RinMakoto. Pei Pei y Shiho hicieron un gran trabajo, además de que Eris fue derrotada, pero queda todavía unos enemigos duros.

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Sin más, comencemos…

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La caída de Eris marcó un gran paso para la lucha en la victoria en esta guerra, no obstante, faltaba un obstáculo y era el líder de todos estos.

Sin embargo, alguien más estaba por atacar antes de que su padre lo hiciera.

- Menos mal que hemos acabado con esa maldita, al menos podemos decir que solo nos falta…

- ¡No dejaré que hagan lo que quieran! – una fuerte voz se hizo presente y una vez al llegar el dueño de esta, se notaba su enorme cosmos el cual se pudo identificar.

- Phobos – susurró Joan el cual miró al hijo de Ares, pero este no tenía su clásica armadura, ahora lucía más imponente con alas negras detrás de él, así como su energía cósmica la cual era aún mayor que antes.

- Maldito humano, ahora poseo el cosmos suficiente para vengarme de ti, ¡prepárate! – exclamó el sujeto, pero antes de que Joan atacara, Akira y Yoshimi se pusieron delante del Patriarca.

- ¿Qué hacen?

- No te preocupes, has batallado contra Eris y has dado lo mejor de ti Joan, nosotros nos encargaremos de este sujeto.

- ¿Qué dicen? ¡Ahora él posee un poder cósmico bastante grande! – Joan decía mientras que los dos Caballeros frente a él seguían firmes.

- Nosotros batallaremos, da igual si este sujeto es un dios o lo que sea, al final, hasta el hijo de un dios puede caer.

- Vaya, estos humanos realmente son habladores – decía Phobos mirando a los dos guerreros que se plantearon frente al dios del miedo.

- Tendremos que llevarlo lejos de aquí para que no cause problemas.

- Pero ¿de qué hablan? Los voy a encerrar en mi zona – Phobos sin medir palabras, arrastró a Yoshimi y Akira hacia un sitio el cual parecía ser casi el mismo en el que el padre de Joan y Eros se enfrentaron tiempo atrás.

La zona poseía el cielo de un negro muy oscuro, nunca habían visto eso, aunque lo que si podían ver era que había una especie de agujero negro el cual succionaba algunas cosas como estrellas y galaxias.

- ¿Dónde estamos?

- ¿No es hermoso este sitio? – susurró el sujeto mirando a los dos chicos – ahí es donde caerán.

- ¿Qué es este sitio?

- Esta es tu tumba, una vez que caigan en ese sitio, pasarán a mejor vida y es algo decente para seres tan repugnantes como los humanos.

- Repugnante es llamarse Phobos y ser hijo de Ares – Yoshimi exclamó y su cosmos de hielo se elevaba, la peli mostaza no poseía nada de miedo y se lanzó con todo al dios – ¡congélate con el más frío viento! ¡Polvo de Diaman…!

- Estorbo – un fuerte golpe le dio a la peli mostaza que la estrelló violentamente contra el suelo – pobre idiota.

- E-Eso me dolió mucho – Yoshimi se quiso levantar, pero sentía un dolor en su espalda, así como un escupitajo de sangre.

- ¿Estás bien Yoshimi?

- Un poco adolorida… pero he recibido más golpes en mi vida – exclamó la chica levantándose, además, se limpió la sangre de su boca.

Phobos invocó varios soldados los cuales parecían guerreros romanos, estos no tenían cuerpo, eran más esqueletos con ojos negros como la noche, empuñando sus armas, se lanzaron al ataque contra los dos Caballeros.

- Creo que es hora de acabar con algunos de estos sujetos – Akira dijo mientras que luchaba cuerpo a cuerpo con muchos de estos gladiadores.

Yoshimi usó su viento helado para congelar las armas de los enemigos que venían hacia ella, luego de eso, se destruían lo que la de la constelación de Cisne aprovechaba para patearles el trasero.

Con el poder de Géminis, Akira lo hacía mejor ya que con solo el emanar su cosmos, los guerreros caían ya que ni siquiera sus armas eran capaces de hacerle daño a su armadura dorada.

El peli negro acababa con sus rivales, aunque cuando estaba por golpear a un grupo de esqueletos, Phobos apareció dándole una patada que lo mandó a estrellarse lejos de ahí.

- ¡Maldito tramposo! ¡Es atacar sucio! – la peli mostaza reclamó, solo para recibir un puñetazo en el estómago que le rompió la parte de la armadura que llevaba ahí, así como el daño físico que recibió.

- Phobos… eso es trampa – exclamó Akira quien se levantó, pero solo para recibir una patada de parte del dios del miedo que lo mandó de nuevo al suelo.

- Insolente, tienes que saber cuál es tu posición – susurró el dios quien pateó al joven peli negro en la cara que se tomó esa zona – eso me gusta, sentir el miedo en tu rostro y eso es lo que tienen ustedes los humanos, miedo.

- ¿Miedo? Yo no tengo miedo – el cabello de Akira cambió a blanco el cual resultó ser su otra parte – dime, ¿Cómo podría tener miedo de una bestia sin cerebro como tú?

- ¿Qué has dicho?

- Dices que no tienes miedo de nada ya que eres la personificación de este, pero te venció un humano como le fue el Patriarca y, aun así, tu padre te tuvo que hacer a un lado porque si no te mataba.

- M-Maldito – susurró este quien elevó su cosmos haciendo temblar ese sitio, además, el agujero negro se hacía más grande en el cielo de esa dimensión – ¡bastardo insolente!

- Eso me gusta, que mi presa entre en desesperación – el cosmos dorado de Akira se elevó más ardiendo, Phobos simplemente se lanzó a pelear.

Este usaba su hoja afilada para tratar de darle alguna herida al peli blanco, aunque logró en parte hacerle algunos cortes en zonas no protegidas en su totalidad por la armadura dorada, pero eso no parecía molestar a la versión malvada de Akira.

La zona estaba temblando mucho, ni que decir que el agujero negro se estaba haciendo algo más grande, además de inestable lo que significa que la onda de poderes que se estaba viviendo ahí era mucha.

- Tengo que ayudar a Akira de alguna manera, pero no sé cómo, ese tipo tiene el poder de un dios, Joan pudo batallar con él fácilmente, nosotros tenemos que hacer algo, en especial yo – Yoshimi miraba hacia todos lados, ya casi no había guerreros de Phobos para pelear contra ellos.

La Saintia de Cisne estaba pensando en algo para ayudar a su compañero y ahí fue cuando recordó que, si elevaba su cosmos de hielo al máximo, podría tener una oportunidad de al menos hacerle un pequeño daño al dios, lo suficiente como para darle a Akira la oportunidad de atacar de una buena forma.

- ¡Muere maldito! – el dios del miedo logró tirar a Akira al suelo y le iba a clavar su arma en la espalda, pero no fue hasta que un rayo de hielo irrumpió ese momento evitando que el peli blanco saliera herido de gravedad.

- ¿Yoshimi?

- ¿Tú de nuevo Cisne? ¡Deja de entrometerte!

- Como si fuera a permitirlo, mi mejor amiga la mataron ustedes, así como mis otros compañeros y amigos, por eso, una vez que gane la guerra, será como una forma de decir que el sacrificio de ellos no fue en vano, así como el que haré.

- ¿Qué has dicho? – Phobos notó como sus pies se congelaban, obra gracias a la peli mostaza, aunque no lo asustó parada – insensata, ¿crees que un ataque como este me dañará? Ingenua.

- Puede que no sea así, pero si uso mi cosmos al máximo, puedo realizar milagros los cuales nadie más puede hacer – exclamó la chica la cual usó más de su poder creando un hielo más frío.

- Aunque solo una Saintia, su cosmos se elevaba más y más, pero es solo una humana normal y al final, ese será su límite – la personificación del miedo se iba a separar de ese piso de hielo, pero este inevitablemente sintió lo que no esperaba – ¿Qué diablos?

El hielo que Yoshimi emitía era muy frio, es más, el dios no pensó que esto fuera a ser real, igual, la armadura de la peli mostaza parecía brillar como el oro a medida que su energía cósmica seguía en alza.

Y ahí fue cuando esta saltó hacia el sujeto tomándolo por atrás y así mientras el aire frio seguía saliendo de ella sin importar que su cuerpo estuviera congelándose también.

- ¿Qué piensa hacer? – susurró la peli blanca.

- ¡¿Por qué demonios te haces la fuerte?! ¡Tu cuerpo se está congelando!

- No me importa si me pasa algo, ¡Aoi lo debió haber hecho también! ¡Si he de morir como una Saintia de Athena que así sea! – Yoshimi decía mientras su cuerpo empezaba a congelarse, este efecto también comenzó a pasarse a Phobos.

- ¡Maldita humana!

- Akira… te lo encargo todo.

- ¡YOSHIMI! – el peli negro volvió a la normalidad y solo vio como un tornado de hielo envolvió a ambos, a Yoshimi y Phobos.

Esto siguió mirándose hasta que se miró la silueta de un cisne que cubrió todo eso, al cabo de unos minutos, ese sitio estaba casi congelado. Akira miró para todos lados encontrando el cuerpo de Phobos, en un ataúd hecho de hielo, pero sin señales de la peli mostaza.

El Caballero de Géminis se sentó luciendo devastado, su amiga y la persona que lo guío hasta donde estaba, había perecido sacrificando su cuerpo y cosmos para aprisionar a la personificación del terror.

Todo parecía haberse acabado en esa batalla, aunque este no podía estar más equivocado.

El ataúd de hielo comenzó a moverse, cosa que alertó al geminiano ya que según lo que escuchó, estos ataques hechos por usuarios de hielo eran prácticamente indestructibles.

- ¿Qué demonios? – el ataúd acabó de romperse en miles de pedazos, Phobos estaba ahí, pero no lucía nada contento.

- Esa humana me hizo pasar un mal momento, pero no importa, al final de todo su sacrificio fue en vano.

- Demonios, tengo que acabar con él, no puedo dejar que la muerte de Yoshimi quede así, sé que ella lo hizo con un plan en mente, así que espero que esto le haga justicia – Akira pensó mientras el dios del miedo iba hacia él como un toro en embestida.

- ¿Qué ocurre Géminis? ¿Acaso no eres el más poderoso de los Caballeros de Athena? ¿O son simples tonterías? – reía Phobos – bueno, ¿Qué se puede esperar de alguien que es amigo de quien se sacrificó como una estúpida?

- Su muerte no fue estúpida – susurró el chico – ahora estás ante mí, como alguien a quien tengo que vencer.

- Hmm, parece que tienes miedo de no poder vencerme, pero es algo común que debes tener, el mundo de los humanos y el de los dioses está en un nivel superior a lo que podrían comprender.

- Eso lo veremos, yo no le tengo miedo a los dioses – el cabello de este cambió a blanco y fue rápidamente hacia el hijo de Ares – ¡Explosión de Galaxias!

El ataque insignia de los Caballeros de Géminis impactó directamente en el cuerpo del dios del miedo el cual salió volando por los aires cayendo casi en el agujero negro el cual parecía querer volver a funcionar.

- Tu desesperanza realmente te ayuda en estos momentos, pero es inútil, ya te lo he dicho – el tipo decía mientras que regresaba a donde estaba Akira con el cabello blanco, este solo río – ¿Qué pasa? ¿Estás riendo ante una situación en donde sabes que morirás?

- No moriré, simplemente me di cuenta de que mi victoria está a la vuelta de la esquina – decía el geminiano.

- Patrañas… ¡morirás con mi máximo ataque! – gritó el dios el cual comenzó a hacer que el agujero negro succionara con más fuerza haciendo temblar todo el recinto, además de que la fuerza de absorción era fuerte.

Akira estaba teniendo problemas para eso, a diferencia de Phobos quien le lanzó varios ataques con su hoja causándole mucho daño al geminiano, además de una de estas le dio en la zona del pecho haciendo que sangrara bastante.

No solo eso, llegó un punto en el que Phobos logró golpearlo y lanzarlo hacia el agujero negro el cual empezó a succionarlo y su cuerpo empezó a ser despedazado quedando al final solo la armadura dorada la cual cayó al suelo.

- Al final no hiciste nada más que afirmar mis palabras y lo único que te quedó fue la armadura – decía este, no obstante, de la nada sintió un dolor punzante.

Al revisarse, notó como es que su pecho estaba con escarcha la cual poco a poco estaba penetrando en él, pero este estaba sorprendido ya que no había sentido nada en su cuerpo.

- ¿Q-Que mierda me pasó?

- ¿No recuerdas que te dije que ya tenía la victoria? – Akira apareció ante la sorpresa del dios.

- ¿Qué diablos? ¡Se supone que el agujero negro te mató!

- Eso parece, pero no me mató del todo – susurró este, aunque Phobos notó como poseía un charco de sangre debajo de él – salí malherido, pero logré escapar un poco usando mi Otra Dimensión, pero mi cuerpo está dañad como puedes ver. Aun así, vengo a decirte que estás a nada de morir.

- ¡No seas idiota! ¿Cómo voy a…? – el dolor regresó con más fuerza.

- La técnica de Yoshimi fue clave para tu derrota – el peli negro decía con una pequeña sonrisa – ¿o acaso dirás que lo que pasa en tu pecho es normal?

- ¿Q-Que fue lo que me hizo?

- Cuando ella usó todo su cosmos, se encargó de dañarte lo más que pudiera, debiste creer que lo único que Yoshimi pretendía era encerrarte en el ataúd de hielo, pero lo que ella quería, era atacar tu corazón con su hielo y dio su vida para eso – las palabras de Akira lo dejaron mucho.

- N-No… no puede ser… ¿Cómo esa malnacida me atacó así?

- Solo es cuestión de tiempo para que mueras… pero mi cuerpo tampoco me permitirá estar así mucho tiempo, aun así, espero llevarte conmigo.

- ¡No dejaré que unos humanos nauseabundos me maten! ¡SOY EL DIOS PHOBOS! – la energía cósmica de Phobos se extendió tanto que la dimensión parecía que explotaría, Akira sabía que era ahora o nunca.

- ¡No lo harás! – este traspasó los golpes de cosmos que le lanzaba el dios a pesar de que su cuerpo estaba siendo pulverizado a golpes, por lo que este saltó atrás del dios y elevándose al aire.

- ¡¿Qué planeas hacer?!

- Ya te lo dije ¿no? Nosotros dos te llevaremos al más allá para que pagues por tus crímenes – decían las dos personalidades del Caballero de Géminis – ¡morirás con nosotros!

- ¡Maldita sea! – Phobos intentaba liberarse sin éxito alguno.

- ¡EXPLOSIÓN DE GALAXIAS! – el poder fue tan grande que la dimensión se destruyó, incluso desde el templo de Ares, en el cielo, se miró una gran luz que iluminó todo el recinto por unos segundos hasta que su brillo bajó de intensidad.

El Santuario del dios de la guerra se quedó en silencio con los pocos que había, Joan se enteró rápidamente de lo que pasó en ese momento.

- Akira… Yoshimi… ¿Por qué ustedes? – el mexicano no fue el único en darse cuenta.

- Yoshimi – Tsukumo apretó sus puños con fuerza.

- Yoshimi-chan, ¿Por qué tú también? – Honjou decía.

- Akira, amigo – Hibiki susurró, Shinzuke que estaba con Nakano y Ukita se enteraron también de todo esto.

- Hemos perdido a dos personas importantes – Athena decía al lado de las musas y de la guardiana de la armadura de Tauro.

- Al menos el último hijo de Ares ha desaparecido, solo queda enfrentarnos al… - todo quedó en silencio cuando Athena fue hacia Umi empujándola a un lado, en eso, una espada traspasó el pecho de la diosa de la guerra.

Ante la cruda y sorprendida cara de las musas y de Tsukumo, Saori cayó al suelo envuelta en su sangre la cual se derramó por el suelo de la cámara en donde estaban.

- Ups, creo que accidentalmente maté a mi hermana, cuanto lo siento – Ares decía estando ahí mirando a las musas quienes seguía en shock y es que el causante del ataque fue el dios de la guerra que lucía su armadura ahí.

- ¡DIOSA ATHENAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!

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Continuará…