La vida es como una mariposa con frágiles alas cuya vida es corta y hermosa. O como un hilo dorado que nos une al plano terrenal tan fino, tan delicado y tan fácil de cortar. Rafiki agradecía enormemente que ni el hilo del príncipe ni de Nadia haya sido cortado ese fatídico día, cuando mucho, tendrán cicatrices como recordatorio; las cicatrices del príncipe son pequeñas y no tan escandalosas, una pequeña línea rosada atravesándole la boca, otra en el hocico un poco más gruesa y, finalmente, una pequeña entre la ceja; mientras que Nadia tenía una cicatriz recorrerle por casi todo el brazo izquierdo como una serpiente.

Cuando Simba la había llevado con él pensó que estaba más allá que aquí. Balbuceaba sobre buitres británicos y tigres e incluso en hienas que no se cansaban de contar su historia de vida.

Preparó la bebida que la ayudaría con el dolor y la cicatrización para su brazo, con suerte no le quedaría una marca tan grande, el mandril se acercó a la joven delirante. Poso una mano en la nuca de la humana levantándola un poco, acerco el cuenco a sus labios y la ayudo a beber la pócima curativa.

–No lo escupas, bébelo, Nadia –advirtió al ver la mueca en su rostro. Bunga saltaba de forma incesante en un intento por ver mejor, Simba lo coge por el pelaje y se lo lleva afuera para que Rafiki pueda trabajar en silencio; no se lo había pedido pero Rafiki lo agradecía, poco después escucha la lluvia en las afueras y la brisa familiar de Mufasa.

Una vez que termino de darle la pócima empezó a limpiar sus heridas, primero quitó los retazos de su chaqueta hecha jirones y procuraba limpiar las heridas con sumo cuidado quitando la tierra y cualquier otra suciedad. Murmuraba un pequeño cántico mientras sus manos se movían con agilidad.

Aun recordaba el rostro aliviado y preocupado de Taka. No lo había visto así desde hace años.

Ahora observaba a Nadia caminando con Kopa a su lado, el príncipe ya no estaba vendado ni cojeado pero ella sí; su brazo ha sanado a un ritmo normal, cosa que esperaba, su pierna aún estaba en proceso de sanación y ella procuraba hacer un "ejercicio" para lograr una recuperación más rápida.

Rafiki sonríe.

Nadia poco confiaba en sus pócimas curativas pese a que su brazo (en menos de dos semanas) ya estaba sanando cuando normalmente tardaría más. Ella decía que era magia y que, si se equivocaba con un ingrediente, la convertiría en sapo; obviamente Rafiki le aseguro que eso no pasaría y que más bien se convertiría en gato, para más horror de ella.

Simba observaba a lo lejos a su hijo y la humana, junto a él estaba Scar.

–Zira lo hizo y, aunque no tuviste nada que ver, si ella vuelve a hacer algo semejante contra mi familia lo pagara caro. Ella y sus seguidores –recalcó sin apartar la vista.

Scar lo mira por el rabillo del ojo.

–No esperaba menos.

Otro silencio sepulcral.

– ¿Lo dijiste en serio? –Simba recuerda lo que su tío había dicho cuando resolvió el asunto de los chacales, no sabía si sus palabras eran honestas o no.

– ¿Qué cosa? –Scar se vuelve con una ceja levantada.

–Sobre que mi padre estaría orgulloso.

–Siempre lo ha estado, no es como que tuvieras que esforzarte por ello –No importaba cuanto se esforzara para demostrarle a Ahadi que podía ser el hijo del que también podría estar orgulloso, nunca era suficiente –. Él te amaba con o sin fallas. Aunque eras el príncipe dorado –dice eso último con burla. Luego vuelve a mirar al frente Kiara, Kopa y Kion jugaban a las atrapadas seguidos de ese tejón con Timon y Pumba a cuestas –. Nuestra familia es rara. ¡Ni se te ocurra correr, Nadia!

– ¡NO LO ESTOY HACIENDO!

– ¡Pero lo piensas! Recuerda lo que te dije –Alza su pata mostrando sus garras, ella blanquea los ojos y continua sentada bajo el árbol, mirando a los demás jugar.

–Quien te viera –Simba se mofa.

–Tú no eras tan terrible.

–El cementerio...

–Fue idea mía, no costo nada convencerte –Scar se vuelve hacia Simba quien lo miraba incrédulo y molesto, casi sonríe con malicia –. ¿No querías que fuera más honesto?

–Ahora me pregunto cuántas veces intentaste matarme.

–Dos veces.

–Gracias, eso me hace sentir mejor –Su sarcasmo era lo suficiente bueno como para que Nadia lo alabe.

Su relación estaba en un punto raro. La desconfianza seguía allí. Simba trataba de perdonarlo de alguna forma pero sin olvidar el pasado porque no es algo que pueda ignorase, ni ocultarlo, es algo con lo que debe sobrellevar y no sucumbir al resentimiento y envenenar su corazón como le paso a su tío.

...

Nadia miraba ceñuda la venda recién quitada de su brazo, observando la cicatriz entre el asombro y el escepticismo; ya estaba curada por completo al igual que su pierna, lo que significaba que ya podría seguir con normalidad (si es que Scar no la mataba primero).

"Es curioso, fue en este mismo brazo donde Shenzi me dio mi primer rasguño desde que estoy aquí", sus dedos pasan por la cicatriz con delicadeza sintiendo su suavidad.

–Creo que aun debo quedarme unos días más, para estar seguros, aún podría convertirme en gato –Dice con tono dramático, sus ojos suplicantes a Rafiki y un león tras él que la miraba con el ceño fruncido y la cara arrugada cual pasa.

–Si no te ha pasado desde que bebiste esa cosa no te pasara ahora –masculló Scar quien se vuelve a Rafiki –. Creí que no quedaría cicatriz, o una no tan grande.

–Hice lo que estaba en mis manos.

–Me parece hermosa –Ambos voltearon a verla, atónitos, se encoge de hombros sin inmutarse conteniendo una risa ante sus rostros (específicamente el de Scar, Rafiki asiente cual maestro orgulloso) –. Las cicatrices son hermosas, el reto es ver su belleza, encontrarla.

–Cierto. La belleza no siempre es aquello que brilla con más fuerza –recita, moviendo su bastón sobre su cabeza –. Ya puedes irte. Lamento lo de tu chaqueta, estaba inservible.

–Nah... No importa. Al menos mis pantalones sobrevivieron a todo ese... –mira a Scar con suspicacia – evento desafortunado. Esa tienda se ganó una clienta fiel, eso es seguro.

Rafiki y ella intercambiaron unas cuantas palabras más antes de despedirse e irse de la enfermería de las praderas. Nadia estaba particularmente nerviosa. Scar no había hablado seriamente con ella desde el incidente porque procuraba que estuviera recuperada al cien para luego reñirla como se debe. Sin duda la matara, machacara por él mismo sus huesos para tirarlos por el río, no quedaría nada de ella. Volver a la cueva fue como volver a casa, extrañaba su rincón y su fogata (más que todo preparar ella misma su comida) Timon y Pumba fueron muy amables en darle brochetas, lo malo es que eran gusanos rostizados; Scar les pregunto qué clase de carne era solo para divertirse con su agonía y rostro verde.

–Ouh, no sabía que los humanos cambiaban el color de su cara –Timon había comentado con asombro.

Pumba, sin embargo no parecía muy convencido.

– ¿Le habrá caído mal la comida, Timon?

– ¡Tonterías!

Ese día tuvo la sonrisa más forzada del mundo mientras en su interior estaba con las tripas revueltas. Scar se divirtió, Simba y Nala negaron ante su ingenuidad al aceptar la comida sin más, incluso Kopa se carcajeo fuertemente junto a sus hermanos y Bunga. Todos se divirtieron a costa de ella.

Nadia se dispuso a preparar el fuego tomando dos piedras, requería hacer fricción con ellas, era más fácil hacerlo con ellas que con los palos dejándole sus dedos astillados. Una vez encendido el fuego, se recostó en su cama improvisada; Scar se encontraba a unos cuantos metros frente a ella observándola, específicamente, su nueva cicatriz. A ella le gustaba ver las llamas danzar a través de sus ojos, era magnético.

–Casi mueres.

–Lo sé.

–Pero salvaste a Kopa. Él pudo morir y lo salvaste... pero fue tonto –Su sonrisa se deshizo al instante. Scar estaba serio, mucho, ella quiso replicar y él le chistó –. Me tranquiliza que Kopa esté bien, demasiado, pero lo que hiciste fue la cosa más imprudente que pudiste haber hecho, Nadia.

– ¿Y qué quería que hiciera? ¿Qué lo dejara a su suerte, a morir? –Ella niega la cabeza con furia –. Mira, no es como que hubiese importado...

– ¡Si importa porque hay quienes te quieren, y tú no pareces darte cuenta! –Se obligó a calmarse al verla respingar por su grito –. Tu familia, amigos y muchos de aquí te quieren –Ella se endereza, en otro momento se estaría burlando y canturreando que había logrado entrar al corazón del despiadado león, pero estaba tan sorprendida que no pudo bromear siquiera con ello. Entonces prosigue: –. Sé que estas aquí para "redimirme" y toda esa cosa que mi querido hermano te puso de tarea. Pero hiciste más que eso, mucho más –se fue acercando a ella –. Te has ganado el afecto de todos y no creo que quieras que sufran por ti, ¿o consideras tan poco tu vida como para entregarla sin chistar?

–Solo quiero ayuda, solo eso. Mi madre... mi madre ayudaba a las personas, quiero seguir su legado de alguna forma –Ahí estaba al igual que Simba llenar un legado para sentir que lo merecían, que sus respectivos progenitores estuviesen orgullosos de ello. Nadia agacha la cabeza –. Sé que soy imprudente algunas... –un carraspeo, levanta la mirada y frunce el ceño – muchas veces. ¿Feliz?

–Mucho.

–Bien –Asiente de mala gana, cruzó los brazos –. A veces no pienso mucho en las consecuencias hacia mi persona con tal de ayudar. Supongo que me prohibirás...

–Hacerlo sería quitarte tu esencia –interrumpe altivo –. Solo... promete que pensaras mejor las cosas. Hay muchos que sienten afecto por ti, humana.

Nadia sonríe y, en un impulso, abraza de un a Scar enterrando su cara en su pecho y en la melena negra cual alas de cuervo, cerró los ojos ante su suavidad; una pata se posa sobre su espalda.

–Admítelo –Sonríe contra su melena –, me amas. Llegue a tu corazón de piedra.

–No dije nada parecido. Ahora –hace un gesto con su pata alejándola como si fuera una cachorra –, ve a dormir o lo que sea.

–Si lo hiciste, pero eres tan orgulloso que te cuesta admitirlo –ladea la cabeza –. Oye, no me contaste como te fue en el viaje. ¿No se intentaron matar, o si? –Posa su barbilla en la palma de su mano –. Adelante, te escucho.

– ¿Simba no te hablo del viaje?

–Sé que lo hizo bien, que incluso lo felicitaste. Hablaste de tu hermano, su padre, de una forma positiva para él –Peina su cabello hacia atrás –. ¿Sabes? Kion me dijo que estuviste en el valle, frente al arbusto de tu hermano, ¿paso algo raro?

Desde luego que no esperaba que Mufasa se manifestase ante su hermano como lo hizo con Simba, no, aunque igual era una posibilidad. Se lo imaginaba pidiendo perdón o reclamarle por (de alguna manera) meterla a ella en su camino. Sim embargo, las comisuras de Scar hicieron el amago de una sonrisa sin llegar a formarse.

–Eso es entre él y yo.

– ¿Tú y el difunto? –Ironizo con una ceja alzada, decepcionada por no sacarle nada –. Vaya. Eres muy esquivo.

–Duérmete ya.

–Sí, sí, buenas noches, Scar.

...

–No me has contado alguna vez como fue que conociste a tu flamante pareja, Scar –Nadia lo codea mientras levanta las cejas con picardía. Ambos se encontraban caminando para el encuentro con Kion quien quería una charla con su tío, algo inusual, pero Scar sospechaba que estaba relacionado con el pasado. Su sonrisa se ensancha aún más al ver su ceño fruncido –. Uy, ¿toque un nervio? ¿Es eso? Vamos, no seas tímido, quiero saber cómo fue que dos leones singulares terminaran juntos.

A Scar se le hacía curioso que, a pesar de casi morir por las garras de Zira, Nadia aun sienta curiosidad por la historia detrás de ella. Desde luego que Nadia no le tenía ningún otro sentimiento aparte de su curiosidad y el recelo, obviamente. Pero preguntarle invasivamente sobre ella se le antoja igual de curioso, no raro, solo curioso.

– ¿Por qué preguntas algo que probablemente ya sabes? –Sabe que ella fue elegida por su hermano por una razón, que ella sabe cosas que no debería, o más bien tiene cierta visión de ciertos acontecimientos siendo solo unos pocos en los que acierta.

–Porque prefiero una confirmación de tu parte. Lo que tengo son teorías, nada más.

–Más bien eres una metiche, Nadia.

Ella profiere un sonido indignado posando una mano en su pecho, en un gesto dramático, como si aquello fuese la peor ofensa que le hubiese dicho. Tuvo que quedarse con las ganas de replicar sus palabras puesto que, ya se encontraban frente a Kion. El príncipe observaba serio a Scar, y Nadia supo en ese instante que ya sabía la verdad.

Esto no era una sorpresa para él, después de todo, todos en las praderas saben que vive y tarde o temprano la nueva generación de la manada (en específico, los príncipes) sabría la historia de su oscuro reinado. Su odio desmedido cuya ambición al trono lo llevo a cometer actos terribles.

Para Sorpresa de Scar y Nadia, Kion da un paso al frente y declara:

–Te perdono, no soy quien para juzgarte por todo lo que has hecho –mira el cielo por un instante –, pero los leones del pasado si pueden.

Nadia entonces observa mejor al joven príncipe frente a ella. Ha crecido un par de centímetros, su melena ha crecido también y sus manchas de bebe en las patas estaban desapareciendo; pero lo que más le impresiono fue la madurez de su mirada escarlata, aquella que le recuerda tanto a Simba como a Mufasa.

"¿Cuándo fue que empezó a crecer?", se preguntó mirándolo en silencio.

– ¿Cómo puedes perdonarme sin saber con certeza si me he arrepentido o no? –Se había disculpado con su hermano pero ese era un asunto personal. Aún estaba impresionado, su voz casi lo delataba, por un momento pensó ver a su hermano sin embargo en un parpadeo solo ve a la bola de pelos.

–Ya me oíste, tío –se gira y empieza a andar, cuando siente que no lo siguen se vuelve –. ¿Y no vendrás? Kopa nos está esperando –el león sigue sin hacerle caso, cuestionado a donde irían –. Puede adivinar en el camino.

Scar le mira con una ceja alzada.

–Aborrezco las adivinanzas.

–Lo que quiso decir en realidad –Nadia remarca mirándolo de reojo, fulminante –es; ¿a dónde irán? Sabes que a tu querido tío odia la intriga.

–Kopa piensa que conoce un lugar donde podríamos encontrar una piedra para papá y mamá –Responde, se vuelve hacia Scar ahora suplicante –. Por favor, acompáñanos, ¿sí? es una sorpresa que queremos darle tanto a él como a mamá.

Simba seguramente moriría de la angustia y la paranoia si se enteraba que sus hijos iban a estar a solas con Scar en alguna excursión en busca de una piedra, por suerte, ella estaba allí para distraerlo lo suficiente como para que no se diese cuenta. Aunque, la verdadera cuestión seria si dejarlo con los cachorros sin su supervisión seria lo adecuado; él no quiere el trono ahora, no parece ya interesarle además de que, como ya ha declarado antes, no sería bien aceptado de nuevo. Había aceptado su derrota.

"Aunque no lo diga, a Scar parece agradarle esos cachorros, contra todo pronóstico".

– ¡Yo creo que es maravilloso! ¿No te parece? –Le da unas palmadas instándolo a aceptar –. Eso sería muy bueno de tu parte, demasiado, increíblemente...

–Ya entendí –Cortó él con hastió –. ¿Y tú hermana? ¿Acaso ella no vendrá a la excursión?

–Papá le está dando sus lecciones, pero fue ella la de la idea, así que nosotros iremos por la piedra mientras papá esta distraído con ella.

"Que giro de acontecimiento", pensaba ella mientras los veía alejarse. "Ahora solo debo ver con que o quien pasar el tiempo".

...

Sus dedos se movían entre la melena de Simba con agilidad, trenzaba cada mechón con delicadeza sin jalar demasiado. No hace mucho que Simba había dejado de impartir la lección a su hija. Ahora Kiara se encontraba con sus amigas Zuri y Tiifu, Nala miraba lo que hacía con una sonrisa divertida, su compañero se veía gracioso.

– ¿Falta mucho? ¡Ugh!

– ¡No te muevas, lo arruinaras! –Advierte luego de darle un manotazo en la cabeza, luego relaja sus facciones –. Quiero ver si te luce o no.

– ¿Dónde está Scar? –Por un segundo sus dedos casi se paralizan, lo sintió, por lo que insistió –. Normalmente estas a su lado todo el tiempo. ¿Sucedió algo? ¿Han peleado o está cazando?

– ¿Acaso no puedo pasar el tiempo con mi rey león favorito? –Dice en cambio terminado por fin. Los peina y acomoda en cierto ángulo, luego se aleja unos pasos hasta quedar junto a Nala, ambas ladean la cabeza –. ¿Cómo quedo, Nala? ¿Muy estrafalario?

– ¡No, no! –Niega con rapidez, conteniendo la risa y la pena ajena –. Es...es solo un poco extravagante.

– ¿Solo eso? –Suena incrédula –. ¡Parece un francés del siglo XVIII!

– ¿Tan mal esta? –Pregunta Simba sintiéndose ridículo.

– ¡No! –Exclaman ambas con rapidez.

–Creo que te ves mejor al natural –Nadia añade, acercándose para empezar a deshacer ese desastre, ¡se parece a la bestia!

Tal fue su concentración que apenas si oye la voz sorprendida de Nala. Entonces, ambos se vuelven en dirección a donde Nala se dirigía. Nadia abrió los ojos con sorpresa mientras que Simba arqueaba una ceja, ante ellos, Scar parecía que había pasado por una tormenta; su melena estaba sucia de barro con hojas y ramas en ella dándole un aspecto mucho más desaliñado, adornado con su rostro amargado y mirada fulminante. Kion y Kopa a excepción de Kiara que no estaba sucia, se mostraban sonrientes mientras les entregaban las piedras con orgullo.

– ¿Y a ti que te paso? Jajajajaja –Apenas podía mantener su seriedad ante esa imagen.

– ¿Dónde estuvieron? –Simba cuestionó una vez visto los regalos y abrazado a sus hijos. Casi se ríe al igual que Nadia, apenas pudo ocultar su sonrisa burlona –. No te había visto así desde que Tojo trajo a esos pichones en el manantial.

–No menciones nada, sino quieres que hable de tu melena justo ahora –masculló, alejándose con paso digno.

Simba se vuelve hacia Nadia con un gesto que, claramente, decía: Quítame esta cosa que me acabas de hacer.

Las cosas habían salido mejor de lo que pensaba, no puede considerarse este día un fiasco con estos acontecimientos.


Mis queridos lectores, oficialmente ha terminado el primer arco del fafic, en el siguiente capítulo veremos lo que sería la siguiente continuación del Rey león 2. Ya saben, esa historia de amor con tintes de Romero y Julieta, protagonizado por Kiara y Kovu; ahora con la intervención de la humana y la presencia de Scar, Kion y Kopa (si es que no los mando a un viaje XD) que bien puede o no perjudicar esta historia de amor.

Desde luego, habrá que esperar para ello.

Hasta la próxima bye, bye