Notas Iniciales: ¡Por fin conseguí terminar este capitulo! Yo sé que ya deben estar acostumbrados a mis tardanzas pero gracias por continuar aquí. Cualquier duda yo la resuelvo en privado, así no leen capítulos anteriores, yo sé que debe ser tedioso grabarse los pequeños detalles con lo enredoso es todo, jeje.


Cap 19. "Antesala"

Pasos fuertes sobre pavimento y un aliento perturbado fue lo que dominó el semblante de Noise mientras corría a través de las calles semi-habitadas del modesto barrio de Reveille, pero no le importó, ya que estaba decidida escapar de aquello que toda su vida había deseado encontrar. Una parte suya se reprendía por actuar tan imprudentemente antes de comportarse mucho más infantil. Sin embargo, después de comprobar que su soulmate la seguía de cerca, no pudo arrepentirse. Lo normal era que la enfrentara, le confesara la verdadera razón por la que se había aproximado a ella y gritado tan mal estructurado piropo. Pero realmente todavía temía al rechazo. Así que quería que la persiguiera, que persistiera en alcanzarla, pues sólo de esa manera su soulmate le haría saber cuánto podría llegar a interesarle. Necesitaba que la llamara como la castaña seguía haciendo al tiempo que esquivaba los obstáculos que se interponían. Esta desconocida de nombre Alice, a quien Noise deseó con todo su ser mucho antes de siquiera conocerla de vista, debía ir detrás suyo. Debía luchar por alcanzarla, acortar la distancia y entonces atraparla porque esta sería la mayor prueba de que podrían intentar exponer sus debilidades y que serían libres de hablar de sus preocupaciones con el corazón en la mano. Noise no podía imaginarse nada más ideal, mucho menos cuando ella se esforzaba en huir, por ello apenas pudo creer cuando la castaña logró sujetarla de la muñeca, haciéndola perder el equilibrio para que juntas comenzaran a descender rumbo al suelo a la entrada de aquel silencioso callejón.

Apenas fue capaz de divisar una sonrisa triunfante dibujada en ese rostro antes de que el dolor por la caída la distrajera un momento. Absorta como nunca había estado en el pasado, Noise miró impresionada a su captora, quien lejos de preocuparle el vergonzoso escenario que ahora protagonizaban, le había sonreído engreídamente por su propia hazaña mientras se elevaba muy por encima de ella, tan poderosa y dominante como una reina frente a su esclava preferida.

—Te tengo —señaló con orgullo mientras Noise sentía a sus mejillas ruborizarse por la vergüenza.

Sólo alguien con una gran confianza en sí mismo podría decir algo así en un momento semejante. Tampoco tardó en darle otros sentidos también, así que fue imposible frenar las inesperadas fantasías. Unos segundos todo lo que pudieron hacer fue mirarse directo a los ojos, el tiempo suficiente para que la guardiana por fin comenzara a darse cuenta de la postura en que se encontraban, así que por reflejo miró alrededor, asegurándose que estaban completamente solas, después de todo no podía permitirse soltar su presa habiéndola atrapado. Por ello, cuando comprobó que estaban relativamente a salvo de escándalos sociales por la carencia de transeúntes en esa zona, Alice devolvió la vista a la albina mientras trataba suprimir una incomodidad que poco podía disimular.

—Muy bien, hay muchas cosas que me gustaría preguntarte —dijo—, pero tengo prioridades. Puede que te parezca extraño pero necesito que vengas conmigo. Ahora.

— ¿A dónde? —Noise no pudo evitar mostrarse confundida por la petición.

—Con mi ama. Tenemos algunas preguntas que hacerte.

—No puedo —espetó cerrando los parpados con fuerza y retorciéndose bajo el cuerpo de la castaña que de inmediato trató mantener el control, motivo por el que se empeñó conservar la comprometedora posición en que yacían al presionarla contra el piso.

— ¡Quieta!

— ¡No! ¡No voy a ir contigo así!

—Lamento informarte que en estos momentos no tienes muchas opciones. Vendrás conmigo así sea a la fuerza.

— ¡No puedes obligarme! —declaró con obstinación, consiguiendo irritar a la guardiana pero antes de que Alice concretase mencionar palabra, Noise agregó—. Se supone que deberías estar interesada personalmente, no moverte por mandatos de otra persona. Porque somos soulmate's.

Aquello conmocionó a Alice, haciendo que redujera sus fuerzas considerablemente, más no lo suficiente para que la otra chica se soltara, a pesar de que la trilliza no hizo mucho esfuerzo por liberarse, encontrando reveladora la tensión que acababa de percibir en su captora, misma que le animó abrir los ojos nuevamente para estudiar la expresión ajena.

— ¿Cómo sabes que somos soulmate's? —interrogó Alice recomponiéndose poco a poco de la impresión experimentada, apretando ligeramente más fuerte las muñecas que tenía apresadas.

—Yo… —Noise guardó silencio al instante, pues también le había sorprendido que Alice tuviera pleno conocimiento de lo que eran; se suponía que nadie más que ella poseía aquel don, era imposible que se lo tomara tan en serio de otro modo.

—Habla.

—No… no puedo, yo… no creo que sea buena idea…

— ¿Acaso también puedes ver los hilos? —Su asertividad sorprendió a Noise, por lo que se quedó sin habla bajo la severa inspección de la castaña, iba a cuestionar si la castaña también podía verlos pero fue interrumpida—. Una razón más para que me acompañes. Tu conocimiento nos será de mucha ayuda —aseveró con una nueva sonrisa—. Por eso te aseguro que no te dejaré escapar ahora. Si prometes ser una buena chica, quizás te permita caminar sin esposas.

—Espera, ¿qué significa esto? ¿Qué se supone que ustedes están haciendo?

—No está en mí poder decirte nada al respecto como tampoco sacarte información alguna. Si tienes interés en nuestra investigación, tendrás que hablarlo con mi ama.

Ante la carencia de otras opciones, Noise fijó su mirada en la chica encima suyo, considerando si este suceso podría afectar su propia investigación o no. No olvidaba el altar de los hilos que había vislumbrado en el edificio donde ella y su amo Gilbert tuvieron el inesperado encuentro con B-Rabbit, por tanto comenzó a maquinar si su soulmate estaría involucrada con ello. Sólo existía una forma de averiguarlo, aunque no le agradara del todo la idea.

—…Prometo no huir, pero primero debes dejarme levantar, ¿no crees?

Alice miró a la chica que acorralaba contra el pavimento, perdiendo su atención un momento en aquellos hermosos y largos cabellos plateados desperdigados entorno a su cabeza igual que una flor recién abierta, enmarcando su juvenil rostro, por lo que la guardiana sintió un extraño cosquilleo que no había sentido ni siquiera cuando tomaba un lugar encima de Sharon sobre su cama. Confundida y con el cuerpo tan pesado como una piedra, aflojó los dedos, retrocediendo su figura con una lentitud innecesaria para darle espacio a Noise de incorporarse, compartiendo una mirada tan profunda que la castaña apenas la resistió.

— ¿Qué? —exigió saber a la defensiva, una reacción que la propia Alice consideró humillante, pues no tenía sentido que se reconociera tan nerviosa por recibir tal atención.

— ¿Al menos quieres saber mi nombre? Puedes preguntarlo sin pena.

—Oh… supongo que sí. ¿Cómo te llamas?

—Me llamo Noise.

—"Ruido". ¿Por qué tus padres te bautizarían de ese modo?

—De hecho es una historia graciosa. —La joven de ojos azules sonrió a la castaña, inspirándole un sonrojo instintivo que pintó sus mejillas sin razón aparente—. Pero supongo que es más urgente llevarme a donde esa chica aristócrata, ¿cierto?

—…Así es. No es momento para socializar. —Alice se puso de pie casi de manera apresurada, antes de tenderle una mano a la otra sirvienta, todavía esperando que en cualquier momento echara a correr lejos—. Vamos, ya hemos perdido mucho tiempo.

Noise observó la mano que le era concedida, sintiendo una adrenalina anticipada sobre lo que ocurriría una vez se atreviera sujetarla. Había presenciado algunas veces lo que sucedía cuando las parejas destinadas compartían ese gesto tan básico y cotidiano, así que fue incapaz de reaccionar debidamente. Miró de vuelta el rostro de la castaña, preguntándose si ella llegaría a sentirlo, ya que a pesar de que su hermana Zwei aseguró sentir una dicha desbordante cada vez que entrelazaba sus dedos con Vincent, jamás vio un cambio significativo en el rostro de su amo cuando esto sucedía.

Temía que siendo completas desconocidas, ni siquiera ella percibiera la diferencia.

Armándose de valor Noise extendió los dedos hacia los de Alice con una tardanza dolorosa, atrapando la suave palma sin mucha dificultad mientras era halada hacia adelante y arriba. Al principio los hilos no delataron ninguna reacción pero eso cambió cuando sus dedos meñiques se rozaron un poco al tratar de romper el contacto. Noise observó con gran admiración cómo sus respectivos hilos las abrazaban en un delicado torbellino carmín, enviando a sus almas una sensación que duró tan poco en su realidad pero una eternidad dentro de sus corazones. Los ojos purpuras de Alice se iluminaron, contrastando con el brillo zafiro de la chica quien, buscando mantener la sensación por más tiempo, esta vez entrelazó sus dedos de un impulso. La joven guardiana no se negó, engatusada por el sentimiento de plenitud que hacía tiempo no volvía a experimentar. En ese instante estaba comprendiendo las palabras de Sharon a la perfección, en verdad se trataba de algo irremplazable, puro y magnifico tocar a un soulmate, tanto que podrían sentir no necesitar otra cosa. Sin embargo, su simple imagen la llevó recordar ciertos momentos compartidos a lado de su protegida, cuyas heridas aún no cicatrizaban, así que no dudó apartar su mano, quebrando abruptamente la protección de vuelta al vacío absoluto. Y su acción confundió a Noise enseguida.

— ¿Alice?

—Perdona… —murmuró apartando la mirada con tristeza—. No he sanado por completo. Si de verdad eres mi pareja destinada… espero puedas entenderlo. No estoy lista para esto aún.

Desconociendo la profundidad del asunto, Noise se limitó asentir con la mayor comprensión que logró reunir en su semblante y corazón, pues había estado disfrutando tanto del momento que le hirió ser rechazada de aquella forma. Su parte racional le arrojó ejemplos lógicos como el hecho de que acababan de conocerse, que sería absurdo pedir que la aceptara cuando siquiera eran conscientes de su situación. Sin embargo, al mismo tiempo le estremeció pensar que era su culpa.

—Entonces, guíame con tu ama, Alice.

Mirándola únicamente para asegurarse que podía confiar que no aprovecharía cualquier ínfima oportunidad para desaparecer de vista, la castaña le indicó el camino a seguir después de haber revisado las calles. No les costó mucho tiempo llegar frente a la aristócrata y su sirviente que se mostraron aliviados por que la guardiana hubiese conseguido su objetivo, después de todo antes habían considerado la opción de acompañarla en su camino y ayudarla en su misión. Pero al desconocer si las rutas que ambas tomarían no serían irregulares o retorcidas, optaron por volver al carruaje a esperar su retorno. Entonces los ojos de Noise emitieron aprehensión por el nuevo escenario, ya que la noble a quien no se había tomado la molestia de identificar, se trataba ni más ni nada menos que de la tercera dama del linaje Rainsworth; la casa con la que la familia que servía todavía no finalizaba la alianza ni formaba el menor signo de amistad. Decidió arriesgarse. Se colocó justo frente a la muchacha de ampón vestido y la reverenció.

—Lady Rainsworth, es un placer. ¿Qué necesita de mí?

—No son obligatorias las formalidades —Sharon trató ser modesta, pero la repentina severidad en la mirada de la recién llegada, la hicieron reconsiderar sus palabras—. Puede parecerte algo repentino pero hay algunas preguntas que nos gustaría hacerte. Nuestro carruaje está detrás de esta calle, sino fuera mucha molestia acompañarnos.

—Me temo que tengo prohibido hablar en privado con integrantes de las Casas Ducales Principales sin la debida autorización de mis amos.

—Por favor. ¿Podrías concedernos la osadía por esta ocasión? No pretendo amenazar la integridad de otras familias nobles. La cuestión es un interés más personal en ti... y mi estimada guardiana.

Noise miró a su soulmate, la cual no tardó dirigirse hacia su ama para proceder con el informe en su intento por ahogar la rara sensación que dio lugar en la boca de su estómago.

—Aparentemente Noise también sabe sobre la existencia de los hilos, aceptó venir aquí por ese mismo motivo.

— ¿Es eso cierto? —La sorpresa en el rostro de la tercera dama fue un poema para la trilliza, cuya inquietud no hizo más que dispararse de nueva cuenta—. Si eso es verdad, debes tener alguna información valiosa. Por favor, ven con nosotros, este es un asunto importante.

—Me temo que mi respuesta sigue siendo la misma.

— ¿Acaso sirves a otra casa ducal?

—No tengo permitido revelar esa información.

—Fui yo quien le dijo a Alice que eras su soulmate. —Noise no pudo evitar reaccionar a esa revelación—. Puedo ver los hilos y conozco un poco su origen, y tú parecías muy interesada en atraer la atención de mi guardiana, así que si no cedes un poco, no permitiré que ella te vuelva a buscar. —Todos los presentes sin excepción se reconocieron conmocionados por aquel chantaje tan bajo en manos de la tercera dama del linaje ducal, pues la propia Sharon decidió que eran necesarias las medidas drásticas frente a la terquedad de aquella chica—. Eres la sirvienta directa de un noble, ¿cierto? Es imposible que puedas luchar contra otra cabeza de señorial linaje por algo tan trivial como un interés sentimental.

Noise apretó los dientes, claramente afectada por la amenaza. Y aunque sabía muy bien que estas palabras eran un cebo que no debería pescar ni aunque fueran fácil de contrarrestar con una negativa, al final sus intereses personales ganaron la lucha contra su deber moral. No perdería la oportunidad de acercarse a quien tanto tiempo esperó palpar.

—Lady Sharon, no creo que sea correcto- —Reim estuvo por reprender la insensibilidad de su joven protegida cuando fue duramente interrumpido.

—Está bien. —Alice volteó a ver a Noise con obvia incredulidad—. Jugaré tu juego, Lady Rainsworth. Ya que pareces tan desesperada por obtener información, debe de ser un caso de vida o muerte. Sin embargo, es mi deber hacerte saber que lo que hable contigo estará relacionado a mi persona, nadie más. Seré clara, no me inspiras confianza alguna.

—Y no es mi intención perjudicar tu postura como sirvienta ni a la integridad de la familia que sirves, pero estoy segura cambiarás un poco de opinión cuando nos escuches, porque puedo asegurar que esto salvará a los tuyos también.

—Ya lo veremos —espetó groseramente.

—Por aquí, por favor.

Sharon no perdió tiempo en avanzar y tomar la delantera para que acto seguido sus escoltas la imitaran procurando que su invitada especial los acompañara. Recibiendo la ayuda de Reim para abordar la carroza, Sharon se acomodó en el interior mientras Noise ascendía las escaleras sin ayuda, percatándose enseguida de la nueva presencia que ocupaba la zona más recóndita de la cabina, cuya mirada rápidamente se postró en ella con una tonalidad peligrosa. En ese punto, la trilliza no pudo echarse atrás, ya que Reim y la guardiana habían abordado también, cerrando la puerta a sus espaldas mientras le pedían tomaran asiento. Y lo hizo, justo junto a la chica que reconoció como su soulmate, de algún modo tenerla cerca conseguía calmarla un poco respecto al problema en que consideraba se había metido.

— ¿Ustedes también son Soulmates?

—Así es —respondió Sharon neutral—. Por eso estamos familiarizados con la dependencia que provoca la otra persona una vez la encuentras. Y además… —La noble dudó por un momento en hablar pero al siguiente instante lo consideró necesario para poder abordar el tema iniciado de lleno—, Break también tiene el mismo poder que nosotras, de hecho, él lo poseía desde mucho antes que nos conociéramos.

— ¿Cómo puede ser posible? —Noise estaba perturbada.

—He de suponer que tú tienes esa capacidad. Me pregunto si alguna vez descendiste al Abyss también —habló Xerxes con clara irritación—. ¿Puedes confirmarlo?

— ¿Al Abyss? ¡Que tontería! Como si eso existiera.

—Existen los hilos, ¿no? —El albino se burló con una mueca desagradable—. Creo que ni tú ni yo estamos en posición de menospreciar realidades alternas como dimensiones infernales.

— ¿De eso se trata su investigación? ¿Quieren descubrir una manera de llegar ahí? Porque si es así, no comprendo qué tienen que ver nuestros vínculos de pareja.

—Más que descender al Abyss, lo que queremos es encontrar una forma de parar el rompimiento de dimensiones y los hilos rojos del destino, mejor conocidos como Hilos Malditos, que nos unen están estrechamente involucrados con ello.

— ¿Hilos malditos? —repitió, la visión de aquel altar grabado en su memoria retornando a ella en consecuencia, en conjunto a las burlonas palabras de B-Rabbit—. ¿Qué les hace pensar que podrían estar relacionados?

—Por favor, necesitamos recolectar la mayor cantidad de información que puedas ofrecernos. Estoy dispuesta a brindarte una gran recompensa por tus conocimientos —insistió Sharon.

—…Me gustaría ayudar pero… —Noise se percató de la encrucijada que estaba atravesando. Debido a sus propias inquietudes notó que cedería con todo gusto, pero sin un mandato expreso del hermano de su amo podría suceder cualquier cosa negativa, y contraproducente. No pretendía arruinar la investigación de Gilbert como tampoco podía ignorar la gravedad del asunto expuesto por aquel grupo, así que se preguntó una y otra vez lo que debería hacer, si colaborar no sería un error—, me temo que no puedo hablarlo libremente, lo que sé… podría ser impreciso, algo ligado a corazonadas. Además, sin la autorización de mi amo, estaría cometiendo traición. No puedo, aunque me nieguen volver a ver a Alice, yo…

Break chasqueó la lengua con fastidio y Sharon se mostró apenada pero no podía dejar ir a la trilliza después de que hubiese revelado un detalle tan importante sobre su investigación; necesitaría comprometerla más si quería obtener una respuesta satisfactoria; tomaría la indecisión de la muchacha a su favor.

—Mad Hatter puede utilizar las energías del Abyss para desplazarse —presionó para absoluta inquietud de Break y horror de Noise—. Si yo se lo pido, te seguirá hasta la mansión de la casa ducal que sirves entre las sombras y te obligará hablar por la fuerza si es necesario.

— ¡Sharon! —Alice se levantó de su asiento, para nada de acuerdo con lo que su protegida sugería—. Detente, esto se está saliendo de control, no puedes simplemente presionarla hablar poniendo a esa criatura de por medio.

—Lo lamento, Alice. Yo de verdad no quiero llegar a eso pero… ella realmente parece saber algo importante y no está cooperando. No tenemos tiempo, Mad Hatter lo dijo también. Si no actuamos ahora, las cosas irán a peor. Todos sufriremos las consecuencias.

—Aun así…

— ¿Dijiste "energías del Abyss"? —Las chicas devolvieron la mirada a la trilliza, quien mostrándose mucho menos esquiva o temerosa, les sostuvo la mirada—. Es posible que hace poco me haya encontrado con alguien que puede darle uso a estas también para transportar cuerpos de un lado a otro sin que cualquiera pueda notar la diferencia.

— ¿Quién?

—B-Rabbit.

— ¿Uno de los más famosos asesino en serie?

—Mi amo y yo tuvimos un encuentro con él en una mansión abandonada al sur de aquí, él le propuso un juego a mi amo y dijo algo similar a lo que ustedes mencionaron. Y además, en el interior de ese escalofriante sótano, había un extraño altar con muñecos que parecían enredados unos con otros entre largos pliegos de hilos de distintos colores. Sin embargo, en el centro de toda esa telaraña se encontraban siete muñecos especiales: Un conejo, un ave, una liebre, un ratón, un oso, un gato y un arlequín; todos vinculados con hilos negros.

— ¿Podría ser…? —Reim y Alice lo pensaron seriamente.

—Los siete emisarios —comprendió Sharon al instante para nuevamente dirigirse a la ensimismada sirvienta—. ¿Sabes si en el centro de ellos se encontraba otro muñeco?

— ¿Eh? Ah, si… así es —dijo Noise sorprendida, después de todo –a pesar de ser algo que la había dejado intranquila desde el primer momento– le inquietaba más que ellos pudieran adivinar un aspecto del altar que ni siquiera hizo alusión de mencionar.

—Ese debe representar el núcleo —aseveró Xerxes—. Lo que nos dijo es real.

—Muchas gracias. Te prometo que utilizaremos sabiamente la información que nos brindaste.

Noise asintió. Y tras una extendida negociación con la futura duquesa (junto al acuerdo de mantener tal en relativo secreto), finalmente se le permitió a la trilliza emerger del lujoso carruaje en compañía de la guardiana, la cual la había seguido fuera no sólo para asegurarse que no hubiese nadie sospechoso espiando, sino para intentar aclarar un aspecto que se había dado durante su reunión clandestina. Pero antes de que consiguiera mencionar nada, Noise se adelantó.

—Llevaba tiempo sintiendo esta extraña inquietud. Supongo que lo de hoy es una reacción al destino que parece guiarnos tan celosamente. De algún modo, siento que debíamos encontrarnos así. —Se dio la vuelta enfrentando a la guardiana con plena seriedad—. Puedes confiar en mí, no le diré nada a la familia que sirvo a menos que pueda resultar beneficioso para ambas partes, por eso espero que cumplan su promesa y te mantengan en contacto conmigo, no sólo para intercambiar información relevante.

—Noise…

—Presiento que este juego es más retorcido de lo que se ha visto hasta ahora, si la razón de la existencia de los hilos negros es cierto.

—Mad Hatter seguramente ha sido representado por ese arlequín, así como B-Rabbit por el conejo. Nos corresponde identificar a los muñecos faltantes.

—Sin duda estarán ocupados.

Noise sonrió a la castaña, quien se cruzó de brazos con obvia irritabilidad, no le gustaba cómo estaba avanzando la investigación ni mucho menos el tema de los asesinos; si eran como Mad Hatter no bastaría con encontrar a las personas que usaban como recipientes, deberían encontrar alguna manera de obligarlos a manifestarse, idea que de por sí ya le ocasionaba jaqueca.

—De cualquier modo mantente fuera de riesgos innecesarios —la guardiana le sugirió—, a partir de ahora serás nuestro contacto y no queremos que te ocurra algo malo mientras investigas los casos de tu amo. Por eso no dudes que estaremos atentos por si descubrimos algo.

—Será un ganar/ganar, ¿cierto?

—Esperemos.

Con una última sonrisa, Noise se despidió mientras una maraña de pensamientos se hacía presente en su cerebro. Ella había dudado por un momento que Sharon Rainsworth tuviera algún conveniente contacto con el afamado asesino que era catalogado como la misma oscuridad, pero presenciar el pánico en el comportamiento de su soulmate le hizo reconsiderar sus opciones y aceptar a regañadientes la propuesta. Había jurado guardar el secreto pero Gilbert tenía el derecho a saber su situación, pues de ese modo quizás podrían salir de su propia situación. Simplemente le haría prometer que no se lo diría a su amo Vincent o ella estaría en serios problemas. Debía volver a la mansión Nightray cuanto antes y comunicarle este cambio en sus planes.

Alice la observó marchar sin atreverse a llamarla de vuelta, sintiendo un nudo en la garganta imposible de desatar. Nunca se hubiese imaginado que una historia como la de los hilos rojos del destino arrastraran un secreto tan devastador para todo aquel que encontrase a su otra mitad. Todo le parecía tan absurdo que no resistió el impulso de renegar en su adentros, después de todo no era su definición de romántico el conocer a la aparente dueña de su alma de tal modo.

.

"Se acercan."

"Hay algo mal, algo mal… no puedo, no puedo moverme."

"Se acercan."

"¡Responde, sombrerero! ¡No responde! ¡Ha roto comunicación!"

"Imposible, él siempre está presente"

—Parece que se ha rebelado —susurró Cheshire desde su escondite preferido, abrazado por las sombras del Abyss y el aroma a incienso que le recordaban a su amada soulmate mientras se tomaba un descanso para acicalarse—. A Cheshire nunca le gustó ese tipo de todos modos.

"¿Qué hacemos? El chico se está moviendo."

—La Voluntad quiso que se alejara de mi vigilancia —informó Humpty Dumpty desde su habitación en el manicomio—. Seguro que ya tiene un plan para él, dejemos que haga lo que le plazca. Hasta que llegue el momento… su recipiente actuará como un ser humano normal.

"Duele…"

"Cheshire confía en Alyss. Cheshire la apoyará en lo que haga falta"

— ¿No es esto desalentador? —comentó B-Rabbit arrancando su guadaña del cuerpo sangrante que su contenedor había asesinado recientemente—. Ahora no sólo debemos ocuparnos de la desaparición de Grimm, ahora también Mad Hatter. Si nos seguimos dividiendo, será cada vez más difícil terminar el trabajo y yo aborrezco que se atraviesen en mi camino.

"Tu enemiga, la Reina Roja, será fácil de eliminar. ¿No estás usando a Raven para ello?"

—Temo que él no sea suficiente para terminar una tarea tan sencilla, ni siquiera ha despertado por completo, y le di esa misión con la esperanza de que volviera a la consciencia —bufó B-Rabbit con evidente desanimo.

"Yo puedo ayudarte con eso, conejo"

— ¿Harías eso por mí, Yamate?

"En cualquier caso mi recipiente está muy obsesionado con él, sé que podré conseguirlo. Aunque mi especialidad sea ponerlos a dormir, también puedo reanimarlos"

—Perfecto —dijo Humpty Dumpty con alegría—. Cuando termines, haz lo mismo con Dodo. Aunque no sea parte de los siete, seguro que pondrá al contenedor de Mad Hatter en aprietos.

"Siempre me ha gustado como piensas, Humpty Dumpty. Además de tu espectáculo de cadáveres marioneta, posees muy buenas ideas"

"Cheshire lo aprueba"

"¡Será divertido!"

"Eso le enseñará a no tratar de traicionarnos"

"¡Ya quiero que empiece!"

Rufus Barma sintió un escalofrío sin precedentes recorrerle la espina dorsal de principio a fin mientras caminaba el largo del pasillo de su mansión, motivo por el cual se detuvo de golpe y miró a sus espaldas con sigilo, como si esperase que alguna bestia hambrienta le saltara encima. Al no encontrar nada que delatara un considerable peligro retomó a su actividad actual, pues mientras no recibiera informes sobre su investigación personal, seguiría enfocando su energía en ser la cabeza del ducado Barma con la excelencia que el simple título exigía. Y con su hermana Miranda de vuelta, era consciente que debía ser lo más cuidadoso posible, ya que ella sería capaz de tambalear el equilibrio que él había conseguido forjar con los demás miembros de su familia, los cuales tan sólo esperaban la menor provocación para atacarlo sin piedad.

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En el retorno la cabina del lujoso carruaje fue abordando por un profundo silencio, más no tenso por esta vez. Alice no podía dejar de pensar en su recién conocida soulmate mientras que Reim se preguntaba de qué manera iniciaría el informe que entregaría a su amo Rufus, ya que una vez en la mansión Rainsworth se separaría un momento de los demás para avisarle de su regreso en una carta, redactando los aspectos más importantes en los frutos de la investigación y enseguida tratar con sus compañeros el siguiente paso de su plan una vez descansaran lo suficiente. Mientras tanto Sharon y Break se mostraban perdidos en los recientes acontecimientos hasta que un roce de sus dedos los alertó, sin quererlo se miraron entre sí por inercia, volviendo apartar la vista, avergonzados. En todo este tiempo Break se había reconocido tentado a interrogar a su nueva ama por el método de intimidación usado contra la joven sirvienta pero callando al haber presenciado el satisfactorio resultado, más una parte suya realmente lo que le molestaba es que ella fuera a estar más interesada en Mad Hatter de lo que podría estarlo en él como dueño legítimo de ese cuerpo.

Sharon por su parte pensaba que era ridículo que estuviera siendo intimidada por la cercanía de Break siendo que de esa manera fue desde el inicio del experimento del duque Barma. Era cierto que sucedieron un par de cosas entre ellos, los cuales mejoraron gradualmente su relación, aun así todo estaba avanzando demasiado rápido dentro de su corazón que ya estaba latiendo desbocado con aquel accidental roce de piel. Miró disimuladamente a sus demás acompañantes, dando por hecho que no habían notado su creciente incomodidad. Pero lo que ninguno de los declarados soulmate's esperó fue que el albino se atrevería a unir sus manos, entrelazando sus dedos como si no estuvieran a plena vista de terceros, generando una atmosfera de felicidad que ninguno de los involucrados supo asimilar.

Sharon ya sentía que gritaba internamente del mismo modo que Break percibía a sus mejillas acaloradas. Ambos se estaban comportando como idiotas pero no tuvieron el valor de romper el contacto obtenido, mucho menos cuando descubrieron que el hilo que los unía no tardó en atar sus manos girando en torno a sus muñecas y parte de sus brazos como si les exigiera mantenerse así por más tiempo, mucho más, y que mejor una eternidad.

La tercera dama del linaje Rainsworth suspiró derrotada por el calor que subía y bajaba de su estómago a su vientre, en busca de relajar sus temblorosos músculos, sus nervios tirando de cada extremidad en una tensión enloquecedora pero placentera. Break se mordió los labios y se llevó su mano libre a la frente mientras inspeccionaba la ignorancia de quienes ocupaban un espacio en la cabina con ellos, deseando que continuaran así de distraídos. Estaba experimentando la situación más bochornosa de su vida y lo que menos le apetecía es que hubiera testigos que se lo recordarían por el resto de sus días al impedirle más oportunidades como esta por temor a que cometiera un crimen imperdonable, considerando que todavía no era absuelto por sus pecados anteriores a Sharon. Se daba cuenta que estar con su señora así, su ama por obligación, su soulmate, merecía totalmente la pena sus terribles tragos amargos.

—Oye, Sharon. —Para sorpresa de todos, la voz de la guardiana hizo a Sharon gritar, logrando que Reim alzara la vista hacia su rostro conmocionado. Xerxes apenas reaccionó a cubrirse por completo la cara para reprimir la risa que amenazó con escaparse de sus labios. Sharon era tan linda, tan vergonzosa—. Pero, ¿qué te pasa? —inquirió Alice alterada.

— ¡Nada! Nada de nada, nada —se repitió, no molestándose en soltar la mano del albino, pretendiendo que no estaba sucediendo tal contacto en tiempo real en primer lugar—. ¿Qué duda te acongoja, mi querida guardiana? Yo la responderé, así que adelante, sin miedo —dijo acompañado sus palabras con una risa por demás falsa y poco tranquilizadora.

—Bueno, sólo me preguntaba, si será prudente que conviva con mi soulmate. ¿No se supone que eso hará que ocurra lo que tratamos de impedir?

—…En este caso es necesario —respondió Sharon después de pensarlo un poco—. Quiero decir, ella ha demostrado ser un contacto valioso para resolver nuestro dilema. Y considero que para acercarnos a la interrupción del Deterioro, habrá que tomar riesgos de la misma magnitud.

—Supongo que tienes razón.

Alice bajó la mirada al suelo y entonces enfocó su atención hacia el exterior, comparando el azul del cielo con los ojos de quien figuraba como su pareja predestinada. Reim entonces desvió la mirada lo suficiente para percatarse del gesto que compartía la futura duquesa con su amigo, a quien dedicó una mirada curiosa, por lo que éste evitó mirarlo sin romper la intimidad ya establecida con ella, negándose a pesar de haber sido descubierto mientras fingía que nada ocurría. Reim pudo reírse pero algo en aquella confidencialidad le hizo reflexionar a profundidad sobre la existencia de los Hilos Malditos. ¿Realmente debían temer a su mera existencia? Pues si dictaban el destino de dos individuos podría no ser precisamente una marcha hacia la desgracia. Si estaban ahí, sus creadores debían poseer un motivo apartado de toda mala intención. Quizás los soulmates sólo eran un medio conveniente para destrozar dimensiones, no los causantes directos, sino que estas lo eran las cadenas que debieron aparecer mucho después que lo hicieran los hilos rojos.

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El ambiente Gilbert lo percibía pesado, espeso, difícil de respirar, por ello seguía gruñendo y removiéndose en el asiento de la carrosa, mirando una, otra vez y nuevamente los números en el papel que había obtenido de B-Rabbit en la carta de Jack Vessalius. Pudo desconfiar del susodicho noble en el instante que deslizó aquella hoja doblada del sobre, señalarlo como la identidad intachable del brutal asesino que por mucho tiempo ha evadido la ley burlándose a su vez de Scotland Yard pero sospechó que aquello sería demasiado fácil para resolver el misterio, por tanto era imposible que Jack se tratara de ese asesino en serie retorcido cuyas víctimas parece seleccionar aleatoriamente sin seguir más patrón que el de abandonar el dibujo de una cabeza de conejo en cada escena del crimen. Volvió a mirar el sello de tinta, entonces enfocó la mirada a través de la ventanilla, finalmente exasperando a su acompañante.

—Sólo cálmate, Gilbert.

—No me pidas que me calme. Ni siquiera deberías estar aquí ahora, Elliot. Te dije que ya me encargaba yo, trabajo mejor solo.

—Pues lo siento —espetó el joven aristócrata más irritado que arrepentido—. Por la forma que actuaste supe que no te podía dejar ir así, de todos modos no es como si fuera hacer mucho en casa ya que me fue prohibido asistir después de lo sucedido en la academia Ludwidge.

—Por eso mismo estarías más seguro en la mansión.

—Ya sé que hay un raro sujeto suelto infiltrándose descaradamente en las aulas pero eso no quiere decir que yo sea el objetivo. Hay muchos miembros de familias poderosas allí.

—No de tu nivel. Recuerda que eres parte de una de las casas ducales principales.

—Tú también.

—No compares mi oficio con el tuyo, mocoso.

— ¿Mocoso? ¿Era necesario el insulto gratuito? Es a esto a lo que me refiero, estás muy alterado, corres más riesgo así.

—No tanto como tú, ¡agh! —Gilbert se revolvió su propio cabello con furia—. ¡Ese no es el punto!

—Ya estoy aquí, así quieras o no.

Su pequeño hermano adoptivo tenía razón y por ello Gilbert se resignó en no señalar el obvio problema en el que estaría si llegase a sucederle algo bajo su protección. El infierno sabía que lo que más odiaba en el mundo era ser niñera de sus hermanos políticos pero sin más alternativas no le quedaría más que actuar como protector mientras hacía su trabajo.

—Intenta no retrasar mi trabajo —le dijo de mal humor, enojando un poco más al estudiante, quien prefiriendo ignorar su hosquedad, buscó iniciar otro tema.

— ¿Y por qué hacerle una visita a los Vessalius sería parte del trabajo? Sabes que continúa siendo peligroso acercarnos a ellos al menos hasta que hayas concretado tu matrimonio con Ada.

—Es algo que debo hacer, ¿de acuerdo?

— ¿Ni siquiera vas a permitirme saber los detalles? Creí que investigabas al Asesino del Cascabel. ¿Qué tienen que ver los Vessalius? Ellos no obtienen ningún beneficio matando, ¿sabes?

—Mira, es complicado, ¿sí?

—Una completa locura diría yo —se quejó Elliot con ánimos de enfadarlo, cosa que consiguió con preocupante facilidad.

—Es aquí donde te repito que debiste quedarte en la mansión.

Elliot se tragó su réplica pese a las ansias de recriminarle a Gilbert por una nueva tontería, más sacó la fuerza de voluntad necesaria para ahorrarse una pelea verbal innecesaria. Sin embargo, el repentino paro del carruaje alertó a los dos Nightray, siendo el mayor de ellos quien no tardó salir para pedirle a su chofer explicaciones, encontrándose con la respuesta en plena carretera: una inaceptable concentración de gente bloqueaba el pase, todos gritándose entre sí alterados por el descubrimiento del que todos se convirtieron testigos, aunque los integrantes de Scotland Yard trataban dispersar sin mucho éxito la aglomeración. Gilbert no tardó el adivinar la razón del alboroto, así que se dispuso acercarse a los oficiales cuando escuchó a la puerta del carruaje volver abrirse revelando a un curioso Elliot Nightray.

— ¿Qué pasa? ¿Hay problemas?

—Vuelve al carruaje —le ordenó Gilbert con expresión severa, lo cual no tardó molestar al menor.

— ¿Quién eres tú para mandarme?

—Haz lo que te digo, a menos que te quieras traumatizar de por vida.

Dicho aquello Gilbert encaminó sus pasos al desorden de personas. Elliot lo pensó siquiera un momento antes de imitar a su hermano adoptivo, aproximándose también a la multitud pero desde un ángulo diferente, justo donde sospechaba podría gozar de una vista panorámica. Grande fue su sorpresa al descubrir a un cuerpo desmembrado justo en el borde de la carretera, posado sin más sobre el césped como si durmiera la siesta. El impacto de esta imagen fue tal que no perdió tiempo el alejarse y tratar de borrarla de su cabeza de forma inútil. ¿Por qué nunca escuchaba a Gilbert cuando le hacía una advertencia? ¿Por qué siempre debía comprobar las cosas por sí mismo? ¿Qué le costaba obedecer por una vez en su vida? Pero entonces algo más llamó su atención, la voz de un muchacho que siguió hasta el otro extremo de la calle, en un jardín enrejado. Desde el momento que lo vio, Elliot supo que ya lo conocía, pues ese cabello enmarañado (sin importarle que sus ropajes fueran más decentes) lo reconocería donde fuera.

—Tú eres…

—Elliot Nightray —le dijo cuando el joven noble no pudo mirar hacia ningún otro lado. Había recibido el informe de que ese muchacho se había una noche de la nada y todavía los trabajadores del manicomio hacían rondines en su búsqueda; resultaba inaudito verle ahí, sonriéndole tan alegremente como si desconociera la gravedad de su fuga—. Por fin, te encontré.

Elliot sintió un escalofrío recorrerle la espalda al escuchar esas palabras, perdiéndose en aquel par de grandes ojos negros cuales pozos sin fondo, creyendo sentir que un inmenso agujero negro se abría ante él con la forma del desconocido y comenzaba absorberlo con asidua violencia hacia el interior. Una oscuridad que lo alentaba acercarse para perderse para siempre entre sus siniestras fauces, seduciéndolo como la muerte a las criaturas indefensas. Y a pesar de todas las malas sensaciones, por un instante vio en él la respuesta a todas sus dudas existenciales.