¡Buenos días a todos! ¡Espero estén pasando un lindo día y que disfruten su fin de semana! Seguimos con la historia de nuestros rubios. ¡Un gran abrazo!

"UNA DECISIÓN DE VIDA"

CAPÍTULO VI

Cuando sus ojos color esmeralda se abrieron, ella no reconoció el lugar donde se encontraba. Incorporándose lentamente de su posición de lado sobre la cama, vio a su alrededor y se encontró en lo que ella recordaba era la habitación doble de un hotel en un pueblo cercano a Lakewood. Viendo a su lado, miró a una adormecida Dorothy, sentada en una silla junto a su mullida cama, cuidándola.

La luz que entraba por la ventana le anunciaba que ya estaba avanzada la tarde. Poco a poco fue recordando lo sucedido. Stear las había traído a ese lugar como invitadas de la familia, y Anthony-

"Anthony…" susurró su nombre como si se tratara de una plegaria. Su corazón se llenó de amor por él al recordarlo. A pesar de lo terrible de las circunstancias, y de todas las cosas horribles que seguramente la señora Legan habría contado de lo sucedido… Él jamás había dudado de ella. Sin siquiera llamarlo, había llegado de inmediato en su ayuda y la había sacado de ese horrible lugar. Y a pesar de lo que implicó para ella la revisión médica, y la pena que había sentido, les dio a ambos finalmente la tranquilidad de que ese monstruo de Neil no la había tocado. Seguía siendo una doncella, y seguía siendo digna de su amado. Ella sonrió con tristeza al considerarlo. Eso último era lo único que le importaba en realidad. Ser digna de él.

"Candy…" la voz de Dorothy la regresó al presente. "¡Despertaste!" su sonriente amiga se le aproximó "¿Cómo te sientes?"

Candy sonrió agradecida. "Mejor, Dorothy. Gracias."

"¿Quieres comer algo?" le preguntó. "Hace un rato trajeron la comida." Un carrito de comida estaba junto a una mesita con dos sillas al otro lado de la habitación.

"En realidad… creo que sí tengo un poco de hambre" le dijo más animada, justo en ese momento su estómago hizo ruido y ella se apenó, haciendo reír a Dorothy, y luego a ambas.

Las dos se sentaron en el pequeño comedor de la habitación, y Dorothy sirvió para las dos. Candy vestía ahora una mullida bata y un nuevo camisón. Se había bañado al nomás llegar al hotel y luego su amiga le había insistido en que durmiera un poco.

"Lo siento, Dorothy." Le dijo la rubia luego de un momento de comer las dos en silencio.

"¿Por qué, Candy?"

Apenada, la rubia dejó su tenedor, mirando su plato de carne guisada y arroz. "Por estar conmigo… de seguro la señora Legan te despedirá ahora. ¡Me siento tan culpable!" le dijo abrazándose a sí misma con pena.

"Candy, por favor, come." Le dijo tranquilamente la pelirroja de trenzas. "Y no te preocupes más, mis días también estaban contados en la Mansión Legan. De cualquier forma, el joven Brower y los jóvenes Cornwell me han dicho que se encargarán de ayudarme a encontrar trabajo en otra parte. Por lo pronto, tú eres mi asignación", le sonrió contenta.

A Candy se le iluminó el rostro al escucharla hablar sin pesar. "¿En serio? ¡Qué bien! ¡Talvez encontremos trabajos juntas otra vez!" Luego su mirada contempló con más atención el lugar donde se encontraban. "Es una hermosa habitación, Dorothy." Comentó contenta, comenzando a comer otra vez. "¡Nunca había dormido en un lugar tan elegante! ¡Ni tampoco comido en un lugar así!", rió contenta.

"Sí, es un hermoso hotel." Dorothy se alegró de verla comportarse más como ella misma. "Nunca había venido a este pueblo tampoco." El tránsito de los caballos y de las carretas ocasionales se escuchaba por el ventanal. Estaban en segundo piso.

La expresión de la pecosa se volvió una de confusión. "Sé que Anthony y los chicos son de familia de dinero, pero… no sabía que podían pagar un lugar así."

"No te preocupes por eso ahora, Candy. Lo bueno es que tú estás bien y a salvo, y muy lejos de ese despreciable muchacho. Se puso peor después de la muerte de su padre, ya se sentía el dueño de toda la fortuna Legan, y que podía tener lo que quisiera." Dijo disgustada recordando a su antiguo amo. "Es un alivio que los jóvenes Andley lo descubrieran todo ante la señora Legan."

"Fui una tonta, Dorothy." Le dijo la rubia con tristeza. "Debí contarle a Anthony que Neil había vuelto a estar detrás de mí acosándome desde que regresó de su viaje a La Florida el mes pasado. Pero es que temía tanto que lo buscara y que se enfrentaran otra vez y que pelearan. - Ah, y Archie y Stear también -." Agregó, apenada, recordando que tenía que hablar de los tres y no solo de su príncipe. Dorothy sonrió discreta comiendo de su plato.

La pecosa tomó su taza de café y le dio un sorbo al reconfortante líquido, quedándose pensativa después. "Nunca creí que Neil fuera capaz de algo tan bajo…" concluyó con tristeza. "Sabía que no tenía escrúpulos… pero intentar algo así…" La joven sintió lágrimas en sus ojos otra vez. "Fue tan vil y cruel…" su voz se quebró, colocando su taza otra vez sobre la mesa.

Su amiga la miró con pena y empatía, mientras la rubia secaba una furtiva lágrima con su servilleta. "Calma, Candy." Le dijo con cariño, "Ahora estás a salvo. Y los jóvenes Andley no te desampararán, ya lo verás. Te aprecian mucho." Le dijo convencida.

Candy asintió intentando sonreír, viendo la servilleta sobre su regazo.

"Sabes, Candy, el joven Stear me dijo que el joven Anthony planeaba tratar tu situación con la tía abuela en persona."

"Solo espero no causarle más problemas a Anthony y a los muchachos." le dijo la rubia preocupada, mirándola. "Como sabes, desde el problema de las joyas de la señora Legan no soy para nada del agrado de la señora Elroy. Y ahora menos con lo sucedido hoy con sus nietos Legan."

"Ya lo veremos, Candy." Le dijo. "Dios obra de maneras misteriosas." Le sonrió. "Algo bueno puede surgir de todo esto. Hay que tener fe." Le dijo su amiga para darle ánimos.

"Sí, tienes razón, Dorothy." Dijo la pecosa reconsiderando su situación. "Él siempre nos ha llevado a conocer gente buena a lo largo del camino", dijo sonriente, llevando su mano a su pecho, "y puede hacerlo otra vez." Y en ese momento lo notó con sobresalto, buscando el recuerdo de uno de sus ángeles en el camino. "¡No puede ser!", exclamó entonces con horror, palmeando su cuello varias veces. "¡No está!" dijo asustada viendo a su alrededor en el suelo por si se le había caído. No notó su ausencia en su baño porque aún estaba algo mareada, pero ahora que despertara sus sentidos estaban totalmente alertas y su desaparición creaba ahora un vacío terrible en su corazón… ¡¿Qué le diría a su amado?! "¡Oh, cielos…!", dijo angustiada.

"¿Qué sucede, Candy?"

"¡Mi cadena!", le dijo. "¡la perdí!"

"¿Tu cadena?"

"Yo tenía una cadena con un dije que-… que-…" tartamudeó al dudar hablar de más, "que… yo quería mucho y que estaba usando anoche. Es una cadena con un dije de rosa."

"No traías ninguna puesta cuando venimos hoy, Candy. ¿Talvez entre tus cosas? Lo habrás guardado anoche antes de dormir y no lo recuerdas."

Candy se entristeció. "No lo creo, Dorothy. Lo tenía puesto anoche. Estoy segura." Dijo con desánimo.

"No te pongas así. Si quieres, cuando podamos, le pediré a Mary que revise si lo ve por la casa o por el establo, por si se te cayó."

"O talvez me lo quitaron cuando me dormí." Dijo Candy con una sensación extraña en su estómago de horror y pérdida.

"Candy…" se conmocionó Dorothy con pena de solo pensarlo también.

Al llegar a la Mansión de Lakewood, Anthony y su primo notaron que el auto de George se encontraba estacionado frente al ingreso.

"La Tía Abuela debió llamarlo." Comentó Archie, desde el asiento de atrás. Aún viajaban en el Benz negro, conducido por el chofer, ya había anochecido.

Al acercarse a la puerta principal y detenerse, notaron a Stear esperándolos al inicio de las escaleras de ingreso.

"¿Por qué tardaron tanto? Me tenían preocupado." Se quejó el inventor acercándose a ellos al verlos bajar del auto, mientras el chofer se despedía y llevaba el vehículo de vuelta al garaje de la mansión.

"Lo siento, Stear," respondió el elegante muchacho de cabello castaño, "cuando llegamos a dejar al doctor Harris al pueblo, nos encontramos con que había otra emergencia, y le dimos jalón a él y a la persona que llegó a reportarlo para que pudiera él atender a la persona herida en una granja en las afueras del pueblo."

"Oh." Reaccionó Stear, "lamento escucharlo."

"La buena noticia es que la persona se recuperará." Le sonrió Anthony complacido. Incluso lo habían llevado de vuelta al doctor a su clínica hace tan solo una hora.

Todas las luces de la mansión estaban ya encendidas, proyectando sus luces al jardín. Ya pasaban de las 7:00 de la noche.

"¿No tuviste inconvenientes, Stear?", preguntó Anthony.

"No." Sonrió el apuesto muchacho de 19 años, "al reconocerme el encargado del hotel simplemente nos dio su mejor habitación. Candy y Dorothy estarán bien hoy."

"¿Y desde cuándo te conocen en ese hotel, Stear?" preguntó curioso Anthony, alzando su ceja.

El joven de lentes se turbó. "Es una larga historia, otro día te la contaré, Anthony." Le dijo, ajustando sus lentes.

"Yo sé." Dijo Archie divertido. "Apuesto a que tiene que ver con los días que pasó allí la familia O'Brien, hace un mes. ¿Cierta señorita de cabello castaño, de lentes discretos, y linda sonrisa…?"

"¡Calla, Archie!" Se molestó su hermano.

"Yo solo decía." Dijo inocente Archie alzando sus manos en defensa.

Anthony sonrió. Era un alivio ver que al menos uno de sus primos ya tenía otro interés sentimental en su vida. A pesar de no compartir con ellos que él mismo ya tenía novia, se sentía un poco culpable con ambos porque sabía de su cariño especial por su pecosa.

"Lo importante es que nadie de la familia Legan se entere de dónde se encuentra Candy ahora." dijo Anthony volviendo al tema del día.

"No te preocupes, Anthony. Las registré como Blanca y Dora Green. Aunque pregunten, no darán que son ellas." Sonrió orgulloso.

Anthony sonrió complacido con la elección de sus nombres. "Bien." Dijo divertido. Y volviendo su vista a la mansión preguntó, "¿George está aquí?" Su rostro se volvió serio.

Stear asintió. "Está en el despacho con la tía abuela y otras dos personas. Parece que ella los llamó. ¿Crees que sea respecto a Neil?"

"Ahora lo averiguaremos", dijo el rubio y los tres muchachos entraron decididos en la mansión.

Continuará…

¡Muchas gracias a todas! La historia avanza. ¡Espero este capítulo les haya gustado!

Agradezco con mucho cariño sus comentarios a Anguie, Sharick, Cla1969 (Espero este capítulo vaya dando luz a la situación para Candy que comentabas. ¿Qué te parece la reacción de la tía abuela? ¡Un abrazo, amiga!), Guest 1, Guest 2, Guest 3, Guest 4 y Guest 5, y GoeMtzR (¡Un fuerte abrazo para ti también, Georgy!) ¡Y mil gracias a todos por comentar!

Gracias también por comentar del Capítulo 1, a Guest. ¡Bienvenido a leer!

Un abrazo a Mayely y Julie para cuando lo lean. ¡Hay les encargo su comentario! ¡Ji, ji, ji! ¡Un abrazo!

Les pido, por favor, una oración por mi Guatemala para mañana en nuestras elecciones, ¡para que Dios nos proteja de todo lo que no es de la Luz! ¡Muchas gracias desde ya! - De todo corazón. -

Bendiciones,

lemh2001

Guatemala, 19 de agosto de 2023

P.D. Publicaré la continuación este lunes. ¡Un abrazo!