Disclaimer: Nada de esto me pertenece, la saga crepúsculo es propiedad de Stephenie Meyer y la trama es del libro "Asesinato para principiantes" de Holly Jackson, yo solo busco entretener y que más personas conozcan este libro.
Capítulo 48
Su intención había sido tirarlo.
Eso es lo que se había dicho a sí misma. El tablón del asesinato tenía que ser destruido porque ella ya había terminado con ese asunto. Era hora de desmantelar el andamio de Sid Prescott y ver qué quedaba de Bella debajo del mismo. Había empezado bien, quitando algunas de las páginas y colocándolas en montoncitos en una bolsa de basura.
Y entonces, sin darse cuenta de lo que estaba haciendo ni de cómo sucedía, se encontró a sí misma revisándolo todo otra vez: releyendo los registros de producción, pasando los dedos por las líneas de cuerda roja, mirando de nuevo las fotos de los sospechosos, buscando la cara de un asesino.
Había estado tan segura de que el tema había acabado para ella... Durante todo el día, mientras jugaba a juegos de mesa con Jake, no se había permitido pensar en ello ni un momento.
Tampoco durante el tiempo que dedicó a volver a ver episodios de comedias americanas, ni al hornear galletas con su madre y meterse los restos de masa cruda en la boca cuando nadie la veía.
Pero con medio segundo y una mirada que no había planeado, Sid había encontrado la forma de meterse en su cabeza otra vez.
Debería estar vistiéndose para ir a ver los fuegos artificiales, pero se encontraba de rodillas, inclinada sobre el tablón del asesinato.
Algunas partes sí que se habían ido a la basura: todas las pistas que la dirigían a Elliot Greengrass.
Todo lo que tenía que ver con el Hotel Ivy House, el número de teléfono en la agenda, el atropello con fuga, la coartada que le arrebataron a Billy, la foto de Sid desnuda que Mike había encontrado al fondo del aula y las notas impresas y los mensajes de Desconocido.
Pero también había cosas que era necesario añadir, porque ahora sabía más sobre los movimientos de Sid la noche en la que desapareció. Cogió una hoja impresa con un mapa de Kilton y empezó a garabatear con un rotulador azul.
Sid fue a casa de los Greengrass y salió poco después con una herida en la cabeza que podía llegar a ser grave. Bella hizo un círculo alrededor de Hogg Hill. Elliot había dicho que eran sobre las diez, pero debió de despistarse un poco con ese dato, porque no coincide con el que dio Tatum Prescott, y el de esta última está ratificado por las cámaras de seguridad: Sid había pasado en coche por High Street a las 22.40. Ahí debió de ser cuando se dirigía a casa de los Greengrass.
Bella dibujó una línea de puntos y escribió la hora. Sí, Elliot tenía que haberse confundido, pensó Bella, porque de lo contrario, Sid habría vuelto a casa con una herida en la cabeza antes de salir de nuevo. Y si eso hubiera sido así, Tatum le habría contado ese detalle a la policía. Así que la hermana ya no era la última persona que había visto a Sid con vida, ahora era Elliot.
Pero entonces... Bella mordisqueó la punta del rotulador, pensativa. Elliot dijo que Sid no había ido en coche hasta su casa; él pensaba que había ido andando. Y, al mirar el mapa, Bella vio que eso tenía sentido. La casa de los Prescott y la de los Greengrass estaban muy cerca; a pie solo tenías que atajar a través de la iglesia y luego cruzar el puente peatonal. Probablemente se llegará antes caminando.
Bella se rascó la cabeza. Aquello no cuadraba: las cámaras de seguridad grabaron el coche de Sid, así que ella tuvo que haberlo cogido en algún momento. A lo mejor aparcó en los alrededores de casa de Elliot, pero no lo suficientemente cerca como para que él lo viera.
Y entonces ¿cómo fue Sid desde ese punto hasta aquel en el que desapareció?
¿Desde Hogg Hill hasta su sangre en el maletero de su coche abandonado cerca de la casa de Howie?
Bella dio un par de impacientes golpecitos con la punta del rotulador en el mapa, pasó la vista de Howie a Mike y luego a Daniel y a Neil. En Little Kilton habían existido dos asesinos: uno que pensó que había matado a Sid y acabó con Billy para ocultarlo, y otro que realmente había matado a Sid Prescott. ¿Cuál de estas caras que la miraban podía ser?
Dos asesinos y, sin embargo, solo uno había intentado detener a Bella, lo que significaba que...
Espera.
Bella se llevó las manos a la cara y cerró los ojos para concentrarse mejor. Los pensamientos aparecían como fogonazos, iban y venían, cambiantes, nuevos y confusos.
Y una imagen: la cara de Elliot, justo cuando la policía entró. Su cara cuando Bella le dijo que jamás le perdonaría haber matado a Barney.
Esa cara se había contraído. Pero, rememorándola ahora, lo que había en su expresión no era remordimiento. Era confusión.
Y las palabras que había pronunciado, ahora Bella las acabó por él: «Bella, no sé de qué estás hablando. Yo no... maté a Barney».
Ella maldijo en voz baja y se fue directa a revolver en la bolsa de basura que yacía en el suelo. Cogió los papeles que había descartado y buscó entre la pila esparciendo los que no eran relevantes por toda la habitación. Y entonces dio con ellos; la nota de la acampada y la de la taquilla, por una parte, y los mensajes impresos de Desconocido por otra.
Eran de dos personas diferentes. Ahora que los miraba bien, era obvio.
Las diferencias no eran solo en la forma, sino también en el tono.
En las notas impresas, Elliot la llamaba Isabella y las amenazas eran sutiles e implícitas.
Incluso la que había escrito en su PC. Pero Desconocido la había llamado «zorra estúpida», y las
amenazas distaban de ser implícitas: la habían obligado a destruir su portátil y habían matado a su perro.
Se reclinó sobre su espalda y dejó escapar un largo suspiro. Dos personas diferentes. Elliot no era Desconocido y no había matado a Barney.
No, eso lo había hecho el verdadero asesino de Sid.
—¡Venga, Bella! Ya han encendido la hoguera —le gritó su padre desde el piso de abajo.
Ella se acercó hasta la puerta de la habitación y la abrió solo unos centímetros.
—Váyanse adelantando. Los veo allí.
—¿Qué? No. Ven aquí, Bellsie.
—Es que... quería seguir intentando llamar a Tori, papá. Necesito hablar con ella. No tardaré mucho. Por favor. Los veo allí.
—De acuerdo, mi amor —concedió Charlie.
—Salgo en veinte minutos, lo prometo —dijo ella.
—Muy bien, si no nos encuentras, llámame.
En cuanto oyó la puerta de casa cerrarse, Bella volvió al lado del tablón del asesinato, con los mensajes de Desconocido en la mano. Revisó los registros de producción para intentar averiguar en qué punto de la investigación los había recibido. El primero le había llegado justo después del encuentro con Howie Bowers, cuando Edward y ella fueron a hablar con él y se enteraron de que Sid vendía droga y Mike compraba Rohypnol. Y luego se habían llevado a Barney a mediados de semana. Habían pasado un montón de cosas justo antes de eso; se había encontrado dos veces con Stanley Forbes, había ido a ver a Tatum y había hablado con Daniel en la reunión vecinal con la policía.
Arrugó los papeles y los lanzó por la habitación con un gruñido que nunca se había oído a sí misma. Seguía habiendo demasiados sospechosos. Y ahora que los secretos de Elliot estaban al descubierto y Billy iba a ser exculpado, ¿estaría el asesino buscando venganza? ¿Iba a cumplir sus amenazas?
¿Debería Bella estar sola en casa?
Miró todas las fotos con gesto concentrado. Y con el rotulador azul dibujó una gran cruz sobre el rostro de Neil Prescott. No podía ser él. Había visto su expresión cuando se lo cruzó en el coche, después de que los detectives los hubieran llamado. Tanto él como Maureen estaban llorando, enfadados, confundidos. Pero había otra cosa más en ambas expresiones: un pequeñísimo atisbo de esperanza brillaba entre las lágrimas. Quizá, aunque ya les habían dicho que no era Sid, una pequeña parte de ellos esperara que sí lo fuera. Neil no podía haber fingido esa reacción. Su expresión era auténtica.
Su expresión era auténtica...
Bella cogió la foto de Sid, en la que esta estaba con sus padres y con Tatum, y la miró. Miró dentro de esos ojos.
No vino todo de golpe.
Llegó en pequeños fragmentos que se iban iluminando en su memoria.
Las piezas iban cayendo y formando una línea.
Bella cogió todas las hojas importantes del tablón del asesinato.
Entrada 3: entrevista con Stanley Forbes. Entrada 10: primera entrevista con Susan Bones.
Entrada 20: entrevista con Millie Bulstrode sobre los Prescott. 21: Mike compraba drogas a Sid. 23: Howie y las drogas que le proporcionaba a Sid. Entradas 28 y 29: adulteración de bebida en las fiestas destroyer. El papel en el que Edward había escrito «¿QUIÉN PUDO HABER TOMADO EL MÓVIL DE PREPAGO?», en grandes letras mayúsculas. Y la hora a la que Elliot dijo que Sid había salido de su casa.
Las miró todas y supo quién había sido.
El asesino tenía una cara y un nombre.
La última persona que había visto a Sid con vida.
Pero había una última cosa que confirmar.
Bella sacó el móvil, fue a sus contactos y marcó el número.
—¿Hola?
—¿Mike? —dijo ella—. Te voy a hacer una pregunta.
—No me interesa. Mira, te equivocaste conmigo. He oído lo que pasó, que fue el señor Greengrass.
—Bien —contestó ella—, entonces sabrás que ahora mismo tengo mucha credibilidad con la policía. Le dije al señor Greengrass que no mencionara el atropello con fuga, pero si no respondes a mi pregunta, ahora mismo los llamo y les cuento todo.
—Lo dudo.
—Sí que lo voy a hacer. La vida de Daphne ya está destrozada; no creas que eso me va a seguir deteniendo —dijo ella, marcándose un farol.
—¿Qué quieres? —masculló él.
Bella hizo una pausa. Puso el altavoz del móvil y entró en la aplicación de grabar voz.
Presionó el botón rojo y tomó aire con la suficiente fuerza para ocultar el bip que sonó.
—Mike, en una fiesta destroyer de marzo de 2012 —dijo—, ¿drogaste y violaste a Tatum Prescott?
—¿Qué? No, claro que no, joder.
—¡MIKE! —gritó Bella a través del teléfono—. Ni se te ocurra mentirme o te juro por Dios que te arruino la vida. ¿Echaste Rohypnol en la bebida de Tatum y luego tuviste sexo con ella?
Él tosió.
—Sí, pero, o sea... No fue una violación. Ella no dijo que no.
—Porque tú la drogaste, asqueroso yonqui violador —gritó Bella—. No tienes ni idea de lo que hiciste.
Colgó el teléfono, detuvo la grabación y apagó el móvil.
Luego clavó la vista en la oscura pantalla, que le devolvía su reflejo.
La última persona que había visto viva a Sid había sido Tatum. Siempre había sido Tatum.
El reflejo de Bella pestañeó y ella tomó la decisión.
NOTA:
She knows.
Tatum parece ser la que mato a Sid.
