Por lo menos ya no se sentía adolorido, aunque eso era una victoria demasiado vaga para su gusto.

Estaba sin sus pantalones detrás de un árbol y mucho más allá estaban sus súbditos, no debían de mirarlo por órdenes de un avergonzado Subaru, aunque ellos insistieron con fuerza sobre su seguridad, pero la vergüenza pudo mucho más allá del miedo a Subaru a ser atacado.

La piel en su pierna estaba morada, no era tan grande para preocupar a Subaru pero si para que se note, suspiro de alivio, ayer le dolía un poco más y ahora estaba desapareciendo.

«Tal vez me estoy volviendo más fuerte». Pensó en voz alta «O solo el ataque era más débil porque vino de un animal desnutrido».

No es que no pudiera entenderlo, al final, Subaru también estaba siendo afectado por la falta de comida y la incomodidad de dormir en el bosque cuando nunca lo había hecho antes.

Nueces y uvas era todo lo que comía cuando no había un animal en los alrededores y no en grandes cantidades, no moriría de inanición pero nunca había comido tan poco y menos tener que hacer un inventario de ello.

Miro al hombre lobo, quieto y estático, con una cara canina relajada, si no fuese por su cuerpo de persona con músculos parecería hasta amigable, no tenía más prendas que una venda hecha con ropa, ya se estaban volviendo roja por la sangre derramada, el olor a oxido era incómodo.

Fue una medida desesperada para una situación desesperada.

-¿Cómo te sientes de la herida?-le pregunta.

El hombre lobo no responde, en cambio muestra su muñón vendado, en pánico lo habían vendado con una tela, todo mal hecho con un conocimiento medico sacado de películas y series, primero rompieron una camisa y le hicieron pedazo de tela, luego la envolvieron alrededor del muñón, mientras usaban la tela intentaron hervir un poco de agua.

Pero no había un recipiente que hervir, no podían usar el agua sucia del rio para intentar desinfectar la herida, eso en realidad solo terminaría perjudicándolo.

Pero encontraron otra manera.

Una que en realidad Subaru nunca hubiese permitido a no ser que la otra alternativa sería la muerte.

Y Subaru ya tuvo suficiente con la primera muerte del grupo de gremlins, no iba a soportar otra muerte, no lo iba a aceptar, como jefe definitivo del grupo, no estaba en la lista.

Desenvolvieron la herida, la venda estaba sucia de la sangre del hombre bestia, la echaron a un lado, tal vez podrían lavarla, ¿con que?, no lo sabía.

Solo sabía que lo que estaba a punto de ver podría ser un en el mejor de los casos show de horror y en el peor una tragedia anunciada.

-Quédate quieto-le dijo uno de los gremlins.

-Si no, podríamos volarte los dedos con nuestra magia-esto lo dejaron casi como si fuese una broma.

No ayudo que el último se riera.

Solo por eso, estuvo a punto de cancelar todo, pero el miedo a que el licántropo sea asesinado por su falta de valentía le impido hacerlo.

El hombre lobo miraba todo esto con indiferencia, a Subaru le parecía un perro que no se enteraba de nada y le dio mucha más pena.

-Oye-le llamo, su voz salió más dura de lo que pretendía, la criatura le presto toda la atención que pudo a su maestro-si no estás seguro, entonces podemos cancelarlo-

El hombre lobo negó con la cabeza.

-Es más inútil muerto que vivo-dijo, en ningún momento su voz demostró un atisbo de timidez o duda

-Oigan, ¿podrían ser más amables?-les reprendió con un poco de dureza, mucho menos de lo que se merecían.

Iban a calcinar sus dedos después de todo.

-Por supuesto, maestro-el gremlin le sonrió y Subaru creyó aún menos en sus palabras.

Esta vez, en realidad fue uno quien lo hizo, los otros dos no eran necesarios y además Subaru no confiaba en los otros dos, tampoco en quien estaba realizando la operación, pero ya no tenía otra opción, se habían quedado más atrás, vigilando en lo alto de los árboles, más alejados de los que cualquiera de ellos estuvieran a gusto, pero no había arboles tan cerca de su maestro.

Apuntando con un dedo con las uñas largas y horribles, una línea naranja salió, bailando en el aire separados por unos pocos centímetros de espacio, el fuego lamió la herida, Subaru hizo una mueca ante el sonido, como la carne siendo cocinada en una sartén y el olor llego poco después, era olor a carne cociéndose y el pelo chamuscado, era terrible, muy terrible.

El olor era terrible, pero juntándose con la vista de la carne ennegreciendo, chamuscada por el calor era aún más terrible, le hizo sentir mucho calor.

Los sentidos se juntaron en una sensación incómoda para cualquiera que la viera, volteo la cabeza a otro lado, inhalando con fuerza para tragar aire.

La herida se cerraba, la cauterización hizo su trabajo con una cruel eficiencia, la sangre dejo de fluir.

-Ah, se está quemando-

-¡¿Qué?!-

Miro de nuevo al hombre lobo, era cierto, había leve fuego saliendo de sus nudillos, era como una pesadilla impuesta por un doctor monstruoso, otro de los gremlins se apresuró a apagar las llamas con el mismo trapo húmedo que había usado Subaru en la batalla contra los perros malvados.

El hombre lobo no se había quejado ni por un segundo, ni por un momento hizo una mueca.

Uno de ellos lo miró con atención en esos ojos que iban más allá de lo humano.

-No podemos sentir dolor, maestro-aseguro con toda la convicción que había en su pequeño cuerpo.

Miro al gran hombre bestia, no hizo ninguna mueca, en realidad casi nunca lo hacía, más allá de verlo como un perro mascota y lanzar la mirada más feroz que Subaru podía imaginar cuando lo atacaron las dos últimas veces.

-¡Eso no lo hace mejor!-les respondió.

Sentía que su cabeza le dolía, aquellas criaturas solo lo estaban molestando, si no supiera o por lo menos quisiera creer con todas sus fuerzas, que ellos fueron hechos para obedecerlo, pensaría que en realidad querían burlarse de él hasta la muerte, pero su obediencia fue absoluta en casi todo momento.

-Nosotros solo queremos ayudarte, señor-

-A veces lo dudo-

Suspiro, miro al hombre lobo, el monstruo de mitología no tan bien adaptado a la televisión extendió su mano, era increíble que, como si fuesen amigos desde hace ya demasiado tiempo, estuviera tan cómodo a su lado.

Miro al hombre lobo.

-¿No estás leyendo mi mente, verdad?-

El hombre lobo negó con firmeza, por un lado estaba feliz de que no estuviera invadiendo su espacio personal, por el otro lado, sin embargo, también significaba que el hombre lobo lo entendía a un nivel más humano que animal.

O por lo menos eso pensaba en la poca conversación que tuvo con la bestia mítica o la no conversación, mejor dicho.

Eso lo hizo preguntarse qué tendría que decirle a él.

-Tal vez haya más respuestas en el libro-

Subaru hizo una mueca, suponía, de manera no lógica por supuesto más bien por el conocimiento de muchas novelas ligeras, era una sensación incomoda, como si los líquidos dentro de su cuerpo se movieran a su brazo y se abriera como una herida del tamaño de una moneda en su palma, pero todo el proceso era indoloro.

-Caramba, que desagradable-

Abrió el cuaderno.

Encontró tres cosas nuevas.

Con las manos extendidas al cielo proclamo con una fuerza renovada en su ser.

-¡Recompensa, si!-

Miro las nuevas adquisiciones:

Habilidades:

Regeneración:

Puedes curarte de heridas el más rápido que la mayoría de personas y también evitas las infecciones, sin embargo, las rupturas de huesos se curan de manera natural en menos de un mes, las amputaciones en cambio se necesitan al menos un año para recuperar el miembro perdido

Invocaciones:

Bruja del bosque (cantidad 1):

Calmada, se fortalece en los bosques, muy a gusto con la naturaleza.

Hechizos:

Piel de las tinieblas:

Envuelve a la persona en sombras, difícil de ver en las sombras y en la noche.

-¡Perfecto!, ¡nueva invocación!-él iba hacia lo que le interesaba.

Subaru no tardo en intentar sacarlo de la inexistencia a la realidad, esta vez no sintió ningún tipo de castigo sobre su cuerpo ni ningún tipo de retroceso, la invocación paso sin problemas, aquello que parecía brea en el aire se formó en el cuerpo más humano hasta el momento.

Era una mujer, Subaru se sorprendió, antes de darse un golpe mental, ya lo ponía en el libro.

De cabello largo, hermosa a la vista de Subaru, con una túnica abierta de color marrón, dejando a la vista una camisilla negra y pantalones marrones, con zapatillas negras.

Lo más resaltante eran el color de su piel y cabello largo rizado como pequeños remolinos, todo era de color verde aparte de la ropa, no lo hacía menos bella pero si más extraña.

Chocaba con fuerza con la apariencia de las demás invocaciones.

-¿Eh?-

-Maestro-su voz era casi un susurro, con una calma exquisita.

«Diablos, incluso su voz es hermosa».

Subaru ya se estaba excitando, la voz suave y sus palabras solo lo animaron más.

-¿Tu, uh, eres una bruja?-

-Soy lo que el amo dicte que soy-aseguro, con una voz mansa.

Subaru la miró mudo, sabía que con eventualidad, una hermosa chica de este mundo lo amaría, tal vez luego de salvarle la vida de alguna forma, pero de que lo amaría estaba seguro.

Pero no pensó que su invocación fuera tan hermosa, ¡era muy pronto para enamorarse!

No pudo evitar mirar sus pechos y trasero, no eran excesivos, pero eran magníficos, lo suficiente para que cualquier hombre que busque una mujer estuviera satisfecho, muy satisfecho con la vista fresca y fantástica.

-Si el maestro quiere tocarme, puede hacerlo de cualquier forma-su voz encanto a Subaru.

Se puso más nervioso, con la cara roja y el corazón acelerado.

Podría hacerlo, no sería ningún tipo de abuso o algo malo, si estaba dispuesta a hacerlo.

No, aparto esos pensamientos con vergüenza de si mismo, no podía hacerlo, quería que su primera vez fuese con una mujer que amaba, era algo muy cursi pero él era así, negó con la cabeza.

-No es necesario-

La bruja movió la cabeza con sumisión, si el maestro la rechazaba, solo podía aceptarlo sin ningún tipo de dolor o tristeza en su ser.

Subaru la miro, con tanta tranquilidad como podía luego de rechazar lo que solo podía ser una propuesta de sexo o la equivocación más incómoda que había tenido en mucho tiempo.

Luego de pensar en sus posibles preguntas.

-Tu, uh, ¿Qué sabes hacer?-

Debió de comenzar con ellos con los gremlins, luego con el esqueleto y luego con el hombre lobo, claro que dos de ellos no le contestarían.

-Mi poder viene de la naturaleza, maestro-

Subaru estaba muy concentrado en los labios de la bruja, no solo para prestar atención sino también porque era muy atrayente.

Pero se concentró, tanto como pudo.

-Mi magia puede hacer que use los árboles como portales, puedo hacer crecer enredaderas como trampas con pinchos, puedo esconderme entre la maleza y puedo acelerar la curación de los remedios hechos con plantas medicinales, también tengo una gran lista de remedios caseros en mi cabeza, también puedo usar runas y glifos para tener una visión perfecta del entorno a un radio de cien metros cuadrados-

Eso era bueno, Subaru lo pensó.

-¿Eso significa que puedes curarme con remedios de la naturaleza?-

-Solo acelerar la curación-aseguro-no puedo hacer curaciones instantáneas-

Subaru se encogió de hombros, aún era bueno.

Ella parecía más bien un personaje de soporte, mucho mejor que él en realidad, que no podía hacer nada.

-También puedo tomar un espacio del bosque y convertirlo de un espacio del cual no se puede salir a menos que el terreno sea destruido o tenga una forma de volar sobre el terreno-

Subaru abrió mucho los ojos, en realidad, era un gran poder, podía atormentar a sus enemigos con eso, bueno, dentro de lo humano, solo confundirlos o despistarlos.

Las cosas podrían ponerse feas si los hacía caminar durante mucho tiempo y empezaban a tener hambre o se volvían locos, como en la bruja de Blair, en realidad, esta bruja daba señales de que estaba inspirada en la bruja de Blair, bruja en el bosque, capaz de deformar la capacidad de percepción de las personas.

-Guau, ¿eso no es muy fuerte?-

-No puede hacer que dure más de un día, no surte efecto cuando alguien más fuerte que yo y solo puedo afectar a un grupo de personas según la fuerza que posea-

Tantas condiciones, bueno, era normal, se decía que no se debía de mirar los dientes a un caballo regalado, pero es muy raro que algo regalado sea tan bueno como parezca.

Por lo menos ya lo sabía y no cuando lo necesitaba

-Quiero verlo, más de tus habilidades-

En retrospectiva, de verdad debió de haber practicado ahora que no había nadie y que en realidad necesitaba conocer todo sobre sus invocaciones.

-Bueno, ahora es un buen momento para entrenar-se dijo pensativo-¡Muéstrame lo que tienes!-

La bruja extendió la mano, con las palmas abiertas no apuntó a un lugar en particular, las hojas del suelo empezaron a crecer, de manera desmedida, más allá de la altura de Subaru, se movieron como si fueran tentáculos verdes.

Una de ellas tocó a Subaru, envolviéndolo en su muñeca, por un momento pensó que iba a atraparlo y a arrastrarlo lejos para dañarlo, un pequeño sentimiento de pánico se presentó en su corazón.

-Siéntelo, maestro-le dijo en su oído, sacando cualquier duda en su mente y dejando a un lado de momento.

No sabía si lo hizo a propósito, pero emocionó su corazón y lo sonrojo.

Tendría que terminar con esto pronto.

-La hierba se siente-se tomó su tiempo para hablar, muy difícil con una erección y una mujer bonita cerca suyo-muy firme en realidad-

Intentó tirar de él con fuerza, en realidad no podía sacarse de encima, por un instante pensó que la bruja del bosque lo había engañado para atraparlo, pero la hoja se terminó desatando y cayendo sin fuerzas, como una serpiente muerta.

-Oh, es como una gruesa cuerda, muy útil-la única mujer del grupo asintió, una sonrisa de satisfacción en su rostro por haber sido aprobada por su amo.

Subaru se apartó, con la cara roja y una expresión tímida en su rostro, en los últimos años, no fue muy famoso con las mujeres.

-¿Puedes…teletransportarte?-

La mujer asintió, se acercó a un árbol, el resto del grupo la miró en silencio, con un sensación de ser juzgada por sus acciones, si fuese una persona se sentiría incómoda y nerviosa.

Pero estaba segura de sus habilidades, tan segura como alguien que sabía la capacidad que había en su cuerpo, ella lo sabía de sus habilidades mágicas.

Había atravesado el árbol de corteza dura y áspera, como si fuera una piscina, se tragó a la mujer de carne y hueso sin resistencia.

Subaru miró todo maravillado, eran las primeras demostraciones de un poder mágico no letal, primero su habilidad de invocación, luego su visión en la oscuridad, pero aquello no contaba, ¡no era impresionante, en realidad, era decepcionante, incluso ahora que era un poco mejor, no era la visión nocturna más increíble que había visto!, pero ahora, esto, era muy genial.

Subaru palpo la madera de donde ella había desaparecido, era dura, no había forma de que alguien se zambullera como en una piscina y desaparecer.

Casi quería probar forzando la entrada al árbol embistiéndola, pero luego recordó la famosa escena de Harry Potter donde Ron y Harry se chocan contra una pared por haber esperado demasiado en una estación del tren, no quería sentir vergüenza, no más de lo que ya había sentido en las dos peleas que tuvieron y en el hecho de que no sabía nada y no podía ser peor líder.

Uso su cabeza e intento empujar con sus manos, tanto como podía, pero como esperaba, no sucedió nada más allá de que se ensucio las palmas de la mano.

-Aquí, maestro-

Una voz hablo detrás de él sacando la cabeza y sonriendo con sus labios verde oscuro, miro a su maestro, oculta de los antebrazos para abajo, como si su cuerpo fuese es gran árbol.

Subaru de repente, viéndola así tuvo una idea.

-¿Cuánto tiempo puedes quedarte allí?-

La bruja lo miró sin entender.

-No lo sé, maestro-

Subaru sonrió con orgullo para nada disimulado.

-El maestro es genial-dijo la bruja, le tomo un momento entender que su pregunta era más profunda de lo que parecía, un pequeño experimento para algo que había nacido hace menos de diez minutos.

-El maestro es inteligente-dijo uno de los gremlins.

-Basta-Subaru se sonrojo, se estaba muriendo de la vergüenza por toda estas alabanzas inmerecidas por algo tan básico.

Sacudió la cabeza, ya tenía un objetivo a corto alcance, pero de repente ella se salió del árbol.

-¿Eh?, ¿paso algo?-

-Algo me empujo, amo, lo siento-se apresuró a disculparse tanto

-No te preocupes-le respondió, restándole importancia a lo dicho.

-Parece que no puedo ocultarme mucho-respondió.

Volvió a intentarlo, entro con la misma facilidad que antes pero esta vez no tuvo un lugar en mente, solo quería quedarse quieta, como si el árbol fuese su hogar, pero en vez de eso, no pudo quedarse ni unos míseros segundos antes de ser repelida por el árbol, como si fuese un trampolín.

-Lo siento, maestro-se volvió a disculpar.

-No te preocupes-volvió a decir.

La bruja del bosque se disculpó de nuevo, ambas veces con una voz sumisa y dolida.

Subaru se preguntó, si tenían una personalidad propia, algo que Subaru no pudiera modificar como lo quisiera, se encogió de hombros, a sus ojos también podía ser algo divertido, se alejaba del pensamiento de que eran como títeres o npcs mágicos y se acercaban más a criaturas vivas.

Pensó en la muerte del gremlin, una inquietud se apoderó de él, si en cierto grado tenían algo parecido a un alma, entonces debió de ser mucho más cuidadoso con ellos y asegurar su seguridad.

Era una promesa, después de todo, era el maestro y amo de sus invocaciones, eran algo cercano a una familia para él.

Y por eso tendría que cuidarlo mucho mejor, estar en el bosque no podía ser la mejor idea.

-¿Hay más que puedas hacer, erm, Florence?-

La bruja lo miró, curiosa y confundida.

-Es tu nuevo nombre-dijo, no era original pero era un nombre.

-Oh-dijo-si al maestro le apetece, me nombraré Florence-puso una mano en su pecho y agacho la cabeza.

-Eh, está bien si quieres otro nombre-le dijo Subaru, ya no sabía con exactitud donde encaminar esta conversación-¿quieres otro nombre?-

-Yo me llamaré como quieras que me llame, maestro-dijo.

Subaru se estaba frustrando, dejó que esta conversación muriera.

-Bien, te llamaras Florence, entonces-

La mujer aceptó su nombre sin ningún tipo de resistencia, desde el fondo de su existencia, lo que deseara el maestro le sería apropiado, no tenía ningún tipo de queja, con su maestro en realidad nunca tendría alguna queja, debería de ponerle nombres a sus otras invocaciones, no quería que pensaran que tenía preferencia sobre ella porque era una mujer bonita.

Subaru acepto con disgusto a si mismo que podría ser el caso, no pensó en ponerles nombres hasta que la invoco.

Pero en su defensa, era lo más parecido a una persona que pudo invocar hasta ahora.

-¿Quiere intentarlo, maestro?-

Subaru la miró pensativo.

-Eh, claro-

La bruja lo sostuvo por su mano, era en realidad un poco vergonzoso, sus manos sudaron mucho, para su desgracia, no se resistió a ella, dejo que la guie hasta el árbol, cuando su verdosa piel toco la madera, empezó a desaparecer conforme más se hundía en la corteza, hasta que se tragó todo el cuerpo hasta el codo.

Subaru tuvo sus dudas, la primera vez no había pasado y su parte más lógica le decía que no iba a funcionar.

Vio detrás suyos por un momento, una parte suya no queriendo afrontar su fracaso casi palpable y que iría a pegarle en la nariz, vio a sus guardianes, silenciosos y expectantes, como estatuas mudas a todo lo que pasaba, no se dio cuenta de lo extraño que era su silencio hasta que pudo verlos, ellos le devolvieron la mirada, esperando, algo, lo que sea de su maestro.

Subaru, incomodo e inseguro, volvió la vista hacia su objetivo, su mano ya fue tragada por la magia de la bruja, pero no sintió más como una cortina siendo apartada y luego un espacio, su brazo no paro, ni su cuerpo cuando al final su cara salió de un árbol, solo unos metros más lejos de él, podía ver al grupo de monstruos a la distancia.

-¡Chicos!-Subaru les saludo con la mano derecha.

Todo sin dejar de ser sostenido por la bruja.

-Uh, puedes soltarme-

La bruja obedeció, convivir con ella sería mucho más difícil para su virgen y tímido corazón.

-Maestro-hablo uno de los gremlins, acercándose junto al grupo-un éxito, como siempre, una buena nueva compañera-

Subaru miro a Florence, pero ella no se inmuto más allá que una sacudida de cabeza más relajada.

Ellos eran compatibles, eso no era bueno, pero Subaru no lo expreso.

-¿Te estamos molestando, maestro?-pregunto de repente Florence, su voz aunque sueva estaba teñida de tristeza.

-¡No!-se apresuró a corregir Subaru-es solo que ¡Deja de leer mi mente!-Subaru dijo de repente.

-Como el maestro ordene-Dijo con una sonrisa.

Subaru no supo si la sonrisa era de satisfacción por la negativa a que ella fue la causante de su incomodidad o justo lo contrario, de repente, su cara se distorsiono en fastidio y volvió su atención hacia el grupo.

-Me imagino que tendremos unos días para descansar-dijo Subaru.

La emoción de la invocación estaba pasando y por primera vez se sentía cansado, dentro de pocas horas la oscuridad tomaría lugar, Subaru podría encender una fogata, tanto para cocinar su comida como para alejar a las bestias lejos de su zona.

Miro a la bruja, en historias y libros eran seres cuyo dominio residía en los bosques, ellas secuestraban a las personas y las mataban para sus rituales.

-¿Es un problema si quemamos ramas y hacemos una hoguera?-le pregunta.

Florence lo miro unos momentos antes de entender sus implicaciones.

-Yo no estoy en desacuerdo maestro, todo lo que usted se diga se hará, pondré mi cuerpo y alma en ello si hace falta-

-¡Pero no lo digas así!-le reprendió Subaru con las mejillas sonrojadas.

No solo eran las palabras, a veces el tono de voz de Florence era suave, tanto como para excitar a un hombre joven y muy fácil de impresionar, como una amante susurrando a su novio para seducirlo.

Subaru no sabía si lo hacía apropósito, pero se negaría a explicarlo si alguna vez preguntase, ya tendría demasiado tiempo para acostumbrarse y no dejar que sus pensamientos más impuros tomen lo mejor de él y haga algo que solo lo mataría de vergüenza.

-Lo lamento, amo-dijo.

Subaru gruño, con la cabeza mirando a otro lado, lo estaba haciendo apropósito y si no, Subaru no lo diría en voz alta, si ella lo negase solo golpearía su orgullo y dignidad.

Y él no podía permitirlo, no de una invocación.

Pensó un momento antes de detener y mirar el libro.

No había nada nuevo, una invocación, un poder pasivo de regeneración y un poder activo de sigilo.

Nada mal, paso de nivel uno a nivel dos.

-¡Victoria!-grito de repente extendiendo sus brazos hacia el cielo gastando el subidón de energía que tenía por la recompensa.

Si sus invocaciones fueran personas se sobresaltarían y lo mirarían raro, en vez de eso hicieron algo mucho peor a los ojos de Subaru, sino que le siguieron el juego como si fuesen algo de cualquier día.

-¡Victoria!-gritaron los gremlins y la bruja.

Todos, desde la gran bestia peluda, pasando por el esqueleto, los tres gremlins y la bruja imitaron a su maestro, estirando los brazos en forma de V, gritando a todo pulmón, al menos aquellos que podían articular palabras concisas, el esqueleto no dijo nada, pero entrechoco su mandíbula inferior con la superior haciendo un sonido de traqueteo y el hombre lobo hizo lo que pudo con un gruñido un poco extendido.

Subaru miro al suelo con el ceño fruncido, su cara se había enrojecido por la vergüenza muchas veces en un solo día.

Menos mal que fue todo por ese día y su vergüenza iba a acabar.


Me di cuenta que había fortalecido a Subaru mas rápido de lo que tenía planeado, no se hará mas fuerte en un tiempo.