N/A: Hola!

Una disculpa por el pequeño retraso en la publicación de este cap pero FF no estuvo de mi lado ayer :(

En fin, en esta ocasión esta es una nota que debió ir dentro de las notas iniciales de esta historia pero ya habían quedado largas y nomás lo estaba dejando pasar así que más vale tarde que nunca jeje.

El título de esta historia está basado en una de las traducciones del poema número 46 del Ogura Hyakunin Isshu, el cual es una colección de 100 poemas japoneses tradicionales escritos por 100 poetas diferentes y que datan desde el siglo XII.

Dichos poemas también son utilizados en un juego/deporte tradicional japonés llamado karuta y lo que he llegado a aprender de todo esto ha sido gracias al anime y manga de Chihayafuru. Si quieren aprender de este aspecto cultural de Japón esta es una excelente opción. Tiene personajes con los que te encariñas rápidamente, partidas que te llegan a poner al borde del asiento y, si nos enfocamos al anime, éste tiene una animación hermosa. Ah y por si fuera poco tiene un triángulo amoroso ;) se cuece a fuego lento pero créanme que cada momento con cierto tinte romántico vale oro. Chihayafuru es un anime/manga al que también le tengo mucho cariño así que se los recomiendo mucho.

Ahora volviendo al fic en sí, espero que disfruten de este nuevo capítulo donde podremos ver más interacciones entre Ed y Winry así como una nueva aparición de Eddie y por supuesto de Rose aunque esta vez digamos que Winry y Ed le van a estar robando el tiempo en pantalla porque ha sido muy poco el tiempo que han tenido de hablar y todavía necesitan ir tanteando el terreno entre ellos.

Guest: Oh, muchas gracias por tus lindas palabras :') Jajaja si de algo sirve Rose no estará tan presente en este y en el próximo cap pero tal y como dices tiene un papel que cumplir así que no será lo último que se verá de ella. El amor que Ed le tiene a Winry le está ganando la partida a Rose pero ya veremos si logra terminar de hacerse su huequito o no… Probablemente el perfil me delata como una EdWin fan jejeje así que obviamente me gustaría un final EdWin pero la propia historia nos irá marcando el rumbo por lo que no puedo decirte cuál será el final y el endgame de esta historia pero sí puedo asegurarte que el drama no se quedará atrás ;) eso y que las actualizaciones llegarán sin falta cada dos sábados así que por aquí nos estaremos leyendo dos veces al mes :D

Muchas gracias a todos los que leen y también a todos los que se toman el tiempo de dejar un comentario!

Golden


Cuando Winry regresó a la habitación, Ed quería encontrar la manera de recuperar el buen ambiente que habían tenido antes de que todo se pusiera incómodo pero no tuvo mucho éxito. Aunque amable, Winry se mantuvo en su rol profesional comentando y haciendo preguntas relacionadas exclusivamente al automail y las partes de su cuerpo donde serían instalados mientras lo ayudaba a hacer algunos ejercicios para fortalecer su cuerpo.

Ocasionalmente Ed pudo intervenir y sacarle algo de conversación hasta que, cerca del atardecer, el rubio sacó a colación el tema de los aviones y avionetas que habían invadido Amestris y, como si un interruptor fuera encendido, el ánimo e interés de Winry fueron notorios. Ella comenzó a hacerle mil y un preguntas acerca de sus conocimientos acerca de ellos. Winry no lo sabía pero, además de las propias investigaciones que hizo en referencia a los cohetes, Ed había aprendido bastante cosas acerca de los medios de transporte aéreos que había en la Tierra y toda esa hambre de conocimiento había surgido del capricho personal del rubio de tener algo útil e interesante que compartirle y que pudiera servirle a Winry, y no tanto porque a él le interesara el tema fuera de lo concerniente a medios para regresar a su mundo. Esas naves aéreas habían traído destrucción pero eso dependía de quién las controlara y estaba seguro de que si había alguien que pudiera recrearlas en Amestris para darles un buen uso que ayudara a la población esa era Winry Rockbell.

Desafortunadamente, para ambos, la conversación relativa a los aviones había salido muy tarde en su conversación por lo que sólo pudieron hablar de un par de detalles básicos antes de que Winry tuviera que dar por terminada su jornada del día. A pesar de que Rose le había ofrecido quedarse en la habitación de Eddie, Winry se negó diciendo que ya había alquilado una habitación en un hotel. Ed se ofreció a escoltarla pero, reprimiéndolo ligeramente, Winry le dijo que no ya que el esfuerzo que requeriría sería contraproducente en su estado actual. Resignado, tuvo que aceptar que Winry partiera sola esperando ansiosamente poder verla de nuevo.

Al día siguiente, Ed comenzó el día con la agradable compañía de Rose y Eddie en la mesa del comedor. Animado por la posibilidad de recuperar su antigua movilidad en los próximos días y por las adiciones a su dieta autorizadas por Winry, Ed decidió que ya era suficiente de tomar sus comidas en la habitación de huéspedes por lo que se aventuró a la cocina antes de que Rose hubiera terminado de cocinar. Rose sonrió al verlo dado que la determinación y energía en sus ojos eran más notables que nunca, y Ed correspondió su sonrisa al mismo tiempo que ofrecía su ayuda para cocinar. Rose amablemente rechazó su ayuda diciendo que ya casi había terminado, cosa que Ed terminó agradeciendo internamente ya que se dio cuenta de que era difícil maniobrar y sujetar objetos cuando sólo tenía una mano disponible, la cual constantemente estaba firmemente sujeta a la muleta que estaba usando. A cambio, Rose le pidió que fuera a llamar a Eddie.

Ed tocó a la puerta pero al no tener respuesta, entró a la habitación sorprendiéndose al encontrar varias hojas de papel tiradas en el suelo con círculos dibujados con crayones en ellos. Eran círculos sin ningún detalle en ellos pero Ed estaba casi seguro que esto se derivaba de la plática que había tenido con el niño hace dos días.

En medio de todo ese desastre de hojas estaba Eddie recostado en el suelo de la habitación haciendo otros dibujos de círculos mientras agitaba sus pequeñas piernas. La mirada tan concentrada que tenía en esos momentos hizo que Ed no se sorprendiera por la falta de respuesta previa del niño.

Ed carraspeó un poco para atraer la atención del niño antes de hablar. "Eddie, hora de desayunar."

El rostro del niño se iluminó de inmediato. "¡Ed!" De un brinco se puso de pie y se acercó al rubio rápidamente, procurando no chocar con la muleta que llevaba el joven. "¡Mira!" Elevó por encima de su cabeza la hoja en la que había estado dibujando. "Estoy practicando. Quiero hacer alquimia pero no puedo hacerla hasta que aprenda a hacer círculos derechos." Dijo con un ligero tono de berrinche al final.

Ed rió ligeramente. "Con razón no te dejaste ver ayer, compañero."

"¿Y?" Preguntó Eddie con tono ilusionado.

"¿Qué?" Preguntó Ed con una ceja enarcada. Notando que en el rostro del niño empezaba a notarse cierta tristeza, reaccionó. "¡Ah!" Tomó el dibujo y fingió analizarlo detalladamente mientras daba un par de asentimientos de cabeza antes de responder. "Estos círculos van muy bien. Un poco más de práctica y estarán perfectos como base para una transmutación. Recuerda, no podemos arriesgarnos a hacer una trasmutación si la base presenta fallos."

Feliz por el halago, Eddie volvió a sonreír. "Cuando lo logre, ¿podemos hacer una transmutación?"

"¿Qué te parece una para hacer una garza de papel?"

Eddie puso cara de puchero. "¿Por qué no una para hacer una lanza?"

Ed suspiró internamente. Tenía que contarle acerca de eso… "Quizás en unos años más." O tu madre me matará si lo hacemos ahora. "Primero tenemos que ir paso por paso. Ya verás que cada transmutación, por pequeña que parezca, nos puede enseñar mucho acerca de los elementos involucrados y el cómo una sola variable puede cambiar el resultado por completo."

Eddie se cruzó de brazos no del todo convencido.

Ed le desarregló el cabello. "Vamos, Eddie. Ya verás que será muy divertido. Cuando veas la luz y el resultado de tu primera transmutación entenderás lo que digo."

"Bueno." Dijo el niño con tono resignado.

Antes de que Eddie pensara en convencerlo, Ed respondió. "Bien, entonces vamos a desayunar."

"¿Vas a desayunar en la mesa con nosotros?" Preguntó Eddie con ojos brillantes de emoción.

"Claro, a no ser que prefieras tener más espacio en la mesa."

"¡Yeii! Vamos." Dijo Eddie mientras le daba tirones a su brazo, desequilibrando momentáneamente a Ed pero que no impidió que el rubio sonriera ante el entusiasmo y alegría del niño.


Durante el desayuno Eddie no dejaba de hacerle preguntas a Ed acerca de la alquimia, provocando que el rubio todavía no hubiera terminado de comer cuando Winry llegó a la casa.

Rose, quien ya había terminado de desayunar y estaba lavando algunos trastes, fue a recibirla y ambas regresaron al comedor charlando, encontrándose con algunos símbolos dibujados en el plato de Ed con yema de huevo los cuales eran admirados por Eddie.

"Ed, no vas a terminar de comer si sigues así." Dijo Rose con una sonrisa al ver lo bien que se llevaba su hijo con el joven.

"Sólo un minuto." Dijo Ed mientras levantaba un dedo para después dibujar una runa la cual explicó rápidamente al niño.

Winry sonrió ante la escena y optó por no hacerle saber su presencia al rubio hasta que vio que la explicación había terminado. "Buenos días, chicos."

Eddie fue el primero en reaccionar. "¡Tía Winry!" Dijo antes de correr hacia ella para abrazarla, aprovechando la oportunidad de convivir con ella ya que el día previo tuvo prohibido entrar en la habitación mientras Winry hacía sus chequeos y tomaba medidas.

Winry correspondió el abrazo y levantó al niño. "¡Qué grandote estás, Eddie! Has crecido mucho desde la última vez que te vi."

"¡Crecí 3 centímetros este verano!" Dijo Eddie emocionadamente.

"Vaya que sí. Ya eres todo un niño grande. Supongo que ya no querrás que te dé vueltas." Dijo Winry con un poco de tristeza.

"¡Vueltas! ¡Vueltas!"

Sabiendo su respuesta de antemano, Winry ensanchó su sonrisa y empezó a dar vueltas con Eddie, provocando la risa del menor.

Cuando se detuvo, el niño la miró con cara de puchero. "Más."

Winry bajó a Eddie y le dio unos toquecitos en la nariz. "Tendrás que conformarte con eso, señorito. Acabas de desayunar y no quiero ser la causante de que vomites. Además tengo trabajo que hacer en cuanto alguien termine de desayunar." Concluyó mirando a Ed con una ceja enarcada.

Ed se sonrojó ligeramente al darse cuenta que se había quedado viendo la escena con una sonrisa sin haber siquiera saludado a su amiga. "Eh… Buenas, Winry."

Winry rodó los ojos aunque sonrió. "Típico de ti no saludar apropiadamente."

"Lo siento, me distraje." Dijo Ed mientras se pasaba la mano por la nuca antes de retomar su tarea de terminar su desayuno.

"¿Gustas algo de café o té, Winry?" Intervino amablemente Rose mientras recogía los trastes que su hijo había dejado en la mesa.

Winry negó con la cabeza. "Gracias, Rose. Desayuné en el hotel pero quizás más tarde te acepte la oferta."

Ed terminó de desayunar y se limpió la boca con una servilleta antes de hablar de nuevo. "Estoy listo."

"Bien." Winry se volteó en dirección a Rose. "Rose, ¿el doctor ya te entregó el historial médico de Ed de estas semanas?"

"No, pero seguramente lo traerá hoy. En cuanto lo tenga lo llevaré al cuarto."

"Yo lo llevo." Se ofreció animadamente Eddie.

Rose se agachó y le dio un beso en la frente. "Gracias, Eddie. Aunque espero que no lo hagas para escaparte de tus deberes de verano." Ante la obvia expresión de culpabilidad los tres jóvenes rieron ligeramente. "Ya solo faltan unas semanas para regresar a clases, jovencito. Así que ven, mientras Winry ayuda a Ed vamos a ver cómo vas con tus tareas."

El niño asintió resignadamente mientras era llevado de la mano por su madre hacia la sala de la casa mientras Ed se levantaba de la mesa para, con cierta dificultad, lavar sus trastes antes de seguir a Winry a la habitación de huéspedes.

Una vez en la habitación Winry procedió a sacar la libreta en la que había hecho sus anotaciones del día previo para continuar con el seguimiento médico de Ed y así tener un poco más de información antes de realizar los exámenes y pruebas del día siguiente. Después sacó un par de herramientas y utensilios que utilizaría durante el chequeo y se retiró el collar que llevaba en el cuello no queriendo arriesgarse a que se atorara o se maltratara en algún punto de la revisión. En cuanto Ed se sentó en la cama, Winry comenzó a hacerle algunas preguntas referentes a su salud antes de comenzar a tomar medidas para sus futuros automail, revisar su frecuencia cardíaca y la reacción de sus miembros restantes.

En un inicio Ed temió que Winry volviera a estar distante con él pero se vio gratamente sorprendido cuando, tras las preguntas iniciales del chequeo de ese día, ella comenzó a hacerle plática retomando el tema aéreo del día anterior. El rubio continuó la charla y en pocos minutos ambos cayeron en un ritmo de conversación agradable que los acompañó el resto del día.

Pensando en que Winry parecía feliz de que él le fuera contando acerca de lo que había visto en el otro mundo, Ed le fue describiendo algunos lugares, comidas, festividades y estilo de vestir de la Tierra. Tenía el presentimiento de que Winry estaba más interesada en saber precisamente cómo le fue a él viviendo ese estilo de vida pero el rubio aún no se sentía capaz de hablar de ello. No quería entristecerla al decirle la desesperanza y soledad que sintió en los últimos años y el cómo esto había impactado en su forma de vivir, sobre todo al vivir en un lugar dónde, cuando menos se lo esperaba, un reflejo de conocidos y amigos hacían su aparición de manera espontánea volviendo la añoranza en algo cada vez más insoportable. Por ello, cuando era estrictamente necesario para continuar la conversación, Ed llegó a mencionarse a sí mismo como algo muy de fondo, nunca expresando completamente cómo alguna costumbre o lugar que visitaba, por ejemplo, lo había afectado. Si fuera necesario, quizás en un futuro le contaría todo con lujo de detalles pero ahora no podía hacerlo. Tenía el presentimiento de que debía hacerlo pero no encontraba la manera de hacerse hablar acerca de ello.

Quizás tomándolo como ejemplo, Winry tampoco fue muy personal cuando hablaba de lo que había pasado en Amestris desde la primera vez que Ed desapareció. Cualquier pregunta acerca de lugares y personas conocidas por el rubio era respondida con todos los detalles que Ed iba pidiendo pero siempre enfocándose directamente en el objeto de interés del joven a pesar de que Edward estaba casi seguro que la mayoría de las historias que la chica le contaba debían involucrarla en gran medida aunque ella no se incluyera en dichas historias siempre que pudiera hacerlo.

Sin embargo, hubo un punto en el que, casi sin pensarlo, Ed hizo un comentario que hizo que Winry se diera cuenta de que Hohenheim había estado con él del otro lado del Portal. Winry se sorprendió y, aunque trató de disimular su curiosidad, le preguntó cómo era eso posible. A pesar de que se trataba de un tema del cual Ed no se sentía muy cómodo de compartir, decidió que lo menos que podía hacer ahora que había tenido ese desliz, era ser sincero con ella y contarle un poco de su padre. Sólo le habló de manera breve lo que había sucedido entre su padre y él estando en la Tierra, diciéndole que en cierta forma habían hecho las paces y habían vivido juntos por un corto periodo de tiempo hasta que Hohenheim desapareció por meses para reencontrarse nuevamente en la víspera de la invasión a Amestris, encuentro que terminó rápidamente con la muerte de su padre.

Aunque quiso fingir indiferencia para ocultar el dolor que realmente le había provocado perder a la única familia que tenía con él en ese momento, algo debió haberlo delatado ya que al terminar su relato Winry se acercó y lo abrazó por algunos minutos diciéndole que lamentaba mucho que hubiera perdido a su padre en esas circunstancias. Desde que Ed y Al se habían ido de Resembool, los abrazos que Ed y Winry habían compartido habían sido escasos pero este se sintió igual de cálido y reconfortante como el que la rubia le había dado hacía tres años. Era un simple gesto de amistad y cariño pero Ed no podía evitar la aceleración de su corazón y el sutil sonrojo que adornó sus mejillas. Fue por ello que devolvió el abrazo con fuerza y se llenó de la esencia de Winry todo lo que pudo sabiendo que no tenía certeza alguna de que volvieran a compartir uno pronto. Ese par de minutos se le pasaron volaron y, al momento de separarse, deseó no tener que hacerlo.

Al separarse, Ed pudo notar que Winry también estaba un poco sonrojada pero al ver cómo ella evitaba su mirada decidió no hacer algún intento de encaminar la situación a algo ligeramente romántico… por ahora. A diferencia de ayer y a pesar de lo reservados que cada uno estaba siendo acerca de lo que habían vivido personalmente en los últimos años, Ed finalmente estaba comenzando a sentir que la calidez, comodidad y confianza que habían tenido años atrás estaba volviendo a construirse entre ellos permitiéndoles pasar un rato agradable.

Aprovechando que se había sentado al lado de Ed en la cama para poder abrazarlo, Winry lo miró a los ojos y se mordió el labio inferior por unos segundos hasta que Ed se dio cuenta de su nerviosismo.

"¿Qué pasa, Win?"

Winry agachó su mirada. "Hay algo que aún no te he contado, Ed."

Ed sintió una nueva opresión en el pecho. Hace un par de horas, mientras Winry le relataba las aventuras de Al (tras confirmarle que la carta que le había escrito al menor de los Elric saldría en la diligencia de dentro de tres días), había salido el tema de los Curtis y, por ende, del fallecimiento de la sensei de los Elric algunos meses antes de la invasión del otro mundo, del cual Ed había sido informado previamente apenas hace unos días por medio de Rose durante una de sus charlas. Aunque sabía que la salud de Izumi era delicada, la intensidad y energía con la que su sensei realizaba sus actividades diarias, le habían dado la impresión y esperanza de que esa fortaleza le ayudaría a sobreponerse a las condiciones extremas de sus órganos pero, desafortunadamente, no fue así. Quizás no había podido convivir tanto con ella desde que se unió a la milicia, pero sus enseñanzas y su cariño expresado a través de golpes y tundas afectuosos siempre los llevaría en su mente como un preciado recuerdo.

Dándose cuenta de que la mirada de Winry se había nublado ligeramente como lo había hecho anteriormente cuando ella le contó acerca de Izumi, Ed tragó saliva preparándose para la muy probable mala noticia. "Dime."

Winry volvió a mirarlo a los ojos revelando que sus brillantes orbes azules estaban brillando por la humedad que estaba comenzando a formarse en ellos. "Mi abuela murió hace casi dos años."

Ed sintió como si un balde de agua helada lo bañara. Sí, la noticia de la muerte de Izumi le había provocado una sensación bastante similar pero el hecho de que Pinako, la mujer que prácticamente los había adoptado y acogido como sus propios nietos hería de manera aún más profunda, sobre todo cuando ingenuamente creyó que Pinako se encontraba bien dado que Winry la había mencionado un par de veces dándole la impresión de que seguía en este mundo. Además Rose no le había mencionado que Pinako ya había fallecido. Después de sus preguntas iniciales acerca de cómo estaban todos, Rose se había enfocado en hablarle de Al tras haberle contado de Winry y su situación laboral. De Pinako había mencionado como ella y Winry la habían recibido en su hogar tras su primera desaparición y había hablado de ella con evidente cariño y admiración por lo que Ed pensó que la abuela se encontraba bien. Ciertamente había tenido cierta sensación de desasosiego al no tener una anécdota reciente que la incluyera pero no quiso enfocarse en ello creyendo que pronto tendría noticias de ella con la llegada de Winry pero ahora se daba cuenta del error que había cometido al dejarse llevar por la falsa sensación de seguridad que se había auto-impuesto al hacerse creer que Pinako se encontraba perfectamente bien.

Con la abuela Pinako sucedía algo similar como con su madre. Sus más borrosos y lejanos recuerdos incluían a su madre y a la abuela Pinako por lo que, tras la muerte de su madre, Pinako junto con Winry se habían convertido en la única constante que mantenía en su vida desde sus primeros años de vida. Ciertamente se trataba de una mujer de carácter fuerte y no precisamente alguien efusiva pero con sus acciones y cuidados era más que obvio que un gran cariño los unía.

Parpadeando un par de veces para alejar la ligera humedad que quería hacer su aparición, Ed preguntó. "¿C-cómo?"

Winry se quedó callada unos segundos. Después suspiró y le respondió sin verlo a los ojos. "Parece ser que fue el simple pasar del tiempo. La abuela ya era una mujer mayor pero los arduos años de trabajo debieron pasarle factura porque hace unos 5 años comenzó con problemas de artritis que posteriormente se vieron seguidos por la reducción progresiva de su vista." Una sonrisa triste se dibujó en sus labios. "Aunque, como podrás imaginarte, eso no la detuvo de seguir trabajando en piezas de automail." Inhaló profundamente tratando de mantener las lágrimas a raya mientras Ed se llevaba la mano al rostro para cubrir sus ojos con ella. "Pero no te preocupes. A pesar de como suena todo, ella mantuvo su buena actitud y su sonrisa hasta el último momento… tanto que por un momento creí que tendría a mi abuela por varios años más." Sin poderlo evitar un par de lágrimas se le escaparon.

No puede ser… Silenciosamente Ed inhaló y exhaló unas cuantas veces para controlar las emociones que lo estaban llenando. Se arrepentía por no haber valorado más la presencia y apoyo de la abuela Pinako en su tiempo y por no haber estado a su lado en los últimos días de su vida. Ahora que poco a poco se daba cuenta de que el hecho de regresar a Amestris no significaba que encontraría todo perfectamente bien y feliz como le hubiera gustado, le hacía sentir una tristeza aún más grande.

Sintiendo que las lágrimas se acumulaban en las comisuras de sus ojos, Ed talló su mano en su rostro y la apartó para mirar a Winry. Si él se sentía mal ante la noticia no podía terminar de imaginarse cómo se sintió y cómo se seguía sintiendo la rubia al haber perdido al único pariente sanguíneo que le quedaba. Al verla, el joven se dio cuenta de que Winry había comenzado a llorar pero de una manera controlada ya que sus lágrimas eran silenciosas y eso lo hizo hacer sentir peor ya que, por lo que podía notar en su mirada, estaba casi seguro de que, a su manera, la rubia estaba tratando de controlar su dolor para no hacerlo sentir peor a él.

"Win…" Murmuró con voz suave.

"Estoy bien." Respondió ella con una sonrisa temblorosa mientras se pasaba una mano por el rostro.

Sin pensarlo un segundo más, Ed la atrajo hacia él y la estrechó con fuerza. "No sabes cómo lamento no haber estado con ustedes y, sobre todo, que hayas tenido que pasar por todo eso tú sola."

Winry abrió sus ojos enormemente sorprendida ante la sinceridad, arrepentimiento y dolor tan palpables en las palabras del rubio. Ed siempre había sido un tanto reservado respecto a sus sentimientos y pensamientos, situación que se agravó después del intento fallido de transmutación humana. Por años había tratado de comprenderlo y apoyarlo pero continuamente sentía que había una especie de muro invisible que le impedía llegar completamente a su corazón pero ahora… era diferente. Ed parecía diferente. A pesar de que ambos habían hablado de manera reservada y cuidadosa acerca de aspectos personales, podía sentir cierta disposición de parte de Ed que anteriormente no estaba ahí que lo hacía revelar un poco más de sí mismo con su mirada y con la forma en la que expresaba sus palabras lo cual era un avance considerable que hace años no hubiera creído que pudiera suceder en un futuro próximo. Además, la creciente facilidad con la que ahora buscaba cercanía y contacto físico con ella…

Winry cerró sus ojos e inhaló profundamente para apartar la idea que quería formarse en su mente. Hace años se había enamorado de Ed y por un momento creyó que quizás sus sentimientos eran correspondidos tras el beso que el rubio le había robado durante su última visita a Amestris pero con el pasar del tiempo tuvo que convencerse de que sólo había sido un impulso del momento que seguramente había nacido de la felicidad de estar de vuelta en casa.

Sin embargo… no tenía nada de malo que disfrutara de la calidez y tranquilidad que su abrazo le estaba transmitiendo ¿cierto? Habían crecido juntos así que no tenía que haber ningún problema con que compartieran un abrazo ahora que un suceso doloroso había salido a la luz.

Unos minutos después, cuando sintió que la respiración de Winry había comenzado a regularizarse, Ed se separó de ella para poder verla a los ojos descubriendo que, aunque brillante por las lágrimas derramadas, su mirada se veía más calmada. A diferencia de hace años, el llanto de la rubia no había sido tan notorio como antes, lo que lo desconcertó por un momento, pero aún había el rastro de algunas lágrimas en sus mejillas por lo que, sin pensarlo, Ed acercó su mano al rostro de Winry con la clara intención de limpiarlas.

Ante esto, Winry abrió sus ojos un poco más ante la sorpresa y giró su rostro al lado opuesto de donde se encontraba Ed. Quizás estaba dándole más importancia de la necesaria pero el ambiente y cercanía actuales parecían querer tomar un rumbo más comprometedor que el de una simple amistad y ella no podía permitirlo. El día anterior había aceptado el gesto del rubio pero no podía seguir haciéndolo. No podía dejar pasar en balde los últimos años en los que se había esforzado para convencerse a sí misma de que Ed no la veía más que como una amiga y mecánica.

Fingiendo no notar la confusión y tristeza que su negación provocó en la mirada de Ed, Winry se levantó. "Cielos, qué bueno que traje pañuelos conmigo." Dijo con una ligera risa mientras se dirigía hacia donde se encontraba su caja de herramientas.

Aunque dolido, Ed le siguió la corriente. Prefería dejar pasar el trago amargo que habían pasado para que Winry pudiera volver a sonreír. "Quién diría que una loca del automail tendría algo tan femenino como pañuelos en su bolso."

Winry lo miró por encima del hombro. "En primera no es un bolso, es una caja de herramientas. Y en segunda, ¿desde cuando los pañuelos son femeninos?"

Ed se encogió de hombros. "Suelen venir en cajas adornadas con flores ¿no?"

Winry se volteó llevando una pequeña caja azul con blanco con ella. Al verlo, rodó los ojos. "Wow eso es súper maduro, Ed. Creí que ya habías dejado atrás los tiempos de la primaria."

Ed frunció el ceño. "Obviamente sí."

"¿En serio?" Preguntó ella con una sonrisa de falsa inocencia.

"¿Qué insinuas?" Preguntó el rubio con una ceja enarcada.

Winry se detuvo frente a él y lo observó de arriba a abajo. "Nada." Dijo alegremente mientras le extendía la caja de pañuelos. "¿Quieres uno?"

La mirada de Winry no pasó desapercibida para el rubio. "Ya crecí ¿sabes?"

Winry se llevó una mano a la boca. "¡Oh, es cierto!" Exclamó con un evidente tono de sorpresa.

"¡¿Por qué finges sorpresa?!" Se quejó Ed ligeramente molesto. Ciertamente no era el más alto de los hombres pero había adquirido varios centímetros en todos estos años.

Winry rió. "Deja de quejarte y ten." Le entregó la caja de pañuelos. "Límpiate y sigamos con la revisión."

"Mujer mandona." Murmuró el rubio con un tono mezclado de molestia y humor. No le gustaba que pusieran en duda la evidente altura que había adquirido en los últimos años pero, por esta ocasión, si eso servía de base para que Winry siguiera sonriendo y así pudieran dejar atrás la tristeza de hace unos momentos, lo haría gustoso.