Notas Iniciales: He leído y visto comic's de esta parafilia muy seguido pero es la primera vez que la escribo.


Somnofilia.


Despertó en una habitación desconocida, así que se removió e incorporó con la esperanza de recordar lo que había sucedido antes de que el sueño le venciera, entonces poco a poco comenzara a disiparse, ofreciéndole vistas del escenario que reconocería sino hubiese vuelto recién a la consciencia. Aturdido bostezó un poco, se restregó los ojos y trató de respirar con normalidad hasta que notó que alguien dormía a su lado en la cama. Pudo asustarse por la inesperada presencia pero su compañero siempre se las había arreglado para verse bien incluso mientras dormía, por ello fue que Kokonoi alimentó el gusto de contemplarlo en estos momentos tan frágiles hasta que Seishu lo descubría y debía reprenderlo por espeluznante. De pronto notó que hacía frío; ese detalle fue suficiente para que todas sus dudas fueran resueltas enseguida.

—Ah, ya recuerdo —se dijo Hajime a sí mismo con diversión.

Su comandante acababa de ser vencido por el comandante de la ToMan, y a los demás miembros de Black Dragons les había dado una buena paliza el subcomandante de dicha pandilla. Viéndose vencidos y sin otro objetivo en mente por el momento, es que Seishu había desechado acompañar a Taiju en su estupefacción caminando sin rumbo aparente lejos de la iglesia, y Kokonoi no perdió tiempo en seguirlo. Pasaron una noche agradable tratando de decidir lo que sucedería con ellos en el futuro hasta que se llegó la hora de dormir, por eso es que se encontraban en esta situación, durmiendo a lado del hombre que le quitaba el aliento (a veces para Kokonoi era literalmente). Sonrió satisfecho y se inclinó hacia el otro para depositarle un beso en la mejilla, no inmutando para nada al rubio que siquiera suspiró entre sueños. Sentir su calor tan cerca, a su disposición y sin negativas explicitas a sus osadías, hizo que Kokonoi sintiera a su piel calentarse.

—Inopi —le llamó agitándolo del hombro con la esperanza de despertarlo antes de que cometiera una locura. Sin embargo, lo único que Inui hizo fue gemir y reacomodarse sobre su lado de la cama para continuar descansando, dándole la espalda. Hajime sonrió con malicia—. Así que te importa una mierda, ¿eh? —Se aproximó un poco más al rostro, repartiendo besos en su mejilla y sien, ayudándose con sus dedos para apartar cualquier cabello que intentase estorbarle mientras dejaba desbordar su respiración cada vez más agitada en el oído a su alcance—. Si no te despiertas ahora, te violaré aquí mismo, Inopi.

Sin respuesta, Kokonoi se tomó la libertad de deslizar sus manos debajo de la ropa holgada que su pareja acostumbraba usar para dormir, haciendo a un lado la cobija lo suficiente para poseer más espacio con el cual moverse y tener mejor acceso a esa suave piel que lo enloquecía. Su corazón latía con fuerza bajo su pecho en este punto, causándole risa, pues había una caótica cantidad de emoción por tocar a Seishu de esta manera sin su consentimiento, razón por la que cada vez estaba menos alerta a las reacciones del rubio, más enfocado en su propio placer, como si intimase con un muñeco en lugar de una persona. Kokonoi empezó a masturbarse con una mano sin dejar de recorrer el cuerpo de Inui con la otra hasta que encontró el camino para sostener su miembro flácido. La idea de transmitir estas sensaciones físicas a su sueño motivándolo a continuar.

—Inopi, ¿no quieres entregarte a mí ahora? —susurró contra su oreja, provocando con ello instintivos estremecimientos en su indefenso receptor—. Sabes que puedo hacerte sentir muy bien… si tan sólo derrumbaras todas tus barreras y me dejaras hacer todo el trabajo a mí.

La respiración de Inui pareció volverse pesada. Hajime percibió que su pene despertaba lentamente gracias a sus hábiles dedos, seguramente estaba comenzando a tener algún sueño húmedo; Kokonoi esperaba ser uno de los principales protagonistas o al menos estar involucrado en el escenario de modo que pueda influir en el libido de Seishu. Besó su cuello de arriba abajo, de izquierda a derecha, desviando su atención a su fortificado pecho donde lamió sus pezones y continuó con sus discretos pectorales, todo sin dejar de masturbarlo con dureza. Un gemido de sorpresa alertó a Hajime pero estaba tan abstraído en su actividad que no le importó que su amante se hubiese despertado al fin. Ni siquiera entró en pánico cuando sintió la severidad con la que le sujetaron los cabellos, pues cuando lo comenzó a felar comprobó podría derretir sus fuerzas, que seguro el rubio planeó usar para hacerlo recibir un merecido castigo.

— ¡Koko! ¡Bastardo! —jadeó Inui mientras se retorcía inerme contra la almohada.

—Dámelo, Inopi. Seré un buen chico y me lo beberé todo —respondió antes de continuar con su trabajo oral.

Incapaz de huir contra el placer que se acumuló a punto de estallar, Seishu derramó todo su semen en la boca de su asaltante, el cual tragó lo más que pudo sin dejar escapar la menor cantidad, salvo por una gota que se deslizó hasta su barbilla. Terminada su tarea, Hajime se levantó de la cama con una sonrisa engreída adornándole el rostro, haciendo a su víctima rabiar por su desvergüenza, aunque el cansancio de tan intenso orgasmo no le permitió levantarse enseguida, lo único que pudo hacer fue mantener su mirada fija en la figura de Kokonoi, quien adivinando lo que le esperaba no perdió tiempo en irse a encerrar en el baño contiguo. Con un poco de suerte no estaría muerto para una segunda ronda la noche siguiente.