Capitulo 2: Mis nuevos amigos.

Musika siguió caminando por la carretera, sus pasos resonaban en perfecta sincronía con el ritmo de sus pensamientos. El camino parecía extenderse sin fin hacia el horizonte, una senda que conducía a un nuevo destino. A cada paso que daba, sus botas rozaban con las piedras, haciéndolas volar hacia el bosque o hacia delante de ella. Perdida en su propio mundo, Musika caminaba en silencio, con la mente en otra parte, sumida en la contemplación. Reflexionaba sobre los misterios de la vida y el intrincado funcionamiento de su propia existencia. En esos momentos de soledad, su mente parecía cobrar vida y bullir de ideas y revelaciones. Mientras continuaba su viaje, un pensamiento de lo más absurdo parpadeó en su conciencia. La hizo estallar en una peculiar carcajada: "jijijijijiji". Musika siempre había tenido una forma de encontrar el humor en lo disparatado y en pensar si los caminantes cagaban de algún modo, riéndose de los caprichosos pensamientos que danzaban por su cabeza. El mundo había cambiado drásticamente desde que los muertos se levantaron y conquistaron el mundo, y ella se había acostumbrado a la soledad ya en este punto.

Mientras avanzaba, perdida en sus propios pensamientos, algo llamó su atención. La curiosidad se apoderó de Musika cuando divisó a lo lejos una estación abandonada con una torre algo alta. Pero no era una estación cualquiera; parecía ocupada. El aire crepitaba con potencial, y su corazón la instó a seguir investigando. Al acercarse con cautela, la aguda mirada de Musika se fijó en las defensas que rodeaban la estación. Había alambre de púas en los muros y lanzas estratégicamente colocadas, para provocar que los caminantes cayeran en ellas. Pero en lugar de disuadirla, estos obstáculos no hicieron más que avivar su entusiasmo. Tal vez, sólo tal vez, éste era el lugar que había estado buscando todo el tiempo.

A medida que se acercaba a la estación. El corazón de Musika se aceleró con expectación y su mente se puso a pensar en todas las posibilidades que le aguardaban tras aquellos muros fortificados. ¿Habría una comunidad amistosa y abierta a nuevas caras? ¿O acecharía el peligro, listo para atacar en cualquier momento? Pero también puede ser un lugar lleno de bandidos, con recursos gratis para saquear, "jijijijiji". Con una sonrisa sádica en su rostro, Musika se regocijaba al solo hecho de pensar que podría haber bandidos dentro. Aquella idea la llenaba de una felicidad extraña y retorcida. Su mente maquinaba diferentes formas de eliminarlos, como ya lo había hecho en múltiples ocasiones.

Sin embargo, en lo más profundo de su ser, Musika sabía que esta sed de violencia y su oscura fascinación por el asesinato de personas malas no eran normales. Desde que comenzó el apocalipsis, había tenido que sobrevivir a múltiples mierdas que los vivos intentaron hacer con ella; una parte de su alma comenzó a abrazar esta oscuridad para poder sobrevivir. Aunque trataba de ignorarlo, ese lado siniestro se había vuelto cada vez más prominente en su vida, manteniendo un combate con su lado aún estable, aunque dañado por el paso del tiempo.

Musika finalmente había llegado a la estación. Caminaba en cuclillas y despacio, esquivando las lanzas clavadas en el piso hasta poder llegar a la entrada que se encontraba cerrada con una enorme puerta de hierro, tenía un candado que evitaba abrir la puerta. Musika miraba hacia arriba, pensando si podía saltarla, pero estaba cubierta con alambres de púas en toda su parte superior. Observó a través de un pequeño hueco a un lado, buscando ver si podía ver algo, pero lo único que veía a través de la pequeña abertura era la estructura de madera al fondo . "Parece que no hay nadie en casa", pensó Musika, debatiéndose sobre si debía romper el candado y colarse en el lugar. Volteó a ver el cielo y se dio cuenta de que muy pronto los rayos de luz de sol se ocultarían, dando paso a la noche fría y oscura.

Musika se quitó la mochila de su espalda y sacó unas pinzas enormes. Con las pinzas en mano, las colocó en una parte de la cadena que servía para mantener la puerta cerrada y comenzó a hacer presión. Las venas de sus brazos comenzaron a marcarse ante la fuerza que estaba haciendo para reventar las cadenas. Después de un rato, se escuchó un crack proveniente de la cadena, que se rompió y cayó al suelo levantando algo de polvo. Ahora, había vía libre hacia la Vieja estación.

Algunos caminantes que estaban por la zona escucharon el sonido metálico de la cadena cayendo al suelo, Musika no se había dado cuenta que muy pronto los caminantes la alcanzarían.

Musika respiró hondo, sintiendo cómo la adrenalina recorría todo su cuerpo. La sensación de logro y la anticipación por lo que encontraría en el interior de la estación se mezclaban en su mente. ¿Habría otros supervivientes? ¿O tal vez más bandidos a los que quitar sus cosas?

Musika recorrió la puerta de hierro hacia un lado dandole acceso al lugar, Musika se adentró en la Vieja estación con cautela. Cada paso resonaba en el lugar, creando un eco inquietante que parecía susurrarle advertencias.

"No vas a encontrar nada, solo habrá decepción ahí dentro" , la voz en la cabeza de Musika buscaba siempre bajarle los ánimos. "Te equivocas, aquí dentro estoy segura de que algo por fin va a cambiar", respondía Musika a su cabeza con optimismo mientras se adentraba en la vieja estación. Su entrada tenía algunos vagones de tren a los lados con luces en las orillas que iluminaban el lugar; todos esos vagones ya estaban oxidados con el tiempo. Al fondo, se veía una pequeña construcción. "Este lugar se ve horrible, pero parece que alguien lo ha estado usando mucho, hasta pusieron luces", Musika observaba a todos lados mientras continuaba caminando por el único camino que había.

El sonido de sus pasos resonaba en el vacío, acompañado ocasionalmente por el crujir de madera antigua y el eco de sus propios pensamientos. Cada vez que la voz en su cabeza intentaba sembrar dudas, Musika la desafiaba con una fuerza interior. Había aprendido a sobrevivir en este mundo hostil y, a pesar de todas las adversidades, estaba decidida a encontrar respuestas, esperanza o cualquier indicio que le cambiara la vida para siempre.

...

"Clem, ¿estás segura de que podemos contactar a tus amigos usando esa vieja radio?" Aj caminaba al lado de Clementine, sintiendo curiosidad por el plan que tenía. Desde que fueron atacados por los saqueadores hace 8 meses, Clementine había estado buscando formas de contactar con Javier y su comunidad para conseguir información sobre el grupo de Lilly. Durante la confrontación que tuvieron, Clem supo que la comunidad de Javier estaba en guerra con esa comunidad extraña que mencionó Abel, por eso necesitaba información para saber qué hacer en caso de que Lilly regresara o ese grupo de locos apareciaran.

"Espero que sí, Aj. Necesito saber si Lilly sigue siendo una amenaza para nosotros", Clementine respondió con seriedad. Recordaba haber dejado escapar a Lilly esa vez en el río. La conexión que tenía con ella debido a su pasado la hizo dudar en ese momento caótico, pero ahora se sentía paranoica con la idea de que pudiera volver en cualquier momento con un grupo más grande y preparado.

La radio que llevaban era un aparato de largo alcance que tenían en la oficina de Ericsson, aún estaba en unas condiciones óptimas, Clementine había encontrado algunos manuales en los que basarse para hacerla funcionar. Su mirada se centró en el pequeño dispositivo con determinación. Sabía que no sería fácil, pero si había algo que había aprendido en este mundo devastado por los caminantes, era que la información era una poderosa arma.

Mientras continuaban avanzando por el sendero, Clem y AJ divisaron la enorme torre improvisada que habían construido en la Vieja Estación para ampliar la señal de radio. Sin embargo, algo extraño captó su atención cerca de la puerta: la figura de alguien que estaba adentrándose en la vieja estación. Clementine sintió un escalofrío recorrer su espalda, preocupada de que esa persona pudiera estar intentando robar algo del equipo que con tanto esfuerzo habían conseguido y preparado.

"AJ, ¿viste lo mismo que yo, verdad?" Clem sonaba desesperada. AJ la miró a los ojos y asintió con la cabeza, compartiendo su preocupación. "Clem, tenemos que evitar que se lleve algo. No podemos permitir que perdamos el equipo que hemos estado preparando con tanto sacrificio."

Clem y AJ intercambiaron miradas y, sin perder un segundo, comenzaron a correr en dirrección a la vieja estación. El viento soplaba con fuerza, moviendo las hojas de los árboles con fuerza, esto les permitía ocultar su avance a la vieja estación entre el crujir de las hojas secas y los escombros dispersos por el suelo. A medida que se acercaban, pudieron distinguir que algunos caminantes habían notado la presencia del intruso, por lo que se empezaron a colar por la puerta de hierro que fue abierta por el intruso.

"Cuento 11 caminantes, son demasiados. Se le echarán encima al intruso si no hacemos algo para llamar su atención", observó Clem mientras estudiaba a los amenazantes no-muertos. Dos de ellos quedaron inmovilizados por las lanzas que habían colocado estratégicamente alrededor, lo que significaba que solo 9 lograron entrar.

Clem se mantuvo en guardia, pensando rápidamente en una solución. "Tenemos que llamar su atención sin arriesgarnos demasiado", dijo con voz firme. "Si atraemos a algunos hacia otra dirección, podremos reducir su número y darle una oportunidad a quien quiera que esté ahí dentro". AJ asintió, compartiendo la determinación de Clem. Juntos, idearon un plan. Clem agarró una lata vacía que yacía entre los escombros cercanos y la arrojó con precisión hacia el otro extremo de la estación. El ruido metálico resonó al chocar con la puerta de hierro haciendo mucho ruido, "Esperemos que eso funcione", susurró AJ, sin apartar la mirada de la puerta. Pasó un momento, pero ningún caminante salió por la puerta después del ruido que acababan de provocar con la lata. "Algo va mal", dijo Clem mientras salía de su escondite y comenzaba a acercarse a la entrada de la vieja estación, con AJ siguiéndola en silencio. Mientras se acercaban, pudo escuchar una voz femenina, la intrusa. Clem no podía entender claramente lo que decía, pero a medida que se aproximaba, pudo enfocarse mejor en su voz.

"Jijijijiji, mal olientes y estúpidos caminantes. No saben quién soy yo", la voz de la mujer se escuchaba confiada, como si tuviera la situación bajo control. Además, Clem podía distinguir el sonido de un arma filosa impactando en la carne de los caminantes.

Clem intercambió una mirada preocupada con AJ. No sabían quién era esa mujer, pero claramente tenía habilidades para defenderse. Decidieron acercarse con precaución, sin hacer ruido para no alertar a la desconocida. Finalmente Clem y AJ llegaron a la entrada para su sorpresa observaron cómo la misteriosa mujer, aniquilaba a los 9 caminantes con asombrosa destreza y ferocidad. Su cabello rojo carmesí con puntas negras ondeaba en el viento mientras la sangre de los muertos vivientes salpicaba su rostro y ropa. La escena era impresionante, pero también inquietante, ya que Musika parecía disfrutar del derramamiento de sangre con una sonrisa sádica en su rostro.

"¡Así es, yo soy MUSIKA!", exclamó Musika con orgullo mientras mataba al último caminante empujando su cabeza contra el vagón que tenía atrás y aplastando su cabeza con mucha violencia, tenía una sonrisa sádica mientras pisaba una y otra vez la cabeza del caminante. Clem miraba con sorpresa al ver a los 9 caminantes en el suelo, muertos, destrozados y a la intrusa que se hacía llamar Musika con su machete en mano escurriendo de sangre negra de caminante.

Clem y AJ se mantenían alerta, impresionados por la brutalidad y determinación de la recién llegada. No podían negar su habilidad para defenderse, pero también se preguntaban qué tipo de persona era y si podrían confiar en ella.

Musika se cruzó con la mirada de los dos, y su expresión sádica cambió a una más relajada y llena de sorpresa. Los analizó en un parpadeo, observando sus ropas notó que no eran bandidos, los bandidos siempre iban descuidados y nunca llevaban niños con ellos. La joven, llevaba una chamarra de color negro muy cool, unos jeans que estaban ya algo maltratados y una sola bota. Musika no pudo evitar notar la prótesis rudimentaria que sustituía su pierna faltante. Musika admiraba su tenacidad y coraje al enfrentar el mundo con una discapacidad, lo que le inspiró respeto.

El chico a su lado, vestía con una chamarra de color rojo, unos jeans y unos tenis de color blanco. Su cabello le parecía gracioso por la forma que tenía, lo que provocó una pequeña sonrisa en Musika. Sin embargo, sabía que bajo esa apariencia había un joven valiente y astuto, como lo demostraba su comportamiento durante su encuentro.

El sol continuaba ocultándose en el horizonte, teñiendo el cielo con tonos cálidos y oscuros mientras el viento seguía soplando con fuerza, agitando las hojas de los árboles y haciendo caer algunas ramas al suelo. Musika permanecía de pie, sintiéndose nerviosa y apenada por el encuentro con Clem y AJ.

Clem, notando la incomodidad de Musika, fue la primera en romper el hielo. "Hola, ¿estás bien?" preguntó con una sonrisa, buscando establecer una conexión con la extraña.

"Hola, tierra a extraña, ¿estás ahí?" agregó AJ con su característico sentido del humor, intentando sacar a Musika de su trance.

La voz en la cabeza de Musika la insultaba y la llamaba incompetente e imbécil al ver su falta de respuesta. Se sintió frustrada consigo misma por no poder articular palabras en ese momento. Quería decir algo, pero la emoción y el nerviosismo le estaban jugando un mal momento.

Finalmente, Musika logró romper su silencio, esforzándose por controlar sus emociones. "Holaaaaa" las mejillas de Musika se ponían de un color rojo después de intentar hablar con Clem y Aj que la miraban con cara de preocupación y antes de que pudieran decir otra cosa, Musika hizo una pose rara apuntando con su dedos a los dos "soy el terror de los caminantes, soy la única y inigualable ¡MUSIKA!" Musika había perdido toda la pena que tenía y se presentó de la forma más extraña, penosa y vergonzosa que se pueda imaginar, La risa de la vergüenza se había apoderado de Musika después de su extraña presentación. La voz en su cabeza se burlaba y reía junto con ella, haciendo que su torpeza pareciera aún más cómica.

Clem, aunque confundida, pudo notar que detrás de ese acto extravagante había algo más, "Está bien yo me llamó Clementine y este pequeño a mi lado es Aj", Aj saludaba moviendo su mano, en la mente de Clem solo repetía la frase, no te rías intentando mantenerse con su mirada sería y madura. "necesito saber, ¿por qué entraste a este lugar?" Clem miro con unos ojos serios analizando a Musika y esperando su respuesta.

Musika respiró hondo y se centró nuevamente en la situación. La risa quedó atrás y se mostró más serena. "Lo siento por la excentricidad. Es solo mi manera de lidiar con el estrés y las situaciones incómodas", explicó Musika con una sonrisa tímida. "Entré aquí porque estaba buscando refugio o algun grupo que me aceptará", Musika guardaba su machete que aún tenía en la otra mano, envainando en su funda y poniendo sus manos en sus caderas, "se que es repentino esto pero... Si tienen un grupo me gustaría unirme a ustedes, algo me dice que nos llevaremos bien".

Clem miró a Musika, aún sintiendo la dualidad de emociones que esta enigmática joven le despertaba. veía ahora una mirada dulce y cálida que contrastaba con la frialdad que había mostrado mientras luchaba contra los caminantes. Estaba confundida, pero también intrigada por la petición de Musika de unirse a su grupo.

Por otro lado, AJ era muy desconfiado pero la actitud de Musika le hacía estar entusiasmado. Le intrigaba la forma única en que Musika se comportaba y cómo no mostraba temor ante los monstruos. AJ deseaba aprender más de ella y veía en Musika a alguien que podría traer nuevas perspectivas y habilidades al grupo "Clem por favor dejala unirse, creo que podemos confiar en ella, no se porque pero no veo malicia en ella".

"¿Estás seguro, AJ?" preguntó Clem, buscando asegurarse de que su joven compañero estuviera realmente convencido de la decisión.

AJ asintió con determinación. "Sí, Clem. Musika parece fuerte y parece tener experiencia como nosotros, además, creo que podemos aprender algo nuevo con ella", respondió con total seguridad. Clementine había permitido a Aj tomar sus propias decisiones hace 8 meses en esa cueva, por lo que tomo en cuenta su opinión.

Musika, al escuchar las palabras de AJ, sintió un cálido sentimiento de gratitud. Apreciaba la confianza que AJ tenía en ella y la oportunidad de unirse a este grupo de supervivientes.

Clem sabía que está chica era muy fuerte y podía ser de mucha ayuda en caso de volver a ser atacados por el grupo de Lilly o alguien más, "Musika, Aj parece que confía en tí y es algo difícil que eso pase, así que yo también quiero confiar en ti, no me decepciones" Clem extendió su mano hacia Musika en señal de aceptación, Musika veía esto y está muy feliz con gusto tomo la mano de Clem y la apretó con mucha felicidad, Clementine hizo una mueca al sentir su fuerza, Clem solo podía sonreír para ocultar el dolor de su apretón de manos.

Musika estaba saltando de alegría, sintiéndose verdaderamente emocionada por la oportunidad de formar parte de un grupo que la aceptará. Al mismo tiempo, no pudo evitar burlarse de la voz en su cabeza que siempre la había atormentado con sus dudas y temores.

"¡Te lo dije! ¡Te dije que iba a encontrar un grupo que me aceptaría! Yo tenía razón y tú no", se burló Musika en voz alta, riendo mientras hacía gestos con sus manos como si estuviera discutiendo con su voz interna.

"Uy si que alegría, cuando te conozcan mejor te sacarán a patadas, te lo aseguro" a pesar de la perturbadora voz en su cabeza, Musika se esforzó por mantener su entusiasmo y alegría. Cerró los puños con fuerza, ignorando los comentarios negativos que su mente intentaba imponerle. "Está bien, sabes que no te escucharé", susurró Musika, manteniendo su voz interna bajo control.

Clem la veia con preocupación y al mismo tiempo entendía su situación, Clem sentia la necesidad de ayudarla pero con el debido tiempo, "Musika eh, antes de ir a la comunidad, Aj y yo tenemos cosas que haces en esta estación, no te importa esperar verdad?" Clem tenía un tono de voz tranquilo, buscando la compresión de Musika.

Musika con una sonrisa y una voz calmada respondió "claro que sí Jefa, los espero" Musika vio que Clem llevaba una especie de radio. Clem suspiro y caminó hacia la antena improvisada que estaba en la estación, Musika era curiosa por lo que se acerco a los dos que estaban instalando el equipo, "puedo preguntar, ¿para que esto todo esto?" Musika cuando estaba calmada hablaba con una voz muy dulce, Clem la miro un momento y respondió a su duda "estamos intentando contactar con un amigo, se llama Javier", Musika asintió con curiosidad mientras escuchaba a Clem explicar el propósito de la radio y su intento de contactar a Javier. Musika recordó con cariño su encuentro con Javier y cómo lo había ayudado y a su comunidad "Javier es un hombre valiente y amable. Lo conocí durante 1 semana y me agrado , su determinación para proteger a su comunidad y su amabilidad hacia los demás me sorprendieron, que alguien como él existirá en este apocalíptico mundo era algo raro la verdad", compartió Musika, mientras su mirada reflejaba gratos recuerdos, Musika seguia recordando sus momentos con Javier con una Clem que tenía los ojos muy abiertos, y completamente sorprendida de que Musika lo conocía..

Clem escuchaba con atención cada palabra de Musika, asimilando la información sobre su encuentro con Javier y la Nueva Frontera. Clem la interrumpió con algo de emoción "¿en verdad lo conoces?, dime cuánto tiempo ha pasado desde que te encontraste con él" Clem esperaba ansiosa la respuesta de Musika, Musika pensó y cálculo el tiempo aproximado "hace 1 mes que me cruce con su comunidad, les ayude a evacuar el lugar, además de despejar un área de caminantes para que tuvieran vía libre". Clementine Sentía una mezcla de emociones al saber que Musika había conocido a su viejo amigo

Musika continúo hablando "Me dijo que estaban en una guerra con un grupo de locos, aunque nunca llegué a ver a esos 'locos' de los que Javier me hablaba, la tensión y el peligro se sentía en el ambiente en ese momento".

Clem asintió, comprendiendo la situación, cuando salvo a Aj del rancho, noto que un grupo había atacado el lugar, posiblemente se trataba de ese grupo de locos de los que Javier menciono a Musika.

Musika sonrió, y continúo con su historia "Exactamente. Después de la evacuación, Javier me ofreció unirme a su comunidad" Musika miro al piso y su tono de voz cambio a uno más melancólico, "Pero, desafortunadamente, su novia Kate no me veía con los mismos ojos que él".

AJ, siempre curioso, preguntó: "¿Que paso? Acaso le hiciste algo"

Musika le dirigió una sonrisa cálida a AJ. "A veces, las personas pueden asustarse o juzgar a otros sin conocer realmente quiénes son. Kate me vio en un momento en el que me encontraba luchando con mucha intensidad y frenesí contra los caminantes, cuando me vió, ví en su mirada una sensación de terror e inseguridad , en secreto me pidió que me fuera ya que no confiaba en mí" Musika tenía una cara triste al decir esto último, "por eso termine aquí, con ustedes que me encontraron" Musika volvió a sonreír. Clem y Aj se miraron un momento para después, regalarle una sonrisa a Musika. Aj tomo la mano de Musika y con una voz suave le hizo saber que todo estaría bien, "ya no tienes que preocuparte, te aseguro que estarás a salvó con nosotros".

A medida que el sol se ocultaba en el horizonte, Clem intentaba sintonizar la radio que habían conectado a la antena improvisada. Sin embargo, el viejo aparato solo recibía interferencias, lo que provocó un gesto de frustración en el rostro de Clem. No sabía si la antena no funcionaba correctamente o si simplemente no había nadie afuera respondiendo. "Maldita sea, voy a estrangular a Samuel la próxima vez que lo vea", murmuró Clem con enojo.

Aj colocó su mano sobre el hombro de Clem para calmarla, mientras Musika se acercaba con curiosidad. "¿Quién es Samuel?", preguntó Musika. Clem se levantó y tomó una profunda respiración para calmarse antes de responder: "Samuel es un comerciante errante" Intercambiamos algunos recursos por suministros y esa antena improvisada que ves allí". Clem señaló la estructura metálica que se alzaba cerca de ellos. Clem comenzó a desconectar la radio y guardar algunos cables en su mochila.

"Vamos, Aj, regresemos a la escuela. Al menos tenemos a una nueva amiga que nos ha compartido información muy valiosa", dijo Clem, mirando a Musika con agradecimiento. Aj estaba emocionado por tener a una nueva compañera y con mucha energía exclamó: "¡Vamos, Musika! Te va a gustar nuestra comunidad". Con entusiasmo, Clem y Aj comenzaron a caminar hacia la salida, mientras Musika los seguía de cerca, con una mirada llena de alegría. Finalmente, su vida estaba a punto de cambiar.

Continuara...