Capítulo 42: Inseguridades
Llegó con aquellos pensamientos que se preguntaban constantemente cuál podía haber sido el problema para rememorar sus palabras una vez más:
"–Yo lo lamento – le dijo Sonic, apenado –No volverá a pasar."
Amy soltó un pesado suspiro, ante las palabras de él, sintiéndose inadecuada. Había dejado a Sonic atrás en la universidad para tomar rumbo en su encuentro con Blaze, quien le había pedido reunirse en un parque no lejos de ahí, por algún problema que realmente no escuchó. A este punto la que necesitaba ayuda en saber qué hacer con su intento de relación era ella, pero no podía expresárselo a sus más cercanas amigas.
–Aunque si se lo mencionara a Blaze…– murmuró sintiéndose más abatida que nunca.
Negó con la cabeza, Blaze no tardaría en enterarse de los sentimientos de Sally hacia Sonic y sobre su promesa de ayudarla a entablar una cita. Soltó un pesado suspiro, si Blaze se enteraba que ella había aprovechado la oportunidad y mentido sobre sus verdaderos sentimientos la vería tal cual se sentía, como un ser egoísta y despreciable que actuaba bajo una fantasía; una que según como se aproximaba a ésta parecía ser sólo eso, una ilusión sin fundamentos.
–Debo de arreglar esto por mi cuenta – se dijo endureciendo la mirada.
Amy siguió su camino para a la distancia distinguir a la felina que caminaba de manera errática de un lado a otro cerca de uno de los grandes pinos del parque, alertándola. Blaze se miraba realmente perturbada.
Las luces de las calles empezaron a encenderse dando entrada a la noche mientras truenos distantes rugieron en el cielo oscuro, iluminándolo por una fracción de segundo. Una tormenta se aproximaba.
–Blaze – llamó la eriza para caminar hacia ella y ver a la felina con una expresión que nunca había visto antes –Blaze ¿qué sucede? – preguntó Amy llegando a su lado, consternada.
–¡Te diré lo que sucede! – explotó obligando a la eriza rosa a dar un paso atrás –¡Mi falta de temple volvió para arruinarme la vida! ¡Eso sucede!
–¡No me digas que prendiste a alguien en fuego otra vez! – chilló Amy alarmada.
–¡Peor! – soltó para que la expresión de miedo en la eriza se grabara –¡Obligue a Silver a pedirme una cita! – reveló Blaze para que sus manos se vieran envueltas en fuego –¡DEMONIOS! – exclamó Blaze sacudiéndolas velozmente en un intento de apaciguar las llamas.
–Espera… ¿qué? – alzó Amy una ceja en señal de confusión.
–¡Y-Yo… él… quiero decir…– Blaze silenció sintiendo su rostro enrojecer.
Estaba perdiendo el temple de manera olímpica y lo peor es que no lograba contener sus emociones lo suficiente como para poder actuar un poco y pretender que estaba bien, aunque no fuera el caso. Blaze tenía un caos interno y estaba a punto de volver su problema, el problema de todos afuera si no lograba tranquilizar su mente inquieta y corazón alborotado.
–¡Espera! – exclamó Amy, alarmándola –¡¿Era de él de quien hablabas en verdad o reto?! – preguntó para que una sonrisa se pintara en el rostro de la eriza, obligando a la felina a desviarle la mirada ruborizándose –¡Por eso aceptaste el viaje, y estuviste con él aquella noche en vela! – dijo Amy con emoción mientras ataba los cabos –Un momento… ¡¿Por eso te molestaste cuando te pregunte si alguien te gustaba?! – vociferó molesta ocasionando que Blaze bufara con molestia, sin encararla –¡ERA PORQUE SILVER ESTABA AHÍ!
–¡Estás perdiendo el punto! – devolvió Blaze viéndola intensamente, ya suficientemente avergonzada.
–Lo siento, lo siento – se disculpó. Tocarían su inmerecido castigo por esa pregunta luego –No entiendo ¿Por qué dices que lo obligaste a pedirte que salieran?
Blaze endureció la mirada para relatar aquella historia. Al escucharlo decir que Knuckles pensaba que ambos salían una alegría la invadió… una que odió que se apoderara de ella, pero cuando Silver estableció que eso no pasaría un intenso dolor en su pecho destruyó su capacidad para mostrarse fría y distante; estaba dolida, se sentía de nuevo rechazada, temida y sola… Blaze cerró sus ojos con pesar. Odiaba sentirse así, de hecho, odiaba sentir en absoluto. No entendía ¿Por qué no podía sólo anhelar la soledad? ¿Por qué deseaba algo diferente si sabía que no sólo era peligroso sino hasta imposible? O eso pensó cuando él hizo la pregunta en medio de la acalorada discusión que tenían y su corazón se le adelantó a su mente aceptando dicha invitación. Si lo hubiera pensado un poco seguramente hubiera dicho que no, indudablemente le hubiera dado una lista de todos sus defectos y razones por las cuales era mejor que se mantuviera alejado, seguramente no estaría sintiendo lo que sentía ahora.
–¡Eso es maravilloso! – habló Amy para abrazarla con emoción, abrazo que tuvo que romper al sentir su cuerpo demasiado caliente, quemando al contacto. Blaze retrocedió asustada para verse a sí misma. Estaba pasando de nuevo. –Hey… Blaze – llamó la eriza con un tono de voz sereno al notar el eminente pánico de su amiga.
–Maldita sea…– maldijo para sentarse bajo aquel pino y abrazarse sus piernas –No puedo ni recibir un abrazo sin lastimar a otros – un nudo en su garganta la obligó a protegerse más entre sus brazos.
Blaze intentó aislarse de todos, como era su costumbre, ocultando su rostro entre sus rodillas. Respiraba pausado en un intento de que sus emociones descontroladas y mente intranquila no la hicieran desatar un infierno en la tierra; a pesar de ello no importaba que tanto lo intentara, no lograba conseguirle a su mente ningún tipo de sosiego, entre más intentaba tranquilizarse al analizar lo que acababa de acontecer, todo parecía empeorar.
–¿Qué tu gusta de él? – la pregunta de Amy la trajo de regreso, para levantar su cabeza y verla sentada a su lado con aquel mohín de tranquilo y sereno– Me gustaría saber cómo alguien logró captar tu atención, es el primero después de todo – felicitó con una suave sonrisa.
Blaze frunció el ceño, ella no le miraba nada positivo a eso. Ella estaba bien sola, ella no necesitaba de nadie… ella no podía ser íntima con nadie, y eso estaba bien, así debía de ser.
–¿Y bien? – insistió la eriza.
–Mmm…– murmuró soltando un suave suspiro –Al principio me pareció cordial y atento – relató a penas audible, avergonzada –Pero… – pausó suavizando su mirada mientras una sombra de sonrisa se pintaba en sus labios –Lo empecé a conocer más y resulto ser mucho más que otro estudiante que conocí en un ridícula fiesta de universitarios – dijo trayendo de regreso la sonrisa de Silver a su mente, una que indiscutiblemente la hacia sonreír –Descubrí que es alguien que busca superarse a toda cosa, es inteligente y muy correcto; cuida de otros más que de sí mismo y a pesar de haber sufrido tanto, sonríe tan ampliamente…– murmuró expandiendo su sonrisa –Nada lo perturba y a diferencia de otros, no me teme –. Su sonrisa se desvaneció lentamente ante ese último enunciado –Al menos no todavía.
–Ustedes harían una linda pareja – habló Amy notando como la felina endurecía su expresión. Era obvio que ese era un tema más que sensible para la gata –Silver sin lugar a duda tiene muchas cualidades, pero la que más resalta es el hecho que es alguien que está de forma incondicional, sin importar nada.
–Eso dicen todos – se puso de pie la felina, dándole la espalda –…Hasta el primer incidente – espetó con su voz pendiendo en un hilo –Luego todos se van.
Amy se puso de pie por igual notando el sufrimiento de su amiga. No podía culparla por su manera de pensar, después de todo Blaze se había mantenido sola sin realmente hacer un amigo real la mayor parte de su vida, pues su personalidad y habilidades alejaban a cualquiera que lo intentara. Aún recordaba lo mucho que le había costado a ella y a Sally lograr que ella confiara en ellas.
Los primeros intentos de hacer cualquier contacto con Blaze habían sido fatales. La gata se mantenía sola todo el tiempo y en un principio realmente Amy pensó que ella gustaba de eso, o así era hasta que a la hora de almuerzo la miraba con su mirada fija en los pequeños grupos que se formaban en el receso y a veces lo que parecía un impulso por unirse alguno podía verse como la estrella fugaz que pasa en la noche en un abrir y cerrar de ojos, y luego, se encerraba en sí misma otra vez; quedándose en silencio.
Amy recordó las veces que intentó entablar una conversación amena, pero comentarios crudos y toscos la hacían desistir o quedarse en completo silencio. Sentía que su simple presencia la irritaba, pues Blaze siempre mantenía aquella mirada gélida y mohín petulante o al menos así fue hasta que una tarde, en la cual debía de limpiar el aula por su cuenta Blaze se quedó a ayudarla, tomándola por sorpresa pues no tenía porque hacerlo y la tarea era bastante desgastante en sí misma, sin embargo, la persona asignada a limpiar junto a ella no había asistido a clases ese día.
Ese último recuerdo la hizo sonreír; aún recordaba las palabras de la felina cuándo le preguntó la razón para ayudarla:
"Eres la única que me habla…– murmuró Blaze con un dejo de vergüenza en su voz –Y necesitabas ayuda, es bueno dejarte ayudar"
Fue lo primero dulce o amable que Blaze le decía, de hecho, lo primero que le decía por incentiva propia. Luego de eso Amy la buscaba para prácticamente cualquier cosa o actividad en grupo, y aunque se vio resistente en aceptar su presencia, con el tiempo cambió y ella y Sally se volvieron más cercanas que nunca.
–Yo no me he ido – habló Amy con una sonrisa ocasionando que la felina la volteara a ver –Ni Sally – puntualizó –Y no pensamos hacerlo, porque más que amigas, somos familia – dijo para abrazarla con calidez, tensando a la felina por la muestra inesperada de cariño. Esta vez no quemaba al contacto. –Y estaremos siempre para ti.
Amy sintió como la lluvia caía de pronto sobre sus cabezas, rompiendo el abrazo con la felina y ver su rostro, que reflejaban unos ojos que albergaban lágrimas que se resistían en ser libres.
–¡A-Ah! – exclamó Amy alarmada, nunca había visto a Blaze llorar en su vida –¡Este… – no supo que decir, no estaba segura de la razón de las lágrimas.
–Será mejor que regresemos a casa – cortó la felina para borrar cualquier rastro de debilidad con su mano y empezar a caminar lejos de ella –No tardara en desatarse una tormenta.
–¡E-Espera! – siguió Amy su paso veloz –Aún no hemos terminado de hablar, si deseas que hablemos en un…
–Estaré bien – interrumpió –Iré a casa, tomaré una taza de té y todo estará bien mañana.
–Pero… – murmuró Amy, inconforme. Esa era Blaze, evitando cualquier tema que la hiciera sentir vulnerable –E-Entonces, puedo llegar al apartamento y Sally, tú y yo podemos….
–Sally no está – explicó velozmente –No te preocupes Amy, todo está bien – calmó con aquel rostro impasible –La verdad no sé porque te llame para empezar – soltó para que la eriza le frunciera el ceño por sus palabras –Fue un episodio de ansiedad, es todo. Ya me siento mejor, nos vemos mañana.
–Espera, no es…
–Sí, sí es – interrumpió Blaze para caminar en dirección opuesta a su apartamento –Hablaremos mañana – se despidió con un ademan de manos.
Amy la vio marcharse con el ceño fruncido. Claro que hablarían mañana.
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Blaze salió de la ducha secando su cabello, ahora suelto, empapado gracias a la intensa lluvia la cual se había quedado disfrutando fuera de su apartamento por demasiado tiempo. No supo por cuánto estuvo bajo la tormenta, sintiendo como las gotas de agua bajaba la temperatura de su cuerpo y apaciguaba un poco su mente alterada.
Buscó su celular para así ver la pantalla de éste. No había mensajes nuevos… claro que no los había ¿por qué los habría? Ella había forzado a Silver a invitarla a salir y ahora seguramente el erizo buscaba la forma de librarse de ese compromiso. Blaze Soltó un pesado suspiro sintiendo como de nuevo la temperatura de cuerpo empezaba a incrementarse; respiró profundo en un intento de calmar a la ansiedad que de nuevo quería hacer casa en su cabeza, tenía que controlarse sino quería otro accidente.
Abrió la aplicación de mensajes para así buscar el nombre de Silver entre sus pocos contactos. Le pediría una disculpa y que olvidara todo lo que había pasado ese día… posiblemente luego de eso borraría su contacto y mantendría distancias. No imaginaba cómo podría volver a encararlo.
Se desplegó el teclado virtual en la pantalla para así escribir las primeras palabras cuando escuchó como tocaron la puerta del apartamento. Blaze dirigió su atención a la misma para caminar a ésta, extrañada. Eran pasadas las diez de la noche.
Abrió la puerta para ver a Amy empapada de pies a cabeza.
–¡¿Amy?! – soltó alarmada dándole entrada –¿Qué haces aquí? ¿Y por qué estás tan mojada?
–Olvidé mi sombrilla al salir de casa – le respondió con lo que le pareció una sonrisa un tanto forzada –Vine a quedarme esta noche aquí – dijo para enseñarle su pequeña mochila rosa, ahora estilando.
Blaze le frunció el ceño ante su imposición. Le había sido más que clara con que no necesitaba que viniera a verla y peor aún, había deambulado bajo la lluvia sin estar propiamente abrigada.
–Te dije que estaba bien – bufó irritada, cerrando la puerta de un golpe.
–Entonces no hay problema en que me quede ¿cierto? – devolvió Amy para que Blaze rodara los ojos en señal de molestia.
–Como sea– soltó la felina en un pesado suspiro –Toma una ducha o te resfriaras – ordenó para regresar de nuevo su atención a su móvil.
Blaze vio la pantalla de mensajes, endureciendo la mirada. Lo único que había podido escribir era:
–Respecto a hoy, olvídalo. –
Realmente era todo lo que quería decir, pero se preguntaba a sí misma si era suficiente, a lo mejor podía pedirle una disculpa para…
–¡No se te ocurra! – la voz de Amy la tomó por sorpresa, interrumpiendo sus pensamientos para que la eriza le arrebatara el celular de la mano velozmente.
–¡HEY! ¡DEVUELMEME ESO! – ordenó Blaze iracunda sintiendo sus manos envolverse en llamas.
Amy sabía que Blaze odiaba que tocaran sus cosas, en especial su celular, pero la felina estaba a punto de rechazar a Silver, el único interés romántico que ella había tenido y que le correspondía de regreso. Amy abrazó el aparato contra su pecho para retroceder un par de pasos viéndola desafiante y febril a la vez.
–¡NO TE METAS EN…
–¡Él lo está intentando! – exclamó Amy interrumpiendo a la felina, ocasionando Blaze la viera confusa, apagando su ira –Él en serio quiere hacer las cosas bien… – murmuró con suavidad, recordando la conversación que había escuchado en su breve paso por el apartamento, endureciendo su mirada y apretando sus labios ante el amargo recuerdo mezclado con ese –A pesar del miedo… él lo está intentando – completó para fijar su mirada en el celular de la felina, viéndolo compasiva.
Los ojos de Blaze se abrieron con sorpresa ante la revelación de Amy ¿Acaso eso significaba que Silver realmente quería salir con ella? El sonido de una notificó inundó el apartamento ocasionando que Amy soltara el teléfono ante la vibración del aparato por la sorpresa y así Blaze lo tomara en el aire ágilmente. Era él.
–Hola… ¿Te parece bien si vamos al Acuario del centro? –.
Silver.
Sus ojos se abrieron con clara sorpresa ¿En serio quería salir con ella? Tenía que haber algo mal.
–¡Dile que sí! – la voz de Amy la alarmó para que la eriza le sonriera ampliamente a sus espaldas.
–E-Es que…– balbuceó ruborizándose intensamente.
En serio quería hacerlo, pero… ¿y si todo salía mal? Blaze no funcionaba bien en situaciones como esas, en donde se sentía expuesta o vulnerable.
–Mira el lado positivo – habló Amy captando la atención de la gata –Habrá agua por todos lados.
Amy sabía de los miedos que recorrían a la felina. No estaba segura quién había aconsejando a Silver sobre el lugar o si él lo había pensado por su cuenta, pero al menos estaba segura que si Blaze pensaba que no podía incendiar nada se sentiría más tranquila.
Blaze asintió suavemente con la cabeza para escribir dos letras y mandar el mensaje, afirmativo. Se ruborizó intensamente, ahora se sentía aún más intranquila que cuando pensó en rechazarlo.
–Te mereces una oportunidad – la cálida mano de Amy sobre su hombro la hizo reaccionar –Todo va a estar bien, lo prometo.
Blaze asintió con la cabeza para así sostener su celular afectuosamente contra su pecho. Realmente quería creer eso.
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Era media noche y aún no podía conciliar el sueño. Blaze dio otra vuelta sobre su cama y de forma impulsiva revisar su celular una vez más y releer los últimos mensajes con Silver.
–¡Genial! ¿Qué te parece el otro sábado? ¿A las 10 de la mañana? –.
Silver.
–Suena bien –.
Blaze.
–Hay un nuevo restaurante de sushi que acaba de abrir en las cercanías ¿eso estaría bien? –.
–No, espera, de nuevo estoy asumiendo cosas, podemos hacer otra cosa o ir a otro lugar–.
–Es decir, sólo si quieres–.
–Si no está bien–.
Silver.
–Sushi suena bien–.
Blaze.
Una pequeña sonrisa fue arrebatada de su rostro ante los últimos mensajes, sin embargo, él había pedido extender la cita. Eso significaba que más cosas podían salir mal.
–¿Y si no logró controlarlo?
Blaze recostó pesadamente su cabeza en la almohada para así levantar su mano y ver la palma de la misma creando una pequeña llama que iluminó tenuemente su habitación, endureciendo su mirada.
–Y si de nuevo yo…
–Blaze…– la voz adormitada de Amy la hizo cerrar su mano al acto y ver a la eriza quien restregaba sus ojos cansados en la entrada de su habitación –¿Aún estás despierta?
–¡¿Q-Qué haces tú despierta?! – chilló la felina al sentirse descubierta.
–Baño – explicó sin más.
–Regresa a dormir – pidió Blaze para de nuevo acomodarse en las sabanas y darle la espalda, viendo su teléfono nuevamente –Es tarde.
–Sí, sí, sí– accedió Amy de mala gana.
Blaze siguió con su mirada en el móvil, sin prestarle realmente atención a su alrededor cuando sintió como Amy se acomodaba a su lado, tensándola al acto por la inesperada interrupción. La volteó a ver confundida ¿es que acaso estaba sonámbula?
–¡¿Pero qué…
–Te conozco– interrumpió Amy tapándose con las sábanas y recostar su cabeza sobre la almohada –Cuando estás ansiosa no puedes dormir – habló para verla con una sonrisa.
–Estoy bien– espetó frunciéndole el ceño. –No es necesario que…
–Piensas en Silver ¿cierto? – develó Amy con una sonrisilla divertida provocando que la felina se sonrojara intensamente –Por eso sigues despierta tan tarde, ¿tengo razón?
–¡E-Eso no…
–Sabes que no es necesario – interrumpió Amy a la gata –Ser fuerte todo el tiempo ¿verdad?
Los ojos de Blaze se abrieron por completo, desviándole la mirada al acto. Apretó sus labios fuertemente para crear una fina línea, sintiéndose expuesta; esta era la razón por la cual no quería que Amy se quedará ahí, ella tendía a leerla como un libro abierto.
Amy abrazó a la felina sin titubear, sintiendo como Blaze se tensaba ante el inesperado gesto.
–No estás sola Blaze, nosotras estamos para ti…
Blaze suavizó su mirada ante sus palabras para así recostar con cierta resistencia su cabeza sobre el pecho de ella escuchando el tranquilo latir del corazón de la eriza. Relajó su cuerpo, permitiéndole a la eriza afianzar su abrazo.
–Silver es un gran chico, pero si te hace algo malo prometo que yo misma le pateare el trasero – juró Amy divertida con una falsa mueca de molestia.
–Y qué pasa sí… – la suave voz de Blaze inundó la silenciosa habitación –Si yo soy la que hace algo malo – habló con su voz pendiendo en un hilo.
–Lo arreglaremos juntas, como siempre lo hemos hecho – tranquilizó Amy para afianzar su abrazo –Tú, yo, Sally.
–¡Pero qué pasa si…
–Todo estará bien Blaze – tranquilizó soltando su abrazo y verla a aquellos ojos cristalinos inundados en miedo e inseguridad –No tengas miedo, él lo vale… tú lo vales.
Blaze asintió con la cabeza para así recostar nuevamente su cabeza sobre su pecho; de pronto todos aquellos pensamientos intrusivos se disiparon, sintiendo como el cansancio por fin aparecía de manera inesperada y así por fin conciliar el sueño, cayendo rendida ante éste.
Amy la escuchó suspirar profundamente y acto seguido distinguir lo que se le asemejó un lejano ronroneo, haciéndola sonreír. Por fin se había tranquilizado. La abrazó de nuevo para ella acomodarse a su lado. Amy entendía el miedo de la felina, después de todo habían pasado muchas situaciones en donde Blaze al perder el control había lastimado a otros gravemente e incluso a ella misma.
–Pero te mereces una buena oportunidad – murmuró endureciendo su mirada –… Todos merecemos una oportunidad.
Amy acarició el cabello suelto de la felina en un movimiento rítmico y automático para que aquellos pensamientos que había intentado reprimir desde que había salido del apartamento en esa noche de lluvia arremetieran a su mente con fuerza.
"Si bueno, ser linda no basta – bufó Sonic, irritado. –Necesita ser mucho más que linda para que yo quiera…"
Cerró sus ojos, dolida. ¿Acaso esa era la razón por la cual él le prometió no volver a repetir lo de aquella tarde? Entonces sí había algo mal con ella. Infinite había tenido razón.
Amy mordió su labio inferior con fuerza sintiendo un dolor sofocante en su pecho y el incontenible deseo de llorar, o así fue hasta que sintió como la gata se acurrucaba cerca de ella, disipando aquellos pensamientos.
No podía llorar, no podía verse frágil, Blaze la necesitaba más que nunca. Aunque la felina quisiera verse fuerte todo el tiempo, ella mejor que nadie sabía lo vulnerable que podía ser. Blaze tenía la maravillosa oportunidad de crear algo fantástico con alguien, alguien que era obvio que podía verla y valorarla por quien era y por sobre todo… aceptarla.
–Merece esto– le murmuró inaudible para verla dormir profundamente – …Todos lo hacemos – habló con un su en voz un hilo.
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Había sido una de las semanas más atareadas, no había podido ver a ninguno de sus compañeros de piso gracias a exceso de trabajo del Dr. Eggman. Tails sorbió un poco más de su merecida taza de café para dirigir su atención nuevamente a Sonic, llevaban mucho tiempo sin estar solos los dos.
Tails continuó relatándole de forma entusiasta sobre las nuevas invenciones que había logrado idear y hacer en la última semana o así era cuando notó de nuevo aquella mirada perdida y distante del erizo azul en los ventanales de la cafetería, haciéndolo fruncir el ceño.
Tails le había propuesto salir solo los dos esa mañana de sábado, pues últimamente sentía que Sonic parecía evadirlo a toda costa. Algo extraño estaba pasando con él, estaba seguro de ello y sabía que no lograría que su amigo hablara a menos que lo separara de los otros y de ser necesario confrontarlo.
–Como te decía…– habló Tails sorbiendo otro poco de café, intentando sonar desinteresado –El Dr. Eggman tiene un plan para destruir la luna y someter a la tierra a una cruel dictadura – habló viendo detenidamente a Sonic, quien era obvio tenía su mente en otro lado –¿Tú qué dices? me pidió mi ayuda para construir su base en la luna, pero ya sabes, deberé de irme lejos de casa por varios meses si acepto ¿tú qué crees?
–…Ajá, seguro – murmuró el erizo azul, distraído.
–Bien, suéltalo – regañó Tails con un tono de voz severo viéndolo con molestia –¿Qué demonios pasa contigo?
–¿Eh? – exclamó Sonic para voltearlo a ver al fin –Nada, nada – intentó tranquilizar con una sonrisa febril –Es cansancio – bostezó estirando sus brazos de pronto –¿Ves?
Ahora estaba más que seguro, Sonic le ocultaba algo y no sabía por qué. Tails endureció su mirada para que el erizo lo viera con obvio pánico.
–Dime la verdad Sonic ¿Tienes algún problema conmigo? – soltó el zorro para verlo intensamente.
–¡¿Eh?! No, no – negó Sonic velozmente con nerviosismo –¿Por qué piensas eso?
–¿Por qué? Porque has estado evadiéndome desde aquella vez que me ayudaste a mover el equipo en la universidad – reclamó Tails sin reparo –A penas me hablas desde entonces, las pocas veces que hemos cruzado camino en el apartamento me evades – señaló para que el erizo azul le desviara, culpable –¡Yo fui quien tuvo que invitarte hoy para ver de pasar un poco de tiempo contigo y descifrar qué rayos te pasa!
–No, espera, estás entiendo todo mal – intentó Sonic tranquilizar a su iracundo amigo.
–No, no lo hago, sé qué algo te está pasando ¡y estás ocultándomelo! – reclamó para que de nuevo el erizo azul le desviara la mirada –… ¿O acaso ya no confías en mí? – preguntó Tails dolido.
Sonic abrió sus ojos de golpe para voltear a ver al zorro, quien ahora tenía aquella expresión entristecida ¡Maldita sea! Ya tenía suficientes problemas con Knuckles, Silver y con Amy, no necesitaba agregarle a alguien más a la lista.
–¡C-Claro que sí! – respondió Sonic velozmente ocasionando que el zorro subiera la mirada para verlo con intriga –Eres mi mejor amigo Tails – dijo con un amago de sonrisa. –Mi hombre número uno, de eso no hay duda.
–Entonces, dime ¿qué te pasa últimamente? ¿Por qué me evades?
–Es…– calló Sonic trayendo a Amy a su mente –Es…
No, no podía decirle. Todos los problemas que habían en ese momento eran culpa de él; si Tails o cualquier otro se llegara a enterar de lo que sucedía dividiría al grupo, Shadow se lo había advertido. No estaba listo, era suficientemente malo pensar que podía perder a Amy en aquella riesgosa apuesta, no quería involucrar a nadie más.
–Ajá…– insistió Tails.
–Es…– intentó Sonic decir para ver así los pasteles exhibidos en la pequeña cafetería ¡Eso era! –¡Es que estamos planeando una sorpresa para tu cumpleaños! – ideó velozmente.
El ceño fruncido de Tails desapareció para que sus ojos se abrieran completamente, sorprendido, provocando que Sonic le sonriera un tanto forzado. Perfecto, lo único que tenía que hacer era mantener la boca cerrada sobre la fiesta de Tails y ni eso había podido hacer bien esa semana; si los demás se enteraban lo matarían.
–¿Mi cumpleaños? – repitió Tails sin poder ocultar la emoción en su mirada.
–¡P-PROMETE QUE NO DIRAS NADA! – amenazó Sonic con un obvio pánico en su rostro.
–Amm… claro, claro, prometo que no diré nada – tranquilizó el zorro –¿Es por eso que has actuado tan raro?
–Ajá, sí, esa es la razón, me atrapaste – rio Sonic con nerviosismo –No puedo decirte qué es, pero promete que te sorprenderás – pidió casi como suplica; si alguno de sus amigos se enteraba que había arruinado la sorpresa lo lanzarían al océano –Y que dejarás de interrogarme – agregó para verlo con seriedad.
–Bien, bien, de acuerdo – calmó el zorro, para que Sonic soltara un suspiro de alivio. –Aún así, siento que…
–¡Nada de interrogarme! – insistió el erizo viéndolo iracundo.
–¡Bien! – soltó Tails un tanto inconforme cruzando sus manos sobre su pecho. –Cambiando el tema, ¿qué tal…
–Vaya, mira la hora – interrumpió Sonic de pronto para darle un vistazo rápido a su reloj, ocasionando que el zorro alzara una ceja ante su actitud. Lo hacía de nuevo.
–Es mediodía – señaló Tails para ver su reloj.
–¡Y es tarde! – rio el erizo azul nervioso.
–¿Tarde para qué? – indagó el zorro curioso e incrédulo a su patética excusa.
–Es que… de hecho, iba a juntarme con…– Sonic acalló al ver a la eriza rosa caminar por la acera fuera de la cafetería a través del cristal. –Amy– soltó en susurro al reconocerla.
–¿Vas a juntarte con Amy? – inquirió Tails, trayendo su atención de nuevo a la mesa que compartía con su amigo.
–¡A-Ajá! – respondió poniéndose de pie –Ya sabes, por tu cumpleaños y eso – dijo nervioso ocasionando que el zorro alzara una ceja ante su conducta –Nos veremos más tarde o tal vez no, ya sabes, mucho que hacer.
–Amm… eso creo, bien, con cuidado – se despidió Tails al verlo ponerse de pie torpemente.
–¡Hasta luego! – se despidió alejándose lo más rápido que pudo sin verse como un completo lunático.
Salió tan rápido como pudo de la cafetería. Se había librado de Tails por ahora, pero tenía que aprender a mentir mejor si pensaba mantenerlo todo en silencio o al menos a disimular su obvio caos interno. Sonic frunció el ceño ante ese pensamiento, siempre le había sido sencillo ocultar sus emociones ¿Por qué ahora parecía tan imposible hacerlo? Tal vez porque esta vez las estaba encarando en lugar de ignorarlas.
–Maldita sea – masculló Sonic acelerando su marcha.
No era momento de pensar en eso, tenía suficiente con los problemas que ya se cargaba encima. Siguió su camino para así lograr distinguir a Amy a la distancia caminando desinteresada.
–¡A-Amy! – llamó ocasionando que la eriza se detuviera al escuchar su nombre.
Amy vio al erizo azul correr hacia ella para así lograr alcanzarla. Ambos se vieron en silencio, sin realmente saber qué decir, era obvio que Sonic no había pensando que le diría cuando lograra alcanzarla.
–Amm… hola – saludó Amy para afianzar el agarre en la pequeña maleta rosa en sus manos, sintiéndose incómoda.
–Hey – dijo a modo de saludo –Escucha… amm… ¿Podemos hablar? – pidió Sonic con un dejo de vergüenza en su voz –¿Por favor?
Amy asintió con la cabeza en silencio. El erizo le sonrió energético para así ver a los alrededores y divisar el parque cruzando la calle. Le pidió que lo siguiera para que ella asintiera en silencio y caminaran al mismo parque que Blaze la había citado ayer, el mismo al que había ido después de lo sucedido en la universidad. Se ruborizó al recordar para que luego una sensación opresiva en su pecho se posicionara en éste.
–Ammm… escucha, Ames– comenzó a hablar el erizo según caminaban por el sendero de aquel lugar sin un rumbo específico –Sobre ayer, sobre… bueno…
–Está bien, no importa – cortó Amy sin quitar su mirada sobre la mochila que tenía en sus manos, endureciendo su mirada.
–No, sí importa– exclamó el erizo azul deteniendo su marcha, haciéndola detenerse y así elevar su mirada –No quiero que pienses… – silenció Sonic para suavizar su expresión. No estaba seguro qué tanto había escuchando sobre la ridícula conversación con Knuckles o sobre qué pensaba al respecto, pero una parte de él le decía que no lo había tomado bien –Escucha – tomó sus manos con gentileza, ocasionando que las mejillas de Amy se pintaran de carmín ante la inocente acción, haciéndolo sonreír. Era imposible no sonreír ante las expresiones tan dulces y adorables de la eriza –Nosotros, esto…– murmuró sonrojándose por igual –Me gusta como vamos – admitió un tanto avergonzado ocasionando que Amy abriera sus ojos con sorpresa ante sus palabras –No quiero apresurar nada, sólo quiero…
–A ver, déjame ver si entiendo esto – se soltó Amy bruscamente de su agarre, confundiéndolo de pronto –Esta bien esto, quiero decir, lo que tenemos ahora – soltó con obvio fastidio.
¿Por qué se le miraba tan molesta de pronto?
–Amm… sí – respondió Sonic alzando una ceja en señal de confusión. –Es decir, estamos saliendo, divirtiéndonos, quiero decir, nos divertimos juntos ¿no es cierto?
–Sí claro, no tanto como tú y Fiona – reclamó Amy sin poder controlar el enojo dentro de ella –Pero supongo que sí.
Sonic abrió sus ojos con sorpresa ante su acusación. Tenía que ser una broma ¿estaba reclamándole su relación con Fiona?
–Espera– espetó con un obvio dejo de enojo en su voz –¿Estás hablando en serio?
–Ajá, conmigo es una diversión segura y distante, quiero decir, no puedes darme un abrazo a menos que yo te lo pida, ni siquiera un beso – soltó sulfurosa, sintiendo todo aquello que se había guardado empezara a salir de forma incontrolable de sus labios –, pero con Fiona era diferente ¡¿No es verdad?!
–¡Espera! ¡¿Qué tiene que ver ella con todo esto?!
–¡Oh vamos! No me digas que una de las razones por las cuales estabas tan enamorado de ella, es porque con ella tuviste el mejor sexo de tu vida ¡¿No es cierto?!
Un intenso sonroje invadió las mejillas del erizo azul mientras la vergüenza lo invadía. Le frunció el ceño para verla molesto. Su relación con Fiona era algo muy diferente a lo que intentaba hacer con ella ¿Por qué se comparaba tan desesperadamente?
–¡Una cosa no tiene que ver con la otra! – devolvió Sonic, molesto.
–¡Por supuesto que no! ¡Con ella no podías tener tus manos tranquilas, pero conmigo es mejor si nunca vuelve a pasar ¡¿Verdad?! – le reclamó dolida.
–¡Maldición! – bufó Sonic irritado –¡Esta es exactamente la razón por la cual no se debe de salir con amigas! – espetó sulfuroso.
–¡Oh! ¡¿Ahora salir conmigo es el problema?! – bramó Amy iracunda.
–¡¿Q-Qué?! – exclamó Sonic –¡No! ¡Yo no… tú… – intentó decir para verla con sulfuroso ocasionando que ella lo viera de forma iracunda –¡Maldita sea! ¡Dime ¿por qué es tan importante para ti el sexo repentinamente?! – soltó sin filtro.
Su enojo se desvaneció ante la pregunta de él, ante la misma pregunta que había escuchado años atrás. Los ojos de Amy se abrieron de golpe sintiendo un intenso dolor en su pecho mientras su mirada se nublaba ante el llanto contenido en las cuencas de sus ojos.
–Piensas lo mismo que él…– soltó Amy en un suave susurro.
–¿Qué? – inquirió Sonic sin entender alzando una ceja –¿De qué diablos hablas? ¿Lo mismo que quién?
Amy cerró sus ojos con fuerza; se sentía vulnerable, humillada, dolida, sola… No, era obvio que eso no funcionaría, ¿Qué se había cruzado por su cabeza al siquiera contemplarlo? Abrió sus ojos para verlo iracunda, esta vez no cometería el error de quedarse más tiempo en una relación sin futuro.
–Sabes algo Sonic – habló con un duro semblante plasmado en su rostro –Si es tanto el inconveniente de salir conmigo, si realmente es tan difícil de salir con alguien que no puede simplemente ser la típica chica educada y abstenida que tanto anhelas de pronto…
–No, espera– intentó tranquilizar el erizo al notar la mirada iracunda y dolida en los orbes de ella –No me refería a…
–¡Pues está bien! – no quiso escuchar las excusas de él –¡Entonces creo que no deberíamos…
–¡Sonic! – una voz acalló a la eriza rosa.
La pelea acalló para que ambos dirigieran su mirada a la dirección de la voz que llamaba al erizo azul, reconociendo a un rostro familiar corriendo hacia ellos.
–¡¿Mamá?! – exclamó Sonic con sorpresa al distinguir a su madre correr hacia él para sentir el abrazo sofocante de la eriza purpura, sin poder soltarse de éste –¡¿Q-Qué haces aquí?! – preguntó Sonic avergonzado por la muestra de afecto en público.
–¡Y Amy! – ignoró Aleena su pregunta reconocer a la eriza rosa quien ahora le dedicaba una pequeña sonrisa, soltando así al erizo para abraza a la eriza –¡Ha pasado tanto tiempo!
–Mamá, déjala respirar – pidió Sonic soltando un suspiro de cansancio –¿Qué haces aquí?
–¿Recuerdas el postre favorito de tu padre? – habló Aleena sin soltar a la eriza quien yacía sonrojada bajo los brazos de ella –Pues viene a comprarlo y los vi desde el otro lado de la acera y no podía perderme la oportunidad de saludar a mi hijo adorado – exclamó con emoción para de nuevo abrazar a Sonic afectuosamente.
–¡Bien, bien, ya me saludaste! – intentó el erizo azul romper el abrazo con desespere –¡Ya puedes soltarme!
Aleena lo soltó para sonreírle divertida y así dirigir su atención a la eriza que la miraba atentamente y luego regresar su mirada a su hijo, quien le desvió la propia con un tenue sonroje.
–No puedo creerlo– susurró Aleena, captando la atención de ambos –Por fin pasó…
–¿Cómo dices? – preguntó Sonic sin comprender las palabras de su madre.
–¡Amy y tú por fin son novios!
–¡¿EH?! – exclamaron Sonic y Amy con horror sonrojándose intensamente ante las palabras de la eriza púrpura.
El capítulo anterior tuve muchos comentarios y análisis sobre esta historia ¡Muchas gracias por eso! Adoro leer sus teorías XD! Así como el hecho de como varios se identificaron con nuestro adorado Silver y comprender un poco más sobre sus misma inseguridades y miedos. Como vimos en este capítulo Blaze no se queda muy atrás, prometo que esa cita será algo interesante de leer.
Para quienes habían extrañado a Tails lo traje hoy para hacer su apareción y no se preocupen, sabremos mucho más de él en los capítulos venideros, pero por ahora, alguien más a irrumpido en la vida de Sonic y Amy y a salvar el momento, Aleena, la madre de Sonic. Las cosas están a punto de dar un giro un tanto extraño, pues está presencia inesperada obligará a Sonic a salir de su zona de confort.
¡Bien mis lectores! Hoy quiero dedicar este capítulo a La_Rola, quien en los últimos capítulos ha tomado el tiempo para deleitarme con sus hermosos fanart, inspirándome para crear unas obras propias (pero el tiempo… el maldito tiempo) En fin mis lectores, gracias a todos por leer, hasta el siguiente capítulo. Kat fuera.
La inesperada visita de su madre los arrastrará a lo que será la velada más incómoda de toda su vida. Verdades será develadas en el camino a casa así como un análisis sobre el rumbo de su relación. Capítulo 43: Tiempo en Familia.
¡GrAcIaS pOr LeEr!
