una reverencia.

- Por favor, no es necesario – el Matsuno habló en voz baja con claro nerviosismo apenas siendo escuchado, manteniendo las manos sobre su pecho y con la mirada baja.

La actitud extraño al castaño, al enderezarse, por tan solo unos segundos, podría haber jurado que tenía enfrente al joven y tímido sextillizo de la escuela.

Ante la confusión en el rostro de su empleado Akemi suspiró – Deberías hablar con su doctor.

Atsushi solamente asintió, haciendo caso y con un rápido "ya vuelvo" salió de la habitación.

En el pasillo se encontró con la doctora Choroko, quien de inmediato se acercó – Estaba por llamarte, me enteré de lo ocurrido y un colega accedió a pasarme el caso de Karamatsu.

- Habrá que ser pacientes, ¿Ya contactaron a su familia?

Atsushi parpadeó varias veces, intentando comprender – Aguarda, acabo de llegar, ¿Que ocurre con Karamatsu?

- Oh, creí que ya sabías – suspiro antes de retomar la conversación – además de múltiples hematomas en el cuerpo tuvo un traumatismo craneoencefálico, un muy severo golpe en la cabeza – aclaró – dicha contusión le ha provocado amnesia temporal – observó a su amigo colocando una mano en su frente, posiblemente tratando de procesar lo escuchado – Karamatsu no recuerda ni su nombre, cuando lo encontraron no llevaba identificación alguna o teléfono, hallaron la tarjeta de presentación de, quien después supe era tu jefe, y por ello lo contactaron.

- Comprendo, yo, hablaré con su hermano menor – indicó al sacar su celular.

- Hay otra cosa que deberías saber, ya que tu jefe fue el primero en responder y hablar con Karamatsu, le ha contado de "su relación" – recalcó las dos últimas palabras – hasta donde él sabe, tú eres su novio.

Atsushi no respondió, guardó el teléfono y reconsidero las opciones – Hablaré con Karamatsu e intentaré aclarar todo.

- Solo, se precavido con tus palabras por favor.

El castaño asintió y regresó a la habitación.

- Bueno, ya debo irme – mencionó Akemi colocándose de pie – Karamatsu, te dejo en buenas manos, Atsushi, está de más decirte que hoy no requieres ir a la oficina, por favor avísame si necesitan cualquier cosa – se despidió del par de chicos.

Atsushi tomó lugar junto a la cama, ambos permanecieron en silencio un largo tiempo.

- Lo siento – musitó repentinamente el sextillizo – ya debieron contarte que no recuerdo nada.

- Sí, la doctora me ha puesto al tanto.

- Akemi me dijo que tú y yo, bueno, que somos... – se detuvo en cuanto el calor invadió su rostro.

- Sobre eso... – intentó explicarle, pero el otro le interrumpió.

- Entiendo que debe ser raro que no lo recuerde, o quizá molesto, pero si puedo ser sincero, estoy contento de tener a alguien – Atsushi solo le miraba sorprendido – cuando desperté, estaba muy asustado de no saber nada, fue bastante aterrador el tiempo que paso hasta que apareció Akemi, cuando me conto un poco de quien era, y también, sobre nosotros, realmente me sentí aliviado cuando llegaste, al final no estaba solo – finalizó con la vista sobre sus manos, jugando nervioso con sus dedos sobre la sabana.

El castaño proceso rápidamente lo escuchado, él estaba por decirle la verdad sobre su relación, pero ante lo declarado, ya no se atrevía, tal vez, debía seguirle el juego solo un poco, podría recuperar la memoria en cualquier momento y todo seguiría igual. Tomó con delicadeza su mano izquierda, notando un vendaje en la muñeca de la misma, lugar donde debía estar su reloj – Karamatsu, lamento mucho lo ocurrido, tendría que haber insistido en llevarte, nunca debí dejarte ir por tu cuenta, lo siento, pero ahora estoy aquí y no te dejare solo – aseguró mientras la culpa afloraba en su pecho.

El Matsuno sonrió levemente, las palabras del castaño le provocaban un cálido sentir.

La escena fue interrumpida por el sonar de su celular, el castaño vio con curiosidad el nombre de su amiga Choroko en pantalla, quien, sin miramientos, le bombardeaba con la repetida frase "sal ahora" Contrario a lo solicitado se limitó a observar la pantalla; no pasó mucho para que la doctora entrará a la habitación - ¿Cómo te sientes Karamatsu? – El chico musito un suave "bien" – me alegra, Atsushi, ¿Podríamos hablar, afuera, ahora? – solicitó con una sonrisa que al castaño no le auguraba nada bueno.

- Estoy algo ocupado – respondió con calma fingiendo enviar mensajes.

La doctora no dudo en arrebatarle el teléfono y entregárselo al herido – cuídaselo – solicitó mientras sujetaba al castaño por el brazo obligándole a seguirle.

Atsushi no tuvo más réplica, estaba seguro que su amiga le habría escuchado y estaba por ser severamente reprendido.

Karamatsu les observó retirarse, curioso, miró el teléfono desbloqueado que tenía entre manos, no era su intención entrometerse, pero casualmente detectó entre los contactos su apellido acompañado de otro nombre, vio nervioso a todos lados para luego regresar la vista a la pantalla donde "Matsuno Todomatsu" se podía leer, deduciendo que aquel debía ser un familiar suyo se aventuró a llamar. Sin tiempo al saludo inicial la voz al otro lado gritó al instante.

- ¡Hasta que te dignas a responder! ¿Cómo puedes ignorar mis mensajes? Tenemos algo muy serio de que hablar y tu jugando a esconderte, ni tú ni Karamatsu nii san han tenido la decencia de venir a explicarse. No puedo creer que me hagan esto.

El mayor escuchó con atención al joven que claramente estaba furioso, armándose de valor se decidió a explicarle la situación – Eh, ¿Todomatsu? Soy tu hermano Karamatsu – hablo pausadamente repitiendo el nombre que habría leído del contacto.

El silencio al otro lado solo se mantuvo unos segundos – ¿Así que has estado con Atsushi todo este tiempo? – Sin esperar respuesta prosiguió – Increíble, y yo como idiota preocupándome, no solo has llevado una relación a espaldas de tu familia, sino que tienes el cinismo de contestar su teléfono, ¿Tu noviecito está muy ocupado o solo no quiere hablar conmigo?

El segundo Matsuno se mantuvo en silencio, con la mano libre oprimía la sabana entre sus manos, ¿Su familia estaría en contra de ellos?

- ¿Mi relación es un problema? – cuestionó con dificultad.

- Lo es, acostarte con mi amigo seguramente a cambio de regalos es un problema, además del hecho de que los vean por ahí y puedan pensar que soy yo – respondió sin duda con frialdad.

El mayor colocó ahora la mano libre sobre su pecho, escuchando cada ofensa que le lastimaba de forma indescriptible, pese a no recordar con quién actualmente hablaba, lo estaban hiriendo profundamente, como si conociera de antemano el dolor de las palabras.

Atsushi ingresó cabizbajo tras un buen sermón, siendo seguido de cerca por su amiga, pero tan solo dirigir su vista al sextillizo no dudo en correr hasta él.

- L-lo siento, vi su nombre y yo... – intentó explicarse mientras las lágrimas ya corrían por su rostro – Choroko se acercó para intentar calmarlo.

El castaño tomó el teléfono para ver con quién conversaba - ¿Todomatsu?

- ¡Hasta que me respondes!

- ¿Qué le has dicho? – Inquirió molesto – ante el silencio volvió a preguntar - ¿Qué le has dicho a Karamatsu?

- Solo la verdad, lo avergonzado y decepcionado que estoy por sus mentiras. Y dile que no quiero verlo, no ahora – finalizó con desprecio.

- Por ello no tienes que preocuparte, no dejaré que él regresé, no voy a permitir que tú ni nadie lo vuelva a tratar mal. No vuelvas a llamar – tras colgar dejó ir un pesado suspiro. Observó al otro intentando limpiar las lágrimas en vano mientras la doctora le extendía algunos pañuelos - Karamatsu...

- ¿Me odia? ¿Mi hermano desaprueba la relación? ¿Tan malo es estar juntos? – Preguntaba entrecortadamente - ¿Tengo más familia que se oponga? ¿Mis padres?

Atsushi tomó lugar en un costado de la cama y sujeto su mano con amabilidad – Lamento lo que sea que Todomatsu haya dicho, pero no tienes que pensar en ello ahora, te hablaré de tu familia en su momento, pero por ahora solo nos preocuparemos por tu bienestar. Vamos a casa.

- ¿A casa? – preguntó en voz baja.

- Sí, vendrás conmigo y hablaremos de esto, te prometo que todo estará bien – aseguró con una expresión que logró aminorar el llanto del otro.

Choroko le miró con severidad, recién le habría regañado por sus decisiones apresuradas y ahora estaba por empeorarlo al llevarlo a vivir consigo – Atsushi – la mirada decidida de su amigo le hizo suspirar – bien, comprendo, preparare el papeleo para su alta y más te vale no arruinarlo – sentenció antes de salir.

Atsushi colocó su diestra en el rostro del Matsuno, deslizando el pulgar retiró la última lagrima – te cuidare, soy tu novio después de todo – aseguró logrando así que el otro sonriera.

Al llegar al departamento del castaño lo primero que Atsushi hizo fue preparar el desayuno, por fortuna antes de salir considero llevarse el cambio de ropa que el sextillizo habría dejado, por lo que ahora el Matsuno portaba su particular prenda azul.

Karamatsu aguardó tranquilamente en el sofá, sin hacer ruido alguno, permanecía completamente en silencio.

Atsushi le observaba a lo lejos, en definitiva era diferente al sextillizo parlanchín que estaba acostumbrado, ahora comprendía que su impresión en el hospital fue correcta, aquel chico le recordaba al tímido alumno que rondaba solitario entre los pasillos. Con dicha memoria en mente fue en búsqueda de un objeto en particular.

En cuanto la comida estuvo lista, Atsushi se acomodó junto a su invitado en el sofá, extendiéndole un libro de portada roja.

Aprovecharía mientras comían para conversar un poco del pasado – Solíamos ir en la misma escuela – le indicó mientras el otro comenzaba a pasar páginas – yo iba en el mismo salón que uno de tus hermanos – ante lo dicho el otro compuso una expresión de tristeza, posiblemente al recordar lo ocurrido con Todomatsu – el castaño retiró el libro de sus manos para buscar una hoja en específico – esto te tomara por sorpresa, pero debes saber que tienes cinco hermanos – le mostro donde aparecían las fotografías individuales de los alumnos, siendo que el apellido "Matsuno" se repetía seis veces – debo aclararte algo importante, ustedes son sextillizos.

- ¿Sextillizos? – Repitió sorprendido – veo que hay similitud, pero, no creí que tanta. Tomó nuevamente el anuario, aquellos rostros ligeramente similares no le traían recuerdo alguno, analizo cada foto, había uno en particular que parecía bastante alegre en comparación a otro con expresión agresiva, otro con gafas que bastante formal y uno con la marca de una mano en su mejilla, detuvo su vista en el que tenía el nombre de Todomatsu, parecía tan pequeño e indefenso, contrario a lo que percibió en la llamada. Al final, pasó sus dedos sobre la imagen que le pertenecía, no pudo evitar una ligera risa por la vergonzosa pose; continuo revisando el resto de rostros, su risa aumento ligeramente de nivel al hallar a Atsushi.

El castaño se inclinó para ver, bufó por lo bajo – No puedo creer que te siga causando gracia mi peinado – reclamó con tono divertido.

- Lo siento, es solo que te ves, curioso – admitió cubriendo su boca en un intento de evitar reír - ¿Solía burlarme de ello? – preguntó ahora apenado.

- A decir verdad, no solíamos convivir en la escuela, pero, pese a ello siempre estaba observándote a la distancia – le vio sonrojarse y sonrió – había algo en ti que llamaba mi atención, siempre estabas callado, casi aislado, pero aun así, en contadas ocasiones podía ver una dulce expresión en tu rostro.

El sextillizo regresó la vista al anuario - ¿Era así? – Musitó nervioso – ¿Qué hay de mis hermanos? – cuestionó para cambiar el tema.

- Quizá en ese entonces tenían más marcadas algunas diferencias, como la estatura, pero actualmente creo que son mucho más parecidos.

- Ya veo – respondió al recordar lo dicho por Todomatsu, aquello de poder ser confundidos - ¿Cómo soy ahora? – preguntó mientras seguía pasando las hojas.

- Ahora, eres bastante diferente a la escuela, estas lleno de confianza, te gusta conversar, ir de compras, tocar la guitarra y escuchar música – rememoró todo lo aprendido en su convivencia – aunque, hay ciertas actitudes que mantienes intactas, como llorar en las películas de romance y sonrojarte cada tanto – le fue inevitable reír al comprobar lo dicho cuando el rostro del nini se pintó de rojo.

- Claramente me conoces bien, espero no incomodar pero, quiero saber todo, ¿Cómo pasamos de compañeros a más? ¿Cómo ocurrió? ¿Hace cuánto salimos? ¿Qué es lo que te gusta a ti? y, en especial, ¿Por qué mi familia se opone? – preguntó lo último con un nudo en la garganta.

Atsushi suspiro, sin saberlo, todo lo que juntos habían planeado para actuar frente a su jefe, sería ahora la base para sus respuestas, con ello continuaría con el acto por el bien de Karamatsu, o al menos, eso quería creer.

Conversaron por bastante tiempo hasta que anocheció, Atsushi seguía contándole anécdotas, algunas verdaderas y otras inventadas, Karamatsu se había acomodado en el sofá y sin que el otro se percatara del momento, el Matsuno terminó quedándose dormido.

Atsushi optó por dejarle descansar en aquel lugar, acomodándolo con cuidado le recostó sobre una almohada, agregando una frazada lo observó dormir profundamente unos momentos, dio un par de vueltas más por su hogar, escombrando un poco meditaba a la par sus decisiones, tras un momento y seguro de que el otro no se despertaría, se decidió a ir a descansar a su habitación, aprovecharía el día libre, ya seguiría preocupándose al despertar, después de todo, ya no había vuelta atrás.