Todos los personajes y la historia pertenecen a Kohei Horikoshi y Masashi Kishimoto

—¡Bakugo-kun, mi amigo! —Lee sostuvo con ambas manos la mano que no estaba en cabestrillo de Bakugo.—Quiero compartir algo contigo. Como sabes, Guy-sensei es mi sensei en las artes marciales, pero a partir de ahora... ¡tú serás mi sensei en el amor!—dijo todo ilusionado.

—¿Eh?—Bakugo sintió un escalofrío recorrerle la espalda y una sensación de sudor frío se apoderó de su cuerpo.

—Sí, Bakugo, he estado admirando tu forma de ser y cómo te enfrentas a los desafíos", dijo Lee, con los ojos brillantes por la admiración que sentía hacia Bakugo. —Creo que eres alguien fuerte y decidido, y quiero aprender de ti en el ámbito del amor y las relaciones—

—¡¿De qué demonios estás hablando, cejotas?!—Bakugo, visiblemente cabreado, respondió de manera brusca.

—Bakugo-kun ...—sin embargo, Lee no se dejó intimidar y apretó aún más fuerte la mano de Bakugo. —Voy a contarte un secreto que no le he contado a nadie. ¡Estoy enamorado de Sakura-chan!", exclamó con emoción.

—¿Secreto?— la ira de Bakugo aumentó aún más.—¡Pues menudo secreto de mierda! ¡Si la primera vez que la viste en tu puta vida quisiste que fuera tu novia! Y a todo esto... ¿Por qué mierdas me estás contando todo esto? ¡Y suelta mi mano de una puta vez!—espetó Bakugo, furioso.

—Lo siento, Bakugo-kun—Lee soltó la mano de Bakugo y se rascó la nuca avergonzado.— Ha sido la emoción del momento. Quise que fuera mi novia para conocerla mejor, pero ahora que conozco mejor a Sakura-chan sé que es la mujer de mi vida. ¡Arriesgó su vida en el bosque de la muerte para protegerme!— explicó Lee, con lágrimas de felicidad en los ojos.

—No me recuerdes esa mierda de día. Pero sigo sin entender por qué mierdas me estás...—los recuerdos horribles del bosque de la muerte invadieron la mente de Bakugo, provocando un tic nervioso.

—Y además...—Lee, interrumpiéndolo, continuó con entusiasmo.—¡Sakura-chan ha venido a verme al hospital y me ha traído flores! ¡Es perfecta! ¡Mi ángel de la guarda!—

"¡No vuelvas a interrumpirme, cejudo!—advirtió Bakugo señalando a Lee de manera amenazadora con el dedo índice. Emitió un suspiro y agregó.—Mira, cejudo. Esta conversación está siendo muy incómoda para mí. A ver, cómo digo esto de la manera más delicada posible. ¡Me importa una jodida mierda que estés enamorado de la frentona! ¡Por mí como si te gusta el viejo pervertido!—

—...—molesto por el insulto a Sakura, Lee respondió con determinación.—Bakugo-kun, eres mi primer y mejor amigo. ¡Pero porque seas mi mejor amigo no te voy a consentir que hables así de mi futura mujer!".

¿Qué no me consientes que llame a la frentona como me venga en gana?—replicó Bakugo, apretando la mandíbula por la ira. — ¡Vete a tomar por culo!—

—Mmmm ...—ignorando las palabras de Bakugo, Lee reflexionó con los brazos cruzados.— Aunque quizás ese sea el secreto de tu éxito con las mujeres—

—¿Mi éxito con las mujeres?—el comentario de Lee hizo que Bakugo estallara aún más. Mira cejotas, por el bien de nuestra amistad o de lo que coño sea la relación que mantenemos vamos a cambiar de conversación. Antes no he podido preguntar a la vieja bruja cómo están...—

—¡Frentona, sé mi novia! —Lee, interrumpió nuevamente a Bakugo y miró directamente a los ojos del rubio tratando de imitar su tono de voz. Sin embargo, su imitación no fue muy exitosa.

—...—Bakugo se quedó sin palabras, con la boca abierta. —¿Qué?— alcanzó a decir, sorprendido y muy molesto al mismo tiempo.

—¡Frentona!—exclamó Lee, esta vez cogiendo con ambas manos la mano de Bakugo, imaginando que era Sakura para practicar su declaración de amor.— ¡Sé mi jodida novia!—

—Hijo de la gran perra ...—Bakugo, enfurecido, hizo chispas con la mano izquierda a pesar del dolor que eso le causaba por las heridas. Miró a Lee entrecerrando los ojos, molesto.—Eres un imbécil. ¿Lo sabías, verdad?".

—Mucho mejor!—exclamó emocionado Lee, nuevamente ignorando las palabras de Bakugo. Levantó su puño derecho en el aire. —¡A Kami-sama y a ti, Bakugo-kun, os pongo por testigos de que conseguiré que Sakura-chan sea mi novia!—

—...—Bakugo hizo una mueca de desagrado. —Mira que he conocido imbéciles en mi vida. Es más, siempre estoy rodeado de idiotas. Pero tú, amigo mío, te llevas la palma— dijo, apretando los dientes debido a la ira que sentía.

—¡Deseame suerte, Bakugo-kun!—Lee volvió a no prestar atención a las palabras de Bakugo.

—Que te jodan, anormal de mierda.—replicó Bakugo, fulminando a Lee con la mirada

—¡Sakura-channnn!—Lee, una vez más, ignoró las palabras de Bakugo. —¡Por el amor de esa mujeeeeer, me convertiré en el hombre que ella más quiereeee! ¡Frentonaaaa! —canturreó mientras salía de la habitación del hospital.

—No, si al final el imbécil seré yo por haberme preocupado por el estado de salud de ese jodido anormal. —pensó Bakugo en voz alta. Emitió un bostezo de cansancio —Hablar con ese capullo me ha agotado mentalmente.—

El diálogo tenso y lleno de emociones había dejado una estela de confusión y frustración en el aire. Mientras Lee se sumergía en sus sueños de conquistar a Sakura, Bakugo se preguntaba cómo había llegado a encontrarse en esa situación incómoda. Sin embargo, su amistad seguía intacta, a pesar de las diferencias y la extraña forma de ser de Lee.

Bakugose deslizó bajo las cálidas sábanas, cerrando los ojos y dejando que la oscuridad de la habitación lo envolviera. Mientras se acomodaba en la comodidad de su cama, su mente se convirtió en un torbellino de pensamientos tumultuosos. El odio hacia Orochimaru se arraigaba profundamente en su corazón, como un fuego que ardía sin cesar, alimentado por las heridas infligidas y las promesas de venganza que había jurado cumplir.

Sin embargo, entre los rescoldos del odio, también se encontraba la preocupación por sus amigos. Sus rostros y voces se agolpaban en su mente, recordándole los lazos que los unían. La imagen de sus seres queridos enfrentando peligros y desafíos los atormentaba, dejando un rastro de inquietud en su interior. Quería protegerlos, asegurarse de que estuvieran a salvo, pero las circunstancias parecían conspirar en su contra.

Y luego estaba la conversación incómoda con Lee. Sobre eso, forzó a su mente que lo olvidara lo antes posible

A medida que la noche avanzaba, los pensamientos tumultuosos se desvanecían poco a poco, dejando paso a la fatiga que pesaba sobre sus párpados. La mente del protagonista se debatía entre los enredos de odio, preocupación y amor, hasta que finalmente, agotado, se sumergió en los brazos del sueño. Sin embargo, en las profundidades de su mente, las pesadillas acechan, tejiendo una red de miedo y angustia.

En sus sueños nocturnos, una serpiente gigantesca se alza, encarnando a su peor enemigo, Orochimaru. Con su lengua bífida y sus mandíbulas abiertas de par en par, la serpiente amenaza con devorar a todos aquellos a quienes el protagonista más aprecia. La imagen de sus seres queridos siendo consumidos por la oscura criatura lo llena de sudores fríos y provoca que hable en sueños, luchando desesperadamente contra su destino.

Sin embargo, al despertar, una dulce calma se apodera de su ser. Allí, en su cama, encuentró a Tsunade, dormida y abrazándole. El contacto cálido y reconfortante actuaba como un bálsamo en su corazón, disipando los vestigios del terror nocturno. Con gratitud y un nuevo sentido de protección, se prometió a sí mismo estar allí para aquellos que ama, luchando contra sus demonios internos y manteniendo a salvo a quienes le importan. Los pensamientos se desvanecieron lentamente mientras su respiración se calmaba, llevándolo hacia un reposo reparador, al menos por ahora.

Cuando se volvió a despertar, Tsunade ya no estaba a su lado. Pero Bakugo tampoco estaba solo en su habitación. El chico de cabello blanco que se presentó como Killua Zoldyck al despertar del coma estaba hablando con Hinata. Además, una niña con el cabello largo y oscuro sujetaba la mano del tal Killua. Ésta fue la primera que se percató de que Bakugo había despertado.

—¡Onii-chan! ¡Ha despertado!—la niña llamó la atención a su hermano mayor.

Bakugo recordó entonces que ese tal Killua dijo que tenía una hermana llamada Alluka, dedujo que debía ser ella. Pero también se acordó de algo mucho más importante. Killua le aseguró que venían de su mundo y qué sabía el método de regresar.

—¡Ey!—exclamó Bakugo, mirando fijamente a Killua.—¡Tú y yo tenemos que hablar!—

—Ya lo creo que tenemos que hablar.—contestó Killua volteando la cabeza en dirección al rubio ceniza.