Pasado

Carlisle lanzó un grueso paquete de documentos contra su escritorio provocando un fuerte golpe que resonó en todo el lugar. Edward le dió un vistazo superficial notando que era el documento de transferencia de acciones que redactó con su abogado para darle las acciones a Bella.

- Así que todo es por esa mujer.

- Refiérete a mi esposa con respeto. - le pidió buscando mantener la calma.

- ¡Pensé por un segundo que mi hijo era ambicioso! Sin embargo, no es mas que un idiota arrastrado.

- Padre...

- ¡No vas a darle a esa mujer tus acciones!

- No son mías. Pertenecen a los Swan.

- ¡Eleazar supo manipularte para que creas eso!

- Su padre y yo llegamos a un acuerdo.

- ¡Eleazar te esta usado!

Edward exhaló con fuerza.

- No es así. Yo no iba a permitir que le quites a los Swan sus acciones.

- Esas acciones ya no son de los Swan. ¡Las tienes tú! La compañía a vuelto a ser solo de los Cullen y no vas de arruinarlo.

Edward sabía que el sueño de su padre era que los Cullen volvieran a ser dueños mayoritarios de la compañía.

- No será así por mucho tiempo. Le devolveré a Isabella sus acciones lo antes posible.

- ¡No serías capaz de hacerle eso a tu familia!

- Es lo correcto.

- ¡Lo correcto! - se burló. - ¡Lo correcto era que Swan perdiera sus acciones!

- ¿Y tú obtenerlas?

- ¡Esas acciones eran mías! - gritó Carlisle descontrolado.

Para el hombre su único hijo acababa de arrebatarle la oportunidad de apoderarse de las acciones de la familia Swan, acciones que tuvo que venderles años atrás en un momento de desesperación por evitar perder la compañía. Recuperar esas acciones era una meta propia que por años había perseguido además de que en secreto quería vengarse de los Swan porque se había enterado de la relación que Eleazar y Esme habían comenzado poco tiempo atrás. Esto último no se lo dijo a su hijo porque era humillante confesar lo celoso que se sentía.

- Las perdiste al venderlas hace años, son de los Swan. - le recordó buscando mantener la calma. - Bella va a tener las acciones de su familia. Voy a transferírselas y tú no vas a poder impedirlo.

- Estas cegado por lo que sientes por ella. ¡Estas siendo manipulado como un niño!

- No voy a cambiar de opinión.

Carlisle lo observó en silencio con expresión decepcionada. Su rabia era inmensa pero al no obtener una respuesta de Edward no podía desfogarla. El hombre luego respiró hondo y lo observó con una sonrisa burlona.

- Dáselas. - lo retó con una risa amarga. - Dale a esa mujer lo que quiere, no voy a impedirlo. Dejaré que te use como un niño. Ya veras que cuando hagas la transferencia esa mujer pasará a ignorarte nuevamente, como lo hizo siempre desde que eran adolescentes. Eres un idiota, Edward. Un completo idiota y un traidor.

Edward escuchó sus insultos estoicamente. Sabía que su padre iba a reaccionar así pero no le importaba, no iba a permitir que dañara a Bella de ninguna manera. Iba a defenderla siempre de todos y de todo.

- Puedes decir lo que quieras sobre mí pero no voy a permitir que la insultes o la maltrates. ¿Me escuchaste, Carlisle?

Carlisle soltó una risa sarcástica.

- ¿Me estas amenazando?

- Estoy advirtiéndote que ella no esta sola. Ahora ella es mi familia.

- Tu familia soy yo. - lo corrigió. - Pero esta bien, juega a la casita. Acuéstate con ella como siempre has soñado, cumple tus fantasías adolescentes y disfrútala porque estoy seguro que el sueño no te va a durar mucho.

A Edward le dolieron sus palabras porque en un momento de su adolescencia Carlisle lo apoyó y alentó cuando trataba de conquistar a Bella. Era probablemente el único recuerdo feliz que tenía con su padre y en ese momento estaba destruyéndolo con sus burlas.

- Voy a disfrutar mi matrimonio. - le aseguró. - No lo convertiré en una tortura como lo es el tuyo.

A pesar de que no sabía nada de la separación de sus padres siempre había tenido claro que el amor entre ellos se había acabado hace muchos años. Las peleas y reclamos abundaron en su infancia y Edward no quería algo así para su vida.

- No compares, niño. Mi matrimonio si es real. - sonrió con amargura. - No una farsa.

Luego de eso salió de su oficina dejándolo solo pero dolido y rabioso. Sus palabras lo habían lastimado porque sabía que su matrimonio a pesar de todo no era real. Necesitaba demostrarle a Bella que podían ser felices juntos y que él iba a asegurarse de ello. Realmente deseaba que su matrimonio funcionara, quería que Bella lo amara y juntos formar una familia. Podía verla como la madre de sus hijos y envejeciendo con ella.

- Ella va a amarme. - susurró tratando de convencerse . - Voy a lograr que se enamore de mí.

Tenía esperanza porque había sentido su reacción a sus besos, la había sentido temblar y estremecerse entre sus brazos. Lo deseaba, al menos lo deseaba y para él eso era una buena señal. En el fondo tenía miedo de nunca ser visto como algo mas que un amigo pero Bella reaccionaba a sus caricias, no era indiferente. Por eso tenía que ser paciente se dijo. Si se acostaba con ella, su cuerpo vibraba ante la idea, quizás las cosas entre ellos se basarían en sexo y no quería eso.

Suspiró sintiéndose agotado. La noche anterior no había podido dormir sobre todo porque Bella estaba en la habitación de a lado y él se moría por colarse en su cama para abrazarla. Sentía una necesidad de contacto físico con ella, quería creer que era real, que era de alguna manera suya temporalmente.

Temporalmente...

La ansiedad iba a matarlo.

Necesitaba firmar la transferencia de acciones lo antes posible porque no había una relación de igualdad con Bella y eso imposibilitaba que tuvieran una relación normal.

Estaba perdido en sus pensamientos y no pudo evitar saltar sorprendido cuando Dimitri entró en su oficina y cerró la puerta atrás de él.

- ¿Qué haces aquí? - le preguntó confundido.

- Vine a felicitarte por tu boda. - le aseguró con una sonrisa sarcástica.

- ¿Qué quieres? - insistió sin una pizca de humor.

- Sabes bien lo que quiero. Debes devolverme las acciones que me robaste. - contestó amenazante.

- ¿Otra vez estas delirando? - se burló. - Yo no tengo tus acciones ya te lo hemos explicado miles de veces.

- Carlisle me dió solo un 5% porque ya te habían asignado acciones. Yo merecía más. Ustedes me han robado.

- Tú no merecías nada. Tu padre estaba desheredado y no te dejó nada. Mi bisabuelo tampoco quiso que tuvieras nada de su compañía.

- ¡Soy un Cullen y merezco las acciones que me corresponden!

Edward bufó.

- No tengo ánimos de aguantar tus berrinches. ¿Por qué no vas a inyectarte alguna basura y me dejas tranquilo?

- Voy a obtener mis acciones. - le aseguró amenazante. - Y vas a arrepentirte de este día porque es la última vez que te las exijo de forma cordial. No sabes con quién te has metido.

Edward lo ignoró y dirigió su mirada a los papeles que tenía frente a él. Dimitri salió dando un portazo a su oficina.

Decidió ignorar a Dimitri, no tenía sentido prestarle atención. Además su mente estaba ocupada con muchos problemas por resolver.

Horas después aún tenía las palabras de su padre taladrándole la cabeza mientras manejaba hacia su nueva casa. Sus burlas resonaban una y otra vez porque en el fondo sentía inseguridad. ¿Qué haría si no lograba convencer a Bella de seguir con su matrimonio? Iba a sentirse devastado, eso era lo único que tenía seguro.

Detuvo su auto mirando la casa y respiró hondo antes de salir. Bella no podía notar lo mucho que le afectaron todos los conflictos y problemas que se le presentaron ese día, sabía que si ella lo notaba iba a sentirse culpable y verla sufrir era lo último que quería. Se arregló la camisa en el retrovisor y se colocó un poco de perfume antes de salir del auto con un ramo de rosas en las manos.

La encontró en el sofá mirando su laptop tan concentrada que no escuchó sus pisadas hasta que estuvo junto a ella.

- Hola cariño. - la saludó ofreciendo las rosas.

- ¡Edward! - la castaña salto del sofá dejando la laptop cerrada sobre la mesa de centro. - Gracias. - tomó las rosas con una sonrisa.

- ¿Cómo estuvo resto de tu día? - le preguntó reteniéndola contra su cuerpo.

La sonrisa flaqueó un poco. - Bien. Esme y mi padre me ayudaron a distraerme un poco para no pensar en la reacción de tu padre. ¿Fue muy malo contigo?

Edward sonrió queriendo tranquilizarla.

- No dijo nada que no esperara. Estaba preparado.

Bella suspiró y se acercó a él para aferrarse a su pecho.

- Lamento que pases por esto.

- Hey, yo decidí ayudarte. Ya hemos hablado de esto. - le recordó levantando su mentón para mirarla a los ojos. - Tú siempre has sido mi prioridad.

Bella le sonrió emocionada antes de ajustar su agarre y pararse en las puntas de sus pies para lograr llegar a sus labios. Dejó un pequeño beso provocándole a Edward una sensación hermosa. La esperanza crecía en su pecho.

Ella va a amarme. Se repitió internamente buscando llenarse de esperanza.

- ¿Qué quieres hacer hoy? ¿Vamos a cenar esta noche?

Bella sonrió en grande.

- Hoy hice la cena. - le confesó. - Has hecho tanto por mi y quería agradecerte de alguna forma.

Edward sintió una pequeña incomodidad en su pecho por sus palabras, él no quería que ella se sintiera en deuda.

- No me debes nada, ¿si? - le pidió suspirando. - Te amo y siempre vas a contar conmigo.

- Lo sé. Tengo mucha suerte. - Bella se empinó una vez mas para capturar sus labios con suavidad.

El beso no iba a durar mas que un roce y eso a Edward lo frustró así que sosteniendo su nuca la apegó contra su rostro para profundizarlo. La besó desfogando los sentimientos que lo atormentaban; frustración y deseo. Bella se lo permitió y respondió tímidamente. Edward se frustró aún mas porque ella no respondía como quería, como necesitaba.

- ¿Estas bien? - ella le preguntó con los labios rojos y la mirada preocupada.

- Si. - le aseguró con una sonrisa falsa y la soltó. - ¿Cenamos?

Bella se acercó y tomó su rostro entre sus manos.

- Dame tiempo, ¿si? Se que puedo llegar a sentir mucho por ti pero yo...

- Lo entiendo. No estoy presionándote. - la detuvo porque no se sentía con la capacidad de escucharla decir que no sentía lo mismo por él, su corazón no era tan fuerte. - Voy a esperarte. Lo prometí y cumpliré.

La castaña le sonrió triste antes de abrazarse a su cuello.

- Lo siento, realmente siento mucho no haberte dado una oportunidad antes.

- Esta bien, cariño. Lo importante es que ahora estamos juntos.

Edward lo dijo en serio pero su voz triste lo delató. Él sabía que ella no le hubiera dado una oportunidad sino fuera por la situación complicada en la que estaba metida.

- Edward... - ella quiso decir algo pero él la detuvo con un beso rápido.

- Cenemos.

Tiró de ella hacía la cocina sin decir nada más.

Bella no insistió pero se notaba preocupada y buscaba con ahínco que la conversación no se apagara o existieran silencios incómodos mientras cenaban juntos por primera vez en su casa.

- Esta delicioso. - Edward alabó luego del primer bocado de ravioles.

- Me alegra que te guste. - admitió ella con una sonrisa pequeña.

- No sabía que eras tan buena cocinera. - le sonrió buscando alentarla luego de ver su sonrojo.

- Aprendí hace unos años. - contestó avergonzada.

- Aún hay cosas que no sé sobre ti y tú no sabes sobre mí. - acarició su mano sobre la mesa. - Me alegra saber que vamos a conocernos de nuevo.

- Si, a mí también me alegra saber que tengo una segunda oportunidad contigo. - su voz sincera tenía un puñado de dolor escondido.

Mas tarde mientras Edward limpiaba los platos y ordenaba la cocina. Bella aprovechó para seguir su búsqueda de una compañía de seguridad que colocara cámaras y sensores en su casa lo antes posible. Lo decidió esa tarde cuando regresó de comer porque para su espanto encontró bajo su puerta mas fotos pero de años más recientes con una nota que decía; Así se ve Isabella Swan cuando esta enamorada.

Bella quería gritar que era mentira, ella no estaba enamorada en esas fotos. Ella creía estarlo pero ni siquiera era feliz. Salía sonriendo en tres diferentes poses y en todas abrazaba a Dimitri contra su cuerpo.

Rompió las fotos en miles de pedazos antes de echarlas a la basura.

Bella estaba aterrada. No sabía cuales eran los siguientes movimientos de Dimitri así que necesitaba tomar todas las precauciones posibles para evitar la catástrofe.

Luego de meditar muy poco contrató un servicio de seguridad que prometía instalar en dos días cámaras por todos lados.

- ¿Qué tanto haces? - le preguntó su esposo acercándose con una sonrisa.

- Nada, nada importante. - le aseguró tratando de disfrazar su nerviosismo con una sonrisa.

- Bueno, iré a dormir. - le comentó acercándose a besarla. Bella cerró su laptop inmediatamente para poder acceder a sus labios. - Te amo.

- Descansa. - su voz afectada no pareció llamar mucho la atención de Edward que subió las escaleras rumbo a su habitación. Bella lo envidio profundamente ya que su esposo si podría dormir esa noche cosa que ella no lograría por la preocupación.

Tenía los nervios alterados mientras intentaba pensar que hacer para impedir que Dimitri la pusiera en evidencia. Edward no iba volver a verla con los mismos ojos y estaba aterrada por su reacción. ¿Cómo lo haría si le había ocultado su relación con Dimitri por años? Edward era su mejor amigo y porque lo conocía sabía que no iba a tomar bien que su ex novio fuera Dimitri. Se puso mil escenarios en la cabeza de como él iba a reaccionar y siempre terminaba llorando por las imágenes que veía en su cabeza. Lo mas triste era que sabía que la realidad sería mucho peor.

- No voy a perder a Edward. - susurró con preocupación mientras ingresaba la clave de su tarjeta para contratar el servicio de seguridad. - Dimitri no va a quitármelo.

No quería perder lo que empezaba a crecer entre ellos. Aún no podía creer lo rápido que se acoplaron como pareja, era tan natural que se cuestionó como era posible que antes le hubiera parecido imposible. Recordaba sus años de secundaria junto a Edward como años junto a su mejor amigo pero nada mas. Si se hubiera dado cuenta antes lo mucho que Edward podía llegar a gustarle su vida sería diferente.

- ¿No puedes dormir?

Edward volteo a verla sorprendido por su pregunta. El cobrizo estaba en su cama trabajando desde su laptop y Bella lo observaba desde el marcó de la puerta en pijama ya que había estado intentando dormir sin éxito luego de pasar dos horas eliminando cualquier evidencia de la relación que tuvo con Dimitri en su teléfono y computadora.

- Pensé que estabas dormida. - contestó.

- No puedo dormir si tú estas trabajando. - admitió sincera. Estaba muy estresada y saber que Edward estaba trabajando a esas horas la preocupaba, Dimitri podía mandar un correo comprometedor mientras ella estaba dormida y esa idea no la dejaba tranquila, quería acceder a su laptop mientras él estaba dormido para poder bloquear sus correos.

- ¿Hice mucho ruido? - preguntó preocupado mientras apagaba su laptop lo mas rápido posible y la dejaba sobre su mesa de noche.

- No. - le aseguró acercándose y decidió usar el discurso que estuvo pensando darle en su habitación. - Es solo que me siento poco productiva desde que no estoy haciéndome cargo de las acciones de mi padre y me siento culpable al verte trabajar tanto.

Edward sonrió comprensivo.

- Esto es temporal, cariño. - le recordó mientras la recibía entre sus brazos.

- Lo sé. - ella suspiró sintiéndose confortada entre sus brazos y las sabanas tibias de su cama.

- ¿No quieres ir mañana conmigo a la compañía? Puedes firmar el traspaso de tus acciones y...

- No. - se negó asustada. - No quiero tener esas acciones y...

- Sabía que dirías eso. - la cortó. - Los documentos donde me asignas como vicepresidente también están listos. No vas a ser vicepresidenta ni por un día.

- ¿Revisaste esos documentos dos veces como te lo pedí?

- Si, cariño. Mi abogado también.

Si él había revisado los documentos y no había notado problemas entonces no existía forma de que Dimitri se hubiera inmiscuido, al menos aún no, así que supuso que lo mejor era firmar loa antes posible. Tuvo esperanza por unos segundos de que todo saldría bien.

- Bien. Mañana podemos firmar esos documentos. - le dio un beso corto antes de acurrucarse entre sus brazos.

- Gracias, cariño. - él besó su cabeza y la ajustó a su costado. - Ya no quiero tener ese tema en la cabeza.

- ¿De verdad no te gusta tener tanto poder como tu padre? - le preguntó curiosa, Dimitri hubiera estado saltando en un pie en su lugar.

- No es importante para mí. - admitió. - Sé que en algún momento de mi vida voy a dirigir la compañía así que no tengo apuro por hacerlo antes.

- Es verdad. - Bella suspiró, esa certeza solía llenar de amargura a Dimitri. - ¿Y es algo con lo que sueñas?

- No. - admitió él sin meditarlo mucho. - Es mi destino pero no lo elegí.

- ¿No quieres ser presidente de la compañía?

- No, la verdad no. ¿No recuerdas nuestra infancia? Ni tu papá ni el mío tenían tiempo. Siempre estaban en reuniones y ocupados. Yo no quiero eso para mí pero es lo que me toca.

Bella recordó que ya había escuchado a Edward decir lo mismo cuando eran niños.

- Cuando suceda, te prometo que te apoyaré. Juntos nos organizaremos para que puedas equilibrar tu vida.

- Gracias, cariño. - besó su frente. - No se si llegaré a serlo, mi padre es impredecible y luego de la pelea que tuvimos no me sorprendería que me desherede - rio sin humor. - No te preocupes sino llego a ser presidente de la compañía por sus represalias, no es algo importante para mí.

- No me gusta ser la razón por la que están peleados.

- Nunca hemos sido cercanos. Siempre fue muy distante con todos. No te sientas culpable de ninguna manera.

- ¿Así? - preguntó él distraído en besar su piel.

- Tan cariñoso.

- Si con todas. - le aseguró serio y al sentirla tensarse empezó a reír. - Contigo es diferente.

- ¿Así? - lo detuvo para verlo a los ojos. - ¿Qué tan diferente?

- Creo que me gusta sentirte así para recordar que eres real y no un sueño más de mi imaginación. - le confesó y a Bella se le cortó la respiración.

- Edward... - suspiró antes de acercarse a besarlo.

El cobrizo fue controlando el beso hasta que ambos terminaron acostados en el sofá, a pesar de la cercanía entre sus cuerpos ella sabía que tenía el control y que su esposo no tocaría mas de lo que ella le permitiera. Bella se sentía bien entre sus brazos, sin presiones o temores. Edward la hacía sentir protegida y querida.

El deseo se hacía presente al sentirlo tan cerca y la promesa de lo que podría hacerle a su cuerpo empezaba a atormentarla en las noches. Estaban durmiendo

- Soñé tenerte así todo el día. - le confesó mientras la miraba a los ojos. - Sobre todo hoy deseaba tenerte así.

- Tu padre fue muy duro, ¿verdad?

Edward suspiró antes de asentir.

- Mi padre me vuelve loco a veces.

Bella tragó con fuerza antes de hablar.

- ¿Qué te dijo?

- Se entero que voy a devolverte tus acciones y estuvo comportándose como un idiota. Lo habitual.

- ¿Cómo se enteró? - preguntó asustada.

- No lo sé, ya tenía los documentos en la mano cuando fue a mi oficina. Alguien del área legal de la compañía debió dárselos.

Bella tembló, ¿cómo era posible eso? Y si Carlisle tenía los documentos entonces existía la posibilidad que Dimitri también los tuviera.

- ¿Qué quiere que hagas? - le susurró acariciando su mejilla tratando de concentrarse en mantener la calma.

- No tiene caso que sepas. - le aseguró con una sonrisa pequeña. - Nunca te robaría lo que te pertenece.

Bella asintió porque le creía. Edward jamás la lastimaría ni engañaría.

Cuando su esposo estuvo completamente dormido con ella en sus brazos recién escapó de ellos para tomar la laptop y revisar los correos. Bloqueo los correos de Dimitri porque era lo único que se le ocurría hacer por el momento y también bloqueó su número en el teléfono de Edward. No había mucho mas por hacer.

Observó el rostro tranquilo de su esposo en la cama y no pudo evitar la tentación de regresar a su cama para dormir entre sus brazos hasta el día siguiente.


Actualización!

Espero que les haya gustado.

Les doy un resumen de cantidad de acciones en el PASADO para que no se mareen con las cantidades.

Carlisle Cullen 35%

Edward Cullen 35% (se sumó el 20% de la familia Swan)

Esmerald Masen 20%

Dimitri Cullen 5%

Otros Accionistas 5%