Disclaimer: Los personajes de Rurouni Kenshin les pertenecen a sus respectivos autores, editoriales y productoras. Es una historia destinada sólo al entretenimiento y sin fines de lucro.
Portada de Linkhell (pixiv). ID: 2586839.
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Capítulo 1: Noticias lejanas
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Los dedos de Kenshin temblaban mientras sostenía la carta que Saito le había entregado esa mañana. No podía ser posible lo que le decía la misiva… ¿Pero, cómo…?
Permaneció en silencio, rememorando viejos tiempos y reflexionando sobre lo que tenía ahora. Dos apartados de su vida que ahora se cruzaban inevitablemente. Agradeció estar solo y que, sobre todo, Kaoru no estuviera; hubiera sido aún más difícil si la joven lo veía o, peor, tomaba conocimiento de lo que decía aquella carta.
Porque Tomoe estaba viva.
La carta era de un santuario en la Prefectura de Mie, en la cual una sacerdotisa anciana a cargo de un hogar de enfermos le comunicaba que una de sus ayudantes, quien se había negado a hablar durante diez años, al punto que la creían muda, había revelado al fin que se llamaba Tomoe Yukishiro y que era esposa de Kenshin Himura.
E indagando después de esa revelación, no fue muy difícil dar con la ubicación actual del mencionado. El Dojo Kamiya.
Según la nota, después de una peregrinación, habían encontrado a la mujer en medio de un fuego en Otsu diez años atrás, prácticamente en estado catatónico. La creyeron muerta y se dispusieron a darle entierro hasta que la escucharon toser; fue allí que se percataron de lo mal herida que estaba y se la llevaron casi a las corridas a un médico rural. Habían llegado a tiempo, pues apenas la joven tenía sangre y la vida se le escapaba en cada penosa exhalación.
Una vez estabilizada, se la llevaron a un santuario en Nabari, en donde la mujer, al despertar y recuperarse poco a poco, se negó a decir palabra alguna. Aunque se veía dispuesta a ayudar a los pobres y heridos que, aún en tiempos de guerra, acudían al santuario devenido en hospital. Las sacerdotisas pensaron que era muda o sufría algún tipo de amnesia, pero decidieron dejarla en paz. Durante muchos años, la enigmática mujer, a la que llamaron Ume (debido a su peculiar fragancia a ciruelos blancos), trabajó en diligente silencio ayudando, cocinando, atendiendo y cuidando enfermos y heridos que pasaban por la región en los tiempos pasados de guerra y los siguientes de rebeldía por parte de algunos fieles al Shogunato.
Hasta que un día, tal vez después de recordar, Ume las sorprendió revelando su verdadero nombre, Tomoe Himura, y les contó su historia. Sorprendidas, las sacerdotisas comenzaron a intentar localizar al esposo de la mujer. Y una vez logrado aquello, y buscando ser discretas, enviaron primero la carta a la policía de Tokyo para que alguien se la entregara a Himura.
Y así fue como tan sorpresiva noticia llegó hasta Kenshin, quien, por nada del mundo, podía terminar de asimilarlo.
Sólo habían pasado unos meses desde la batalla contra Enishi, y en ese tiempo de sanación en cuerpo y alma, su corazón ya había elegido a Kaoru como la nueva dueña. Aunque todavía no se atrevía a confesarle sus sentimientos… y esta información le caía como balde de agua fría, pues lo confundía al punto de dolerle la cabeza.
¿Cómo gestionaría lo que estaba sucediendo y cómo se la haría saber a los demás? Lo que más le importaba era la reacción de Kaoru, pues ella era muy perceptiva en cuanto a sus intenciones. ¿Cómo le explicaba que lo que sea que él quisiera iniciar con ella se iba al traste ahora que tenía un deber mucho más grande? Al fin y al cabo con Tomoe viva, él seguía siendo esposo y tenía que cumplirle. Es decir, traerla con él y conseguir una nueva casa en la que instalarse con ella para recuperar la vida que quería vivir un decenio atrás.
Además, sentía cierta alegría, mezclada con confusión y frustración. Ni él se entendía.
Pero, con determinación, guardó la carta y salió en busca de Saito. Era hora de organizar ese viaje a Nabari y buscar a Tomoe. Les comunicaría la noticia a sus amigos durante la noche, adicional a que deseaba que el Lobo de Mibu lo ayudara a localizar a Enishi. Saber de su hermana viva sin duda lo sanaría definitivamente del odio al mundo y el desprecio auto infligido.
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Nota: ¡Hola a todos! Les traigo una historia de mi autoría sobre una temática que me estuvo dando vueltas por la cabeza desde hace mucho tiempo. Y la verdad que necesitaba sacarlo. Es lo que llamo más para mí misma "una historia de mierda" XD, no por el conflicto que pretendo meter o porque no confíe en mi propia trama, sino porque no va a ser algo grato para ninguna de las partes involucradas en la historia. Más allá de eso, espero que pueda cumplir su misión de entretener y merezca su atención. Y porque lo que uno lleva a dentro, bueno o malo, hay que sacarlo, sea en forma de fanfic o no.
No sabría decir la cantidad de capítulos que tendrá, pero no serán muchos. Tengo ganas de seguir avanzando con Orgullo y Pasión y también con Tres vidas errantes. Así que empezaré a activar más mi presencia por aquí. ¡Saludos y hasta la próxima!
