Guardián.

Capítulo 13

La historia de ellos

Pt 2

¡LARGO, VETE DE AQUÍ, NO ERES MÁS QUE UN VAGO! —echó el dependiente de una tienda a un Naruto de 17 casi 18 años.

¡VIEJO IMBECIL, NO TIENE PORQUE TRATARME ASÍ! —gritó el joven en medio de la calle; sin embargo, como respuesta sólo escuchó el golpe de la puerta cerrándose. —Idiota.

Otro trabajo en donde lo rechazaban pensó decepcionado, mientras tachaba con un plumón rojo la vacante que había visto en el periódico.

Y todo porque vio que tenía antecedentes penales, como quieren que uno cambie si no le dan la oportunidad.

Hablando consigo mismo, Naruto se retiró de aquel lugar, pateando cuanta basura se le atravesara.

Ya estaba por su cuenta, así se lo había hecho saber el tipo de servicio social cuando finalmente lo dejaron en libertad (del orfanatorio) del cual se había escapado múltiples veces porque le era insoportable; sin embargo, la vida de las calles no era algo a lo que aspiraba, realmente deseaba enmendarse, pero ¿cómo? Si nadie le daba la jodida oportunidad.

Algún día se los demostraré. —pensó decidido, viendo la siguiente vacante en el periódico.

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Semanas después

Si no vas a comprar nada, mejor vete. —advirtió el hombre que trabajaba en la panadería.

Un desgastado Naruto, veía hambriento un pan dulce que recién había sacado el panadero para la venta de la mañana, y claro por su aspecto de inmediato fue rechazado.

Ah… ya, ni que estuvieran tan buenos, más bien debería cuidar su negocio, parece que algo se le está quemando allá adentro. —señaló al interior del local.

¿Eh?

El panadero se giró rápidamente para ver si lo que había dicho el chico era cierto, momento que Naruto aprovechó para ágilmente robar unos cuantos panes y marcharse antes de que el tipo se diera cuenta

Misión cumplida.

Había conseguido el pan del día, aunque nuevamente había tenido que robarla para su desgracia lo bueno era que hasta el momento nadie se había dado cuenta. Eran todos tan lentos, rio por su ingenio; sin embargo, su semblante nuevamente se entristeció al evaluar lo jodida que estaba su vida, llevaba semanas tratando de conseguir trabajo, sin ningún éxito, y todo por sus antecedentes.

Ay, ni que hubieran sido tan graves… maldito sistema. —se quejó, haciendo un escandalo en un callejón, y decidido a demostrarles a todos que se equivocaban con él, otra vez fue en busca de trabajo.

Pero puerta tras puerta le fue cerrada en cuanto veían su historial, incluso para un simple trabajo de conserje no lo quisieron aceptar.

Y no vuelvas…

Le advirtió la última persona, cerrándole la puerta en la cara.

Maldita sea.

Otra tacha en el periódico, pero Naruto no se rindió y fijó su mirada en la siguiente vacante mientras caminaba por la calle cuando en eso…

¿Estás buscando trabajo?

Un sujeto en traje elegante lo llamó.

Naruto inmediatamente creyó que se trataba de una oportunidad caída del cielo.

Sí, señor… con urgencia.

Creo que tengo un trabajo que se puede adecuar bien a ti, muchacho.

¿Eh? ¿En serio? Pero ni siquiera me ha preguntado que sé hacer.

No me interesa, necesito a alguien que esté en ceros y no pregunte tanto, es para un proyecto.

Oh… ¿un proyecto? ¿Qué clase de proyecto?

El hombre se retiró las gafas de sol.

Es un trabajo eventual, se podría decir que casi de un solo día sin contar con el previo entrenamiento que te daría en caso de que aceptaras, pero si lo haces a la perfección te aseguro que te ganarás una comisión con la que no tendrás que robar comida por meses.

¿En serio? ¡Entonces acepto! ¡¿De qué se trata?!

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—¿Es en serio Usuratonkachi? —interrumpió el fantasma de Sasuke. —¿así de fácil te dejaste convencer por un extraño?

—Ay, que esperabas. Acababa de cumplir 18, me moría de hambre y era un completo ignorante… y también estaba desesperado.

—Suena razonable, pero igualmente que estúpido.

—Lo sé.

—¿Y qué más pasó?

—Bien ese tipo me dijo que se llamaba Gatou y que lo único que quería es que yo fuera a hacer unas transacciones a nombre de una persona que supuestamente estaba enferma, según él un familiar que estaba imposibilitado de moverse, y en fin, me contó todo un drama familiar de cómo el banco no quería regresarle su dinero y bla, bla… que yo me parecía a esa persona y eso…

—Hmph… puro cuento.

—Sí, así fue. —se lamentó Naruto cabizbajo. —Estuvo casi una semana entrenándome para según comportarme como su pariente; sin embargo… ese día…

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El nervioso Naruto, vestido de traje y con una peluca de cabello negro, tragaba saliva discretamente cada que podía, el ejecutivo que le estaba realizando el movimiento se estaba tragando todo el cuento que le decía; sin embargo, una repentina llamada, donde el gerente lo mandó a llamar hizo al muchacho desesperarse más.

Y pensó que todo se resolvería en el momento en que el ejecutivo acudió nuevamente con él, pero no con el dinero que debía extraer, sino que lo hizo andar hasta a una de las oficinas donde ya lo esperaba un oficial de policía y el gerente.

Usted no es la persona que dice ser…

En ese momento Naruto se asustó y trató de correr; sin embargo, el policía alcanzó a tomarlo del saco y al hacerlo su cabello falso también terminó derrapado.

Lo habían atrapado.

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—Tres años sin posibilidad de libertad condicional, y todo por estúpido. —terminó de recordar Naruto. —Sasuke… no quiero que Hinata haga esto… debe haber otra solución.

—Para lo que planeo no lo hay, pero no te preocupes Naruto, la diferencia de tu caso con el mío, es que la persona por la que se va a hacer pasar tu esposa no existe y es para retirar dinero mal habido del cual nadie del banco se ha dado cuenta que existe por causa de Kabuto, en cambio contigo, usurpaste una identidad, trataste de robarle a una persona que si existía.

—Sí, bueno… tienes razón, ese Gatou me utilizó para intentar robar a uno de sus enemigos, el muy idiota.

—Como quiera caíste.

—Sí.

Sasuke bufó.

—Entonces… ¿3 años en la cárcel?

—Sí, aun recuerdo cuando salí y el policía que me escoltó, un tal Kakashi…

—¿Kakashi Hatake?

—¡Ese mero! ¡¿Lo conoces?! —preguntó el rubio sorprendido.

—Es el tipo que está llevando mi caso, y bueno, Sakura lo conocía porque es un cliente frecuente de la veterinaria donde trabaja.

—Oh… ya veo.

—Sí, el muy idiota me escoltó diciéndome: espero que ahora si te reformes y hayas aprendido la lección, no me gustaría verte de nuevo aquí. Como si yo lo hubiera querido.

—¿Y qué hiciste?

—¿Qué más podía hacer? Seguir buscando trabajo.

—¿Y lo encontraste?

—No tanto así, más bien creo que fue cosa del destino.

—¿Qué?

—Verás, cuando estás en la cárcel tienes mucho tiempo para pensar y precisamente yo pensaba en las injusticias del sistema, es decir, conocí a personas que eran inocentes y como quiera se encontraban ahí hasta que se probara lo contrario.

—Así es la ley.

—Precisamente, y por eso pensé: Me he metido en tantos problemas por ignorante, así que… fui a la universidad.

Sasuke se sorprendió.

—¿Te inscribiste?

—Claro que no, ¿con qué dinero? Pero de igual manera fui, sólo por mera curiosidad para darme idea de cómo sería estar en ese lugar y aprender sobre las leyes y esas cosas, fue ahí donde…

—¿Conociste a tu esposa? —dedujo Sasuke.

—Eh… sí y no, primero conocí a alguien más.

—¿A quién?

—A mi maestro Jiraiya.

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Naruto observaba fascinado el campus de la universidad, en específico el campus en donde se estudiaba criminología y derecho, algo que pensó le era fundamental aprender después de haberse metido en tantos problemas.

Había muchos jóvenes a su alrededor así que pasó desapercibido, casi como uno de ellos, y así fue indagando hasta los salones donde observó como los estudiantes aprendían de los maestros, hasta que se detuvo en uno, en donde no había ningún maestro, sólo los estudiantes esperando por él.

¿Vienes a la clase de criminología II? ¿O buscas a alguien?

Escuchó de repente detrás de él y nervioso se giró, viendo que se trataba de un hombre de edad canoso pero que se veía muy vivaz.

Eh… no… yo no…

Nunca te había visto por aquí, y vaya que conozco casi a todos los alumnos. —rio el hombre. —¿eres estudiante de aquí?

No yo… —Naruto bufó decepcionado. —Yo no soy nadie, perdón.

Y cabizbajo y con manos en los bolsillos se retiró lentamente del salón.

Oye chico… ¿no quieres entrar a escuchar la clase?

Naruto se sobresaltó y girándose hacia el hombre, asintió casi espontáneamente.

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—Así que te invitó a entrar… —reflexionó Sasuke.

—Sí. —recordó Naruto con una sonrisa. —Tiempo después cuando le pregunté por qué lo hizo, él me respondió que vio mis tenis muy desgastados, que intuyó cual era mi posición y a partir de ese momento me ayudó sin importarle mis antecedentes.

—Vaya, eso es admirable.

—Me consiguió trabajo en la misma universidad, nada grande, trabajaba limpiando platos en la cafetería y me ofreció estadía en su departamento, ya que nunca se casó, se decía que vivió enamorado de la decana de medicina. —rio apenado.

—Hablas en pasado de él. —notó el Uchiha.

—Es que ya murió. Murió antes de que Boruto naciera… cosas de la edad.

—Oh… lo siento.

—No te preocupes, tuvo buena vida y me enseñó muchas cosas, todo lo que pudo, porque igual yo seguí siendo medio cabezón. —rio Naruto con una mano en la cabeza.

—¿Quieres decir que no hiciste la carrera al fin y al cabo?

—Esa era la intención, después de presionar un poco al comité de la universidad, el maestro Jiraiya consiguió que me dejaran entrar a las clases de oyente, pero eso fue hasta que cumplí los 23 años y bueno… fue ahí cuando…

—¿Tu esposa? —comprendió Sasuke.

—Sí. —admitió Naruto apenado. —Pero es que las cosas se dieron, Hinata… no sé porque, pero ella me dijo que siempre se fijó en mí, desde el primer día.

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Era el primer día de clases, y Naruto con libreta en mano iba ansioso a su primera asignatura como oyente; al llegar al salón vio que ya había varios estudiantes esperando, pero él no fue con ellos, más bien se apartó, pues una de las condiciones para que se pudiera quedar como tal era que debía estar hasta el rincón más alto del salón y no interrumpir a los demás estudiantes que pagaban una enorme cantidad de dinero por estar ahí.

El rubio tuvo que aceptarlo y no le importó tanto, él sólo quería aprender para ahora sí "superarse" y ser alguien; sin embargo, casi al finalizar la primera clase, sintió como si alguien lo mirara y al observar por todo su alrededor se dio cuenta que se trataba de una jovencita que al verse descubierta, evadió su mirada completamente sonrojada.

—"Que tipa tan rara"

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—¿En serio es lo primero que pensaste de ella?

—Ay, sí y qué… ¿a poco tu te enamoraste de tu Sakura a primera vista?

El fantasma de Sasuke se apenó y recordó su experiencia de segundo año de primaria.

—Bueno… a decir verdad… no. —sinceró entre dientes. —pensé que era una niña asustadiza que no sabía nada de nada por ser la nueva del salón, pero no compares tonto, yo tenía 7 años cuando eso pasó.

—Neee… siempre es lo mismo, siempre terminas con quien menos lo esperas. —se burló Naruto. —Bueno, en fin… pasaron 3 semestres y Hinata nunca me habló pero si me daba cuenta de que me observaba mucho…

—No te creas tanto, Usuratonkachi. —opinó Sasuke.

—No, no es que ella me creyera un galán, no, o al menos eso es lo que me dijo después de que empezamos a salir.

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Oye tú, ¿eres el que está de arrimado en las clases? —se burló un joven del rubio que a leguas se veía que tenía una buena posición económica.

Sí, ¿algún problema?

Sí, que no importa cuánto te esfuerces, siempre serás un Don nadie. —se burló el joven, haciendo que su grupito de amigos se burlara también. —Mejor regresa a la cocina a seguir lavando platos.

Naruto apretó los puños, no era la primera vez que tenía que lidiar con esos comentarios y ya comenzaban a hartarle.

Tú… Teme…

¡Jiro-kun! —se escuchó de repente una tímida vocecilla en el umbral de la puerta del salón.

Ah… es la señorita Hinata. —reconoció el muchacho. —¿Qué se te ofrece? ¿Quieres que te ayude a estudiar? Acepta y verás como tus patéticas calificaciones mejoran.

La tímida chica, la cual encorvada se aferraba a sus libros sólo respondió:

Te manda a llamar el maestro Takedo… que vayas a su oficina. —musitó levemente.

Oh… debe ser algo importante. —presumió el muchacho. —Gracias… retardada. —insultó a la muchacha, no sin darle antes un pequeño empujón con su dedo.

¡Oye! —Naruto enfureció con aquel trato; sin embargo antes de que pudiera preguntarle a esa chica si estaba bien ella…

¿Te encuentras bien… Naruto-kun?

Esas simples palabras hicieron al rubio enrojecer.

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—Ay… es que sentí bien raro…pero bonito—recordó Naruto sonrojado. —Como de esas veces que te quedas deslumbrado por algo… ay, quien sabe si me doy a explicar… que alguien me preguntara eso y no fuera el maestro Jiraiya… no sé… yo.

Sasuke rio.

—Lo sé… lo he sentido… o más bien lo sentí. —recordó melancólico todo lo que Sakura le hizo y le seguía haciendo sentir. —Entonces a partir de ahí…

—Sí, Hinata era muy linda y dulce conmigo, era mi única amiga en esa universidad de ricos, y sí, era algo retraída y le iba un poco mal en la escuela, pero era más que nada porque su padre la había obligado a hacer eso, ella quería ser chef repostera, pero no… mi suegro quería que fuera una aburrida abogada, pero en fin, ya que congeniamos entre los dos comenzamos a estudiar y nuestras notas fueron mejorando y bueno… también nuestra relación… si sabes a lo que me refiero. —recordó avergonzado.

—Ay, Usuratonkachi… —

—Nos declaramos al mismo tiempo. —recordó Naruto. —Y así estuvimos un tiempo como novios "secretos" por decir así, porque llegó un momento en que todos nuestros compañeros se dieron cuenta y por ende le fueron con el chisme al suegrito.

—Y no te recibió bien. —dedujo Sasuke.

Naruto resopló.

—No, me prohibió verla… a Hinata la amenazó con quitarle todo si seguía conmigo. —recordó con rencor. —Pero a ella no le importó, y un día…—resopló.

—¿Se escapó de su casa?

—Y no sólo eso… también… —insinuó Naruto apenado.

—¿Es en serio? ¿A la primera? ¿No sabes lo que es un condón?

El Uzumaki se encogió de hombros.

—Nos dejamos llevar es lo único que te puedo decir, y por supuesto todo empeoró. Hinata embarazada… de un tipo como yo, su padre no lo soportó la echó de su casa sin remordimiento.

—¿Y qué hicieron?

Naruto rio apenado.

—Acudí con la única persona que pensé que podría ayudarnos.

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¡¿Cómo que ustedes?! —gritó Jiraiya en medio de una cafetería en donde fue citado por su "ahijado".

Shhh… shhh… sin gritos, maestro. —calmó Naruto.

Mientras que Hinata estaba que hervía de la vergüenza, no podía ni dar la cara.

¿Qué nunca escucharon que sin gorrito no hay fiesta? ¡Naruto! ¡¿No hablé de eso contigo cuando comenzaste a salir con esta señorita?!

Sí, maestro, lo sé, lo sé… pero pasó… y ¡no nos arrepentimos! ¿verdad Hinata?

¡No! —asintió esta con firmeza, dando finalmente la cara.

Son tan ingenuos, no saben ni en lo que se están metiendo.

Maestro… por favor. —rogó Naruto, inclinándose. —No me juzgue por favor, y más bien aconséjeme.

Jiraiya resopló.

No los juzgo muchachos, es sólo que… —volvió a resoplar. —¿Están conscientes de que esto cambiará mucho las cosas?

La pareja asintió.

No conozco a Hiashi Hyuga, pero tengo entendido que es un hombre muy estricto y si están aquí conmigo es porque de seguro no recibió bien la noticia ¿o me equivoco, muchacha?

Hinata asintió entristecida.

La corrió de su casa. —contó Naruto apenado.

Lo que me imaginaba. —se cruzó Jiraiya de brazos. —Naruto, ahora esta linda muchacha es tu responsabilidad al 200%, ¿estás consciente?

sí.

Supongo que si el director del campus se entera de este incidente ya no te dejará ser oyente en las clases… ¿estás consciente de eso también?

Naruto apretó los puños.

Sí. —admitió con pesar.

Y tú niña. —se dirigió ahora a Hinata. obviamente ya no contarás con tu padre.

Lo sé.

El maestro sólo dio otro resoplido exhausto y mandó a llamar al camarero para pedir la cuenta.

Bien, pues así son las cosas… así que hagamos lo primero. ¡Cásense!

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—y bueno… así fue como me casé con Hinata. —siguió narrando Naruto. —Fue algo sencillo en realidad, sólo lo hicimos oficial en el registro civil. el maestro Jiraiya fue uno de nuestros testigos así como un primo de Hinata, que, aunque no estaba del todo feliz, no se le hizo justo lo que había hecho mi suegro así que nos apoyó y también nos dio algo de dinero.

—Ya veo,

—Con el paso de los meses me echaron de ser oyente, y después de la cafetería en donde trabajaba, y estuve solventando gastos con los pocos ahorros que tenía, el maestro Jiraiya me cedió el departamento en donde actualmente estamos, era también de él y se había desocupado… y luego… luego

—¿pasó…? —fue lo único que preguntó Sasuke ante tanto titubeo.

El nostálgico Naruto sólo afirmó con la cabeza

—Hinata tenía 7 meses de embarazo cuando el maestro se fue…

—Entiendo.

—Se durmió y ya no despertó, así de simple… —recordó Naruto sorbiendo sus mucosidades. —Y hasta el último momento pensó en mí, pues en un testamento que dejó, me cedió su departamento y una cantidad de dinero que especificó quería que se utilizara para pagar los gastos del hospital una vez que naciera el bebé, y bueno unas semanas después Boruto nació y sí, admito, fue muy difícil, sin embargo, en eso también llegó Hanabi, la hermana de Hinata la cual decidió dejar su casa para ayudarnos… fue de gran ayuda, aunque también para mi fue otra boca que alimentar, pero ellas y Boruto son mi familia y tenía que hacer mi mejor esfuerzo, aunque seguía siendo muy difícil conseguir dinero…

—¿Y por eso comenzaste lo de las extorciones?

—Síííí… —admitió avergonzado. —Todo empezó cuando en una plática las chicas comenzaron a decir que les hubiera gustado tener un poder especial al cual sacarle provecho, y entonces recordé lo que mi madre me contaba de ella y mi abuelo, que podían comunicarse con los muertos.

—Sí, me lo habías mencionado… ¿Y ella? ¿Tu madre? ¿en dónde está? ¿Acaso ella también?

—No es difícil deducirlo, también murió por la maldita gripa esa de hace años, igual que mi padre… por eso me quedé solo, mi abuelo había muerto antes de que yo naciera.

Sasuke lamentó escuchar aquello y encontró que en eso coincidía con Naruto ya que él también había perdido a su madre de la misma manera.

—Vaya… si que no has tenido una vida fácil, y yo pensaba que la mía había sido difícil… pero creo que a diferencia de ti, siempre me vi acompañado y motivado por personas que me amaban… algo que no supe valorar hasta ahora.

—¿Te refieres a Sakura?

—Ella siempre estuvo para mí… y también mi hermano que murió hace unos años.

—Oye Sasuke… ¿y por qué no intentamos hablar de nuevo con Sakura? Ahora que puedes hacer esos trucos no creo que le quedé duda de que estás entre nosotros.

—Sí lo pensé. —admitió este melancólico. —pero… tal vez me dirás egoísta; sin embargo… ya no deseo involucrarla más…

Naruto sólo alcanzó a percibir la tristeza en la voz de Sasuke.

—Si me apareciera ante ella, moviendo objetos… haciendo malabares o yo que sé… sé que ella de alguna manera se aferraría a mí. — negó con la cabeza. —No es correcto, yo soy el que debo dejarla ir…

—Sasuke…

—Una vez, cuando niños, le dije que tenía que arreglárselas sola, que debía ser más fuerte e inteligente porque no siempre uno iba a estar detrás de ella, y sé que ella lo está haciendo, le está costando trabajo pero lo hace. Mi esposa no es débil.

Naruto sonrió levemente al escuchar eso y se levantó del piso sacudiendo el polvo de su pantalón.

—Bien, pues no se diga más… ¿Qué más debemos hacer para salvar a "Sakura-chan" de ese idiota? ¿Repasamos el plan? —chocó sus puños.

Sasuke sonrió de lado.

—Guarda esa energía para mañana, Naruto. Ve a la cama con tu mujer, atiende a tu hijo… yo mientras haré uno que otro arreglo, volveré antes del amanecer…

—¿Eh? ¿Qué? ¡Sasuke! ¡Sasuke! —gritoneó Naruto a su alrededor.

Pero el fantasma ya no respondió.

Continuará….