RinMakoto. El sacrificio de Yoshimi y Akira fue duro, aunque necesario, no obstante, ahora toca ver como la diosa Athena se salva de esto, ya estamos en la recta final de la guerra.
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Sin más, comencemos…
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Cuando todo parecía llegar al fin del túnel, de golpe parecía que ese túnel fue sellado por una enorme piedra y es que esta vez el dios de la guerra golpeó a Athena de forma cobarde haciéndole una herida de muerte.
- ¡Diosa Athena! ¡Diosa Athena! – las musas se reunieron alrededor de su diosa, aun así, la herida de esta no dejaba de sangrar y parecía haber entrado en un estado de coma.
- ¡¿Cómo te has atrevido a esto?! – gritó Eli al dios el cual solo esbozó una sonrisa macabra.
- Bueno, es la única forma en que tendría que haberla matado en la mitología, pero no me importa, al fin la he podido herir, por fin me he podido vengar de tantas humillaciones que me ha dado, desde serla favorita de mi padre y la que supuestamente tomaría el mando del Olimpo, pero lo que no saben, es que al final la guerra violenta siempre es la que manda y la que se esconde en el corazón de los humanos – Ares levantó su espada luciendo orgulloso – y ahora, me complacerá ver como los guerreros que me han estado matando mi ejército, podrán sentir lo mismo que han estado haciendo.
- Maldito – Umi fue la primera en levantarse de las musas e ir al ataque contra el dios de la guerra, esta sacó sus flechas disparándolas contra esta, pero por más que iban hacia este, el dios solo las tomaba y las destruía.
- Con esas insignificantes armas, no podrás jamás herir el cuerpo de un dios tan poderoso como yo.
- ¡Ten esto! – Rin fue al ataque con varias de sus técnicas como si fuera un gato atacando, pero no podía hacerle algún daño al dios de la guerra.
- ¡Ataquen en bandada! – miles de pajaritos fueron hacia Ares, pero este como si nada los destruía a todos.
- Que las cartas decidan tu futuro – Nozomi tiró varias cartas de tarot las cuales sacaron a varios de los guerreros de ahí, no solo eso, estos atacaron con fuertes armas al dios de la guerra, sin éxito alguno.
- No parece que algún ataque nuestro le haga efecto – susurró Eli, las otras musas a su lado también notaron esto – Honoka, ¿qué hacemos? Sin nuestra diosa a nuestro lado, parece que la victoria está peligrando.
- Además hemos perdido a casi todos los Caballeros Dorados y los que están vivos, se encuentran debilitados.
- ¿Qué hacemos? – Hanayo preguntó con algo de miedo.
- No lo sé – en eso, Tsukumo se unió a la batalla lanzando varias bolas de cosmos las cuales ni siquiera llegaban al cuerpo de Ares.
- Jaja, no tienen idea de cómo me gusta ver el terror en sus ojos sabiendo que no tienen oportunidad contra mí – a pesar de eso, Tauro no estaba decidida a bajar a los brazos.
- Gran Cuerno – un toro dorado fue a toda velocidad al dios, pero este con su espada lo cortó a la mitad, los ataques de Tsukumo tampoco le hacían efecto alguno.
- Chica Dorada de Athena, admiro tu valor para tan siquiera atacarme sabiendo que eres una humana normal, aun así, ¡es una estupidez que hagas eso hacia mí! – con su cosmos, Ares tiró hacia el suelo a la peli negra.
- ¡Tauro!
- R-Rayos – las musas no solo notaron el estado en el que se encontró Tsukumo, sino que la armadura de Tauro tenía varias fisuras en varias partes de esta.
A pesar de todo esto, no parecía que la amante de Joan fuera a dar su brazo a torcer ya que se volvió a levantar a pesar de las heridas que sangraban a través de las fisuras de su armamento dorado, esto para extrañez de Ares, pero a la vez una burla ante él.
- Veo que te gusta ser maltratada ¿no es así Dorada? – el dios estaba por lanzar de nuevo su espada, pero un fuerte cosmos llegó hacia él llamándole la atención, pero sabía quién era.
- Más vale que no le toques un solo pelo a mi mujer.
- Joan – Tsukumo dio una pequeña sonrisa mirando a su pareja, este estaba con su cabello dorado en puntas, su Fase 2.
- ¿Quién te crees para darme ordenes, humano?
- El humano que te va a partir la madre si no te callas, Ares – Joan miró hacia donde estaba el cuerpo de su diosa y esto solo lo puso todavía más furioso lo que se notó en el aumento de golpe de su cosmos, los destellos eléctricos salían de su cuerpo y eran de enorme peligrosidad – ¿Cómo osaste a lastimar de esa manera a la diosa Athena?
- ¿Y qué harás? – Ares le apuntó con su espada – antes de que te des cuenta, ya te habré matado.
- No me importa, si tengo que morir, entonces tendré que hacerlo en nombre del ejército de Athena – Ares se lanzó primero, Joan solo podía escaparse de muchos ataques de parte del dios de la guerra.
Mientras esto pasaba, las musas se volvieron a reunir alrededor de la diosa Athena que seguía en el suelo sin reaccionar, estas no podían hacer nada, ni que decir cuando los demás guerreros atenienses lograron llegar.
- ¡Diosa Athena! – Shiho exclamó y los demás fueron a ver qué pasaba, estando presentes ahí Honjou, Shinzuke, Akane, Nakano, Sayaka, Hibiki, Tomoe, Asuka y Pei Pei, minutos después llegaron Kurashiki y Shinonome.
- Demonios, ¿Qué diablos podemos hacer?
- Sin nuestra diosa, no sé qué haremos, no podemos dejar que ella muera – Perseo dio un fuerte golpe al suelo quebrándolo un poco.
- ¿No existe algún método por el cual podamos traer de vuelta a la vida a la Diosa Athena? – un silencio imperó entre el grupo, ni que decir de las musas, pero Honoka solo bajó la mirada un poco pensando en que decir, no obstante, era la opción correcta.
- Hay una opción y es la que le devolverá la vida – la peli jengibre les decía a los demás – la Athena Ex Resurrection.
- ¡¿Entiendes lo que dices Honoka?! – exclamó Umi tomando de los hombros a su mejor amiga.
- Honoka-chan, sabes que esa técnica…
- ¿Qué es esa técnica? – la inglesa preguntó.
- Creo que he escuchado de eso – la guerrera de Ofiuco dijo – es una técnica prohibida en el ejército o algo así.
- Así es Jinguji-san – Shiho dijo, tal parecía que incluso Nakano, Akane y las demás Saintias conocían – es una técnica tabú.
- ¿Y qué se supone que es?
- Sencillo – Tsukumo comenzó a explicar – la Athena Ex Resurrection se trata de una técnica prohibida que normalmente las Saintias pueden utilizar y mediante la cual son capaces de revivir el alma divina de la diosa Athena sacrificando gran parte de su fuerza vital, lo que puede matarlas o dejarlas al borde de la muerte
- ¿Tendrán que dar sus vidas? – el peli turquesa preguntó mirando a las Saintias y Doradas, así como las musas quienes asintieron.
- Pero es el deber de una Saintia – Akane exclamó – y si tenemos que hacerlo, lo haremos con tal de que la diosa Athena salga bien.
- Pero lo haremos nosotras – Nico dijo para sorpresa de los demás, pero ella y sus compañeras parecían que se centraron en que debían hacer eso.
- ¿Ustedes? ¿Darán sus vidas para que la diosa viva? – Honjou preguntó.
- Las musas somos diosas que hemos estado cerca de la diosa Athena desde la era mitológica, aunque en estas épocas no fuimos de ayuda ya que solo contaba con sus Saintias y Caballeros, siempre hemos estado velando por su bienestar por lo que ahora podremos cumplir nuestro deber, no solo como las diosas de las bellas artes, sino como aquellas que podrán hacer esto.
- Chicas – Honoka miró a las suyas quienes asintieron y fueron hacia el cuerpo inerte de la diosa de la guerra, todo mientras Joan se batía en combate contra Ares.
La peli jengibre simplemente se hincó y sus compañeras hicieron lo mismo alrededor de la peli lavanda en posición de oración.
- Chicas, elevemos nuestros cosmos al máximo – Honoka dijo a lo que las demás hicieron eso, sus cosmos juntos eran bastante grandes, además de que parecía que una luz estaba alumbrándolas.
- ¡No lo harás! – gritó Ares quien se dio cuenta de lo que estaba haciendo, aun así, Joan encontró una forma de detenerlo y ganar tiempo.
- ¡No creas que te dejaré hacer eso! – el mexicano decía eso tomando al sujeto por la espalda.
- ¡Maldito humano! ¡No me toques con tus asquerosas manos! – la pelea entre estos les dio algo de tiempo a las musas quienes seguía elevando sus cosmos.
- Es hora.
Maki, Hanayo y Rin: ¡Grandes Dioses de arriba!
Nico, Eli y Nozomi: Por favor escuchen esta plegaria.
Umi y Kotori: A cambio de nuestras vidas...
Honoka: ¡Por favor enciendan la luz de la antorcha de la vida de la Diosa Athena una vez más!
- ¡ATHENA EX RESURRECTION! – una fuerte luz inundó el sitio eclipsando por un momento, era tan fuerte que los demás no podían creer semejante poder, no solo eso, sino que vieron que esa luz luego volvió a aparecer con más fuerza y descender hacia el cuerpo de la oji verde.
Aparte de parecer la vida de Athena restaurándose, también se miró a la diosa de la victoria, Nike, llegar a ella y el cetro de la diosa volvió a hacer acto de presencia.
- ¿F-Funcionó?
- Esperemos que sí – Shiho dijo y estos vieron como Saori poco a poco fue despertando hasta sentarse.
- ¡Sirvió!
- Pero ellas no – Shinzuke señaló a las musas quienes se quedaron en esa posición de oración, pero sus cuerpos quedaron como piedras, aun así, poseían una sonrisa en sus rostros.
- Eso es lo que tiene la técnica de la Athena Ex Resurrection, las que lo ejecutan dan su vida a cambio de que la diosa Athena vuelva – Shiho exclamaba.
- Demostraron ser verdaderas devotas de Athena hasta el final – Shinonome exclamó.
- Su sacrificio no será en vano – Kurashiki le siguió sintiendo su sangre hervir.
- Chicas – Saori miró a las musas con un enorme pesar en su corazón ya que las llegó a conocer un poco, pero supo que ellas eran buenas chicas – no se preocupen, no dejaré que la vida que me han dado se desperdicie, sus voluntades ahora están dentro de mí.
- ¡Muere maldito! – un fuerte golpe recibió Joan estrellándose en el suelo con varias heridas, aun así, este se puso de pie para seguir en su lucha.
- Aun estoy vivo… pedazo de dios de pacotilla.
- Tienes agallas de seguir de pie, insensato – Joan iba a seguir con su batalla, pero fue detenido por su diosa.
- Ya ha sido suficiente de que ustedes estén peleando por mí, ahora es mi turno de hacer algo por ustedes – la diosa sacó la lanza del dios de la guerra la cual ahora vestía un listón con el nombre de la diosa inscritos en ellos.
- ¡Mi lanza!
- Ares, siempre he estado en contra del uso de las armas desde la mitología, pero por una vez en mi vida, romperé esa normal conmigo misma – no solo eso, sino que también la peli lavanda sacó su escudo y su armadura – ven por mí, hermano.
- ¡Athena! – gritó este y la lucha entre los dioses de la guerra comenzó de una manera bestial, los cosmos que chocaban entre sí podían ser capaces de destruir el mismo universo de seguir así.
- Esto es peligroso, no me gusta mucho que la diosa esté batallando de ese modo – Nakano decía apretando sus cadenas – como me gustaría poder hacer algo.
- Un ataque grande que una nuestros cosmos – Sayaka decía y eso le dio una idea a Shinonome.
- Tengo algo – esta sacó una flecha apuntándola hacia donde estaban ambos peleando.
- ¿Qué harás? – Tomoe preguntó confundida.
- Concentrando todo su cosmos en la punta de mi flecha, podríamos tener una oportunidad para así debilitar a Ares, con el poder de todos nosotros – la peli azul decía – Ramón me enseñó otro modo de batallar y honraré eso, aunque sea mi último ataque.
- Shinonome tiene razón, ¡vamos a hacerlo chicos! – todos los ahí presentes asintieron por lo que sus cosmos fueron hacia la flecha de Shinonome, aunque hubo una sorpresa todavía más grande.
- ¿Q-Que es eso? – los demás vieron un destello dorado en el cielo que al final resultaron ser las Armaduras Doradas restantes, así como las armaduras de las Saintias que ya no estaban ahí.
- ¿Por qué vinieron?
- Creo que ellos querrán también ayudarnos – al decir eso, Joan de las armaduras salieron varios brillos que dieron a lugar a los viejos guerreros caídos, los espíritus de Akira, Yoshimi, Yasmina, Aoi, Claudia, Shinji, Waka, Souta, Nozaki, Esperanza, Kudo y Tsubasa se manifestaron, no solo eso, el señor Fábregas, así como las Mahou Shoujos caídas.
- Chicos.
- Que bien que incluso en la muerte, nos vengan a ayudar – susurró Joan para luego dirigirse a los demás – ¡vamos a hacerlo chicos!
- Daremos nuestros cosmos para que la Tierra – Hibiki y Tomoe exclamaron.
- Nunca caiga en manos de la maldad – Tsukumo y Joan siguieron.
- Por el amor de los humanos – Akira y Yoshimi dijeron.
- Por aquellos que queremos proteger – Aoi y Yasmina decían.
- Por los que damos elegimos creer en las personas que pueden cambiar – Claudia y su padre dijeron.
- Y para los que no se encuentran – Waka y Shinji dijeron, justo con Sayaka.
- Y, aun así, batallaron duro – Asuka, Pei Pei y las demás Mahou Shoujo corearon.
- ¡Sin importar razas ni nada! – Souta y Nozaki gritaron.
- Por los que cambiamos para bien aceptando ayudas – Shinonome exclamó.
- Y aceptamos a quienes somos diferentes – Honjou y Esperanza dijeron.
- Porque ser frio no quiere decir ser mala persona – Kurashiki decía con calma.
- Y por la pasión que llegamos a tenernos – Kudo y Tsubasa dijeron.
- ¡Por todos los humanos! – Shiho con los demás exclamaron, el espíritu de Ramón se puso delante de todos, las musas aparecieron incluso.
- ¡Por la Diosa Athena!
- ¡Y por el mundo!
- ¡LUZ ZODIACAL! – la flecha de la peli azul fue disparada hacia donde estaba el dios Ares el cual no logró esquivar a tiempo ese ataque dándole directamente en el pecho.
- ¿Q-Que diablos? ¿Q-Que es esto?
- Es el poder de los humanos Ares, es el poder de la voluntad humana la cual ustedes no sabrían nada, pero ellos siempre saben cómo salir adelante como los guerreros que son, incluso desde la muerte, desean la felicidad de los demás y es hora de que descanses de una vez – aprovechando eso, la diosa clavó la lanza junto con su bastón Nike en el corazón del dios de la guerra quien quedó inmóvil.
- N-No puede… ser… eres una… - Ares quiso moverse, pero su cuerpo no le respondía, es más, este comenzó a desaparecer poco a poco – ¿Cómo es que siempre… perdí?
- Te lo he explicado mil veces Ares, pero supongo que al final nunca entenderás, hermano – el cuerpo del dios comenzó a desaparecer hasta que solo estaba quedando la cabeza.
- No me arrepiento de nada Athena… pero un día tus Caballeros y tú sufrirán la ira de los dioses y perecerán y desearé estar ahí para verlo – estas fueron sus últimas palabras antes de desaparecer para siempre.
- Por fin… ha terminado – la diosa de la guerra exclamó mientras el Santuario de Ares comenzaba a caerse a pedazos y esta ayudó a los suyos a salir de ahí, las armaduras se fueron del lugar para volver a donde siempre estaban, en el Santuario de Athena.
La paz iba a comenzar a reinar.
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Continuará…
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Y hasta aquí el capítulo de hoy.
Con esta batalla, hemos dado fin a la guerra, no solo eso, el próximo capítulo es el final de este fic, así que espérenlo con ansias.
Sin más, este ninja se despide.
Bye.
