CAPÍTULO 5 - A VECES LOS ÍDOLOS NO SON QUIENES ESPERAMOS

Tras haber decidido realizar un parate tras una larga sesión de temas, la banda de Iori se retiró brevemente del escenario para tomarse el descanso. Eso motivó a que los espectadores decidan aprovechar el momento para buscar algo para bebr, comer o bien, para buscar los sanitarios para asearse. En este aspecto, Izzy, Denise y Haruko fueron a los baños para poder reponerse de tanto agite.

- Chicas, si me disculpan, yo saldré a caminar un poco. No preciso pasar por el baño. - expresó Izzy

- No hay problemas amiga. Nosotras te contactaremos ante cualquier eventualidad. - respondió Haruko.

Luego de esos avisos, Izzy comenzó a caminar por el campo central del anfiteatro de South Town, observando a la gente ir y venir. Pero de lo que nadie se percató y ella sí descubrió, fue de una reja abierta que separaba el campo del ingreso a los camerinos. Lo que llamó aún más la atención de Izzy, fue el ver que no había ningún guardia presente en la entrada, por lo que se escabulló para conocer un poco más. Tras pasar la reja, Izzy descubrió la trastienda del escenario, donde observó el trabajo de los auxiliares de escena que no se percataron de su presencia.

Sin embargo, una discusión alarmó a la joven, ya que se escucharían gritos detrás de una puerta que se encontraba próxima a ella. Aquel griterío hizo que Izzy busque un espacio donde esconderse, ya que tal discusión podía llamar la atención de cualquiera que por allí pase y termine por descubrirla en un lugar prohibido. De esa forma, alcanzó a esconderse detrás de una plantas de ornamentación, donde siguió atentamente la secuencia.

- ¡Tienes que acoplarte a nosotros! ¡No puedes seguir jugando a pretender ser siempre el protagonista!

- ¡Escuchame bien, grandísimo infeliz! ¡De no ser por mí, hoy esta banda seguiría mendigando monedas o platos de comida en los bares! ¡No me digas lo que tengo que hacer!

- ¡No tiene nada que ver! ¡Somos un equipo y debemos tirar todos para el mismo lado!

- ¡Si no te agrada mi manera de tocar, puedes juntar tus porquerías y largarte! ¡A menos que desees que rostice tu cara, cierra tu hocico y ocupate de tus funciones!

Tras el acalorado ida y vuelta, la puerta se abrió de manera violenta y de allí salió él: Iori Yagami. Completamente enfurecido, optó por salirse del camerino antes de que ocurra una tragedia. Aquella aparición, encendió el alma de Izzy, quien no podía creer de tener la posibilidad de ver a su ídolo tan de cerca. Con las pulsaciones a mil, Izzy comenzó a seguir los pasos del ofuscado guitarrista que buscaba un espacio a solas para poder calmarse. La caminata los llevó hasta un árbol, donde por fin Iori pudo recostarse para bajar sus pulsaciones. Para completar la escena, decidió sacar un cigarrillo de entre sus ropas y se dispuso a prenderlo, pero al hacerlo, solamente le bastó con utilizar un poco de poder de sus manos. Más allá de que sus flamas demoníacas tenían un efecto congelante, en su parte superficial presentaba un efecto abrasadoramente ardiente, lo que permitía a su víctima congelarse y a la vez consumirse por efectodel extraño fuego. Al ver eso, Izzy se sorprendió.

- ¡Wow! No esperaba que seas capaz de hacer eso - dijo maravillada

- ¡Tch! - se sorprendió de mala manera Iori - ¿Quien demonios eres tú?

- ¡Oh, lo siento! Perdona por aparecerme así. Me llamo Izzy Yoshida y soy fanática tuya

- Hmm... Pues qué extraño que no reacciones como esas locas que se me abalanzan a la salida de los recitales

- Es que no es mi intención incomodarte. Simplemente buscaba conocerte sin molestarte.

- Pues no estoy en condiciones de recibir a nadie niña. ¡Vuelve por donde viniste! - respondió un fastidioso Iori

- Oye - respondió Izzy, lejos de querer marcharse de allí - Ese truco que hiciste me ha llamado mucho la atención. ¿Cómo le hiciste?

- ¡Mira mocosa, ya te dije que no estoy en condiciones de atender a nadie, ni menos de contar mis cosas personales! ¡Y mucho menos estoy en condiciones de atender a locas que como tú, se tiñen el cabello de rojo para creerse más fanáticas mías que nadie! ¡Largo de aquí!

Si bien Izzy se estaba aguantando las malas reacciones de Iori ante su plática, el haber dicho que su cabello era teñido, cuando ella sabía muy bien que era natural y que era su orgullo personal, fue una herida imperdonable.

- No puedo creer que digas una barbaridad así. ¡Mi cabello es natural, grandísimo infeliz! ¡Ahora comprendo a los demás miembros de tu equipo!

- ¿Qué dijiste? - preguntó Iori completamente irritado al adivinar que la joven escuchó su discusión

- ¡Que tú y tu banda se irán a pique por tu estúpido comportamiento! ¡Adios! - Y con mucho enojo, Izzy se echó a correr.

Iori quedó desconcertado al escuchar esas palabras de la joven Izzy, lo que lo puso aún más enloquecido, pero esta vez con la seguridad del evento, por permitir que extraños se metan en la trastienda. Izzy por su parte, volvería a cruzar la reja sin ser interceptada y tras internarse en el campo del anfiteatro, se dirigió caminando y terriblemente molesta hacia los baños. A pesar de que no tuvo tiempo de comunicarse con sus amigas, ellas se habían quedado en la entrada de los baños, por si su amiga regresaba por esos lados a buscarlas. Y fue así como la encontraron.

- ¡Amiga, qué cara le traes! - exclamó Denise - ¿Qué ocurrió? ¿Te encuentras bien?

- ¡Vámonos de aquí! ¡Este espacio ya no se puede aguantar aquí! - respondió Izzy aún más ofendida

- ¿Pero por qué dices eso? - repreguntó Haruko

- ¡Que nos vamos dije! - volvió a responder Izzy y comenzó a retirarse. Sus amigas, sin entenderlo también comenzaron a seguirla.

En ese momento, Izzy comenzó a comprender algunas cosas. Principalmente que a veces, no siempre los ídolos son quienes la gente cree...