Disclaimer: Nada de esto me pertenece, la saga crepúsculo es propiedad de Stephenie Meyer y la trama es del libro "Desaparición para expertos" de Holly Jackson, yo solo busco entretener y que más personas conozcan este libro.


Capítulo 7

La casa de los Potter, en Cedar Way, siempre había parecido una cara. La puerta principal blanca y las amplias ventanas a cada lado formaban la sonrisa.

Las marcas descoloridas entre los ladrillos eran la nariz. Y las dos ventanas cuadradas de la planta de arriba eran los ojos que te miraban atentamente y dormían cuando echaban las cortinas por la noche.

Normalmente era una cara feliz. Pero cuando la miró ahora le dio la sensación de que estaba incompleta, como si supiera que pasaba algo.

Bella llamó con los nudillos y fue de pronto muy consciente del peso de la mochila sobre sus hombros.

—¿Ya estás aquí? —dijo Harry cuando abrió la puerta, apartándose hacia un lado para dejarla entrar.

—Sí. He pasado por casa para tomar el equipo y he venido directa. Cada segundo cuenta en este tipo de casos.

Bella hizo una pausa para quitarse los zapatos y la mochila se le deslizó hacia un lado, haciéndole perder el equilibrio.

—Ah, y si mi madre te pregunta, me has invitado a cenar en tu casa, ¿vale?

Bella aún no les había dicho nada a sus padres. Sabía que tendría que hacerlo, pero más adelante. Las dos familias estaban muy unidas desde que Harry le preguntó a Bella si quería jugar con él en cuarto de primaria. Y su madre veía mucho a Jamie últimamente, ya que llevaba dos meses trabajando en su agencia inmobiliaria. Aun así, Bella sabía que discutirían. Su madre le recordaría lo obsesiva que se había vuelto la última vez —como si hiciera falta— y le diría que debería estar estudiando. Ahora mismo no tenía tiempo para esa discusión.

Las primeras setenta y dos horas eran críticas en una desaparición y ya habían perdido veintitrés.

—¿Bella?

Lilly, la madre de Harry, había aparecido en el recibidor. Tenía el pelo recogido en un moño en lo alto de la cabeza y parecía haber envejecido mucho en un solo día.

—Hola, Lilly. —Esa era la norma. Siempre había sido así: Lilly, nada de señora Potter.

—Bella, gracias por… por… —dijo intentando esbozar una sonrisa que no le terminaba de salir—. No teníamos ni idea de qué hacer y sabíamos que teníamos que acudir a ti. Harry me ha dicho que no has tenido suerte con la policía, ¿no?

—No, lo siento —dijo Bella, siguiendo a Lilly hasta la cocina—. Lo he intentado, pero no van a mover un dedo.

—No nos creen —dijo Lilly, abriendo uno de los armarios superiores. No era una pregunta—. ¿Un poco de té? —Eso sí que lo era.

—No, gracias. —Bella posó la mochila en la mesa de la cocina. Ya casi no bebía té, desde la noche de los fuegos artificiales, el año anterior, cuando Tatum Prescott echó en su taza las pastillas de Rohypnol que había encontrado en el cuarto de Sid—. ¿Empezamos aquí mismo?

—Sí —dijo Lilly, con las manos tapadas por los pliegues de su jersey extragrande—. Es mejor que nos instalemos aquí.

Bella se sentó en una silla; Harry, en la de al lado. Abrió la mochila y sacó el ordenador, los dos micrófonos USB con sus filtros, la carpeta, un bolígrafo y los auriculares enormes. Lilly se sentó por fin, aunque parecía no poder quedarse quieta. Se movía cada dos por tres y cambiaba continuamente de postura.

—¿Está tu padre? ¿Y tu hermana? —Bella le hizo las preguntas a Harry, pero fue Lilly la que respondió.

—Alice está en la universidad. La he llamado para decirle que Jamie ha desaparecido, pero se va a quedar allí. Parece que opina lo mismo que su padre.

—¿A qué te refieres?

—James… —Lilly intercambió una mirada rápida con Harry—. James no cree que Jamie haya desaparecido, simplemente piensa que se ha vuelto a escapar y que no tardará en volver. Parece muy enfadado. Con Jamie. —Se volvió a mover y se rascó debajo de un ojo—. Dice que Harry y yo estamos haciendo el ridículo. —Señaló con un gesto el equipo de Bella—. Se ha ido al supermercado, pero seguramente volverá pronto.

—Vale —dijo Bella, haciéndose una nota mental e intentando que no se le notara nada en la cara—. ¿Crees que estaría dispuesto a hablar conmigo?

—No —dijo Harry con firmeza—. Ni te molestes en preguntarle.

La atmósfera en la cocina era densa e incómoda, y a Bella empezaron a sudarle las axilas.

—Está bien. Antes de hacer nada, tengo que ser muy sincera con ustedes, darles… una especie de advertencia, por así decirlo.

Los dos asintieron mirándola con mucha atención.

—Si me piden que investigue y que intente encontrar a Jamie, tenemos que ser conscientes, antes de empezar, de hasta dónde podría llevarnos esto y tienen que aceptarlo. Si no, no los puedo ayudar. —Bella se aclaró la garganta—. Puede que descubramos cosas desagradables, vergonzosas o dolorosas, tanto para ustedes como para él. Secretos que les haya podido ocultar y que no quisiera que se supieran. Estoy de acuerdo en que hablar de la investigación en mi pódcast y subir entrevistas a testigos que puedan saber algo es la forma más rápida de llamar la atención de la prensa sobre el tema. Puede que incluso llamemos la atención del propio Jamie y, si simplemente se ha marchado, consigamos que vuelva. Pero, al aceptar eso, también consienten que se expongan sus vidas privadas. Nada va a ser extraoficial, y eso puede ser complicado. —Bella sabía esto mejor que nadie. Todas las semanas recibía amenazas de muerte y violación, o comentarios y tuits en los que la llamaban puta asquerosa—. Jamie no está aquí para poder autorizar todo esto, así que tienen que hacerlo en su nombre y en el de ustedes. Sus vidas van a ser diseccionadas y, una vez que empiece a indagar, es posible que averigüen cosas que desearían no haber sabido nunca. Eso es lo que ocurrió la última vez, por eso quiero comprobar que están preparados para ello.

Bella se quedó en silencio, con la garganta seca. Ahora se arrepentía de no haber pedido otra bebida cuando le ofrecieron el té.

—De acuerdo —dijo Lilly con una voz que crecía a cada sílaba—. Lo que sea. Lo que sea para que vuelva a casa.

Harry asintió.

—Yo también estoy de acuerdo. Tenemos que encontrarlo.

—Está bien —dijo Bella, aunque no podía evitar pensar en la posibilidad de que los Potter acababan de darle permiso para arruinar sus vidas, tal y como había hecho con los Greengrass y los Prescott.

Habían acudido a ella, la habían invitado, pero, en realidad, no eran conscientes de la destrucción que había podido entrar con ella de la mano en cuanto atravesó la sonrisa de la casa.

Justo en ese momento se abrió la puerta y se oyeron unos pasos pesados sobre la moqueta, junto con el ruido de bolsas de plástico.

Lilly se puso de pie de un salto, arrastrando la silla sobre las baldosas.

—¡¿Jamie?! —gritó, corriendo hacia el recibidor—. ¿Jamie?

—Soy yo —dijo una voz masculina.

No era Jamie. Lilly se desinfló de inmediato, como si su cuerpo se hubiera reducido a la mitad, y se sujetó en la pared para evitar desaparecer por completo.

James Potter entró en la cocina. Tenía el pelo negro rizado, le caía suavemente sobre las orejas y ya se dejaba ver alguna que otra cana. Un denso bigote le sobresalía de una barba de varios días muy bien arreglada, y sus ojos azules, pálidos, parecían casi no tener color bajo la intensa luz de las bombillas LED.

—He comprado más pan y… —James dejó de hablar. Se le desplomaron los hombros en cuanto vio a Bella, y el ordenador, y los micrófonos—. Por el amor de Dios, Lilly —dijo—. Esto es ridículo. —Soltó la bolsa de la compra en el suelo y una lata de tomate triturado rodó bajo la mesa—. Me voy a ver la televisión —dijo saliendo de la cocina hacia el salón.

Dio un portazo tan fuerte que Bella lo sintió rebotar en los huesos. De los padres de todos sus amigos, diría que el de Harry era al que más temía; o puede que al de Sam. Desde luego, el de Tori siempre había sido al que menos, y mira cómo resultó.

—Lo siento, Bella. —Lilly volvió a la mesa y recogió la lata solitaria—. Estoy segura de que terminará colaborando. En algún momento.

—¿Debería…? —comenzó Bella—. ¿Debería irme?

—No —dijo Lilly con firmeza—. Encontrar a Jamie es más importante que el enfado de mi marido.

—¿Estás…?

—Estoy segura —afirmó.

—De acuerdo. —Bella abrió la carpeta verde y sacó dos hojas—. Tienen que firmar unas autorizaciones antes de empezar.

Le pasó a Harry su bolígrafo y Lilly buscó uno en los cajones de la encimera. Mientras leían los documentos, Bella encendió el ordenador, abrió Audacity, enchufó los micrófonos y les ajustó los filtros.

Cuando Harry firmó la autorización, los micrófonos cobraron vida y captaron el rasgado del boli, haciendo que la onda de sonido azul se separara de la línea central.

—Lilly, te voy a interrogar a ti primero, ¿de acuerdo?

—Claro. —Lilly le entregó la autorización firmada.

Bella le lanzó a Harry una sonrisa rápida. Él le respondió con un parpadeo despreocupado, sin entender la señal.

—Harry —dijo amablemente—, te tienes que ir. A los testigos hay que interrogarlos por separado para no influenciar el testimonio de nadie.

—Claro. Tiene sentido —dijo levantándose—. Estaré arriba intentando localizar a Jamie.

Cerró la puerta de la cocina al salir. Bella ajustó los micrófonos y colocó uno frente a Lilly.

—Voy a hacerte varias preguntas sobre el día de ayer —dijo Bella—, para intentar establecer una línea cronológica de lo que hizo Jamie. Pero también te haré algunas preguntas sobre las últimas semanas, por si hubiera información relevante. Tienes que responder con la mayor exactitud posible.

—Está bien.

—¿Estás lista?

Lilly exhaló y asintió. Bella se colocó los auriculares y se los aseguró sobre las orejas. Movió el cursor hacia el botón rojo de grabación.

La flecha se colocó sobre él.

Bella dudó.

Se preguntó si ya habría pasado el momento de no retorno, o si era precisamente en aquel instante, mientras sobrevolaba el botón rojo con el cursor.

Fuera como fuese, dar marcha atrás ya no era posible. Al menos, para ella. Solo podía seguir hacia delante. Se puso recta y pulsó el botón.


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Asesinato para principiantes: TEMPORADA 2:

Entrevista con Lilly

Bella: Está bien. Antes de empezar con las preguntas, Lilly, ¿podrías presentar brevemente a ti y a Jamie?

Lilly: CLARO. SOY…

Bella: Perdona, Lilly, no hace falta que hables pegada al micrófono. Recoge tu voz sin problema desde donde estás.

Lilly: Lo siento. Soy Lilly Potter, la madre de Jamie. Tengo tres hijos, Jamie es el mayor, el primero. Acaba de cumplir veinticuatro años, justo la semana pasada. Lo celebramos aquí, pedimos comida china y una tarta. Harry consiguió colocar las veinticuatro velas. Mi otra hija, Alice, tiene veintiún años y está en la universidad. Harry es mi bebé, tiene dieciocho años y está en su último año de instituto. Disculpa, lo he hecho fatal, ¿empiezo otra vez?

Bella: No te preocupes, está perfecto. Es solo una entrevista, luego lo editaré y añadiré secciones mías entremedias explicando cosas, así que no te preocupes por la consistencia o por quedar educada ni nada por el estilo.

Lilly: Vale.

Bella: Hay algunas cosas de las que, evidentemente, ya sé la respuesta, pero tengo que preguntarlas igualmente para poder presentar toda la información en el episodio. Como, por ejemplo, te voy a preguntar: ¿Jamie sigue viviendo en casa con ustedes?

Lilly: De acuerdo, ya lo entiendo. Sí. Jamie todavía vive aquí conmigo y con mi marido, James, y mi hijo pequeño, Harry.

Bella: ¿Y ahora mismo tiene trabajo?

Lilly: Sí, ya sabes que trabaja con tu madre, Bella.

Bella: Ya lo sé, pero tienes que decir…

Lilly: Ay, perdóname, se me ha olvidado. Empiezo otra vez. Sí, Jamie está trabajando a media jornada como recepcionista en una agencia inmobiliaria del pueblo, Proctor y Radcliffe. Lleva ya casi tres meses allí. Tu madre fue muy amable ofreciéndole ese trabajo, Bella, le estoy muy agradecida. Desde que dejó la universidad en el primer curso, a Jamie le ha costado mucho encontrar empleo, o aguantar en los que conseguía. Ha estado un poco perdido estos últimos dos años, no sabe qué quiere ni qué se le da bien. Hemos intentado ayudarlo, pero es de esas personas que, cuanto más lo animas para hacer algo, más se aleja. Por eso James se frustra tanto con él. Pero me alegro de que Jamie esté disfrutando de ese trabajo, al menos de momento.

Bella: ¿Y dirías que Jamie tiene problemas a la hora de comprometerse? ¿Por eso dejó la universidad?

Lilly: Sí. Creo que es parte del problema. Lo intentó, de verdad, pero no pudo soportar la presión y colapsó, sufrió un ataque de pánico durante un examen. Creo que hay personas que simplemente no están hechas para ese tipo de ambiente académico. Jamie… es un chico muy sensible… Ay, Dios. Ya lo conoces, Bella. A James le preocupa que sea hipersensible, pero siempre ha sido así, desde que era pequeño. Un niño muy cariñoso, como decían el resto de las madres.

Bella: Sí, conmigo siempre ha sido muy amable, nunca fue el hermano mayor intimidante de Harry ni nada de eso. Y siempre le ha caído bien a todo el mundo. Hablando del tema, ¿quiénes son los mejores amigos de Jamie? ¿Tiene alguno en Little Kilton?

Lilly: Sigue hablando de vez en cuando con un chico de la universidad y creo que también tiene alguna amistad en internet. Siempre está pegado a la computadora. Jamie nunca ha sido muy de tener amigos; suele tener una sola relación muy intensa y termina devastado si no sale bien. Ahora mismo, yo diría que su mejor amiga es Rose Parkinson.

Bella: Sí, ya lo sé.

Lilly: Claro, es verdad. No queda mucha gente de su curso en Little Kilton, aparte de Daphne Greengrass y M-Mike Newton. Lo siento, no debería haberlo nombrado. Pero Rose y Jamie parece que tienen mucho en común. Ella también tuvo problemas en la universidad y la dejó antes de tiempo, también le está costando encontrar un trabajo que le guste de verdad porque tiene antecedentes penales. Creo que los dos se sienten como abandonados en el pueblo, y es muy agradable estar acompañado en esa situación. Todo lo que ocurrió el año pasado los unió. Rose era amiga de Billy, y Jamie, de Sid Prescott; pasaba mucho tiempo con ella durante los ensayos de las obras de teatro del instituto. Jamie y Rose no se vieron involucrados en el crimen y creo que eso hizo que se unieran más. Se hicieron íntimos y hablan continuamente. Probablemente ella sea su única amiga de verdad ahora mismo. Aunque, si te soy sincera, creo que Jamie la ve de forma distinta a como ella lo ve a él.

Bella: ¿A qué te refieres?

Lilly: Pues… Ay, Dios, Jamie se va a enfadar muchísimo por lo que voy a decir. Pero ya he aceptado que no hay nada extraoficial, así que… Conozco muy bien a mi hijo y nunca se le ha dado bien ocultar sus sentimientos. Siempre me he dado cuenta, por la forma en la que habla de ella, por cómo es capaz de meter a Rose en absolutamente todas las conversaciones…, de que está enamorado de ella. Colgadísimo. Hablan casi todos los días por teléfono y no paran de enviarse mensajes. Pero, claro, las cosas cambiaron cuando Rose se echó novio hace un par de meses. Creo que Jamie nunca ha pronunciado su nombre, pero se quedó destrozado. Un día lo encontré llorando en su habitación. Me dijo que le dolía el estómago, pero yo sabía qué pasaba en realidad. No era la primera vez que lo veía así. Sabía que le habían roto el corazón, y que probablemente hubiera sido Rose.

Bella: ¿Cuánto hace de esto?

Lilly: Creo que fue a principios de marzo. Pasaron un par de semanas hablando mucho menos, creo. Pero ahora ya vuelven a ser amigos. De hecho, Jamie está continuamente con el teléfono, mandando mensajes, y debe de ser a ella, porque siempre se aparta para que no podamos verlo. También lo escucho muchas noches, tarde, hablando por teléfono. Y, por el tono de su voz, sé que habla con Rose.

Bella: Vale, muchas gracias. Iré a hablar con ella lo antes posible. Harry me dijo que estaba preocupado por Jamie, porque esta vez lleva unas cuantas semanas comportándose de forma un tanto extraña. Distante e irascible. ¿Tú también te has dado cuenta?

Lilly: Sí. Hace un par de semanas que se comporta de una forma que no es propia de él. Se queda despierto hasta tarde, entra y sale constantemente, se le pegan las sábanas y casi llega tarde a trabajar. Se enfada mucho con su hermano cuando, por lo general, siempre se han llevado muy bien. Creo que, en parte, es por lo de Rose, pero también, como te he dicho antes, por sentirse abandonado y ver cómo toda la gente con la que fue al instituto y a la universidad comienzan sus carreras, empiezan a sentar cabeza con sus parejas, salen de casa de sus padres. Jamie está muy acomplejado. Me ha dicho en muchas ocasiones que siente que no vale para nada, que no es lo suficientemente bueno. También lo ha pasado mal por su peso en los últimos seis meses o así. Le dije que eso daba igual siempre y cuando estuviera sano y cómodo consigo mismo, pero… Bueno, ya sabes cómo funciona el mundo y cómo intentan avergonzar a cualquier persona de cierto tamaño. Creo que Jamie ha sido bastante infeliz las últimas semanas porque se compara con todo el mundo y siente que nunca los va a alcanzar. Pero yo sé que sí lo hará.

Bella: Lo siento, Lilly, no quiero preguntarte esto, pero… ¿lo ves capaz de hacerse daño a sí mismo?

Lilly: No. Desde luego que no. Jamie no me haría eso, ni a su familia. No se atrevería. No se trata de eso, Bella. Ha desaparecido. No está muerto. Y vamos a encontrarlo, esté donde esté.

Bella: Vale, lo siento. Vamos a seguir. Jamie desapareció ayer, viernes por la noche, pero ¿me puedes contar lo que hizo durante el día?

Lilly: Sí. Yo me desperté sobre las nueve. Los viernes no entro a trabajar hasta las once. James ya se había ido —su trabajo no queda cerca de casa— y Harry ya había salido para el instituto. Pero Jamie estaba aún durmiendo. Le avisé que iba a llegar tarde y salió de casa a eso de las nueve y veinte; dijo que pillaría algo para desayunar en la cafetería de camino. Y me fui. James salió antes del trabajo para llegar a tiempo al homenaje. Me mandó un mensaje sobre las cinco para decirme que ya estaba en casa. Poco después salí yo de trabajar y pasé por el supermercado, llegué a casa sobre las seis o seis y media. Me cambié rápido de ropa y los cuatro nos dirigimos al homenaje.

Bella: ¿Qué ropa llevaba Jamie aquella noche? No lo recuerdo.

Lilly: Unos jeans y su camisa favorita: una de color burdeos sin cuello. Como las que llevan en «Peaky Blinders», decía él siempre.

Bella: ¿Y qué zapatos?

Lilly: Unos tenis blancos.

Bella: ¿De qué marca?

Lilly: Puma, creo.

Bella: ¿Condujiste tú hasta el homenaje?

Lilly: Sí.

Bella: ¿Y Jamie se comportó de forma extraña en algún momento durante el acto?

Lilly: No, la verdad es que no. Estaba muy callado, pero me imagino que estaría pensando en Sid y Billy. Todos estábamos muy callados. Creo que prácticamente no hablamos nada en el coche de camino. Y cuando llegamos al pabellón, sobre las siete, Harry se fue a buscarlos a ustedes. Y Jamie también se fue, dijo que había quedado con Rose. Y esa fue la última vez que lo vi.

Bella: Yo lo vi después. Encontró a Rose y estuvo con ella y con Daphne. Y luego vino a hablar un segundo con Harry. A mí me dio la impresión de que estaba bien, en ambas ocasiones. Y luego, durante el homenaje, antes de que hablara el padre de Edward, Jamie pasó por detrás de mí, me empujó. Parecía distraído, incluso nervioso. No sé qué fue lo que vio como para cruzar a través de la multitud en mitad de la ceremonia. Pero tuvo que ser algo importante.

Lilly: ¿Cuándo fue eso?

Bella: Puede que sobre las ocho y diez.

Lilly: Entonces tú eres la última persona que lo vio.

Bella: Supongo que sí, de momento. ¿Sabes si tenía planes para después del homenaje?

Lilly: No, creo que pensaba irse a casa. Pero hoy Harry me ha dicho que Jamie había comentado que pretendía ir a ver a Rose o algo así.

Bella: Vale. Que me lo diga luego él. ¿Y qué hiciste tú después del homenaje?

Lilly: James y yo fuimos a cenar al pub con unos amigos: los Uley —los padres de Sam—, los Davis y los Morgan. Ya sabes, la señora Morgan y su marido. Lo habíamos planeado hacía mucho tiempo.

Bella: ¿Y a qué hora llegaron a casa?

Lilly: Llegamos por separado. Como conducía yo, no bebí, pero alguno de nuestros amigos, que se suponía que no debían beber, dijeron que necesitaban un trago después del homenaje. Así que me ofrecí a dejar a los Uley y a los Morgan en sus casas. Eso quería decir que nuestro coche iba lleno, así que a James no le importó volver a casa andando, no está muy lejos.

Bella: ¿A qué hora te fuiste tú del pub? ¿Fueron al King's Head?

Lilly: Sí. Creo que nos marchamos todos antes de las once. Estábamos muy cansados y no nos parecía adecuado quedarnos hasta muy tarde pasándolo bien después del homenaje. Los Uley viven en Prestwood, como ya sabes, pero los Morgan viven en Beaconsfield y, como dice James, me enrollo como una persiana, así que no llegué a casa hasta las doce y cuarto, por lo menos. Harry y James ya habían llegado, estaban en la cama. Pero Jamie no. Le envié un mensaje antes de irme a dormir. Te lo voy a leer: «Me voy a la cama, cielo; ¿tardarás mucho en llegar? Bss». Eso fue a las 00.36. Mira. Ni siquiera le llegó. No se ha enviado.

Bella: ¿Todavía no se ha enviado?

Lilly: No. Eso es malo, ¿verdad? Su teléfono sigue apagado y ya lo estaba antes de las 00.36… Algo, algo malo…

Bella: No te pongas en lo peor, por favor, Lilly. Vamos a dejarlo aquí.


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Asesinato para principiantes: TEMPORADA 2:

Entrevista con Harry

Bella: Grabando. Vas a tener que dejar de morderte las uñas, el micrófono lo recoge todo.

Harry: Perdón.

Bella: Quiero centrarme en un comentario que hiciste antes: que Jamie lleva unas semanas comportándose de forma extraña. Distante e irascible. ¿Puedes decirme ejemplos y fechas concretas?

Harry: Sí, lo intentaré. En realidad, lleva ocurriendo durante los últimos dos meses. El humor de Jamie se ha vuelto un poco errático. Estaba bien, era Jamie, normal, y, de pronto, a principios de marzo, empezó a estar muy triste y callado, no hablaba prácticamente con nadie. Estaba sombrío, como dice mamá.

Bella: Tu madre cree que a Jamie le afectó que Rose Parkinson consiguiera novio porque estaban muy unidos. ¿Habría explicado eso el cambio de humor de Jamie?

Harry: Puede ser, sí. Además, es probable que encaje en el tiempo. Estuvo así un par de semanas y, de repente, volvió a estar bien otra vez, sonriente y haciendo bromas. Y se pasaba mucho tiempo enganchado al teléfono. Tenemos una norma: nada de celulares cuando vemos Netflix; si no, mamá se mete en Facebook y tenemos que andar dándole hacia atrás cada vez que se pierde algo. Pero me di cuenta de que Jamie no soltaba el suyo. Y no era solo para leer Reddit. Escribía, hablaba con alguien.

Bella: ¿Y durante este periodo estaba de buen humor?

Harry: Sí, totalmente. Estuvo de muy buen humor como una semana y media o así: parlanchín, sonriente. El Jamie de siempre. Y luego volvió a cambiar otra vez, de repente. Me acuerdo del día exacto, porque fuimos todos a ver la nueva película de Tomb Raider, el 30 de marzo. Antes de irnos, Jamie salió de su habitación y nos dijo que no venía. Por su voz, noté que estaba haciendo un esfuerzo por no llorar. Pero mi padre le dijo que tenía que venir porque ya había comprado las entradas. Empezaron a discutir un poco y al final terminó viniendo. Me senté a su lado y lo vi llorar durante la película. Pensaba que no nos enterábamos porque estaba oscuro.

Bella: ¿Sabes por qué estaba tan triste?

Harry: No tengo ni idea. Pasó así varios días. Se encerraba en su habitación nada más llegar de trabajar. Una noche le pregunté si estaba bien y me dijo: «Sí», sin más, aunque los dos sabíamos que no era verdad. Jamie y yo siempre nos lo hemos contado todo. Absolutamente todo. Hasta hace poco. No sé qué nos hapasado.

Bella: ¿Y después de esos días?

Harry: Luego volvió otra vez a la normalidad, más o menos. Parecía contento. No del todo, pero sí más que antes. Y siempre con el teléfono. Quería que volviéramos a estar unidos como antes, a bromear como siempre habíamos hecho, así que un día, cuando estaba escribiendo algo en el móvil, hace unas semanas, pasé por delante de él, se lo quité de las manos y le pregunté con quién se estaba escribiendo. Era simplemente una broma, como siempre me hacía él a mí. Pero no se lo tomó bien. Explotó. Me empujó contra la pared hasta que solté el teléfono. No pensaba mirar a quién estaba escribiendo, era solo una broma. Pero cuando me sujetó contra la pared de esa forma… No parecía mi hermano. Luego me pidió disculpas y dijo algo de su intimidad, pero fue… no sé, algo no iba bien. Y lo he escuchado quedarse hasta muy tarde hablando por teléfono. De hecho, prácticamente todas las noches de los últimos quince días o así. Y, la semana pasada, lo escuché un par de veces salir de su habitación cuando mamá y papá ya se habían acostado. No sé dónde va. Eso lo hizo la noche de su cumpleaños. Lo escuché salir antes de las doce. Esperé, atento. Volvió a eso de las dos y, cuando se lo mencioné a la mañana siguiente, me dijo que me lo habría imaginado. Y esta semana, el lunes, me desperté como a las tres de la mañana y estoy bastante seguro de que fue porque lo escuché entrar.

Bella: Entiendo.

Harry: Pero no es algo normal en Jamie. Tú lo conoces, Bella. Suele ser una persona muy fácil de tratar, muy relajado. Y ahora tiene muchos cambios de humor. Guarda secretos, se escapa de casa. Se enfada. Le pasa algo, lo sé. Mi madre te ha enseñado el mensaje, ¿no? Se lo mandó anoche a las doce y todavía no se ha enviado. Su teléfono está apagado desde antes. O roto.

Bella: ¿O sin batería?

Harry: No. Tenía la carga prácticamente entera. Lo sé porque, en el coche, le pregunté a Jamie qué hora era y me enseñó la pantalla. Tenía la batería al ochenta y ocho por ciento o algo así. Es un móvil bastante nuevo, no se le acaba la batería tan rápido. ¿Y por qué lo iba a apagar estando por ahí? No tiene sentido.

Bella: Que el mensaje no se haya enviado es digno de tener en cuenta, la verdad.

Harry: ¿Qué crees que puede ser?

Bella: No puedo hacer ninguna hipótesis hasta que no tenga más información.

Harry: Quiere decir que está metido en problemas, ¿a que sí? Lo que pasa es que no me lo quieres decir. Alguien le ha hecho daño. ¿O lo ha raptado?

Bella: Harry, todavía no lo sabemos. No descarto nada, pero no podemos llegar a conclusiones sin tener ninguna prueba, no se hace así. Vamos a pasar a lo que ocurrió ayer. ¿Puedes contarme qué hiciste durante el día y tus interacciones con Jamie? ¿Algo destacable?

Harry: Em.

Bella: ¿Qué?

Harry: Hay una cosa…

Bella: ¿Harry?

Harry: No se lo vas a decir a mi madre, ¿verdad?

Bella: ¿Recuerdas lo que me has pedido? Esto lo van a escuchar cientos de miles de personas. Tu madre también, así que, sea lo que sea, me lo tienes que contar a mí y luego a ella.

Harry: Mierda. Tienes razón. Es que… A ver. Jamie y mi madre se llevan muy bien. Desde siempre. Podría decirse que es un niño de mamá; conectan. Sin embargo, tiene una relación complicada con nuestro padre. Me ha dicho más de una vez que pensaba que papá lo odiaba, que lo decepciona constantemente. No hablan de nada, simplemente dejan que se acumulen las cosas hasta que terminan explotando en una discusión. Y, cuando se disipa la incomodidad, vuelven a la rutina y empieza de nuevo el círculo. Pues… ayer tuvieron una de esas discusiones.

Bella: ¿Cuándo?

Harry: A las cinco y media, más o menos. Mamá estaba en el supermercado. Terminaron antes de que ella volviera, no se enteró de nada. Yo los escuché desde la escalera.

Bella: ¿Por qué discutían?

Harry: Por lo de siempre. Papá le dijo a Jamie que tenía que poner en orden sus ideas y enderezar su vida, que él y mamá no iban a estar ahí siempre para salvarlo. Jamie dijo que era lo que estaba intentando, que papá nunca se daba cuenta de eso porque daba por hecho que iba a fracasar hiciera lo que hiciese. No escuché toda la pelea, pero recuerdo que papá dijo algo como «No somos un banco, somos tus padres». No sé a qué venía eso, pero supongo que era porque papá cree que Jamie debería pagar alquiler por seguir viviendo aquí. Mamá piensa que es una ridiculez y se niega en redondo, pero papá está siempre con la cantinela de «¿Cómo va a aprender si no?». Lo último que se dijeron antes de que mamá volviera fue…

Bella: ¿Qué?

Harry: Papá dijo: «Estamos malgastando espacio contigo». Y Jamie le contestó: «Ya lo sé».

Bella: ¿Por eso iban todos tan callados de camino al homenaje? Tu madre se dio cuenta.

Harry: Sí. Dios, se va a enfadar muchísimo cuando se entere.

Bella: Tienes que decírselo esta noche, cuando me vaya.

Harry: Sí, supongo.

Bella: Bueno, volviendo a ayer. Llegaron al homenaje, tú te reuniste con tus amigos y Jamie se fue a buscar a Rose. Pero se acercó a ti en un momento dado. Cuando Theo y yo estábamos hablando de mis nuevos vecinos, Jamie te dijo algo.

Harry: Sí.

Bella: ¿Qué te dijo?

Harry: Me pidió disculpas. Dijo que sentía la discusión que había tenido con papá; sabe que odio sus peleas. Y luego me dijo que, después del homenaje, iba a ir a casa de Rose, que pasaría un rato con ella. Creo que pensó que era lo más apropiado, estar con alguien que conociera a Billy y a Sid. Pero dijo que dormiría en casa. Y, justo antes de marcharse, lo último que me dijo fue: «Nos vemos luego». No creo que me mintiera tan descaradamente si sabía que no iba a volver. Pero mamá y yo hemos llamado a Rose esta mañana y nos ha dicho que no vio a Jamie después del homenaje. No sabe dónde está.

Bella: ¿Y dónde fuiste después tú?

Harry: A Theo y a mí no nos apetecía ir a la fiesta destroyer con Sam y Leah, porque, total, ellos pasan de todo el mundo; así que nos fuimos a la casa nueva de Theo y… jugamos al Fortnite. Así que supongo que ahora todo el mundo sabe eso también. Y luego Theo me trajo a casa.

Bella: ¿A qué hora?

Harry: Salimos de allí poco después de las once y media, así que me imagino que llegaría a la mía a eso de las doce. Estaba muy cansado, me fui directo a la cama, ni siquiera me lavé los dientes. Y Jamie no llegó. Estaba dormido, me fui a la cama sin pensar en él. Es increíble cómo damos las cosas por hecho. Qué idiota. Pensé que volvería. Tenía que volver a casa. Y ahora está…