Summary: Dicen que un corazón roto no toma buenas decisiones, ¿será tan así? Al menos la idea de convertirse en una chica mala dejando en el olvido la novia perfecta que aspiraba ser le parece de lo más sensata y más aún si tienes a un rompecorazones con un carácter de los mil demonios como guía perfecta para esto.


Culpa a mi "Ex"


II

Me había resignado a que mi viernes por la noche sería aburrido y eterno en la hamburguesería, con un turno de 5 horas y que finalizaría a las 3am, mi actitud de mandar todo a la mierda se estaba apoderando de mí, pero lamentablemente no tenía alternativas: solo a mí se me ocurre salir de fiesta y no dar aviso en mi lugar de trabajo, y pudieron haberme despedido, pero no. El hecho de que mis padres sean mis jefes, me da ciertas regalías, pero no por eso libertades.

Así que bueno, en eso estaba, pegado a mi celular, aburrido y rogando que las 3am llegaran pronto, hasta que una chica con evidentes grados de alcohol en su cuerpo hizo acto de aparición y me vi en la necesidad de "ayudarla" porque uno es mi compañera de instituto y dos porque creo que era lo más correcto y más cuando noté que los chicos que habían en el local querían grabarla y de seguro viralizarla en redes sociales.

Menos mal que estaba Yan, mi primo, trabajando junto a mí, si no, no sé si hubiese sido tan fácil salir de escena y estar ahora en la oficina de mi padre, observando a Kinomoto, a quien dejé con cuidado sentada frente a mí.

Estamos en un silencio absoluto que se ha prolongado por bastantes minutos, y si ya estaba sorprendido por la curiosa aparición de Kinomoto, más lo estoy ahora al ver que al parecer no tiene muchas ganas de conversar y eso es raro, hasta preocupante ya que por lo poco que la conozco si hay algo que pudiera decir de ella es que es muy sociable y con una facilidad para encontrar temas de conversación y más cuando está en mis tutorías y busca cualquier pretexto para sacar el foco de atención de las matemáticas.

Y teniendo este panorama frente a mí, no me estaba quedando otra opción más que obligarme a romper con nuestro silencio, pero el sonido de una llamada entrando a su celular me ganó: veo cómo lo busca rápidamente en un pequeño bolso que tiene sobre sus piernas y fue tanto el apuro que el aparato terminó volando por los aires y aterrizando frente a mis pies.

—Yo lo recojo —me agacho rápidamente, y sin quererlo mi vista alcanza a leer "Yue" en la pantalla antes de entregárselo.

—Gracias, Li.

Ella intenta enfocar su vista en el celular y al parecer lo logra, su reacción es de un evidente enojo que expresa cuando corta con bastante rabia la llamada, dando varios golpes en la pantalla de su teléfono. Y sumémosle a eso, que llamó "Imbécil" a la persona que la estaba llamando.

Sigo el camino de su mirada que se detiene en cierta bebida alcohólica que dejé estratégicamente junto a mis pies, con un fin claro, evitar que Kinomoto siguiera bebiendo sin parar.

—Li, ¿me darías mi vino?

Suelto un largo suspiro y solo por curiosidad saco la botella de la bolsa, y ¡Joder! Con razón está así, en una versión que claramente jamás había visto de ella y no es para menos si te has bebido casi media botella de vino.

Su ceño fruncido, sus mejillas coloradas, sus ojos verdes somnolientos y un leve vaivén en su cuerpo son señales más que claras que seguir bebiendo es una pésima idea.

Y no, no soy quien para detenerla, pero creo que es lo más correcto y me vale si a ella no le parece.

Niego con mi cabeza.

—Primero tomarás un café —ordeno con la máxima seriedad que puedo.

—Podemos compartir —me dice sonriente y levantando sus cejas, para luego hacer un puchero.

¡Y por favor! Aunque hiciera la mismísima expresión del gato con botas no me haría cambiar de opinión.

—Café y luego más vino, en ese orden.

Vuelvo a dejar la botella junto a mis pies y si no fuera por mis rápidos reflejos que captaron las intenciones de Kinomoto por intentar ponerse de pie y venir por su vino, de seguro se hubiera ido de bruces al suelo.

—¡Hey! No estás en condiciones para seguir bebiendo, así que deja de comportarte de esta forma que no es para nada a cómo eres tú.

Paso saliva y contengo mi respiración por unos segundos.

De un momento a otro la cercanía entre ambos se acortó bastante, los ojos de Kinomoto parecen lanzar fuego de un verde vibrante e intenso, que se desvanece cuando una solitaria lágrima comienza a caer por su mejilla derecha.

—¿Y cómo soy, Li? —me pregunta con su voz temblorosa.

No lo sé.

Suelto un largo suspiro antes de responderle.

—Yo… solo creo que esta parada de chica mala no va contigo.

Se queda algo pegada mirándome para luego volver a sentarse y reír, sí, reír y con bastantes ganas.

—No… me… conoces… para nada, ¡podría ser perfectamente una chica mala!

—Podrías, sí, pero estoy seguro que no lo eres, Kinomoto.

Sus manos limpian con cierta brusquedad sus ojos, intentando eliminar cualquier rastro de lágrimas.

¡Mierda!

Siento deseos de arrancar porque si hay alguien en esta habitación que tiene las peores habilidades blandas soy yo, pero no puedo dejar a Kinomoto así. Al menos puedo intentar ser un buen oyente, ¿no?

Me pongo de pie y mi vista encuentra rápidamente algo que quizás pueda servir, me acerco a ella y le entrego un par de pañuelos y sin ni siquiera proponérmelo, logro sacarle una tímida sonrisa.

—Kinomoto, eh, voy por el café… por favor, no hagas ninguna locura más al menos que esté yo presente y pueda después molestarte con eso—le digo intentando aligerar en algo el ambiente, y mierda, ¿en dónde carajos me metí?

—Li —su voz hace que me detenga justo en la puerta que me deparaba a abrir—, ¿Es normal sentir que el mundo gira a mi alrededor?

Mi primera reacción tras escuchar su pregunta es reír, y no, no puedo evitarlo, más al ver cómo luchó por decir esa pregunta marcando la pronunciación de cada palabra.

—Muy normal, Kinomoto, solo a ti se te ocurre intentar beber una botella de vino.

—Okey, okey, para la otra te invitaré —me dice guiñándome un ojo.

Su mirada es la que reconozco y que tiene siempre que cruzamos palabras en las tutorías y a veces en las clases.

Intento responderle con una sonrisa y salgo de la oficina en dirección a la cocina.

Agradezco al ver que mi primo está ocupado atendiendo, lo que se traduce en que he zafado —por el momento— del montón de preguntas que de seguro quiere hacerme sobre cierta chica en estado de ebriedad y que dejé ingresar a las instalaciones del local.

Teniendo esto a mi favor, vuelvo mi atención a lo importante: preparar un café. Agrego a esto una cheese burger y emprendo rumbo a la oficina rogando que Kinomoto se haya mantenido sentada y sin hacer otra locura, mientras me maldigo lo estúpido que fui al dejar el vino casi al frente suyo.

—Li, ¿podrían despedirte por mi culpa? —me pregunta apenas pongo un pie en la oficina, mi vista viaja rápidamente al vino que sigue junto a mi silla, y estoy seguro que suspiré de alivio—. ¿Li?

—Podrían —hago una pausa dándole algo de misterio a mi respuesta—, pero quizás tenga algo a mi favor.

—¿Eh? —su cabeza levemente ladeada acompaña a su pregunta.

—Este local es de mi familia, por si no te habías dado cuenta—sus ojos se abren sorprendidos y más aún cuando al fin parece prestar atención a las paredes en donde hay un montón de fotos de mi familia y en donde yo aparezco.

—¡¿Qué?! —lleva sus manos a su boca, y la veo mirar con pánico nuevamente la oficina—. ¡Qué vergüenza! Por favor, dime que ellos no están acá.

—No están, pero para tu tranquilidad, mi padre, quien pasa más acá, es el hombre más relajado de este planeta, y probablemente te hubiese aplaudido.

Una tímida sonrisa veo aparecer en su rostro. Me acerco a entregarle el café y la hamburguesa que recibe con una amplia sonrisa.

Y ahora necesito una hamburguesa, Li.

—Sus deseos son órdenes —digo provocando su risa y estoy seguro que a su mente vinieron las mismas palabras que me dijo hace un rato en el mesón.

—Pero que buen servicio —agrega para luego probar la cheese burger—. ¡Esto está muy bueno!

—De seguro tu borrachera estará mucho más llevadera cuando termines de comer y de beberte el café.

Tomo nuevamente asiento frente a ella y el silencio vuelve a aparecer entre nosotros, ella come con lentitud, disfrutando su comida y yo me dedico a obsérvala. Creo que jamás había visto a Kinomoto con otra ropa que no fuera el uniforme del instituto o su ropa de capitana del equipo de porristas, es raro verla así, pero me sorprendo al notar que se ve bien, su estilo es algo rockero, jeans, chaqueta de cuero en color rojo y negro, y una camiseta que muestra algo de piel y si la viera en la calle claramente me voltearía a mirarla.

¿Y por qué carajos estoy pensando en esto?

¿Sera por qué eres un adolescente hormonal?

—¡Ñami! —me dice al rato rompiendo con nuestro silencio. La veo dejar la taza de café en el piso, para luego darle la última mascada a la hamburguesa, la veo masticar lentamente disfrutando con todo el último bocado, y tras finalizar, su mirada se clava en mi—. Oye, Li… de verdad lamento todo esto, es decir, entré ebria a tu lugar de trabajo que resulta ser de tu familia, hago un escándalo y ahora más encima me alimentas…

—Tuviste un mal día, eso es todo —la interrumpo.

—Una mala noche porque mi día iba decente.

Hago memoria a nuestra última conversación tras la tutoría, claramente algo malo le pasó y todo apunta a que está relacionado con el chico que la invitó a la fiesta.

—¿La fiesta no salió del todo bien? ¿A tu amiga?

Aguanto reír más al verla hundirse en el sofá y tapar su cara con su bolso.

—Por favor, hagamos de cuentas que no te pedí consejos amorosos, a mi favor puedo decir que necesitaba una visión masculina, aunque no sé si tu consejo fue el mejor.

—Yo solo di mi opinión, Kinomoto.

—Lo sé, lo sé… —saca el bolso de su rostro y estoy seguro que sus mejillas están mucho más rojas que hace un momento—. Y respondiendo a tu primera pregunta, salió horrible… al menos para mí, para el imbécil de Yue de seguro bien.

—¿Yue? —pregunto recordando de inmediato que ese nombre leí en la pantalla de su celular cuando la estaban llamando.

—El chico que me gusta —niega rápido con su cabeza—. Error, el chico que ya no debería gustarme.

Asiento lentamente a sus palabras e intento idear algún comentario que la haga al menos sonreír un poco, porque es claro que es un tema delicado y que le duele bastante.

—Supongo que el tiempo te ayudará —y quiero golpearme en la cabeza, pero es lo único inteligente que se me ocurre decir, sí, el clásico consejo que da todo el mundo, bastante cliché por cierto.

—El tiempo simplemente avanza, Li… Soy yo quien debe hacer algo al respecto para cambiar mi situación —lleva una de sus manos a su cabello corto desordenándolo un poco—. No sé, quizás sustituir o reducir mis sentimientos, así como las ecuaciones que me enseñaste hoy… hay varias opciones, ¿no? Ahora debo buscar cuál es la mejor para mí.

Estoy seguro que debo tener mi boca algo abierta, porque ¡joder! esta chica pasó de estar ebria y dando un discurso en medio de un local de comida a ponerse seria y hablar cosas con bastante sentido, al menos para mí.

¿Qué clase de vino bebió? Estoy a un pelo de probarlo nuevamente.

—¿Qué? —me pregunta sonriente provocando que mi cuerpo acumule algo de calor en mi cara.

—Nada —respondo a secas desviado su mirada rápidamente.

—¿Sabes? Yo sí debería ser un poco mala, porque ser buena no me resultó para nada bien, debería no ser tan ingenua con los hombres.

—Que él haya sido una mierda no es tu culpa.

—No, pero debería haber sido menos ingenua.

—Bueno, las experiencias te ayudaran a no ser tan ingenua, como según dices que eres.

—No, Li, debo cambiar eso ahora ya, el próximo año iré a la universidad y si tener unas dosis de chica mala me ayudará a no tener el corazón roto nuevamente, debo cambiar.

Asiento lentamente para nada convencido de su discurso, pero aún así con algo de curiosidad que me llega a soltar lo primero que se me viene a la cabeza:

—¿Y qué es para ti ser una chica mala, Kinomoto?

Ella parece meditarlo un poco.

—Bueno, una chica mala tiene un corazón mucho más frio, es muy segura de sí misma, no cae en ilusiones de chicos lindos, pero es experta en jugar con ellos, obviamente disfruta la soltería en libertad, sin ataduras…

—¿Sexo sin compromiso?

Sus ojos parecen querer salirse de sus orbitas y su rostro acaba de mutar a un rojo que en cualquier momento podría convertirse en morado.

—¡Li!

—¿Qué? ¿He dicho algo malo? —le pregunto y aprieto mis labios para no reír, su nerviosismo es tan transparente que me genera una pequeña dosis de ternura.

—¡Por supuesto que no! Pero volviendo a lo que te decía, yo solo quiero tener aunque sea un poquito de chica mala, necesito aprender a interpretar mejor las señales para no volver a caer en juegos baratos de chicos universitarios… —pausa, desvía mi mirada y frunce su ceño por unos segundos, suspira sonoramente y termina por alzar su mirada encontrándose con la mía—, ¿Sabes?

Y por algún motivo lo que le siga a ese "¿Sabes?" me genera algo de nerviosismo y lo peor es que Kinomoto se está tomando bastante tiempo en continuar dándole mayor dramatismo a nuestra conversación. Es así que casi por inercia mis manos atraen algo que quizás me pueda ayudar a relajarme un poco o al menos eso he escuchado.

—Eso, dale, bebe por mí, te dejo que lo acabes —me comenta sonriente mientras bebo varios sorbos de su vino que extrañamente no sabe mal—. ¿No hay cámaras acá? No sé si sea muy correcto que tus padres te vean bebiendo.

—No hay cámaras y no bebo casi nunca, con suerte he probado la cerveza.

—O sea que soy pésima influencia.

—Bueno, digamos que es parte de tu nueva versión de chica "mala".

Me sonríe y creo que hago lo mismo.

—Li, te propongo algo —lleva sus manos al frente, las yemas de sus dedos se tocan unas con las otras trayéndome a la mente la típica imagen del señor Burns de los Simpson—. Como eres tan buen tutor de matemáticas y un rompecorazones de primera…

—¿Un qué?

Rueda sus ojos.

—Haré de cuentas que esa pregunta no la hiciste —ahora soy yo quien pone los ojos en blanco—. Quiero que seas mi guía para ser una chica mala, necesito la visión masculina en mi vida y estoy segura que puedes ayudarme en eso.

¿Qué si tengo una arruga marcada en mi frente? ¡Obvio! Sin embargo, le sostengo la mirada e imito su pose del señor Burns.

—¿Y yo qué gano con esto?

—Mi maravillosa amistad.

Y mi primera reacción al escuchar sus palabras es soltar una sonora carcajada.

Niego rápidamente con mi cabeza.

—¡Hey, mi amistad es muy valiosa! Ya lo verás, y además, no está demás tener una amiga, en mí encontraras lealtad y bueno, puedo ayudarte igual a entender a las chicas y tratarlas con más amabilidad.

—No creo que necesite ayuda con eso —suelto rápidamente, y por supuesto, mi ego saltando de inmediato.

—¿Seguro? Es de conocimiento público que tienes un sequito de chicas tras de ti y no solo eso, rompes al menos 2 corazones a la semana y no de la mejor forma.

—¿Acaso ser sincero es ser cruel?

—Tacto, Li, eso es todo, estoy segura que si tuvieras un poco de eso no vería a chicas llorando por ti.

Aprieto mi mandíbula y me quedo un rato analizando lo que Kinomoto plantea.

Vamos, no creo que sea tan así.

¿O sí?

—Además, si mal no recuerdo alguien me dijo que el amor apestaba y mucho, ¿no? Quizás por eso eres así.

¿Eh?

¿No es que Kinomoto es la más despistada del salón? ¡Hasta los profesores lo recalcan!

Bebo un sorbo más del vino y me mantengo en silencio.

Kinomoto suspira para luego llevar una de sus manos a su boca intentando detener la seguidilla de bostezos que comienzan a invadirla.

—¿Te harás el desentendido después del show que me mandé y de lo que te he contado?

—Mucho no me has dicho —oh sí, el vino sacando todos mis filtros.

—A ver, ¿qué quieres saber, Li?

—¿Qué hizo ese tal Yue para provocar que quieras beber y beber hasta perder la razón?

—Pensé que había sido clara.

Niego.

—Entendí que no habías interpretado sus señales de forma correcta.

Asiente lentamente.

—Te lo resumiré: sí, él me gustaba hace mucho, es uno de los mejores amigos de mi hermano, así que nos vemos muy seguido, las últimas veces que coincidíamos conversábamos mucho, además me elogiaba un montón, y bueno, sus miradas, sus comentarios en redes sociales, muchas cosas, Li… en fin para el cumpleaños de mi hermano pasaron cosas.

¿Acaso Kinomoto ya…?

—No ese tipo de cosas —me aclara como si estuviera leyendo mis pensamientos—. Es decir, besos algo apasionados pero eso, solo eso, ¡rayos¡ ¡¿por qué que te aclaro esto con tanto énfasis?! —y mantener mi seriedad me está costando un montón, frunzo con fuerza mis labios intentando aguantar reír, pero esta chica no me lo está haciendo fácil—. En fin, siempre soñé con la idea de ser su novia perfecta, creía que era un chico decente y bueno, tras nuestro acercamiento me esperancé en que quizás ese sueño podría ser mucho más real, así que el nivel de felicidad que me generó su invitación fue grande… pero el choque con la realidad fue duro y la vida fue bastante directa con la escena que vi, él con una chica besándose, casi igual a cómo estaba yo el otro día con él.

—Eso debió doler.

—Y sigue doliendo, pero creo que la sensación de sentirme como una estúpida es mayor, jugó conmigo y yo que babeaba por él desde hace mucho caí y me ilusioné demasiado rápido.

Y por más que lo intente ocultar es evidente que un par de lágrimas aparecieron mientras me contaba su historia: Ese tal Yue es un imbécil, claramente.

—Li, no me mires así, lo sé, soy una tonta por caer así.

—¿Me dijiste que es el mejor amigo de tu hermano?

Asiente y no puedo evitar sentir bastante odio hacia ese tal Yue.

—¡Una mierda de amigo! Si tú fueras mi hermana y me entero de esto, créeme que ya le habría partido la cara.

—Probablemente mi hermano lo haría si supiera esto… pero prefiero ahorrarle el mal rato, cuando me arme de valor enfrentaré a Yue.

Miro a Kinomoto: sus labios tiemblan, sus ojos se ven algo hinchados de seguro por todas las lágrimas que ha derramado por ese imbécil y la verdad siento un deseo inmenso de ¿protegerla? ¿ayudarla? No lo sé, solo creo que debo hacer algo para hacerla sentir mejor, o sea, cualquiera que la viera en este estado haría lo mismo.

Suspiro largamente y no, ya no hay vuelta atrás.

—Acepto.

—¿C-cómo?

—Lo que quieres, te ayudaré a que tu sensor de imbéciles mejore y también a intentar que seas una "chica mala" y que disfrutes sin temor a que te rompan el corazón.

—¿De verdad?

—Sí, y bueno, supongo que tu amistad y tus consejos para no ser tan "cruel" le vendrán bien a mi vida.

—No te arrepentirás, ya verás.

Su sonrisa ilumina por completo su rostro ya cansado después de todas las emociones que ha pasado en este día, sin embargo, su mirada algo curiosa me hace de inmediato ponerme en alerta.

—Es tu turno, Li —dice tras tres largos bostezos.

—¿Mi turno?

—Ajá —sus manos restriegan con fuerza sus ojos y yo desvío su mirada centrándola en la botella de vino que aún tengo en mis manos—. ¿Por qué el amor apesta para ti?

Y casi como si tuviera un resorte me pongo de pie y camino dándole la espalda, bebo dos sorbos del bendito vino a ver si me da algo de valor para abrirme con esta chica que extrañamente siempre me ha inspirado confianza.

—Hace un tiempo una chica me gustó y bastante —comienzo y no puedo creer que estoy contándole esto—. El amor muchas veces es ciego, ¿no? pero tarde o temprano llega el día en el que al fin abres los ojos y ves lo evidente, en mi caso fue asumir que la chica que quizás idealizaba no iba a corresponderme jamás por la simple razón que le gusta otro... así que respondiendo a tu pregunta, supongo que un amor no correspondido me ha hecho sentir que el amor apesta —vuelvo a llevar el vino a mi boca—. ¿Y quieres saber un detalle importante de mi historia?

Escucho un murmuro que tomo como un "Okey" y que me da el impulso para seguir con mi historia, pero esta vez sin darle la espalda y si no fuera por esta gran decisión estoy seguro que seguiría con mi monólogo, sí, porque la chica que pensé que me estaba escuchando parece estar totalmente entregada a los brazos de Morfeo, hecho que me hace inevitablemente sonreír.

Eso sí, esto dura un par de segundos ya que el golpe de realidad llega bastante rápido:

—¿Y ahora qué hago contigo, chica mala?


Notas de Caris:

¡Hola, hola!

No puedo empezar sin antes darles mil gracias por su apoyo en esta nueva locura con Shaoran y Sakura ahora en versión adolescente y que tendrá POV de ambos (con Check List me quedó gustando la idea de tener ambos puntos de vistas), pero esta vez con una narración mucho más coloquial y con estos chicos mucho más inmaduros, con las hormonas a flor de piel, con miedos y también viviendo el día a día de forma intensa.

Y bueno, ¡segundo cap y al fin vio la luz! (pasó por varias ediciones, por eso la demora).

¿Qué opinan de este acuerdo? ¿Será una buena idea? jajaja

Quedo atenta a sus comentarios, de verdad, son una gran motivación *-* Así que los y las animo a dejar sus teorías, ideas y/u opiniones sobre este cap.

Y mil gracias también a quienes han votado la historia en wattpad, ya saben que me pueden encontrar ahí como CarisBleu y si gustan apoyarme con otro voto, se los agradecería un montón :)

Como adelanto, próximo cap será en el contexto de la escuela así que veremos a otros personajes que muy posiblemente ya conocen jajaja

Les dejo un abrazo grande, lindo finde!