Los personajes de Candy Candy pertenecen a sus autoras Mizuki e Igarashi. Esta historia es de mi autoría como todas las que he escrito y lo hago sin fines de lucro, solo por entretención.
CAPITULO 1
Regreso
Aeropuerto de Chicago.
—William, que alegría de verte después de tantos años –le dijo su amigo George Johnson dándole un fuerte abrazo.
—¿Cómo has estado, querido amigo? –le preguntó Albert aparándose de él.
—Muy bien. ¿Y tú cómo te sientes de estar de regreso en Chicago?
—Bien –respondió Albert con una especie de amargura, ya que regresar América significaba revivir todo lo que había vivido años atrás.
—Vamos a mi departamento, tenemos muchas cosas de que hablar.
—Ok, George…
Una hora después, George llevó a su amigo a su moderno departamento donde vivía solo. Preparó dos copas de licor y se sentaron en uno de los sillones de color negro que estaban en la sala.
—Está muy bonito tu departamento –le comentó Albert mirando a su alrededor.
El departamento era de paredes blancas, con muchos cuadros, había muebles modernos en tonos negros y color marfil, un alto ventanal de cortinas en color azul y una pequeña terraza donde había algunas plantas.
—Gracias, lo compré hace dos años.
—¿Y vives solo?
—Si…
—¿Y cuándo piensas casarte? –le preguntó Albert sabiendo que su amigo era un solterón de más de cuarenta y cinco años.
El moreno sonrió.
—William, tú sabes que a mí no me interesa el matrimonio.
—¿Pero has salido con alguna mujer en el último tiempo?
—Bueno sí, pero nada serio. ¿Y tú?
—He salido con algunas chicas, pero aún no conozco a la mujer que me robe el corazón. Además, me estado dedicado a administrar mis negocios entre ellos un restaurante que compré en Londres.
—¿Y cómo va eso?
—Muy bien, ahora lo deje a cargo de mis empleados.
—¿Y cómo esta tu tía Elroy?
—Bien, siempre se ha acuerda de ti. La tuve que dejar para poder venir a Chicago a ajustar cuentas con mi enemigo.
—¡Neil Legan! –dijo George bebiendo licor.
Albert frunció el ceño.
—Si…mi querido primo, que me quito todo lo que tenía. ¿A propósito has averiguado algo de el cómo te lo pedí por teléfono?
—Sí, William.
—¿Cuéntame todo lo que sepas de ese desgraciado? –le pidió Albert cruzando las piernas.
—Tu primo vive en la mansión Andrew con su madre Sara y hermana Elisa.
— Así que vive en mi mansión con esas víboras que fueron su cómplice. ¿Y qué ha pasado con el consorcio que fue de mi padre?
—Neil la administra y por lo que me dijeron lo ha hecho muy bien.
Albert sonrió irónico.
—Vaya, así que mi primo salió bueno para los negocios.
—Si…Neil se ha trasformado en un hombre conocido en ese aspecto y esto te va sorprender, porque ahora es todo un filántropo.
—¡Filántropo! –repitió Albert sorprendido.
—Si…hace muchas obras de caridad, por lo que se ha ganado el respeto y admiración de muchas personas.
—Lo ara para limpiarse la conciencia. ¿Qué sabes más de él?
—Bueno… lo último es que pronto se va casar.
—Vaya que interesante mi primo casarse -expresó Albert colocándose la mano en la barbilla –. ¿Y quién es la afortunada?
—Se llama Candy White y es hija de un abogado que trabaja en el consorcio. Es muy bella y estudia medicina. Al parecer Niel está muy enamorado de ella.
Albert tomó un sorbo de licor y se paró del sillón.
—George, ¿dónde puedo conocer a esa joven? –le preguntó.
—¿Y para que deseas conocer a la novia de Neil?
—Por qué ya encontré la manera de como vengarme de él. Lo are con lo que más quiere, le voy a quitar a la mujer que ama.
—¡William te has vuelto loco!
—No George…ese será el mejor castigo para mi primo quedarme con su novia.
—William, eso no me parece…
—George, yo sé lo que hago. Ahora averíguame dónde encontrar a Candy White lo antes posible, que me muero por conocerla –dijo Albert con una leve sonrisa.
…
Residencia White
A unos cuantos kilómetros del departamento de George, se encuentra la residencia de los White. Una familia compuesta por Edward White, un conocido abogado y sus dos hijas Candy y Annie. La mayor Candy es una joven muy bella, estudiante de medicina y novia de Niel Legan, con el que pronto se va a casar.
—Candy te has pasado toda la tarde mirando esa revista de vestidos de novias –le dijo su hermana Annie, entrando a la recamara.
—Aún no he podido encontrar un diseño que me guste –contestó Candy, que estaba tirada en la cama mirando la revista.
Ella era una chica de cabello rubio, piel blanca y unos hermosos y encantadores ojos verdes. Esa tarde vestía un pantalón negro ajustado y un suéter de color fucsia.
—Hay muchos vestidos muy bellos…-le dijo Annie quitándole la revista y mirándola.
Annie era una chica muy diferente a Candy a pesar que eran hermanas. Ella es de cabello negro liso, ojos azules y piel blanca.
—Pero, ninguno me gusta.
—¿Candy no será que no estas segura de casarte con Neil?
—¿Por qué me preguntas eso?
—Es que no te veo muy entusiasmada con tu boda.
—Annie, claro que estoy entusiasmada –dijo Candy parándose de la cama –. Yo si quiero casarme con Neil, quien mejor que el para ser mi esposo.
—Pero, no lo amas…
—Si lo amo…
—¿Cómo puedes estar segura de eso?
—Bueno… porque lo siento, me gusta estar con Neil es cariñoso, me trata como una reina y le tengo una gran admiración por lo generoso que es.
—Eso no es amor hermanita -la corrigió Annie acercándose a ella.
—Haber Annie y tú como sabes que no es amor si nunca te has enamorado.
Annie suspiró.
—Es que si estoy enamorada.
—¿Y de quién? –le preguntó Candy sorprendida.
—De Archie el novio de la que va ser tu cuñada.
—¡Oh Annie! ¿de verdad estas enamorada de él?
—Si…desde el primer día que lo conocí –admitió Annie –. Pero, Archie tiene ojos solo para la antipática de Elisa.
Candy abrazo a su hermana con cariño.
—Annie, ¿porque no me lo habías contado?
—Para que, si ese amor no tiene ningún futuro.
—No te pongas triste, algún día conocerás a un hombre que te haga muy feliz.
Annie le sonrió.
—Gracias Candy, te quiero mucho.
—Y yo a ti. Y sabes no dejas de tener razón no estoy enamorada de Neil.
—Entonces, no te cases con él.
—No puedo hacerle eso a Neil.
—¿Y qué pasaría si aparece otro hombre en tu vida y te enamoras de él?
—¡Oh Annie eso no me va pasar! –dijo Candy con una sonrisa –. Y ya no hablemos más de este tema, que tengo que arreglarme para salir con mi novio.
—¿Y dónde te invitó Neil?
—Al cine.
—Que la pases muy bien y espero que estés tomando la decisión correcta –le dijo Annie saliendo de la habitación.
…
Mansión Andrew.
Un poco alejada de la ciudad se encuentra la mansión de los Legan, que antiguamente perteneció a la familia Andrew. Una mansión de estilo antigua, muy grande y hermosa. Ahí vive Niel junto a madre Sara de Legan y a su hermana Elisa, ya que su padre murió años atrás en un accidente.
El padre de Niel era sobrino del William Andrew, un viudo millonario que vivía con su hijo William Albert en la mansión Andrew. Cuando Reymundo Legan murió, William acogió a Sara y sus dos hijos Niel y Elisa ya que habían quedado desamparados, transformándose Niel en otro hijo para él. Niel que era un joven ambicioso, se aprovechó de la confianza que William padre puso en él, comenzó a ayudarle administrar el consocio, con la intención de quedarse solo con él.
Esa tarde Niel se encontraba en su habitación vistiéndose para salir con su novia Candy, a la que a pesar de su egoísta personalidad ama de verdad. Desde que la conoció se enamoró de ella, e hiso todos los intentos para conquistarla, logrando que ella le terminará correspondiendo.
—¿Y tú vas a salir? –le preguntó Elisa a su hermano al ver que se colocaba una chaqueta en su lujosa habitación.
—Si, voy a llevar al cine a mi novia –respondió el que era un hombre de cabello castaño oscuro, piel morena y ojos cafés.
—A la tonta de Candy –dijo Elisa burlista.
—No la llames así, ella va ser mi esposa.
Elisa cruzo los brazos.
—¿De verdad quieres casarte con esa?
—Por supuesto, es la mujer que amo –contestó Neil caminando hasta un mueble, donde sacó un reloj de mano que se colocó –. Ella también me ama.
—Claro como no te va amar, si piensa que eres el hombre más bueno del mundo. Si supiera que eres un lobo con piel de oveja y que todo lo que tiene se lo robaste a nuestro primo Albert Andrew.
Neil caminó hasta Elisa y la tomó con fuerza por el brazo.
—¡Cállate no te atrevas a traicionarme!
—¡Suéltame, Neil! –le gritó Elisa soltándose de el –. ¡No me amenaces!
—Entonces, tu no me provoques, recuerda muy bien que tu fuiste mi cómplice para quitarle todo a tío William.
—Lo se…pero eso no significa que no pueda decir la verdad. No te olvides que Albert tuvo que salir huyendo del país, para no ir a la cárcel.
Neil la miró con ojos de odio.
—¡Vasta Elisa! ¿Qué es lo que quieres chantajearme?
—Bueno…podría ser –admitió ella con una sonrisa –. Sabes me hace falta un carro nuevo.
—El que tienes te lo compraste hace un año.
—Ya no me gusta, ahora quiero otro. Tal vez tú podrías…
—¡Olvídalo! –exclamó Neil con molestia.
—Hermanito, no seas así.
—¿Por qué no le pides a tu novio que te lo compre?
Elisa frunció el ceño.
—Por favor, Neil…cuando Archie sea mi esposo se lo voy a pedir.
—No sé cómo puedes andar con ese imbécil.
—Archie tiene mucho dinero, es lo que más me gusta de él. Además, su padre es un socio importante del consorcio.
—Elisa te dejo, tengo que irme, no puedo seguir platicando contigo –dijo Neil caminando hasta la puerta de la habitación.
—¿Y lo de mi carro, porque o sino...?
—Está bien, te lo voy a comprar, pero no te atrevas a volver a chantajear.
Elisa se acercó a él y le dio un beso en la mejilla.
—Gracias hermanito, que la pases muy bien con tu noviecita.
…
Varios días después…
Candy se encontraba en la universidad, donde estudia medicina y su hermana Annie psicología. Participó de su primera clase y a la hora de comer se reunió con Annie y su compañera Flammy, una simpática chica que también es su mejor amiga.
—Qué bueno que nos fue bien en el examen, estaba bien difícil –comentó Candy tomando un rico jugo de naranja.
—Si…eso que no estudié mucho –dijo Flammy –. ¿Y a ti Annie como te ha ido en los estudios?
—Muy bien, soy la mejor de la clase.
—Mi hermana es muy matea -comentó Candy abrazando a Annie -. Solo le falta conseguir un buen novio.
—Tú sabes que estoy enamorada de Archie.
—¿Cómo Annie? ¿te gusta el novio de Elisa? –le preguntó Flammy mirándola fijamente.
—Si…pero sé que no tengo ninguna posibilidad con él.
—No sé cómo Archie puede andar con Elisa. Oye Candy cómo vas a aguantarla como cuñada.
La rubia hiso una mueca con la boca.
—Ni me lo digas, yo tampoco la soporto.
—¿Y cómo van los preparativos de tu boda?
—No he hecho nada todavía, como la boda será para fin de año. Ahora solo quiero preocuparme de mis estudios –respondió Candy.
—Bueno… tú sabes que puedes contar conmigo para ayudarte.
—Lo se amiga, tú y Annie me van ayudar –dijo Candy mirando su reloj de mano –. Bueno Flammy tenemos que ir a la otra clase.
—Si vamos, ¿trajiste el libro que pidió el profesor de química?
—Sí, pero se me quedo en el automóvil. Voy a buscarlo.
—Ok amiga, yo te espero en la sala.
—Candy, te acompaño –le ofreció Annie,
—No te preocupes, ve a tu clase yo voy rápido.
La rubia luciendo unos jeans, un top estampado en varios colores y una chaqueta negra, se dirigió al estacionamiento de la universidad, donde estaba su automóvil. Pero, cuando llego se llevó una desagradable sorpresa, al ver que su carro estaba chocado en la parte trasera.
—¡Quien fue el imbécil que choco mi carro! –exclamó Candy con molestia.
—Fui yo, señorita –le dijo la voz de un hombre.
Ella volteo su cuerpo encontrándose con el hombre más atractivo que había visto en su vida. Alto, rubio, de ojos color cielo y una mirada misteriosa, que le provocó un escalofrió por todo su cuerpo.
—¡Así que usted choco mi carro! –le reclamó Candy tratando de no darle importancia al atractivo del desconocido.
—Si señorita, siento mucho lo que pasó –se disculpó el -. Pero no se preocupe por qué voy a pagarle todos los gastos de su automóvil.
—Esta bien, a cualquiera le pudo haber pasado.
—Qué bueno que no se moleste conmigo –le dijo el mirándola a los ojos.
Candy se puso nerviosa con aquella mirada tan intensa, que la hizo sentir un salto en su corazón.
—Yo mañana mandaré mi carro al taller mecánico.
—¿Entonces, mañana nos veremos? -agregó él.
—¿Cómo?
—Que mañana nos veremos para acompañarla al taller y pagar el arreglo.
Ella trago secó.
—No es necesario, yo puedo hacerlo sola –le dijo Candy nerviosa –. Es más, mejor olvidemos lo sucedido, no tiene por qué pagarme nada.
—Claro que no, tengo que hacerme responsable de lo que hice -insistió el hombre -. ¿A qué hora nos vemos mañana?
—Pero, ni siquiera me ha dicho su nombre.
Él sonrió.
—Tiene razón, me llamo Albert Johnson. ¿Y el suyo?
—Candy White.
—Es un placer conocerla, señorita White –le dijo con una amplia sonrisa que podía derretir a cualquier mujer.
—Bueno, nos vemos mañana.
—Si…que le parece si nos juntamos aquí.
—De acuerdo señor Johnson -le dijo ella nerviosa.
—Hasta mañana, señorita White –se despidió de ella, pensado que la novia de su enemigo era mucho más hermosa de lo que había imaginado.
…
Cuando Albert regresó al departamento de su amigo. George lo estaba esperando ansioso para saber cómo le había ido.
—¿Y pudiste conocer a la novia de Neil? –le preguntó.
Albert se quedó en silencio por unos minutos, recordando el bello rostro de Candy, que le llamo mucho la atención.
—Si, ya la conocí –contestó sentándose en un sillón.
—¿Y qué te pareció?
—Muy hermosa, tengo que reconocer que Neil tiene buen gusto.
—¿Cuéntame hablaste con ella?
—Si…
—¿Y cómo lo lograste?
—Le choque su carro.
—¿En serio?
—Si…fue lo único que se me ocurrió para conocerla. Y resultó por que mañana quedamos en vernos para pagarle el arreglo del carro.
—Vaya William, lo conseguiste –dijo George con una sonrisa –. ¿Y ahora que viene?
—Conocerla mejor y después conquistarla.
—William, no crees que ese juego es muy peligroso, imagínate que pasaría si Neil se llega a enterar que andas detrás de su novia.
—Lo se…pero no tiene que saberlo por ahora. No te preocupes seré cuidadoso. Además, no le revelé mi verdadera identidad, le dije a ella que me llamo Albert Johnson.
—¡Utilizaste mi apellido!
—Si…disculpa amigo, pero no podía decirle mi verdadero apellido.
—Esto no me está gustando nada. No te da pena utilizar a esa joven para vengarte de Neil.
—La verdad no –admitió Albert con seguridad –. Por que a ella le voy a terminar haciendo un favor, separarla del lado de Neil, que es un desgraciado que solo va serla sufrir.
—En eso tienes razón…Sin embargo hay algo que tienes que tener cuidado.
—¿Qué cosa, George?
—Que no te vayas a enamorar de ella.
Albert sonrió.
—Jajajaja, no te preocupes, no pretendo enamorarme de la novia de mi enemigo.
Continuará...
Hola mis lindas chicas.
Espero que se encuentren muy bien. Aquí estoy de regreso con otra historia de nuestros queridos rubios. Es un fic que años atrás escribí y que publique, pero después lo termine sacando. Lo estuve editando y haciéndole algunos pequeños cambios, para que ustedes lo puedan disfrutar.
Muchas gracias por todo su apoyo y estaré esperando sus bellos comentarios.
