Movió su brazo derecho por instinto, el brazo donde tenía la espada, con fuerza un golpe firme en el hombro del bandido, la espada era afilada y pesada, el ataque llegó profundo, rasgando ropa, piel y músculos, su brazo izquierdo en cambio movió su escudo aún más cerca de su cuerpo.

El bandido aulló de dolor, el aullido era largo y profundo, sacando una sensación de horror en el corazón de los demás, incluso Subaru se sorprendió por un momento, contorsionando su cuerpo, apretando su muy herido brazo para detener las venas de sangre fluyendo, en un intento , debió de llegar hasta el hueso, su animal chilló con pánico, alzó con rapidez su torso con sus patas traseras, un aullido entre el pánico y la ira dio la bienvenida a un ataque, embistiendo al paladín con su cuerpo y garras.

Como pudo lo esquivo dando un salto en diagonal hacia atrás, había salido del semicírculo que se había hecho frente suyo, un intento de atacarló con ventaja, pero no importaba la ventaja, el se sobrepondría a la desventaja y les daría una paliza.

Los demás bandidos no perdieron el tiempo, intentaron aplastar a Subaru debajo de sus animales, pero todo lo que pasó fue que Subaru había saltado y quien había ocupado su lugar fue el bandido que había herido, el animal lanzó un aullido de dolor cuando sus compañeros lo aplastaron en estampida, el animal estaba muy herido, pero el hombre que Subaru hirió grito desde el fondo de su pecho antes de morir.

Era el sonido más tétrico que había escuchado, el sonido de una persona muriendo en dolor, lo estremeció hasta el alma.

Pudo haber pasado un segundo, alargado hasta el hartazgo para quien nunca peleo en su vida.

Se tardaron un momento en darse cuenta de lo que había pasado y con ello el horror para todos quienes lo acompañaron y el propio Subaru.

-¡Está muerto!-gritó uno pero era difícil escucharlo, el animal seguía vivo, aullando y chillando de dolor y pánico, sus piernas estaban muy heridas, dudaba de que pudiera moverse con las patas rotas.

El jinete en cambio parecía que recibió una paliza, las heridas eran múltiples, pero lo peor lo llevo la cabeza y el cuello, los dientes estaban rotos, la cabeza giraba a un lado, el cuello estaba aplastado, la sangre salpicaba el suelo y salía de su boca, como vómito rojo, demasiado afuera de su cuerpo para su propio bien.

El animal, chillando y aullando de dolor y miedo, tenía la boca roja, las patas delanteras colgaban inútiles con dolor, la pata derecha trasera rota en un lado antinatural y dislocada.

Uno de los hombres mató a la criatura por piedad con un corte de espada por el cuello, la volvió a clavar, el hombre hizo una mueca antes de continuar y con fuerza antes de sacarlo con rapidez, la sangre caía como unas líneas de sangre, el corte era profundo y no dejó al animal con vida muchos segundos.

Subaru estaba consternado, pero no pudo ver aún más el daño que había hecho cuando dos bandidos en un mismo dinosaurio lo se acercaron, con un garrote de madera vieja y amarillenta, parecía que se partiría en cualquier momento, su compañero de atrás tenía un arma mejor, era una lanza, poco oxidada, pero bastante filosa.

El ataque vino tan de repente que Subaru se sorprendió, ignoró el garrote y decidió parar la punta de la lanza, el garrote lo golpeó con fuerza en la cabeza, gracias a su casco no le abrió una herida, pero fue tan fuerte para molestarlo y confundirlo, la lanza siguió su camino raspando el escudo por la izquierda.

Subaru se desequilibró, grito de sorpresa antes de recomponerse, sabía gracias a su falso entrenamiento que si estaba desequilibrado sería una sentencia de muerte en cualquier batalla era un golpe seguro de parte de su contrincante.

El jinete dio la vuelta a su montura e intentó cortar a Subaru con su lanza, pero el paladín fue más rápido, no podía quedarse a la defensiva eternamente, dio un a la espalda de la persona con la lanza, el ataque siguió desde el hombro izquierdo y siguió por la espalda.

El bandido aulló de dolor, en vez de seguir atacando, el jinete se alejó de Subaru.

Otro jinete con una espada se acercó, furioso y listo para cortar a Subaru.

-Mierda-gritó, sin un segundo de respiro tuvo que reaccionar más deprisa.

No pudo concentrarse en el primer atacante, una flecha salió detrás suyo, con rapidez hacia Subaru, le dio de lleno en el pecho sorprendido por el impacto dio un paso atrás, bandido de la espada aprovechó la oportunidad y le asesto un ataque a Subaru en el hombro y cruzó su pecho, el ataque dolió, le habrá sacado un moretón en el hombro, resistió el dolor, pero ahora su ataque no iba a ser tan poderosos ni rápidos, solo eso les dio una gran ventaja a los bandidos.

La montura con los dos bandidos que lo habían atacado volvió a acercarse a Subaru, la persona de la parte de atrás tenía su camisa sucia de sangre, no sería fatal, pero el tajo que dio era desagradable, mientras que el bandido con la espada dio la vuelta e intentó atacar otra vez a Subaru con su espada sin filo y muy rota, roja de la oxidación del metal, era descuidada y fea, se rompería en un par de golpe y si lograba herir a Subaru, moriría de la enfermedad que le daría el ataque que de una herida hecha por el arma en sí

Eran dos en ambas direcciones, dos a un lado y otro escondido detrás de ellos lanzando flechas, eran tres, algunos otros se movilizaban hacia un lado, era todo un caos y venía por Subaru.

Se lanzó hacia el bandido con la espada, el bandido estaba a la izquierda, muy cerca de su escudo, bueno para bloquear el ataque, pero no para atacar, la espada oxidada dejó un rastro de polvo rojizo cuando el ataque pasó, el bandido debió de tener más confianza porque su ataque era aún más fuerte, Subaru intentó darle un tajo en su espalda, el bandido debió de haberse dado cuenta y dio una patada al pecho de Subaru, lo empujo un poco pero no evitar que le diese una herida en su codo.

Una mancha roja apareció y resbaló por su antebrazo, maldijo a Subaru con una mueca de dolor pronunciada y se retiró agarrando la carne alrededor de la herida.

Se giró hacia donde debería de estar el arquero, era el rubio de antes, cuando había visto a los tres bandidos que habían atacado a Otto, tenía una ballesta, grande y pesada, el arma mejor conservada hasta el momento, debió de recoger el arma de algún lado porque no veía una forma de que Subaru no la hubiese visto con anterioridad.

Y ahora apuntaba a él, con una nueva ronda lista para disparar Subaru dio un salto a un lado.

Cuando saltó recibió el cabezazo a la cara del animal, en carrera dio un golpe con todo su cuerpo, empujó con violencia a Subaru al piso.

El animal cubría su cuerpo de las flechas, tuvo que pararse y antes de erguirse ya estaba dando grandes pisadas hacia atrás para evitar otro daño, tanto como la voluminosa armadura le permitiese.

Una flecha voló cerca suyo, dio otro paso atrás mientras el mazo descendía para lastimarlo, noto que el acompañante atrás suyo se había ido, no sabía dónde estaba, Subaru sentía la adrenalina recorrer su ser, el animal intentó morder su mano derecha, el paladín retiró sus manos y apuñaló con fuerza el antebrazo del bandido.

Chillo de dolor y el animal aprovechó la cercanía de Subaru para morder su hombro derecho, en un área desprotegida, había sangre, el ataque no era suficiente para romper el hueso, pero sí lo suficiente para sentir que dejaría un gran herida en su cuerpo, diablos.

Subaru usó su escudo para golpear la cabeza del animal, el animal intentó morderlo por segunda vez antes de recibir el escudo por los dientes y salir en otra dirección, graznando y gritando, habiendo sido herido decidió huir aun con su jinete maldiciendo y muy herido.

En un momento de respiro pudo ver que muchos habían huido, no valía la pena pelear y morir contra un caballero, pero no fueron todos, era hora de actuar duro, tan duro como podía luego de recibir una paliza y ser superado en número.

-¡Váyanse!-gritó-¡Váyanse ahora y no los lastimare!-

Ya no quedaban muchos, aparte de los heridos, el cadáver, el animal herido y el hombre de la ballesta estaba recargando una flecha, nervioso y rápido, había otro que no sabía donde meterse, este no tenía una montura, con un hacha y un escudo y al final, estaba el hombre de pelo verde, era el líder, era un poco mayor, un poco más joven que el padre de Subaru, se veía robusto.

-Bueno-empezó el de cabello verde, su voz era casual-no tenemos que hacer de esto una cosa trágica, ¿no? -miró al hombre muerto de manera despectiva.

Eso desagradó a Subaru, basura sin empatía, quería escupir en el piso frente suyo.

-No más trágico de lo que ya es-dijo Subaru, no sabia de donde tuvo el valor de mirar el cadáver sin estremecerse, ni la voz de donde lo saco.

-¿Y de quien fue la culpa?-pregunta el hombre de cabello verde.

De Subaru, una mueca de pena se dibujó en su cara, de repente un pesar aplasto su corazón, pero su sentido de supervivencia se interpuso, guardó esos sentimientos de pena para más tarde, tenía que tener la mente en defenderse y atacar.

-No la mía-

-Eso ya veremos-

Y con eso el hombre de cabello verde golpeó al dinosaurio con su talón con firmeza, el animal corrió con fuerza hacia Subaru, no era rápidos en corta distancia, pero si cuando agarraban carrera.

Subaru podía esquivarlo, dio un paso a un lado del animal, su hocico le mordió su brazo blindado con la espada.

Escucho el sonido de la cuerda tensarse, era el rubio, giró su escudo por inercia hacia él, la espada del hombre verde se apresuró debajo, Subaru alzó su espada, no más para detenerlo que para cortar la mano de su atacante, pero llego hasta el final del filo donde se conecta con una empuñadura con cuero sucio.

Era fuerte, no tanto como Subaru pero fuerte como para ralentizar su cuerpo.

Escucho el sonido de pisadas, trotes a su espalda, algo lo atacó con fuerza en su espalda, fue tan fuerte que no pudo evitar caer adelante con fuerza, su cara dio de lleno contra el piso, no fue una caída fuerte pero si lo suficiente como para lastimar su nariz y labios.

Algo caliente salió de él, era su sangre, por primera vez en esta batalla lo hirieron con fuerza y brutalidad.

El dolor de la batalla, el cansancio y sus heridas lo hubiesen acabado, si hubiese sido una persona normal, pero ahora era un paladín con entrenamiento, una transformación que ignoraba el dolor.

Levantó su cuerpo del piso, puso su mano derecha en su herida y usó su bendición para curar sus heridas, las luces salieron de sus manos.

-No lo dejan usar magia de luz-gritó uno de ellos.

Un golpe lo sacudió, era pesado, no podía moverse, algo fuerte le presionaba hacia el piso.

-Carajo, muérete-

Alguien se acercó, Subaru agarró por instinto su espada, justo cuando uno iba a patearlo, pero su mano lo sostuvo con firmeza, levantó el filo como pudo y clavo hacia arriba, hacia el animal, lo clavó en donde creía que debía de estar el pecho, chilló de forma dolorosa, el animal se sacudió, la hoja abrió la herida con tanta profundidad que rasgó parte del cuello, el animal huyó pero de poco le sirvió, su garganta estaba un poco abierta y su pecho recibió un daño severo, no iba a sobrevivir, la sangre adorno el suelo de tierra y el filo de la espada, tapando su brillo con rojo.

Con eso Subaru había matado a más de los animales que las personas que intentaban matarlo, bueno, no se puede hacer nada.

Se intentó levantar, pero recibió un cruel ataque por su espalda nuevamente, una lanza le atravesó la espalda con fuerza, era una sensación cálida, Subaru escupió sangre, se sentía como si de repente tuviese mucha agua en la boca.

El bandido siguió presionando, otros se acercaban, Subaru agarró su arma, tenía que atacar, debía atacar.

Como pudo, lanzó un ataque horizontal en la rodilla, fue duro, había cortado la carne de la persona, el bandido cayó agarrándose la pierna, estaba roja por las líneas de sangre que bajaban de la herida, grito de dolor, meciéndose y gruñendo.

Subaru se levantó para recibir otro golpe, no le dejaban en paz, ni un momento de paz, se estaba cansando, pero el enojo lo hizo atacar.

Pero un ataque vino con fuerza frente suyo, era una flecha, directo al medio de su cuello descubierto, justo donde no tenía un gorjal protegiéndolo, el ataque fue profundo, llegando a asfixiarlo.

-Ghu-

-Eso es todo-el rubio suspiro relajado, su enemigo estaba abatido, pero no dejo de apuntar a Subaru, no es que importe, estaba sin flechas.

Subaru se estaba asfixiando con su sangre, su respiración era entrecortada, con fuertes inhalaciones, tratando con inutilidad de agarrar más aire de lo que se le escapaba, sus manos alrededor de la herida, la flecha fue removida, el dolor nunca apareció, pero la sensación de sofoco era exasperante, Subaru sabía que aunque no sintiese la sensación de que el aire no llegaba a su interior, aún no podía pelear sin el temor de morir desangrado.

Una desventaja de la falta de dolor era que nunca podrías saber que tan mala era la herida si no la mirabas directamente.

No podía pensar con claridad, estaba en el suelo, sangrando como un cerdo, lo que hicieron los bandidos no le importaba en lo más mínimo, ni lo que podía pasar a Otto o al animal que trajo consigo, pensaba en respirar, en que la sensación de cansancio y desesperación dejaran de atormentarlo.

Sus piernas temblaban, pero no podía mantenerlas erguidas, sus ojos miraban con horror el cielo, ¿qué podía hacer?, estaba cansado y aterrorizado, no podía usar más bendiciones, contactar con su dios era agotador física, mental y espiritualmente, ahora mismo no tenía fuerzas de nada.

Estaba acabado.

La desesperación le nublo la mente, los bandidos se tranquilizaron de su desgracia, insultando y pateando a Subaru, no le importaba, otro intento quitarle el casco a Subaru, cuando miro los ojos del rubio, reacciono.

Y todo comenzó otra vez.

Miro con añoranza el templo que lo había acogido desde que nació, como hijo del primer maestro del templo del puño veloz, Subaru había sido educado desde su primer respiro a pelear con las manos en un su dojo, entrenado por su padre con paciencia y disciplina, Subaru se fortaleció, siendo un buen estudiante, ayudando a la gente de pueblo en trabajos como agricultura y defensa del pueblo, pudo aprender del mundo, sin embargo, su padre, siendo como era y esperando lo mejor, envió a Subaru al mundo más allá de los límites de su pueblo, para que ganase experiencia.

Subaru sabía lo que tenía que hacer, perfeccionar su técnica mediante la enseñanza, ¿y qué mejor maestro que la vida misma?

Fue un segundo de distracción, confusos por lo que acababa de pasar, una sombra cubrió a Subaru en un segundo y al otro cambió por completo.

Seguía siendo humano para su disgusto en ver algo nuevo, pero ahora las heridas y el cansancio se fueron.

Su ropa era naranja con negro, tenía una camisa sin mangas negra, pantalones ligeros negros con bordes verdes, una bandana naranja en su cabeza, zapatos naranjas y no mucho menos importantes, una cosa que era la función de tela con almohadillas, recordaba mucho a los guantes de boxeo pero mucho menos infladas.

En realidad, Subaru recordaba un arte marcial parecido al boxeo.

El hombre de pelo verde recibió un puño veloz, un buen golpe en la mejilla seguido de otro en la quijada a mucha más velocidad, eso fue suficiente para aturdirlo y dañarlo.

De un salto se puso recto, una flecha salió volando a su costado, usó su pie izquierdo para moverse a la derecha y esquivar el ataque letal, años de entrenamiento hicieron que sus puños se apretaron cerca de su quijada, para una mejor reacción.

No pudo escapar del bandido con una lanza en su mano, ya no era roja sino negra y no estaba en óptimas condiciones para la pelea, sin embargo, iba directo a la nuca de Subaru.

Paso debajo suyo y dio dos golpes al costado desprotegido del hombre, el hombre gritó de dolor, no era lo suficiente para romperle las costillas, pero si para agrietarse, el bandido se recostó contra su montura, maldiciendo y gimiendo de dolor con los ojos cerrados.

No se sintió mal, esa lanza caída estaba apuntando a acabar con la vida de Subaru, era lo que tenía que hacer para sobrevivir.

El dinosaurio intentó morder a Subaru, pero le cerró la boca de un puñetazo en la mandíbula que levantó su cabeza y otro en el costado cuando se alejó.

Era fuerte en lo físico y muy rápido, antes como paladín, era al revés, era rápido pero su fortaleza era su fuerza y sus bendiciones.

El hombre de cabello verde se recuperó, los bandidos heridos le rodeaban, pero no iban a acercarse, estaban muy heridos y asustados, no entendían que le había pasado a Subaru ni por qué de repente era tan rápido.

El hombre de cabello verde gritó enojado, era un robo sencillo, Aran había encontrado a un caballero joven luego de un intento de robo a un comerciante, con una armadura de calidad buena, lo encontró, pero no se veía tan buena, es más, el caballero era un niño nuevo, no debería de ser un problema contra varias personas con monturas, solo tenían que asustarlo.

Y si no, bueno, estos lugares no eran amables contra los débiles.

Ahora el problema era que el caballero se podía defender, con magia muy extraña.

-¡Déjanos!-

Pero en vez de eso Subaru se acercó, con mucha furia, atacó al hombre de cabello verde, primero un puñetazo a la boca del estómago, sacándole el aire, otro golpe en el puente de la nariz, el hombre movió la espada, atacando con desesperación, recibió una herida leve, en su hombro derecho y en su barbilla, una herida que salía sangre, pero nada que algodón y alcohol no puedan solucionar.

Con su transformación pudo obtener formación en un arte marcial y también aprendió a fortalecer su cuerpo de manera natural, eso mientras no necesita vestir una armadura.

Tampoco se sentía cómodo con una de todas formas, no cuando era un paladín.

Estuvo muy concentrado en el ballestero y el líder de los bandidos que no se dio cuenta del otro, el que le había derribado cuando era un paladín mientras, el maldito tenía una espada, ya estaba muy rota, no iba a hacerle daño, no mucho al menos, el dinosaurio atacó, Subaru salto atrás cuando escucho el sonido de la ballesta.

La flecha falló, la cantidad de flechas en el piso era notoria, el arquero no era bueno, pero si daba uno de diez ya era algo, ahora sería uno de treinta con esta forma.

Ya podía sentirse cansado, era cuestión de tiempo, los minutos siguientes eran tan vitales como su sangre, ellos no tendrían piedad.

La batalla de desgaste ya no era una opción.

Subaru dio un veloz puñetazo en la nariz del bandido, otro ataque para el animal en el pecho, que lo dejó gimoteando de dolor.

Subaru fue veloz otra vez con el hombre de cabello verde, si el próximo ataque no lo dejaba mal herido y lo hacía huir, se escondería en su casa y rezaría a que no lo dañasen, ni a él ni al Otto o su animal.

El hombre entró en pánico, levanto como pudo su arma, el animal rugió listo para atacar, Subaru golpeó con fuerza en el estómago del hombre, hundiendo su puño en su pansa, no se libró de un ataque mal dirigido a su frente, ese ataque si fue feo, le arrancó un trozo de piel y dejo que una gran herida se abriese y sangrase por toda su cara.

En momentos como estos, Subaru agradecía que no pudiese sentir dolor, porque sin duda, el dolor sería demasiado para pensar con claridad.

-¡Vete!-gritó.

El hombre se encogió de dolor, no había recibido un golpe tan fuerte en mucho tiempo y nadie quería recibirlo de nuevo.

Eso fue todo, los heridos se fueron en sus monturas, uno de ellos intento morder a Subaru, el jinete lo impidió, fue suerte, porque Subaru no podía esquivarlo de lo cansado que estaba, pero era todo, estaban huyendo, el hombre de cabello verde, se fue sin mirar, pero el rubio se quedó.

Subaru y el bandido se quedaron mirándose uno a otro, atentos a cualquier acción, pero finalmente se fue, con una cara de odio, que solo un bandido sin la menor educación podría lograr, además de Subaru con sus ojos malvados.

Era todo.

Había logrado proteger el pueblo, no, mejor dicho, había protegido a Otto y al dinosaurio, eso era bueno.

Con cansancio y con la vista nublada, se adentró a la habitación donde estaba Otto.

El animal estaba acurrucado cerca suyo, muy cerca, con su cara contra el pecho de su jinete, Subaru sonrió porque parecía un perrito muy cercano a su dueño.

La alegría duro poco, ya no tenia fuerzas, quito su transformación cuando se acordó que la sangre caía de su frente, volvió a ser una persona normal.

Pero no tenía fuerzas, se recostó contra la puerta, estaba tan cansado que ni siquiera podía pensar en defenderse.

Era todo, esperaba que fuese todo, si volvían con mas personas antes de que despierte sería su fin, por lo menos el animal podría defenderlo solo porque Otto estaba cerca.

Quiso quedarse despierto, quería vigilar que todo estuviese bien.

Ya no tuvo fuerzas ni para sostenerse.


Estaba oscureciendo, eso lo pudo notar en aquella habitación.

Otto se había levantado, la cabeza le dolía como si alguien la estuviera apretando el cerebro, escuchaba historias de gente a la que de repente le dolía la cabeza sin ningún tipo de aviso, no era fuerte, pero en el siguiente momento era tan agudo como si una aguja se clavase en el centro y luego morían sin tiempo ni siquiera de pensar en lo que sucedió.

Agradecía que el dolor siguiera extendiéndose en los siguientes segundos, de manera constante, sin subir y muy a su pesar.

Cerró los ojos, apretando hasta que el dolor desapareció lo suficiente para ser soportable.

Otto miro el lugar con pánico, dándose cuenta de su situación, no entendía donde estaba, sabia que, como alguna que otra ocasión, sufrió de un asalto, no era algo común, pero tampoco la primera vez, era la tercera vez en su carrera de más de seis años que le ocurría, no muchas, pero sí muy poco frecuente para alguien que viajaba de un lugar lejano a otro y más si a veces eran peligrosos, Otto no escatimaba en trabajos, ni rechazaría uno sin una buena razón, una de mucho peso, dirían algunos.

Esta vez las cosas habían escalado de manera muy peligrosa.

-Me secuestraron-

Esa fue su conclusión al despertar, decirlo le dio un gran peso a su conciencia, pero no tenía sentido, Frufoo estaba a su lado, frotando su hocico con preocupación contra él.

Recordaba haber seguido su camino, de un pueblo llamado Faise, cerca de la frontera con Gusteko, era un pueblo con un clima más fresco, Otto había vendido pieles y carbón, no ganó mucho, pero si lo suficiente para no tener que preocuparse ese mes.

O eso era, antes de ser noqueado por bandidos y perder todo.

Otto se levantó, aun lánguido y nervioso, la ventana dejaba entrar rayos de luz de sol, no podía estar mucho tiempo noqueado, a no ser que fuese el día siguiente.

Y también había una persona.

¿No estaba muerta, verdad?

Otto se acercó con cautela, tal vez solo era paranoico, tal vez en realidad fue rescatado por esta persona y solo lo resguardaba en su hogar.

Considerando su suerte en realidad los bandidos eran caníbales y Otto y Frufoo eran la cena de esa noche, esta persona debió de ser otro platillo.

Raro, pensó, el chico vestía ropa muy rara, no parecía un vagabundo, en realidad parecía más aseado que las personas de los barrios bajos, no era posible que fuese un pobre.

Un noble secuestrado entonces, nada que no se haya visto antes, por lo menos era más lógico que un comerciante sin nada de dinero encima como Otto.

En realidad, aún tenía sus monedas, eran cinco monedas de plata, un buen dinero, para varias semanas de hospedaje, más comida y bebidas, no era un robo y una vez hecho el secuestro, ¿que importaba robar las monedas?

Además su compañera estaba aquí, uno pensaría que también hubiese sido robada o la matarían para no llamar la atención, agradecía que no fuese el caso de lo último, su compañera era familia para este punto.

Otto miro por la ventana abierta, si eran secuestradores no hacían un buen trabajo para nada, era un pueblo, uno descuidado y pobre por lo que podía ver.

El silencio era incómodo, en la carretera había ruidos de los animales y en los pueblos se juntaba con el ruido de las personas y los niños, desde los herreros, los dueños de establos, los granjeros, todos trabajando en el pueblo o descansando.

Pero aquí era silencio, sólo silencio, ni animales, ni hombres, le incomodaba, no era normal.

Tenía que salir y ver donde estaban, eso era lo primero, Frufoo, se quedó cerca suyo, apoyándolo.

-¿En dónde estamos?-le preguntó, en su idioma.

El chico nos trajo, aseguró su dragón de tierra.

Le explico la situación a Otto, su fiel compañero.

-Así que le debo la vida, ¿eh?-

Ahora acumulaba todo tipo de deudas, no eran buenas noticias, ahora el chico le pediría algún tipo de pago y Otto estaba corto de, bueno, todo.

Pero aun así, era su vida, no había forma de que no le pagase de alguna forma.

-¡Ey, despierta!-dijo sacudiendo a su improvisado cuidador.

Pero no importa lo que hiciese, el chico no se despertaba, Frufoo le dijo sobre la pelea que tuvo antes de que despertase, sin duda, añadiendo más peso a su deuda.

No quiso pensarlo pero tal vez estaba muerto.

Acercó su oído a su nariz, poniéndose nervioso al no escuchar nada, rezo para que no muriese, Otto no estaba tan familiarizado con los cadáveres a no ser que fuese una muerte más natural, como por vejez o enfermedad.

Pero no, estaba vivo, respiraba, escuchaba el suave inhalar y exhalar de su nariz, Otto se relajo, lo puso en la cama donde estaba.

Todo era un caos, se revolvió el cabello con exasperación, de todas las situaciones que pasó, esta era la más extraña y enervante.

Bueno no, recuerda que fue perseguido por una manada de bestias demoníacas.

O otra donde un noble borracho intentó mandar a sus caballeros a arrestarlo porque pensó que lo había robado, nota aparte, no lo había hecho.

O cuando unos bandidos robaron su carruaje en otra ocasión, fue solo gracias a Frufoo que pudo salvar sus cosas.

En general, el peligro y los problemas llamaban a Otto como un antiguo amigo, así que ya tenía algo de experiencia.

El comerciante decidió ver más de la casa y la aldea, había una gran cantidad de suciedad y moho, tanto que si no se sentía irritado al inhalar, era porque todas las ventanas estaban abiertas.

La comida en su mayoría era en latas, el lugar estaba desordenado con muebles de allí para acá, sin mucho cuidado, como si un niño hubiese ordenado el lugar, había cosas rotas y esparcidas en algunas zonas.

Era una gran casa, tal vez del boticario del lugar, el escriba del lugar, algún mago que ayudaba a la aldea, como sea, fuese quien fuese el chico, tenía un poco de dinero, lo suficiente para tener una casa linda en un lugar tan reducido.

Su carruaje estaba frente a la puerta abierta, parecía que tuvo prisa, Frufoo le respondió que el chico lo había sacado de su enganche, pero que no parecía ser muy hábil.

-Entonces nunca había tocado un carruaje con una montura-

Si estuviera sucio y su ropa no fuese de tan alta calidad, diría que es muy pobre para haber hecho un viaje, los dragones de tierra también eran costosos de adquirir y mantener, por lo que, tampoco era para todo el mundo.

-¿Será un noble mimado?-

No tendría sentido de por qué estaba allí.

-Bueno, como mínimo, me quedaré con él hasta saber que está bien-era lo único que podía hacer en ese punto.

También tenía algo de miedo de que los bandidos volviesen, no iba a mentir.

Pero si sucedía, agarraría a su salvador y huirían.


Subaru se levantó de un salto, con los ojos bien abiertos y en posición de pelea.

-¡¿Dónde estoy?!-

-¡No lo se!-

Ese grito lo alertó, dio un salto hacia atrás, se transformó en un monje otra vez y se puso en posición de pelea.

-¿Qué?, ¿cómo?, ¿qué hiciste?-

Otto estaba sorprendido, ojalá no recibiera una paliza de la persona que cuido durante las últimas horas.

-¿Otto?-Subaru se sorprendió de ver a su amigo, su gesto de confusión cambió a una sonrisa alegre-¡Otto, estas bien!-

-Oh sí, estoy bien-Otto estaba familiarizado con este tipo de conversación extraña gracias a su hábitos de bebidas-¿quién eres y dónde estamos?-

-Para empezar, soy Natsuki Subaru-se presentó, dando una pose exagerada-actualmente no tengo ni una moneda a mi nombre y podría decirse que mi situación era precaria y desalentadora-

Otto pensó que fue rescatado por un loco sin remedio, suspiro por dentro, esto era cosa de su propia suerte, tenía que ser eso, si algo bueno le pasaba, tenía truco.

Pero no pudo evitar sonreír con amargura dentro de sí, diablos, era como una descripción muy detallada de su situación desde hace unos años

-Bueno, si tuviera que adivinar, podríamos estar en una villa, ya que estos lugares suelen tener pocas personas en su interior y no hay muchas-

-¿No sabes el nombre de la villa?, ¿de dónde me conoces? yo nunca te dije mi nombre-

-Esas son muchas preguntas, me siento como un delincuente siendo interrogado por un policía-lanzó una ligera burla-encontré esta villa hace unos días, sin nadie más que yo y unos perros salvajes, no sé dónde estamos exactamente, soy nuevo aquí, tú me dijiste tu nombre y condujiste el carruaje aquí con tu dinosaurio-

-Yo nunca te dije-el animal a un lado de Otto chillo, Subaru miró con sorpresa al dinosaurio, no se había dado cuenta que estaba allí hasta que lo escucho chillar, en retrospectiva era tonto perder de vista algo tan grande, Otto miró al animal con atención-¿qué mal estaba?-

Para sorpresa de Subaru, el animal le volvió a chillar, como si supiera que contestarle.

-¿Sabes hablar con tu dinosaurio?-

-Tengo una la bendición divina del lenguaje del alma-

Subaru se maravillo al escuchar algo nuevo.

-¿Bendición divina?, ¿qué es?, ¿es algún tipo de poder basado en fe como el poder de los paladines? o ¿tal vez sea un clérigo? o ¿algo así?-

-Esas son muchas preguntas-pero Otto se concentró en lo más importante-¿No sabes lo que es una bendición divina?-

Era una pregunta válida, si alguien le preguntara que era un auto, Subaru no pensaría que venía de otro mundo donde no existían los autos, sino que era un poco ignorante del mundo.

-Si se trata de este mundo, puedes decir que soy un ignorante sin precedentes-

Otto se sorprendió, no solo por la afirmación de no saber no solo las bendiciones divinas, sino que también menospreciando en un momento sin ninguna necesidad.

-B-Bueno, una bendición divina es un poder dado por el mundo, pocos los tienen, menos tienen uno útil y mucho menos tienen más de uno o lo consiguen luego de nacer-explicó, tan simple como pudo, trataría de ser más amable con Subaru-mi bendición divina trata sobre el lenguaje, puedo hablar con animales como si fuesen personas y puedo entender el dialecto de otros reinos-

-¿Eres como el doctor Dolittle?-

-¿Quién es el doctor Dolittle?-

-Un doctor que hablaba con animales, era simpático-

-No conozco el doctor Dolittle, pero supongo que tiene la misma bendición que yo-

Subaru lo dejo pasar, no era momento de explicar cosas innecesarias

-Bueno, ahora que respondí tu pregunta, tu responde la mia, ¿si?-

Otto parecía una persona agradable, Subaru puso la cara más sería que podía.

-No-

-¿N-No?, eh, bueno-tartamudeo nervioso, la conversación no iba como esperaba.

-Era broma, dispara-

-¡¿Te gusta burlarte de mí?!-Otto miró enojado a Subaru, su orgullo estaba herido, pero el japonés pensaba que esa cara era muy divertida para dejarla pasar.

-Ahora si-

Otto se quejó con mucha fuerza para diversión de Subaru.

-Ahora si terminaste de reírte de mi frustración, dime, ¿qué fue lo que hiciste hace un momento?, ¿eso era una especie de magia?-

Subaru se quedó callado, ¿cómo podría explicar este concepto?, en realidad, ni Subaru mismo podía decir con total certeza lo que era o lo que hacía, tenía que ser simple.

-No vas a matarme por saber demasiado, ¿verdad?-en este punto, el silencio de Subaru no traía nada bueno.

-Nah, muchos problemas-dijo con sarcasmo.

Otto entendió la indirecta, pero con su suerte, podía ser medio en serio.

-Es difícil de explicar, pero si pudiera resumirlo fácil y rápido, diría que interpretó varios papeles como en una obra y obtengo poderes relacionados al papel, ahora por ejemplo soy el hijo discípulo de un monasterio, aprendí lo básico en artes marciales gracias a ello-

Otto intentó procesar lo dicho por el hombre frente suyo.

-Entonces, si por ejemplo, como soy un comerciante, si obtienes el poder de interpretar un comerciante, ¿tienes el poder de…negociar?-

-Funcionaria así, pero tengo ciertos, "papeles" específicos de momento, por ejemplo, cuando te encontré era un paladín y pude curar tus heridas-

-Mencionaste a los paladines y clérigos antes, ¿qué es eso?-

Subaru le explicó sobre ambas clases, tanto como su escasa información sobre dragones y mazmorras le permite.

-¿Eres un paladín?, porque ahora nos vendría bien un elegido de los dioses-

-Ahora soy un monje-

-Claro, debí imaginarlo-

Otto ya sentía que le dolía la cabeza de tanta información, bien y el hombre frente suyo podía estar más loco de lo que aparentaba y todo lo que dijo no era para nada fiable.

Pero de momento confiaría, le salvó la vida después de todo, ¿qué tan mal pueden ir las cosas a partir de ahora?

Mucho la verdad


Espero que les haya gustado