Los personajes de Candy Candy pertenecen a sus autoras Mizuki e Igarashi. Esta historia es de mi autoría como todas las que he escrito y lo hago sin fines de lucro, solo por entretención.


CAPITULO 15

Escapada

Annie se encontraba en la biblioteca de la universidad, estudiando concentradamente, ya que tenía un examen muy importante que dar. Cuando repentinamente llego Archie a buscarla, ya que después de la fiesta en la mansión Andrew, ella no lo había vuelto a ver.

—¿Archie que haces aquí? –le preguntó Annie.

—Annie, necesitó hablar contigo.

—Lo siento, pero estoy estudiando –le dijo Annie haciéndose la indiferente con él, ya que había propuesto olvidarlo.

—¿Qué pasa Annie desde la fiesta de tu hermana que no quieres hablar conmigo? Te he llamado miles de veces y tú te niegas a contestar mis llamadas.

Annie se paró de la mesa con unos libros en las manos.

—Sabes lo que me pasa Archie, que me canse de ser una tonta –le dijo con molestia.

—Annie, tú no eres una tonta.

—¡Claro que soy una tonta, una tonta que siempre ha estado enamorada de ti, sabiendo que tu solo tienes ojos para Elisa! –le confesó Annie sin saber de dónde había sacado la valentía para hacerlo.

Archie la miró sorprendido.

—¿Ósea que es verdad que estas enamorada de mí?

—Si…pero no te preocupes, por que como sea te voy a sacar de mi corazón –le dijo Annie a punto de llorar y marchándose de la biblioteca.

Archie la siguió deteniéndola en unos de los pasillos de la universidad.

—Annie, lo siento, yo no sabía…

Ella lo miró con sus ojos llenos de lágrimas.

—No tenias por qué saberlo, pero ya te dije que te voy a olvidar.

—Perdóname Annie, nunca quise lastimarte…

—Ya no importa, es mejor que nunca más los volvamos a ver, adiós, Archie para siempre –le dijo ella alejándose de él.

Semanas después…

Albert estaba tomando todo el mando del consorcio, ya que desde que el llego las cosas comenzaron a mejorar en las empresas. Eso tenía Neil al borde de la locura, aparte de tener que ver a su tío todos los días lo estaba desplazando del consorcio algo que no podía permitir.

Era día martes y Albert había citado a Neil, al padre de Candy, y los otros accionistas del consorcio.

— ¿Qué es lo que quieres? –le preguntó Neil al llegar a la sala de juntas, donde ya todos estaban sentados en una larga mesa.

—Toma asiento y te lo diré.

Neil de mala gana se sentó en la otra cabecera de la mesa quedando frente a frente a su tío.

Albert que estaba parado se sentó y dijo.

—Bueno… señores si los cite a esta reunión es porque tengo que comunicarles que hoy me llego el balance de la empresa y en estos dos meses dio saldo positivo, eso significa que las cosas están mejorando.

—¿Quieres decir que gracias a ti las cosas en el consorcio están mejor? –le preguntó Edward.

—Así es señor White, Niel estaba administrando mal el consorcio –respondió Albert.

—¡Eso no es verdad! –replicó Neil alterado.

—Claro que es verdad y tú lo sabes muy bien. He descubierto que has estado sacando dinero del consorcio para colocarlo en tu cuenta personal. Por eso la empresa constructora a apenas pudo terminar la construcción de mall.

—¡Mientes William Andrew! –gritó Neil, pasándose de la mesa –. Lo dices para perjudicarme, por favor suegro, señores no creen lo que dice este imbécil.

—Tengo prueba Neil, como años atrás cuando este consorcio lo administraba mi padre y tú robaste dinero y ahora estás haciendo lo mismo.

—¿Neil, demuestra que lo que dice Albert es mentira? –le exigió Edward.

—Yo no tengo nada que demostrar, por favor suegro usted tiene que creer en mí.

Albert sonrió.

—Claro cómo vas a demostrar algo que no puedes. ¿Por qué no le muestras a todos tu cuenta personal?

—Ya Neil has lo que dice el señor Andrew –le exigió el señor Spencer.

—Si Neil confiesa la verdad –le dijo el señor Anderson.

—Lo ven señores, Neil no puede defenderse porque es verdad –dijo Albert.

—¡No puedo creerlo Neil!–le dijo Edward mirándolo con reproche.

—Bueno… señores me imagino que al saber esto Neil tendrá que irse de la empresa –les preguntó Albert.

—Por supuesto que sí señor Andrew –contestó el señor Anderson.

—¡Ustedes no pueden echarme! –gritó Neil –. ¡Este consorcio es solo mío!

—Ya no, Niel –le recordó Albert.

—Suegro, por favor apóyeme no permita que me echen –le pidió Neil.

—Lo siento Neil, pero si has estado robando dinero, no puedo ampararte en lo que has hecho –contestó Edward que siempre ha sido un hombre muy correcto.

Niel miró a todos con ojos de odios.

—Esto no se va quedar así, me las van a pagar y sobre todo tu William Andrew –le gritó Neil marchándose lleno de ira.

Mansión Andrew.

Elisa se encontraba en su habitación haciendo su maleta. El regreso de su tío William la tenía muy nerviosa y temía que también se vengara de ella. Así que lo mejor para ella era regresar a Paris, donde se quedaría por un buen tiempo con Sara su madre que se había adelantado para comprar los boletos de avión. Aprovechando que no había nadie en la casa, bajo con la maleta y pidió un taxi para que la llevara al aeropuerto, pero cuando junto iba saliendo de la residencia se encontró con Neil que venía llegando.

—¿Adónde crees que vas, Elisa? –le preguntó mirándole la maleta.

Ella lo miro tragando secó.

—Me regreso a Paris, no era eso lo que querías.

—¿Dónde está mamá?

—Me está esperando en el aeropuerto.

—Claro ahora se van, piensan dejarme solo para que tío William se vengue solo de mí.

—Tú eres el culpable de todo, no nosotras.

—Pero tú fuiste mi cómplice, callaste en todo lo que hice. Además, como has disfrutado del dinero de él consorcio. ¡No dejare que te vayas! –le gritó tomándole la maleta y tirándosela lejos.

—¡No puedes obligarme a quedarme! –le gritó Elisa asustada.

—Claro que puedo…ya me tienes cansado Elisa, por tu culpa Candy descubrió la verdad. ¡Eres una maldita traidora que me dan ganas de matarte!

—¡Soy tu hermana no puedes hacerme daño!

—¡Por supuesto que puedo, Elisa! –le gritó Neil tomándola del cuello.

—¿Neil que estás haciendo? –le preguntó Candy que llego en ese momento.

El soltó a Elisa.

—¡Estas completamente loco! –le gritó Elisa tocándose el cuello.

—Tú te lo buscaste y agradece que llego Candy o te habría matado.

—¡Eres un malvado Neil, ibas a matar a tu propia hermana! –le gritó Candy.

—Si, la iba matar por que vengo lleno de rabia. Tío William me saco del consorcio.

—¡Qué! –exclamó Elisa.

—Si…el muy desgraciado descubrió que estaba robando dinero del consorcio.

—¡Eres de lo peor! -exclamó Candy.

—Ahora sí que tío William te mandara a la cárcel por ladrón –le dijo Elisa.

Él sonrió.

—Eso no va ocurrir, porque pienso irme muy lejos y ustedes vendrán conmigo.

Candy y Elisa se miraron asustadas.

—¡Está loco Neil! ¡Yo no iré contigo a ninguna parte! –le dijo Candy.

—Yo tampoco –añadió Elisa –. ¡Eres un psicópata me trataste de matar!

—Tendrán que ir conmigo o las mato a las dos. Así que prepárense por que mañana mismo nos vamos de Chicago.

—Yo mejor me voy a mi habitación –dijo Elisa marchándose rápidamente.

Neil se acercó a su esposa y la tomo por el brazo.

—¿Y tú no te atrevas a decirle nada a tu padre, por o si no lo mato?

—No te preocupes no diré nada…

—¡Más te vale Candy que no te atrevas a traicionar!

La rubia lo observó con ojos de odios y subió a su habitación, pero antes paso a ver Elisa como se encontraba.

—¿Elisa cómo te sientes? –le preguntó desde el lumbar de la puerta.

—Mejor, no es necesario que te preocupes por mí.

Candy entro al cuarto.

—Elisa, yo sé que nunca no hemos llevado bien, pero no puedo permitir que Neil te maltrate, estuvo a punto de matarte.

—Si está completamente loco, lo peor de todo que tendremos que irnos con él.

—¿Dónde esta tu madre?

—Esperándome en el aeropuerto nos íbamos a Paris. Tengo que reunirme con ella antes que Niel nos mate.

—¿Elisa tú crees en verdad que sea capaz de matarnos?

—Mi hermano es capaz de todo, él le provocó la muerte al padre de tío William.

Los ojos de la rubia se abrieron como platos.

—¿Está segura de eso?

—Completamente segura. Neil le había hecho creer a tío William padre que su hijo estaba robando dinero del consorcio para hacer negocios sucios. Pero un día tío William no sé cómo, descubrió que era Neil el que estaba robando. Lo encaro y Neil le terminó confesando la verdad, pero en ese momento a tío William de la rabia que había pasado con mi hermano le dio un infarto y Neil en vez de ayudarlo huyo del consorcio.

Candy negó con la cabeza.

—¡Ósea que Neil es peor de lo que yo pensaba! ¿Y Albert sabe eso?

—Nunca se enteró de como realmente murió su padre.

—Elisa tú tienes que decir la verdad sobre Neil –le exigió Candy.

—¡Estás loca! –exclamó Elisa horrorizada –. Neil sería capaz de matarme, yo nunca podría delatarlo.

—Pero, tienes que hacerlo.

—No, Candy…

—Entonces, lo are yo. Le diré a Albert que Neil tuvo la culpa de la muerte de su padre.

—Has lo que quieras, pero antes tenemos que escaparnos de aquí.

—Si Elisa, esta misma noche nos escaparemos.

—Pero no será fácil de seguro Neil nos va estar vigilando.

—Lo se…pero tengo una idea para poder escapar –dijo Candy pensativa -. Llama a Sara y dile que te espere en el aeropuerto.

—Es lo que voy hacer.

Esa noche Candy ceno con Neil para que él no sospechará lo que pensaba hacer. Donde aprovechó para echarle un calmante en la comida, así Neil dormiría profundamente y ella podría escapar con Elisa.

Cerca de las doce de la noche cuando Neil se quedó dormido. Candy se levantó de la cama y se dirigió a la habitación de Elisa donde la estaba esperando con su maleta.

—Ya Elisa, vamos Neil está dormido –le dijo Candy en voz baja.

—¿Y si se despierta? –le preguntó asustada.

—No te preocupes le di un calmante, así que no se despertara ni con un huracán.

—Entonces, vamos de inmediato.

En medio de la noche Candy y Elisa lograron huir de la mansión Andrew. La rubia llevo a su cuñada hasta el aeropuerto.

—Candy gracias por haberme ayudado –le dijo Elisa sinceramente en el automóvil de la rubia.

—De nada Elisa, gracias a ti por haberme dicho sobre lo del padre de Albert, después de todo Neil es tu hermano y…

—Lo sé, Candy- la interrumpió Elisa –. Neil es mi hermano, pero nunca nos hemos querido como tal. Pero bueno ahora comenzare una nueva vida. A Candy dile a Annie que me disculpe por lo de Archie. Ella si se lo merece no yo.

—Se lo diré, Elisa.

—Ya me voy, adiós Candy –le dio un abrazo –. Y que seas muy feliz con mi tío William y dile que ojalá algún día me pueda perdonar por haber callado lo de su padre.

—Ok Elisa, lo importante que te diste cuenta a tiempo de que estaba actuando mal.

—Si…quiero cambiar Candy, no quiero terminar como mi hermano, porque sé que terminara muy mal –dijo Elisa sintiendo tristeza por él.

Al día siguiente.

—¡Candy! ¡Candy! –se puso a gritar Niel al no ver a su esposa a su lado.

Se levantó de la cama y se dirigió al baño donde tampoco la encontró. Un poco mareado por el medicamento que el había dado Candy bajo a la planta baja de la residencia, donde le pregunto a una de las sirvientas.

—¿Has visto a mi esposa?

—No señor Legan debió haber salido muy temprano. La señorita Elisa tampoco se encuentra.

—¿Cómo que Elisa no está?

—Fui a dejarle su desayuno, pero no estaba.

Neil rápidamente subió a la habitación de Elisa, donde se puso a revisar el armario dándose cuenta que faltaba ropa.

—¡Se escapó con Candy, de seguro se fue a buscar a ese miserable de tío William, pero esto no se va quedar así. Ahora sí que lo voy a matar.

Continuará...


Hola mis lindas chicas.

Espero que se encuentren muy bien. No había podido actualizar, ya saben el tiempo se hace corto, pero ahora les dejo otro capitulo de este fic con mucho cariño para cada una de ustedes que siguen leyendo la historia.

Besitos a la distancia.