Una mujer de 52 años estaba sentada en la mesa de un bar. La mujer, con el cabello de color rosa claro, esperaba a otra mujer, la cual llegó no mucho más tarde que ella.
–Buenas tardes, Chinatsu. – Dijo la otra mujer al llegar.
–Buenas tardes, Akari. – Respondió Chinatsu.
Akari también se sentó.
–¿Llevas mucho rato esperando?
–No, tranquila. – Negó Chinatsu con la cabeza. – He llegado hace unos minutos. Siento haber quedado precisamente hoy, pero es que mi trabajo no me deja tiempo libre.
–Tranquila, aún tengo algo de tiempo. – Dijo Akari con una sonrisa.
La camarera llegó y ambas mujeres pidieron. Después siguieron hablando durante un rato, sobre trivialidades. Tras unos minutos, Akari decidió preguntar sobre un tema en concreto.
–Por cierto, ¿cómo va todo con Natsumi?
–Exactamente igual que la última vez que me preguntaste. – Dijo sin mucho interés.
–¿Aún no te le has declarado?
–Ni lo pienso hacer.
Akari se mostró algo triste.
–Pero Chinatsu, a ella le gustas.
–Pero es que a mí no me gusta ella. ¿Cuántas veces tengo que decírtelo? – Dijo calmada pero algo molesta.
Akari seguía algo triste.
–Pero es una chica muy buena y amable… ¿Por qué no le das una oportunidad?
–¿Acaso ya has olvidado lo que pasó con Hikari? – Dijo de la misma forma.
Akari, igual de triste, no respondió. Casi 20 años antes, Akari le había presentado a Chinatsu una compañera de trabajo suya, llamada Hikari, a la que al principio le gustaba Akari. Cuando vio que Akari ya tenía pareja se entristeció un poco, y poco más tarde Akari decidió presentarle a Chinatsu, pensando que podrían hacer buena pareja. Tras unos meses conociéndose, Hikari y Chinatsu empezaron a salir, y la primera era cada vez más feliz con la segunda. Sin embargo, Chinatsu en ningún momento llegó a sentir nada por Hikari. Aceptó salir con ella por si con el tiempo conseguía enamorarse de ella, pero eso no pasó nunca, por lo que después de unos años sin conseguir sentir nada por ella, Chinatsu decidió decirle la verdad a Hikari, que no sentía nada por ella, destrozando a la chica, y haciendo muy incómoda también la relación de esta con Akari, ya que había sido ella precisamente quien le presentó a Chinatsu. Cuando Akari y Yui se casaron, Chinatsu y Hikari ya lo habían dejado. Cuando Akari le dijo a Chinatsu "Te lo digo de corazón, espero que puedas encontrar otra persona con la que ser feliz. De verdad." se lo dijo después de su fracaso amoroso con Hikari.
–Yo os quiero a ti y a Yui… – Dijo bajando la mirada y algo triste.
–Chinatsu… – Akari se sentía triste por su amiga, y también bajó la mirada. – Tal vez debería haberte hecho caso y cortar con Yui… – Eso llamó la atención de Chinatsu, que volvió a levantar la mirada. – Con 13 años ya estabas enamorada de ella. Que tras casi 40 años, sabiendo incluso que tiene pareja sigas enamorada de ella… Eso es amor verdadero. No puedo imaginar un amor más real que este, que se mantenga intacto durante tanto tiempo aun sabiendo que no puede ser correspondido. Lo tuyo sí que es amor verdadero, en cambio mi amor por Yui fue provocado de forma artificial. Yo quise voluntariamente enamorarme de ella. Si no hubiera puesto de mi parte no habría pasado. Mi amor por ella no es verdadero… Debí haberte hecho caso y cortar con ella y ser pareja de Sakurako o Chitose…
–¡No digas estupideces, Akari! – Exclamó Chinatsu, sorprendiendo a Akari. – ¡Por supuesto que tu amor por Yui es real!
–Pe-Pero…
–La amas, ¿verdad? – Akari asintió. – Entonces es real. ¿Qué más da que no surgiera de forma natural? El amor que sientes por ella es real, no dudes nunca de eso. De otra forma no habríais aguantado 40 años juntas siendo felices.
Akari esbozó una sonrisa.
–Chinatsu…
–Que yo siga amando a Yui no hace que tu amor sea menos real que el mío. Evidentemente me hubiera gustado que las cosas fueran de otra forma, pero no se puede cambiar el pasado, así que no sirve de nada seguir preocupándose por eso.
Chinatsu decía eso, pero en realidad ella era la primera a quien le costaba aceptarlo. La alarma del reloj de pulsera de Akari sonó. Esta lo paró.
–Debo irme ya, Chinatsu. – Dijo Akari pagando su parte y levantándose.
Esta le mostró una sonrisa, aunque por dentro seguía triste.
–Que te lo pases bien, Akari.
–Gracias. Nos vemos, Chinatsu.
Chinatsu se despidió de Akari con la mano. Una vez esta estuvo fuera, Chinatsu borró su sonrisa, ya que ya no había necesidad de seguir fingiendo felicidad cuando en realidad estaba triste.
Akari fue andando hasta el lugar donde tenía que ir, no muy lejos de allí. Cerca de ella había varios padres y madres, todos más jóvenes que ella, y algún abuelo o abuela. Tras pocos minutos llegó un autobús escolar. Se abrieron las puertas de este y se escuchó a la profesora hablar.
–Bien, id saliendo por orden de lista.
La profesora empezó a decir los nombres de los alumnos. Tras salir unos cuantos, salió una chica de 8 años, que se lanzó directamente a los brazos de Akari con una sonrisa.
–¡Ya he vuelto, mamá Akari!
–Bienvenida de vuelta, Ai.
Madre e hija se tomaron de la mano y empezaron a ir hacia casa.
Seguramente os estaréis preguntando cómo han podido Yui y Akari tener una hija. Para explicarlo tenemos que retroceder algunos años.
Después de su casamiento, aunque Ayano ganó apoyos en las siguientes elecciones, siguió siendo tercera fuerza, por detrás del partido de extrema derecha Partido de la Realización de la Felicidad, y del Partido Liberal Democrático, del mismo primer ministro que el anterior, aunque ahora era un nuevo candidato. Los años iban pasando y ninguna de las chicas podía tener hijos (ni ninguna pareja homosexual) y Ayano empezaba a preocuparse de que si tardaba mucho más en conseguirlo tal vez ya no estarían a tiempo de hacerlo.
Sin embargo, un cúmulo de escándalos que se fueron sucediendo uno tras otro, causó que en las siguientes elecciones el Partido de la Realización de la Felicidad se hundiera, perdiendo más de la mitad de los votos y quedando quinta fuerza en la Cámara de Representantes, mientras que el Partido Feminista subió aún más, quedando por primera vez como segunda fuerza, y a menos de 2 puntos de diferencia del Partido Liberal Democrático, que volvió a ganar las elecciones, pero perdiendo varios cientos de miles de votos, y los resultados hacían obligatorio pactar con Ayano para formar gobierno. Daba igual qué combinación se hiciese, ella era necesaria sí o sí si el primer ministro no quería pactar con la extrema derecha, lo que muy probablemente hubiera hundido su partido en las próximas elecciones. Ayano exigió que para darle su apoyo debía permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo y permitir que las parejas homosexuales pudieran tener hijos, fueran adoptados o por inseminación artificial. Tras varias semanas de negociaciones, al final acordaron hacer un referéndum vinculante sobre eso.
La participación fue bastante alta para los estándares japoneses, ya que tanto los partidarios del matrimonio homosexual y que las parejas homosexuales pudieran tener hijos como los detractores de esto hicieron una llamada a votar para no perder. Al final, por menos de 3 puntos porcentuales de diferencia ganó la opción de permitir el matrimonio homosexual y que las parejas homosexuales pudieran tener hijos. Varias de las chicas hasta lloraron de alegría, en especial Akari y Yui. Por fin lo habían conseguido. Finalmente, después de tanto tiempo podrían casarse "de verdad" y tener hijos.
Como Akari tenía ya 44 años y Yui 45, decidieron que lo primero debía ser hacer la inseminación artificial, ya que si pasaba más tiempo podrían quedar estériles, o simplemente verse demasiado mayores para tener una hija. También hubieran podido adoptar una niña que ya tuviese unos cuantos años, cierto, pero Akari quería pasar por todo el proceso del embarazo desde cero, llevando a su hija dentro de sí. Ya después de eso podrían planear la fecha para un casamiento "real", aunque eso sería solo para hacerlo oficial, ya que para ellas ya llevaban casadas 7 años.
Por otra parte, unos años más tarde, Ayano consiguió incluso cambiar la Constitución, con la ayuda de otros partidos, para que los hombres no tuvieran preferencia en la línea de sucesión del Trono del Crisantemo, permitiendo que pudiera haber mujeres emperatrices.
En las siguientes elecciones, por primera vez en la historia, el Partido Feminista ganó las elecciones, y el Partido Liberal Democrático quedó segundo. Sin embargo, el primer ministro pudo seguir en el cargo debido a que pactó con otros partidos, e incluso el Partido de la Realización de la Felicidad, que ahora era sexta fuerza y tenía pocos escaños, les dio sus votos gratis solo para impedir que Ayano fuera primera ministra. Mal negocio, pues mucha gente vio como si el Partido Liberal Democrático hubiera pactado con la extrema derecha, aunque estrictamente no fue así ya que Partido de la Realización de la Felicidad le había dado sus votos a cambio de nada. Pero la ciudadanía no lo percibió así, por lo que en las siguientes elecciones Partido Liberal Democrático cayó hasta la tercera posición, marcando un antes y un después en la historia política de Japón, pues nunca antes el Partido Liberal Democrático había quedado en tercera posición desde su fundación en 1955. Aquellos resultados hicieron que el primer ministro en funciones no tuviera suficientes apoyos para repetir en el cargo, y por primera vez en la historia de Japón, una mujer fue investida primera ministra; Sugiura Ayano.
Aquello salió en las noticias de casi todo el mundo, y todas sus amigas y pareja estaban increíblemente felices por ello, aunque ahora tanto ella como Yui tenían menos tiempo para estar con sus parejas debido a las obligaciones del cargo. Sin embargo, aprovechaban cada momento que podían pasar juntas, para que así, aunque no fuera mucho tiempo, fuera de calidad.
Y así llegamos al momento actual.
Akari iba con su hija tomada de la mano mientras volvían a su casa.
–¿Qué te ha parecido la excursión?
–¡Me lo he pasado genial! – Respondió Ai con una sonrisa.
Ai era igual de alegre y adorable que Akari a su edad, y si bien también llevaba dos moños, uno a cada lado de la cabeza, como Akari de pequeña, a diferencia de ella no tenía el pelo rosa, sino de color azul-muy-oscuro-casi-negro.
Ai significa amor en japonés, así que tanto Akari como Yui decidieron ponerle ese nombre a su hija, simbolizando que ella representaba el amor entre las dos, ya que ella era el resultado del amor entre Yui y Akari. Además, A era la primera letra del nombre de Akari, e I la última de Yui, por lo que también era como una mezcla de los dos nombres.
–Mamá Akari, una pregunta.
–Dime. – Dijo Akari mirándola con una sonrisa.
–¿Cómo he podido nacer si no tengo padre?
Aquella pregunta tomó completamente por sorpresa a Akari.
–¿Eh? – Fue lo único que fue capaz de decir.
–Un chico de mi clase me ha dicho que para nacer hacen falta espermatozoides de un hombre y un óvulo de una mujer. Pero yo no tengo padre. ¿Cómo he podido nacer? – Mientras Akari estaba procesando aquello, Ai continuó. – ¿Mamá Yui tiene espermatozoides?
–N-No… No tiene… – Dijo Akari aún procesando lo que le dijo su hija.
–¿Entonces cómo es posible?
Akari estaba sorprendida. Sabía que un día iba a tener de hablar de eso con Ai, pero no esperaba que fuera tan pronto.
–¿Mamá Akari?
Akari intentó explicarle aquello a su hija.
–Verás… Es cierto, que biológicamente hacen falta un hombre y una mujer para tener hijos. Si bien hay familias con dos padres o dos madres, para tener un hijo siempre es necesario que un espermatozoide entre en un óvulo, sea a través de sexo o por inseminación artificial, es decir, que se introduzca por medio de un médico un espermatozoide en el óvulo de una mujer.
–¿Eso fue lo que hicisteis conmigo?
Akari asintió.
–Fuimos a buscar un donante de esperma con un código genético parecido al de mamá Yui, y me lo introdujeron dentro de mí.
Ai escuchaba aquello con bastante atención.
–Entonces, ¿tengo un padre desconocido?
Aquello incomodó un poco a Akari.
–Bueno, biológicamente hablando, se podría decir que sí. Yo sería tu madre y tu padre sería el donante de esperma.
–¿Entonces mamá Yui no es mi verdadera madre?
Aquello hizo perder la razón a Akari. Visiblemente enfadada se detuvo de golpe y levantó la mano con la intención de darle una fuerte bofetada a su hija.
–¡No vuelvas a decir esto nunca más!
–¡Ah!
Ai, asustada, puso sus manos delante de su cara para taparse. Sin embargo, antes de pegarle, la propia Akari se detuvo, asustándose al ver lo que estuvo a punto de hacer. Lentamente bajó su mano y se agachó para estar a la altura de su hija.
–Ai… Lo siento… No quería pegarte… Ai, mírame, por favor… – La chica, con algo de miedo, se quitó las manos de delante la cara y miró a su madre, la cual se veía bastante triste. – Perdóname, no he debido reaccionar así. Pero es que esto que has dicho… Me ha dolido muchísimo. – A Akari le costaba un poco hablar simplemente recordando lo que había dicho su hija. – Mamá Yui es tu madre, no importa que ella no te haya llevado dentro ni haya aportado su material genético para que nacieras. Ella te ha estado cuidando cada día desde que naciste, igual que yo. Ella te ha dado de comer, te ha bañado, te ha comprado ropa, te ha cuidado cuando estabas enferma… Eso no lo ha hecho ningún hombre, por más que uno nos diera el material genético para que pudieras nacer. Eso lo hemos hecho mamá Yui y yo. Y las dos te queremos más de lo que puedas imaginar. Eso es lo que hace de verdad a las familias, no el material genético. Ambas somos tus verdaderas madres, así que… No vuelvas a decir nunca más que mamá Yui no es tu madre, ¿de acuerdo? – Dijo con tono calmado pero seria.
Ai, aún un poco asustada, asintió. Akari le dedicó una tierna sonrisa a su hija.
–Ai, ¿quieres un helado?
Ai sonrió de inmediato.
–¡Sí!
–Bien, vayamos a por él, pues.
Ai asintió con una sonrisa y ambas se tomaron de nuevo de la mano para retomar su camino a casa, parando en la primera heladería que encontraran de camino a esta. Akari sabía que la mejor forma de animar a Ai era con un helado. No importa si estaba triste o molesta (aunque casi nunca se molestaba) un helado siempre le animaba, como si le hiciera olvidarse de lo que la había entristecido o molestado.
Pocas horas después de llegar Akari y Ai a casa, llegó Yui, que no pudo ir a recoger a Ai por estar trabajando en el gobierno.
–Ya he llegado. – Dijo Yui al entrar.
Ai fue corriendo hacia ella.
–¡Bienvenida a casa, mamá Yui!
–Vaya, Ai, ¿quieres decir que no has crecido? – Bromeó Yui.
–Eso es imposible, solo he estado fuera tres días. – Dijo Ai sin dejar de sonreír.
Yui agarró a Ai por sorpresa y la levantó.
–Tres días sin ti es una eternidad. Estoy descargada. Dame un abrazo para recuperar fuerzas. – Yui acercó a Ai para pegarla a su cuerpo, y esta abrazó fuertemente a Yui. – Recargando… Recargando… Recargando… Carga completa.
Yui dejó a Ai en el suelo, estando las dos muy felices, así como Akari, que miraba aquello con una sonrisa. Esta se acercó a Yui y le dio un suave beso en los labios.
–Bienvenida a casa, Yui.
–Buenas tardes, Akari. – Yui se pasó una mano por la frente. – Fua… Estoy muy sudada…
–¿Quieres que nos bañemos las tres juntas? – Propuso Akari.
–¡Yay! ¡Un baño con mis mamás! – Exclamó feliz Ai, haciendo que Akari y Yui sonrieran.
Las tres se bañaron juntas, y después cenaron. Finalmente, ambas madres acostaron a su hija en la cama. Una a cada lado de Ai, le dieron cada una un beso en una mejilla.
–Buenas noches, Ai. – Le desearon sus madres.
–Buenas noches, mamá Yui. – Dijo dándole un beso en la mejilla a Yui. – Buenas noches, mamá Akari. – Dijo ahora dándole un beso a Akari.
Akari apagó la luz y ella y Yui salieron de la habitación de Ai, volviendo al comedor, donde se sentaron en el sofá, una al lado de otra.
–Aaah… Estoy agotada… – Suspiró Yui.
–Estar en el gobierno es agotador, ¿verdad?
–Y que lo digas. – Dijo Yui. – A veces he pensado en dejarlo.
–¿Y por qué no lo haces? Con tu currículum serías capaz de encontrar otro trabajo muy fácilmente.
–Lo sé, pero no puedo hacerlo. Sería una falta de respeto a la gente que nos ha votado. Todos ellos confían en nosotras para mejorar la vida de la gente de este país. Además, Ayano está mucho más ocupada que yo, y ahí está, dándolo todo. ¿Qué imagen daría yo si digo que lo dejo por mucho trabajo cuando ella tiene mucho más que yo?
–Ya… Pero así no podemos pasar mucho tiempo juntas.
Yui sonrió y tomó a Akari de la mejilla.
–Entonces aprovechemos el que tenemos.
Yui besó a Akari y después la tomó por la cintura y la puso encima de ella. Yui y Akari empezaron a usar sus lenguas, metiéndola en la boca de la otra, para disfrutar aún más de ese beso. En un momento, Yui metió su mano derecha dentro de las bragas de Akari, y empezó a frotar.
–Ah… ¿Y-Yui? ¿Qué haces?
–¿En serio lo preguntas? – Dijo Yui algo pícara.
–N-No podemos…
–¿Por qué no? – Preguntó Yui sin detenerse, mientras besaba y lamía el cuello de Akari. – Pasamos poco tiempo juntas, así que debemos aprovechar el que tenemos.
–Lo sé, pero… Ai está cerca… Podría oírnos…
–Entonces no hagas ruido.
Yui siguió estimulando a Akari mientras seguía besándola y lamiéndola, haciendo que la pelirrosa se tapara la boca con su mano para silenciar sus gemidos, haciendo unos sonidos muy lindos que hacían excitar aún más a Yui.
Ai, en su cama, se despertó para ir al baño. La chica se levantó de la cama y bastante soñolienta empezó a ir hacia el baño. Cuando pasó cerca del comedor, que tenía la puerta semiabierta, escuchó a Akari respirar por la boca, primero rápido, pero cada vez más lentamente. Extrañada, miró por la parte de la puerta que estaba abierta, viendo a Akari sentada encima de Yui, de cara a esta.
–Jooo… Yui, eres mala. ¿Y si Ai nos hubiera oído?
–Lo siento, pero es que eres tan guapa que no he podido contenerme.
Akari se sonrojó un poco y sonrió.
–Tonta… Si lo dices así no tengo otra opción que perdonarte.
Ambas mujeres se besaron de nuevo, esta vez sin lengua, solo moviendo sus labios. Akari tumbó suavemente a Yui en el sofá, estirándose Akari encima de ella, besándose de nuevo, las dos con los ojos cerrados, para disfrutarlo más.
–Ahora voy a hacerte yo sentir bien a ti. – Dijo tiernamente Akari, siguiendo besando a su amada, mientras con su mano izquierda le acariciaba la mejilla y el pelo y llevó la derecha a su entrepierna para empezar a frotarla.
Ai sonrió tiernamente y decidió dejar a sus madres solas para darles intimidad. Ver que sus madres se amaban de esa forma la hacía muy feliz, y esperaba que pudieran seguir amándose de esa manera por siempre.
–Te quiero, Yui.
–Te quiero, Akari.
Fin
