Sus comentarios del capítulo anterior los ame demasiado! Lamento si hubo confusión sobre qué estaba pasando al inicio del capítulo (era el punto de vista de Sonic y quería perturbarlos un poco XD!) Ahora bien, lamento mucho el retraso en este capítulo, tengo un nuevo trabajo que me está quitado la vida T_T Sin embargo sigo trabajando para poder actualizar cada viernes como es debido, así que lamento si existen ciertas inconsistencias este mes (aún me estoy poniendo al día en asuntos personales, entonces me queda poco tiempo) Sin más que agregar, los dejo con el siguiente capítulo, disfruten...


Capítulo 20: Apoyo

El viaje en tren lo sintió más largo de lo habitual. Su vista se había mantenido en la ventanilla para así ver el paisaje pasar de forma desinteresada; el día acababa de empezar y para ese momento ya no podía esperar a que terminara. Silver soltó un pesado suspiro recostando su cabeza en el asiento, intentando idear la forma de poder encontrar solución al problema que ahora lo acechaba.

Tomó su teléfono para ver nuevamente aquel mensaje que había recibido hace poco y que le había quitado el sueño recientemente.

Estimado Silver,

Esta es el último aviso sobre los saldos pendientes, sino se cancela la totalidad de los mismos nos veremos obligados a detener el tratamiento que se le está proporcionando a su madre hasta que se pague los saldos pendientes y los cargos moratorios de los últimos tres meses.

Att.

La Administración

La condición de salud de su madre había empeorado nuevamente, lo que significaba retomar nuevamente los mismos tratamientos costosos; sino encontraba la forma de pagar la cuenta del hospital su madre se quedaría sin su tratamiento, y las opciones disponibles para lograr ese propósito no eran exactamente tentadoras.

El tren se detuvo en la estación dejando ver a través de sus cristales la hermosa ciudad de Soleanna, su ciudad natal. Se bajó del tren sintiendo la brisa marina inundar sus sentidos al igual que el suave calor de la costa, una sensación cálida y reconfortante que le hubiera gustado poder disfrutar tan sólo un poco más de tiempo de no ser porque no contaba con éste.

Silver soltó un pesado suspiro para tomar camino sobre las calles de adoquín, admirando de tanto en tanto el paisaje de los edificios marmoleados, y así, andar por la ruta que lo conduciría a donde toda esa pesadilla había iniciado. El Hospital Solaris.

Llegó al imponente edificio blanco, deteniéndose frente a las puertas de cristal del mismo, admirándolo en silencio. Soltó un pesado suspiro para así dar el primer paso dentro del establecimiento y al hacerlo sintió como un escalofrío recorrió su espalda al atravesar las puertas, pues las innumerables ocasiones en las que había entrado sin saber qué acontecería con su madre o si sería la última vez que la vería aún lo atormentaban.

Sin darle más vueltas al asunto se dirigió al área de administración por aquellos largos y lúgubres pasillos, observando a las enfermeras ir y venir en un vals silencioso. Un silenció abrumador que le quitó el aliento, sintiendo así, como la ansiedad empezaba a hacer nido en su cabeza según se acercaba a la oficina que trazaría su destino.

Silver llegó hasta la oficina al final del pasillo que tenía su puerta cerrada; voces distantes se escuchaban desde adentro, haciéndole saber que debería de esperar. Se recostó desinteresadamente sobre aquella puerta para así sacar su teléfono nuevamente y revisar los mensajes que había recibido, siendo uno de estos por parte de Sonic.

–"No lo olvides, llámame cualquier cosa"–.

Sonic.

Chasqueó con molestia desviando la mirada del mensaje frente a sus ojos. No es que le molestará la ayuda de Sonic, sin embargo, esta vez no quería involucrarlo como siempre lo había hecho. Al su madre enfermar, al poco tiempo de empezar la secundaria, Sonic siempre fue un amigo incondicional que estuvo para él en los peores momentos, pues a diferencia suya, Sonic provenía de una familia acaudalada que siempre parecía querer ayudarle en el más mínimo problema económico.

"No te preocupes Silver, yo me encargaré de la cuenta"

"¿Es una broma?, déjamelo a mí!"

"¡Insisto! Yo pagaré tu matricula"

Silver recordó todas aquellas oportunidades en donde Sonic le había dado una mano ayuda, y aunque verdaderamente le agradecía por toda su ayuda en los últimos años, realmente quería empezar a resolver sus problemas sin la intervención de nadie; después de todo, él sabía que no podría contar con el erizo azul por siempre.

–Aunque no sé cómo… – murmuró Silver con un mohín de preocupación.

Un golpe a sus espaldas lo hizo reaccionar, empujándolo lejos de la puerta que ahora se abría.

–Oh, lo lamento– escuchó decir quien salía de la oficina –No me di cuenta que… ¿Silver? – la disculpa se detuvo.

Reconoció una voz familiar. Silver dio media vuelta, recobrando el equilibrio, para distinguir a Blaze quien lo observaba con cierta sorpresa por su encuentro.

–¿Blaze? – llamó Silver con asombro al reconocer a la gata púrpura. –¿Qué haces aquí? – preguntó confundido ante la presencia de la felina.

–Viene por unos asuntos familiares – explicó Blaze tan cortante como era su costumbre.

–Oh…– soltó el erizo plateado –¿Todo está bien? Quiero decir…

–Señor Silver ¿verdad? – una voz a las espaldas de Blaze interrumpió al erizo. Era la persona por la cual había llegado ahí para empezar –Me alegra verlo por aquí nuevamente, sin embargo, es mi hora de almuerzo – habló sonriente la trabajadora de aquel hospital para señalar el reloj de pared a sus espaldas –Venga dentro de una hora y veremos su asunto ¿de acuerdo?

–Oh… sí, claro – asintió con la cabeza.

El erizo plateado vio a la salubrista cerrar la puerta de su oficina y así tomar camino. Silver la siguió con la mirada según se alejaba de ellos, provocando que soltara un pesado suspiro; quería terminar con todo aquello a la brevedad posible.

–¿Tú qué haces aquí? – la pregunta de Blaze lo regresó al presente, recordándole que no se encontraba a solas.

–Oh, pues… yo vengo por… – pausó bajando el tono de su voz, entristeciendo su mirada–… bueno, para arreglar unos asuntos familiares – respondió evasivo.

–¿Tú madre acaso? – soltó Blaze sin reparo.

–¿Cómo sabes? – inquirió Silver con genuina sorpresa por la acertada conjetura.

–Mencionaste que tu madre tenía problemas de salud cuando cenamos aquella noche ¿recuerdas? – dijo Blaze cual hecho obvio.

–Cierto…–. Silver rememoró la noche donde Amy lo había dejado a solas con dos platos de comida, los cuales había compartido con la felina –No puedo creer que aún recuerdes eso – murmuró con un esbozo de sonrisa.

–Recuerdo todo lo que me dijiste esa noche – soltó Blaze sin pensar.

Silver le sonrió sueltamente por sus palabras, percatándose de lo que acababa de decir, ocasionando que un indeseado sonroje se posara sobre sus blancas mejillas, sintiéndose acalorada de pronto. Blaze le desvió la mirada rápidamente, sin poder sostenérsela.

–¿Ella está bien? – preguntó felina carraspeando su garganta, cambiando el tema.

–… Está mejor – respondió Silver recostándose sobre la pared del pasillo, soltando un pesado suspiro.

–¿Lo está? – insistió Blaze al notar aquel semblante lleno de consternación del erizo plateado.

–La verdad es que mamá volvió a recaer hace un par de meses atrás– confesó preocupado –Tuvo que volver a retomar el tratamiento y bueno… es un poco costoso.

–Bueno, es uno de los mejores hospitales del país – concordó Blaze –… ¿Algún con problema con los pagos? – preguntó con cierta resistencia, después de todo era un tema sensible.

–No los había tenido, habíamos podido pagar todo hasta que… bueno… – pausó unos segundos soltando un pesado suspiro –Digamos que tuve que hacer unos pagos imprevistos en el apartamento y no pude pagar las cuotas a tiempo.

–¿Imprevistos? – repitió Blaze cambiando aquella mirada estoica por una llena de consternación –¿Esto es acaso porque Amy ahora vive con…

–¡No, no! – corrigió Silver notando la expresión culpable en la felina –¡Sonic dejo de pagar un par de meses la renta y yo fui quien puso su parte, nada tiene que ver con Amy! – explicó Silver velozmente, trayendo calma a la felina.

–Si ese es el caso, ¿por qué simplemente no le cobras a Sonic lo que…

–Sonic me ha ayudado más que nadie, no puedo simplemente cobrarle– se negó rápidamente lanzando su mirada al techo blancuzco de aquel hospital. –Encontraré la forma – se dijo a sí mismo con cierto desanimo –Además, creo que ya me ha ayudado lo suficiente.

–Bueno… ¿Y qué hay de tu padre? – inquirió la felina para recostarse a su lado y verla curiosa –¿Él no puede…

–Papá murió varios años atrás – reveló Silver cabizbajo –Al principio pagábamos las cuentas médicas con el dinero del seguro de vida de papá, pero las cosas empezaron a alargarse más de lo previsto y bueno… empecé con problemas para finalizar la preparatoria – relató –Ahí fue cuando Sonic me ayudó por primera vez – recordó con un amago de sonrisa –Su familia pagó por la colegiatura hasta el día de mi graduación e incluso la matricula del primer semestre para poder estudiar en la universidad.

–Oh… – soltó Blaze con asombro la felina ante su relato –Ahora entiendo porque no deseas cobrarle – dijo provocando que Silver la volteara a ver con una cálida sonrisa, una que le obligó a desviar la mirada nuevamente –¿Pero entonces qué piensas hacer?

–Bueno, escuche que los trabajadores del hospital tienen más opciones de pagos y ciertos descuentos.

–¿Trabajar? ¿Aquí? – inquirió Blaze desconcertada regresando su vista hacia él –¿Pero qué hay de la universidad?

–Supongo que deberé de pausarla por un par de años en lo que mi mamá recupera su salud – murmuró un tanto desanimado mientras una triste sonrisa se formaba en su rostro.

–Pero qué hay de tus amigos, Sonic y...

–No será fácil – admitió cortando su palabrería –, pero me prometí que solucionaría esto sin ayuda de Sonic y bueno, si es lo que debo de hacer…

–Pero…– El sonido de una llamada interrumpió a la felina para ver el nombre en la pantalla –Rayos…– masculló sabiendo que debía de responder. –Lo lamento, tomará un momento, sólo…

–No te preocupes, de igual forma tengo ciertas cosas que debo de atender ahora que estoy por aquí – dijo Silver a modo de despedida.

–No, no, sólo será…

–Hablaremos en otra oportunidad – interrumpió Silver para empezar a tomar rumbo lejos de ella –Hasta pronto Blaze – se despidió con un ademán para correr por el pasillo por el cual había llegado.

Blaze lo vio seguir su camino sin darle más tiempo para hablar, soltando un suspiro imperceptible, y así responder su llamada antes de que ésta se cortara.

–Aló – respondió desganada –Estoy en eso.

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Luego de hablar brevemente con su madre y atender papeleo en el hospital, Silver regresó de nuevo a aquella oficina. Una vez ahí buscó con la mirada de forma instintiva a la felina.

–…Obviamente ya no está aquí – se dijo en un tono burlesco por la idea que cruzó por su cabeza –Aunque fue agradable ver a una cara familiar entre tanto caos – admitió Silver en un suspiro ante lo que sabía acontecería.

–Señor Silver – la voz de la mujer de antes lo tomó por sorpresa –Puede pasar.

Silver asintió con la cabeza un tanto desganado para así adentrarse a la lúgubre oficina. Tomó asiento frente aquel escritorio inundado de diferentes papeles, tragando pesado.

–Me alegra ver que haya venido a resolver sus cuentas pendientes – habló cual sentencia. Silver asintió suavemente con la cabeza –Perfecto, sólo déjeme buscar su expediente entre todo este desorden.

–No hay problema – murmuró Silver con cierto nerviosismo –Yo… yo sé que me he atrasado los últimos meses, pero… pensé, quiero decir, vi que hay puestos vacantes para conserje en el hospital y si es necesario, yo podría…

–¡Aquí está! – interrumpió animada para sacar una carpeta bajo el nombre de su madre y así hojearlo velozmente. –Wow, veo que todo ya está solucionado.

–¿Cómo dice? – soltó Silver sin entender.

–Sí, me aparece que el caso de su madre tiene el apoyo de la Fundación The Cat, una de las más difíciles de conseguir – explicó –Felicidades.

–¡Quiero ver eso! – exigió el erizo para arrebatarle aquel papel con la información y leerlo velozmente –… ¿Blaze? – soltó con cierto asombro.

–La Señorita Blaze es la encargada de ese trámite – explicó ella –Ahora entiendo el porqué se quedó con ustedes a la hora de almuerzo – habló pensativa –Es un gran gesto de su parte.

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Blaze terminó de revisar el último expediente para así tomar rumbo por fin fuera de ese maldito hospital y poder ir a descansar un poco. Su mañana había sido más que agitada desde la inoportuna visita de Amy e ir al Hospital Solaris era una de las tareas más exhaustivas que tenía en el mes.

Blaze se encaminó a la salida cuando escuchó su nombre resonar por el pasillo de la administración. Se detuvo al acto volteando a ver a diferentes direcciones y así distinguir al erizo plateado corriendo hacia ella.

–¿Silver? – llamó con cierta sorpresa.

–¡P-Por fin… por fin… te encuentro – habló intentando recuperar el aliento al llegar hasta ella. –Me dijeron que estabas a punto de irte y… – intentó decir con aquella respiración acelerada –Y yo…

–¿Todo está bien? – preguntó Blaze viéndolo preocupada.

–Esto – dijo Silver para enseñarle aquella hoja de papel.

–¿Cuál es el problema? – inquirió Blaze viendo el documento con un vistazo rápido –¿Acaso no cubre la deuda total?

–¡N-No es eso! – corrigió Silver –Quiero decir, esto… ¿Tú? ¿Cómo…

–Tenía asuntos pendientes en este hospital – respondió, interrumpiéndolo –Mi familia tiene una fundación en donde se le da apoyo a pacientes que necesiten ayuda financiera en este hospital – explicó sin interés –Iba a decírtelo, pero te fuiste antes de dejarme explicarte.

–Pero pensé que dijiste que venías por asuntos familiares – señaló Silver sin comprender.

–Este – espetó señalándolo al hospital –Soy la encargada de ver cómo se administra el dinero que se manda a este lugar entre otras cosas. Vengo de tanto en tanto.

–¿Y acaso tu familia no debe de aprobar quién…

–Yo soy mi familia – cortó Blaze estoica –Soy la última heredera de los Cat – reveló –Mis padres murieron hace años, eso me hace quien dictamina qué se hace y cómo se invierta la herencia de ellos.

–Oh… lamento escucharlo – murmuró Silver entiendo perfectamente ese sentimiento –Yo no sabía que… Espera…– silenció Silver de pronto, para verla extrañado –Si tú tienes tanto dinero ¿por qué compartes el apartamento con dos amigas? Es decir, podrías vivir por tu cuenta o…

–No me gusta vivir sola – respondió Blaze secamente, desviándole su mirada –Sally y Amy son mi familia… la única con la que cuento desde el accidente de mis padres – confesó con un dejo de tristeza en su voz.

Silver la vio con cierta dulzura, realmente sabía que se preocupaba por Amy y Sally, pero nunca imaginó que sus sentimientos fueran tan cálidos. Realmente era una mujer sorprendente.

–Muchas gracias, Blaze – habló Silver con aquella sonrisa que iluminaba todo a su alrededor.

Blaze sintió un suave rubor pintar sus mejillas, uno que tendía a aparecer cada vez que él sonreía de esa forma.

–N-No es nada, yo sólo…

–Pero no puedo aceptar tu ayuda– completó él, provocando que ella lo viera confundida por sus palabras –No deseo seguir siendo un acto de caridad de ninguno de mis amigos, debo de encontrar la forma de remediar esto por mi cuenta.

Blaze abrió sus ojos con clara sorpresa, apreciando el valor del erizo frente a ella; pocas veces alguien lograba sorprenderla, y él lo habían conseguido. La comisura de sus labios se elevó para ver con admiración al erizo plateado quien mantenía aquella sonrisa en su rostro.

–Respeto eso – concordó la felina con un movimiento de cabeza –Si ese es el caso, entonces…– pausó para buscar entre los folders que llevaba consigo un formulario, acercándolo al erizo plateado, quien lo observó confundido –Aplica por la ayuda que necesitas – retomó –Deberá de pasar por los mismos filtros que los demás.

Silver expandió su sonrisa para tomar aquel formulario con emoción, eso sin lugar a duda era una manera de ayudarse o eso pensó cuando recordó que le solicitaban hacer el pago completo de los saldos pendientes en los siguientes días, y sin la ayuda de Fundación The Cat, había regresado al principio de su problema.

–¿Qué sucede? – preguntó Blaze al notar su mohín de preocupación nuevamente.

–Es sólo que… esto llevará tiempo y se supone que yo debo…

–Déjame eso a mí – intervino Blaze a sus palabras para que él no la viera un tanto dudoso –Respeto que quieras hacer esto por tu cuenta, pero es bueno dejarte ayudar por tus amigos de tanto en tanto – habló ella para sonreírle con dulzura.

Silver le sonrió de regreso asintiendo con la cabeza.

–Gracias… aceptaré tu ayuda – habló en suave voz.

–Genial, mandaré un correo en este momento – dijo para sacar su teléfono y redactarlo desde éste –Explicaré que estás aplicando a la ayuda de la fundación y hasta que no haya un resultado sobre el beneficiario los cobros se deberán de congelar, te dará un mes al menos – dijo terminando de mandar el correo.

–¡Eso sería genial! – habló animado –Realmente no sé cómo agradecerte… Espera, ¡Tengo una idea! – soltó Silver de pronto –Déjame invitarte a cenar, escuche que hay un nuevo restaurante, The Sol Emerald ¿Qué me dices?

–Amm... yo…

El sonido de su celular interrumpió la respuesta de la felina. Silver tomó su teléfono para distinguir un número familiar en éste.

–Lo siento, será un segundo – se disculpó Silver para atender la llamada –Aló, Amy – respondió la llamada con aquella sonrisa característica, la cual se borró de pronto –Espera, espera, ve más lento – pidió consternado para así entender el diálogo disperso de la eriza rosa –¡¿Qué Sonic qué?! – exclamó alarmado –…Maldición – masculló, chasqueando frustrado –Escucha, llama a Knuckles, yo tomare un tren de regreso y llegaré tan pronto como sea posible… ajá, sí, hasta pronto – colgó la llamada.

–¿Problemas? – curioseó la felina atenta.

–Sí, no... no lo sé – respondió Silver preocupado –Sonic entró a una pelea y bueno… – calló para darse entender –Lo lamento, pero debo de ir a la estación ahora si quiero tomar el último tren – dijo para ver su reloj de pulsera, verificando la hora.

–No te preocupes, tu amigo te necesita – habló Blaze con aquella expresión impasible en su rostro. –Yo entiendo.

–No, no, escucha ¿tienes planes para el otro viernes? – preguntó entusiasta.

–Mmm… No realmente – negó suavemente con la cabeza.

–Entonces, qué te parece tú, yo, cena, el siguiente viernes – inquirió animado.

–Ah… claro – asintió la felina un tanto desconcertada.

–¡Genial, es una cita! – se despidió para salir corriendo por el pasillo.

Sus ojos se prendieron de él mientras un intenso sonroje cubría sus pálidas mejillas, y aquella palabra "cita" ahora resonaba en su mente con gran estruendo, ocasionando que su palpitación se acelerara y una abrumante ola de calor recorriera todo su ser. El nerviosismo se apoderó de ella al igual que la emoción… tendría una cita.

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Amy había salido de la habitación del erizo azul para así recostar su espalda sobre la puerta mientras escuchaba aquella conversación que sabía que no debía, pero no podía evitar hacerlo, o así fue hasta que no hubo más charla, sólo distantes sollozos. Amy soltó un pesado suspiro para así caminar desganada hacia la cocina, alejándose de aquella puerta, sin poder evitar sentirse un tanto frustrada. Se dirigió a la estufa para calentar el agua del té que había prometido llevar, sabiendo que no ayudaría en nada.

Amy se mantuvo con su mirada atenta a la tetera que empezaba a calentar, observando su reflejo sobre el metal brillante. Ella mejor que nadie conocía el insufrible dolor de un corazón lacerado, uno que no podía calmarse con nada, o casi nada. Aquel abrazo reconfortante y la comida que Sonic había hecho para ella sin lugar a duda había ayudado en su peor momento, pero dudaba que ese fuera a ser el caso con Sonic.

Se sentó en la isla de la cocina, soltando un pesado suspiro y ver de reojo la puerta aún cerrada del cuarto que compartía con Sonic; a lo mejor lo que Sonic necesitaba era a sus amigos y no las insulsas palabras típicas de: "ella no te merece" o "un día encontrarás a alguien mejor" que ella tendía a decir en ese tipo de situaciones. Amy frotó su corta cabellera con sus manos frustrada ante la impotencia que ahora la carcomía.

Sonic parecía saber qué decir o hacer cuando ella no estaba bien, pero no estaba segura que ella tuviera ese mismo don cuando se trataba de él; generalmente cuando Sonic se sentía mal sólo la apartaba con palabras toscas o miradas frías, siendo inaccesible para ella.

Amy recostó su frente sobre la tabla marmolada de la cocina, soltando un pesado suspiro, intentando pensar en cómo podría de alguna manera ayudarle, aunque fuese un poco, a alivianar el dolor de su alma.

–Estoy segura que el té no será la solución – se dijo sin levantar su frente del frío marmoleado, frustrada ante su propia impotencia.

–¡¿Dónde está?! – la voz de Knuckles la obligó a reincorporarse de golpe.

Amy observó a Knuckles entrar apresurado al apartamento para correr hacia ella con una expresión de preocupación y angustia.

–¡Escuche los mensajes de Tails! – se explicó el equidna –¡¿Dónde está Sonic?!

–Ohhh… él está, amm… – respondió Amy vagamente para ver de reojo la habitación a sus espaldas –Está con Tails ahorita, pero…

–Genial – dijo para encaminarse hacia la habitación, ignorando el resto.

–¡Espera, ellos están…

–Hey, Sonic– obvió las palabras de Amy para darse entrada a la habitación –Oh demonios… – soltó con un pesado suspiro cerrando la puerta a sus espaldas.

De nuevo a solas. Amy dejó caer su frente sobre nuevamente sobre el mostrador de la cocina resoplando ante la impotencia.

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Sonic se percató de la posición en la que se encontraba, una que mostraba toda su vulnerabilidad y fragilidad; ese pensamiento lo obligó a separarse abruptamente del zorro, quien había permanecido inmóvil ante el despliegue de su dolor. Se secó aquellas lágrimas traicioneras bruscamente con sus manos, acto que alarmó al zorrito debido a la manera errática de sus movimientos.

Sonic exclamó un gemido adolorido al sentir las punzadas de dolor en todo su cuerpo por su reacción precipitada.

–¡T-Tranquilo! –soltó Tails alarmado.

–Estoy bien, no te preocupes – respondió el erizo con aquellos ojos hinchados –Esto no es importante… – musitó al viento.

–Lo es para ti – señaló el zorro consternado.

–Es tan sólo una chica más…– intentó sonar tan desinteresado como pudo –Hay más peces en el mar ¿no es cierto? – habló como un intento de broma –Además – retomó para que una sonrisa vacía se pintara sobre sus labios –No quiero verme poco genial frente a ustedes.

Tails se percató que de nuevo aquella mascara de indiferencia, disfrazada de comedia, que ahora era vestida por su mejor amigo, una que pretendía en ocultar todo su dolor en el fondo de su ser con tal de no expresar vulnerabilidad frente a nadie… como era su costumbre.

–Hey… sabes que cuentas con nosotros ¿no es cierto? – le recordó Tails con una expresión gentil –No debes de verte genial todo el tiempo, Sonic.

–Sí, sí tengo qué – espetó el erizo azul seriamente.

–¡No, claro que no! – corrigió Tails velozmente –Somos tus amigos, estamos no sólo para celebrar tus triunfos sino también para estar contigo en los días malos – le recordó con un dejo de tristeza en su voz.

–Tails, yo…

La puerta se abrió de pronto, captando la atención de ambos.

¡Espera, ellos están…

–Hey, Sonic– Knuckles obvió las palabras de Amy para darse entrada a la habitación y ver al erizo azul –Oh demonios… – soltó con un pesado suspiro cerrando la puerta a sus espaldas. –Amigo, luces peor de lo que pensé.

–Deberías de ver como quedó el otro – dijo Sonic con una risa forzada.

–No lo dudo – habló el equidna para caminar hacia él –Tails me escribió por mensaje… – dijo según se acercaba al erizo maltrecho –…Me contó lo que pasó con Fiona y ese tal Scourge.

La expresión divertida de Sonic se endureció al escuchar nombrar a los protagonistas de su desgracia; apretó sus puños con fuerza, mordiendo sutilmente su labio inferior en un intento de poder mantener aquel semblante impasible que parecía querer derrumbarse en cualquier momento.

Tails se percató de la expresión dura y estoica del erizo azul, confirmando sus sospechas anteriores, él estaba peor de lo que posiblemente expresaba. Soltó un suave suspiro para ver de forma compasiva a su amigo, listo para darle algunas palabras de aliento, cuando Knuckles se le adelantó.

–¡Amigo, te lo dije! – exclamó el equidna cual regaño.

Los ojos de Tails se abrieron de par en par y como acto seguido volteó a ver a Knuckles, quien a diferencia de él, no tenía ningún tipo de filtro.

–Te dijimos que ella no valía la pena, pero no quisiste escucharnos – dijo Knuckles cual reclamo.

Tails regresó su vista a Sonic, quien ahora mantenía su mirada en penumbra, eran exactamente las mismas palabras que él le había pedido decir a forma de autocastigo por lo que había pasado.

–Ves, si nos hubieras escuchado cuando…

–¡P-Pero eso no significa que tus decisiones fueran erradas! – intervino Tails velozmente –Hiciste lo que creíste correcto y…

–¡Y por eso ella te engañó! ¡Ves! – recalcó Knuckles, ocasionando que Tails lo viera con una mirada fulminante. –¿Qué? Sabes que es cierto – se defendió el equidna colocando sus brazos sobre su pecho –Y no vengas a verme con esos ojos, pues si no mal recuerdo tú estabas ahí Tails, eras quien más me apoyaba con eso – reveló, provocando que el zorro se estremeciera ante sus verídicas palabras –Él único más incrédulo que Sonic, era Silver, quien lo apoyaba en cada estúpida decisión que tomaba respecto a Fiona.

Tails se puso en pie para ver al equidna de forma iracunda por sus palabras. Abrió su boca, listo para decirle un par de cosas respecto a su falta de tacto, cuando Sonic le interrumpió.

–Ja… supongo que no puedo debatir eso – habló con una sonrisa forzada, sin ver a ninguno de los dos. –Al fin tuviste razón algo… – musitó sin luz en su mirada.

–Pero hey, ¿sabes qué es lo que alivia a un corazón roto? – inquirió Knuckles divertido.

–¡No te atrevas a decirle…

–¡Alcohol! – interrumpió Knuckles a Tails ignorando su presencia –¡Y mujeres!

–…Y lo dijiste – soltó Tails con un dejo de cansancio en su voz.

–Una salida de chicos en una de las discotecas locales y puedo asegurarte que no recordarás el nombre de esa zorra – habló animado –¿Qué me dices?

–Je… je… – rio forzadamente el erizo azul para verlo con aquella mirada desesperanzada que a diferencia del zorro, Knuckles no parecía saber interpretar –Sí… pero creo que hoy no es el día correcto para eso, después de todo, no quiero ahuyentarlas con como veo ahora, así que… – silenció borrando aquel esbozo de sonrisa lentamente.

–¡P-Por supuesto! – se involucró Tails –No es necesario que hagas nada de esto, vive tu duelo como mejor consideres y mientras lo haces nosotros estaremos aquí, apoyándote.

–¡No lo escuches! – habló Knuckles para empujar a Tails a un lado –Escucha mis consejos, es decir, si después de que te rompen el corazón no hay alcohol o chicas, ¿realmente puedes llamarte un hombre?

–… Supongo que no – musitó Sonic, desviando su mirada a su regazo.

–Ves, bastante malo es que todos en la universidad sepan que Fiona te engañó, no es necesario que…

–¡Sabes que Knuckles! – interrumpió el zorro las palabras desmedidas de su amigo –Porque no ayudas a Amy con el té – dijo cual orden y una sonrisa que pretendía enmascarar su mirada fiera y sus ganas de matarlo.

–¿Y por qué yo debería…

–Saben que chicos – habló Sonic para verlos al fin –Gracias por todo, pero quisiera descansar un poco. No he dormido los últimos días y mi cabeza me está matando, así que, si no les importa, me gustaría estar a solas – pidió –Hablaremos mañana ¿sí?

–Claro Sonic, lo que necesites– habló Tails aún con aquella expresión de consternación.

–Bien, bien, pero mañana hablaremos lo de conocer mujeres – insistió el equidna.

Sonic le sonrió sutilmente para asentir con la cabeza y decirle: –Seguro.

–Te lo digo Sonic, debes escucharme más seguido para prevenir…

–Sí, sí, sí, andando – ordenó Tails para empujarlo fuera de la habitación.

–¡¿Por qué me empujas?! – se quejó Knuckles, un tanto asombrado por la fuerza del zorro.

–¡Sólo camina! – dictaminó con un dejo de molestia en su voz sacándolo de la habitación –Vendré más tarde a ver cómo estás ¿de acuerdo? – le dijo desde el marco de la puerta.

–No hace falta – respondió Sonic para recostarse en la cama y así darle la espalda –Si necesito algo te llamaré.

–Mmm… de acuerdo – asintió Tails y así salir de su habitación, dejándolo a solas.

El silencio se quedó como la peor compañía posible, pues las palabras de Knuckles ahora navegaban libremente en su mente y aquel dolor que no pensó que podría empeorar, lo había hecho. Sonic sólo quería dormir, dormir y con ello darse un respiro de aquella agonía que lo comía por dentro.


¡Sé que hemos visto muy poco de Sonic y Amy! pero no se preocupen, que el siguiente capítulo promete una dosis extra de Sonamy! Sin mucho que agregar esta vez, su autora se despide. Kat fuera.

¡GrAcIaS pOr LeEr!