Ranma ½ y sus personajes son propiedad de Rumiko Takahashi.

El corazón de Nabiki

Por

Dr Facer

Capítulo 13

~ Mes de Julio, parte 4~

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—¿Por qué no se levanta? —murmuró Nabiki sin ocultar la angustia en su voz, la muchacha se había levantado, y parecía tener bastantes dificultades para controlar los nervios mientras ignoraba el murmullo hecho por la escasa audiencia en la arena y escuchaba cómo el conteo continuaba sin que Manabu diera muestras de intentar ponerse de pie—. ¡No le pegó tan duro!… ¿qué le pasa?

—Nabiki, no te preocupes… —le dijo Akane también poniéndose de pie. La menor de las Tendo seguía bastante sorprendida por el comportamiento de su hermana, y trató de ofrecerle algo de apoyo lo mejor que pudo—, estoy segura que Manabu está bien, y…

—¡Tiene qué estar bien! —respondió la mediana sin siquiera mirar a su hermana pues toda su atención estaba centrada en el ring—. ¡Manabu no puede perder esta pelea!

"Porque si pierde tendré encima una deuda de millones de yenes… ¡y además está ese nuevo trato que hice antes de que empezara el combate!" pensó alarmada Nabiki, recordando su reciente conversación con el dueño de la casa de té. "Manabu… en verdad espero que estés bien, ¡debes ganar hoy!"

—Un golpe como ese no debería haber lastimado mucho al maestro —le aseguró Akane, tomando la expresión en el rostro de Nabiki como honesta preocupación por su prometido.

"Nunca pensé que Nabiki algún día pasaría por lo mismo que yo cuando Ranma está peleando con algún rival…" pensó la menor, sin darse cuenta que en ese momento su hermana estaba en realidad preocupada por la deuda que colgaba sobre su cabeza. "Tal vez ella…"

—¡Muy bien! —exclamó Nabiki de repente, y el entusiasmo presente en su voz logró hacer sonreír a la menor, que volvió a concentrarse en el ring para ver que en efecto, el maestro Sakura había logrado levantarse—. ¡Ahora ve y gana la pelea!

Un poco antes…

El dolor en la quijada era considerable y Manabu no pudo evitar recordar los potentes golpes de Kosaku Hatanaka y cómo había terminado noqueado luego de un potente puñetazo directo a la cara por parte del entonces futuro campeón en la pelea que habían tenido unos meses antes, aunque no tardó en notar algo que lo sorprendió bastante.

"Pero Gouto no es tan fuerte como Kosaku Hatanaka…" entendió el maestro girándose despacio sobre el costado izquierdo para luego ponerse de rodillas y levantarse antes de que la cuenta siguiera avanzando. "El entrenamiento de resistencia del entrenador Morisaki dio resultado. Valió la pena que nos concentramos en eso, aunque si quiero ganar esta noche tendré qué empezar a cansar a Kagero."

—Bien… sigamos con la pelea —murmuró Manabu, subiendo los puños y asintiendo al réferi para indicarle que podía continuar con el combate.

El árbitro levantó su mano y se alejó indicando que la pelea podía continuar, lo cual fue suficiente para que Gouto se lanzara sobre el maestro sin ninguna consideración, intentando de inmediato golpearlo nuevamente en la cara.

"¡No debiste levantarte!" pensó Gouto, ligeramente molesto porque su intención de noquear a Manabu en el primer round estaba en riesgo. "¡Pero si eso quieres te mandaré directo a la lona otra vez, Sakura!"

Manabu, que ya había logrado hacerse una idea de la velocidad de Gouto, logró esquivar el golpe y bloquear con poca dificultad los siguientes dos, alejándose con un paso hacia atrás para recuperar espacio, aunque su oponente estuvo de inmediato sobre él, intentando golpearlo con un cross dirigido directamente al rostro.

"Perfecto, te has enfadado como un completo idiota…" pensó el maestro al tiempo que se hacía a la izquierda para evitar el puñetazo y aprovechar el momento en que su rival bajaba el brazo para hacerle un agarre por el costado con el brazo izquierdo, plantar firmemente los pies sobre la lona y descargarle un fuerte gancho directo al estómago, seguido de tres golpes más un poco más arriba y al costado que llevaban menos fuerza pero que tenían un objetivo muy distinto, ya que Manabu buscaba dejar a Gouto sin respirar.

—¡Sepárense! —ordenó el réferi, que se acercó a los boxeadores y logró que Manabu rompiera el clinch y soltara a Gouto justo en el momento en que sonó la campana anunciando el final del primer round.

—Parece que no eres tan fuerte, Kagero —dijo el maestro antes de regresar a su esquina. Manabu sabía que eso haría enfadar a su oponente, y su plan dependía de mantenerlo enojado durante la pelea—. ¿No dijiste que me noquearías en el primer round?

—Sólo tuviste suerte, Sakura —respondió el otro boxeador con clara molestia en su voz mientras se dirigía a su esquina—. Pero el próximo round te haré comerte tus palabras.

Momentos después..

—Considerando las cosas, no estás tan mal —comentó el entrenador Morisaki una vez que Manabu estuvo en su banco y le revisó el rostro—. Te derribó, pero no te hizo mucho daño.

—No, por suerte no —dijo Manabu, mirando a la otra esquina y notando que Gouto se cubría el estómago con discreción y luego se echaba para atrás, recargándose en el poste a fin de poner atención a su entrenador.

—Creo que tenemos algo de ventaja entonces —dijo el entrenador, poniendo atención a lo que pasaba en la esquina opuesta—. Supongo que planeas cansarlo. Hazlo, pero no te confíes y trata de molerle las costillas y el estómago, no lo dejes respirar ni por un segundo.

—Entendido, me concentraré en ello, entrenador—prometió el maestro, preparando mentalmente la siguiente parte de su plan y esperando no tener problemas para aplicarla. La campana indicando el inicio del siguiente round sonó en ese momento y, esperando que todo fuera bien, Manabu se levantó y se dirigió al centro del ring.

Mientras, en las gradas…

Nabiki, respiró un poco más tranquila al ver que Manabu parecía estar bien al iniciar el segundo asalto y logró calmarse, sentándose de nuevo sin dejar de mirar el comienzo del segundo round, sólo distrayéndose un par de segundos para desviar la mirada hacia la derecha, en donde en encontró al dueño de la casa de té sentado junto a su obeso asistente a varias filas de distancia, aunque era dificil no encontrarlo debido a que no había mucho público en la arena en ese momento, lo cual era de esperarse ya que según le contaron sus contactos era poco común que las peleas llamaran mucho la atención.

"Se ve bastante confiado," pensó la mediana, un poco sorprendida al notar que el yakuza incluso parecía estar un poco aburrido. Verlo allí no le agradaba, a pesar de que sabía que el criminal se quedaría a ver la pelea, la idea de tenerlo de nuevo tan cerca cuando

—No pensé que ese tipo vendría —comentó Akane al mirar en la misma dirección que su hermana—. Aunque supongo que tenía qué hacerlo por la apuesta que tiene contigo y el maestro… ¿quieres que nos cambiemos de lugar? No quisiera estar cerca de ellos.

—Tampoco yo, pero no es buena idea movernos —dijo Nabiki sin dejar de poner atención a las reacciones del viejo estafador—. Sí me gustaría cambiarme de lugar, pero es mejor que nos quedemos aquí… creo que el tipo ya nos vio y si nos vamos tal vez piense que estamos tratando de huir y hacer algo que podría distraer a Manabu.

—De acuerdo —aceptó la menor, girándose para ver la pelea, aunque sin dejar de poner atención al yakuza y a su ayudante, esperaba que no fuera necesario intervenir, pero decidió que lo mejor era estar lista en caso de que intentaran volver a secuestrar a su hermana.

En el cuadrilátero…

Los boxeadores se encontraron en el centro del ring, y Manabu decidió intentar hacerle un clinch Gouto para poder continuar su estrategia, por lo que se le acercó con rapidez y trató de envolverle los brazos para inmovilizarlo y llevarlo hasta las cuerdas pero no logró hacerlo, ¡Gouto había previsto esto y se hizo rápidamente a un lado y plantó los pies para descargarle un potente gancho al estómago al maestro que le impactó de lleno y lo hizo retroceder casi hasta las cuerdas! Pero Gouto no se contentó con eso y siguió golpeando al profesor sin darle oportunidad de recuperarse, conectando varias veces con fuertes golpes que atraparon a Manabu contra una de las esquinas sin darle oportunidad de salir.

"No… puedo… permitir que… me siga golpeando…" pensó Manabu, tratando de cubrirse de los golpes con poco éxito, Gouto lo atacaba con tanta furia y velocidad que ni siquiera podía subir los brazos. "¡Maldita sea, es más veloz de lo que pensaba…!"

Logrando bloquear ese golpe directo, Manabu consiguió una fracción de segundo para respirar, y aprovechando que Gouto decidió continuar su ataque con un crochet izquierdo y sabiendo que ese golpe lateral era poderoso, pero lento en su ejecución, el maestro pudo esquivar al fin, pasando bajo el brazo de su oponente en el último minuto, dejando que Gouto se estrellara contra el poste de la esquina.

"Perfecto," se dijo Manabu, que soltó un fuerte jab contra Gouto, golpeándolo directo en la cara cuando se estaba dando la vuelta y logrando que perdiera el equilibrio. No pensando permitir que Kagero se recuperara, el maestro aprovechó el momento en que Gouto movía la pierna izquierda hacia atrás para tratar de evitar caerse y conectarle con un potente cross justo debajo del esternón. El impacto fue directo, y lo bastante fuerte como para que Gouto perdiera el piso y cayera de mala forma sobre su brazo derecho.

—A la esquina —dijo el réferi, que se acercó para empezar a hacer el conteo.

Manabu obedeció y se acercó a las cuerdas sin dejar de mirar a su rival, respirando profundamente mientras usaba este espacio para recuperar el aliento y recuperarse un poco de los golpes que acababa de recibir. No podía negar que había salido lastimado, y las costillas y la quijada estaban empezando a molestarle, pero aún así la adrenalina le ayudaba a olvidarse del dolor y mantenerse atento para continuar con la pelea. Observando a Gouto, notó que estaba haciendo lo mismo, aprovechando los segundos para descansar y recuperar el aliento, pero no se veía cerca de quedar noqueado, para nada.

"Maldición… estaba seguro que lo ataqué con todas mis fuerzas…" pensó Manabu, mirando sus puños y recordando de nuevo su pelea con Kosaku Hatanaka. "Es igual que en esa ocasión, logré derribar a Hatanaka pero… mis golpes no tuvieron la fuerza suficiente… ¿por qué?"

¿Acaso era verdad que le faltaba fuerza? Pero si había logrado descolgar el saco de un golpe, y cuando empezó a pelear como profesional el entrenador Morsaki le dijo que tenía buena potencia de golpeo, ¿qué estaba mal con él?

"¿Por qué no puedo noquear a nadie?" Se lamentó en silencio al no poder encontrar una respuesta, simplemente dándose cuenta que no podía hacerlo, y que cada que tenía la oportunidad de ir por un KO, terminaba conteniendo sus fuerzas en el último momento. "Es como… como si no quisiera obtener un nocaut a menos de…"

A menos de que Naomi Okamura estuviera allí para verlo.

Manabu parpadeó confundido al pensar en eso. No era la primera vez que le llegaba la idea de que romper con Naomi el día de su debut le estaba arruinando sus combates, pero…

—Ocho… —contó el réferi, que se detuvo y se acercó a Gouto que acababa de volver a levantarse y estaba girando el hombro derecho de atrás para adelante, un movimiento que repitió un par de veces antes de asentir al árbitro cuando le preguntó si podía continuar.

—No eres tan débil —admitió Gouto, su voz cargada de furia contenida, una vez que tuvo a Manabu enfrente—. Pero aún así te falta fuerza Sakura, de este round no pasas.

El maestro no respondió, en lugar de eso frunció el ceño y lanzó un rápido jab izquierdo para obligar a Gouto a subir su defensa y después golpearlo en el estómago.

Pero no lo consiguió.

Gouto había bloqueado el jab del maestro con el puño derecho, y usando su velocidad superior, se inclinó levemente y sorprendió a Manabu con un poderoso uppercut que le impactó de lleno en la quijada, haciéndolo retroceder tres pasos y terminar cayendo de espaldas junto a las cuerdas.

El golpe le había causado bastante daño, Manabu tenía la mirada borrosa y sentía que todo le daba vueltas, no había recibido un golpe tan potente en meses y aunque lo intentó, no pudo encontrar las fuerzas para levantarse y volvió a caer sobre la lona.

El árbitro obligó a Gouto a ir a las cuerdas y empezó el conteo. Gouto obedeció la orden y esperó pacientemente a que la cuenta terminara, pues estaba seguro de que en esta ocasión el maestro Sakura no lograría levantarse.

En las gradas…

—¡Manabu, no! —Gritó Nabiki al ver caer de espaldas al maestro. No pudo evitarlo, todo el segundo round lo había pasado en la orilla del asiento, esperando que su profesor pudiera ganar y así salvarla de la deuda que tenía con los yakuza, pero cuando Gouto derribó a Manabu con ese gancho directo a la mandíbula no pudo controlarse y se levantó, llevándose las manos al pecho para intentar controlar la súbita preocupación que le había llenado el corazón, la cual se convirtió en angustia al ver cómo el maestro intentaba ponerse de pie sólo para caer de nuevo y ya no intentar moverse.

—Lo siento, Nabiki, pero creo que ya es el fin de la pelea… —comenzó Akane, sorprendida tanto por la expresión en el rostro de su hermana como por la manera en que el maestro había sido derribado—. Estoy segura de que…

—No, ¡tú no entiendes nada! —interrumpió la otra, que ni siquiera se giró para mirar a su hermana. La mediana ignoró a la menor y bajó corriendo hacia el ring lo más rápido que pudo, dejando a Akane confundida y sin poder saber qué decir o cómo actuar.

"Nabiki… ¿de verdad te preocupa tanto?" Pensó Akane al ver cómo su hermana llegaba al cuadrilátero. Estaba por seguirla, pero notó que el viejo de la casa de té estaba también poniéndose de pie, aunque en lugar de acercarse al ring, el yakuza simplemente se recargó en el respaldo del asiento delante al suyo para mirar con bastante atención lo que sucedía. Entendiendo que quizás esto podría ser peligroso para su hermana, Akane no tuvo otra opción más que quedarse en donde estaba para vigilar al criminal.

El conteo seguía mientras esto pasaba, y ya iba en cinco…

Nabiki no se dio cuenta de que el dueño de la casa de apuestas la estaba mirando. Para cuando llegó al ring ya ni siquiera se acordaba de la deuda. Su mirada estaba fija en el maestro Sakura, en su rostro que parecía apagarse y ponerse más pálido con cada segundo del conteo, y no pudo evitar que se le humedecieran los ojos al verlo así. ¿Esto era lo único que podían lograr durante el mes que pasaron juntos, una derrota? Era como si todo el esfuerzo de Manabu y el apoyo que ella le ofreció no hubieran servido de nada. Y si eso era así… ¿acaso era porque a él no le importaba la preocupación y la angustia que estaba sintiendo por él en ese momento, y prefería simplemente darse por vencido?

El conteo llegó a seis…

—Lo siento… Nabiki… —murmuró el maestro, que sentía los brazos y piernas cada vez más pesados, logrando sólo levantar el puño derecho hacia ella, sintiendo que se hundía y comenzaba a perder la consciencia. Tal vez era lo mejor, pues al parecer su fuerza no había sido suficiente para vencer a Gouto, pero con sus ahorros podría pagar una parte de la deuda, y quizás podría trabajar para el yakuza y así pagar lo demás. A fin de cuentas Kagero tuvo razón, no era tan débil, pero sus puños no tenían la fuerza suficiente para ganar—. Lo intenté, pero…

—¡Cállate, mentiroso! —Lloró Nabiki, limpiándose las lágrimas para después azotar los puños sobre la lona sin poder controlar la angustia y la frustración de verlo así—. ¿Por qué mentiste? Me dijiste que ganarías por nosotros, ¡me dijiste que yo te importaba!… ¿y aún así te atreves a perder?... ¡No sabes cómo te odio, Manabu… eres un mentiroso!

El conteo llegó a siete…

Manabu sintió que la sangre se le convertía en hielo al escuchar las palabras de Nabiki. Haciendo un esfuerzo extremo, logró enfocar la mirada para verla bien y notó que estaba llorando. Estaba llorando por su culpa, llamándolo mentiroso con una expresión de dolor que indicaba que estaba sufriendo. Fue entonces que ella dijo que lo odiaba.

"No… eso… eso no lo puedo permitir… no quiero que ella me odie…" pensó, tensando los músculos, apretando los dientes y logrando, poco a poco, ponerse de pie utilizando todas sus fuerzas.

El réferi detuvo el conteo y al notar que el maestro Sakura parecía poder continuar se hizo a un lado, permitiendo que Gouto se acercara de nuevo. El boxeador estaba sorprendido y un poco molesto al ver que Manabu había logrado levantarse otra vez pero no importaba, lo tumbaría de nuevo y esta vez se aseguraría de que quedara noqueado.

"No voy a perder hoy…" Pensó Manabu, ignorando el dolor en todo el cuerpo, escuchando en su mente una y otra vez las palabras de Nabiki, repitiendo en su memoria cómo lloraba por su culpa. "¡No puedo perder esta pelea!... Por que yo… yo…"

—¡Es hora de acabar con esto, Sakura! —declaró Gouto, preparando un nuevo gancho izquierdo apuntando directo a la mandíbula de su rival.

—¡No soy un mentiroso! —exclamó Manabu, lanzando un golpe usando todas su fuerzas hacia Gouto sin siquiera preocuparse por apuntar, lo único que buscaba en ese momento era golpearlo en algún lado y demostrar que no había mentido.

Lo que sucedió en ese instante dejó a Nabiki sin habla, y el público en las gradas contuvo el aliento al ver cómo Manabu recibía el gancho en el rostro al mismo tiempo que su puño se estrellaba brutalmente en el hombro derecho de Gouto Kagero con un fuerte crujido.

Manabu estuvo a punto de caer, pero se las arregló para agarrarse de las cuerdas y evitar terminar en la lona de nuevo. Pero Gouto sí cayó al suelo, llevándose la mano izquierda al hombro derecho, esforzándose por no gritar mientras una expresión de horrible dolor le cruzaba el rostro.

—Quédate en las cuerdas, Sakura —ordenó el réferi, que se acercó para mirar al caído y hacer una mueca de sorpresa al ver a Gouto. Uno de sus huesos del hombro claramente se había dislocado y se notaba que estaba fuera de su sitio bajo la piel, explicando el fuerte dolor que Kagero estaba soportando —. ¡La pelea se detiene, Gouto Kagero ya no puede continuar!

—¡A la mierda, sí puedo seguir! —se quejó Gouto, que intentó levantarse pero una potente ráfaga de dolor lo obligó a quedarse sentado.

—No, no puedes, y tu futuro como boxeador importa más. No te voy a dejar desperdiciarlo sólo porque eres un idiota bastante necio—dijo entonces el entrenador de Gouto, que ya había entrado en el ring y tiró la toalla sobre la lona—. Nos retiramos, concedemos la pelea.

El público, o al menos el poco que había, comenzó a aplaudir al escuchar que Manabu Sakura había ganado por nocaut técnico. El maestro por su parte, no se preocupaba por eso a fin de cuentas no había sido un KO de verdad. Pero aún así, era una victoria, una victoria importante que había obtenido a causa de la fuerte determinación y el deseo de demostrarle que no era lo que ella le había dicho. Ella, su falsa prometida y la que resultó al final ser lo único que logró motivarlo para levantarse y ganar la pelea… ella, Nabiki Tendo.

Respirando profundamente, sin ocuparse del entrenador Morisaki, que se había acercado para ayudarlo a bajar del ring, Manabu buscó a Nabiki con la mirada, y verla sonreír para él fue lo único que necesitaba para sentir que todo había salido bien.

—Gané la pelea… —le dijo una vez que bajó del ring.

—Sí… ganaste—, le contestó ella, mirándolo durante un momento sin saber qué más decirle al entender que Manabu había hecho esto por ella, que había cumplido la promesa que habían hecho juntos. Pensando que era lo mejor que podía hacer, simplemente siguió un impulso y le tocó con suavidad el rostro para no lastimarlo—. No eres un mentiroso.

Y para Manabu Sakura escuchar eso resultó ser más importante y más valioso que haber ganado la pelea.

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Algunos minutos más tarde…

—¿En dónde se metió Nabiki? —murmuró Akane, mirando de nuevo hacia el pasillo frente a ella y preguntándose qué era lo que su hermana estaba haciendo.

Akane recordó que Nabiki había esperado hasta que Manabu fue llevado a los vestidores para poder recibir tratamiento a causa de los golpes que había recibido, y después de eso le pidió que fuera a esperarla allí, pues quería hablar con él antes de volver al dojo.

"Y luego te desapareciste," pensó ella preocupada. "Tan sólo espero que no estés haciendo algo que nos cause algún problema…"

La menor de las Tendo suspiró y se pasó la mano derecha por la sien al darse cuenta de que, conociendo a su hermana, era bastante posible que hubiera organizado un círculo de apuestas antes de la pelea y había ido a cobrar cualquier dinero que hubiera ganado.

—¿Manabu aún no sale de los vestidores? —preguntó Nabiki entonces, entrando a la sala de espera y deteniéndose frente a Akane.

—Todavía no —respondió la menor, alegrándose de ver a su hermana volver a salvo y aparentemente estaba de muy buen humor, pero para Akane lo más importante era que parecía que Nabiki ya no había causado más problemas—. ¿Dónde estabas?

—Fui al baño, ¿de acuerdo? —contestó la mediana, que en realidad había ido a buscar al dueño de la casa de té, pues el acuerdo que había hecho con él antes de la pelea era que si Manabu ganaba, le regresaría de inmediato el doble de su dinero. El anciano había cooperado sin quejarse, y Nabiki ahora llevaba en su bolsillo la nada despreciable cantidad de cien mil yenes, lo cual explicaba su buen humor, aunque claro estaba que Nabiki no nunca pensaba decirle a Akane acerca de ese dinero.

—Pensé que ya se habían ido —comentó Manabu en ese momento, interrumpiendo a las hermanas al abrir la puerta de los vestidores. El maestro se veía mejor que al terminar la pelea, y venía seguido del entrenador Morisaki. No esperaba que las hermanas Tendo aún siguieran en el pabellón, y se sintió honestamente sorprendido de verlas allí

—Queríamos saber cómo estabas —dijo Nabiki acercándose a él—. Y también quiero hablar contigo, ¿puedo?

—Sí, supongo que no habrá problema —respondió él—. Podemos hablar camino a la salida.

—Preferiría hablar a solas —dijo ella—. ¿No te molesta, o sí?

—Adelante, habla con la muchacha —dijo el entrenador Morisaki—. Nos veremos mañana en el gimnasio y podremos hacer la evaluación de la pelea.

—Se lo agradezco, entrenador. Lo veré mañana entonces —aceptó Manabu, observando cómo su entrenador se alejaba por el pasillo sin decir nada más.

—¿Podrías esperarnos aquí, Akane? —Pidió Nabiki

—Sí, no hay problema —sonrió la menor, complacida al ver el interés que Nabiki mostraba por su prometido.

Nabiki asintió y llevó a Manabu al otro extremo del pasillo, para poder hablar con él sin que nadie los escuchara. El maestro la siguió sin hacer ningún comentario, pues sospechaba que la intención de Nabiki era por fin terminar el falso compromiso entre los dos, y había pasado el tiempo mientras le aplicaban curación en los golpes preparándose para terminar con ella. Aunque Manabu debía aceptar que la idea de ya no convivir con Nabiki todos los días le resultaría difícil.

"No, no sólo difícil…" pensó mientras observaba a Nabiki y recordaba nuevamente el gentil toque de sus dedos sobre su mejilla. "En verdad… en verdad voy a extrañarla… pero es mejor terminar todo aquí, es lo que habíamos acordado."

—Veo que te han puesto gasa sobre la mejilla y el mentón —comentó ella, observando con atención la curación que le habían puesto a Manabu—. Creo que yo podría haberlo hecho mejor, ¿sabes? Algunas veces he ayudado a Akane cuando tiene qué hacer algo parecido con Ranma y he podido practicar.

—Ya veo… —dijo él, ligeramente confundido por lo que Nabiki le decía, ya que no podía entender cuál era su intención—. ¿Qué es lo que deseas Nabiki? Si es sobre el compromiso…

—Quería darte las gracias por ayudarme, Manabu… de no ser por tí… en este momento mi familia estaría con una deuda de millones de yenes encima —dijo ella, bajando la voz y finalmente sonriendo para él—. Y también… bueno, sólo quiero felicitarte… fue una buena pelea, ¿cierto?

—...Sí, fue una buena pelea —aceptó él, sin entender qué era lo que pasaba. ¿Nabiki no quería terminar el compromiso, entonces?

—Gracias una vez más —le dijo, apoyando su mano sobre su brazo derecho—. Cuídate mucho, nos veremos el lunes en la escuela… ¿de acuerdo?

Sin esperar una respuesta, Nabiki se dio la media vuelta y se acercó a su hermana, con la que cruzó un par de palabras antes de que las dos se alejaran, aunque Akane se despidió de Manabu con un movimiento de la mano, el cual el maestro devolvió casi de manera automática.

"No terminó el compromiso conmigo," pensó él, presa de una extraña mezcla de alivió y preocupación al saber que, técnicamente, seguía comprometido con Nabiki Tendo. "¿Será que tal vez…?"

El maestro sonrió y movió la cabeza de lado a lado. No entendía lo que Nabiki estaba planeando pero estaba seguro que mantener una relación con él no estaba en sus planes.

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Y afuera del pabellón…

—¿Sabes Akane? —Llamó Nabiki mientras ella y su hermana se acercaban a la estación del tren. La mediana llevaba las manos en los bolsillos y se sentía bastante complacida. No sólo por haber logrado obtener una respetable cantidad de dinero, sino también por como se habían dado las cosas.

—¿Qué Nabiki? —preguntó la menor—. ¿Piensas regresar a buscar al maestro porque se te olvidó decirle algo?

—No… en realidad no —respondió la segunda, mirando a Akane y esperando a que la alcanzara para poder caminar juntas.

—¿Entonces?

—Pues… —Nabiki rió en voz baja una vez que su hermana estuvo junto a ella y comenzaron a caminar lado a lado.

—¿Qué te pasa?

—Nada es sólo que… —Nabiki levantó la mirada y suspiró—. Es sólo que… tener un prometido tal vez no sea tan malo… ¿sabes?

—¿Oh? Bueno… supongo que tiene sus ventajas —respondió Akane, una vez más asombrada al escuchar a Nabiki hablar de este modo. Esperó un momento más para ver si su hermana intentaba decir algo más pero Nabiki ya no dijo nada y se limitó a andar en silencio, sonriendo mientras metía las manos a los bolsillos.

"Ganó la pelea por mí…" se dijo Nabiki sin dejar de recordar el momento en que Manabu había ganado el combate. "Peleó por mí y nos salvó de los yakuza… Parece que en verdad le importo tanto como dice…"

Nabiki parpadeó un par de veces y volvió a sonreír. Sí, en definitiva tener un prometido dispuesto a protegerla tal vez no sería tan malo, y además, no podía terminar con él.

Porque todavía no había logrado que gastara dinero en ella, ¿no era cierto?

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Notas:

Luego de una pausa para preparar mi defensa de tesis de maestría, por fin he podido volver a esta historia y con este capítulo terminamos este arco argumental, que cierra varias de las tramas que estaban abiertas desde el primer capítulo, y de hecho este sería quizás un buen punto para terminar la historia, aunque todavía quedan más cosas qué contar sobre la relación entre Manabu y Nabiki, por lo que en el próximo capítulo comenzaremos el siguiente arco argumental.

Les agradezco mucho haber leído el capítulo, y espero que haya sido de su agrado, ¡nos vemos en el próximo!