N/A: Hola, bienvenidos! :)

Hace tiempo alguien me sugirió hacer un triángulo amoroso entre Ed, Winry y Rose dentro del universo de 03. La idea me llamó la atención y no pude evitar las ideas que se me venían a la mente para esa historia, ideas que terminaron convirtiéndose en un archivo de 11k palabras que finalmente hoy ve la luz del día a través de esta historia. Así que Lady Tairichira esto es tu culpa, gracias xD

Antes de dejarlos con la historia, hay algunas notas acerca de esta historia que quiero compartirles pero antes de ello quiero darle un enorme agradecimiento a mi hermana Flame por ser mi beta. Muchas gracias!

Notas importantes acerca del contexto y temporalidad de esta historia:

-Nunca he estado muy segura de cuántos años pasaron entre el final de 03 y CoS, pero para efectos de esta historia estoy considerando que entre 03 y CoS pasaron 4 años y después pasaron 3 años antes del comienzo de esta historia, por lo que aquí Ed y Winry tienen 23 años, Rose 25-26 y Al tiene 17.

-Tras los acontecimientos de CoS, Ed regresó solo a la Tierra, dejando a Al y Winry en Amestris.

-Habrá un par de pequeños cambios respecto a lo visto en CoS que se verán dentro de la misma historia.

Espero que me acompañen en esta historia y que la disfruten. Si tienen oportunidad, me haría muy feliz leerlos en los comentarios.

Gracias por leer!

Golden.

Disclaimer: Fullmetal Alchemist le pertenece a Hiromu Arakawa.


Las gotas de lluvia caían sin cesar siendo acompañadas por ocasionales rayos en el oscurecido cielo que presagiaban que muy pronto iniciaría una tormenta. El viento previo a la tormenta agitaba las ramas de los árboles provocando que algunas hojas cayeran de ellos y que algunos letreros y objetos abandonados en las calles se hicieran notar por el ruido que hacían al ser agitados por el aire.

"Ugh…" Dejó escapar un hombre joven que se encontraba en el suelo de una de las calles. Su cuerpo se sentía tan pesado, agotado y adolorido que simplemente quería volver a la oscuridad de la inconsciencia que los inicios de la tormenta se estaba afanando en mantener lo suficientemente lejos de su alcance.

Las gotas de lluvia seguían cayendo por su rostro pero el hombre se resistía a abrir sus ojos. ¿Qué sentido tenía? Estaba completamente agotado y la última esperanza a la que se había aferrado en los últimos años seguramente ya era cosa del pasado. Con todo lo que había sucedido en las últimas horas (¿O tal vez días? Demonios… ni siquiera sabía cuánto tiempo había pasado) todo su esfuerzo, toda su investigación e incluso todos sus recursos se habían ido para siempre. De nada había servido el viaje porque no pudo hacerlo… no logró activar el círculo a tiempo. De antemano sabía que las posibilidades de forzar el uso de alquimia como lo había hecho la Sociedad Thule años atrás eran bajas pero toda su investigación le había devuelto la fe al creer que ciertos cálculos precisos en combinación con la meticulosa posición y uso de determinados factores tanto internos como externos abrirían el portal que le permitiría volver a casa…. a su verdadero hogar.

Ahora tendría que vivir el resto de su vida preguntándose si todo lo que había preparado hubiera rendido los frutos esperados si ese maldito homúnculo no se hubiera cruzado en su camino. Ese maldito fue una variable que no había contemplado y cuya omisión le había costado muy caro.

¿Y si quizás…? Tras una inhalación sumamente profunda que terminó provocando unas cuantas punzadas dolorosas por el sutil movimiento que sacudió sus costillas rotas, el joven apretó sus ojos por unos segundos para finalmente recibir las gotas de lluvia directamente en sus orbes doradas. El agua en sus ojos era una molestia pero era una caricia comparada con el conjunto de heridas y lesiones que ahora portaba su cuerpo.

Dejando escapar algunos gemidos de dolor, Edward usó su brazo izquierdo para levantar su cuerpo unos centímetros por encima del suelo para así permitirse explorar sus alrededores con su mirada. Pudo ver que por la lluvia no parecía haber gente en los alrededores cuando seguramente, de haber logrado cruzar el portal, el lugar en el que se encontraba estaría rebosando de gente puesto que sería en la parte central de un parque.

El parque con la banca justo debajo de un gran reloj de piedra… Sin importarle el dolor, Ed se dejó caer de golpe dejando escapar otro gemido, sin embargo una breve sonrisa irónica apareció en sus labios. "Ahí va mi intento de ser optimista." Dijo para sí mismo al darse cuenta de que se encontraba en el parque que había pasado cuando se dirigía al lugar en el que terminó teniendo su enfrentamiento con Gluttony. Con la distancia y las construcciones en ese tramo no era sorpresa que hubiera terminado con algunas costillas rotas después de que el homúnculo lo estrellara contra la pared en repetidas ocasiones. Con lo rápido que había sucedido todo, Ed creyó que no había salido del lugar en el que se encontraba pero ahora se estaba dando cuenta de que con lo nublosa que se había vuelto su mente en ciertos puntos, no se había percatado de que el homúnculo lo había hecho salir del lugar de manera poco amigable. Estaba muy agotado como para intentar hacer un recuento de los daños que Gluttony había provocado en las propiedades aledañas pero al menos podía tener la pequeña calma de saber que el homúnculo había encontrado su fin pues eso era lo último que recordaba de antes de haber perdido la consciencia.

Ed volvió a cerrar sus ojos concentrándose en el deslizar del agua al chocar con su rostro. Después, se armó de valor y levantó su cabeza lo suficiente para poder inspeccionar su brazo de automail… o mejor dicho lo que había quedado de él.

Tras unos segundos de lúgubre observación, volvió a hablar en voz baja. "Maldita sea." Dejó caer su cabeza sin importarle el golpe contra el suelo. Mi único recuerdo… lo último que me conectaba a Amestris… a mi hermano… a ti… Winry. Apretó fuertemente su quijada. Todo se ha ido… No era necesario que inspeccionara su pierna de automail, aunque un poco borroso, su memoria tenía grabado vivamente el recuerdo del cómo su pierna de automail había sido dañada. A diferencia de su brazo, aún conservaba cerca del 60% del metal que la conformaba. Con dedicación y con una enorme cantidad de paciencia podría intentar repararla pero ¿qué caso tenía? Jamás sería la misma y, con los recursos con los que contaba en este mundo, no podría asegurar recuperar la movilidad que tenía originalmente además de que en el proceso se terminaría perdiendo la esencia de su lugar de origen y de lo que ese miembro de metal representaba para él.

Quizás sea mejor así. Lo intenté y fallé… Me hubiera lamentado más el no haberlo intentado pero ahora… ¿Qué queda para mí? ¿Cuál es mi objetivo? Mi egoísmo me llevó a creer que el peso de mis pecados había disminuido para permitirme recuperar lo que dejé ir pero al final eso fue pura y completa arrogancia mía. Mi destino… no, más bien mi castigo es pasarme el resto de mi vida en este lugar.

Un sutil destello rojizo hizo que Edward girara su rostro a su derecha. A solo unos pasos de él había una piedra roja. Tras pensarlo unos segundos, Ed movió lentamente su mano restante hacia el objeto hasta que su dedo medio alcanzó a rozarla. Ese simple toque provocó que la piedra se destruyera, convirtiéndose en un fino polvo que se mezcló con el agua perdiendo intensidad hasta que se perdió completamente en el flujo de agua causado por la lluvia.

"Al menos no queda duda alguna de que ese monstruo se ha ido." Dijo Ed en voz baja con un alivio que realmente no sentía pues Gluttony había frustrado su último medio para intentar volver a casa.

Ed volvió a cerrar los ojos, concentrándose en las gotas de agua que chocaban con su rostro. Tras unos minutos, murmuró. "Estoy cansado." Poco después dejó que el cansancio hiciera sus efectos en él cayendo en un profundo sueño del que realmente no le importaba volver a despertar.


La inesperada lluvia de la noche anterior había dejado una brisa fresca en la mañana por lo que Rose decidió colocarse una chaqueta antes de salir de casa. Era inusual tener que usar esa prenda en medio del verano pero por suerte no había tenido el tiempo de guardar la ropa de invierno en el ático.

Tras asegurarse de que su pequeño hijo seguía profundamente dormido, Rose le dio un beso en la frente y salió de la casa en búsqueda de un poco de pan, leche y otros comestibles para el desayuno y la comida del día. Normalmente hacía sus compras poco antes del anochecer puesto que se había acostumbrado a hacerlo en ese horario pues era cuando generalmente tenía tiempo después de su trabajo en la escuela y de haber comido junto con su hijo tras ayudarlo con sus deberes. Sin embargo, la repentina lluvia impidió que se apegara a la rutina que seguía aún incluso en su tiempo de vacaciones.

Después de los horrores que vivió durante la ocupación militar en Lior, la vida poco a poco le había sonreído y ahora podía decir que era feliz. Fue difícil volver a confiar en los militares pero con la ayuda de la ahora Teniente Coronel Hawkeye y del retirado señor Armstrong había logrado ocupar una vacante en la escuela primaria más prestigiosa de Central. En un inicio fue difícil aceptar la idea de dejar atrás el reconstruido pueblo de Lior (pues a pesar de los malos recuerdos había ganado valiosas amistades en años recientes) para vivir en la agitada ciudad de Central pero los beneficios que estaba recibiendo le estaban ayudando en su vida de madre soltera. A los pocos meses de haberse incorporado a la plantilla laboral de la escuela, había tenido la capacidad financiera suficiente para rentar una modesta pero cómoda casa para ella y su hijo, además de que desde hace alrededor de un año su hijo había sido admitido en la escuela con todos los gastos cubiertos lo que le brindaba a Rose la alegría y satisfacción de saber que su hijo recibiría una buena educación.

A pesar de sus temores iniciales de vivir en la gran ciudad, Rose había conocido gente muy buena e incluso sus vecinos eran de las personas más amables que había conocido por lo que podía salir de su casa con la tranquilidad de saber que su hijo estaría bien o podía dejarlo a su cuidado cuando fuera necesario. Sin embargo, debido a lo temprano de su visita a la tienda, no quería molestarlos por lo que estaba caminando rápidamente para regresar a casa antes de que su hijo se despertara. Por esa razón decidió cruzar el parque cercano a su hogar en lugar de rodearlo como comúnmente lo hacía.

Por lo temprano de la hora y por la lluvia que había caído la noche anterior, el lugar estaba desierto… o eso creía hasta que llegó a la parte central del mismo. En representación a la geografía de Amestris había un grabado decorativo en el centro del parque basado en el mapa del país pero con adornos y algunos símbolos extraños para Rose pero que en su conjunto formaban un grabado hermoso.

Al estar a unos metros de él, Rose pudo divisar una especie de bulto en el centro del mismo pero no le había encontrado forma hasta que avanzó unos pasos más. Al descubrirlo se congeló por un par de segundos. El "bulto" era una persona, sus ropas estaban raídas y con evidentes manchas de sangre. Lo más aterrador era que Rose estaba casi segura de que le faltaba un brazo y por el estado en el que se encontraba no podía estar segura de si se trataba de una vieja herida o estaba ante el escenario de un crimen.

A pesar de su participación como voluntaria de enfermería tras la invasión de hace unos años, Rose no había terminado de acostumbrarse a la visión de sangre e incluso muerte por lo que casi de inmediato pudo sentir cómo su estómago se retorcía ante lo que sus ojos presenciaban.

Inhalando profundamente un par de veces para controlar las sensaciones de su estómago, Rose comenzó a acercarse a la persona con pasos lentos. Su instinto le decía que era mejor que se alejara pero su curiosidad y su deseo de ayudar la incentivaron a avanzar hacia su objetivo cautelosamente.

"¿Hola?" Preguntó dudosa cuando se encontraba a unos pasos de la persona desconocida, la cual no se inmutó de ninguna manera ante su voz. Esto provocó que Rose se sintiera más inquieta ante la posibilidad de estar cerca de un cadáver pero, aunque ese fuera el caso, no se sentía capaz de dejar atrás a esta persona fingiendo que no había visto nada.

Mirando a ambos lados antes de avanzar para asegurarse de que no se trataba de alguna especie de trampa de algún maleante, Rose recorrió la poca distancia que la separaba de la persona. Mientras avanzaba pudo comprobar que la persona también estaba completamente empapada, lo que le hizo suponer que había pasado la noche en ese lugar. Antes de que pudiera ahondar en sus pensamientos respecto al cómo y el por qué el desconocido se encontraba en ese lugar y en ese estado, las piernas de Rose se congelaron y su aliento se atoró en su garganta. Sin poder creer lo que sus ojos veían, dejó caer la pequeña canasta que llevaba consigo y se llevó ambas manos a la boca.

"¡Dios mío!" Tras unos segundos de aturdimiento ante la imagen que tenía ante sí, Rose reaccionó y rápidamente se colocó al lado de la persona dejando caerse de rodillas al suelo. "¡Ed! ¡Edward!" Aunque asustada, Rose cuidadosamente levantó la parte superior de su cuerpo para colocarlo sobre su regazo para posteriormente pasar una mano por su mejilla tratando de hacerlo reaccionar. "¡Edward! Dios mío. ¿Qué está pasando aquí?" Al no obtener respuesta, colocó uno de sus oídos sobre el pecho del joven, quedándose en esa posición por un minuto hasta que se convenció que, aunque débil, el corazón de Ed seguía latiendo. "Gracias al cielo." Murmuró mientras algunas lágrimas de alivio se le escapaban.

Sin importarle lo mojada que había quedado la falda de su vestido y la fresca brisa que soplaba esa mañana, Rose se quitó su chaqueta y la colocó cuidadosamente sobre Ed. Sin poder contenerse, se acercó y le dio un beso en la frente. "Volveré en un minuto. Iré por ayuda." Mientras se levantaba, agregó. "Todo va a estar bien, Ed." No sabiendo si trataba de convencerlo a él o a sí misma, Rose le echó un último vistazo antes de alejarse rápidamente del lugar en busca de alguien quien pudiera ayudarla a llevar a Edward a su casa.


- 1 semana después -

Rose tomó el trapo que reposaba sobre la frente de Ed y lo remojó en la pequeña tina con agua fría, cuyo contenido había tenido que reemplazar varias veces en el día. Con delicadeza, acomodó los mechones de cabello de Ed para posteriormente colocar el trapo fresco sobre su frente no pudiendo evitar una ligera mueca de preocupación al sentir que su piel seguía con una temperatura bastante elevada.

Con un suspiro se levantó de la silla que reposaba al lado de la cama, colocó la tina en la mesa de noche y se encaminó a la puerta de la habitación. Estaba a punto de salir cuando se arrepintió y prefirió recargarse contra la puerta observando fijamente a Ed.

Aún tenía grabada en su mente el estado en el que Ed se encontraba la mañana que lo encontró: Su cuerpo delgado y pálido se encontraba cubierto de sangre con varias cortaduras y el comienzo de algunos moretones, el comienzo de su brazo de automail estaba roto con un borde irregular que revelaba que había sido arrancado de manera brutal y su pierna de automail seguía en su lugar aunque con un ligero ángulo de torcimiento y una evidente falta de partes.

Ahora, a pesar de que la sangre y las heridas visibles habían sido limpiadas y tratadas y que sus costillas se habían recuperado enormemente por la falta de movimiento, Rose no estaba segura de poder decir que Ed se veía mejor. Había notado lo delgado que estaba aquel día que lo encontró pero ahora se veía muy frágil y pequeño en la cama de huéspedes de su hogar. Su tez seguía estando pálida (exceptuando sus sonrojadas mejillas que delataban la intensa fiebre que lo estaba atacando) y estaba cubierta por una notable capa de sudor que parecía querer alojarse permanentemente en su piel. Su respiración era agitada y con los espasmos en ella era evidente que la neumonía todavía estaba causando molestias en sus agotados pulmones.

El doctor que lo había revisado cada mañana y noche desde que Rose había acudido en busca de su ayuda, se mantenía en un enfoque neutro respecto al estado de recuperación del joven. Decía que el cuerpo de Edward se encontraba muy debilitado y que estaba seguro que, independientemente de lo que fuera que le hubiera sucedido recientemente, el joven no había sido precisamente cuidadoso con su cuerpo en un período mínimo de meses. Ese descuido era lo que le estaba jugando en contra pues sumando a eso la noche que pasó bajo la lluvia, su sistema inmune estaba tan debilitado que la neumonía estaba causando gustosamente sus estragos en su organismo. El doctor creía que había posibilidades de que Ed se recuperara pero no quería asegurar algo de lo que no estaba completamente seguro.

Los medicamentos y antibióticos recetados sólo parecían hacer efecto por unos cuantos minutos pero el doctor no parecía desanimarse en lo más mínimo por ello, alegando que, por el estado en el que se encontraba Edward, esa ya era una victoria. Rose tenía sus dudas pero era el mejor doctor disponible en los alrededores además de que no quería arriesgarse a llevar a Ed al hospital dado que recientemente los hospitales se estaban recuperando de una epidemia de influenza. Si bien la ocupación hospitalaria había disminuido, ni Rose ni el doctor estaban dispuestos a arriesgar la salud de Edward llevándolo a un lugar donde sería bastante susceptible de contagiarse considerando lo debilitado de su sistema inmunológico. Eso sin mencionar que esa simple visita podría atraer atención no deseada al joven puesto que el hecho de que su doctor actual no lo hubiera reconocido eso no significaba que nadie más lo haría.

Rose cruzó sus brazos y acercó una de sus manos a su boca para morder un poco la uña de su pulgar. Edward ya llevaba una semana en su hogar y ella no se había atrevido a contactar ni a Al ni a Winry. Su hermano sin duda alguna se emocionaría con el simple hecho de saber que su hermano estaba de vuelta y creía que Winry estaría igual pues sabía que eran muy buenos amigos e incluso, por la mirada de Winry cuando hablaba de él… Rose agitó su cabeza para apartar el pensamiento. Winry jamás le había dicho que algo más allá de la amistad hubiera sucedido entre Ed y ella así que no tenía por qué pensar en eso.

Echando un vistazo a Ed, Rose volvió a su debate interno. Sabía que el que ella fuera la única que supiera del regreso de Edward se había debido únicamente a la casualidad pero la responsabilidad de difundir o no esa información pesaba en sus hombros. A pesar de intentar mantener su optimismo, dentro de sí aún existía el miedo de que Ed no lo lograra y si eso sucediera… ¿cómo podría hacer que Al y Winry hicieran todo el viaje hasta Ciudad Central para terminar con el corazón roto? A pesar de que en sus mentes estaba presente la posibilidad de no volver a ver a Ed ella sabía que aún mantenían la esperanza de su regreso así que ¿no sería mejor mantener su ilusión en caso de que lo peor sucediera?

El húmedo deslizar de algunas lágrimas por sus mejillas sacaron a Rose de su trance haciendo que se diera una palmaditas en ellas. "No pierdas la esperanza. Ed es fuerte y no se va a rendir ahora que finalmente está de vuelta." Se dijo a sí misma para animarse para después regresar al lado del joven para inclinarse y depositar un beso en una de sus mejillas. "Vamos, Ed. Te estamos esperando." Dijo con voz suave esperando que de alguna manera Ed pudiera escucharla. Al no haber reacción además del continuo jadeo ligero con el que Ed se había pasado los últimos días, suspiró y comenzó a pasar sus dedos por su mejilla.

Rose se quedó en esa posición por algunos minutos hasta que una voz captó su atención. "¡Mamá! ¡Mamá!"

La dulce voz de su hijo hizo que Rose reaccionara y se apresurara a salir de la habitación. Había sido difícil mantener a su hijo alejado de la habitación así que era mejor no darle motivos para ir a buscarla en ella.


- 2 semanas después -

Últimamente Ed se había sentido relativamente cómodo en la especie de trance en el que se encontraba. Por momentos soñaba y en otros recordaba los buenos tiempos que había vivido en Resembool cuando su mamá vivía e incluso los viajes que había compartido con su hermano menor antes de que los homúnculos y Dante hubieran entrado en la ecuación. Tras varios años de continuas noches sin descanso y acechadas frecuentemente por pesadillas, el lugar en el que se encontraba en esos momentos era una paz que añoraba desde hace tiempo por lo que no quería escapar de ahí. Quizás ya estuviera muerto y no se había dado cuenta pero mientras pudiera sentir esa tranquilidad no le importaba.

Sin embargo, el destino tenía otros planes.

Poco a poco pudo sentir ocasionales punzadas en su costado. No eran extremadamente dolorosas pero le hacían recordar la existencia de su cuerpo, el cual había sido olvidado al permitirse quedarse tanto tiempo en sus sueños. Aunado a esto comenzó a sentir un aturdimiento en su espalda y piernas, incitando un deseo de moverse aunque todavía había una parte de sí que se rehusaba a hacer funcionar su cuerpo. Esa obstinación le duró un tiempo indefinido hasta que la luz del sol en sus ojos lo forzó a recibir el mundo exterior que felizmente había estado ignorando.

Sintiendo una enorme pesadez en sus párpados, Ed abrió los ojos, teniendo que parpadear varias veces para acostumbrarse a lo que le rodeaba. Estaba recostado en una suave cama de una habitación desconocida. Intentó hacer memoria pero no tenía la menor idea de dónde rayos estaba ni de cómo había llegado ahí.

Ante la insistencia de los rayos de sol de permanecer en su campo de visión, Ed intentó moverse a su derecha maldiciendo en el proceso por la punzada de dolor que se hizo presente en su abdomen. "Maldito sol." Las palabras salieron en un volumen bajo y de manera rasposa por lo que el joven comenzó a carraspear para aclarar su garganta pues en ese momento se dio cuenta de que la sentía terriblemente seca.

Cuando finalmente pudo colocarse sobre su lado derecho casi terminó quedando boca abajo al descubrir que su automail no estaba. "¿Pero qué-?" Volviendo a recostarse en su espalda, llevó su mano izquierda (dándose cuenta en el proceso de que una aguja conectada a un delgado tubo estaba insertada en su brazo) a su hombro derecho descubriendo que el puerto de su automail había desaparecido. Antes de que pudiera seguir maldiciendo, los recuerdos de su enfrentamiento con Gluttony se hicieron presentes, dejándolo sin aliento mientras su vista se perdía en algún punto del techo.

Tan perdido quedó Ed en sus pensamientos que no se percató del ruido que hizo la puerta de la habitación al abrirse.

Rose entró a la habitación llevando en una bandeja una nueva bolsa de suero con medicamentos para reemplazar la que actualmente estaba conectada a Ed. Al fijar su mirada en el joven se dio cuenta que sus ojos estaban abiertos lo que la hizo soltar la bandeja que llevaba causando a su vez que Ed volteara a verla.

"Ed." Dijo Rose con voz suave mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro.

Ed parpadeó un par de veces antes de esbozar una ligera sonrisa irónica. "Y de una u otra manera termino nuevamente bajo tu cuidado, Noah." Dijo con voz aún ronca por el tiempo que había pasado sin hablar.

Rose lo miró con expresión confundida pero optó por acercarse lentamente hacia él. "¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes?"

Ed suspiró y devolvió su mirada al techo. "De maravilla." Dijo con una expresión que denotaba la gran mentira que estaba diciendo.

"Ed." Dijo Rose en un ligero tono de reprimenda. "Has estado muy delicado así que es importante que me digas cómo te estás sintiendo. El doctor vendrá de nuevo esta noche así que entre más información podamos darle mejor."

"No quiero molestarte más con mi presencia. Además de que bien debes saber que no estoy aquí por gusto." Le dijo con un tono lleno de amargura. "Sólo dime dónde está mi ropa y me iré." Dijo mientras intentaba incorporarse en la cama pero Rose lo detuvo de inmediato, únicamente permitiéndole sentarse con su espalda recargada en la cabecera. "Noah, estoy bien. Esto no es nada. Déjame ir de una maldita vez." Ante el ceño fruncido de la joven, se detuvo, suspiró y añadió. "¿Cómo supiste que estaba aquí? Se supone que estabas en Austria."

"¿Austria?" Repitió ella confundida, antes de llevar su mano a la frente del rubio. "Tal vez la fiebre te está haciendo delirar." Al notar que la temperatura del joven era más baja de lo que jamás había estado desde su regreso, bajó su mano y le sonrió amablemente. "Debe ser el cansancio. Descansa mientras voy a prepararte algo de comer. Debes de estar hambriento después de pasar todas estas semanas únicamente con los nutrientes que te recetó el doctor."

¿Semanas? Ed frunció el ceño ligeramente. "Ya te dije que no me puedo quedar aquí, Noah. Por favor, entiéndelo." Antes de que Rose pudiera contestar, él siguió. "Sé que mi brazo fue destruido pero ¿te importaría decirme qué le pasó a mi puerto?"

Rose acercó la silla a la cama y se sentó en ella antes de responder. "Con lo dañado que estaba, el doctor tuvo que removerlo. El riesgo de infección era tan alto que tus nervios pudieron haber quedado arruinados para siempre."

Ed suspiró pesadamente. "Fantástico. Simplemente fantástico." Dijo sarcásticamente. "¿Ahora dónde conseguiré otro?"

Rose lo miró un tanto confundida. "Sólo es cuestión de llamar a Winry."

"Eso no es gracioso, Noah." Dijo con un tono lleno de seriedad y molestia.

El extraño comportamiento de Ed terminó acabando con la paciencia de Rose. "¿Podrías dejar de portarte de esa manera, Ed? Sólo quiero ayudarte."

Una ligera expresión de arrepentimiento cruzó el rostro de Ed antes de que desviara su rostro a un lado. "Me habías prometido no mencionar a Winry."

"Yo jamás te prometí eso." Dijo Rose con tono confundido causando que Ed devolviera su mirada a ella. "No entiendo bien qué es lo que está pasando contigo, Ed pero si no deseas ver a Winry no te forzaré. Podemos buscarte un nuevo mecánico que venga hasta aquí o puedo acompañarte directamente a Rush Valley en cuanto el doctor considere que estás lo suficientemente sano para viajar."

El rostro de Ed se llenó de confusión. "Pero, Noah…"

"Ed, me siento un poco incómoda. ¿Podrías dejar de llamarme así o al menos decirme por qué lo estás haciendo?"

"Así te llamas." Murmuró Ed con inseguridad.

Rose negó con la cabeza lentamente. Cielos, realmente sigue enfermo. O quizás… ¿se olvidó de mí? Con una sonrisa ligeramente triste, respondió. "Soy Rose, Ed. ¿Recuerdas? ¿La chica a la que conociste en Lior? ¿La que salvaste de Dante?"

Los ojos de Ed se abrieron desmesuradamente al mismo tiempo que brillaban intensamente. "Pero… Rose tenía los mechones del frente teñidos de rosa."

La sonrisa de Rose se volvió completamente alegre. Me recuerda. Tras soltar una breve risa, ella respondió. "Hace ya unos meses que decidí dejar de hacerlo y dejar mi cabello en su color natural." Se dio unos toquecitos en la barbilla. "Aunque quizás debí haberlo hecho antes porque creo que eso era lo que le llamaba tanto la atención a mi hijo y por eso me jalaba el cabello cuando todavía era un infante." Concluyó manteniendo su sonrisa.

Ed apretó su mano en un puño y la llevó a su boca mientras cerraba sus ojos fuertemente.

"¿Ed? ¿Te sientes mal?" Preguntó preocupada.

"Sí, es sólo que…" Suspiró profundamente mientras abría sus ojos y enfocaba su mirada en la joven. "Rose… eres tú… Estamos en Amestris."

Aunque jamás había entendido del todo el lugar al que Ed se había ido tras la extraña invasión de hace unos años (el gobierno se había encargado de mantener la información relativa a ese suceso bajo un estricto cuidado para evitar su difusión al público), lo que sí tenía claro era que Ed se había pasado los últimos 7 años fuera de Amestris. Lejos de todo y todos.

Con una enorme sonrisa y brillantes ojos ante las lágrimas de alegría que querían escapársele, Rose tomó la mano de Ed entre las suyas para después responder. "Sí, estamos en Amestris y todos te hemos extrañado como no tienes idea." Apretando ligeramente su agarre, continuó. "Bienvenido a casa, Ed."

Ed correspondió el apretón al mismo tiempo que agachaba ligeramente su cabeza para que sus mechones cubrieran sus ojos pues estaba comenzando a sentir un ardor en ellos. Sonriendo aliviado, respondió en voz rasposa (tanto por la resequedad de garganta como por las emociones que lo estaban embargando en esos momentos). "Estoy de vuelta."