Capítulo Especial
El primer amor del Príncipe
Bajo la perspectiva y entendimiento de Naruto Uzumaki, Heredero de Konoha.
Recuerdo que todo comenzó aquel invierno, el primero de toda mi vida que pase fuera de Konoha. Tenía apenas siete años de edad y mi madre había insistido fervientemente a mi padre en enviarme a uno de los más prestigiosos internados de todo el continente, para ser más exacto, en Suiza. Varias generaciones de las familias Namikaze y Uzumaki, habían asistido previamente a ese mismo colegio y, consecuentemente, mi madre ansiaba que yo le diera continuidad a esa vieja tradición. Como siempre, todo en mi vida giraba en torno a las tradiciones.
Nunca comprendí porque cada vez que yo entraba a cualquier salón de clase todos se reverenciaban ante mí, porque nadie podía comer antes que yo durante la cena con mis compañeros, o porque nunca se dirigían a mí por mi nombre y, en su lugar, me llamaban "Su Alteza", "Excelencia" o "Señor Uzumaki".
Comprendí todo aquello cuando cumplí ocho años y mi padre me visitó por primera vez desde que fuí ingresado en el internado, en aquel sitio donde parecía que todo el año era invierno, frío y melancólico. Allí fue cuando me explicó todo.
"¿Recuerdas que no puedes llamar a la tía Tsunade por su nombre en público" Se llama protocolo, ¿Aún recuerdas cuando te expliqué que ella es la Reina de nuestro país? Bueno, Naruto, tu situación es similar a la de ella, tus amigos no pueden llamarte por tu nombre porque el protocolo no lo permite. Tú… Eres distinto a los demás niños que ves en tus clases.
En unos años, crecerás y serás más responsable y, por lo tanto, también tendrás muchas más responsabilidades que ellos. Tú también serás nombrado Rey cuando tengas la edad suficiente, cuando yo suceda a tu tía, tu te volverás mi heredero al tromo. Eso es porque eres el único nieto varón de la Dinastía Senju.
Debes crecer bien, volverte Inteligente y educado, aprender a gobernar y mantener una reputación intachable que dejes en alto el noble linaje de los Senju, como siempre lo han hecho nuestros antepasados. Puedes olvidar tu nombre pero nunca, hijo mío, olvides tu apellido"
Quien diría que en ese lugar al qué me enviaron para recibir la educación más lujosa que me ayudaría a convertirme en un Rey formidable, sería el mismo lugar en el que conocería a la persona que, años después, me haría poner de cabeza a toda una Dinastía que peligraba la extinción.
Cuando tenía dieciséis años recibí una llamada en la que me informaban que debía prepararme para asistir al funeral de mi padre, quien había fallecido en un accidente automovilístico. Luego de no verlo durante un largo periodo de tiempo, enterarme de esa forma que nunca volvería a verlo, lleno mi corazón de un profundo sentimiento de rabia. Escapé, quise huir de todo lo que me rodeaba y agobiaba al mismo tiempo. Mis piernas corrieron sin parar hasta que pude esconderme en el bosque del Internado, el único lugar donde podía permitirme llorar sin ser visto, donde podía sentirme libre y vulnerable.
Y entonces sentí su toque, él rozó sus dedos sobre mi mejilla y, para mí, su tacto se sentía como si sus dedos estuvieran envueltos en un suave y fino terciopelo. Afuera hacía tanto frío pero su mano era tan cálida que incluso podía sentir como si me quemara, su cabello rojizo siempre resaltaba entre la nieve y yo me quedaba hipnotizado cada vez que sus ojos marrones me miraban.
—Lo siento, Naruto. Te seguí porque sé que no estás bien en este momento—Pude observar como se quitaba su abrigo para dejarlo caer sobre mis hombros. —Lamento lo sucedido, pero… No deberías estar aquí sólo y sufriendo en silencio.
Estaba a tan pocos metros de mí y, evidentemente, yo no pude pensar con claridad ya qué en un impulso choque levemente mis fríos labios contra los suyos, buscando un poco más de aquella calidez que su cuerpo emanaba. Podría jurar que ese instante fue como un hechizo para mí, uno en el que pude por primera vez sentirme realmente vivo.
Yo, Naruto Uzumaki, el último varón perteneciente a los Senju, sobrino de la Reina Tsunade y único hijo de Minato Namikaze, quien era el siguiente en la línea de sucesión pero falleció trágicamente en un accidente. Sólo yo, he tenido siempre en mis manos el futuro de la monarquía. Todos, ya sean nobles o no, esperan que me case y engendre a varios herederos varones que continúen con el legado y el trono de Konoha. Simplemente… enamorarme no es una opción para mí.
—¿Por qué?—Pregunté con rabia. Las espesas lágrimas seguían brotando de mi ojos azulados —¿Por qué me dejó tan pronto? Se suponía que el sería el Rey, no yo. ¿Por qué mi padre me dejó con esta carga a mi sólo?
El pelirrojo me sujetó fuertemente. Su abrazo era lo único en lo que encontraba consuelo. —Quisiera tener todas las respuestas para ti. Hacer que tu dolor sea mío, pero no puedo… sólo sé que tienes que resistir.
—Tú, ¿Entiendes lo que significa? ¡Nunca podremos estar juntos! Tenía la esperanza de que mis padres tuvieran otro hijo, ellos mismos buscaban tener más herederos. Pero ¡ahora es imposible! No hay nadie más que yo.
Observé como me dedicó una triste sonrisa. —Cuando me enamoré de ti, lo hice sabiendo que no podía exigirte nada a cambio. —Limpio las lágrimas de mis ojos con la yema de sus pulgares. —Sé muy bien cuales son tus deberes.
Los días, meses y años pasaron hasta que llegamos a la edad adulta, conforme el calendario avanzaba, sabía que después de la graduación lo más prudente sería nunca volver a vernos. Debía conseguir que este amor limitado a unos cuantos besos, caricias y mensajes en secreto, se quedara de esa forma. Como un dulce secreto. Al regresar a Konoha de forma permanente para asumir mi papel de heredero, me aseguré de crearme una fama de "playboy", como decían los tabloides.
Dejaba que me fotografiaran de vez en cuando saliendo con algunas chicas, a las cuales les pagaba a cambio de dejarse tomar fotos en citas conmigo. Incluso llegue a salir con una de las amigas de mi prima, Sakura. Es algo de lo que no me enorgullezco, ya que Hinata terminó desarrollando sentimientos unilaterales por mí. En un principio, había pensado que al comenzar a salir con ella podría quererla con el tiempo, casarnos y tener uno o dos hijos para la Dinastía Senju. Era modesta, de buena familia, amiga de prima, y el tipo de chica con la que todos esperarían que contrajera nupcias. Sin embargo, fue en vano porque, más allá del aprecio y cariño, nunca llegué realmente a amarla o a desearla.
Quizás todo está situación de ahora, es el karma que estoy recibiendo por haber jugado con sus sentimientos sin querer. Bueno, como sea, lo aceptaré de ser así. Estoy acostumbrado a hacerme cargo de las consecuencias de mis acciones, además, ella ahora está casada y tiene un bebé, estoy contento con saber que su presente es mucho más feliz de lo que jamás habría sido conmigo.
¿Cómo fue que llegué a este punto? No tenía previsto encontrarme con él en Konoha luego de años de no vernos. Todo se dió de una forma tan espontánea. Yo, en una visita programada al Museo de Arte contemporáneo de Konoha y él, exponiendo su coleccion de esculturas más reciente. Su forma tan apasionada de hablar mientras explicaba porque había decidido trabajar con arena blanca para este nuevo proyecto, me trajo viejos recuerdos de él, hablando durante horas en mi regazo de aquello que le apasionaba.
De un instante a otro, habíamos vuelto a intercambiar números y quedamos para vernos el fin de semana, ya que me tomaría unos días libres para darme un respiro en la playa. No sabría decir si fue una mala o buena decisión pero, de lo que estoy seguro, es de que no me arrepiento ni un solo segundo… El sabor salado de sus labios carnosos luego de un largo tiempo de separación y anhelo mutuo, definitivamente era lo que yo necesitaba para llenar el hueco qué había dentro de mí.
A veces creo que para mí la felicidad viene y va de forma momentánea, efímera cual toda cosa hermosa. La vida me regala momentos de felicidad para después arrebatarmelos y volverme a dejar en un profundo vacío de monotonía y responsabilidades. Amo a este hombre pero, la felicidad que me produce estar con él, sé que va a terminar en el momento que deba regresar a mi realidad…
—¿Estás despierto?—Me preguntó, recostando su cabeza en mi hombro. Tenía la mitad de la sábana cubriendolo y la luz del día entraba por los costados de las persianas, indicado que ya había amanecido.
Asentí. —Aunque me gustaría estar en un sueño. —Dije en broma, sus ojos verde azulados me miraban fijamente. —¿Te lo has imaginado? Si pudiéramos vivir en un sueño del cuál nunca pudieramos despertar, ¿Qué harías?
Él se rió y me sujetó más fuerte. —Como es un sueño, entonces no tendría que llamarte "Alteza" cada vez que te encuentro en público, entonces sería libre de poder decirte "Amor" o simplemente "Naruto" frente a todos.—Dijo. —Creo que ese es mi más grande deseo…
—¿Soy tu amor?—Pregunté. Estaba ansioso de saberlo, sin embargo, sabía que en mi situación era demasiado egoísta anhelar más de él.
Desvío la mirada, alejando probablemente sus sentimientos de mí. —¿Cambiaría algo eso? —Intercambio su respuesta por una pregunta.
—No. —Susurré débilmente. —Mañana todo será igual.
—Así es. —Luego, se levantó de la cama, sentándose en un costado para comenzar a vestirse. —Creo que debemos parar con esto. —Me dijo finalmente. —Ya no somos unos adolescentes, ambos tomamos la decisión de poner nuestras respectivas responsabilidades antes de lo que sentimos. Y tenemos que cumplir nuestra palabra. Considero que no deberíamos volver a encontrarnos…
Tomé su mano y lo acerqué de nuevo a mí.—Sé que no tengo el derecho de pedirte que te quedes, pero…—Mi voz se quebró un hilo. Nunca había hecho nada como esto antes, nunca le había pedido a nadie que se quedara conmigo. Ni siquiera al recuerdo de mi difunto padre. —Solo unos días más… permanece aquí.
Su rostro se endureció —¿Y luego qué? Pasarán unos días, pero volveremos a separarnos durante meses o años hasta que volvamos a encontrarnos. Y terminaremos igual que ayer, despidiéndonos al día siguiente. Es un ciclo vicioso.—Trataba de mantener la calma pero, en medio de la dureza de sus ojos, se escapaban algunas cuantas lágrimas. —No quiero esto para mí. Conforme he crecido me he dado cuenta que ya no quiero continuar con la incertidumbre de no saber cuando podremos volver a vernos. Yo… quiero enamorarme, y que alguien sea recíproco con mis sentimientos, tengo el deseo de ya no esconderme más, de decirle a todos quien soy realmente y no tener miedo de ello.—Ahora sus ojos estaban empapados, lloraba con desesperación. —Quiero presentarle a mis padres mi novio, tal vez ellos se opongan al principio, pero me aman y sé que con el tiempo lo entenderán. Quiero mudarme con la persona que amo y vivir juntos una vida normal y cotidiana. Sé que soy demasiado avaro, y que te dije que no exigiría nada a cambio de tu amor. Pero… ya he tenido suficiente.
—Ya veo…—Agaché la cabeza. Todo este tiempo estuve lastimandolo sin saberlo, estaba cegado en mi propia codicia por tenerlo, qué no me di cuenta de lo mucho que terminé hiriendo su corazón.
—Ya me cansé, y no pienso volver a ser el secreto de nadie más a partir de hoy.—De pie, comenzó a limpiar sus lágrimas —Y respondiendo a tu primer pregunta y en vista de que no cambiará nada. Te lo diré Naruto, yo te considero mi único amor. En el pasado, esa palabra no significaba absolutamente nada para mí, ni más ni menos. Fue entonces, cuando te conocí, que supe el verdadero valor y significado de esa palabra.
—Perdóname por todo.
—Si tanto lo lamentas, no me retengas más. —Abrió la puerta de la habitación para salir de una vez por todas. —Porque tú mismo lo dijiste, no tienes el derecho. Si me vuelves a encontrar en el futuro, solo actúa como si no me conocieras.
De vuelta a la realidad de mi vida, estoy sentado escuchando como todos en el palacio corren de un lado a otro para arreglar el "escándalo" que yo cometí. Esa noche, sin darnos cuenta, nos habían seguido algunos paparazzi y filtraron las fotografías tomadas, las cuales fueron vendidas a un medio importante de comunicación. Me duele que haya terminado así, y me destroza que, justo cuando él había tomado el valor de alejarse de mí, suceda algo de tal magnitud. ¿Cuánto tardarán en descubrir su identidad? Probablemente la gente cercana a él ya lo haya reconocido. Me maldigo una y otra vez ¿Por qué sigo arruinando su vida?
Frente a mí, un equipo completo de grabación estaba preparándose para transmitir en vivo el comunicado que daré. Tengo puesto mi traje real con el escudo de Konoha bordado en el lado derecho de mi pecho, y el emblema de la Dinastía Senju en el otro.
Kushina Uzumaki, mi madre, me recuerda cads una de las palabras que debo pronunciar cuando salga al aire. —Hemos preparado tu discurso. Negarás que eres tú quien aparece en esas fotos y anunciaremos que tu tía pronto va a abdicar, y que por esa razón han tratado de incriminarte. Para manchar tu nombre antes de convertirte en Rey.
—¿Qué hay de Gaara? ¿Que pasará con él?
Me ignoró completamente. —Hablamos con su familia, y están de acuerdo en enviarlo a vivir al extranjero. Pero, él no es importante. —Dijo ferozmente y me hirvió la sangre por dentro, ¿Cómo no va a ser importante? Si él es todo para mí. —Cuando termine el anuncio de la abdicación, aclararas que eres heterosexual y que, de hecho, estás considerando comprometerte con Lady Delta antes de tu coronación. —Mi madre me entregó el papel que sostenía en las manos. —En este discurso está todo, solo memorizalo.
Tomé el discurso y lo leí en silencio. Cuando llegó la hora de hablar frente a todo el país, ya estaba resignado a convertirme en la imagen tradicional de un príncipe, básicamente en un títere. Pero, es lo que debía hacer ¿No? Para esto fue que me dieron a luz ¿No es así? Sólo yo puedo sacar adelante a la Dinastía.
Erguí mi postura y salí al frente del Palacio de Konoha. Si miraba hacia arriba, podía observar qué toda la familia Real estaba reunida en el balcón principal, con mi Tia la Reina Tsunade en medio de todos ellos. Suspiré. Solo tenfo que decir esas cuantas palabras y todo habrá terminado. Finalmente subí al podio y acomodé el micrófono a mi altura con manos temblorosas.
—Desde el día en que nací solo he tratado de dar lo mejor de mí para convertirme en el monarca que Konoha necesita. Siempre he honrado el legado que la noble Dinastía Senju me ha heredado —Comencé a recitar cada una de las líneas del discurso. — Y, por esa razón, es que no puedo permitir que calumnien el nombre de mi familia, insultar a la Dinastía Senju es como insultar a Konoha. El día de hoy tengo dos anuncios que hacer: el primero es que se tomarán acciones legales contra los responsables de difundir y compartir el material que ha causado una gran conmoción anteayer, porque… —Mi lengua se detuvo. Pensé "Vamos dilo, di que no eres tú quien aparece en esas fotografías. Continua con el maldito discurso que te prepararon y haz lo que todos esperan que hagas" Volví a tomar aire y aclarar mis pensamientos, entonces arrugue el pedazo de papel con mis manos —Porque considero que es una invasión a mi privacidad filtrar sin mi consentimiento fotos en las que admito que aparezco. —Solté de la nada.
Miré hacia arriba, en el balcón, mi madre se había puesto de pie probablemente para correr y ordenar que me quitaran las cámaras de encima. Pero era imposible, porque ya lo había decidido. No podía retroceder.
—El segundo anuncio que haré, es que renunciaré formalmente a mis derechos como miembro de la Dinastía Senju, incluidos mis títulos nobiliarios y mi nombramiento como príncipe heredero de la nación. A partir de hoy, es mi más sincero deseo, mirar hacia adelante solo bajo el nombre Naruto Uzumaki. Rendiré honor a mi antiguo apellido Senju, contribuyendo al pueblo de Konoha como un ciudadano más y apoyando el crecimiento de la monarquía desde lo más sincero de mi corazón. Sin más que anunciarles, agradezco profundamente que se hayan tomado el tiempo de esuchar cada una de mis palabras.
Estaba hecho.
