Miku viajó junto a la familia de Kaito por petición de este ya que le pedían una acompañante para presentar, ella acabó cayéndole bien a todos pero en cuanto a Akaito, el enfrentamiento que tuvieron la dejó con dudas, no sabía a ciencia cierta la razón por la cual el pelirrojo desea acabar con su primo, eso la dejó pensando.

- Miku-chan, dijiste que te gustan los puerros ¿no? Resulta que una de mis tías hizo una ensalada de puerros ¿quieres? – Ofreció Keiko, la peliverde estaba mirando a la montaña.

- No gracias…

- ¿Eh? – Eso dejó asombrada a la hermana menor. – Nii-san, algo le pasa a Miku-chan. – le habló a Kaito.

- Yo igual siento que algo pasó. – Se acercó a hablar con ella. – Miku-san ¿tienes alguna preocupación?

- ¿Eh? No es nada, en serio jeje… - Ella negó rápidamente, aunque el peliazul sentía que no estaba diciendo la verdad en su totalidad. – Es verdad, aún podemos ver las estrellas ¿vamos?

- … Claro. – Ya ella seguro se lo acabaría diciendo en su respectivo momento, Kaito decidió no presionar y los tres fueron a ver las estrellas, esa noche pasó sin ningún tipo de inconveniente.

Ya más tarde, todos decidieron irse a dormir, instalaron sus respectivas casas de campaña, ya así Miku y Keiko dormían en una, la peliazul estiraba las piernas lo cual causaba que golpeara el rostro de Miku.

- Ugh… no sé como aguantan dormir con ella. – No lograba conciliar el sueño, en parte debido a Keiko y su postura poco ortodoxa para dormir, ella entonces se levantó y abrió el cierre de la casa de campaña para salir, al ser una montaña, totalmente alejada de la ciudad, las estrellas y luna brillaban con total claridad. – (Realmente no me fijé totalmente, pero es hermoso este sitio de noche…)

- ¿Miku-san? – Esa voz la hizo sobresaltar, volteando a ver para encontrar a Kaito.

- Kaito-kun, me asustaste. – Reclamó ella con un puchero.

- Lo lamento ¿Qué haces despierta?

- No puedo dormir, Keiko-san no deja de meterme el pie en el rostro. – Kaito soltó una risa nerviosa.

- Ella siempre tiende a moverse demasiado al dormir, yo igual lo sufrí… - En ese momento ambos compartieron una risa. – Pensaba ir a tomar algo de agua ¿me acompañas?

- Claro. – Los dos caminaron hasta llegar a la caseta donde tienen puesto un botellón para tomar, Miku esperó a un lado.

- Toma. – Le pasó un vaso.

- Gracias, aunque no era necesario. – Ella lo aceptó, bebiendo un poco, veían y apreciaban la calma de la noche en el sitio de acampado.

- ¿Qué tal la reunión? ¿Te divertiste? – Preguntó él.

- Por supuesto, toda tu familia fue bastante amable conmigo e incluso la comida estuvo bueno, es verdad lo que dijo Keiko de la ensalada de puerro, me gustó~ - Puso un rostro de alegría.

- Es bueno saberlo… ellos realmente estaban ansiosos por conocer a alguien de la industria así que cayó bastante bien que aceptaras, aunque hubo también esas tías que esperaban que trajera a una novia… - se rascó la nuca, aquello puso algo roja a Miku.

- E-Entiendo, lástima que no fuera así jaja…

- … Miku-san. – En ese momento Kaito miró a la peliverde. – Quiero que me respondas algo.

- ¿Sí? – Ella no sabía que esperar de Kaito, pero el hecho de que estuvieran solos y que de repente se pusiera serio le hizo pensar en una posibilidad. – (Acaso él… ¿se me confesará?) – La simple posibilidad hizo que se pusiera totalmente nerviosa.

- Necesito que me respondas con la verdad ¿entendido?

- S-Sí. – Ahora ella estaba completamente nerviosa, tanto que su corazón latía fuertemente.

- Miku-san… ¿en serio no te pasó algo hace rato? – La pregunta no acabó siendo lo que esperaba ella, pero eso le hizo pensar que no pasó totalmente desapercibido para él.

- … No, ya dije que no fue nada.

- Miku-san. – Kaito la sujetó de la mano. – Ya hemos pasado el tiempo para suficiente para saber que sucede con el otro y el hecho de que estés esquivando la pregunta lo demuestra… ¿acaso no recuerdas lo que sucedió en América? Cuando te secuestraron, no dijiste que sucedió y debido a eso nos preocupaste a todos, a mí… por eso no quiero que te guardes nada.

- Kaito-kun… - Ella bajó la mirada, era verdad que debido a que prefería hacerlo todo sola, ha preocupado a los demás, ella tomó un respiro hondo. – Está bien… lo que sucede es que hablé con Akaito-kun hace rato…

- ¿Con Akaito? No lo he visto ¿Qué te dijo? ¿No te hizo nada malo?

- No realmente. – Ella negó rápidamente. – Solo quería preguntarle algo, el por qué decidió ser un artista como nosotros, pero lo que respondió me hizo preocuparme un poco… que desea hundirte.

- Eso… - Kaito bajó la mirada. – Acaso es que él…

- ¿Sabes que pasa? Quiero que me lo digas. – Miku quería conocer la verdad, Kaito no esperaba que ella se pusiera de ese modo, en ese momento tomó una decisión.

- Está bien… vamos a sentarnos afuera. – Así fueron hasta sentarse en una banca con vista al algo de la montaña el cual era ligeramente iluminado por la luz de la luna. – Todo empezó cuando éramos niños, al conocer a Akaito por primera vez era completamente distinto, fue quien se acercó a que jugáramos juntos, fuimos realmente muy buenos amigos y compartimos muchas cosas en común.

- Eso parece ser algo lindo. – Kaito asintió.

- Fue entonces cuando ambos supimos que nos gustaba cantar, en aquellos tiempos él declaró que sería el mejor artista del mundo y quería apoyarlo, ya entonces yo igual comencé a practicar, entonces un día canté y él me escuchó, a partir de ese momento nuestra relación cambió, dejó de venir, pasaron los años sin que supiera de él, no fue sino hasta que lo presentaron en esa compañía.

- Así que eso pasó… ¿nunca te dijo la razón? – Kaito negó con la cabeza.

- Yo igual estoy confundido, quiero saber la verdad, pero no creo que me lo diga.

- … Kaito-kun, debes hablar con él. – Declaró Miku. – Ahora está toda tu familia, él también se encuentra aquí, tienes una oportunidad de hablar y conocer las respuestas.

- Miku-san… ¿por qué me ayudas tanto? – Preguntó el peliazul, Miku sonrió.

- Porque eres alguien importante para mí, y quiero que todo salga bien, además… - Ella bajó la mirada, jugando con una de sus coletas en vergüenza. – No puedo decirlo aún, pero todo esto es sincero, me gustaría que hagan las pases.

- … Es verdad, veré si mañana puedo buscarlo y hablar con él. – Eso la alegró.

- Iré contigo, estaré a tu lado a todo momento.

- Claro, gracias por darme el impulso para intentarlo una vez más.

- Vamos a enfrentar esto, juntos. – Pasaron un rato más viendo el lago, Kaito ya estaba decidido en hablar con su primo y Miku estaría junto a él, iba a obtener sus respuestas en lo que duraría la reunión y no se rendiría hasta alcanzarlo.


Llegó la mañana siguiente, ya que todos despertaron y desayunaron se organizó otro evento más y es que en esta ocasión harían algo de senderismo en la montaña, así es que se dividieron en pequeños grupos para subir, siendo que Miku, Kaito y Keiko irían los tres juntos.

- ¡Esto es emocionante, vamos a escalar! – La hermana menor estaba muy emocionada al respecto. - ¿No lo sientes Miku-chan?

- Esto, sí… - Ella no compartía el mismo gran entusiasmo, pero si le daba curiosidad como era el practicar senderismo. – Según la información, se dividen los circuitos según la experiencia.

- Así es, hay un circuito para novatos el cual no está demasiado empinado, es por el cual iremos. – Señaló Kaito. – Si llegas a cansarte, nos avisas.

- Claro, aunque tengo confianza en mi resistencia, hemos practicado baile por horas así que no hay problema. – Declaró la peliverde con confianza. Ya así comenzaron con ascender en la montaña, yendo por el camino hacia arriba, los tres caminaban a un buen ritmo y cuidando sus pasos para no tropezarse o algo así.

- Mira eso, es hermoso. – Keiko no tardaba en tomar fotos del paisaje, ella era alguien realmente activa, en comparación a Kaito que era alguien más tranquilo, a Miku le divirtió mucho la diferencia que hay entre ambos hermanos.

- Realmente es muy tranquilo el paisaje. – Sonrió ella. – Fue bueno el haber venido aquí.

- Realmente disfrutamos bastante de la vista. – Kaito se puso a su lado, estaba tan cerca que hizo que Miku se pusiera roja. – Ojalá los demás pudieran apreciarlo.

- Esto… sí… - Respondió con vergüenza.

- Nii-san, Miku-chan, voltéense para la foto. – Keiko les iba a tomar una foto, así se dieron la vuelta, Kaito estaba normal pero Miku se veía muy avergonzada. – Digan queso~

Ya entonces continuaron ascendiendo, observando bastante del paisaje, respirando el aire fresco, en sí fue una gran experiencia para los tres, casi llegando a la cima.

- Ya mero llegamos, ha sido un poco largo. – Comentó Miku.

- Oigan, por aquí hay un atajo. – Señaló Keiko a otro camino. – Deberíamos ir por ahí para llegar pronto.

- Espera Keiko, no creo que sea bueno salirse del camino. – Comentó Kaito, la peliazul hizo un puchero.

- No seas aguafiestas nii-san, esto es una aventura, así que debemos enfrentar todo tipo de cosas, vamos entonces. – A pesar de la advertencia, ella fue por ese camino, Kaito soltó un suspiro.

- Es difícil de controlar… - Miró a ver a la peliverde. – Lo siento Miku-san, por estar involucrada en esto.

- No importa, debemos procurar que Keiko-san no se lastime, vamos.

- Sí. – Los dos fueron tras ella en aquel momento. Al ser una zona sin camino definido, era entrar de lleno al bosque, así que no sabían por donde ir. – Keiko ¿Dónde estás?

- Nii-san, Miku-chan, llegaron. – Ahí se encontraba la peliazul tomando unas fotos. – Miren, que fotos más hermosas tomé.

- Keiko-san, no deberías alejarte de ese modo. – Regañó la peliverde. – Sería preocupante si te pierdes.

- Eso no va a suceder, recuerdo bien por donde llegué.

- Y… ¿por donde venimos? – Preguntó Kaito, la peliazul entonces miró a ver a todos lados tratando de ubicarse, pero entonces…

- … ¿Eh? Por donde vine.

- … Kaito-kun, creo que nos perdimos. – Comentó Miku. Eso era lo que trataban de evitar y ahora no podían saber por dónde es que llegaron.

- Calma Miku-san, lo bueno es que traje mi teléfono para este tipo de emergencias. – Sacó su teléfono para llamar a su familia.

- Que bien, siempre estás preparado para todo. – Expresó Miku con corazones flotando alrededor de ella, ya así el peliazul llamó durante un par de minutos.

- Ya avisé a mis padres, lo mejor es que nos quedemos en este sitio hasta que nos busquen. – Informó, aquello relajó a Miku.

- Menos mal, no quisiera que nos pase algo mientras seguimos avanzando, tuvimos suerte, así que Keiko-san, ya debes de saber que no es bueno alejarse.

- Lo sé. – Ella estaba un poco molesta, pero entendía que era peligroso seguir. Así es que se quedaron esperando a que llegue la ayuda.

- Esta montaña es muy tranquila y es genial que no haya peligro alguno. – Comentó Miku. – No quisiera saber si se apareciera un oso o algo así.

- Es imposible, los cuidadores se han asegurado de que no habite algún animal salvaje. – Respondió Kaito.

- ¿No sería gracioso que de repente salga un oso y nos ataque? Es una situación típica de anime cuando personajes se pierden en las montañas o en un bosque. – Comentó Keiko, en ese momento se cruzó un oso que estaba atrás de ella, alertando a los otros dos. - ¿Qué les pasa? ¿Por qué se quedaron callados?

- Keiko-san, no te muevas… hay un oso a tus espaldas… - Susurró la peliverde pero ella no pudo entender.

- ¿Qué dijiste? No te escuché bien. – Gritó, alertando más a Miku.

- Que hay un oso atrás de ti.

- ¿Qué?

- ¡Que hay un oso! – Ya le gritó, pero entonces Miku se dio cuenta de lo que hizo, lo cual hizo enojar más al animal, soltando un rugido.

- Corramos. – Avisó Kaito, este tomó la mano de su hermana mientras comenzaron a huir del oso que los perseguía.

- ¡Que hace un oso en la montaña! – Gritó Miku.

- Parece que se escondió en una cueva o algo así, pero lo importante es seguir corriendo. – Avisó Kaito, los tres continuaron huyendo de este pero el animal los seguía rápidamente.

- Oigan ¿no notan que se mueve algo raro el oso? – Preguntó Keiko, vieron entonces que tenía una especie de polvo blanco en su nariz.

- ¡No es igual que esa película del oso que aspiró sustancias prohibidas! – Exclamó Miku.

- ¡¿Viste esa película igual!? – Preguntó Keiko con asombro y emoción.

- Chicas, no es momento de discutir sobre películas. – Ya en cierto momento se vieron atrapados, el oso intoxicado se acercó a ellos con suma peligrosidad, Kaito se puso de frente.

- ¡Kaito-kun! – Miku le gritó, este no tenía miedo ante el peligro.

- Si debo de protegerlas, lo haré. – Extendió los brazos, aquello hizo que Miku sintiera temor por lo que le pasaría. – Ven por mí, oso.

- ¡No lo hagas, Kaito-kun! – En aquel momento el oso iba a atacar cuando entonces fue golpeado por una piedra, no supieron de donde vino.

- Por aquí, animal. – Escucharon entonces una voz, miraron a ver, encontrando a Akaito en ese sitio.

- ¿Akaito? – Kaito estaba sorprendido de verlo ahí, el pelirrojo continuó atrayendo al animal hacia él con piedras, de modo que se alejó del resto.

- ¡Ten cuidado! – Gritó Miku, a pesar de todo, él lo tenía controlado, ya que ahora toda la atención del oso estaba sobre él, se movió y entonces cuando parecía que iba a atacarlo, Akaito se movió, resultando que el oso se fuera de frente y entonces desapareció, justamente había un precipicio donde estaba y el oso, al ir de frente no se dio cuenta, cayendo por la barranca.

- Ya no será un problema. – Los otros tres se acercaron a él.

- ¿Estás bien? – Preguntó Miku.

- Yo debería decirles que diablos hacían, separarse del camino es peligroso. – Les regañó, bajaron sus rostros.

- Lo siento Akaito-san, fue mi culpa. – Se disculpó Keiko, el pelirrojo soltó un suspiro.

- Menos mal estaba en el camino cuando avisaron al resto de la familia y Kaito. – Miró al peliazul con el ceño fruncido. – No cometas otra locura así, sacrificarte no hará nada bueno.

- Eso lo sé, pero yo realmente quería protegerlas.

- Mientras sea todo… - Se dio la vuelta. – Vamos, los llevaré con el resto. – Así entonces siguieron a Akaito, por lo menos estaban a salvo, pero igual era el momento adecuado, Miku miró a Kaito y ambos asintieron, el peliazul se acercó a este.

- Akaito, quiero preguntarte algo. – En ese momento tomó un respiro hondo. - ¿Por qué razón deseas tanto ser un idol? – Preguntó, Akaito no se movió ni nada, simplemente siguió adelante.

- Es una razón sencilla… porque es mi sueño, siempre lo ha sido y, aunque deba de arrastrarme o caer bajo, haré lo que sea para cumplirlo. – Terminó de responder. – Kaito, esta vez… serás tú quien caiga a mis pies, te superaré.

- Akaito… - El peliazul no quería que hubiera ese tipo de enemistad entre ellos. – Podemos avanzar juntos, apoyarnos.

- No quiero tu apoyo, esto debo de hacerlo solo… para probar que valgo por mi cuenta… - No dijo nada más después de eso, Kaito no quedó muy satisfecho, en cuanto a Miku, parecía creer que había algo más, no puede quedarse así. Ya un rato después, finalmente regresaron con la familia y obviamente los tres fueron regañados pero estaban felices de que estén a salvo, al final llegaron a la cima de la montaña.

- ¡Que hermoso! – Keiko estaba muy alegre de ver el paisaje desde arriba, igual que el resto, Kaito y Miku estaban juntos.

- Kaito-kun… ¿Qué harás? – Preguntó ella, el peliazul miró de frente con una pequeña sonrisa.

- Sigo sin entender las verdaderas razones por las que Akaito desee superarme, pero eso no quiere decir que vaya a dejarme caer… voy a seguir dando todo de mí, hasta que pueda obtener la respuesta.

- … Sí, eso me parece bien. – Ella sonrió, en ese momento vio la mano libre de Kaito, le dio algo de vergüenza, entonces sintió que este se la sujetó, ella estaba roja, pero vio a Kaito el cual le sonrió, ella igual lo hizo, ambos, agarrados de las manos, continuaron viendo el paisaje.

Así terminó ese viaje familiar, aun con percances y sin recibir las respuestas que buscaba, Miku y Kaito continuarían avanzando y saber que les depara el futuro ahora.


Ninja Britten 11: Sí que con Akaito aún está complicado de tratar para Miku y no deja sus razones claras aún, ya se verá más adelante que es de eso.

Ya con esto se termina el viaje de Miku y Kaito, sí que hay mala suerte cuando se separan del camino, al menos Akaito les salvó y solo habló una pequeña parte, por lo menos Kaito no se rendirá al respecto, hasta el próximo cap. Saludos.