Todo fue por ti
Capítulo ocho
—Estoy embarazada.
—¿Disculpa? —Senku frunció el ceño profundamente, dejando de lado su trabajo por una vez.
—Te-tendremos un bebé. —La voz de Luna se oyó bastante temblorosa a través del celular—. Pero no te preocupes, mi padre ya lo sabe y está feliz… Y yo quiero tener el bebé aquí en Estados Unidos, así que no tienes que preocuparte, me encargaré de todo.
—No quiero un bebé. —Su mirada se llenó de frialdad—. Aborta.
—Eh… —Hubo una larga pausa—. P-pues yo sí lo quiero, y mi padre también, así que lo tendré.
Senku frotó sus sienes.
—Entonces haz lo que quieras. —Colgó sin más.
Mierda, por una vez que se acostó con su esposa y la dejó embarazada, su mala suerte actuando de nuevo.
No recordaba nada, en realidad, por un momento creyó que Luna mentía como lo hizo una vez, pero entonces se dio cuenta de que había tenido un sueño erótico bastante gráfico con Kohaku, atormentándolo como siempre, y a la mañana siguiente despertó desnudo con Luna. No hacía falta ser un genio para conectar los puntos… De todos modos, existía una sombra de duda, así que mandaría a hacer una prueba de paternidad apenas tuviera la oportunidad.
Je, quizás el mocoso ni era suyo, le daba igual.
Decidió concentrarse en su trabajo. ¿Qué más había que hacer? Era lo único que traía emoción a su vida.
De cierta forma estaba agradecido de que Kohaku lo hubiera abandonado, así podía continuar con el sueño de su vida sin restricciones. Estaba haciendo grandes avances, faltaba muy poco para enviar el primer cohete con la maquinaria revolucionaria a la luna.
Cuando sus máquinas llegaran, empezarían a minar el suelo espacial para construir en un proceso completamente automatizado un cohete de gran tamaño capaz de cargar con toneladas de materiales para ingresar a la Tierra. ¡Era una completa revolución!
Le encantaba trabajar en ello, sus ojos brillaban, su corazón latía, podía sonreír sin que doliera. Era el único momento en el que se sentía vivo, como si nada más le preocupara.
Se volvió adicto al trabajo, no prestaba atención a nada más.
Byakuya y su familia dejaron de preguntar por Kohaku cuando les arrojó la nota que le dejó en las caras, pero no dejaron de molestarlo con querer verlo y estar con él. Los ignoraba, pero cuando viajaban a Japón era casi imposible hacerlo, sin embargo… ya no era lo mismo.
Todos lo notaron. Senku había cambiado. No volvería a ser lo que era. Una mujer se encargó de destruirlo por completo, y por más patético que sonara no podía superarlo.
Cada noche deseaba que ella se hubiera quedado. Cada día la odiaba un poco más.
Fueron pasando los meses y Luna le enviaba información sobre las ecografías y demás tonterías, él no le hacía ningún caso.
Fue cuando nació el bebé que Senku, movido por un leve sentimiento de curiosidad, abrió la foto y contempló a su supuesto hijo.
Era una niña dormida en un cesto, con grandes cachetes y un puchero de molestia. Su cabello blanco-verdoso disparó una alarma en su mente, y sus facciones increíblemente parecidas a las suyas lo hicieron tragar saliva.
Quizás debería tomarse más en serio este asunto de la paternidad…
Siguió concentrado en su trabajo y, pasado un mes, le enviaron otra foto de la niña. Sus facciones estaban más definidas, aunque seguía dormida, y era clarito como el agua que era idéntica a él.
Oh, entonces… sí se había acostado con Luna… y sí tenía una hija con ella. La prueba de paternidad no era necesaria al ver el rostro de esa niña.
Era padre. De verdad era un padre.
Su mente estuvo atormentándolo con ese hecho por semanas hasta que le mandaron otra foto de cuando la niña, su hija, cumplió dos meses.
Estuvo unos días luchando consigo mismo, antes de decidirse a llamar a Luna.
—¡¿S-Senku?!
—Lamento no haber dicho nada… estaba ocupado.
—No te preocupes, yo entiendo, mi papá me dijo que han avanzado mucho con el proyecto.
—¿Cómo estás?
—Bien —contestó, sorprendida de que siquiera preguntara—. ¡Muy bien, ya sabes que soy una chica muy capaz! —Su ánimo se disparó.
—¿Cómo está… nuestra hija?
—¡B-bien! Es… hermosa. Se parece mucho a ti… —Por alguna razón, su voz sonó triste al decir aquello, pero Senku no le dio importancia.
—No me has dicho su nombre.
—¡¿Su nombre?! —Se oyó nerviosa—. S-su nombre, claro. Su nombre es… Tsukiku.
—¿Tsukiku? No pensé que elegirías un nombre japonés…
—¡Por algo he aprendido el idioma! —Rio nerviosamente—. Y Tsuki significa luna, así que me gustó y… y eso.
—Ok… —Viendo que no tenía pensado continuar hablando, cosa rara en ella, continuó a lo que le interesaba—. ¿Y cuándo vendrán a Japón?
—Eh… —Hubo un largo silencio que lo hizo impacientarse un poco—. Es posible que nos quedemos un año aquí en Estados Unidos… —dijo finalmente.
—¿Un año? —Por un momento, no supo qué más decir, pero luego apretó los labios y juntó valor para seguir adelante con su objetivo de cumplir el papel de padre que se suponía que tenía ahora—. Dame tu dirección, iré a ver a la niña.
—¡No! —gritó, sorprendiéndolo—. Qui-quiero decir… ¡Espera un momento, la niña está llorando, luego te llamo! —Le colgó sin más.
Senku apartó el celular de su oído, totalmente confundido.
Y tanto que le había costado tomar la iniciativa de ir a conocer a su hija…
Bufó y siguió trabajando, hasta que por fin Luna lo llamó.
—Senku-sama, soy yo. —Por alguna extraña razón, fue Maiko, la asistente de los Wright y una socia del proyecto, quien le habló—. La señora Luna me pidió hablar con usted en su lugar, puesto que esto es algo muy difícil de hacer para ella.
—Explícate. —Entrecerró los ojos.
—El embarazo fue difícil para la señora, y ella constantemente sufría por tu falta de interés y el que le pidieras que abortara apenas te dio la noticia. —Senku tensó la mandíbula—. La señora ha sido fuerte e intenta no guardarte rencor, pero no cree que sea buen momento para que vengas. De parte de la señora, te pido que te mantengas al margen hasta que sea ella quien elija regresar.
Senku frotó sus sienes.
¿En serio ni siquiera iban a dejarlo ver a su hija? Bien que se tardó en pedirlo, pero aun así…
Aunque, incluso si la conociera, ¿qué se supone que debía hacer con un bebé? ¿Qué beneficio le traería a él o a la niña el relacionarse en este punto? Tenía mucho trabajo que hacer, y ella seguro estaba siendo bien cuidada. No tenía por qué conocerla.
—Muy bien —cedió—. Entonces que sea como Luna quiera, pero quiero recibir actualizaciones mensuales de la niña, su salud y todo eso.
—Así será. —Maiko sonó complacida—. La señora estará feliz de saber que tienes interés por tu hija. Solo necesita tiempo, agradecemos tu comprensión.
Colgaron y Senku pasó las manos por su rostro.
Mierda… Qué vida tan miserable e infeliz le tocó. Sin duda no servía para las molestas y complicadas relaciones amorosas o familiares, lo mejor era que siguiera dedicándose a su ciencia.
Una parte muy molesta de su mente empezó a imaginarse cómo serían las cosas si Kohaku no lo hubiera abandonado, pero la silenció de inmediato y se enfrascó en su trabajo.
No tenía sentido pensar en esa mujer que nunca valió la pena.
.
—¿Es en serio, Luna? —Maiko miró con reproche a la hija de su jefe—. Te pedí que pensarás en otro nombre. ¡¿Por qué le pusiste el mismo?!
—¡Todos le dicen así! —se defendió—. Y estaba escrito en su ropa… y además sí me gusta. Es bonito…
—Agh. —Maiko frotó sus sienes—. Escucha, da igual, ya está hecho. Lo importante es que Senku-sama aceptó esperar el año que necesitamos para que no sea tan notorio que la niña es mucho mayor de lo que debería ser.
Luna asintió y pareció querer decir algo, pero en ese momento se escuchó el llanto de la bebé, esta vez de verdad.
Las sirvientas corrieron a atenderla y Luna las siguió, queriendo aprender más sobre cómo cuidar a la pequeña ahora que sería su madre.
A pesar de estar viviendo en la misma casa, Luna no veía mucho a la bebé, ya que estaba mayormente con las sirvientas, además que la ponía muy nerviosa verla llorar tanto y no poder hacer nada para calmarla. Turquoise era la principal cuidadora de la niña, mientras que una nodriza la alimentaba y otras dos se encargaban de todo lo demás, limpieza y esas cosas. La bebé parecía más apegada a Turquoise y se negaba a que otras personas la cargaran, aparte de la nodriza y el esposo de Turquoise.
Hasta ahora, todo lo que Luna había hecho era tomarse fotos de vez en cuando con la niña a medida que crecía por las dudas de que las necesitaran, pero quería acercarse más a ella y tratar de que la viera como madre, porque lo era. La había adoptado porque su verdadera madre la rechazó, y ahora la criaría junto con Senku, aunque teniendo que engañarlo un poco…
De todos modos, Luna confiaba que ahora todo empezaría a mejorar. Pronto Senku y ella empezarían a actuar sus roles como padres, se acercarían más y vivirían felices como una familia. ¡No había modo de fallar! Después de todo, ella era una chica muy capaz.
Maiko observó a Luna con ojos analíticos, antes de anunciar que se iría y volvería en unos días.
El asunto de Senku ya estaba zanjado, él esperaría lo necesario, así que ahora solo quedaba ocuparse del otro asunto…
Tomó un vuelo para ir a la clínica donde cuidaban de Kohaku, que estaba mejorando un poco desde que fue separada de su hija. Al menos ahora se levantaba de la cama y comía.
Maiko iba a verla de vez en cuando, asegurándose de que se estuviera recuperando y no fuera a hacer una tontería. Una tontería que trajera investigaciones indeseadas a sus negocios.
Se sentó frente a Kohaku, que estaba viendo televisión con la mirada perdida y rostro completamente vacío de cualquier emoción.
Casi se sentí mal por ella, pero era momento de que se recuperara de una vez y dejara de hacerla perder el tiempo en tener que cuidarla.
—Kohaku —le habló con voz suave. Ella no la miró, pero pestañeó, así que supo que la estaba escuchando—. Es momento de que salgas de aquí, querida. Tengo buenas noticias. —Kohaku siguió indiferente y Maiko contuvo su irritación—. He encontrado a tu hermana.
Ante eso, la indiferencia de Kohaku desapareció y Maiko contuvo su sonrisa triunfante.
—¿Mi hermana? —Su voz salió empequeñecida y quebrada.
—Sí, está en California, como sospechabas. —Le dio su mejor sonrisa—. Me rompía el corazón verte así… Hice todo para encontrarla, y lo hice. —Le enseñó una foto de su hermana mayor—. Hizashi Ruri. Ya he hablado con ella, y está esperando por ti. —Kohaku tomó la foto con manos temblorosas, con sus ojos por primera vez iluminándose con la más pequeña pizca de esperanza—. Ya no estarás sola, querida.
Kohaku miró la foto fijamente, antes de estallar en lágrimas y abrazarla.
—¡Gracias! —Sollozó—. Gracias…
Maiko sonrió complacida.
—Te extrañaré, querida. —Por fin se libraría de ella.
Ahora la responsabilidad de cuidarla pasaría a ser de Hizashi Ruri.
Acompañó a Kohaku a California para seguir su acto de buena amiga y se aseguró de que ambas se reencontraran.
Ruri estaba esperando a Kohaku fuera del aeropuerto, con las manos juntas sobre su pecho. Cuando se vieron, las dos corrieron a abrazarse, llorando de alegría.
—¡Kohaku! —Acarició su rostro con ternura, para luego juntar sus frentes. Ambas sonrieron felizmente.
Maiko acompañó a las dos hermanas a la casa de la mayor, donde Kohaku conoció a su cuñado y a su sobrino de cuatro años.
Estaba tan emocionada que abrazó con demasiada fuerza a su cuñado, haciendo que sus huesos crujieran.
—¡Auch!
—Lo siento. —Rio nerviosamente.
—Wow, eres tan fuerte como un gorila… —se quejó él, frotando su espalda.
La ceja de Kohaku tembló con molestia y pareció querer gritarle, pero se detuvo cuando su sobrinito se le acercó.
—¿Eres mi tía? —preguntó, emocionado. Kohaku sonrió con algo de tristeza en su mirada, asintiendo—. ¡Genial! ¡Juguemos! —Tomó su mano y la arrastró al patio para jugar.
Al ver que se alejó, Maiko se acercó a Ruri y ella le pidió a su esposo que las dejara solas un momento.
—Recuerda por lo que está pasando —le dijo—. Ishigami Senku la lastimó demasiado. Asegúrate de que obtenga tratamiento profesional y… no dejes que se entere de nada acerca de ese hombre —remarcó cuidadosamente cada palabra—. Es mejor sacarlo completamente de su vida. Así podrá sanar.
—Nunca podré agradecer suficiente lo que hiciste por ella. —Le sonrió con los ojos aguados.
Al menos ella reconocía su esfuerzo.
—Lo hice de todo corazón. —Sonrió sinceramente a esta mujer mucho más agradable que su hermana.
Se quedó a almorzar con la familia, antes de finalmente marcharse, prometiendo a Kohaku que la llamaría cuando pudiera. Solo dos o tres llamadas y luego listo.
No volvería a saber de esa chiquilla molesta.
Luego de atender unos asuntos en Estados Unidos, volvió a Japón y le informó a su jefe que todo estaba saliendo conforme al plan.
—Excelente, Maiko. Tan eficiente como siempre. Ahora asegúrate de que Senku avance en su trabajo y se vuelva completamente leal a la familia Wright. Cuento contigo.
—Será muy sencillo, señor. Solo es cuestión de tiempo. —Hizo una reverencia y se marchó.
Al salir de la oficina, se topó con Hyoga y Mozu, los guardias personales del señor Wright, que la miraron con curiosidad por su sonrisa llena de arrogancia y mofa.
—¿Qué? —siseó hacia ellos, antes de seguir su camino pisando con fuerza.
Volvió con Luna y le preguntó qué tal había estado todo con la niña.
—¡Bien, la otra vez me dejó cargarla despierta sin llorar!
—Apresúrate en mejorar tu situación, tenemos solo un año para que parezcas la madre de esa niña. ¿Cuento contigo, Luna?
—¡P-por supuesto, yo soy muy capaz de hacerlo, la más capaz!
Maiko frotó sus sienes, antes de asentir y retirarse, no sin antes notar a Turquoise mirándolas a ambas desde la terraza del segundo piso, con una mirada que decía claramente que las estaba juzgando. Maiko le envió una mirada amenazante que la hizo encogerse, por suerte para ella.
Su único trabajo era cuidar a la niña, como quisiera meterse en sus planes no le iría nada bien.
Ahora que las cosas estaban yendo mejor, volvió a trabajar en el laboratorio como socia del proyecto, aunque solo trabajaba en áreas limitadas a la programación de la inteligencia artificial de las máquinas que minarían el suelo lunar. Lo que era bueno, porque Senku todavía no sabía la verdadera razón por la cual querían minar la superficie de la luna.
—Al fin apareces, Maiko. —Hablando del rey de Roma, Senku llegó a su oficina en ese momento—. Estamos casi listos para incorporar tu software en el sistema principal. ¿Cómo vas con eso?
—Solo necesito un mes y estará terminado. —No era un genio por nada.
—Muy bien, buen trabajo. Cuento contigo. —Sin más se fue, sin darse cuenta de que dejó a Maiko completamente encantada de haber tenido esos pocos segundos de su atención.
Solo debía ser paciente. Pronto no necesitaría servir a los Wright y podría hacer lo que quisiera. Podría tener a la persona que realmente quería.
Nadie se lo impediría.
Continuará...
Holaaaa :D
Hay alguien aquí con vida? x'D
Lo sientooooooooooooooooooooo! Sé que ha pasado mucho tiempo D: Gracias a mi querida Criselie Kim por pedir el cap como patrocinio!
Y como siempre tienen más en mi Patre0n! Tienen los caps 9, 10 y 11 esperando allí! OwO
La verdad había olvidado lo mucho que me gustaba escribir esto, AMO el drama! xD
Si quieren más de este fic pueden pedirlo siendo miembros de Patre0n o pueden apoyar el fic con comentarios para que suba los caps aquí más rapido y no solo cada vez que actualice en Patre0n xP
En fin, ojala esta loca y dramatica historia les esté gustando!
Me despido!
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
